El sitio de Raúl Trejo Delarbre

Chiapas

La comunicación
enmascarada

 

 

Raúl Trejo Delarbre

 
 
 
 
   

Capítulo II- GUERRA EN CHIAPAS, SORPRESA EN LOS MEDIOS

 

Del 1 al 12 de enero de 1994

 

 

 


El año nuevo, recién nacido, apenas balbuceaba cuando, cerca de la una de la mañana del primero de enero, una amiga tocó la puerta de la familia Avendaño en San Cristóbal. "¡Están entrando unos hombres armados por el barrio de San Ramón!", le dijeron a Amado Avendaño Figueroa, director de Tiempo, el único diario de la localidad. Allí comenzó la historia, al menos para los medios de comunicación, en torno al conflicto en Chiapas. Centenares de periodistas de todo el mundo llegarían, algunos con sorprendente rapidez, hasta la apartada San Cristóbal. Las modestas oficinas de Tiempo, un diario cuyo tiraje habitual es de 600 ejemplares, estarían repletas de enviados y corresponsales.

Una vez comprobado el alzamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, la primera reacción del periodista y abogado fue informar a quienes encabezan a las dos corporaciones de vieja presencia en el lugar: el ejército y la iglesia. Se comunicó con el general Gastón Menchaca de la 31 zona militar, quien no se mostró sorprendido por la noticia y luego con el obispo Samuel Ruiz, que ya estaba en cónclave con otros sacerdotes dominicos. La coeditora de Tiempo, Concepción Villafuerte, una vez cumplidas las formalidades para verificar la noticia, tuvo un reflejo más periodístico y comenzó a telefonear a las redacciones de la ciudad de México.

El adormecimiento por la nochevieja todavía no se disipaba y no había reporteros de guardia, sobre todo porque en la capital del país los diarios no circulan el primero de enero. Villafuerte envió faxes a donde pudo, dando noticia de la rebelión y transmitiendo el primer Manifiesto del EZLN. (Todos estos datos, de acuerdo con la nota publicada en Proceso núm. 808, del 17 de enero). De esa manera los primeros periodistas en saber del asunto se convertían, sintomáticamente, en oportunos propagandistas de las proclamas del Ejército Zapatista. Aun no amanecía, cuando los editores de Tiempo ya habían transmitido la información que conmocionaría en México y el mundo.


 

 

Primicia disputada, pero sorpresiva al fin

A las 11.30 de la mañana del primero de enero, el servicio Eco, de Televisa, presentaba una llamada telefónica de Juan Sebastián Solís, desde la redacción en la ciudad de México:

"Las presidencias municipales de Ocosingo, San Cristóbal de las Casas y Las Margaritas, en el estado mexicano de Chiapas, fueron tomadas este sábado por grupos de indígenas al parecer agrupados en el llamado Ejército Zapatista de Liberación Nacional. De acuerdo con versiones recibidas en la Dirección de Información de Televisa, desde las 11 de la noche de este 31 de diciembre, grupos de aproximadamente 400 indígenas ataviados con ropa de color militar llegaron a las poblaciones de San Cristóbal, Las Margaritas y Ocosingo. En los tres sitios tomaron con violencia las presidencias municipales. Hubo incendios y quema de archivos en agentas del Ministerio Público así como varias instalaciones de los gobiernos municipales".

El reportero citaba informaciones del director del periódico La Noticia de San Cristóbal, Francisco Flores Estrada, que relataba el contenido de la Declaración de Guerra que, poco antes, el EZLN había difundido por una estación de radio local. Añadía Solís: "Los líderes de este grupo se cubren el rostro con pasamontañas y portan armas de alto poder, así como machetes y palos en su mayoría. Se identifican entre sí con nombres claves del tipo Ovidio, Miriam y Uno. Hacen revisiones a los pocos vehículos que circulan por las calles de San Cristóbal y según versiones de los habitantes de la zona, han sobrevolado ya aeronaves del Ejército Mexicano en San Cristóbal de Las Casas..."

Se ha dicho que la de Televisa-Eco, fue la primera noticia sobre el levantamiento en Chiapas. De ello se ufanaron, con la machacona vanidad con que suelen recordar sus exclusivas, los noticieros de ese consorcio. Sin embargo luego, otra versión sostuvo que la primicia fue de Organización Radio-Centro. La estación de noticias continuas Formato 21, dio la información a las 8.30 de la mañana de aquél día primero, según aseguran conductores de esa empresa. [El 24 de enero Juan María Naveja, en Perfiles de la Noticia, de esa cadena, refutaba a Televisa ("ha dicho una gran mentira") por asegurar que fue en ella en donde se dio la primera información de la crisis armada en Chiapas. "Es una falsedad, lo que pasa es que como es un super aparato de la comunicación, piensan que ellos son los primeros en todo. Sin embargo los primeros que dimos la nota fuímos Organización Radio Centro: Noticentro y Formato 21 para ser exactos, porque éramos los únicos que trabajamos el primero de enero y los 365 días del año, las 24 horas del día... Por eso decir que el país se enteró a las 11 de la mañana de lo que en Chiapas ocurría, es una gran mentira... sólo buscan adornarse o venderse". En lo que no tenía razón el conductor Naveja, es en que su estación de radio es el único medio que transmite todo el día, todos los días, pues otras radiodifusoras y la propia cadena Eco de Televisa, también lo hacen].

En todo caso, la noticia del levantamiento armado en Chiapas no sería patrimonio de nadie. Ese acontecimiento corrió como reguero de asombros a partir de que comenzó a ser presentado en televisión. Y la primera nota en TV, como puede apreciarse en la descripción anterior, era bastante completa aunque fuese elaborada a distancia, sobre la ocupación de San Cristóbal y, hasta donde podía saberse, de otras dos cabeceras municipales. Había imprecisiones en el relato, como cuando no se especifica si hay un grupo de 400 indígenas en cada presidencia municipal tomada o si, entre todos, suman esa cantidad. Tampoco se mencionan las demandas iniciales del EZLN, aunque sí se indica que, en su Declaración inicial, "en contra del Ejército Federal Mexicano, piden un enfrentamiento en la zona serrana de Chiapas". La primera información televisiva sobre el levantamiento, contiene ya la descripción, aunque sea superficial, sobre la doble composición del EZ: líderes embozados tras el pasamontañas y que portan armas de alto poder, junto a indígenas sin máscara y pertrechados sólo con palos y machetes. También se manifiesta allí la actitud retadora, en un desplante de autoconfianza en su propia capacidad militar, que el EZLN sostenía, en el momento de su presentación, delante del Ejército Mexicano. Era, todavía, una guerra de palabras.

Media hora más tarde, Eco --que en México se veía entonces sólo a través de Cablevisión-- ofrece en una llamada telefónica del conductor Amador Narcia, el primer comunicado del gobierno de Chiapas ("Diversos grupos de campesinos chiapanecos que ascienden a un total de cerca de 200 individuos, en su mayoría monolingües..."). Cada hora, en el transcurso del día, se repiten las primeras informaciones.

Por un lado, se encuentran las noticias que Televisa rescata por teléfono desde San Cristóbal y que dan cuenta de un levantamiento armado muy extraño. Las transmisiones que los nuevos zapatistas hacen a través de estaciones de radio de las poblaciones ocupadas, sirven para tener algunas de las primeras referencias de ese grupo.

Por otro, está la version del gobierno chiapaneco, que infructuosamente trata de quitarle gravedad al asunto. Al comenzar la tarde, el conductor Rubén González Luengas sostenía en Radio Mil de la ciudad de México, esta conversación telefónica con la directora de Comunicación Social del gobierno de Chiapas:

"-Licenciada Ruiz Narváez, entonces usted nos dice que se trata de un grupo guerrillero de reciente creación que está declarando la guerra contra el Ejército Mexicano.

-Así es, se trata de un grupo que se llama EZLN, aunque tenemos también nuestras reservas de la identidad del grupo, ya que el acento que se oye a través de la emisora, no es un acento que se pudiera decir local, más bien parece de origen centroamericano...

-¿Podría hablarse del más cercano país que es Guatemala?

-Así es señor...

-¿Pero no hay ningú indicio al respecto?

-No, no podemos hacer una aseveración oficial..."

A las nueve de la noche, por el sistema Eco, se difunde la primera grabación en video de un dirigente del EZLN que, "cubierto con un pasamontañas, dio a conocer las causas que motivaron el levantamiento de este grupo". El dirigente, enmascarado, explica, en una declaración entrecortada: "Nosotros decidimos hacer un movimiento que valga la pena y que se vea la necesidad del pueblo que tiene que tomar otra línea para que... a ver si así se les hace caso". Más adelante se presenta a otra persona, el que luego sería celebérrimo subcomandante Marcos pero a quien en esa primera aparición ante las cámaras se identifica sólo como "otro, que dijo que quiere que el gobierno resuelva sus demandas". Marcos, dice entonces que el EZLN "pide que los poderes de la Unión, o sea la Cámara de Diputados y la Cámara de Senadores, desconozcan al Poder Ejecutivo y al gabinete en pleno, se forme un gobierno de coalición, de transición, y sobre esta base convoque a nuevas elecciones".

Marcos añade que espera que: "sus cámaras lo hayan tomado, la población mayoritariamente indígena que compone este movimiento y si pudieran, pero no creo que los deje el Ejército, estar ahorita en la cabecera de Ocosingo donde tomamos la emisora XEOCH y en el municipio de Altamirano y en el municipio de Las Margaritas verían lo mismo: si aquí hay tzotziles, allá van a ver tzetzales, en otro lado tojolabales, en otro choles, zoques, es un movimiento muy amplio que se estuvo probando y estuvo tocando puertas hasta que no tuvo más que esta alternativa". Desde los primeros momentos, el dirigente del EZLN insitía en la composición fundamentalmente indígena de su grupo. También mostraba una insistente inclinación por comparecer ante los periodistas. Esas escenas, son transmitidas una y otra vez en los segmentos de Televisa-Eco.

El mismo día del levantamiento, aunque no todos los medios lo registraron así, quedaban establecidas las coordenadas del conflicto. El EZLN se reivindicaba como un movimiento pluriétnico pero de dirección no solamente indígena, que proponía un cambio de gobierno a nivel nacional y un enfrentamiento directo con el Ejército Mexicano. Habían tenido que llegar a ese extremo, decían, después de buscar otras opciones (que no mencionaban) para su lucha política. Desde entonces también, aunque tampoco se le identificaba, podía apreciarse el protagonismo de quien más tarde sería conocido como Marcos y que era el vocero visible, desde el primer día en San Cristóbal, del sorprendente EZLN. La imagen de los enmascarados con sus pasamontañas, se volvería familiar en los medios de comunicación mexicanos, junto con las expresiones de adhesión o temor, según fuese el caso, de los campesinos indígenas. Esa misma noche, a las 10, también dentro del servicio Eco, una conductora presentaba a "un indígena (que) habló de los objetivos de la lucha en la que está participando". Acto seguido, se veía a un miembro del EZLN ante periodistas: "Hoy se inició la guerra, la revolución, aquí en la ciudad de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas".

Comenzaba, así, la guerra en los medios.



 

 

Después del primer día. Confusión y desinformación

La televisión, aunque como señalamos hay otras versiones, ha dicho que fue la primera en propagar el levantamiento neozapatista. El personaje Marcos, cuyo rango dentro del EZLN todavía no se identificaba, seguía ofreciendo declaraciones a diestra y siniestra, lo mismo a turistas acorralados tras la ocupación de San Cristóbal, que a los primeros corresponsales que llegaban a esa localidad entre el sábado primero y el domingo 2 de enero. La radio de la ciudad de México, empezó a repetir la noticia, muy escuetamente, en sus noticieros del primer día del año, aunque todos los medios tenían audiencias escasas.

Los diarios del DF perdieron la nota porque, como ya se apuntó, no circulaban el primero de enero. El único de ellos que sí apareció, Reforma, fue impreso la noche del 31 de diciembre, cuando aún no se propalaba el levantamiento. Varios matutinos de la capital, todavía el domingo 2 no consideraban al levantamiento en Chiapas suficientemente interesante para ser noticia principal. El Financiero y El Universal, privilegiaron otros asuntos. El primero de ellos, cabeceaba "Condicionan acceso de la banca extranjera" y sólo en una nota de importancia secundaria, aunque en primera plana, se podía leer "Indígenas armados toman cinco poblaciones en Chiapas". El Universal, dedicaba sus ocho columnas a una curiosa profecía de la jearquía de la iglesia católica: "Será 94 un año difícil en lo político y lo económico" y, pese al lugar común allí recogido, de acuerdo con una declaración del arzobispo Ernesto Corripio, pareciera referirse, indirectamente, a los acontecimientos del sureste mexicano. En su cintillo de portada, este diario informa: "Ocupan grupos indígenas armados ocho poblaciones en Chiapas". Una fotografía muestra a miembros del EZLN en San Cristóbal.

El Nacional, en su primera plana, muestra una fotografía del Papa Juan Pablo II, referida a otro asunto, abajo de la cabeza principal, que dice: "Rechazan sociedad, iglesia y gobierno uso de violencia"; además, informa de las primeras reacciones sobre la insurrección. Otras cabezas, son similares, aunque con algunas diferencias entre ellas. Excélsior: "Toma el EZLN 4 poblados en Chiapas; cordura, pide la SG". Ovaciones, en la portada de su sección azul rompía la costumbre de ocuparse de temas deportivos para decir: "Rebelión armada en Chiapas" y, en un balazo, "Cuatro municipios ocupados". unomásuno, por su parte, informaba: "Violenta toma de 5 alcaldías por un grupo armado en Chiapas; 11 muertos". La Jornada: Sublevación en Chiapas", debajo de un balazo que rezaba: "Cuatro municipios ocupados".

Con mayor o menor detalle (desde ese día La Jornada se distingue por transcribir completos los documentos del Ejército Zapatista) se dan a conocer las demandas de la "Declaración de la Selva Lacandona" en donde se declara la guerra al Ejército Mexicano, se solicita "a los otros poderes de la Unión (que) se aboquen a restaurar la legalidad y la estabilidad de la nación" y se llama a deponer al Presidente de la República. El EZLN, presentándose como un ejército suficientemente consolidado para ofrecer un desafío ambicioso pero también buscando, desde entonces, efectos públicos de gran intensidad, asegura que avanzará hasta la ciudad de México y manifiesta que su lucha es por "trabajo, tierra, techo, alimentación, salud, educación, independencia, libertad, democracia, justicia y paz".

A unas horas de que el EZLN había declarado la guerra al gobierno, el panorama no era muy claro. La madrugada del día primero, ese grupo armado había ocupado cuatro municipios --San Cristóbal de las Casas, Ocosingo, Altamirano y Las Margaritas-- que pocas horas después fueron cercados por el Ejército Mexicano. Las dimensiones del levantamiento, se difuminaban entre la sorpresa y la confusión iniciales. Así, para Excélsior, El Nacional y Ovaciones, como hemos visto en algunos de sus encabezados, los municipios ocupados por el EZ eran cuatro. Para El Financiero y unomásuno, cinco. El Universal decía que se trataba de ocho. Más tarde, el subcomandante Marcos aseguró, en una carta al periódico El Sur de Oaxaca, que las cabeceras municipales tomadas por el EZLN fueron siete. La variedad de versiones, en torno a datos difíciles de confirmar pero a propósito de los cuales se levantan reiteradas confusiones y contradicciones, es desde entonces una de las constantes en la información que llega desde Chiapas.

De acuerdo con un comunicado del gobierno chiapaneco, los alzados eran "cerca de 200 individuos, en su mayoría monolingües" --luego se daría abundante publicidad al contraste entre los indígenas y sus dirigentes a los que, identificados con Marcos, se atribuyen capacidades plurilingüísticas poco frecuentes--. A través de los medios locales, el gobierno del estado exhorta a los insurrectos para que dejen las armas y "vuelvan al cauce legal y participen en la construcción de soluciones para sus demandas".

Desde el primer día que se ocupan del levantamiento, los diarios de la ciudad de México ofrecen datos distintos de la versión oficial. En contraste con los 200 que dice la oficina de prensa del gobierno de Chiapas, El Financiero se refiere a "centenares de indígenas armados" sin mencionar ninguna fuente; El Heraldo de México también dice que se trata de "centenares de campesinos fuertemente armados"; Ovaciones anuncia que se trata de "800 campesinos armados, en su mayoría monolingües vestidos con pantalones verdes, camisas color plomo y pasamontañas". Excélsior publica que los miembros activos del EZLN serían mil 500. La nota de El Universal, más amplia en este aspecto aunque también imprecisa, apunta: "se estima que existen al menos 1,000 personas involucradas en las filas 'insurgentes', aunque algunos calculan que el número de rebeldes podría superar a los 3,000 o 4,000". unomásuno dice que, según testigos, son cerca de 2 mil indígenas. El Nacional, se queda con la versión de los 200. Todavía tres meses después del levantamiento, el número de efectivos del EZLN sigue en la oscuridad, en congruencia con el carácter clandestino de las actividades de ese grupo.

Por lo demás, es infrecuente que algún ejército, de cualquier tipo, en el mundo, de a conocer cifras sobre cuánta gente lo integra, de la misma forma que es de esperarse que no muestre a todos sus efectivos en la primera oportunidad. Pero es significativo constatar cómo, desde el primer momento, hay versiones de lo más distintas sobre el tamaño de la crisis de Chiapas, empezando por el tamaño del EZLN.

En algunos casos, la versión del gobierno local trataba de minimizar el asunto. En otros, había una tentación pocas veces eludida para sobreestimar los alcances del conflicto a tal grado que, como se verá más adelante, los enfrentamientos armados adquieren en varios medios dimensiones mucho mayores a las que en realidad tuvieron. También, desde entonces, hay una danza, entre macabra y diversa, de cifras sobre las víctimas del levantamiento. El Universal recoge, en su edición de ese domingo, las versiones del gobierno local sobre la muerte de seis agentes de seguridad, aunque dice, sin especificar el origen de la versión, que "se habla de mayores víctimas". El Nacional publica que según la agencia EFE hay 11 muertos. La Jornada precisa que hay dos policías muertos en Ocosigno y tres de Las Margaritas.


 

 

La noticia en el mundo. El rojo es un color llamativo

Las agencias de prensa, como era natural, hicieron repicar los teletipos desde la mañana del día primero. Su información fue inicialmente cautelosa, en vista de la extravagancia que parecía revestir la noticia del levantamiento pero también, debido a la prácticamente nula información entonces disponible sobre el EZLN. San Cristóbal de las Casas está lejos de la ciudad de México, que es en donde se encuentran las corresponsalías de las agencias y otros medios de información internacionales. Las principales fuentes de todas las agencias extranjeras, el primer día, son Televisa y Radio Red. Luego se referirán a los diarios matutinos del día 2, aunque sin precisar de cuáles se trata.

Más tarde, conforme logran trasladar a sus corresponsales, agencias como Associated Press (AP), Reuters, France Press (AFP), United Press International (UPI) y, en menor medida, la alemana DPA, la china Xinhua e International Press Service, IPS, se valen de sus propios ojos y oídos para recoger testimonios de gente de San Cristóbal. Sin embargo, conforme el conflicto se diversifica y crece, las alusiones a sus fuentes son equívocas por parte de las agencias --que, a su vez, serán entonces fuentes para muchos de los medios mexicanos--. Aluden a "versiones no confirmadas", "trascendidos" y "testigos", si bien algunas reconocen el carácter confuso y prvisional de los datos así recogidos.

Las primeras informaciones y todavía hasta el tercer día del conflicto, son poco editorializadas, limitándose a transmitir hechos. Poco a poco, cuando ofrecen más contexto y sobre todo al arriesgarse a transmitir "color" sobre lo que sucede en Chiapas, la prensa extranjera en muchos casos se orienta hacia las visiones folclóricas, o en otras ocasiones poco rigurosas en términos informativos. En los medios internacionales había abundante información sobre el inicio del conflicto, pero mucho menos, más adelante, acerca de las negociaciones para la paz. El rojo es un color, periodísticamente, más llamativo que el blanco.




 

 

Editoriales: primero, condenas a la violencia

Sólo tres diarios de la ciudad de México ofrecen definiciones editoriales el primer día que informan del levantamiento. El Nacional, el diario del gobierno federal, hace "un llamado a la cordura" y considera que "la violencia no es el camino adecuado para superar carencias ni para resolver conflictos"; también sugiere que habrá una "pronta y prudente respuesta del gobierno de la República para contribuir a la rápida normalización de la situación".

La Jornada, comparte en esa primera posición editorial, que al comienzo parecía unánime en la prensa mexicana: "No a los violentos", proclama el mensaje de esa casa periodística, en un notorio sitio de su primera plana. Allí se reconoce que "La situación es condenable, entendible y delicadísima, todo al mismo tiempo, y para explicarla es preciso deslindar cuidadosamente los acontecimientos". Continúa: "Cualquier violencia contra el estado de derecho, venga de donde viniere, tiene que ser en principio algo para condenar. Pero si quienes encabezan el alzamiento chiapaneco se proponen, entre diversos objetivos, la remoción del Presidente de la República, vencer al Ejército mexicano y avanzar triunfalmente hacia esta capital, ya no se sabe dónde empieza el mito milenarista, dónde el delirio y dónde la provocación política calculada y deliberada. Sin que conozcamos todavía quiénes componen la avanzada ideológica y militar del grupo, es evidente que sus miembros se han incrustado en las comunidades indígenas y enarbolan un lenguaje no sólo condenable por encarnar sin matices la violencia, sino porque sus propósitos son irracionales. Y la irracionalidad le hace enorme daño a las colectividades, a las naciones y a los pueblos".

El editorial de La Jornada, ese 2 de enero, admitía que en Chiapas ha existido un contexto propicio para el estallamiento social. "El aspecto delicadísimo del asunto reside en que las autoridades deben medir con extremo cuidado los pasos a dar. Por ejemplo, hay que deslindar entre los aventureros y profesionales de la muerte, hay que separarlos a ellos muy bien de las comunidades indígenas empobrecidas y desesperadas. Estas, ahora menos que nunca, pueden ser objeto de la represión indiscriminada, sino de políticas efectivas efectivas que resuelvan un rezago social que lleva siglos..."

Es notable cómo, de la caracterización de violentos, milenaristas, delirantes, condenables en su lenguaje, irracionales en sus propósitos, dañinos a las colectividades e incluso potencialmente provocadores, calificativos todos ellos articulados en una concepción de repudio a la violencia en su primera posición editorial sobre este asunto, La Jornada irá transitando con gran rapidez hacia otra actitud, que llega a ser de abierta simpatía al EZLN, sus integrantes y dirigentes. Más tarde, en un comunicado en donde explica su política de prensa, el subcomandante Marcos encuentra que, La Jornada, experimentó un "paulatino paso de la condena lapidaria contra el EZLN (remember el editorial del 2 de enero de 1994) al análisis crítico de lo que ocurría" (documento aparecido en La Jornada del 14 de febrero e incluído como Anexo en este libro). Y luego, entrevistado por ese mismo diario, el personaje Marcos reconocería que "se enojó por el editorial de Payán del 2 de febrero" (La Jornada, martes 8 de febrero). Carlos Payán Velver es el director de La Jornada.

Pero todavía en el inicio de la crisis, el reflejo inmediato fue la condena a las armas. Ovaciones, el diario de la empresa Televisa, también expresa desacuerdos con el uso de "la violencia como camino para solucionar nuestros problemas" y, significativamente, se refiere a la necesidad de "aclarar el protagonismo de la jerarquía católica en el inicio del conflicto".

Los funcionarios de la iglesia católica, adquirieron una presencia notoria desde el momento inicial del conflicto. Felipe Aguirre, obispo en Tuxtla Gutiérrez y presidente de la Comisión Episcopal para los Indígenas, dijo desde el día primero que "la iglesia no puede ser promotora de actos que llevan a la violencia, a la destrucción y al enfrentamiento" y desautorizó a personas del clero que pudieran estar involucradas en los hechos de Chiapas. Casi al mismo tiempo Samuel Ruiz, obispo en San Cristóbal y desde entonces protagonista central en esta crisis, ofrecía la mediación eclesiástica. Los dos prelados mencionados, junto con el obispo de Tapachula, propusieron un plan de tres puntos: cese al fuego y respeto a la vida, liberación de los secuestrados y deposición de las armas, respeto a la legalidad y a los derechos humenos y, por último, diálogo para la atención de los problemas sociales. Todos los diarios consignaron la petición de, según se dijo, diversos sectores de la sociedad chiapaneca para que la iglesia intercediera a fin de buscar una solución pacífica.

Para entonces el gobierno federal, a través del subsecretario de Gobernación Ricardo García Villalobos, había dicho en la ciudad de México que no era posible justificar que las demandas sociales se esgrimieran como pretexto para "violentar el orden jurídico, confrontar a la autoridad, violar derechos humanos y privar de la vida a ciudadanos chiapanecos", al tiempo que convocaba al grupo armado para cambiar de actitud y establecer negociaciones. Por su lado, los partidos y candidatos presidenciales comienzan a reaccionar, ciertamente muy pronto aunque con definiciones que no en todos los casos sostendrían. Desde la noche del primero de enero, en declaraciones que los diarios del domingo 2 recogen con amplitud, Cuauhtémoc Cárdenas, candidato presidencial del Partido de la Revolución Democrática, PRD, considera que: "No es recurriendo a las armas como pueden resolverse los grandes problemas del pueblo". Diego Fernández de Cevallos, candidato del Partido Acción Nacional, PAN, llama a una solución rápida que evite la pérdida de vidas. Rafael Aguilar Talamantes, del Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional, PFCRN, se propone como mediador en el conflicto. Otros candidatos y partidos rechazan la violencia como recurso político.


 

 

Domingo dos de enero. ¿De qué tamaño es el conflicto?

El domingo dos de enero, el EZLN abandona San Cristóbal, población que más tarde es ocupada por el Ejército Mexicano. El hecho es anunciado por el conductor Jorge Berry en su programa Este Domingo, del Canal 2 de Televisa, apenas a las 10 de la mañana ("a eso de las 5 de la mañana abandonaron los subversivos San Cristóbal de las Casas"). Sin embargo la crisis chiapaneca apenas comenzaba.

En Ocosingo, ese día 2, el grupo rebelde mantiene el combate con las fuerzas armadas. En Altamirano, destruye la Presidencia Municipal y en Guadalupe Tepeyac, secuestra a Absalón Castellanos Domínguez, (quien gobernó Chiapas entre 1982 y 1988) para, asegura, seguirle juicio sumario y fusilarlo. Además, el EZ abandona las cabeceras municipales de Oxchuc, Las Margaritas y Abasolo y se repliega en la zona boscosa, vuela los puentes La Florida en la carretera a Palenque y el de La Virgen, camino a San Cristóbal y en su huída de esta última población, libera a presos del Centro de Readaptación Social a quienes entrega armas e invita a unírsele. Hay testigos que aseguran que durante el tiroteo a la zona militar, el EZLN atacó una ambulancia de la Cruz Roja. Sobre este hecho, curiosamente, no se insistió más aunque, al contrario, a los acontecimientos en los que aparentemente había responsabilidad del Ejército Mexicano se hizo notoria insistencia en los medios de comunicación.

No para todo había testigos y, en el atropellamiento informativo que comienzan a padecer casi todos los medios electrónicos, aparecen versiones confusas, o no ciertas. El 2 de enero en Formato 21, de Organización Radio Centro, se decía: "En Ocosingo, autoridades municipales indicaron que los guerrilleros se retiraron en la mañana del domingo, tras matar a cuatro policías, entre ellos al comandante judicial José Luis Morales y a los miembros de la familia Solórzano y a saquear varias tiendas". Sin embargo más adelante, en un flash informativo, se dio a conocer que la muerte de la familia Solórzano "ha sido desmentida telefónicamente por el señor Arnulfo Urrutia, cuñado de Solórzano, quien habló a Formato 21 para decir que está vivo pero detenido en dicho municipio". La velocidad para transmitir informaciones, pero sobre todo la falta de meticulosidad para verificar sus datos, se les van imponiendo a diversos medios electrónicos que, así, acaban por ser víctimas de su propia compulsión informativa. Y con ellos, son víctimas de desinformación sus auditorios.

Tantos acontecimientos, que eran apenas los destellos desordenados de un conflicto de gran complejidad, en su sola enumeración daban la sensación de gravedad. No era para menos. Aparte de inédito, el conflicto en Chiapas tenía dimensiones desconocidas en aquellas primeras horas de enero. Los medios electrónicos tienen dificultad para poner orden en su información. Más bien, el relato atropellado de los hechos, una nota después de otra, como en un rompecabezas cuyas piezas no acaban de ser colocadas en el sitio preciso, e incluso de tamaño que no se alcanza a advertir, es el método con el que los mexicanos vamos conociendo incidentes de esta guerra.

La radio sería, después de la sorpresa inicial, el medio más oportuno, pero también en virtud de la cantidad de notas, el que más suscita esa sensación de atropellamiento. Radio Red, una de las empresas de información que se han distinguido por su afán de escrupulosidad, presentaba así un panorama de lo que acontecía, el domingo 2 de enero:

"Las fuerzas del Ejército Zapatista de Liberación Nacional derribaron un puente internacional de la carretera en el tramo Ocosingo... el jefe del Cuerpo de Bomberos refirió que les cortaron las líneas telefónicas y que amenazan con incendiar las instalaciones de la emisora XEOCH, del gobierno del estado y que fue tomada el día de ayer en Ocosingo... Hay una especie de sicosis en la población, pues hace unos 40 minutos se aparecieron grupos armados y tuvieron un enfrentamiento... En San Cristóbal de las Casas se ha cortado el suministro de gasolina en las tres gasolinerías de la ciudad..."

Esa "especie de sicosis" llega a contagiarse a los informadores que, en todos los tramos del conflicto, no son ajenos al temor ni a los rumores. La misma transmisión de testimonios, que era virtualmente instantánea, no siempre resultaba jerarquizada ni puesta en contexto, de tal manera que el auditorio tenía retazos que inducían a una gran alarma. La misma emisora, en su espacio Red-Acción dominical, presentaba esta queja desgarradora pero que no se sabía si era expresión generalizada de lo que estaba ocurriendo en Chiapas: "...Yo fui con mi hermano en la ambulancia de la Cruz Roja. No hacia Rancho Nuevo sino hacia el otro lado y de pronto escuchamos disparos. Mi hermano tiene la bala adentro y debajo de un ocotal vimos que hay cuerpos heridos, con sangre. Nadie nos avisó que no podíamos ir hacia allá. No hay quien informe..."

Y no había quien informara con precisión, enmedio del tumulto de notas dispersas. Al día siguiente, 3 de enero, el enviado de Radio Red, Víctor Manuel Suberza, desmintía "categóricamente" que se libraran combates a 6 kilómetros de la capital chiapaneca. Sin embargo, ese mismo día, su compañero Enrique Muñoz advertía, en un tono y con datos que indudablemente causaban inquietud (a la postre, según se sabría, gratuita): "Pues ya van avanzando. Ahora están en Chiapa de Corzo. A 10 minutos. A unos cuantos kilómetros de la capital... Ya hay información de que han asaltado, de que han arrasado con los alimentos de algunas negociaciones y establecimientos." Más adelante se supo que el origen de todos estos temores era un asalto que había tenido lugar en un centro comercial en la mencionada Chiapa de Corzo, lo cual naturalmente "obviamente acrecentó el miedo de la población", como decía el mismo reportero. Unos tras otras, desmentidos e informaciones se suceden en estos primeros días del conflicto, especialmente en la radio. Pero no siempre se aclara cuándo una noticia rectifica a otra que ha sido propagada con anterioridad.

Con razón, en una declaración que puede ser tomada como autocrítica, en uno de los primeros días del conflicto el director de Radio Red, José Gutiérrez Vivó, decía ante sus micrófonos: "De por sí que la materia informativa es bastante complicada, y cuando de pronto surgen este tipo de circunstancias como el levantamiento, la presencia del Ejército Zapatista, se nos plantea una situación difícil. Por supuesto, que en la información. En cuanto al origen del problema y en cuanto a la forma en que se esta conteniendo o resolviendo el problema, ambas son informaciones casi confidenciales. Entonces, lógicamente la opinión pública demanda y requiere de la mayor veracidad, y nosotros nos encontramos en un dilema entre estar tratando de buscar información en un escenario muy difícil y, por otra parte, donde los operativos, por razones lógicas, no pueden estarse divulgando. Por tanto, tenemos que recibir información y evaluarla para emitir la verdadera".

Esa labor de evaluación, que siempre es indispensable en los medios, resultaba más difícil, pero al mismo tiempo más necesaria, ante el conflicto chiapaneco. Entre dar a conocer una exclusiva sin confirmación, o transmitir tarde una noticia verificada, podía pasar tiempo que en los medios electrónicos (y, en general, en todos) es muy valioso. Los públicos aprecian la oportunidad y ese es uno de los valores que buscan en la televisión y sobre todo en la radio. Pero estos medios, para que el auditorio entendiera su cautela e incluso sus tropiezos --para curarse en salud incluso-- tenían que explicar las dificultades que enfrentaban en la búsqueda de información. No todos lo hacían. Otros, se conformaban con las noticias oficiales: allí no se equivocaban porque en todo caso la responsabilidad era de sus fuentes, pero corrían el riesgo de ofrecer un panorama que, de tan unilateral, resultase anodino.

La noche, todavía del domingo 2, a las 10, Jacobo Zabludovsky presenta en Televisa un programa especial en donde lee en extenso dos comunicados de la Secretaría de la Defensa Nacional. Allí se destaca que desde el inicio de hostilidades por parte del EZLN el personal militar recibió órdenes de permanecer dentro de las instalaciones de la VII Zona, "esperando un posible diálogo a cargo del gobierno estatal, que permitiera que los integrantes de los grupos agresores armados retornaran a la legalidad". No obstante, se dijo, el mismo día 2 por la mañana el campo de la XXXI zona militar fue atacado y, tal agresión, "rechazada con éxito". La guerra había comenzado.

El gobierno de Chiapas, a través del presidente municipal de San Cristóbal, declaraba ese domingo que la seriedad de la situación "no permite morbosidad, rumores y actos de imprudencia" y exhortaba a los ciudadanos para que enviaran telegramas al presidente Salinas, agradeciéndole la prersencia del Ejército Mexicano. Carlos Rojas Gutiérrez, titular de la Secretaría de Desarrollo Social, proponía la mediación de la iglesia católica. Gerónimo Prigione, embajador del Vaticano, conminaba al EZLN a deponer las armas e "iniciar un diálogo de altura" con el gobierno y decía ignorar si en las filas de ese grupo hay ministros católicos o de otras religiones. El obispo Samuel Ruiz y sus dos colegas chiapanecos, reiteraban su disposición para mediar. Desde el campo de los partidos el dirigente del PFCRN, Rafael Aguilar Talamantes insistía en ser intermediario él mismo y advertía que cualquier participación de la iglesia, incluso como medidadora, sería anticonstitucional. No le hicieron caso.

Luis Donaldo Colosio, candidato presidencial del Partido Revolucionario Institucional, PRI, consideraba también el 2 de enero que los rezagos históricos y las carencias de Chiapas, "no son razones válidas para optar por la violencia... Ningún motivo justifica poner en riesgo la vida o amenazar la convivencia". A su vez Diego Fernández de Cevallos, del PAN, sostenía que "detrás de estos movimientos armados están grupos de delincuentes internacionales". Pablo Emilio Madero, candidato de la Unión Nacional Opositora, UNO, dijo que el país necesita una revolución, pero no violenta sino con la credencial de elector", en una declaración que repetiría una vez y otra también, entonces ya con poca originalidad, en el transcurso de las siguuientes semanas. Desde el terreno de las organizaciones sociales, el Consejo Agrario Permanente sostuvo que era necesario establecer comunicación con el EZ para llegar a un arreglo. Por su parte Hugo Andrés Araujo, dirigente de la Confederación Nacional Campesina, CNC, pensaba que las acciones del EZ "son muy localistas, no deben ser exageradas" y menos aún aprovecharse para caracterizar las condiciones del campo, o alterar la presencia internacional del país.


 

Enfoques y errores. La guerra rebasa a los medios

Todos estos episodios comienzan a conformar un panorama de múltiples temas informativos, al cual los medios responderán, ahora sí, con inflexiones diversas. La privación de la libertad del ex gobernador Castellanos, encuentra sitios en casi todas las primeras planas de los diarios del DF y todos, excepto Ovaciones y La Jornada, emplean el término "secuestro". unomásuno señala que Castellanos fue mandatario chiapaneco entre 1972 y 78 cuando, en realidad, lo fue de 1982 a 1988. Reforma, en su edición del jueves 17 de febrero, dirá que Castellanos fue gobernador entre 1986 y 1992.

En torno al secuestro de ese personaje, en la prensa y otros medios aparecen opiniones diversas, casi todas de preocupación aunque también se manifiestan justificaciones, aludiendo al desempeño de Castellanos cuando fue gobernador de Chiapas. Pero casi nunca, el tratamiento informativo se confunde con el editorial. Es decir, a pesar de la poca simpatía que Castellanos despierta en los reporteros, éstos no suelen traslucir sus animadversiones cuando dan cuenta del secuestro.

Una excepción, se pudo escuchar en el despacho Armando Contreras, enviado de Para Empezar, de Stereorey quien, apenas el 3 de enero por la tarde, quiso relacionar la nula estima que le merecía el gobernador con un intento para justificar la rebelión chiapaneca. Primero, en su relato telefónico transmitido al aire, el reportero Contreras citaba, sin decir sus nombres, a "agrupaciones agrarias, civiles, religiosas, de intelectuales, obreras, de derechos humanos (que) clamaron por una actitud de mesura del gobierno federal en el caso de la violencia de Chiapas". Luego de decir que esas agrupaciones, a las que nunca menciona específicamente, habían repudiado "lo que consideraron tergiversación y manoseo informativo de Televisa en el asunto" decía que además, "aseguraron que debe criticarse la postura del EZLN, pero no en forma unilateral, porque los conatos violentos son sólo el resultado del abandono, la represión, el saqueo y las matanzas de que han sido víctimas los indígenas chiapanecos".

Al parecer, Contreras compartía esa justificación de la violencia en Chiapas e incluso le añadía su experiencia personal porque, aunque no tuviera relación directa con aquellas consideraciones de carácter general, a continuación dijo: "Recuerdo que hace algunos años le pregunté al entonces gobernador Castellanos (el que ahora está secuestrado) que cuál era su opinión acerca de las versiones que decían que él era precisamente uno de los principales represores de los indígenas. El, con un aliento alcohólico, decía: 'contra mis hermanos chiapanecos nunca atentaré'. Vale decir que esta frase la tuve que descifrar durante minutos, porque estaba tan borracho que no hablaba precisamente claro. Ahora se sabe que sus hermanos chiapanecos lo han puesto a buen resguardo. Y es que esos hermanos, en lugar de diálogo y apoyo, sólo encontraron bayonetas".

El que ofrecía el reportero Armando Contreras, es uno de los mejores ejemplos de manejo informativo en donde no sólo estuvo ausente la ética, sino el respeto a un ser humano (que se encontraba secuestrado y no podía replicar) respecto del cual estaba contribuyendo a crear una imagen desfavorable, que podía empeorar su situación. No sería este el único caso de manejos noticiosos en donde, para aprovechar una circunstancia llamativa, más de un reportero mezclaba su juicio con la información, en demérito de la fama pública de terceros.

Todavía el 3 de enero la respuesta del gobierno, ya sea política o militar, recibe la atención principal de varios diarios. En su encabezado principal, El Nacional es el único diario de la ciudad de México que destaca como nota principal el ánimo del gobierno para que la interlocución sustituya a las balas: "Diálogo político para cesar violencia". Excélsior consigna: "Asume el Ejército el control de San Cristóbal de las Casas". El Universal destaca en su primera plana que hay "cruentos combates" y la cabeza principal de La Jornada reseña: "Chocan alzados y militares". De manera similar, El Financiero publica: "Choques armados en Chiapas". "Combates en Chiapas", es la cabeza de unomásuno. Más preciso, Ovaciones anuncia en la portada de su edición azul, haciendo otra excepción a la índole deportiva de ese espacio, "Dos ataques al Ejército" y, en su edición de información general, que iba encartada dentro del diario deportivo (hasta que esa sección desapareció, pocas semanas después) le daba continuidad a la primera información: "Repele el ejército a rebeldes".

En el interior del país, la prensa se hace eco de la conmoción chiapaneca. El 3 de enero, el encabezado principal de El Norte, de Monterrey, Nuevo León, en su acostumbrado estilo telegráfico, sintetiza "Guerrilla ataca Chiapas". (Este diario, debido al descanso obligatorio del primero de enero, no se publicó el 2). Luego, en un recuadro sintetiza la Declaración de la Selva Lacandona y en otro, da cuenta del secuestro de Castellanos. En su segunda página, el periódico regiomontano publica un recuento del desarrollo de diversas guerrillas mexicanas, desde el levantamiento del Cuartel Madera, en la Chihuahua de mediados de los años sesenta. Según El Norte, las alcaldías ocupadas eran nueve.

El Imparcial, de Hermosillo, Sonora, como otros diarios importantes del interior del país, tampoco apareció el 2, de tal suerte que hasta el lunes 3 cabecea de la siguiente manera: "Ataque rebelde en Chiapas" y dice que los municipios tomados son cuatro. Para el jalisciense Siglo 21, en su edición del día 3, apoyado en informaciones de agencias de prensa, las alcaldías tomadas son nueve.

El hecho de que el Ejército no haya intervenido en San Cristóbal hasta la retirada del EZLN debido a que, como indicaría la Secretaría de Gobernación, el gobierno privilegió la protección de vidas humanas antes que el enfrentamiento armado, fue mencionado pero, como dato político, quedó desplazado por otros acontecimientos. Sin embargo, La Jornada del lunes 3 de enero reconoce en su editorial, "la contención mostrada por el Ejército al abstenerse de tomar por asalto la plaza de San Cristóbal de las Casas y de las otras poblaciones ocupadas por los efectivos del llamado Ejército Zapatista de Liberación Nacional".

De manera similar, Ovaciones toma posición así, en su respectivo editorial: "La actuación del ejército regular en las primeras horas del conflicto, da cuenta de una conducta congruente con su carácter de institución republicana responsable de guardar la soberanía nacional" y recuerda cómo, desde la madrugada del día primero, la Secretaría de la Defensa nacional "ordenó al personal asignado a la VII Región Militar, ubicada en San Cristóbal de las Casas, permaneciera en el interior de las instalaciones esperando un posible diálogo del gobierno estatal para permitir que los integrantes de los grupos agresores armados retornaran a la legalidad".

Menos enfático, Excélsior, en uno de los dos comentarios de esa casa editorial aparecidos el mismo 2 de enero, se refiere a la disposición de la iglesia para mediar en el conflicto: "Es conveniente aceptar, y cuanto antes, el ofrecimiento". El Financiero se queda en la línea de la ambigüedad y, en su postura editorial, apenas alcanza a decir: "Los hechos de violencia que con el arranque de 1994 se iniciaron en diversas poblaciones del estado de Chiapas, son un anticipo de que el presente es un año difícil, no sólo por ese tipo de acontecimientos que seguramente encontrarán una solución en el diálogo, sino por constituir un año de transición para el país". Nada más.

El Norte va más allá y sugiere, en contraste con otros diarios del país, que podría haber justificaciones para el empleo de las armas; en su editorial, distingue entre varios tipos de violencia y reconoce a aquella "que viene de la desesperación y la "que viene de la injusticia", si bien llama a la paz "que sólo la justicia puede crear". Lo más importante, apunta ése diario de Monterrey, es no dar un tratamiento puramente militar al conflicto y argumenta en favor de "una salida sin represión".

En Hermosillo, El Imparcial resalta el que a su juicio es un carácter "suicida e irresponsable" del grupo armado y se apoya en una entrevista con un ex miembro de la guerrilla de Lucio Cabañas (uno de los grupos armados que actuó en el estado de Guerrero en los años setenta) para sostener que "será masacrada la sublevación", pues los rebeldes "son inconscientes del poderío del ejército mexicano" y porque las guerrillas "son totalmente anacrónicas en este tiempo". A diferencia de la cautela de los diarios de la ciudad de México, el editor de El Imparcial adopta una posición sin matices y abiertamente condenatoria del EZLN que, dice, desde su denominación "delata su origen", su parentesco "con las guerrillas centroamericanas" y que, considera, es parte de "una organización internacional que tiene la mano metida en Chiapas" cuyo fin sería "desestabilizar al país". Se trata, para ese diario sonorense, de una "provocación" por lo que el Ejército Mexicano no debería "ocasionar una masacre buscada por los dirigentes, con la que conseguirían publicidad a nivel mundial".

Menos drástico, también en su editorial, el Diario de Chihuahua recuerda que ya había conocimiento de la existencia de grupos armados en Chiapas, lo cual "fue sin embargo sistemáticamente negado tanto por autoridades locales como por el propio ejército". Pero también reconoce que la violencia, "sean cual fueren sus causas, debe ser evitada y provenga de donde provenga... el país entero perdería si se cede a la tentación de la violencia y se sustituye... el diálogo y la concertación por... las armas y la intolerancia". "Chiapas --dice este periódico de Chihuahua-- es una muestra fehaciente de los grandes rezagos sociales y de los altos índices de marginación política" aunque, quizá, quería referirse a la marginación social. Este diario, además, reproduce un recuento de La Jornada sobre "Las cifras de la miseria en Chiapas" y, por cuenta propia, elabora un "Reporte Especial" cuyo título es suficientemente explícito: "De la cruz, al fusil", en donde destaca que "La guerrilla chiapaneca se montó en las estructuras de comunidades cristianas".

En Guadalajara Siglo 21 intenta, desde el día 3, proporcionar un cuadro más complejo del que resulta de la enumeración de víctimas y la adjetivación a uno u otro de los bandos de la crisis chiapaneca. En notas firmadas, incluso de su subdirector Diego Petersen, recuerda ángulos como las carencias de la política social en Chiapas y, ya en sus notas informativas, es el primero de los diarios del interior del país, entre aquellos que revisamos, que le da voz al grupo en armas, publicando la Declaración de la Selva Lacandona. Además, Siglo 21 incorpora un sesgo infrecuente, al dar a conocer también excesos del Ejército Zapatista cuando informa que miembros de ese grupo asesinaron al empresario Enrique Solórzano, "que secuestraron desde dl día sábado".

El "llamado Ejército Zapatista" decía, todavía el 3 de enero, la posición editorial de La Jornada. Más tarde, la familiaridad con el EZLN lleva a que a ese grupo, en ese diario, se le trate con menos distancia. Los principales matutinos de la ciudad de México, ese día emplean denominaciones o calificativos como "rebeldes", "alzados", "guerrilla", "grupos armados", "transgresores", "agresores", "profesionales de la violencia".

Violencia había, ciertamente, aunque todavía de alcances imprecisos. El mismo 2 de enero, de acuerdo con los diarios de la mañana siguiente, el Procurador de Justicia de Chiapas da cuenta de 11 muertos y 15 heridos. Pero tales datos son tomados como insuficientes, de tal manera que diversos diarios ofrecen cifras contradictorias sobre los muertos, hasta entonces. La Jornada informa que van 56; El Heraldo se refiere a 55. El Nacional, Ovaciones y Excélsior, infornman de 57 muertos (aunque este último, en su editorial dice que son 51). El Financiero consigna que son por lo menos 74 en un solo día los cuales, sumados a los del día primero, ascenderían a más de un centenar. Diario de Chihuahua y Diario de Yucatán publican, el 3 de enero, que los muertos son 57. El Imparcial, de Hermosillo, asegura que son 65. Para El Norte, de Monterrey, 60. Según Siglo 21, de Guadalajara, los muertos son 107.


 

Lunes 3 de enero. La paciencia y la prudencia

Si bien desde el primer día del desafío del EZLN se conocieron llamados gubernamentales al diálogo, la primera definición del Presidente Carlos Salinas se produce el lunes 3 de enero cuando, ante una comisión de legisladores, asegura que "en ninguna región de México existe diferencia superior a nuestra capacidad de diálogo, ni distancia capaz de afectar nuestra unidad fundamental". Ese mismo lunes Socorro Díaz, subsecretaria de Protección Civil y Readaptación Social de la Secretaría de Gobernación, dice que los grupos alzados en Chiapas son afines a otros que operan en Centroamérica y admite que el gobierno federal sabía desde meses antes de tales actividades pero que "las circunstancias particulares de un ancestral atraso en la región, obligaron a actuar con especial cuidado y prudencia".

Prudencia, sí, y también paciencia. Todo ello hacía falta, incluso para digerir la cantidad de hechos informativos y, luego, de interpretaciones posibles que se van presentando, ya no sólo en los medios impresos sino también, con insistencias y con ausencias, en los medios electrónicos.

Otros acontecimientos del lunes 3 habían sido un mensaje televisado (reproducido en 24 Horas del Canal 2 y sintetizado en el Canal 13 y el Canal 11) donde el gobernador de Chiapas, Elmar Setzer, lamentaba los hechos de violencia y decía que los esfuerzos del gobierno no encontraban eco para alcanzar el diálogo, lo cual debía, en su opinión, interpretarse como una actitud de menosprecio a las instituciones. Además informaba que en consideración a los artículos 42 y 122 de la Constitución chiapaneca, había solicitado la intervención del Ejército. Setzer negaba que fuese a dejar el cargo y anunciaba una iniciativa de ley para que las elecciones estatales se realizaran este mismo año y no en 1995, como estaba previsto.

También el lunes 3 de enero, el Ejército Mexicano es atacado de nuevo en la zona militar de San Cristóbal. En Ocosingo seguía el enfrentamiento. En la ciudad de México, la Comisión Nacional de Derechos Humanos, CNDH, lamentaba los acontecimientos en Chiapas y expresaba su disposición para intervenir si lo solicitaban las dos partes en conflicto. En Washington, el presidente William Clinton instruía a su asesor en Seguridad Nacional, Anthony Lake, para que siguiera de cerca el desarrollo de los hechos en Chiapas. Mike McCurry, vocero del Departamento de Estado, consideraba que el conflicto no estaba relacionado con el Tratado de Libre Comercio.

 


 

La noche de un día difícil. Los desórdenes en 24 Horas

Con esas dos declaraciones, comienza la edición de 24 Horas, el noticiero del Canal 2 de Televisa, la noche del lunes 3 de enero. Era la primera ocasión que ese espacio informativo, que no se transmite los fines de semana, se refería a la crisis chiapaneca. Luego, el director y conductor del programa, el periodista Jacobo Zabludovsky, sintetizaba en los siguientes términos la jornada de enfrentamientos en Chiapas:

"El Ejército Mexicano sigue repeliendo a los grupos armados que desde el sábado tomaron en forma violenta las cabeceras municipales de San Cristóbal de las Casas, Ocosingo, Altamirano y Las Margaritas, en Chiapas... Dos de estas cabeceras ya fueron desocupadas por el grupo armado, son San Cristóbal y Las Margaritas, que están funcionando normalmente con sus autoridades civiles".

El propósito de ese noticiero, a diferencia de la mayor parte de la prensa escrita y de los espacios en la radio, era presentar el de Chiapas como un asunto ciertamente grave, pero en vías de solución. Además se insistiría, esa y las siguientes noches, en que se trataba de un conflicto muy localizado, en una pequeña región de Chiapas. Las imágenes del Presidente de la República primero y luego de la subsecretaria Díaz, tendían a recalcar que las autoridades ya habían tomado cartas en la crisis, luego del confuso e intenso fin de semana. Estas definiciones, 24 Horas las reforzaba con un control remoto desde Tuxtla Gutiérrez, donde el reportero Daniel Flores Meneses aparecía diciendo que en aquella capital chiapaneca:

"... todo es tranquilidad, las clases de todos los niños en edad escolar y de todas las demás, las carreras, secundaria, preparatoria y profesionales se han iniciado normalmente; las actividades comerciales también se realizan de manera normal".

Continuó: "Las corridas de los autobuses para todos los municipios del estado también están en forma normal..."

"Muchas gracias Daniel --respondió el conductor del noticiero--. Quiere decir que los desórdenes siguen muy localizados en dos de los municipios".

La presentación informativa de 24 Horas era contradictoria. Por un lado, se insistía en que los problemas chiapanecos se restringían a pocos ayuntamientos (dos, dijo Zabludovsky). Sin embargo, las pruebas de tranquilidad que se mostraban ocurrían en otro municipio, en Tuxtla. Y por otro lado, si aunque sólo en dos municipios había problemas, no se podía decir que los autobuses cubrían sus itinerarios de manera regular. El conflicto en Chiapas, que rebasó a todos los medios, llegó a ser tomado al menos en sus inicios como una algarada más, sin reconocerse en todos los casos que se trataba de una declaración de guerra, por parte de un grupo conformado, y autoconsiderado, como ejército.

Más que la observación de sus reporteros, la principal fuente de 24 Horas es, desde ese lunes, la información que proporciona en sus boletines la Secretaría de la Defensa Nacional. Indudablemente se trataba de una fuente primordial (aunque con reflejos tardíos y con dificultades para tener verosimilitud, como se indica más adelante) pero el hecho de que llegue a ocupar abundantes minutos convirtió a ése noticiero de Televisa en un espacio, más que plural, de comportamientos informativos rígidos. De la observación de sus reporteros, por lo demás, 24 Horas ofrece más descripciones subjetivas que noticias.

Esa misma noche, se presenta el relato de la reportera Susana Solís la cual, después de un recorido por la carretera San Cristóbal-Altamirano, insiste en que hay tranquilidad, si bien:

"... se aprecian vehículos de todo tipo con impactos de bala... Una fuerte tensión se respira en esta zona... La población civil se muestra asustada. Rostros de incertidumbre y temor cuando escuchan el transitar de vehículos... hombres armados en las montañas se mantenían en algunos tramos de la carrertera. Al parecer eran miembros de este grupo" (el EZLN).

No había datos, sino impresiones personales. Del secuestro de Absalón Castellanos, no se menciona nada. Más tarde, se daría paso al reportero Enrique Rodríguez quien comenta que logró presenciar un enfrentamiento entre el Ejército Mexicano y grupos armados, cerca de San Cristóbal. Pero las imágenes que ofrece, si bien dramáticas, muestran evoluciones de soldados mexicanos en actitud de espera, nunca se ve o se escucha un solo disparo.

Lo que sí se enfatiza, igual que en otros programas de Televisa, es una suerte de omniprescencia de esta empresa incluso en los episodios más críticos del conflicto, como si fuera un actor más en la guerra chiapaneca. La conocida muletilla de don Jacobo que suele presumir de las exclusivas que consiguen él o su equipo de trabajo y de la cobertura de sus noticieros, volvieron a ser motivo de espacios destacados en 24 Horas, sólo que de maneras más bien forzadas. Esa noche del lunes 3, cuando se informa del incidente en donde varios reporteros --uno de ellos resultando herido-- fueron víctimas de un ataque a balazos, Zabludovsky reseñó: "Un periodista del diario La Jornada sufrió heridas hoy... cuando cubría la información junto a nuestros enviados". Las escenas de Ismael Romero, herido y ya en un hospital, son mostradas durante un rato. Ciertamente muy grave y por eso denunciable, el episodio no era explicado y no se mencionaba con claridad de dónde, o de quiénes, habían provenido los balazos que hirieron, por fortuna levemente, al periodista Romero. En ese tratamiento, más sensacionalista que contextualizado, 24 Horas no fue la excepción. A la mañana siguiente La Jornada, como se detalla más adelante, mostraba el asunto como si se hubiera tratado de un atentado deliberado en contra de informadores de medios específicos.

 


 

Subversivos, transgresores, ¿por qué no simplemente zapatistas?

Seguimos con la televisión del 3 por la noche. En Canal 13, en el noticiero Hechos, el conductor Javier Alatorre se complicaba al confundir las siglas del EZLN con las de un partido político. Poco después de que se presentaban declaraciones del dirigente del Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional, PFCRN, Alatorre dijo esa denominación en vez de la del EZLN. Por lo demás, siempre que lo menciona antepone al nombre del Ejército Zapatista la advertencia "autodenominado", en tanto que los reporteros se refieren a él como "grupo armado", o "subversivos".

Alatorre preguntaba, haciéndose eco de la duda que recorría a todo el país: "¿Quiénes son los integrantes del autodenominado Ejército Zapatista de Liberación Nacional?" y sin embargo, no había respuesta. En lugar de ello, el noticiero de Canal 13 mostró al reportero Samuel Prieto, en Ocosingo, junto a un miembro del EZ que afirmaba que su ejército no es de la burguesía. De lo anterior se deduce, decía Prieto, "que las fuerzas de Ejército son burguesas". Luego, el reportero sentenciaba: "Y claro está, se niegan al diálogo con el gobierno o algún mediador". Inmediatamente después se daba paso a la información sobre los periodistas atacados y se precisaba que el reportero Ismael Romero había recibido tres impactos en el hombro. Pocos minutos antes, en la presentación del noticiero, Alatorre había dicho que el reportero de La Jornada había sido herido "en diversas partes del cuerpo".

A diferencia del noticiero de Televisa, el de Canal 13 sí dio cuenta del secuestro del ex gobernador Absalón Castellanos, aunque para decir que no había confirmación, ni desmentido, sobre ese acontecimiento. "Se dice que fue asaltado y plagiado por un grupo de subversivos en su rancho de Las Margaritas", dijo el conductor, sin identificar explícitamente a los posibles secuestradores de ese personaje. Pero la principal originalidad del telediario Hechos fue, contradiciendo su nombre, la reproducción de una columna del periodista Miguel Angel Granados Chapa, aparecida ese día en Reforma, en donde se acusaba como "los generadores del radicalismo" en Chiapas al asesor de la Confederación Nacional Campesina Adolfo Orive y al dirigente de esa organización, el diputado Hugo Andrés Araujo. De entre docenas de comentarios que ese día habían aparecido en la prensa, los responsables de noticias de Canal 13 eligieron precisamente ése, en donde se presentaban alusiones, sin pruebas, sobre una presunta complicidad, o ligazón originaria, de los mencionados miembros del movimiento campesino del país con la insurrección chiapaneca. La manera fragmentaria como se mostraba esa nota, sin los matices de la columna original de Granados Chapa, hacían más maniqueas y persecutorias las imputaciones contra Orive y Araujo.

El noticiero del otro sistema de televisión abierta en la capital del país, Enlace de Canal 11, más breve que los anteriores, se limita a proporcionar una lista de acontecimientos, menos adjetivada y, así, menos intencionada que en las televisoras privadas. La información es sobria, en contraste con la de otros noticieros. La conductora Mayté Noriega se limitaba a presentar hechos, sin editorializar, y las opiniones de respaldo fueron buscadas en conversaciones con tres miembros del "sector intelectual" (los escritores Federico Campbell, Salvador Castañeda y Carlos Montemayor).


 

 

Medios extranjeros. Del color, al folclor

Para entonces, la noticia de la crisis en Chiapas había dado la vuelta al mundo. Desde el mismo 1. de enero, la CNN transmitió el hecho. Como casi no hay noticias por televisión el fin de semana, la mayor parte de los espectadores en países como Estados Unidos se enteraron de este conflicto hasta el lunes 3 de enero. Los más inquisitivos, como hubiera sido de esperarse, fueron los noticieros de la televisión estadounidense en español. Allí, a diferencia de los noticieros de las tres grandes cadenas (ABC, CBS y NBC) y de la misma CNN que se especializa en la transmisión de noticias, el tema Chiapas sólo fue el más destacado en los espacios informativos del domingo 2. Ya para el lunes, otros asuntos eran los más relevantes en la agenda de los noticieros internacionales.

La televisión estadounidense en español, en cambio, mantuvo enviados e incluso transmisiones directas desde Chiapas y la ciudad de México a lo largo de las primeras semanas del conflicto. En términos generales, esos espacios informativos tuvieron un desempeño que puede considerarse como profesional. La necesidad de decir en pocos segundos qué estaba ocurriendo, los llevaba a presentar hechos más que especulaciones, aunque existieron momentos de excepción respecto de esa conducta.

Cuando los enviados de los medios extranjeros que acudieron a San Cristóbal ofrecían algo más que noticias escuetas, entonces las visiones folcloristas, que destacaban más los aspectos exóticos de la política mexicana y del alzamiento indígena, solían prevalecer por encima de la explicación de qué estaba ocurriendo en Chiapas. La búsqueda de contrastes (los campesinos pobres ante el México de la modernidad, el EZLN en contra del TLC, etcétera) fueron muy socorridos. Por ejemplo, el lunes 3 el conductor del Noticiero Internacional de Telemundo (transmitido en colaboración con CNN Internacional) Jorge Gestosso, explicaba: "El país azteca esperaba celebrar el primer día hábil con un salto al primer mundo a través del Tratado de Libre Comercio norteamericano, pero en cambio, fue conmovido por una rebelión de campesinos indígenas en el sur, que ha cobrado por lo menos 86 vidas..."

El enviado de esa cadena, Harris Whitebeck, destacaba que la organización del EZLN, "están utilizando tácticas clásicas de la guerrilla, de una guerra de guerrillas, están utilizando tácticas como las de quemar registros civiles en los pueblos, utilizar sistemas que han estado en vigencia desde los años 70". Sin embargo, pronto se vería que más que como un agrupamiento guerrillero, el EZLN se manifestaba como un ejército, a diferencia de otros grupos parecidos en diversas experiencias latinoamericanas de las últimas décadas.

En los medios mexicanos, hubo quienes se inconformaron con ese tipo de apreciaciones. La prudencia instintiva, o resultado de decisiones corporativas que habrían sido tomadas después de la sorpresa inicial a partir del primero de enero, se combinaba en varios medios de nuestro país con una reacción nacionalista frente al escándalo, incluso con gusto nada disimulado, con que la crisis chiapaneca estaba siendo abordada en la prensa escrita y electrónica de todo el mundo. Ofrecemos algunos ejemplos de tales respuestas en México. El 3 de enero poco después del mediodía, en Para Empezar de Stereorey, Carmen Aristegui conversaba con el reportero Jorge Andrés Gómez Pineda, en los siguientes términos:

"-Fuera del aire, Jorge, me comentaste lo preocupante que es el hecho de que aparezcan, en la cadena de televisión CNN imágenes tan profusas de lo que esta sucediendo en Chiapas.

-Así es, Carmen. Hay muchas fotos en las primeras planas de los diarios de circulación nacional que pueden dar una imagen equivocada de lo que son los combates.

-Estoy de acuerdo contigo, porque en el extranjero pudieran pensar que las acciones violentas se manifiestan en todo el país. Debe quedar claro que Ocosingo no es todo el país, ni Rancho Nuevo es toda la República. La información debe ser manejada fríamente para no caer en errores de interpretación. Sí, hay inestabilidad en una parte del estado de Chiapas, pero es necesaria una estricta pulcritud para que estos hechos no se contaminen de intenciones o tendencias".

La mañana siguiente, en Antena Radio de XEB, el periodista Carlos Ramos Padilla editorializaba: "Nosotros hemos notado 4 puntos importantes en el manejo informativo del caso Chiapas. Primero, no hay que perder la dimensión de los hechos. Chiapas merece la atención de lo que ahí ocurre pero esto no refleja lo que sucede en todo el territorio nacional. Segundo, el llamado a la cordura debe imponerse de forma inmediata. Tercero, se tiene que encontrar nuevamente el respeto no sólo a la legalidad, sino a los articulados constitucionales. Cuarto, los acontecimientos inesperados en Chiapas no han concluido y por ello debemos ser prudentes en la información y en la formación de la opinión pública, considerando que es una enorme responsabilidad el manejo de la información".

Casi al mismo tiempo, en Stereorey, Pedro Ferriz de Con indicaba: "Quiero comentarle que el día de ayer me sentí profundamente lastimado e indignado por un comentario que hizo el conductor de un noticiario de televisión estaduonidense. Este señor dijo, refiriéndose al TLC y al conflicto armado en Chiapas: 'México ha comenzado 1994 con sueños de primer mundo, que han chocado con sus problemas reales del tercer mundo'. Qué miopía más triste de esta persona. México no necesita permiso para ingresar al primer mundo, nos hemos ganado esa posibilidad con esfuerzo, con trabajo. México ingresará al primer mundo, ya lo verán. De hecho, ya estamos en el umbral y eso es reconocido por todo el mundo. Lo de Chiapas seguramente se arreglará, sólo hace falta un poco de trabajo conjunto. Por último, sólo reiterar que es triste que un conductor de un programa tan importante haga declaraciones tan superficiales, tan torpes y carentes del más mínimo sentido de la realidad".

También en Para Empezar de Stereorey, pero en otro horario, Javier Solórzano comentó: "La información derivada de los acontecimientos violentos en Chiapas requiere de una objetividad a toda prueba. Es imperiosa la necesidad de que los corresponsales extranjeros, quienes hoy tienen la gran responsabilidad de informar sobre lo que pasa en México, actúen con seriedad. La objetividad es necesaria a la hora de que digan a sus países lo que aquí está pasando. Deben, pues, evitar todo tipo de excesos porque no benefician a nadie. Si bien nosotros hemos reiterado al interior del país la importancia de la objetividad informativa, así también pedimos a los colegas extranjeros que actúen en el mismo sentido. En estos momentos en que todos los mexicanos estamos preocupados por lo que en Chiapas está ocurriendo, debemos ser responsables y serios, porque estos elementos junto con la voluntad de diálogo seguramente nos conducirá a una solución positiva".

En La Ciudad, de Radio Mil, Mayté Noriega decía el 7 de enero: "Hemos visto cómo las agencias informativas extranjeras han empezado a manejar información que no concuerda con la responsabilidad. En este sentido, cabe destacar que estamos recibiendo información de una agencia internacional que señala que hay un estado de alerta máxima en el aeropuerto y que se está trabajando de manera normal. No ha habido llamadas extrañas o algún signo que pudiera causar alerta. Si en Radio Mil nos retrasamos un poco para darles información es porque nos aseguramos de que esta información sea verídica. Los sucesos de Chiapas sin duda se prestan para que se dé una avalancha de informaciones en uno y otro sentido. Y ante este panorama yo le quiero decir que no leeré más cables de agencias que no hayan sido previamente verificados. No daremos, nadie de los que en Radio Mil trabajamos, informaciones falsas".

Pero las informaciones, aunque no fueran verificadas, eran más atractivas que la ausencia de ellas. Y las informaciones catastrofistas, aún lo eran más. La televisión internacional se hizo eco, muy pronto, de las denuncias en contra del Ejército Mexicano que, como se verá más adelante, llegaron a configurar un clima de opinión singularmente adverso a las fuerzas armadas de nuestro país. Desde el 3 de enero el corresponsal de Univisión, Bruno López, decía mientras su camarógrafo mostraba los resultados de uno de los primeros enfrentamientos: "Son imágenes macabras. En una solitaria carretera amanecieron estos cadáveres, aquí murieron 24 rebeldes y 5 militares. Algunos insurgentes mostraban huellas de haber sido muertos a costa distancia. Según la guerrilla, fueron ultimados". Luego se veía a un miembro del EZLN, declarando: "Así es, así es (el Ejército Mexicano) toma prisioneros a los heridos y ahí los asesina". Había otras versiones, pero ese y otros medios informativos las ignoraron.

Tampoco era afortunadas, en todos los casos, las versiones que sobre el tamaño y la influencia del EZLN se ofrecían en los comentarios a cargo de especialistas en la situación de Chiapas o en el desarrollo de las guerrillas en México. El lunes 3 de enero en el segmento que conduce en Para Empezar, de Stereorey, Carmen Aristegui sostenía el siguiente diálogo con el escritor Carlos Montemayor.

"-¿De dónde crees que saquen (los miembros del EZLN) el dinero para las armas y cómo es que están tan bien preparados militarmente?

-Esta información no puedo dártela porque para ello tendría que ser un especialista en inteligencia militar, ser judicial o del grupo guerrillero. No sé de dónde provengan esas armas. Lo que sí puedo decir es que la estructura, la forma y la manera en que se desarrolla este levantamiento implica una acción absolutamente popular. Lo que también puedo asegurar, es que ese movimiento cuenta con todo el apoyo de todas las comunidades indígenas del estado de Chiapas y, por lo tanto, se trata de un movimiento de descontento popular generalizado en la zona indígena..."

Pero el diagnóstico extrarrápido tenía la desventaja de la desinformación, o del voluntarismo. Nadie podía precisar, apenas 48 horas después de iniciada la insurrección, cuáles eran sus alcances políticos y ni siquiera territoriales. Pero a todas luces era aventurado decir, como hacía Montemayor, que el Ejército Zapatista tuviera adhesiones de todas las comunidades indígenas de Chiapas. Más tarde, se podría constatar que incluso en la zona del conflicto militar, en Los Altos chiapanecos, el EZLN no contaba con unanimidad entre los campesinos indígenas, muchos de los cuales eran víctimas de la guerra y se inconformaban por ello.


 

Periodistas en la línea de fuego

De los diarios del martes 4 de enero en la ciudad de México, únicamente El Nacional destaca como su información principal las declaraciones del Presidente Carlos Salinas: "Sólo con diálogo tendrá solución todo reclamo: CSG". Para El Financiero, continuando con el tono escéptico de su editorial de la mañana anterior, merecía más importancia la siguiente revelación, llevada a encabezado principal: "Gobernación sabía de la guerrilla", a partir de las afirmaciones de la subsecretaria de Protección Civil y Readaptación Social de la Secretaría de Gobernación, Socorro Díaz. De las mismas declaraciones, Ovaciones y El Heraldo de México destacan que hay presencia de extranjeros en el grupo armado.

El Heraldo, en su editorial, procura explotar esa vertiente, tan sencilla cuando se trata de explicar asuntos complejos pero tan necesaria de comprobar en el estallamiento de un conflicto armado en un estado mexicano vecino con la hasta hace muy poco incendiaria Centroamérica. Sin embargo, de la especulación que era posible en las páginas de análisis, limitadas por la falta de información suficiente y clara, El Heraldo transita, facilonamente, a la certeza condenatoria: "...es indudable que son grupos que obtienen recursos de secuestros y del narcotráfico y de organismos extranjeros que pretenden crearle problemas al país, aunque sin duda hay que descartar a Rusia, Cuba y Nicaragua". En páginas interiores, ese diario presenta un reportaje de Luis Martín González Guadarrama en donde a partir de señalar que Chiapas es el estado mexicano en el que habitan, proporcionalmente, más extranjeros, se apuntalan las tesis del comentario editorial. De ocho párrafos y medio de esa nota, sólo uno está destinado al asunto de los extranjeros, a pesar de lo cual ese compendio de informaciones estadísticas es intitulado "Chiapas, el estado con más extranjeros".

En otras cabezas, todas las primeras planas de los diarios analizados destacan los enfrentamientos, ya para entonces generalizados en la zona del conflicto. Sin embargo la profusión informativa no siempre es garantía de claridad. El Nacional asegura que el Ejército Mexicano liberó dos municipios, Las Margaritas y Ocosingo, en tanto que unomásuno dice que los municipios recuperados por tropas federales son cuatro (los dos anteriores, además de San Cristóbal y Oxchuc). Pero de este último, ningún diario, excepto El Universal, había mencionado que hubiera estado bajo control del EZLN. Para El Heraldo, sólo Ocosingo había sido desocupado por los rebeldes.

El ataque a periodistas en Rancho Nuevo, es consignado por El Financiero y La Jornada, diarios ambos cuyos corresponsales se encontraban en el grupo agredido. No se menciona que con ellos, además de otro corresponsal, de la Agencia Lemus, estuvieran presentes enviados de Televisa, como Jacobo Zabludovsky había asegurado la noche anterior. En su primera página La Jornada, bajo el encabezado "Combaten a 16 km de Tuxtla", mostraba al reportero Ismael Romero, con el brazo derecho en cabestrillo y auxiliado por el periodista Francisco Gómez Maza de El Financiero, pero caminando por su propio pie, cuando llegaba a San Cristóbal en busca de auxilio médico.

Nunca se aclaró quiénes habían sido responsables de esos disparos. De cualquier manera reporteros locales, así como corresponsales nacionales y extranjeros, dieron a conocer una carta en la que solicitaban:

"... a las autoridades mexicanas en general y especialmente a las policías, al ejército mexicano, asi como al denominado Ejército Zapatista de Liberación Nacional actualmente en conflicto en diversos municipios y localidades del estado de Chiapas, México, su comprensión a efecto de que nos permitan ejercer nuestro oficio en todas y cada una de las áreas en combate y en sus instalaciones respectivas".

Es interesante cómo, todavía el día 3 cuando fue escrita esa justamente preocupada nota, los periodistas comisionados en Chiapas se referían, con respeto pero con distancia, al denominado Ejército Zapatista. Otros diarios, a pesar de que la noticia había sido ampliamente difundida en los medios electrónicos, no mencionaron la herida a Ismael Romero. Aparte de la natural competencia por las primicias, se podía advertir la rivalidad que, en una idea algo primitiva de la exclusividad, todavía implica que en algunos medios informativos no se mencione lo que ocurre en otros, o con sus trabajadores. Pero por encima de ella, comenzó a manifestarse un espíritu de autorreivindicación mutua, primero física y luego corporativa, entre los reporteros. La necesidad de solidaridad, entre unos y otros, fue convirtiéndose en defensa de intereses y privilegios: su derecho a transitar por las zonas en conflicto, a informar con libertad, a tener garantías de salvaguarda de su integridad física y sus materiales de trabajo. Esa solidaridad compartida por muchos de los enviados, aparentemente se tradujo luego en un sentimiento primero antiautoritario, y poco después antigubernamental, por parte de muchos de ellos. Nuevos ataques cerca de donde se encuentran periodistas, aunque por fortuna no provocan más heridos, sí afianzan el sentimiento de los reporteros, y junto con ellos de algunas casas informativas, en contra del Ejército Mexicano. Al margen de sus éxitos en el terreno militar, el Ejército comenzaba a perder la batalla en los medios de comunicación.


 

 

Martes 4 de enero. ¿De dónde vino el EZLN?

El 4 de enero, mientras las denuncias de La Jornada y El Financiero eran conocidas por sus lectores, estos eran los principales acontecimientos que se producían en torno a la crisis chiapaneca. En Tuxtla, por instrucciones presidenciales se instalaba una Mesa de Atención Social, encabezada por el titular de la Secretaría de Desarrollo Social, Sedesol, Carlos Rojas, con el propósito de recibir demandas de la población de Chiapas. La Mesa tenía recursos iniciales de tres mil millones de nuevos pesos.

Al mismo tiempo, la Secretaría de Gobernación designaba como portavoz único del gobierno federal, en Chiapas, al oficial mayor de esa dependencia, Eloy Cantú Segovia. Este funcionario, en sus primeras declaraciones, sostiene que en el "movimiento subversivo" participan "profesionales de la violencia" salvadoreños y guatemaltecos. Cantú contribuye, entonces, a documentar el posteriormente abundante caudal de especulaciones y mitos en torno al subcomandante Marcos, al cual describe como rubio, alto, de ojos verdes y hablante de cuatro idiomas. El día anterior, en Radio Mil de la ciudad de México, la conductora Mayté Noriega consideraba: "Me llama particularmente la atención el hecho de que el autodenominado comandante Marcos sea rubio, de ojos azules y hable diferentes idiomas, lo que nos habla de infiltraciones de no sé qué tipo". Y el 5 de enero, Cantú Segovia contestaba así a Guillermo Ochoa, que en el Informativo Panorama de Radio Acir, le preguntaba si Marcos podría ser de nacionalidad española: "No se puede precisar. No se reconoce un acento que lo identificase con alguna nacionalidad, pero de lo que se tiene absoluta certeza es de que no se trata de un mexicano".

También el 4 de enero, en La Ciudad de Radio Mil, conducido entonces por Gina Espinoza, se decía: "Algo más que llamó la atención fue que algunos de los sujetos del grupo armado usaban gorras con el escudo guatemalteco, e inclusive, nosotros pudimos escuchar a una mujer con un acento extraño. Finalmente, quiero señalar que hemos comprobado la versión de que en los días 28, 29 y 39 en la población Frontera Corasol, que se sitúa justo en la frontera de Guatemala, se encuentran 30 lanchas, las cuales fueron utilizadas para traer a territorio mexicano a guatemaltecos. Esto fue corroborado por diferentes agencias turísticas de esa ciudad de San Cristóbal de las Casas". Aparte del reconocimiento de que un agente de viajes podía estar mejor enterado del tránsito migratorio que la Secretaría de Gobernación, era notable la insistencia en que el origen del conflicto no se encontraba dentro del territorio mexicano. Antes, el 3 de enero en Radio Red, los reporteros José Luis Reyes y Ramón Hernández habían sostenido el siguiente diálogo:

"-Por la forma de actuar de los guerrilleros mexicanos de este autodenominado EZLN, ¿se puede establecer algún paralelismo con la actuación de los guerrilleros guatemaltecos?

-Así es, esa es la preocupación que existe en la institución armada, de que puede haber un vínculo directo con la URNG, porque tienen la misma forma de actuar ambos grupos.

-¿Ya se tenía alguna evidencia de que existiera algún tipo de intercambio entre los guerrilleros de ambas naciones?

-La sospecha que según dio a conocer el Ejército en Guatemala es que algunos mexicanos estaban colaborando con la URNG, y que podría haber algún vínculo, ya que la institución armada en su oportunidad dio a conocer la muerte de un mexicano en combate, cuando las fuerzas armadas guatemaltecas detectaron un reducto subversivo...

-¿Debemos entender entonces que al momento de producirse esta salida deGuatemala entrarían en contacto con personas en México que les brindarían auxilio?

-Exacto. Deben de tener una logística para poder sobrevivir en territorio mexicano cuando se dan las operaciones en el territorio guatemalteco. La institución armada fue clara al indicar que cómo es posible que esté haciendo esto la guerrilla guatemalteca cuando el pueblo y el gobierno de MÚxico le está abriendo los brazos, le están dando todas las facilidades para que permanezcan en su territorio".

Los reporteros desplegaban su diálogo, pretendidamente a partir de noticias, pero bordando en el riesgoso terreno de la especulación. De una versión, además interesada (pues provenía de fuentes militares guatemaltecas muy posiblemente con deseos de desprestigiar a la guerrilla de ese país que ha ganado su derecho a la institucionalización) construían y legitimaban realidades ficticias, pero conmovedoras para muchos radioescuchas desprevenidos, o poco enterados del asunto. Debido a versiones de ese tipo, el 4 de enero la Secretaría de Relaciones Exteriores descartaba que la Unión Revolucionaria Nacional Guatemalteca, URNG, estuviera involucrada en Chiapas. Sin embargo la hipótesis del origen guatemalteco del EZLN es tan atractiva para Radio Red, que esa emisora destina a un enviado especial, Víctor Carreón, por varios días al vecino país al sur de México.

Ese mismo martes 4 de enero, el conductor José Gutiérrez Vivó comentaba, también dentro de Monitor de Radio Red: "No descarte usted que en todo el proceso de lo que ha venido ocurriendo en Chiapas, pudieran existir intereses económicos, entre otros, del narcotráfico. Recuerde que para poder organizar a un grupo de paramilitares, como les llamó el gobernador de Chiapas, cuesta dinero. Las armas no son regaladas, los uniformes, la manutención, el entrenamiento, los campos, la intercomunicación, todo esto cuesta y cuesta mucho. ¿Cuántos son? Yo no los he contado; solamente repetimos las cifras que se dan; que ni son mil, que ni son 2 mil, pero mientras tanto, los que sean, cuesta. No solamente le veamos el cariz aparente. Ahí le dejo como tarea el que a lo mejor, en un futuro, surge dentro del patrocinio que en esto se pudo haber presentado, interés económico del narcotráfico. La pregunta es quién está poniendo todo ese dinero, porque no son solamente personas desposeídas las cuales se lanzan a la calle a robarse la mercancía de la tienda, estamos hablando de una organización".

Esa seguía siendo una interrogante abierta, todavía varios meses después de que estalló la insurrección. Llama la atención, de cualquier forma, cómo la ausencia de información confiable y suficiente daba lugar a especulaciones, junto con la presentación de las noticias o, incluso, a veces en lugar de ellas.

Por lo pronto, el martes 4, sigue el combate en Ocosingo. En Oxchuc, gente de la comunidad aprehende a cinco miembros del EZLN a quienes toma como rehenes y luego entrega, golpeados, a las autoridades. Se mantiene también el hostigamiento a la 31a. zona militar.

En Ocosingo, se conoce la voz de un tercer actor, distinto del EZLN pero también equidistante del gobierno, la Asociación Regional de Interés Colectivo Unión de Uniones (ARIC-U de U), la cual señala que no está vinculada con el EZLN y condena el empleo de la violencia. La ARIC U de U solicita a los gobiernos federal y local mayor atención a las zonas más empobrecidas. Pero ese llamado, si bien desesperado, no era tan espectacular como el desafío de las armas y de los fotogénicos combatientes indígenas del paliacate rojo y cuyos dirigentes se dejaban ver sólo con el pasamontañas puesto. Durante dos semanas, la existencia de la ARIC U de U pasa desapercibida en prácticamente todos los medios, a excepción de brevísimas y a veces crípticas alusiones en algunas notas de prensa. Más adelante mencionamos la presencia periodística de esa coalición de productores campesinos, tardía en comparación con su presencia de muchos años en la zona del conflicto chiapaneco.

En la búsqueda de puentes para comenzar a resolver la crisis, la dirigente del Partido Auténtico de la Revolución Mexicana, PARM, Rosa María Martínez Denegri, se sumaba a quienes consideraban que las iglesias podían ser mediadoras. A ese respecto el embajador del Vaticano, Gerónimo Prigione, daba a conocer que el presidente Salinas había pedido a la jerarquía de la iglesia católica que buscase "la manera de evitar el derramamiento de sangre". También en el DF, el secretario de Protección y Vialidad de esta metrópoli, René Monterrubio, decía que no había un dispositivo especial de seguridad adicional; "los hechos de Chiapas están todavía muy lejos de la capital", sostenía, aunque nuevos acontecimientos lo desmentirían muy pronto.


 

C. Cárdenas, El Nacional y Chiapas como pretexto

También el martes, Cuauhtémoc Cárdenas exigía que el gobierno desplegase una solución política, capaz de evitar una masacre de indígenas y campesinos en Chiapas. Que no se cargue a la institución militar con responsabilidades que corresponden a los más altos funcionarios civiles, demandaba el candidato del PRD. A partir de esta declaración se suscita un conflicto entre Cárdenas y el periódico El Nacional. Sin haber sido, estrictamente, una de las noticias sobre la crisis chiapaneca, este episodio forma parte del entorno, mezcla de intereses soliviantados en la confusión y desorden como resultado de la falta de asideros informativos claros, que se despliega en los primeros días de enero.

El Nacional del miércoles 5, al dar cuenta de esas declaraciones, destaca en su encabezado un sesgo que compromete y denuncia a ese candidato presidencial del PRD. Cárdenas, entre otros conceptos en un largo documento, aseguraba que él y su partido ganarían las elecciones presidenciales de agosto y, además, había declarado lo siguiente:

"Estamos seguros de que agosto de 1994 será el mes de la victoria de la demcracia en México y, una vez más, decimos al pueblo y advertimos al gobierno: no vamos a retroceder ni un paso. No permitiremos que se repita la burla de 1988, cuando aún no existía organización suficiente para defender nuestro triunfo y el gobierno buscaba un enfrentamiento trágico... No vamos a permitir que se imponga el fraude porque el precio de esta imposición, como se está viendo, es que se cubra de sangre nuestra tierra".

Esa afirmación, fue tomada por los editores del diario estatal para presentarla en primera plana y con el siguiente encabezado: "Cuauhtémoc: se cubrirá de sangre el país si no reconocen nuestro triunfo". El encabezado es motivo para una protesta, inusitada en las relaciones entre prensa y partidos en México. Dos días más tarde, el viernes 7, Cárdenas acude a la Procuraduría General de la República a presentar una denuncia por difamación en contra del presidente Carlos Salinas de Gortari, el secretario de Gobernación Patrocinio González Garrido y el director de El Nacional Pablo Hiriart Le Bert. Los cargos, según se dijo, eran manejo ilícito de información, vejación y difamación.

Pero en realidad, lo que El Nacional había hecho era destacar uno de los rasgos más escandalosos (y que desde el análisis político podían ser considerados como irresponsables) en el mensaje de Cuuahtémoc Cárdenas. A diferencia de su declaración del mismo primero de enero, formulada unas horas después de que se conoció el estallamiento de Chiapas y en la cual se manifestaba en contra de cualquier forma de violencia, independientemente de su origen, con su mensaje de tres días después (publicado en la prensa del miércoles 5) el candidato presidencial del PRD efectuaba un viraje. Luego de asegurar que él ganaría las elecciones, sugería que si el resultado oficial era otro habría nueva violencia. En el párrafo alusivo a un derramamiento de sangre si no se respetaban los resultados electorales, Cárdenas no aseguraba que él era quien iba a ganar, pero sí lo sugería en otros apartados de ese documento.

El Nacional no hizo mas que enfatizar las intenciones anunciadas por el ingeniero Cárdenas en su documento. En respuesta a la demanda penal, ese diario publicó el sábado 8 un editorial en donde señala que "cualquier lector puede comprobar fácilmente que la versión publicada en El Nacional corresponde fielmente al original del que procedió".

El incidente, aparentemente allí quedó. La PGR no informó, o no se publicó tal información, si la denuncia de Cárdenas había prosperado, por lo cual puede suponerse que fue más bien un recurso del candidato perredista para, al mismo tiempo, lograr algo de publicidad y emprender una leve rectificación respecto de su drástico mensaje del día 4. Aclaraba, demandando: si estaba en contra de un encabezado periodístico que destacaba la amenaza de llenar de sangre al país en caso de un resultado electoral desfavorable, entonces Cárdenas indicaba, aunque de una manera oblicua y críptica, que su intención no era contribuir a la inestabilidad.


 

 

La noche del martes 4 por TV: simplificar no es informar

Las informaciones del martes 4 son presentadas ya con menos desconcierto, a diferencia de los días anteriores, por los principales noticieros, aunque no por ello deja de haber contradicciones. Ese día, en Radio Red se dice que: "finalmente, se supo que el número de muertos por las hostilidades llegó a 110, de acuerdo a reportes proporcionados por la autoridad militar y por la Procuraduría estatal". En televisión Hechos, del Canal 13, sigue enredado en el manejo de cifras: hay "oficialmente" 96 muertos, anuncia el conductor Javier Alatorre en el resumen inicial, pero luego dice 93, en tanto que el enviado Samuel Prieto informa que tan sólo en Ocosingo hay 64 caídos del "grupo armado". Más tarde, la conductora Marisa Escribano lee un boletín de la Secretaría de la Defensa en donde se alude a 35 muertos del EZLN y, más adelante, del mismo grupo, a 59. Lo que sí hace este noticiero, es referirse al secuestro de Absalón Castellanos, asunto que el noticiero de Televisa, todavía esa noche, sigue ignorando; el noticiero Hechos, incluso presenta una conversación por teléfono con el hijo del ex gobernador.

Las imágenes de los neozapatistas golpeados por gente de Oxchuc, son terriblemente patéticas de los estragos que causa la guerra y en el noticiero 24 Horas fueron aprovechadas para subrayar la inconformidad que en la población de Chiapas suscitaba el EZLN. Generalizar a partir de ese episodio una conducta de rechazo de la mayoría al Ejército Zapatista era, al menos a esas alturas, tan aventurado como decir que todo el estado simpatizaba con los alzados. Si de algo había evidencia, era de una polarización social por lo menos en la zona del conflicto. De haber tomado como indicativas reacciones como las de la ARIC Unión de Uniones, quizá los editores e informadores hubieran asumido una actitud menos maniquea. En el caso de los golpeados de Oxchuc, Jacobo Zabludovsky presentó la siguiente versión, respaldada por imágenes de los presuntos guerrilleros amarrados y ya con la sangre seca, curtidos de moretones: "Los vecinos de Oxchuc decidieron actuar por su cuenta, aunque según la versión de uno de los habitantes de esta población, sólo fue una caída accidental". Uno de los capturados sostiene: "Sí, nos golpearon", y luego el reportero le insiste: "¿No se cayeron?".

Entre la ironía y la noticia, en la presentación de 24 Horas había, aunque fuese de manera indirecta, una justificación de la violencia, como respuesta a la actitud también agresiva del EZLN. Los argumentos del noticiero, podrían equipararse con los de aquellos que, a raíz del levantamiento en Chiapas, dijeron que frente a la violencia del Estado, demostrada en el rezago social de aquella entidad, había una "violencia de respuesta" que era, entonces sí, justificable.

En el incidente de Oxchuc, para Zabludovsky, se mostraba que los pobladores estaban "indignados contra los individuos que invadieron su pueblo el domingo". Se había tratado, así, de un hecho "que revela las consecuencias que puede tener el desatar la violencia". Pero, de manera explítica, ni el conductor ni el reportero de 24 Horas dijeron, como se aseguraría al día siguiente en la prensa escrita, que los aprehendidos en Oxchuc habían sido golpeados. Sólo se presentó, para quienes quisieran creer o entender, la versión de la "caída accidental".

Zabludovsky sentenció entonces:

"A muchas de estas personas que integraron el llamado Ejército Zapatista, los cabecillas los engañaron, les dieron rifles de palo, les dieron palos disfrazados de armas y les dieron dinero para envolverlos en esta aventura".

En cambio, el noticiero del Canal 13 no menciona la versión de la "caída accidental" excepto para desmentirla: "Pura mentira que nos caímos, nos golpearon bastante y con varillas, con palos", dice uno de los tundidos. Después de las imágenes de los casi linchados de Oxchuc, se muestran tres testimonios. El primero, de uno de los maltratados, que cuando el reportero le pregunta cómo llegaron al pueblo, apenas alcanza a decir: "Pues nadamás entramos así... pero ya queremos salirnos, no queremos problemas". Más tarde, se ve a un ciudadano que declara: "Es algo erróneo porque, al menos aquí, en el estado de Chiapas, el problema de lo que está sucediendo en Ocosingo y otros municipios, es lamentable porque nos estamos poniendo en contra de nuestros propios, o sea de nuestra propia raza..." Inmediatamente después, aparece una niñita indígena a la que se le escucha, llorosa: "Tuvieron mucho miedo mis mamá".

El conductor Alatorre, en ese momento, reflexiona:

"Estos hechos son definitivamente testimonios de tres víctimas de los hechos violentos que hoy sacuden nuestras conciencias. Uno, es el desposeído, convertido en carne de cañón. No puede ser llamado integrante de un ejército de liberación que ni siquiera conoce bien a bien, que ignora quién está detrás de esto y que ahora, postrado, invita a justificar por qué el llamado de algunos grupos, de dar amnistía a quienes fueron involucrados en el conflicto. El otro, es el maestro chiapaneco que, con cierto grado de preparación, sabe que la violencia sólo está llevando a la destrucción entre hermanos. Y otro más, la víctima de todo y de todos... Los hechos en Los Altos de Chiapas ameritan un análisis profundo. Y primero que nada, obligan a determinar con claridad la identidad y los verdaderos móviles de quienes promueven y patrocinan este baño de sangre condenado por todos los sectores de nuestro país".

Alatorre y el informativo Hechos, así, presentaban varios enfoques singulares. Ofrecían una versión que alertaba sobre el riesgo de profundizar la división entre los chiapanecos, recordaban aunque fuese indirectamente las causas sociales que concurrieron a la crisis chiapaneca e incorporaba la propuesta --que más tarde compartiría el gobierno federal-- para ofrecer una Ley de Amnistía a los alzados.

Las primeras frases de 24 Horas, esa noche, anunciaban:

"Comienza a regresar la normalidad a Chiapas. El Ejército Mexicano libera a los cuatro municipios que estuvieron en poder de transgresores armados en Chiapas. Los grupos se retiraron a las montañas y a la selva dejando muertos, heridos y detenidos, y lanzando ataques contra los soldados mexicanos. El Papa invita a deponer las armas y buscar soluciones pacíficas en Chiapas. El obispo de Tapachula dice que el gobierno está dispuesto al diálogo, pero que el autodenominado Ejército Zapatista no ha respondido al llamado. Carlos Rojas, secretario de Desarrollo Social, instaló hoy en San Cristóbal de las Casas una mesa de atención social; se entrevistó con representantes de organizaciones chiapanecas".

Esos eran los encabezados del noticiero. Se buscaba presentar una imagen de retorno a la tranquilidad, de invocaciones que podrían traducirse en puentes para el diálogo y, de paso, se recordaba la intransigencia que todavía aquel martes sostenía el EZLN (al que casi no se le menciona por su nombre) y que seguía rechazando la discusión con el gobierno. Sin embargo, el panorama que en esa edición presenta 24 Horas es todo, menos de normalidad. Además de las escenas de los golpeados en Oxchuc, se muestran escenas de destrozos causados en los primeros días de la insurrección, de gente con miedo, reporteros inseguros. Esa no es normalidad.

Pero si alguna de las ediciones de 24 Horas es paradigmática de un manejo informativo oblicuo, donde a pesar de la abundancia de notas y escenas el espectador se queda sin un panorama de qué había ocurrido realmente durante tal jornada, es precisamente la del martes 4 de enero. Allí hay muestras de justificación a la violencia como en el ya comentado episodio de Oxchuc, confusión en el desastre, manejo periodístico sensacionalista e incluso antiético y algo de contribución, aunque involuntaria, a versiones no comprobadas. Veamos.

 

Devastación y simplificación. "Nuestros enviados entraron hoy a Ocosingo", anunciaba el conductor como si la noticia fuera la presencia de las cámaras de Televisa y no lo que registraban. Susana Solís, reportera, aparecía describiendo: "En esta ciudad hay una aparente calma, aunque persiste la tensión por algunos tiroteos que se suscitan en el mercado principal". La cámara apuntalaba las descripciones, mientras la reportera se refería a "las carreteras bloqueadas por el Ejército... (a que) hay troncos y ramas de árboles en la carretera..." Luego, en la ciudad, se mostraba cómo "Los muertos, al parecer, cayeron hace varios días cuando fueron los constantes enfrentamientos, Ninguna autoridad o institución los ha levantado. Unos cayeron en las trincheras que improvisaron".

Ya dentro de un recinto cerrado, en donde se dice que había un grupo armado acuartelado, se mencionan "chamarras... hay algunas bolsas... que dan cuenta del uniforme del grupo", aunque solamente se ve una bolsa de plástico tirada en el suelo. Durante tres minutos, la descripción es tan poco coherente como las escenas que se muestran. Si todavía existían balaceras en Ocosingo, de ellas no hay evidencia en este reportaje de 24 Horas. Lo que sí era claro, y seguramente con razón aunque ese estado de ánimo no era noticia, era el nerviosismo de la joven Solís.

 

Sensacionalismo, ¿y la ética?. A continuación, en menos de dos minutos, Zabludovsky ofreció una nota del reportero Bruno López, de Univisión, que es una de las más sinificativas, y cuestionables, en toda la cobertura de la guerra en Chiapas. López no es reportero de Televisa, sino de la cadena de la TV estadounidense en español, de la que el dueño de Televisa es copropietario. Es decir, esta no era una información del equipo de 24 Horas.

En la grabación, se podían ver varios cadáveres tirados en la calle, como los que había mencionado la reportera Solís. El enviado Bruno López describe:

"Por doquier había cuerpos, se podían contar en las calles del pueblo más de 20, que habían transformado el lugar en el reino de los buitres".

Acto seguido, se ven volando lo que parecen ser unos zopilotes. Sigue López:

"De los ahí tirados, uno estaba vivo".

El reportero se acerca, micrófono en mano, a un muchacho malherido, tendido en la calle:

"Llevas mucho tirado aquí?"

La primera respuesta es inaudible. Luego se alcanza a escuchar:

"No sé nada, me trajeron a morir. Yo siempre dije que estaría aquí, yo voy a morir".

Sigue López, aunque esta parece ser su interpretación y no la declaración precisa del muchacho:

"Agonizante, aseguró que fue engañado y forzado a ir con los rebeldes, desarmado a un matadero".

El malherido, otra vez, incoherente y casi susurros:

"... Ya vamos a empezar la guerra, le dije, de ahí me agarraron..."

"A su alrededor --complementa, aunque no explica, el reportero-- se sentía la desesperación por sacar amigos y familiares heridos".

Luego, las palabras de un ciudadano:

"... Es que cayó una bomba adentro de la casa y a una señora le rompió los pies y a una niña le agarró los sesos..."

"Para los vivos --termina el enviado-- fue el momento de salir a la calle por primera vez y ver lo que encerrados se imaginaron".

Allí termina la nota. El pobre joven tirado en una calle de Ocosingo, había pasado a la fama televisiva gracias a la oportunidad del reportero de Univisión que descubrió que, en contra de lo que podría suponerse, enmedio de una veintena de cadáveres, estaba vivo.

Pero no le sirvió de mucho. El dramáticamente fotografiable, para provecho del espíritu sensacionalista confundido con noticia, pero desgraciado muchacho, allí se quedó.

Sí, en contra de lo que ya no solo principios de ética profesional sino de elemental sentimiento humanitario hubieran sugerido, el reportero López y otros corresponsales que lo acompañaban se contentaron con entrevistar al joven moribundo, acercarle el micrófono, tomar las que serían sus impresiones postreras, hacer negocio con ellas... y se retiraron del lugar.

No procuraron atención médica para él, ni lo acompañaron hasta que llegara alguna ayuda, ni avisaron a los servicios médicos que entre los cadáveres había una persona aún con vida. Allí lo dejaron. Tirado. Pero salió en televisión.

[Más tarde el reportero Jaime Avilés informó, en El Financiero, que al día siguiente el moribundo de Ocosingo había aparecido, ya difunto pero con un tiro de bala expansiva en la cabeza, en la planta baja de una casa en construcción. Ese reportero, asegura haber visto las paredes de la habitación salpicadas de masa encefálica, como evidencias de que el muchacho había sido asesinado allí, después de haber sido recogido en la calle. Aunque Avilés iba con un fotógrafo que intentó tomar gráficas de la escena, dice que la falta de luz impidió que salieran con claridad. Sorprende, al menos, que el fotógrafo no llevara flash. Pero en todo caso, esta versión indicaría que al efímeramente célebre muchacho de Ocosingo, después de que los primeros periodistas lo dejaron tirado en la calle, alguien lo recogió y le ayudó a mal morir, dándole un balazo en la cabeza. ("El dolor de volver a Ococingo" (sic), en El Financiero, sábado 5 de marzo)].

Sobre las ejecuciones, la misma noche del 4 de enero, Enlace de Canal 11 incluía una breve nota del reportero Daniel Ruiz en la que, teniendo como fondo las calles, aparentemente de Ocosingo, aunque la información se originaba en San Cristóbal, se escuchaba que, entre los cuerpos que allí permanecían, "hay cuando menos 5 cadáveres que tienen señales de haber estado amarrados y el tiro de gracia".

 

Guerra aérea, al aire. También la noche del 4 de enero, 24 Horas daba cuenta del empleo de artillería aérea para cercar, o para sacar de sus escondites, a miembros del EZLN. Anunció Zabludovsky:

"En San Cristóbal de las Casas, aviones del Ejército Mexicano atacaron desde el aire a los hombres armados que huían a las montañas y que disparaban contra soldados mexicanos".

Se veían escenas de aviones en vuelo. Y el reportero Daniel Flores Meseses, consignaba:

"El Ejército Mexicano, en su tercer día de enfrentamientos con grupos armados, bombardeó este martes por la tarde la sierra conocida como Zacualpa en el municipio de Acala, Chiapas, en donde se encontraban grupos armados".

Seguía:

"Ví desde la parte alta de San Cristóbal cómo los aviones, tres de ellos, dejaban caer sus proyectiles contra esta sierra en forma escalonada. 25 minutos duró este ataque, cuyos estallidos eran apenas perceptibles desde donde yo me encontraba. Los resultados de ese ataque aún se desconocen".

Ni Flores Meneses, ni el conductor del noticiero, hablaron de "bombas", aunque sí de "bombardeos", como se haría en varios diarios a la mañana siguiente. A pesar de la contradicción sobre el escenario de las hostilidades aéreas (el reportero dijo que ocurrieron en el municipio de Alcalá, en tanto que Zabludovsky se refirió a San Cristóbal) la nota era clara: Flores Meneses a lo lejos vió cómo caían proyectiles, a tal distancia que el estruendo apenas se escuchaba y consignando que no conocía las consecuencias de ese ataque.

En el Canal 13, muy brevemente, así se dio la información:

"Esta tarde en San Cristóbal de las Casas, se realizó un operativo militar en los alrededores de la ciudad. Aviones sobrevolaron las localidades de El Corralito y El Ocotal, desde donde focos de alzados les lanzaron fuego de metralla. Una hora duró el operativo".

Así se sugería, sin abundar en ello, que el fuego de los aviones militares había sido en respuesta a un ataque desde tierra. Era un tratamiento informativo, en ese sentido, escrupuloso. Pero había contradicción, con otras versiones, incluso respecto del sitio exacto de esas operaciones. Pocas horas antes, en Monitor de Radio Red, el conductor Enrique Muñoz presentaba al editor de El Tiempo de San Cristóbal, Amado Avendaño, quien decía que alrededor de las cinco de la tarde varios helicópteros sobrevolaron la zona al sur de esa ciudad:

"Una hora después vimos cuatro aviones que comenzaron a lanzar misiles. Yo, desde la azotea de mi casa, ví cómo cayeron unos 25 por ese rumbo de la ciudad. También oímos los estallidos".

Avendaño primero habló de "misiles". Pero a continuación, decía:

"El bombardeo terminó como a las 17.45 horas. Las gentes que viven en el sur comenaron a huir hacia el centro de la ciudad... Vimos cómo los aviones bajaban en picada y lanzaban las bombas. Cada avión lanzaba dos bombas al mismo tiempo".

Aparentemente, el cuatro de enero fue el primer día en que se emplearon los recursos de fuego aéreo de los que dispone el Ejército Mexicano. Quizá antes hubo algún otro ataque desde el aire, del que hubo poca evidencia en los medios. La mañana del 3 de enero el enviado de Radio Mil, Rubén González Luengas, decía que el suyo, "fue el único medio de comunicación que estuvo presente durante el bombardeo y en otros acontecimientos", pero no daba más detalles.


 

Las noticias dijeron bombas, aunque nadie las haya visto

Los proyectiles disparados ese martes 4 de enero, según otras versiones por cinco aviones y tres helicópteros del Ejército Mexicano y sobre una zona montañosa al sur de San Cristóbal, estaban dirigidos a un escondite donde se presumía había miembros del EZ. Allí se inició una de las grandes confusiones de la crisis en Chiapas, en donde los medios de información, en este caso (especialmente, aunque no sólo) la prensa escrita, contribuyeron no sólo a propalar, sino incluso a magnificar versiones no confirmadas.

Las agencias de prensa internacionales, el martes 4 y el miércoles 5 de enero no hablan explícitamente de bombardeos. Los despachos más precisos, mencionan a "helicópteros artillados y aviones que lanzaron cohetes". Agencias como UPI e IPS, sólo en una ocasión se refieren a tales hechos como bombardeos. Otras, como AFP, AP, DPA, Reuters y Ansa sí ofrecen, horas después de los incidentes, la versión de que el Ejército Mexicano habría bombardeado una montaña al sur de San Cristóbal. Ninguna de ellas señala que hubieran sido atacados objetivos civiles. SIn embargo, la especie del bombardeo comenzaría a correr, hasta ser publicitariamente legitimada en tinta y papel.

Son bombas, escucharon decir algunos corresponsales y así lo consignaron en sus notas. Son bombas, replicaron los titulares de varios diarios. Son contra gente indefensa, circularon versiones en Chiapas. Están masacrando civiles fue el comentario, vuelto denuncia, en numerosos espacios de prensa.

La mañana del 5 de enero, muy temprano, el enviado de Radio Red, Víctor Manuel Suberza, presentaba en Monitor de José Gutiérrez Vivó un recento de los acontecimientos del día anterior. Entre ellos, aunque no en el sitio más destacado de su información, decía que:

"... al atardecer, en las cercanías de San Cristóbal de Las Casas, cuatro aviones del Ejército Mexicano bombardearon los ejidos de San José Porvenir, San Antonio de los Baños y Corralito".

Nada más. Poco después, Ciro Pérez Silva, en Para Empezar de Pedro Ferriz de Con (a través de Stereorey) decía que:

"por la tarde, hubo un bombardeo en los alrededores de San Cristóbal de Las Casas, en un cerro".

Era todo. En estos, que son dos de los noticieros radiofónicos más influyentes y escuchados en el país, se mencionaba como un hecho la existencia de bombardeos, aunque sin considerarlo grave. Ni siquiera se le destacaba entre los sucesos más importantes del día anterior.

Otra cosa ocurre en la prensa escrita. Ese miércoles 5, La Jornada anuncia, y denuncia, en su encabezado principal:

"Bombardeo al sur de San Cristóbal".

La información, de los reporteros Rosa Rojas y Gaspar Morquecho --este, del diario El Tiempo de San Cristóbal-- indicaba que había un nuevo frente de batalla al sur de esa ciudad,

"en las comunidades del sur, zona densamente poblada que, de acuerdo con testigos, habría sido bombardeada por helicópteros del Ejército Mexicano".

Los testigos, no son identificados. Tampoco se dice que a los reporteros les conste el bombardeo. Sin embargo, ese diario le dio su encabezado principal y corrió así la versión de que estaba ocurriendo una agresión a gran escala en contra de civiles. En la misma nota se aludía, sin presentar declaraciones textuales, al obispo Samuel Ruiz quien, en conferencia de prensa:

"Subrayó la desproporción entre las fuerzas del EZLN y los medios que se están empleando para combatirlas, como bombardeos y acción aérea. Dijo que hay rumores de que se bombardeó también la Cañada de Patihuitz".

"Bombardean a guerrilla" fue, también calificando el tipo de proyectiles pero encontrándoles otros destinatarios, la portada de Reforma. Los enviados de ese diario escribieron al comienzo de su nota:

"El Ejército Mexicano inició ayer el bombardeo contra columnas de zapatistas en la parte Sur de esta ciudad, provocando la huída de 500 personas que habitaban el rumbo".

Pero aunque la acción estuviera dirigida contra neozapatistas, se reconoció que:

"Socorristas de la Cruz Roja afirmaron que el operativo causó al menos dos muertos y dos heridos civiles".

En la misma primera plana, se mostraba, en grandes dimensiones, la fotografía de un avión bajo el cual se apreciaba un proyectil que acababa de ser disparado. Esta foto, de Miguel Velasco, sería el primer testimonio gráfico, y prácticamente el único, en donde se podía apreciar una acción armada desde el aire.

Ovaciones, de acuerdo con su estilo deportivo pero como si de tratara de un nuevo triunfo de Julio César Chávez, publicó una concisa pero estruendosa cabeza en la portada del segmento azul:

"¡Bombardeos! Gana terreno el Ejército".

Este diario, aparte de consignar las operaciones cerca de San Cristóbal, decía que:

"se sabe que unas horas antes los mismos aviones habían bombardeado la zona boscosa de Los Altos de Chiapas, a un costado de Ocosingo..."

Para El Financiero, que en el balazo de la nota respectiva decía "Bombardeo aéreo cerca de comunidades indígenas", el asunto no fue de unos cuantos proyectiles, como se había dicho en los noticieros de la noche anterior, ni se trataba de una acción contra el EZLN. La cabeza principal de esa edición, apuntaba en la primera página: "Arrecian los combates en Chiapas". Luego, en interiores, bajo el titular antes citado se destacaba: "Bombardeos sobre rebeldes; cese al fuego, exhorta la iglesia". En dicha nota, El Financiero publicaba:

"Indiscriminados e intensos bombardeos efectuaron casi al caer la tarde aviones y helicópteros sobre una zona montañosa que limita por el sur el valle de San Cristóbal, en los linderos de esta ciudad donde están asentadas unas 13 paupérrimas comunidades indígenas. Los bombardeos eran dirigidos, al parecer, sobre fuerzas insurgentes que se replegaron".

Con menos dramatismo, pero también aludiendo a proyectiles pesados en contra de civiles, El Universal cabeceó:

"Bombardea el Ejército a 14 colonias de San Cristóbal".

Allí, ni siquiera se decía que los objetivos del ataque aéreo estuvieran fuera, sino en plena ciudad.

En contraste con esos tratamientos informativos, unomásuno publicó en su cabeza principal:

"Ataque aéreo contra alzados en Chiapas".

En el interior del país, los diarios muestran parecidas tendencias en su información. "Bombardean a Guerrilla" dice El Norte, en titular idéntico al de su socio capitalino, Reforma, con todo y la misma foto. También en Monterrey, El Porvenir da cuenta de los ataques y establece un contraste: "Bombardea Ejército zona civil", dicen las ocho columnas y, junto a ellas, una nota bajo el encabezado "Ataca fuerza comunidades tzotziles, hay informes de víctimas civiles; pide obispo tregua y subraya desproporción del ataque". A una amplia información de esos hechos, El Porvenir incorpora una versión que no fue frecuente en los diarios del país: "Según el sacerdote local Gustavo Ituarte Verduzco, el fuego aéreo fue respondido por grupos armados del EZLN". En Hermosillo, El Imparcial destaca: "Ataque aéreo a rebeldes". El Diario de Juárez, de la fronteriza población chihuahuense, incorpora un sesgo también novedoso: "Con bombardeo rescatan pueblos", admitiendo que hubo lanzamiento de bombas pero con propósitos plausibles. Pocos diarios, en el transcurso de este conflicto, publicaron una cabeza que fuera al mismo tiempo, tan reveladora y tan intencionada. Lástima que la información, como se apunta en el siguiente párrafo, muy posiblemente fuera falsa. El mismo Diario de Juárez, a pesar del mencionado titular consignaba el testimonio de mujeres campesinas que se quejaban de los bombardeos que, aseguraban, estaban afectando a la población civil. "Bombardea FAM Posiciones Rebeldes", dice Ocho Columnas de Guadalajara y, la nota bajo tal encabezado, está destinada a justificar esa presunta acción militar: "La fuerza aérea lanzó hoy una acción en una zona montañosa cercana (a San Cristóbal) sobre grupos armados que rechazan el diálogo con el gobierno".

Cuatro aspectos contradictorios se manifiestan desde entonces, en relación con los ataques aéreos. Dos de ellos, el sitio exacto y la intensidad de la operación (cuántos proyectiles, cuánto tiempo, a cargo de cuántas aeronaves) pueden ser de detalle pero las distintas versiones al respecto dan cuenta de la confusión entre los informadores, ninguno de los cuales había sido testigo cercano de tales hechos. Los otros dos aspectos seguirían sin ser aclarados fehacientemente, al menos por varios días, y las discrepancias en torno a ellos fueron de las más enconadas, tanto a propósito del manejo de medios como respecto del manejo militar que el gobierno habría autorizado, o permitido, en esa primera semana del combate en Chiapas. Uno, es el objetivo de los ataques aéreos: las autoridades militares, mucho más tarde, sostuvieron que se trataba de trincheras del EZLN, aunque diversos grupos compartieron la versión, dentro y fuera de México, de que habían ocurrido embates aéreos en contra de poblaciones civiles. El otro tema es el del tipo de proyectiles que se habrían disparado. Varios periodistas y medios de información aseguraron que se trataba de bombas. La Secretaría de la Defensa y otros voceros oficiales dirían que eran cohetes, o rockets, que tienen un alcance mucho más definido y que no poseen la capacidad devastadora de las bombas, propiamente dichas.

Tales confusiones y contradicciones, se mantienen en la prensa del jueves 6 de enero. "Huyen alzados a la selva; siguen los ataques aéreos", dice Excélsior en una de sus notas destacadas en primera plana. La Jornada es menos precisa pero más escandalosa, ofreciendo una imagen de devastación e incluso de posibles abusos, con esta cabeza en grandes tipos:

"Bombardeos, pánico, éxodo".

En la contraportada de ése diario, una foto de Carlos Cisneros muestra, a la distancia, un pequeño avión que se presume es militar. "En pleno bombardeo", dice el pie de esa ilustración. En interiores, la información relativa a los ataques aéreos señela que:

"Aviones de la Fuerza Aérea Mexicana dispararon ayer 14 proyectiles cerca de Peña María, una de las comunidades de la zona sur de San Cristóbal de Las Casas. Voceros militares informaron que allí, sobre una región alta, estaba apostada una ametralladora del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, desde la cual se repelía a los helicópteros que sobrevolaban el área. Todo el lugar fue objeto, desde las 9 a las 12 horas, de fuertes ataques de artillería".

El Universal, también anuncia en su cabeza principal: "Avanza bajo intenso bombardeo el EZLN hacia San Cristóbal". Tal encabezado, en una interpretación posible, sugería que en caso de ser cierto, el bombardeo no era desproporcionado puesto que, a pesar de él, las fuerzas del EZ continuaban su marcha. El Universal, en interiores, ofrece su información sobre esos hechos bajo el encabezado "Bombardeos que no cesan". Allí se presenta la que, junto con la de Reforma el miércoles 5 y la que apareció en La Jornada el mismo jueves 6, eran las únicas tres fotografías, publicadas en la prensa mexicana, aparentemente relacionadas con presuntos bombardeos. La gráfica de Reforma, como ya se comentó, mostraba un proyectil después de haber sido disparado por un avión. En La Jornada, sólo se veía una aeronave a la distancia en una foto de Carlos Cisneros. En El Universal, una gráfica de Manuel Navarrete presentaba un paraje con árboles y humo saliendo de entre ellos y bajo ella, el siguiente pie de foto:

"En la sierra, en las cercanías de Rancho Nuevo, siguen los bombardeos para acabar con los subversivos que se ocultan en la región".

Igual que en el encabezado principal, El Universal mostraba en ese pie de foto la noticia junto con la disculpa: había bombardeos, aseguraba, pero con propósitos que parecieran entendibles pues se trataba de perseguir a "subversivos".

En Excélsior, se dice que el Ejército Mexicano ha proseguido sus bombardeos a través de dos ataques aéreos. Para El Financiero, los bombardeos se intensificaron hacia el mediodía y "fueron justificados por el vocero gubernamental, Eloy Cantú Segovia", aunque no se presenta ninguna declaración textual de ese funcionario. El Heraldo de México asegura que aviones Pilatus de la fuerza aérea, bombardearon durante media hora. El Nacional en cambio, no emplea el término "bombardeos" pero informa que el ejército realizó ataques desde el aire en contra de enclaves del autodenominado Ejército Zapatista.

El Diario de Juárez, destaca "Mueren civiles en bombardeos" aunque en el cuerpo de la nota respectiva, si bien menciona que durante la acción militar de aviones y helicópteros había pánico a las orillas de San Cristóbal, nunca explica cuáles civiles, o dónde, habrían resultado muertos. Casi idéntico es el enfoque de Diario de Chihuahua ("Civiles, víctimas de bombardeos"). El Imparcial sonorense destaca "Arrecian ataques a rebeldes" en tanto que El Porvenir regiomontano, sintetiza "Exigen rendición, sigue bombardeo". El Norte, también en Monterrey, a diferencia del día anterior ahora concede escasa importancia a la guerra desde el aire pero, en ese afán minimizador relega a una pequeña nota, en su página 11, las aclaraciones de la Secretaría de la Defensa Nacional que dice que en Chiapas:

"se están empleando granadas de mortero y de mano para amedrentar a los grupos de transgresores, descartando el uso de bombas, como se ha reportado".

Con todo, El Norte es el único de los diarios del interior del país, revisados para este trabajo, en donde se consigna el boletín de la Sedena. La nota ofrecía la explicación del mayor Pedro Almazán, del grupo de prensa del Ejército: "Se han manejado versiones en el sentido de que son bombas, pero son falsas" (las versiones, seguramente). Y aclaraba: "si en realidad se tratara de bombas, el poder destructivo sería muy grande, lo que ocasionaría serias bajas aún entre la población civil".

 

Miércoles 5. Quejas, versiones y abusos

La guerra desde el aire cobró pronto sus primeras quejas. Un grupo de escritores y periodistas, exije en un desplegado de prensa, "el cese inmediato de los bombardeos que lleva a cabo el ejército mexicano sobre zonas densamente pobladas por civiles en territorio chiapaneco", así como respeto a los derechos humanos en la zona e "información veraz y profesional, pues todos los intentos de manipulación informativa contribuyen a la profundización del conflicto. Encabezan la lista de firmantes Jesusa Rodríguez, José Emilio Pacheco, Rodolfo F. Peña, Carlos Monsiváis, Carlos Fuentes, Cristina Pacheco, Elena Poniatowska, Sergio Pitol, Rolando Cordera y Carlos Montemayor. Ese documento aparece publicado en varios diarios la mañana del 5 de enero y es fiel reflejo del ánimo que se extendió en un segmento de la opinión pública, ante informaciones que aseguraban la existencia de bombardeos en contra de población civil y la falta de aclaraciones por parte de las autoridades militares. En Guadalajara, el caricaturista Falcón propone, en un cartón aparecido en Siglo 21, que Jacobo Zabludovsky haga correr al revés la cinta de los bombardeos, "para que se vea a los aviones recogiendo y no tirando bombas".

Entre otras versiones que apoyan la especie del lanzamiento de proyectiles pesados, estaba la del enviado Víctor Manuel Suberza, que en la influyente Radio Red aseguraba la mañana del 6 de enero:

"En esta zona, sitiada a sólo 4 kilómetros de San Cristóbal de las Casas, viven 200 personas, quienes desde la tarde del martes y hasta las 11 horas de ayer, atestiguaron con temor el ataque con bombas emprendido por el Ejército Mexicano que ha destacado para tal efecto cuatro aviones y dos helicópteros que refuerzan la acción con descargas intermitentes y ametralladoras. Es una zona ejidal, en donde a las 9 de la mañana de este miércoles comenzó el bombardeo por parte de aviones del Ejército Mexicano. Se puede escuchar a lo lejos el ruido de los aviones y cómo dejan caer las bombas".

Tal profusión de detalles (200 testigos, 4 aviones, la hora precisa, el ruido identificado) refuerza la apariencia de que el reportero estaba enterado de lo que decía. Sin embargo, una revisión cuidadosa indicaba que Suberza nunca presenció los supuestos bombardeos, solamente los escuchó. La impresión de que se trataba de una agresión en contra de civiles, se acentúa por el paisaje que el reportero describe: la gente que vive allí, el hecho de que se trata de un ejido lo cual, siendo el acontecimiento en Chiapas, remite a una población pobre y, por ello, doblemente maltratada.


 

 

Otros actores: campesinos y miembros de base del EZLN

Mientras esas versiones y quejas eran escuchadas y leídas, en Chiapas, el mismo miércoles 5, el vocero gubernamental Eloy Cantú anuncia cuatro puntos para iniciar el diálogo: cese de hostilidades, deposición y entrega de armas, devolución de rehenes y secuestrados e identificación de los interlocutores y dirigentes del grupo armado. El gobierno, "tendrá las consideraciones que la ley permite frente a aquellos que acepten esta invitación al diálogo", dice. En tanto, siguen los combates cerca de la 31a. zona militar, así como el lanzamiento de proyectiles, por parte del Ejército, en la zona sur de San Cristóbal. Un grupo de fusileros es emboscado por el EZ cerca de María Auxiliadora. Guadalupe Tepeyac aún está en poder del Ejército Zapatista, en tanto que el Ejército Mexicano anuncia que ha recuperado Ocosingo, aunque todavía hay miembros del EZ ocultos en distintos sitios.

Las secretarías de Gobernación, Defensa y Desarrollo Social, así como la Procuraduría General de la República, declaran conjuntamente que lo sucedido en Chiapas no es un levantamiento indígena, sino la acción de profesionales con una dirección de origen nacional y extranjero, experta en conducir actos de violencia y terrorismo. Un extenso documento, es presentado por la subsecretaria de Gobernación, Socorro Díaz. Por otro lado pero ese mismo día 5 de enero, la PGR da a conocer un retrato hablado del subcomandante Marcos: 1.75 ms. de estatura, complexión atlética, tez morena clara, 25 años, habla dos idiomas, es cacarizo y lampiño. Eso dicen.

Jorge Madrazo, presidente de la CNDH, considera que la contención al EZLN se realiza con pleno respeto a los derechos humanos. El Presidente Salinas pide a la CNDH su intervención para "garantizar el trabajo de periodistas". Por su parte, el obispo Samuel Ruiz solicita al Comisionado de los Derechos Humanos, Madrazo, que comente "en las esferas oficiales" que a las condiciones que ya hay para el cese al fuego, será conveniente añadir una decisión para amnistiar a los miembros del EZ. El obispo de San Cristóbal insiste en que su postura es de mediador, no promotor del Ejército Zapatista. Felipe Arizmendi, obispo de Tuxtla, dice que la mediación debe correr a cargo de la iglesia, no de los partidos.

Otras reacciones: el Consejo de Organizaciones Agrarias demanda cese al fuego como condición para el diálogo, ley de amnistía, reconocimiento del EZLN, castigo a los responsable de bombardeos y liberación de presos políticos en Chiapas. Cinco miembros de la Central Independiente de Obreros Agrícolas y campesinos, CIOAC, integrante del COA, son aprehendidos por el Ejército Mexicano en Las Margaritas. Por su parte, el Congreso Agrario Permanente considera que la Mesa de Concertación instalada por la Sedesol debe atender a todas las instituciones involucradas en el conflicto.

Las organizaciones campesinas de Chiapas trataban de recuperar terreno, desde luego entre sus agremiados pero también delante de los medios de información. Más tarde, un sector que adquiriría gran protagonismo sería el de los grandes ganaderos de Chiapas, a cuyos excesos en el trato con los campesinos indígenas se llegó a atrubuir una de las causas de la rebelión del primero de enero. Por lo pronto, uno de los grupos cuya voz se conoció menos, casi sólo por excepción, era el de los campesinos que, habiendo formado parte del Ejército Zapatista, desertaron de él o fueron capturados en los primeros días de hostilidades. Diversos medios ofrecieron amplios espacios al comandante Marcos y a los comunicados de la dirección del EZ, pero casi nada a los miembros, por así decirlo, de base de ese ejército. Una de las ocasiones en que se conoció un testimonio de ese origen, fue el 5 de enero en Perfiles de la Noticia, de Organización Radio Centro, cuando el enviado Rafael Flores presentó el siguiente diálogo con un zapatista:

"-Señor, ¿cuánto tiempo hace que pertenece al EZLN?

-Tres años.

-¿Qué tipo de entrenamiento militar recibían?

-No lo entiendo, ¿cómo dice, que qué?

-Los enseñaban a usar explosivos, granadas, armas de fuego?

-Nomás sé usar arma

-¿Lo obligaron a pelear?

-No, todo fue voluntario

-¿Alguien los ayudaba?

-No, nadie.

-¿Por qué decidió alzarse en armas?

-Porque tenía mucha necesidad, porque ha visto mucha pobreza sobre mis hermanos campesinos, porque el gobierno nunca nos hace caso.

-¿Cómo fue que los agarraron?

-Nos dijeron que viniéramos para acá para reunirnos con unos compañeros. Nosotros pensábamos que los que nos estaban esperando eran buenos, pero nos agarraron con trampas".

Para entonces, 5 de enero, La Comisión Permanente del Congreso de la Unión, convoca al EZLN a propiciar el cese de hostilidades, aceptar formas de mediación y contribuir, junto con las autoridades y la sociedad, al diálogo y la negociación. Esta moción es suscrita por todos los partidos con representación legislativa, a excepción del PFCRN que considera que el EZLN protagoniza un levantamiento insurgente. Se acuerda formar una Comisión Plural que se traslade a Chiapas.

Fernando Ortiz Arana, a nombre del PRI, considera "inadmisible la actitud de quien pretende emitir un juicio definitivo sobre los hechos de Chiapas y de quien intenta manipular la interpretación de estos acontecimientos para acusar y amenazar al gobierno de la República". Los presidentes de El Salvador, Nicaragua y Argentina, expresan ese día 5 su solidaridad con Carlos Salinas por los acontecimientos de Chiapas. Lo que ocurre allí, "es una voz de alarma para los gobiernos de América Latina", manifiesta el ministro boliviano de Desarrollo Social, Fernando Romero. Roy Mc Laren, ministro de Comercio Internacional de Canadá, considera que la situación en Chiapas será manejada con sensibilidad por el gobierno mexicano y sostiene que el conflicto no se relaciona con el TLC.


 

 

La televisión toma piso, pero los televidentes no

Ya en la noche del miércoles 5, la televisión ofrece una información más seleccionada, menos abundante incluso, que en la jornada anterior. Se da cuenta de las declaraciones del vocero en la zona del conflicto Eloy Cantú y del mensaje de la subsecretaria Socorro Díaz. Esos dos materiales, ocupan 16 de los 25 minutos que esa noche el noticiero 24 Horas dedica al tema chiapaneco.

Además, Jacobo Zabludovsky presenta un retrato hablado y otros datos sobre el "subcomandante Marcos", que aprovecha para subrayar, de nuevo, el carácter presuntamente exclusivo de la información que ofrece. Así presentó el conductor de 24 Horas ese material:

"El sábado 1 de enero, cuando el Canal 2 dio la primera noticia, prácticamente dio a conocer a México y al mundo lo que ocurría en Chipas y luego Eco, donde dimos la más completa información continua de los hechos violentos. Ese mismo día, muy temprano, entrevistamos a varios dirigentes del grupo armado. Uno de ellos dijo ser el comandante Marcos".

El retrato hablado también lo presentó el noticiero nocturno del Canal 13.

Luego, 24 Horas incluía una nota de su reportera Susana Solís sobre la ayuda que la Cruz Roja estaba ofreciendo a los heridos en Chiapas, aunque en las escenas correspondientes no se veía a socorristas de esa institución sino a soldados. A pesar de que en la presentación de esa nota el conductor se refirió a "los grupos armados transgresores de la ley (que) continuaron hoy huyendo hacia la selva y escondiéndose en las montañas de los Altos de Chiapas", la reportera no dijo nada de tales huídas.

El noticiero Hechos, del Canal 13, dijo:

"La ofensiva del Ejército ha sido constante. Los rebeldes tratan de atrincherarse en la selva, pero al acoso militar se suma ya el hambre, el cansancio y sobre todo el desaliento. Algunos insurrectos quieren dejar las armas..." Luego, el reportero Juan Manuel Pereyra narraba: "La persecución de los alzados se está dando sin tregua. desde muy temprano se vio la parte espectacular de esta lucha antiguerrillera", para agregar que había continuado "el bombardeo de aviones de la Fuerza Aérea sobre nidos guerrilleros... Durante más de media hora los aviones de la Fuerza Aérea dejaron caer sus bombas muy cerca de las comunidades de Manzanilla y Carrizales".

El reportero no decía si había presenciado esos acontecimientos (en todo caso no registrados por la cámara) o si apoyaba su información en versiones indirectas. De cualquier manera, después de insistir en que el conflicto bélico se estaba resolviendo en contra del EZLN, cuyos elementos estarían escapando e incluso en algunos casos desertando, el noticiero de Canal 13 apoya la versión de los bombardeos sobre áreas habitadas por población civil. Antes, en el resumen de entrada, se había dicho que "El número de muertos... ya no fue precisado, pero el conflicto ha cobrado por lo menos 100 vidas, aunque fuentes eclesiásticas calculan la cifra en 400".

El malabarismo con las cifras de víctimas seguía presente. Otros segmentos de este noticiero dan cuenta de las declaraciones de funcionarios gubernamentales, así como del desmentido del dirigente de la CNC, Hugo Andrés Araujo, quien negó que él o su organización tuvieran vínculos con el grupo armado en Chiapas --el noticiero no recordó que esa, era una aclaración a versiones propaladas en ese mismo espacio televisivo--.

Javier Alatorre, el conductor del noticiero, después de presentar declaraciones de la subsecretaria Socorro Díaz, en las que se sugería que el EZLN tenía influencia extranjera, hizo la siguiente reflexión:

"Los hechos van definiéndose y en ellos podemos apreciar dos vertientes de este asunto: los grupos levantados parecen estar dirigidos por profesionales de la violencia y arrastrados por ellos, campesinos e indígenas que hoy se descubren engañados... Pero queda en el aire quiénes son esos profesionales de la violencia de los que hablamos, perros de guerra (sic) que tienen un precio. Y aquí la pregunta: ¿Quién los paga? Y también la interrogante: ¿Qué provocan con sus actos?... En el fondo hay rezagos sociales que deben atenderse. Sería pertinente recordar ejemplos cercanos; vecinas naciones centroamericanas que en décadas de violencia sólo han visto deteriorado más sus niveles de vida... Es preciso hacer un llamado a la cordura y a la reflexión serena".



 

 

Riesgos de guerra. Los enviados como protagonistas

Pero la serenidad era avasallada por el dramatismo de la guerra y de los riesgos que implica. Un percance en el que resultan involucrados varios corresponsales y que sería muy mencionado en la prensa internacional, es relatado por 24 Horas en los siguientes términos:

"Reporteros de la agencia francesa de noticias France Presse y Univisión de los Estados Unidos, se encontraban en unos cerros en El Corralito, a 10 kilómetros de San Cristóbal de las Casas y aviones del ejército dispararon y lanzaron cohetes. Los reporteros dijeron que cerca había una zona habitada. En ese incidente no hubo heridos".

El hecho estaba consignado, pero no así sus motivos ni consecuencias. No se decía hacia dónde fueron lanzados los cohetes mencionados, ni el motivo posible de ese ataque. (Esa noche, Zabludovsky sí menciona el secuestro del general Castellanos, de cuyo paradero incierto se había ocupado el día 3, sin reconocer que el ex gobernador estaba plagiado).

En Canal 11, el noticiero Enlace brinda un sitio relevante al incidente de los reporteros que, sin haber sido heridos, denunciaron haber sido atacados por una aeronave militar. El enviado César Martínez decía que, esa mañana, periodistas de la revista Mira y de la cadena de televisión Univisión, sufrieron un ataque de aviones del Ejército mexicano. "Los tirotearon con ametralladoras y les arrojaron bombas. Nadie resultó lesionado".

El reportero de Canal 11 no mencionó a la AFP entre los medios cuyos enviados habían protagonizado aquel percance aunque, a diferencia de Zabludovsky en Canal 2, sí incluyó a la revista Mira. El director de esa publicación, Miguel Angel Granados Chapa, consideró mezquina la omisión en el noticiero de Televisa del nombre de su revista, según escribió para su columna en el diario Reforma. Zabludovsky aclaró al día siguiente que en el momento de presentar la nota no sabía que entre los presuntamente agredidos estaba un reportero de Mira. Hubo intercambio de exigencias entre esos personajes del periodismo, pero ningún intento para aclarar la naturaleza del incidente.

El reportero Martínez, de Canal 11, ayudó poco a entender las dimensiones del ataque aparentemente dirigido contra los periodistas. Al decir que se había tratado de un bombardeo, le dio al hecho, de por sí grave, una dimensión que no había tenido (no es lo mismo un ataque con bombas, que devasta todo en su objetivo y sus alrededores, al fuego de metralla). Decir que aviones de la Fuerza Aérea habían arrojado bombas contra un objetivo específico y que nadie había resultado herido, por lo menos abría grandes dudas sobre la puntería de los artilleros mexicanos.

Los medios internacionales desplegaron esta noticia con gran interés. La primera información que se tuvo del hecho, había sido gracias a un oportuno pero parcialmente falso cable de la agencia France Presse. Metropolitano, el espacio informativo de cada hora en Radio Red, consignó ese mediodía que de acuerdo con dicha agencia:

"Bombardeó el Ejército Mexicano durante media hora a periodistas de Univisión, France Presse y la Revista Mira".

Y se añadía, en voz de la locutora María Teresa Aviña:

"Explicó que uno de sus enviados reportó desde el lugar de los hechos que varios vehículos identificados como prensa sufrieron el ataque en el cerro María Auxiliadora, al igual que una casa humilde de campesinos".

La versión de que el Ejército bombardeara de manera intencional a periodistas, como según esa y otras informaciones aseguraban, motivaría gran revuelo. Adicionalmente, se decía que junto con los informadores, una casa "humilde, de campesinos" había sido blanco de los ataques. La noticia era tan grave que los conductores de radio, más adelante, la tomaron con cuidado. José Luis Reyes, en la misma emisora, dijo que ese cable de France Presse era "por supuesto, información por confirmar". Pero abundó: "no había gente de la guerrilla en los alrededores, pero sí una casa humilde, donde vivía una familia de campesinos que no sabemos qué suerte corrieron", según decía en un nuevo despacho el reportero de AFP Gerardo Tena.

"Los ataques fueron realizados con metralleta desde un aviión que lanzaba bombas", se indicaba, en la versión de dicha agencia leída en Radio Red. Desde el comienzo la información sobre ese incidente presentaba contradicciones. Nunca pudo demostrarse que había una vivienda campesina agredida. Tampoco se explicaba si la agresión era con metralla o con bombas. En todo caso, no hubo reporteros lesionados. Con más precaución, una información de la agencia Reuters, presentada por la conductora Katya V. Buerón en Vector XXI de Radio Acir, decía poco antes de las dos de la tarde de ese 5 de enero que:

"Un grupo de periodistas se encontraba entrevistando testigos cuando ocurrió el bombardeo. Las personas presentes se refugiaron bajo algunos autos para cubrirse, pero no quedó claro de inmediato si hubo víctimas".

Y con un sentido de responsabilidad profesional y política, más o menos a la misma hora el conductor Enrique Quintana decía en Enfoque de Estéreo Cien:

"Ojalá muy pronto se fijen reglas, Sabemos que esta situación es tensa, pero esta es una llamada de atención para evitar lo que hoy pudo haber sido una auténtica tragedia".

La tarde de ese 5 de enero María Elena Salinas, la conductora mexicana del noticiero Univisión, que se produce en Miami, decía lo siguiente:

"El Ejército Mexicano intensificó sus ataques contra los campesinos que desde el sábado pasado se alzaron en armas en el estado de Chiapas, lanzando bombas y cohetes contra supuestos bastiones de los rebeldes. Sin embargo los campesinos armados no fueron el único blanco. El equipo del Noticiero Univisión quedó atrapado en eun pequeño asentamiento conocido como El Corralito, Nuestro corresponsal Bruno López, quien vivió en carne propia el ataque, nos muestra las imágenes".

Entonces se veía, en el sitio de los hechos, al reportero, aparentemente protegiéndose entre los árboles.

López asegura que el Ejército les arrojó una bomba, pero después habla de cohetes, "como mostró esta toma simultánea desde otra cámara" (entonces se ve a un avión disparando).

En el grupo de periodistas estaba Elia Baltazar, de la revista Mira, quien dice para Univisión:

"Nunca sentí la muerte tan cerca, carajo".

Y comenta López:

"El modo de operar del Ejército es lo que tiene preocupada a la Iglesia".

A continuación, se ve a Gonzalo Ituarte, vicario de San Cristóbal y uno de los hombres más cercanos a Samuel Ruiz, denunciando:

"A mí me parece que (por) el hecho de que haya bombardeos tan cerca de aquí y con ese tipo de instrumentos, difícilmente puede tenerse un margen de garantía de que realmente es sólo sobre combatientes".

El corresponsal López termina su nota:

"El gobierno no cree que se esté afectando a la población civil y aseguró que incidentes como el ataque sobre Univisión y otros reporteros seguramente fue una confusión".

Unos minutos después, en Para Empezar de Stereorey, Javier Solórzano comentó aquellas escenas, luego de informar que en una declaración muy reciente, la Secreraría de la Defensa Nacional afirmaba que un grupo de 40 periodistas entró al poblado de María Auxiliadora a pesar de la advertencia de un coronel de infantería que les dijo que era peligroso internarse en ese lugar. Solórzano, aparte de preocupación, expresaba reservas sobre la versión del corresponsal de la cadena estadunidense:

"Personalmente, quiero decir que para mí la voz de Bruno López es una voz muy autorizada. Pero si hubo una advertencia habrá que investigar qué fue lo que pasó, y sobre todo habrá que tomar en cuenta la amplia voluntad de Ejecutivo mexicano de mandar al señor Jorge Madrazo para que haya un irrestricto respeto a los derechos humanos y a las actividades de carácter periodístico".

Otros informadores, desmienten que hayan desatendido indicaciones militares. Alberto Valderrábano, en Al Salir el Sol de Patricia Flores, en Radio ABC, aseguraba muy temprano, el 6 de enero:

"Ayer por la mañana un convoy de reporteros que se dirigía a la comunidad del Corralito, a cinco minutos de San Cristóbal, fue materialmente bombardeado por dos aviones de la fuerza aérea".

Cabe insistir en que si los hubieran bombardeado materialmente, tendrían que haber ocurrido desgracias personales. Valderrábano proseguía:

"Esto, hasta el momento, causó mucha inquietud y condena por parte de los reporteros que están cubriendo los acontecimientos aquí en Chiapas".

Y más adelante:

"En ningún momento se desobedeció a las órdenes del retén militar".

Poco después, en El Fonógrafo 790, el enviado Rafael Flores Martínez reiteraba:

"Me atrevo a negar que los compañeros reporteros hayan burlado el cerco militar. Tenían ya la autorización de avanzar, pero cuando se internaron en la zona tres kilómetros, los helicópteros del Ejército los empezaron a bombardear. En tierra, los informadores agitaban banderas blancas... Los reporteros que fueron casi blanco de estos disparos, afortunadamente no sufrieron daños, ni ellos ni sus vehículos".

Otra, el 7 de enero, era la interpretación de Rubén González Luengas quien, para Radio Mil, añadía una reflexión sobre los deberes del informador en conflictos militares:

"La Secretaría de la Defensa Nacional ha reiterado en varias ocasiones que ha advertido al grupo de reporteros que cubren las acciones en Chiapas que no incursionen en las zonas de conflicto, y que si lo hacen, esto será bajo su propio riesgo. Hubo algunos reporteros que se metieron en un cerro en donde estaban bombardeando las fuerzas aéreas mexicanas y es evidente que si se meten ahí, los del aire no van a saber de quién se trata. Hay que tener mucho cuidado, porque después no se valdría estar echando responsabilidades".

Los medios de información reaccionaron de forma no homogénea ante lo que parecía una agresión deliberada, por parte del Ejército Mexicano, para coartar la libertad de información. Unos, reconocieron que un oficial advirtió a los periodistas que no se internaran en una zona en donde había tiroteos, pero que la advertencia fue desatendida. Otros, insistieron en que se trataba de una intimidación explítica. Otros más, sin abundar en el incidente, a partir de él parecieron mudar su actitud respecto del conflicto y sus actores.

Tal es el caso de la Agencia France Presse, AFP, uno de cuyos corresponsales estaba, ese 5 de enero junto con fotógrafos de la revista Mira y de la cadena Univisión, en una de las camionetas de prensa que fue atacada. Desde entonces, la información de AFP adquirió un sesgo notoriamente contrario a las fuerzas armadas. El tono de sus despachos, aunque atenuado poco después, se mantendría frecuentemente hostil en sus acusaciones al Ejército y, por ejemplo, sin recoger las disculpas del vocero oficial, Eloy Cantú, por aquella acción militar que, según dijo, había sido accidental.

No obstante, el 7 de enero Siglo 21, de Guadalajara, publicaba en primera plana la foto de un grupo de periodistas, enviados a Chiapas de diversos medios, que posaban con la boca cubierta para reclamar por las limitaciones que, según consideraban, el Ejército estaba imponiendo a su trabajo. "Un grupo de periodistas protesta en Chiapas por el ataque sufrido el miércoles", rezaba el texto al pie.

La misma foto, le permite a El Noroeste, de Sinaloa, hacer la siguiente consideración: "Ante el atosigamiento y el afán de coartar la información por parte del Ejército mexicano y en contra de la labor periodística, muchos corresponsales protestan". Incluso, este diario publica denuncias que recibieron poca atención, o no fueron formuladas en el mismo tono, en la prensa de la ciudad de México.

Bajo el encabezado "Peligroso trabajo periodístico en el conflicto lacandón", El Noroeste sostenía que el ataque del 5 de enero había sido deliberado:

"Ayer por la mañana aviones militares abrieron fuego contra corresponsales televisivos que viajaban por un camino de tierra conducente a las colinas donde el Ejército había emprendido una ofensiva".

Los periodistas, se dijo allí, consideraron que el ataque había sido "intencional... ellos --los militares-- sabían que éramos periodistas... nos estaban apuntando a nosotros".

No hace falta tener algo de cinismo para pensar que, en esa acción militar, si se hubiera tratado de un ataque deliberado los soldados a cargo de él tuvieron muy mal tino, o no querían dañar sino únicamente amedrentar a los informadores. Y en esta segunda hipótesis, sigue abierta la duda sobre la necesidad que el Ejército Mexicano tenía para andar asustando periodistas, enmedio de un conflicto tan complejo en donde nuestros militares lo menos que buscaban era mayor impopularidad.

En el caso del periódico que hemos citado, el asunto de los periodistas que se quejaron de haber sido acosados en Chiapas, además, fue utilizado como pretexto para recordar otros conflictos. En esa misma edición, El Noroeste incluía una entrevista con el diputado local Salvador López Brito, del Partido Acción Nacional, quien a propósito de la crisis en Chiapas declaraba: "Pongo en tela de duda la honorabilidad y lo glorioso del Ejército" y recordaba la muerte de dos personas, ocurrida antes, en Ahome, Sinaloa.

La foto de los reporteros autoamordazados aparece en Diario de Yucatán con el siguiente texto:

"En señal de protesta por las restricciones que impuso a su labor el Ejército mexicano en las poblaciones recuperadas en Chiapas, un grupo de corresponsales de prensa se colocó en la boca una identificación que deben portar en el brazo, durante un acto que se llevó a cabo ayer en Rancho Nuevo".

En efecto, las autoridades militares sugirieron que los reporteros estén identificados con claridad y el mismo 5 de enero, según el relato de Rafael Flores el día 6 en la radiodifusora El Fonógrafo 790:

"Los informadores contamos con camisetas y gorras blancas que las autoridades nos han proporcionado a fin de que no se vuelvan a repetir los hechos del día de ayer. Cabe señalar que las playeras ostentan de manera visible la palabra prensa. También nos dieron brazaletes".

Las limitaciones que van encontrando para desempeñar sus tareas y que eran prácticamente consustanciales al conflicto bélico, muchos periodistas las atribuyen al Ejército Mexicano. Es con oficiales de ese Ejército con quienes los reporteros tropiezan cuando buscan informaciones fuera de las salas de prensa o de las zonas autorizadas para ellos. Cuando se les impide salir de tales áreas, entonces suelen culpar al Ejército. Esa circunstancia, junto con la idea de que las tropas mexicanas están cometiendo abusos, va configurando una reacción desfavorable por parte de los informadores.

La presión y las posteriores quejas de los corresponsales extranjeros, entre quienes no es infrecuente la animosidad previa hacia las autoridades mexicanas, incluyendo las militares, se conjuga con ese malestar de los periodistas de nuestro país. Por ejemplo, el viernes 7 de enero, El Norte publica la queja de un fotógrafo catalán, disgustado porque no lo han dejado llegar a la zona de las hostilidades militares:

"El Ejército pensaba que porque siempre había tenido un control arrogante sobre la población, puede continuar de la misma manera. Pero se han dado cuenta de que eso les puede causar muchos problemas y han limitado la acción de los periodistas, entreteniéndolos y confundiéndolos".

La brecha entre reporteros y militares ya se encontraba establecida. Desconfiados unos y otros --desconfiados mutuamente--, no parecía que hubiera puntos de contacto abundantes que favorecieran el trabajo de informadores y funcionarios del Ejército. No por ello no existían voces que reconocían, desde el campo de los medios, el desempeño del Ejército, aunque eran pocas. La mañana del 7 de enero, después de la referencia a los reporteros que estuvieron en una zona de ataque aéreo y que hemos transcrito un poco antes, el periodista Rubén Gonzáles Luengas decía en La Ciudad, de Radio Mil:

"Yo quisiera señalar que el Ejército Mexicano ha enviado a la zona del conflicto a personal altamente calificado. Por ejemplo, los militares que tienen bajo control San Cristóbal de Las Casas, cuando uno platica con ellos, lo tratan perfectamente bien y con mucha educación. Nos dice 'señor, una recomendación, no haga esto, por favor; no haga lo otro, pero siempre se lo piden a uno por favor. Son hombres altos, fuertes, muy bien preparados. Los hombres que pudimos ver en combate siempre trataron a la prensa con la propiedad del caso. Sin prepotencia, muy conscientes de su trabajo y muy profesionales. Uno de los capitanes de San Cristóbal de Las Casas nos decía que a ellos les dolía mucho la situación, pero que tenían que actuar y que estaban buscando que los llamados al diálogo tuvieran una respuesta favorable, porque querían evitar hacer una matanza de indígenas manipulados".

Y más tarde, González Luengas añadía:

"Pues creo que esta es una postura que compartimos muchas personas. Es totalmente condenable la manipulación que algunos grupos están haciendo en estas comunidades, pero sobre todo, creo que esto nos dice: ¡Hey!, cuidado con todos estos rezagos, con todos estos problemas".

Varios informadores insisten en sus reclamos contra el Ejército y los funcionarios del gobierno mexicano. El 10 de enero, el titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Jorge Madrazo, declara que entre los hechos que investiga de manera especial se encuentra la agresión aérea de la que se quejaron varios reporteros. Pero el 11 de enero en Rancho Nuevo, como se relata más adelante, tiene lugar un nuevo incidente que afecta a periodistas. Por todo ello, se mantuvieron quejas como la de miembros de la Unión de Periodistas Democráticos la cual, por esas fechas, denunciaba que habían sido "víctimas de múltiples hostigamientos y agresiones físicas de parte de elementos del Ejército Mexicano y sin poder desarrollar nuestro trabajo con objetividad, limitándonos únicamente a lo que la parte oficial quiera informar".

Estas quejas ocurren en todos los conflictos militares. Hay que recordar tan sólo las inconformidades de los reporteros estadunidenses enviados a cubrir la guerra en el Golfo Pérsico a comienzos de 1991. La guerra siempre es un asunto espectacular, que los periodistas buscan cubrir en extenso pero enfrentándose a las restricciones que imponen diversas fuerzas militares. Sólo que un conflicto de esa magnitud, con todo y sus secuelas de restricción a la recolección de noticias, nunca había ocurrido en el México contemporáneo.

Algunos reporteros y comunicadores reconocen las limitaciones que tuvieron en los primeros días para informar sobre la guerra. La enviada Rosaura Ruz, en conversación con Pedro Ferriz de Con, en Para Empezar de Stereorey, apuntaba el 10 de enero:

"Los periodistas nos retroalimentamos de los propios periodistas, todos intentan penetrar a esa zona y todos estamos inquietos, inconformes y ávidos de informacion, pero por todos lados hay retenes. Sin embargo no podemos ser testigos, existe un hermetismo total de las autoridades y solo tenemos versiones de segunda, tercera o cuarta mano".

Aun con eso esa necesario, y era posible, decir qué pasaba en Chiapas.

 

¡Viva Zapata!, proclaman diarios en el extranjero

La prensa extranjera, cinco días después de la sorpresa chiapaneca, se dividía entre aquella que proporcionaba una información que pretendía eludir las exageraciones y la que traficaba, sin pena, con la explotación de una imagen folclórica, exótica, de los acontecimientos en México. Los grandes diarios en los Estados Unidos ofrecieron un tratamiento en términos generales sobrio, dando a conocer hechos primero y, días más tarde, ofreciendo declaraciones que pudieran ubicarlos en un contexto hasta entonces poco conocido: la pobreza en Chiapas, los antecedentes de violencia en ese estado mexicano, la política social y sus vaivenes, entre otros factores. En varios diarios de Europa, en cambio, prevalece una visión colorida pero no necesariamente fiel a la actual realidad chiapaneca.

"Viva Zapata! Mexikos indianer ziehen wieder aut den kregsptad" ("¡Viva Zapata! Los indios de México otra vez en pie de guerra") exclamaba, el 3 de enero, la nota alusiva a este conflicto en el Berliner Morgenpost. La información estaba ilustrada con la conocida foto que muestra a Pancho Villa y Emiliano Zapata, en 1913, cuando rodeados de una docena de sus correligionarios se sientan en la silla presidencial. Para cuando ese diario organizó su información, las fotos de los nuevos zapatistas, con sus pasamontañas y paliacates, ya recorrían el mundo entero. Sin embargo, los editores de ese periódico berlinés prefirieron la foto de archivo, con Zapata y Villa.

El mismo 3 de enero, el madrileño Diario 16 anunciaba, con una foto y un mapa, que "El desconocido EZLN toma el estado de Chiapas", estableciendo así un tono de exageración. En Italia, los diarios destacan la presencia de turistas de ese país en San Cristóbal, los cuales se convierten en fuente de información telefónica y luego personal, a través de los enviados. Pero el espíritu de confrontación que implica el desafío del EZLN también aparece en la prensa italiana. Il Corriere della Sera titula su información del 3 de enero: "Viva Zapata, guerra a Salinas".

El espíritu de Zapata recorrió toda Europa. La imagen de los guerrileros mexicanos era demasiado cautivadora para ser ignorada por la prensa del viejo continente. Al mismo tiempo, los dirigentes o el dirigente del EZLN supieron explotar esa sensibilidad despertada por el alzamiento indígena, con sus singulares campesinos armados. Le Figaro del 3 de enero cabecea: "Mexique: les indiens ressucitent Zapata", en tanto que ese mismo día Le Quotidien publica "Le fantom de Zapata". El 5 de enero, el parisino Liberation titulaba su información sobre México: "Los 'zapateros' (sic) han entrado a Ocosingo". Luego se sabría que en realidad, los alzados no entraron, sino que siempre estuvieron en esa zona de Chiapas.

Pero de los zapateros, como les decía el matutino fundado por Jean Paul Sartre, no importaban tanto las precisiones geográficas como las descripciones míticas. El 6 de enero, en Italia, el Il Corriere della Sera cabeceaba así la información de su enviado a Chiapas: "Un viento de muerte sobre México", debajo de un "balazo" que denunciaba: "Salinas de Gortari elige la vía de la justicia sumaria para reprimir la revuelta en Chiapas". En ninguna parte de la nota, firmada por un "enviado" cuyo nombre no se publica, hay elementos para asegurar que el gobierno mexicano se hubiese decidido por la represión contra el EZLN. Al contrario, para cuando esa nota fue enviada ya existían iniciativas de paz por parte del gobierno.

El 7 de enero, El País de Madrid ofrece una nota del cronista de La Jornada Hermann Bellighausen, titulada "Bombas contra machetes"; sin embargo el autor, aunque comenta como ironía de la desigual confrontación bélica que en Chiapas se enfrentaban "machetes y escopetas contra bombas y balas", no ofrece evidencias de bombardeos.

Hay un dejo de romanticismo, en parte vendedor de ejemplares pero también quizá resultado de un síndrome autoritario, en la prensa internacional que en esos días se ocupa de los asuntos mexicanos. Las imágenes de los zapatistas sombrerudos y bigotones de comienzos de siglo, no es en balde que sustituyan a las primeras fotografías de los miembros del EZLN en varios diarios europeos. Parece seguir habiendo una resistencia a dejar de considerar a México como un país moderno, de tal suerte que las imágenes que mejor representan esa visión, entre idílica y atrasada sobre este país, son las de la revolución de hace ochenta años.

También, puede encontrarse una suerte de espíritu revanchista: México y especialmente el gobierno de Carlos Salinas, habían resultado notablemente exitosos en el escenario internacional. Los analistas no acertaban a explicar, del todo, los triunfos de un Presidente y de un país que habían sido capaces de sacudirse muchos de los atavismos de una economía en crisis, que habían capoteado las dificultades políticas internas y que se aprestaban a una internacionalización comprometida y desafiante, justamente el primero de enero con la incorporación al Libre Comercio en América del Norte.

El éxito mexicano ya no era noticia. Los tropiezos del país, sí. México volvió a las primeras planas con el nuevo año, merced a la crisis chiapaneca. En el tratamiento informativo de algunos de los diarios europeos, pareciera que a este país se le quería cobrar, con desprecio disimulado de asombro, su intención para competir internacionalmente. Así, igual que un segmento de la prensa mexicana, la prensa en Europa se deja llevar por informaciones sin comprobar pero que son, a menudo, las que con más facilidad llaman la atención de los lectores.

En términos generales, puede decirse que, conforme pasan los primeros días, la prensa española expresa una preocupación más sostenida por los problemas mexicanos. Los diarios de Francia, Italia y Alemania, en cambio, en esta crisis suelen inclinarse por un tratamiento más frívolo, capaz de interesar a lectores no necesariamente atentos a los temas latinoamericanos. Si acaso, algunos diarios franceses manifiestan alguna inquietud por la descripción de los problemas sociales en Chiapas. Alemanes e italianos, insisten en la presencia de turistas de esas nacionalidades cuando el conflicto apareció en San Cristóbal.

No toda la prensa extranjera se comportó con tal ligereza. Entre las agencias, hay contrastes de importancia. Algunas, se orientan hacia la descripción costumbrista y más que en los hechos bélicos, abundan en las imágenes que puedan resultar extravagantes entre sus suscriptores. Reuters, por ejemplo, en un par de comentarios editoriales sostiene que los miembros del EZLN son hijos de los antiguos mayas. En cambio, en otro ejemplo, el 7 de enero, un enviado de la agencia alemana DPA recorre que las zonas que se dijo en días anteriores habían sido atacadas por la Fuerza Aérea. El corresponsal consigna que "no hay evidencias de bombardeos ni daños por ese medio a la población civil".

Otras agencias, ofrecen testimonios de habitantes de San Antonio de los Baños y de El Corralito, que denuncian no bombardeos sino que la entrada del Ejército Mexicano a esas poblaciones ocurrió enmedio de extrema violencia. Los ataques aéreos, en diversos despachos de las agencias internacionales, que son el punto de partida para las notas en los diarios extranjeros, llegan a ser calificados como "bombardeos", aunque con frecuencia se aclara que se trata del disparo de "rockets". En este sentido, salvo diarios que tienen como fuente a periódicos mexicanos (es el caso, especialmente, de La Opinión de Los Angeles, El País de Madrid y el italiano Il mensaggiero que reciben servicios de La Jornada) la prensa internacional no muestra preocupación por las versiones de bombardeos, que no parecen llamar especialmente la atención, sino por violaciones específicas a los derechos humanos. El 5 de enero, una nota del corresponsal John Rice, de Prensa Asociada, le da la vuelta al mundo con la descripción de los cadáveres encontrados en Ocosingo con un orificio de bala en la nuca y con las manos atadas. Il Corriere della Sera publica esa crónica el día 6, bajo el encabezado "Un vento di morte sul Messico".


 

 

Una camioneta balaceada, una prensa indignada

De la violencia en Chiapas sin embargo, más que docenas de testimonios y con mayor efecto que las fotografías de aviones retratados a la lejanía o de los retenes vigilados por alguno de los ejércitos en conflicto, dio cuenta, con extremo dramatismo, el incidente en donde una camioneta "combi" fue balaceada cuando su conductor trataba de cruzar, al parecer sin permiso, una barrera militar. Los hechos ocurrieron el martes 4 por la tarde, pero de ellos se dio cuenta hasta el 5 en medios electrónicos y al día siguiente, en diversos diarios del país.

Aparentemente, durante los ataques aéreos en la zona de El Corralito, esa camioneta cruzó un retén del Ejército Mexicano sin que sus ocupantes se identificaran o, en otra versión, fueron tomados por miembros del EZLN. No quedó claro si algunos, o todos los pasajeros, eran zapatistas. Algunas informaciones señalaron que el vehículo fue atrapado enmedio del fuego entre los dos bandos. En todo caso, los reporteros gráficos que al día siguiente vieron (y fotografiaron) a las víctimas, se encontraron con que el conductor de la camioneta tenía en la mano derecha una pistola calibre .38 con cartuchos gastados. Atrás, en versión de la reportera Jessica Kreirmerman, de El Norte y Reforma, "estaban dos hombres con impactos de bala en todo el cuerpo y atrás, una niña de aproximadamente 8 años".

Un oficial, de apellido Escalante, declaró que los ocupantes de la camioneta eran miembros del EZ pues se había encontrado una maleta con uniformes de ese grupo. Sin embargo, el mismo El Norte, en páginas interiores, publicaba la fotografía de un individuo acribillado, pero aún con la pistola en la mano y con el siguiente pie: "Un civil aparece ultimado en un vehículo, abatido supuestamente por el Ejército mexicano junto con otros familiares cuando rechazó una revisión".

La noche del día 5, en Monitor de Radio Red, el enviado Víctor Manuel Suberza había informado del hallazgo de la camioneta, con un hombre de 45 años y una niña de 7, ambos muertos. Evidentemente, el reportero no tenía información directa y el número de víctimas que conocía era menor al que finalmente se comprobó. "Hasta el momento no se ha dado una explicación a este hecho a pesar de que ocurrió en las cercanías de la zona militar", consignó Suberza. El periodista radiofónico, relataba que:

"Algunos reporteros gráficos comentan, y hay que tomarlo con reservas, que justo cuando se tuvo conocimiento de que este vehículo se encontraba en una cuneta en el jardín principal de esta instalación militar, no se les permitió el acceso para tomar sus gráficas, sino que fue hasta media hora después cuando pudieron ver el cadáver que tenía muy cerca una pistola, así como a la niña en el interior del vehículo".

La versión corrió por medios de información de todo el país. En Guadalajara, Siglo 21 decía que:

"otro caso de abuso... es el ataque a una camioneta combi que transportaba cuatro civiles, entre ellos una niña de ocho años y que resultaron muertos luego de ser ametrallados por soldados... Los soldados del lugar dijeron a reporteros que se ordenó disparar contra el vehículo en movimiento porque 'no respetó el alto' que le marcaron los militares. Otra versión, difundida más tarde, indica que la combi fue secuestrada por un presunto miembro del EZLN, quien pretendió pasar el cerco militar disparando a discreción..."

Junto con la nota, en su página 4 de ese 6 de enero, el diario tapatío publicaba la foto de un militar junto a la camioneta balaceada, con este pie:

"Huían de los combates; no llegaron a su destino".

"Masacran soldados a una familia", rezaba la nota de Alejandro Páez en el Diario de Juárez. Una fotografía con el pie "el cadáver del conductor asoma por la puerta lateral, bajo la mirada de un militar" acompañaba a un breve texto, en realidad sin mayor información. La misma fotografía, pero con un pie más intencionado, era publicada por A.M. de Guanajuato:

"Inocentes. Un soldado observa uno de los cuerpos dentro de una combi, luego de que el Ejército abrió fuego contra un vehículo por no obedecer una señal de alto; en el incidente murieron dos hombres, una mujer y una niña. Luego del hecho se ordenó a la prensa mantenerse alejados del lugar".

En el Diario de Yucatán, la fotografía del militar ante el vehículo tenía un pie más completo y menos prejuiciado:

"Un soldado vigila una camioneta en cuyo interior permanecían los cadáveres de dos hombres, una mujer y una niña. Soldados de una base en las afueras de San Cristóbal dijeron que abrieron fuego contra la camioneta porque el conductor se rehusó a detenerse en un retén militar en la carretera. El conductor del vehículo yacía en el asiento delantero con un revólver en la mano, pero no había otras señales de armas o de algún vínculo con los guerrilleros".

Un tratamiento informativo así de completo a pesar de su brevedad, resultaba poco frecuente enmedio de tantas confusiones. El Diario de Yucatán, como hemos visto, en pocas líneas describe la imagen, ofrece citando su fuente la versión de la negativa del chofer a detenerse y menciona la condición en que esa persona fue encontrada, con un arma de fuego pero sin otras señales de pertenencia al EZLN. No había juicios, sino datos, en esa descripción.

A diferencia del diario yucateco, la mayoría de los medios aceptó únicamente la versión más dramática sobre la balacera sobre la combi: aquella que sugería un abuso por parte de tropas del Ejército Mexicano. Se trataba de "un caso de abuso", juzgaba en Guadalajara Siglo 21 aunque más adelante reconocía la existencia de otras interpretaciones sobre ese terrible incidente. Se trataba de gentes que "huían de los combates", aseguraban ese y otros diarios, desdeñando la hipótesis de que en la camioneta iban soldados zapatistas que habrían sido quienes iniciaron el fuego.

En la ciudad de México, también hay un tratamiento informativo diverso, y hasta contradictorio. unomásuno publica ese día, en su página 7, un par de fotos que muestran a dos cadáveres, acompañadas del texto siguiente:

"Miembros del EZLN que intentaban hiir en una combi del servicio colectivo fueron abatidos por elementos del Ejército".

Ninguna nota ampliaba esa información.

Reforma, en su primera plana, presenta la fotografía del conductor muerto, con el pie:

"Soldados ametrallaron a civiles frente a la sede de la 31a. zona militar".

Junto, una nota titulada: "Matan soldados a civiles".

En El Universal, el asunto queda relegado a la página 17, en la que dos fotografías, la del conductor con la pistola en la mano y la de otro cadáver, aparecen con los siguientes pies:

"En las afueras de las instalaciones de la XXXI zona militar, elementos del Ejército dieron muerte a un miembro del EZLN que no atendió la orden de detener el vehículo en que viajaba".

El pie de la otra foto, relataba:

"En la parte trasera de una camioneta combi quedó el cadáver de un subversivo que, acompañado de otros sublevados, intentó llegar a la XXXI zona militar".

El mismo asunto, en El Financiero, merece una nota en la página 35. El Heraldo, en la página 3, publica fotografía y una breve información. En contraste con ellos La Jornada, junto con Reforma, es el diario que más destaca el asunto. En su primera plana, publica entre otras la siguiente cabeza:

"Vehículo tiroteado frente a una base militar; al menos cinco muertos".

La nota correspondiente, en la página 3, señalaba que:

"En horas de la madrugada, sobre las proximidades del cuartel de Rancho Nuevo, trigésima primera zona, fue atacada una combi de color blanco; se supo que allí fallecieron por lo menos cinco civiles, entre los que había una menor de ocho años. El vehículo provenía originalmente de Comitán; sin embargo las versiones sobre los motivos de su circulación por tal lugar y hora son todavía contradictorias".

Meses después del incidente en El Corralito, lo único que se sabía con exactitud es que en la balacera sobre la camioneta de pasajeros murieron varios miembros de una familia, entre ellos al menos una mujer y una niña. Si los pasajeros eran o no miembros del EZLN o si el fuego se inició desde la camioneta o en torno a ella, son datos sobre los cuales existieron varias versiones y, así, varias interpretaciones. Muchos medios de información, dictaminaron pronto y se quedaron con sólo una de las versiones posibles.


 

 

Jueves 6 de enero: el mundo político reacciona

Jueves 6: El presidente Carlos Salinas, en un mensaje a la nación, ofrece su primera interpretación sobre los acontecimientos de Chiapas. Profesionales de la violencia nacionales y un grupo extranjero, ajenos a los esfuerzos de la sociedad chiapaneca, "asestaron un doloroso golpe a una zona de Chiapas y al corazón de todos los mexicanos", dice Salinas. En ese conflicto, asegura, "avanzamos firmemente", aunque la situación es todavía delicada. El gobierno ha buscado proteger a la población civil y restablecer el estado de derecho, dice el mandatario.

Ese mismo día, comienzan a producirse los primeros hechos de violencia, fuera de Chiapas, aparentemente relacionados con el alzamiento del EZ. En Michoacán, a 10 kilómetros de Uruapan, son derribadas dos torres de alta tensión. Otra más, a 20 kms. de Esperanza, Puebla. Los hechos se atribuyen, al menos inicialmente, al Ejército Zapatista. El suministro de energía se mantiene en todo el país, asegura la Comisión Federal de Electricidad. Mientras, en Chiapas, hay enfrentamientos aislados en Ocosingo y San Cristóbal. El Ejército Mexicano refuerza sus retenes. En San Felipe Ecatepec, al oeste de San Cristóbal, un grupo de 400 miembros del EZ abre fuego contra tres aviones y dos helicópteros, que resultan dañados.

La Secretaría de la Defensa Nacional expresa sus primeras reacciones ante las acusaciones sobre ataques a la población civil. Asegura que en ningún momento el Ejército Mexicano ha actuado, ni lo hará, sobre poblaciones y comunidades civiles. La Fuerza Aérea, aclara, ha tomado parte en apoyo de un batallón que se encontraba en inferioridad numérica.

Los combates prosiguen y se inician las primeras acciones judiciales, aunque no siempre legítimas y que expresan la confusión que hay tanto sobre la identidad de los nuevos zapatistas, como a propósito de los delitos que han cometido. Ocho miembros del EZLN son consignados y enviados al penal de Cerro Hueco y otro más, menor de edad, queda a disposición del Consejo Tutelar. Ese día, se anuncia que el Ejército Mexicano detiene a Peter Pitcher, biólogo venezolano, al que confunden con el subcomandante Marcos. Poco después, el venezolano es dejado en libertad por falta de pruebas.

También ese día, jueves 6, en las redacciones y corresponsalías de varios medios informativos en la ciudad de México es recibido El Despertador Mexicano, periódico del EZLN impreso con profesionalismo, en offset, a dos tintas y en 20 páginas. Allí se reiteran las aspiraciones del EZ por trabajo, techo, alimentación, etcétera y se dice que habrá "ley de impuesto de guerra".

El Chiapas, el Congreso estatal aprueba las reformas constitucionales para que la elección de gobernador sea en agosto próximo. Y en la ciudad de México, el priísta Luis Donaldo Colosio propone una declaración de todos los candidatos presidenciales en contra de la violencia. Cuauhtémoc Cárdenas hace un llamado similar para convocar al cese de hostilidades, entre otras medidas. Durante varios días, hay una disputa por la paternidad de esa iniciativa (que fue Colosio quien la propuso en primer término) y los candidatos no llegan a ningún acuerdo sino hasta casi concluído el mes de enero.


 

 

Del jueves 6 al viernes 7, en televisión y prensa

Todos los espacios informativos, como es natural, dan prioridad al mensaje del presidente Salinas. Los noticieros principales de los canales 2 y 13, la noche de ése jueves 6, lo destacan como la nota principal y lo transmiten completo, durante siete minutos. En cambio, para Enlace de Canal 11 la noticia principal fue otra declaración de Salinas y solamente ofrece un resumen del mensaje originado en Los Pinos.

La declinación en las ofensivas del EZLN, son el tema que, en orden de importancia, ocupa luego al noticiero 24 Horas. Dice el reportero Daniel Flores Meneses, que:

"El Ejército, que ocupa Ocosingo, espera que los elementos del grupo armado que aún permanecen en casas con familias enteras como rehenes, se rindan".

Sin embargo no se ofrece ejemplo alguno de familia secuestrada por miembros del EZ. Más adelante, se presenta la opinión de un indígena de Oxchuc que repudia a los que considera "traidores a la patria" y a quienes quiere "que se castigue con todo el peso de la ley". La imagen es impresionante, porque sugiere que el EZLN no tiene el apoyo de los indígenas de Chiapas, como se ha llegado a pretender en otros medios. Jacobo Zabludovsky había presentado a ese individuo, al comienzo del noticiero, como uno de varios "representantes de diversas etnias de Los Altos de Chiapas". Pero, al parecer esa opinión, aunque posiblemente significativa, no era la de un delegado sino de indígena sin representación.

En el noticiero del Canal 13, el conductor Javier Alatorre deja de hacer las "reflexiones" que había venido presentando durante toda la semana. Se ofrece, así, un panorama menos editorializado de los acontecimientos en Chiapas, por parte del conductor. Ello no impide que se manifieste la queja de uno de los reporteros, por las dificultades que les ha impuesto el Ejército para llegar a la zona del conflicto.

"Los representantes de la prensa ya no tenemos acceso a la zona dinde aparentemente la fuerza armada lleva a cabo una operación de limpieza de los rebeldes", dice un enviado del Canal 13, lo cual sugiere que crecerá la suspicacia sobre violaciones a los derechos humanos. Incluso, se asegura: "Hay evidencias de ejecuciones y tiros de gracia a rebeldes detenidos". Más adelante se informa que Jorge Madrazo, el presidente de la CNDH, atiende quejas por violaciones a los derechos humanos. La información es completa pero algo parcial: primero, como queja personal, el reportero dice aunque sin evidencias, que hay recelo sobre el respeto a los derechos humanos y que los informadores no pueden atestiguar sobre presuntas arbitrariedades. Luego, se comenta que Madrazo está presente para recibir denuncias.

En la prensa escrita, casi toda, las cabezas principales se asignan al mensaje del presidente Salinas. Unicamente El Financiero y La Jornada son la excepción. El primero, publica: "Ajustes en lo social: empresarios", refiriéndose a una declaración de dirigentes patronales. La cabeza principal de La Jornada se dedica a los atentados en Michoacán y Puebla: "Derriban rebeldes 2 torres de la CFE". Esa información no aparece en Excélsior, ni en El Universal.


 

 

Viernes 7. El EZLN adquiere densidad informativa

Así, llegamos al viernes 7 de enero. Ese día, en un nuevo comunicado que presenta la subsecretaria de Gobernación Socorro Díaz, se dice que el EZLN tiene una vasta estructura militar y logística que incluye varios centros de adiestramiento. En Ocosingo, Las Margaritas, Comitán, Altamirano y Chanal, las actividades del EZ eran conocidas desde 1993, admite en un extenso y detallado informe sobre ese grupo y su organización militar. El gobierno mantiene la voluntad para "tratar con benevolencia o incluso lograr el perdón" para quienes fueron incorporados bajo presión a las filas del EZLN. Por su parte, en la única declaración que formulará en el curso de esta crisis, el secretario de Gobernación, Patrocinio González Garrido, dice que la violencia es negación de la política.

Ese mismo día, el Ejército Mexicano cerca el área comprendida por los municipios de Oxchuc, Altamirano, Ocosingo y Huixtlán. Además, penetra en las comunidades de Chanal y Morelia. Hay 2 oficiales y 3 elementos de tropa muertos, así como 61 muertos de los "transgresores", informa la Sedena. Por su parte, la PGR anuncia que en los exámenes de criminalística practicados en 30 cadáveres encontrados en Ocosingo, sólo cuatro personas presentan tiro de gracia, producido por armas que no son reglamentarias del Ejército Mexicano.

El Ejército Zapatista, en un comunicado, se atribuye el atentado contra las torres de electricidad. Mientras, una oleada de rumores y llamadas telefónicas ocasiona el desalojo de numerosos edificios públicos en la ciudad de México y, en menor medida, en otras ciudades del país. En el DF, el edificio de la Bolsa de Valores es desalojado con la versión de que se trata de un simulacro. Allí mismo, la jornada bursátil cierra con un avance de 22 puntos, luego de una caída de 100 unidades al comienzo de la semana. Y en otro documento, firmado por el "Comité Clandestino de los Pueblos Indígenas en Lucha", presuntamente a nombre del EZLN, se solicita la mediación de la guatemalteca y Premio Nobel Rigoberta Menchú, del periodista Julio Scherer y del obispo Samuel Ruiz. Sólo este último aceptará dicho encargo.


 

En vivo desde San Cristóbal. Dimensión de los ataques aéreos

El tema de los ataques aéreos sigue ocupando espacios en la televisión de esa noche. 24 Horas adelanta, en su resumen del viernes 7, que:

"Aviones del Ejército Mexicano bombardearon durante 2 horas a grupos armados en el cerro de Tzonzehuitz".

Más tarde, en nota del reportero Enrique Hernández, se repite esa información. En la pantalla se aprecia un avión en vuelo y, desde él, ráfagas de disparos. Al darse lectura a un boletín de la Defensa Nacional, se dice que "un grupo de aproximadamente 400 transgresores armados abrieron fuego contra tres aviones y dos helicópteros..."

Poco antes, en el noticiero de Televisión Azteca, se decía que:

"Por tercer día consecutivo aviones y helicópteros disparan cohetes contra los insurrectos replegados en la montaña..."

Aparentemente, una de las consecuencias de esos disparos fueron daños en una torre repetidora del Canal 13, aunque la información al respecto no fue clara. La locutora Marisa Escribano dijo que cuando los "rebeldes emboscaron en la montaña a un comando militar", había sido afectada "la zona del enfrentamiento donde estaban trabajadores... todos los trabajadores del Canal 13". Luego se escuchó al reportero Samuel Prieto, quien explicó que dicho canal, en aquella zona chiapaneca, "salió del aire durante el medio día, las transmisiones se restablecieron más tarde". El mismo enviado, se dio espacio para formular:

"un cuestionamiento más sobre el respeto a los derechos humanos; no sólo por Marco Antonio Díaz (trabajador de Canal 13) que al menos en el momento era el único que se encontraba en la repetidora, sino por los habitantes que permanecieron en Tenejapa, donde el riesgo es también grande".

Los televidentes se quedaron, así, con dos versiones. Una, señalaba que en la estación afectada se hallaban todos los trabajadores del Canal 13. La otra, aludía solamente a uno. Pero además, las dimensiones del problema quedaron oscurecidas por la preocupación que los conductores y el reportero manifestaban por sus compañeros en aquella estación repetidora.

Esa noche, 24 Horas informa que sus enviados han logrado transmitir en vivo desde San Cristóbal. Daniel Flores Meneses y Enrique Rodríguez aparecen en una calle del centro de esa población pero en realidad su esfuerzo para llegar e instalarse con todo y su voluminoso equipo de transmisiones es improductivo, al menos esa noche, porque no informan ni un solo dato sobre el conflicto bélico. "El gobierno no dio ninguna información", "Las clases en las escuelas siguen paralizadas", "La situación sigue siendo tensa", "Es una ciudad muy fría", "Gracias al Ejército que nos dejó meter el tráiler que transporta la unidad terrena de Televisa", son algunas de las principales expresiones en 6 minutos de transmisión.

El informe de la subsecretaria Socorro Díaz sobre el EZLN, presentado esa misma noche, fue mencionado en la segunda mitad de 24 Horas y por espacio de tres minutos. El reportero Raúl René Trujillo destacó la preparación profesional del Ejército Zapatista, cuya "estrategia operativa en 1993 consistió en propiciar la invasión de propiedades y generalizar la violencia". Desde ese año tiene presencia en cinco municipios y cuenta con 15 centros de adiestramiento y "ya se tiene identificados a muchos de sus dirigentes".

Acto seguido, Zabludovsky hace un comentario tan breve como contundente:

"Nos estamos enterando ahora de lo que se sabía desde hace mucho tiempo. Una enorme organización, de vieja preparación y un intenso entrenamiento en una amplia zona de Chiapas".

Niega con la cabeza y encoge los hombros para rematar: "Se sabía".

La preocupación de Zabludovsky fue compartida por numerosos comentaristas que, en la prensa escrita, se preguntaron una vez y otra por qué el gobierno federal, sabiendo de la existencia del EZLN, había negado antes que existiera un grupo armado y, sobre todo, no había actuado en congruencia con ese conocimiento. Una de las consecuencias, sería el cambio de autoridades, especialmente de la Secretaría de Gobernación, que tendría lugar cuatro días más tarde. Por lo pronto, la descripción del EZLN ofrecido por la subsecretaria Socorro Díaz permitió conocer el perfil de un grupo bien armado, preparado, con tareas de proselitismo, con rangos y organización militates. No se trataba, según quedaba claro para entonces, de un grupo de improvisados, sino de un ejército entrenado durante largo tiempo y dispuesto, como en su desafío del día primero había quedado de manifiesto, a una guerra larga.

Así parecía, al menos, casi a punto de terminar la primera semana del conflicto. Esa noche del 7 de enero, el noticiero Hechos de Canal 13 presentó, sin comentarios, un extenso fragmento de 7 minutos del mensaje de Socorro Díaz. En cambio otro asunto, la posibilidad de que los candidatos presidenciales formulasen una declaración conjunta en favor de la paz, era presentado en Canal 13 como un hecho trivial, o trivializable. Dice el reportero Francisco Rubio, queriendo ser imaginativo:

"Como si fuera un tórrido romance de telenovela, los candidatos a la Presidencia de la República del PRI, PAN y PRD, intercambiaron misivas tendientes a restablecer una declaración conjunta".

Esa idea exclusivamente romántica que el reportero tiene de los intercambios epistolares, le quitaba importancia al hecho de que personajes de signos políticos muy distintos estuvieran casi dispuestos a firmar un mismo documento. Tal noticia, 24 Horas la presentaba con mayor sobriedad, explicando quiénes habían aceptado las iniciativas que, de manera casi simultánea, el día anterior habían expresado Luis Donaldo Colosio y Cuauhtémoc Cárdenas. "Poco a poco parece que se ponen de acuerdo para condenar unánimemente los candidatos a la Presidencia lo que está ocurriendo allá en Chiapas", finalizaba Zabludovsky.

 

Atentados, especulaciones, titulares y conspiraciones

La madrugada del sábado 8 de enero, un coche-bomba estalla en el estacionamiento del centro comercial Plaza Universidad, en la ciudad de México. Sólo hay un herido leve aunque se registran daños materiales cuantiosos y sobre todo, una enorme conmoción. Hasta entonces, la guerra y su cauda de violencia le habían parecido lejanas a muchos habitantes de la ciudad de México, especialmente para quienes habían experimentado simpatía por el EZLN. De pronto, la cercanía del conflicto provoca que esa certeza, de que la guerra es algo distantes, comience a desmoronarse. El atentado fue reivindicado por el Partido Revolucionario Campesino Unión del Pueblo, PROCUP, y sus consecuencias fueron sobre todo propagandísticas.

En el curso del día, otros atentados ocurren en diversos sitios del país. En Acapulco, una granada estalla en el palacio municipal. Por la noche, cerca del Campo Militar Número Uno, al norte de la ciudad de México, detona otro coche-bomba. En Tula, Hidalgo, se notifica una explosión en un oleoducto petrolero pero no se logra establecer si se trata de un atentado o de un accidente.

Ese mismo sábado, el antropólogo Andrés Fábregas, el senador Eduardo Robledo y el escritor y director de Radio UNAM Eraclio Zepeda, son designados por el Presidente de la República para integrar una Comisión Especial que busque la participación de la sociedad en las soluciones al conflicto chiapaneco. Mientras, el EZLN ataca de nuevo la 31a. zona militar. Varios municipios en Chiapas quedan sin electricidad y, por otro lado, condiciones climatológicas adversas (densa neblina y lluvia) obligan a una virtual tregua.

La primera de esas noticias, la explosión de Plaza Universidad, alcanza a ser registrada en algunos diarios de la ciudad de México. La Jornada la destaca como su nota principal, a pesar de que en interiores le dedica ocho pequeños párrafos, pues el coche-bomba estalló cuando la edición de ese, como de todos los diarios, ya estaba a punto del cierre.

En esa misma plana, La Jornada dice que "Sacude una extraña explosión ocho poblados de Chihuahua". Ese mismo día, en interiores, unomásuno dice que "Se sintieron dos temblores en Guadalupe y Calvo: daños en 63 viviendas". Es decir, mientras un diario habla de explosiones extrañas, que en el contexto de violencia que preocupaba al país parecían ser consecuencia de algún atentado, en otro era posible dar la información correcta: se trataba de temblores. Una semana después, en la sección de correspondencia de La Jornada, apareció una carta del jefe del Servicio Sismológico Nacional, Carlos Valdés González, quien aclaró que, en efecto, a 18 kilómetros de Guadalupe y Calvo, en Chihuahua, el 5 de enero había ocurrido un sismo de 3.8 grados Richter.

Ese día, como todos los fines de semana, se reducen los noticieros de televisión, que apenas en breves cápsulas alcanzan a dar cuenta de los hechos más relevantes del conflicto, especialmente el atentado en Plaza Universidad. Ese, y los días siguientes, abundan las versiones de presuntas bombas en numerosos edificios de la ciudad de México y en otras ciudades del país. Escuelas, universidades, oficinas públicas, bancos e incluso hospitales, reciben llamadas falsas, como parte de un clima de terror ya fuera inducido por quienes colocaron los explosivos en Plaza Universidad, o por ocurrentes que querían entretenerse alimentando la sicosis que durante más de una semana vivió el Distrito Federal. Mucho más tarde, el 19 de enero, por ejemplo, los heridos y enfermos que estaban en el Hospital de Xoco, un hospital público, tuvieron que ser desalojados debido a una amenaza anónima. Las estaciones de radio y televisión eran destinatarias de numerosos telefonemas sin acreditación pero que se sumaban a los amagos o a los rumores. La mañana del 11 de enero, entre otras varias ocasiones, José Gutiérrez Vivó aseguró en Monitor de Radio Red:

"Todas las llamadas que tomamos de los lugares en donde se recibieron amenazas de bomba no vamos a manifestarlas al aire. Así que quiero señalar a los radioescuchas que tan amablamente nos han llamado para darnos estos datos que en Monitor vamos a continuar con la política que hemos seguido durante muchos años. Esta política es no informar de falsas alarmas, porque lo que estaríamos haciendo es ayudar a aquellos que diseminan las falsas alarmas. Nos parece irresponsable usar un medio para esto. Sólo cuando una bomba sea encontrada físicamente, o cuando una bomba llegue a explotar, entonces sí informaremos al respecto. Mientras no".

Más tarde, en Para Empezar de Stereorey, Carmen Aristegui se refería al mismo problema mencionando incluso el número de casos, de los que se tenía noticia, de amenazas falsas:

"Quizá de esas 42 llamadas que se mencionaron, algunas sí podrían tener que ver con la estrategia del grupo guerrillero del estado de Chiapas. Pero, también, cuántas de esas llamadas no son de gente a la que se le ocurrió hacer una broma estúpida en este marco de incertidumbre que se genera en el país".

Por bromas estúpidas como ésas, varios jóvenes fueron aprehendidos pocos días después. Ninguno de ellos tenía intenciones políticas. Simplemente querían pasar el rato.

Pero regresemos a la información del atentado en Plaza Universidad, al que seguirían algunos más en diversos sitios del país. En los diarios del domingo 9 de enero, los bombazos son la noticia más relevante. "Explosiones en 4 entidades", destaca La Jornada, con tanta espectacularidad que quien solamente se conformara con ese titular podría haber pensado que se trataba de artefactos de gran capacidad explosiva. Afortunadamente no fue así. Tampoco eran cuatro los estados del país afectados por hechos deliberados, al menos de acuerdo con la información de ese mismo diario: en oficinas gubernamentales en Acapulco había estallado una granada o un petardo, en Naucalpan se registró en intento de ataque al Campo Militar Número Uno y estaba la bomba en el estacionamiento de Plaza Universidad. La explosión en el oleoducto que llega a la refinería de Tula, en Hidalgo, se había debido a una falla técnica según Petróleos Mexicanos cuya versión es la única que proporciona ese diario. Sin embargo, días más tarde el PROCUP reivindica como propio ese atentado.

El regente de la ciudad de México, Manuel Aguilera, había indicado el sábado que se estaban haciendo serios esfuerzos para evitar, en lo posible, mayores atentados. No había alarma gratuita, pero tampoco certezas absolutas, en esas precavidas declaraciones. Sin embargo El Universal titula su nota principal: "Garantizada la seguridad de los capitalinos: Aguilera".

Ese domingo, Excélsior publica con gran despliegue una nota de cinco reporteros (Rafael Medina, Andrés Becerril, L. Hernández, R. Victorio y M. González) en la que aparentemente se descubre la composición interna del EZLN y la identidad de algunos de sus dirigentes. Para entonces, a una semana de haberse conocido la crisis en Chiapas, todos los sectores de opinión en el país se preguntaban cómo había surgido y quiénes encabezaban al Ejército Zapatista. Quizá más que la magnitud del conflicto bélico, inquietaban el carácter y hasta la personalidad del EZ y sus comandantes. En ese contexto, la información de "El Periódico de la Vida Nacional" parecía constituir una auténtica revelación, bajo el siguiente encabezado en primera plana:

"Identificados, presuntos líderes del EZLN; curas, legisladores, maestros y perredistas: PGR".

Se aseguraba allí que un documento de la Procuraduría General de la República conocido en Tuxtla Gutiérrez y enviado al procurador Jorge Carpizo, incluía nombres de supuestos dirigentes del EZ y de otras personas que se decía estaban sujetas a investigación, entre ellas el obispo Samuel Ruiz. La aparente conspiración de religiosos, activistas de izquierda y profesores chiapanecos, no aparecía demostrada con pruebas y parecía ser, más bien, un intento para explicar de alguna manera el surgimiento del EZLN y quizá, de paso, perseguir militantes sociales en esa entidad.

Al día siguiente, el mismo diario tuvo que publicar en su primera plana la aclaración del titular de la PGR, quien desmentía que esa Procuraduría hubiera formulado el Informe al que Excélsior hacía tan enfática referencia. "Declaraciones y falacias constituyen el ataque más serio que se nos podría hacer ahora", consideraba Jorge Carpizo al reconocer y precisar: "es obvio que ese documento sí existe pero no es de la PGR".

Ese domingo, mientras se conocía el documento erróneamente atribuído a la PGR, la misma dependencia anunciaba la consignación en Chiapas de treinta personas, por homicidio y asociación delictuosa. Simultáneamente, en Chiapas, una vez despejados los problemas climatológicos se reanudaban los combates. Por octava ocasión, el EZLN ataca la 31a. zona militar. A Tuxtla, llegan refuerzos para el Ejército Mexicano.En la ciudad de México, la Procuraduría de Justicia del DF informa que la dinamita empleada en el coche-bomba de Plaza Universidad, aparentemente fue robada pocos días antes en Ocosingo, Chiapas, a una brigada de trabajadores de Pemex. Por otro lado, en Guatemala estallan dos pequeñas bombas, una en el consulado de México y la otra, en un restaurante mexicano en esa capital.

Esos acontecimientos dan el tema principal a varios diarios del DF, la mañana del lunes 10. "Estallido en un consulado; dinamitan otra torre de la CFE", dice Excélsior en su cabeza principal. Otros diarios, evalúan de manera distinta tales informaciones. El Financiero y El Nacional ubican en páginas interiores las notas sobre los bombazos en Guatemala. La Jornada, Ovaciones y unomásuno, simplemente no consignan tales hechos. Sin embargo, La Jornada sí informa que ha recibido amenazas telefónicas. Ese y otros diarios, recogen el rumor de la posible renuncia del secretario de Gobernación, Patrocinio González Garrido, que ocurriría pocas horas después.

Abundando en el tema de los presuntos bombardeos sobre población civil en Chiapas, La Jornada incluye el lunes 10 una nota de su reportera Matilde Pérez bajo el titular:

"Bombardea el Ejército desde hace dos días poblaciones de la Lacandona".

Sin embargo, la reportera escribió lo siguiente:

"Según versiones de trabajadores temporales de Petróleos Mexicanos (PEMEX) en Najá, desde hace dos días el ejército mexicano inició bombardeos en regiones cercanas a los ejidos de El Carmen, Estrella y poblaciones aledañas a Monte Líbano, localizados en la selva Lacandona".

La información era indirecta, atribuída a trabajadores que ni siquiera son identificados. Pero, además, esa versión decía que los presuntos bombardeos estarían ocurriendo "cerca de" y no "en" ni "sobre" las poblaciones mencionadas. Manejos informativos como ése, que en aras de la espectacularidad noticiosa o de la concisión necesaria en los encabezados magnificaban o simplificaban el asunto de los bombardeos, tuvieron consecuencias en el ánimo de un significativo sector de opinión.

Ese mismo lunes, en La Jornada se publica a una plana un desplegado de distintas organizaciones sociales y ciudadanos que convocan a una manifestación en la ciudad de México bajo la consigna "¡ALTO A LA MASACRE!". Esa preocupación, movilizó a muchos mexicanos que, de buena fe o con ganas de pensar que el conflicto en Chiapas era más grave de lo que para entonces había resultado, estuvieron persuadidos de que había una agresión masiva contra la población civil. Sin embargo, como hemos visto, en los medios de comunicación no se presentó una sola prueba, una sola imagen, un solo testimonio documentado, de que así hubiera ocurrido. La imaginación, estuvo por encima de la información.


 

 

Lunes 10 de enero. Cambios en las alturas. Lo que no funcionó

El lunes 10 de enero, el Presidente de la República dispone una serie de cambios que abrirían la posibilidad para una negociación con el EZLN, al mismo tiempo que para una recomposición política en el país. En reconocimiento, según dice, de "lo que no funcionó", Carlos Salinas de Gortari designa a Jorge Carpizo como secretario de Gobernación --en sustitución de Patrocinio González Garrido-- y a Manuel Camacho Solís lo nombra Comisionado para la Paz y la Reconciliación en Chiapas. En lugar del hasta entonces Procurador General de la República es designado Diego Valadés y en el sitio que por poco tiempo ocupó Camacho, como titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores, queda el diplomático Manuel Tello Macías.

Ese día, el EZLN propone cinco condiciones para el inicio del diálogo: 1) Reconocimiento como fuerza beligerante; 2) Cese al fuego de ambas partes; 3) Retiro de las tropas de todas las comunidades; 4) Cese al bombardeo indiscriminado y 5) Formación de una comisión nacional de intermediación. Al mismo tiempo, la Comisión Permanente del Congreso de la Unión crea un grupo plural de 13 legisladores para sugerir una solución política al conflicto chiapaneco. Y también en la capital del país, agentes de la Procuraduría General de Justicia del DF, detienen a ocho integrantes del PROCUP, como supuestos responsables de los atentados de los días anteriores.

Había, ya, un nuevo marco para resolver la crisis chiapaneca. Un secretario de Gobernación conocido por su aptitud conciliadora (y que pronto sorprendería al declararse no miembro del PRI), junto con un comisionado para la Paz, figura de excepción para atender una situación inédita el cual, sin ser formalmente funcionario del gobierno fungiría como representante personal del Presidente de la República, encabezarían respectivamente la negociación nacional con otras fuerzas políticas y la negociación en Chiapas con el EZLN. Carpizo y Camacho se convierten en los nuevos conductores de un proceso que sería largo y difícil, incierto en algunos tramos, pero indispensable.

Esa noche del lunes 10 de enero, los cambios en el gabinete presidencial y la designación de un político profesional para hacerse cargo de la negociación en Chiapas, ocupan los principales espacios en los noticieros televisivos. Curiosamente, sólo Hechos de Canal 13, y en un espacio muy secundario dentro de su emisión nocturna, da cabida a las propuestas del EZLN para iniciar el diálogo con el gobierno.

24 Horas presenta completo el mensaje de seis minutos del presidente Carlos Salinas y luego el conductor menciona una declaración que, tres horas antes, había formulado Patrocinio González Garrido: "dijo que se retira de la política y dijo que el Presidente acordó, usó esta palabra, su renuncia".

De esta manera, se sugería que la decisión no había sido del renunciante, sino del Presidente. La reportera Ana Cristina Peláez le puso color, y emoción, a la salida del funcionario chipananeco al relatar que la había comunicado "con la voz entrecortada y los ojos llorosos", anunciando su retiro después de 42 años de servicios. Una descripción parecida fue hecha por el reportero de Canal 13, Francisco Rubio.

Los cambios en el equipo gobernante, fueron tomados de varias maneras en la prensa diaria. Para unos, la nota principal era la destitución de González Garrido: "Sale Patrocinio, asume Carpizo" destacaba Reforma. Para unomásuno, el enfoque principal era: "Carpizo a Gobernación y Diego Valadés a PGR". El Heraldo cabeceaba: "Camacho buscará la paz en Chiapas; sale Patrocinio". El Universal: "Camacho comisionado para la paz; Carpizo a Gobernación".

Otros matutinos privilegian la interpretación, ya sea citando las palabras presidenciales u ofreciendo su propia síntesis: "Fin a lo que no funcionó: Salinas", publica El Financiero. "Los cambios, para evitar más violencia y restaurar la paz", consigna El Nacional. En Ovaciones: "Cambios en el gabinete para buscar la conciliación". El Diario de Yucatán diagnostica: "Impacto de la rebelión de Chiapas en el Gabinete Presidencial".

El comunicado en donde del Ejército Zapatista propone sus condiciones para avanzar hacia una tregua, recibe un tratamiento pesimista y optimista, según el diario de que se trate. Para Excélsior, en una nota de primera plana, la situación puede ser descrita así: "Rechaza el EZLN las condiciones de concertación del gobierno". Pero más que rechazo, habían existido posiciones peculiares del Ejército Zapatista. El Nacional, también en portada, ofrece una síntesis completa y a la vez breve: "Condiciones del EZLN: reconocerlos como fuerza beligerante y el retiro de los militares de la región". Reforma, con más optimismo aún, publica: "Propone guerrilla cese al fuego". Ovaciones, indica: "Cese al fuego, propone el EZLN". unomásuno se queda con la versión del avance relativo, al cabecear: "Condicionan el diálogo jefes del EZLN".

Esa mañana, en Para Empezar de Stereorey, se escucha uno de los comentarios más drásticos, de entre los que se formularon en los medios electrónicos, sobre los cambios en el gabinete. Pedro Ferriz de Con, asegura:

"A lo largo de todos estos años he tenido la oportunidad de conocer muy bien lo que quiere decir entre líneas el Presidente de la República cuando habla, y cuando dice: acepté la renuncia de Patrocinio González Garrido como Secretario de Gobernación, y nada más, sin hacer un elogio a su persona, ninguna acotación de agradecimiento. Eso, para mi gusto, es el mayor reconocimiento a todas las personas que de alguna manera, directa o indirecta, sufrieron algo de este señor a lo largo de este período en la Secretaría de Gobernación. Afortunadamente este señor, a partir de hoy, se dedica a actividades privadas que espero sean muy restringidas en su actuar. El hombre, hace daño".

Los reconocimientos a lo que no funcionó ahora parecían unánimes, cuando antes los cuestionamientos a González Garrido, en la mayoría de los medios, fueron inexistentes o notablemente disimulados. Hasta entonces, el conductor Ferriz de Con no había tenido una actitud así de agresiva sobre el desempeño de González Garrido, cuya desgracia política aguardó para hablar mal de él.

Por lo demás, resulta significativo cómo Ferriz sugiere que el Presidente de la República dice las cosas a medias (pues no puede entenderse de otra manera su reconocimiento de que el mandatario hablaba "entre líneas"). Pero además, llama la atención que se considere que la posibilidad de saber qué es lo que realmente dice ése gobernante es un valor periodístico cuando, de ser cierta esa extraordinaria habilidad, no mostraría mas que uno de los rasgos de mayor atraso en nuestra cultura política, en donde los funcionarios todavía, de acuerdo con esa versión, siguen hablando a medias, para que los ciudadanos tengamos que interpretarlos o aguardar a que los personajes de los medios de comunicación nos expliquen qué quisieron decir.

Los medios extranjeros, ahora que empezaba a perfilarse una solución negociada, fueron tan omisos en reseñarla como, antes, insistentes en ocuparse de los enfrentamientos armados. Esa circunstancia no pasó desapercibida en medios mexicanos. El 12 de enero, en Radio Red, el conductor José Luis Reyes le preguntaba al corresponsal en Washington, Rodolfo Medina, cuál era la reacción en los círculos gubernamentales y en los medios de los Estados Unidos ante los cambios en el gabinete presidencial mexicano. Medina consideraba:

"Ha sido muy curioso el seguimiento que se le ha dado a la cuestión. Francamente, ha habido mucho amarillismo en los medios de comunicación. Tradicionalmente, como ocurre en estos casos, cuando hubo sangre, violencia en los primeros días, ésta fue una nota de primera plana, destacada profusamente en la televisión con imágenes que llenan el cuadro de muertos en barrancas, de personas ajusticiadas, de sangre. Sin embargo, ahora que ha comenzado el proceso político de negociación, que eventualmente se ha declarado un cese al fuego, la cuestión de Chiapas ha perdido su sex appeal, porque prácticamente ha salido de la televisión, del radio y de los periódicos".


 

 

 

Suposiciones y rectificaciones. De Camacho a Fidel Velázquez

La especulación aparece casi cada uno de los días en el tratamiento informativo de esta fase del conflicto chiapaneco. La nueva responsabilidad pública de Manuel Camacho Solís, es destacada en varios medios como una nueva posibilidad para que ese personaje vuelva a aspirar a la candidatura presidencial, opción que aparentemente había perdido cuando, en noviembre de 1993, el PRI no lo designó a él sino a Luis Donaldo Colosio. El 11 de enero, el cintillo de la primera plana de Ovaciones, como si se tratase de una noticia, remite a la columna política de Ubaldo Díaz con el siguiente llamado: "¿Resurge Camacho como opción inesperada?". En El Financiero de ese día, la columnista Miryam Hazán Béjar apunta la, aunque remota, posibilidad de que el ex regente capitalino sustituya a Colosio como candidato presidencial del PRI.

A partir de entonces, no habrá día sin que algún espacio periodístico mencione las oportunidades, o las aspiraciones, de Manuel Camacho para ocupar la candidatura presidencial de su partido o, incluso, competir fuera de él por la primera magistratura. Semanas después se vería que, en efecto, el Comisionado para la Paz tenía serios propósitos para buscar la Presidencia de la República. Pero cabe preguntarse en qué medida los medios de información, en especulaciones al margen de sus tareas informativas, contribuyeron a moldear, aún quizá antes de que existiera como tal, esa intención de Manuel Camacho Solís.

Esas versiones nunca afianzadas en fuentes claras, pero presentes en prácticamente todos los diarios de la ciudad de México y en algunos espacios radiofónicos, forman parte de un periodismo de especulación, que no de información, que se ha extendido logrando cierto éxito en nuestro país. El estilo de las columnas políticas más tradicionales, que se benefician de la costumbre del secreto que por largo tiempo ha padecido la política mexicana, se ha extendido a otros espacios periodísticos. Ese estilo, aparentemente ofrece primicias, que en realidad suelen ser rumores, y le dan a sus lectores la sensación de que se están asomando a espacios del poder político a los que de otra manera tendrían el acceso vedado. Se trata de un periodismo, por llamarlo de alguna manera, que no ofrece noticias sino verdades a medias y en ocasiones auténticas mentiras, que no informa sino deforma. Esa forma de periodismo, ha tenido auge como espejo de la feria de especulaciones y contradicciones que, en coyunturas de crisis como la que se abrió con la guerra en Chiapas, se desatan en una sociedad que apenas se encuentra en proceso de maduración. Ante una sociedad confundida, hemos tenido en parte, un periodismo que acicatea las confusiones. Pero también, ese segmento de la prensa mexicana a menudo ha sido instrumento de personajes o fuerzas políticas que apuestan a aprovechar el revoltijo entre informaciones y rumores, enmedio de los cuales buscan filtrar las versiones que a ellos les convengan.

Las especulaciones también ocurrieron en torno a las declaraciones de distintos personajes públicos, a veces como resultado del ánimo sensacionalista de algunos reporteros pero, también, debido a los retruécanos de quienes declaraban sobre el tema chiapaneco. Las palmas por su tortuosidad, en este como en tantos otros casos, se las llevaba el dirigente de la Confederación de Trabajadores de México, Fidel Velázquez. El 11 de enero aparecieron declaraciones suyas con la demanda para que el EZLN fuera exterminado. Tanto El Heraldo de México, como El Universal, Ovaciones, Reforma y unomásuno, publican esta nota en su primera plana y todos coinciden en destacar la demanda de línea dura expresada por el nonagenario líder sindical.

En esta ocasión El Nacional es muestra de confusión: en tanto su encabezado señala "Exterminar alzados del EZLN a través del diálogo: Fidel", la nota respectiva indica que el dirigente obrero había dicho que "no es partidario del diálogo, sino del 'exterminio' del autodenominado Ejército Zapatista de Liberación Nacional". Era complicado precisar cómo es posible el exterminio a través del diálogo. Pero en la información ya desarrollada, se recuperaba la contradicción de Velázquez entre interlocución y exterminación. En cambio, El Financiero dió la siguiente versión: "Yo no soy gobierno ni soy alzado. En consecuencia, soy partidario del diálogo, no del exterminio al que está conduciendo el llamado Ejército Zapatista de Liberación Nacional".

Los subrayados son nuestros para destacar que, aparentemente, los reporteros de esos diarios habían conferido una entonación distinta a las habitualmente susurrantes palabras de don Fidel. En donde uno entendió que no habría diálogo sino exterminio, otro pareció escuchar sí al diálogo y no al exterminio. Ese 11 de enero, en el programa radiofónico Perfiles de la Noticia, Francisco Prieto comentaba que las declaraciones del "vetusto líder de la CTM" sobre Chiapas, eran "el argumento más cruel y brutal que he escuchado desde que se dio el levantamiento armado en aquella entidad".

La versión que prevaleció fue la de la convocatoria al aniquilamiento. Velázquez se quejó de que sus palabras habían sido distorsionadas pero, diez días después, el 21 de enero, la CTM publicó a plana entera, en varios periódicos, un desplegado en el que trataba de matizar las palabras de su dirigente para insistir en que estaba por el diálogo por encima de una solución de fuerza. Pero la transcripción que se presenta en ese documento, es suficiente para avalar las versiones sobre la intención exterminadora de Velázquez. Vale la pena citar en extenso las declaraciones que don Fidel, de acuerdo con la misma CTM, hizo a periodistas el 10 de enero. El subrayado aparece así en el desplegado:

"Pregunta: 'Ya ha habido muchos exhortos para que cese el fuego e inicie el diálogo, ¿usted se pronunciará también en ese sentido... de que cese el fuego para que se inicie el diálogo en Chiapas?'

"Respuesta de don Fidel: '...yo ni soy gobierno ni soy alzado, así es que no soy partidario en consecuencia del diálogo sino del exterminio de este llamado ejército zapatista, porque en México sólo hay un ejército que es el ejército mexicano formado por gente del pueblo y al servicio del pueblo.'

"P. '¿el exterminio del ejército zapatista significa que tiene que haber un mayor derramamiento de sangre?'

"R. Don Fidel: 'No podría decírselo a usted, puede disolverse mediante otros procedimientos.'

"P. '¿Cómo cuáles?'

"R. Don Fidel: 'Como los de convencer a estas gentes que deben deponer las armas'".

Los reporteros buscaban --y obtuvieron-- una declaración escandalosa. Fidel Velázquez, aunque luego quisiera quitarle importancia a su expresión, había hablado de exterminio del EZLN. La vocación de diálogo no existía en todas las áreas de la sociedad mexicana, ni en toda la prensa. Pero confusión, había por todas partes.

 

Martes 11 de enero. Dándole una oportunidad a la paz

El martes 11 de enero, el comisionado Manuel Camacho dice que en la paz, "no se puede fracasar porque fracasaremos todos". Agrega que pese a diferir con los métodos que emplea el EZLN, "para mí es un hecho que existe", si bien aclara que esa no es la posición del gobierno. En otro momento, en la sede del Episcopado Mexicano, Camacho se reúne con obispos chiapanecos y dice que "la Iglesia y sus obispos son un factor de conciliación". Camacho, diferenciándose así de otros actores políticos, al mismo tiempo acentuaba la singularidad de sus posiciones y obtenía un perfil público de mayor definición. Pero también, desde luego, al adquirir una definición más conciliadora se acercaba a las posiciones del EZLN, lo cual era su tarea prioritaria.

Ese día, la Secretaría de la Defensa informa que hay una disminución "notable" de enfrentamientos en Chiapas, al "no ocurrir ningún nuevo ataque". Se insiste en que el Ejército mantiene bajo resguardo varias localidades. La dependencia, además, de nuevo rechaza que el personal castrense, a bordo de aeronaves, haya afectado en forma alguna a los habitantes con supuestos ataques efectuados. "El material aéreo ha sido utilizado para el transporte de tropa y abastecimientos", asegura la Sedena. Sin embargo, para entonces casi nadie estaba dispuesto a creer, en la sociedad atenta a los medios de comunicación, que no hubieran existido ataques aéreos en este conflicto. El bombardeo publicitario, no concertado sino consecuencia de las ganas de sensacionalismo de algunos medios y la desconfianza de algunos reporteros respecto del Ejército, había quedado como hecho sin pruebas, pero apuntalado en la convicción de numerosos ciudadanos.

Pero la guerra menguaba. Los telediarios del martes 11, propagan la distensión que parece comenzar a lograrse en Chiapas en donde, como se dice al comienzo de 24 Horas, "los enfrentamientos han disminuido notablemente". Las declaraciones del Comisionado para la Paz sobre la tregua que busca el gobierno, son destacadas en todos los noticieros. Sin embargo, hay matices en la presentación de ese panorama. Según Jacobo Zabludovsky, "hoy se cumplen 11 días de que un grupo de individuos armados declaró la guerra al Ejército Mexicano", se decía para dar pie a un reportaje de Rocío González Trápaga. Allí se presentaba una imagen poco divulgada del Ejército Mexicano, al entrevistar, por espacio de cuatro minutos, a varios de los 22 soldados heridos que se encontraban encamados en el Hospital Central Militar y de los cuales, se destacaba su juventud.

La imagen favorable al Ejército Mexicano y que resultaba de esos soldados, jovencitos casi todos, heridos por el EZLN, era complementada con los testimonios de habitantes de Ocosinso, recogidos por el enviado Juan Manuel Ramírez, que debido a la guerra tuvieron que abandonar ese municipio pero que reconocían la ayuda de los militares. En contraste, se presentaba a continuación una visión adversa al EZLN con una nota sobre el personal médico adscrito a la clínica del Seguro Social en Guadalupe Tepeyac y que, desde el inicio del conflicto, quedó prácticamente secuestrado por los neozapatistas. La segunda nota en importancia en ese noticiero, después de que se insistió en la disminución de los enfrentamientos, daba cuenta de la consignación de los ocho presuntos responsables del estallido del sábado anterior; en esta, como en tantas otras ocasiones, parecía que el acontecimiento fuera la presencia de las cámaras de Televisa: "el sábado le informamos en 24 Horas que explotó un coche bomba en el estacionamiento de Plaza Universidad en la ciudad de México", se iniciaba la nota. La noticia no parecía ser el estallido de la bomba, sino el que hubiera sido divulgada a través de ese protagónico noticiero.

Distinta, era la aproximación, esa noche, del noticiero de Canal 13: "Camacho Solís propone una tregua en Chiapas. Disminuyen los enfrentamientos en la entidad", se decía, antes de pasar a las declaraciones del Comisionado y a los partes militares del día. En Canal 11, Enlace presenta un sesgo interesante cuando anuncia: "Llama Manuel Camacho Solís a construir el proceso político en Chiapas..." (El Comisionado había hablado de reconstruir el entramado político en aquella entidad, pero en todo caso en este noticiero se daba la idea de un proceso de avances paulatinos y no, como en otros espacios, de un acto súbito, al describir el método de Camacho para la pacificación chiapaneca).

Las declaraciones del Comisionado acaparan los titulares del miércoles 12 de enero. "Camacho: Tregua, no al exterminio", proclama La Jornada, con este cintillo: "Nacie quiere más muertos ni terrorismo".

"Si fracasa la paz, fracasaremos todos", destaca unomásuno, junto con la significativa frase del Comisionado: "Es un hecho que existe el EZLN".

El Heraldo, de manera similar: "Si no logramos la paz, fracasaríamos todos: Camacho".

El Universal elige la posición conciliadora: "Necesaria una salida digna para todas las partes: MCS".

Reforma, abrevia: "Propone Camacho tregua".

Ovaciones elige el sesgo más político: "Reconocimiento al EZLN; tregua y diálogo: Camacho".

El Nacional asume una veta interpretativa: "Tregua y diálogo, tareas prioritarias de Camacho".

Sólo Excélsior adjudica un sitio secundario a las declaraciones del Comisionado y prefiere una información de las autoridades militares: "Disminución notable de enfrentamientos en Chiapas: SDN"; en el cintillo, ese diario se refiere a una frase del representante de la Casa Blanca: "EU no debe intervenir en el sudeste. Si se lo pide trataría de ayudar: Jones".


 

 

11 de enero en Nuevo Momón. Oscuro ataque a periodistas

Las dificultades de los informadores para cubrir la guerra en Chiapas continuaban. Pero junto con ellas, prosigue el afán de sensacionalismo buscado a partir de la exageración de hechos si bien graves, pero de dimensiones que son exacerbadas por la preocupación de los editores para proteger a sus reporteros, o por un protagonismo capaz de vender ejemplares pero no necesariamente de explicar la situación del conflicto.

La mañana del martes 11 de enero en Nuevo Momón, Chiapas, un grupo de reporteros rebasó a una columna del Ejército Mexicano que se dirigía a Guadalupe Tepeyac, ocupada por el EZLN. En algún momento de ese trayecto, cuando los periodistas ya se encuentran distantes de los vehículos militares, son vistos por la tripulación de un helicóptero, desde el cual se disparan ráfagas de metralla. Ninguno es alcanzado por las balas, aunque les pegan un susto que seguramente nunca olvidarán.

El enviado de La Jornada, Salvador Guerrero Chiprés, escribe una crónica confusa, en la que no quedan claras las circunstancias en las que ocurrió la balacera, pero en donde se admite que los reporteros consideraron inútil ondear la bandera blanca que llevaban porque estaban seguros de que desde el helicóptero ya los habían identificado. Poco antes, un general que encabezaba la columna militar, después de ofrecerles café, les había pedido que no tomaran fotografías. Los reporteros luego consideraron que los balazos fueron para atemorizarlos, "que si no hicieron blanco, tan cerca, era sólo un aviso para ahuyentarlos". Ellos mismos, decidieron no reclamar en ese momento: "Acordaron no comentar nada con el general que les invitó el café de la mañana".

El incidente, La Jornada lo presentó en primera plana, con una fotografía de grandes dimensiones, obra de Omar Meneses, en la que se veía a dos personas agachadas y con el pie: "Momento en que un grupo de periodistas es atacado por un helicóptero militar". Un llamativo encabezado anunciaba: "Ametrallan a periodistas".

En rigor, el titular no era correcto. Cerca de varios periodistas se habían disparado balas de metralla, pero ninguna directamente contra ellos, de acuerdo con la versión de Guerrero Chiprés. No era la única distorsión en ese manejo informativo. Una cabeza secundaria indicaba ese 12 de enero, que: "Un helicóptero del Ejército atacó a reporteros de La Jornada, Reforma, de El Salvador y de la tv alemana". Sin embargo la nota correspondiente, en la página 8, rezaba: "Atacan dos helicópteros a un grupo de reporteros en Nuevo Momón". El subrayado es nuestro; de la nota se infiere que solamente había un helicóptero, aunque también se menciona que luego de los disparos pasaron "dos aviones de reconocimiento" a los que, a continuación, se califica como "dos bombarderos Pilatos" (sin aclarar si una aeronave de reconocimiento puede ser considerada, al mismo tiempo, como de ataque).

Ese miércoles 12, aunque en el otro diario se decía que había un reportero suyo, Darío López, Reforma no menciona el incidente. Hasta el viernes 14, en una nota de otro informador, Juan José Coello, bajo el encabezado "Sigue el ejército vigilando poblados" se dice, como de paso, que: "El miércoles por la tarde cuatro reporteros gráficos fueron balaceados desde un helicóptero de la PGR, para evitar que llegaran a la zona de conflictos. Ayer fue colocado un retén que impidió el acceso a por lo menos quince vehículos de reporteros, con el argumento de que podrían resultar heridos". La nota de Reforma, muy disimulada y atrasada en comparación con la de La Jornada, era evidentemente menos alarmista y, a juzgar por su información, tenía motivos para ello. Para Reforma, la balacera tuvo efectos preventivos, en el intento por detener a los reporteros. En La Jornada, ese probable propósito se menciona de manera muy disimulada. Para Reforma, la balacera tuvo lugar el miércoles 12 (cuando en el otro diario la información ya había sido noticia de primera plana) y se originó en un helicóptero de la Procuraduría, no del Ejército. A menos que se trate de dos hechos diferentes, aunque parecidos, hay una enorme confusión en las dos notas.

Pero solamente hay dos notas, comparables, al respecto. Ni El Heraldo de México, ni El Universal, ni Ovaciones, ni unomásuno, entre otros diarios revisados, mencionan algún ataque aéreo a periodistas. No queda claro si se trata de un ocultamiento informativo, resultado de la ausencia de enviados de esos diarios en el incidente, o del rechazo a informar sobre lo que les sucedía a los reporteros de otros medios --lo cual, en ese caso, además de rivalidad mostraría alguna mezquindad-- o si, únicamente, los reporteros o editores de esos periódicos consideraron irrelevante la noticia. En cambio Diario de Yucatán, reproduciendo la nota que aparecería en La Jornada, destaca el mismo 12 de enero: "Relato de una nueva agresión aérea contra un grupo de periodistas". Diario de Chihuahua, también en primera página, titula "Otro ataque a la prensa" antes de describir que, en su camino rumbo a Altamirano (aunque la versión de Guerrero Chiprés en La Jornada decía que se encontraban en dirección a Guadalupe Tepeyac) "A los periodistas no se les permitió entrar. Los soldados federales dispararon ráfagas de ametralladora para impedir que siguieran avanzando... reporteros de los periódicos capitalinos 'Reforma', 'La Jornada', de la televisión alemana, de El Salvador y de Perú que se dirigían hacia la zona de combate fueron ametrallados por un helicóptero del Ejército".

Pero esa información, destacada en la ciudad de México por La Jornada y a la que dieron cabida varias publicaciones del interior, fue desmentida en parte y no precisamente por autoridades militares. El 13 de enero, en su sección de correspondencia, ese diario incluye una aclaración de Beatriz Oetling, productora de la empresa de televisión alemana ARD, la cual dice que sus reporteros que han cubierto los acontecimientos de Chiapas "salieron los días domingo, lunes y martes de esa zona y no fueron jamás atacados por el Ejército Mexicano". La productora expresó malestar porque, a raíz de la nota de La Jornada, colegas y familiares de los periodistas de la TV alemana se inquietaron innecesariamente. Además, advirtió una contradicción entre el encabezado de primera plana, en donde se aludía a corresponsales de esa televisión y la nota de Guerrero Chiprés, donde no se les menciona en absoluto. Tampoco hay referencias, en la información de ese reportero, a periodistas salvadoreños, como apunta la primera plana del miércoles 12.


 

 

Radio y TV: quejas de censura, pero libertades en ejercicio

Otro aparente amago a la libre información, se encontraba en sendas notas, en Reforma y La Jornada que, también el miércoles 12, decían que en diversas estaciones de radio se había prohibido mencionar el nombre del Ejército Zapatista. En primera plana, Reforma reproducía una circular, sin fecha, del licenciado José Luis Chavero Reséndiz, director general del Grupo Radiorama de Jalisco, que habría sido dirigida desde la ciudad de México a los miembros de la Asociación de Radiodifusoras y Televisoras de Occidente. Allí, se decía que a petición del director general de Radio, Televisión y Cinematografía de la Secretaría de Gobernación, Alejandro Montaño Martínez, se establecían los siguientes criterios para la información sobre Chiapas:

"1.- No transmitir testimoniales, toda vez que crean o fortalecen rumores.

"2.- Referirse a los rebeldes exclusivamentee como 'grupo armado', no darles ninguna otra denominación.

"3. Evitar, sin embargo, los vacíos informativos, la desinformación. A tal efecto, se solicita transmitir prioritariamente la información gubernamental.

"4. Proporcionar exclusivamente información confirmada por fuentes oficiales.

"5. En el caso de que su (s) emisora (s) hayan suspendido o disminuído los espacios informativos, se solicita se incluyan con normalidad en la programaciónm observando los criterios ya mencionados".

La nota en Reforma, firmada por Cayetano Frías desde Guadalajara, estaba titulada "Dan línea a estaciones de radio" y añadía que "fuentes de Radio Mil y Stereorey confirmaron haber recibido estas instrucciones verbalmente". La misma carta, bajo el encabezado "Da RTC línea a radio y TV sobre cobertura en Chiapas", aparecía en la primera plana de El Norte de Monterrey.

En La Jornada, ese mismo día 12, una nota en páginas interiores, sin firma, bajo el encabezado "El término Ejército Zapatista, prohibido en radio y televisión", decía que:

"Los reporteros de radio y televisión habrían recibido órdenes de sus jefes inmediatos de no pronunciar en sus notas informativas el nombre del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). En casos como el Núcleo Radio Mil y Canal 11, los encargados de los noticiarios sólo permiten las palabras 'transgresores de la ley', 'grupo armado' y 'delincuentes', según testimonio de los reporteros que laboran para esos medios. Incluso a los enviados a la zona de Los Altos de Chiapas se les pidió que trabajaran 'notitas de color' y se sujetaran a los boletines oficiales, a los partes de la Secretaría de la Defensa Nacional".

Añadía La Jornada en su información sobre aparentes prohibiciones a informadores, aunque no precisaba fuentes ni aparecía el nombre del reportero autor de tal nota:

"Hacia finales de la semana pasada, Amado Avendaño, del diario Tiempo de San Cristóbal de Las Casas, dejó de enviar información a Radio Red porque le prohibieron manejar cifras de muertos y heridos. Ahora, resultado del nombramiento presidencial a Manuel Camacho Solís como comisionado para la paz y la reconciliación de Chiapas, algunas estaciones de radio, entre ellas Radio Centro, iniciaron la transmisión de editoriales en los que se aclara que el ex canciller tiene una 'tarea muy importante' pero alejada de la cuestión partidista, según se pudo monitorear en las emisiones de este martes. En los cortes informativos, los conductores y locutores señalaron con insistencia que el PRI ya tiene su candidato a la Presidencia de la República y que Luis Donaldo Colosio será el representante priísta en las próximas elecciones. Además, explicaron que la designación de Camacho nada tiene que ver con el inicio de la campaña electoral de Colosio Murrieta. Por si esto no fuera suficiente, en Radio Centro precisaron que el PRI no va a tener dos candidatos".

El Porvenir, en Monterrey, reproducía esa información en una página interior y bajo el título "Prohíben en radio y TV mencionar a zapatistas". En Guanajuato, A.M. se refiere al memorándum con el encabezado "Aplican censura a radio y TV". El Diario de Chihuahua, lo hace en primera plana: "Controla Gobernación emisiones de radio y TV". En Mérida el Diario de Yucatán considera, también en su primera página: "Cambio de táctica sobre el caso Chiapas en radio y TV".

La extraña nota de La Jornada, tan reproducida en el interior del país aunque sin responsable específico, mezclaba aparentes instrucciones que habrían recibido "los reporteros de radio y televisión" (no se decía de quién, ni cuáles reporteros, de qué empresas) aunque, luego, se citaba a Radio Mil y Canal 11. Más tarde, se involucraba a Radio Red y luego, sin una sola cita concreta, a Radio Centro. Por otro lado, en la información de Reforma, con sustento documental (incluso se reproduce el facsímil de la carta firmada por Chavero Reséndiz) se hacía referencia precisa a una indicación del directivo de una asociación de radiodifusores. Allí se mencionaba también a Radio MIl y, además, a Stereorey.

Había prueba de la carta, aunque no así de que la instrucción para no mencionar por su nombre al EZLN proviniera del titular de la Dirección de Radio, Televisión y Cinematografía de la Secretaría de Gobernación. No obstante, el funcionario gubernamental aludido no hizo aclaración alguna. La acusación a Montaño era especialmente delicada, porque unos meses antes su antecesor en la dirección de RTC, Manuel Villa Aguilera, había sido destituído luego de una fuerte polémica (nunca del todo clara) sobre presuntas presiones en contra de varios informadores en la radio comercial. El hecho de que, de nueva cuenta, el director de esa oficina gubernamental encargada de la regulación legal de los medios electrónicos ejerciera presiones ilegítimas para condicionar u ocultar la información, aparentemente ponía de manifiesto que en RTC seguían existiendo actitudes de censura a la libertad de expresión. Esa conducta, de haber existido, parecía todavía más contradictoria debido a la presencia, ahora, de un nuevo secretario de Gobernación que se había comprometido con el derecho a la información. Por todo ello, llamó la atención que Montaño no aclarase si los radiodifusores que decían ser voceros de sus instrucciones tenían razón, o si lo estaban tomando como pretexto para amagar a los concesionarios de Jalisco que quisieran desplegar una política de pluralidad y profesionalismo informativos.

Lo que sí pudo constarse es que, a pesar de indicaciones expresas como las contenidas en la carta reproducida por Reforma, o en sugerencias no comprobadas como las que fueron aludidas en La Jornada, en los medios electrónicos, tanto como en los impresos, hubo abundante información, y además opinión, sobre el conflicto en Chiapas. Lo mismo en Radio Red, que en Stereorey y en muchas otras radiodifusoras, las menciones explícitas al EZLN fueron cotidianas. Incluso en la radio estatal, dependiente de la Secretaría de Gobernación, como fue el caso del noticiero Antena Radio transmitido por una red nacional encabezada en la ciudad de México por XEB, las menciones al Ejército Zapatista eran constantes y sin censura alguna, tanto en la información como en el análisis. El conductor de ese espacio, Carlos Ramos Padilla, sostuvo frecuentes diálogos con actores del conflicto y con analistas políticos que no tuvieron limitaciones para decirle zapatistas a los zapatistas y ejército al EZLN.

Los reporteros de Canal 11 se inconformaron con la sugerencia de que padecían censura. En carta publicada el 14 de enero y enviada al director de La Jornada, expresan:

"nuestra molestia e inconformidad por la nota publicada en el rotativo a su cargo... tal información es completamente falsa, ya que nadie en la plana de reporteros de Canal 11, incluídos corresponsales y enviados especiales, ha hecho declaración alguna sobre el particular a ningún medio, y además, si el autor de ese texto (curiosamente la nota no está firmada) tuviera la precaución de revisar las emisiones informativas de Enlace, se podría percatar de que en este noticiero se ha mencionado con mucha frecuencia y en múltiples reportajes el nombre del 'ejército zapatista' como tal, a la vez que sinónimos como 'guerrilleros', 'grupo insurgente' etcétera".

Los reporteros Aura María Vidales, Laura Simón Ugalde, Daniel Ruiz Delgadillo, Mariano Cruz, Rubén Carrillo, Adrián Capula, Rhual Silva y Luis del Valle, manifestaban preocupación porque notas como aquella con la que se inconformaban,

"afectan la credibilidad de nuestro medio, el cual mucho se ha esforzado por brindar a los televidentes una nueva opción de auténtico periodismo electrónico crítico y plural".

Sobraba tensión y faltaba precisión. Reconociendo ese panorama el 11 de enero, en su noticiario vespertino de Stereorey, Javier Solórzano había sintetizado, y opinado:

"Creo que está bien que la sociedad se manifieste en la calle en su óptica, que los periodistas busquemos la información, pero me parece que el exceso en una circunstancia de esta manera, es delicado. Es decir, los periodistas no podemos jugar a lo que sucede en Chiapas, esperando la sangre por la sangre misma. Creo que tenemos que apelar de nuevo a los viejos cánones de la información y batallar muy en serio por lo que es la información de lo que sucede, además de ser muy puntuales. No se trata, evidentemente, de defender al Ejército Mexicano --sería un error--, pero tampoco se trata de defender por antonomasia al EZLN".

 

Cese al fuego, decisión política y también militar

Miércoles 12 de enero. El Presidente Carlos Salinas de Gortari determina el cese al fuego, de manera unilateral, por parte del Ejército Mexicano y precisa que el instituto armado sólo responderá si es atacado. Por su parte, el EZLN saluda la iniciativa del cese al fuego y suspende toda operación defensiva, pero no entrega las armas. Habpia tregua. Había un espacio para buscar la paz.

Ese miércoles, Manuel Camacho llega a Tuxtla Gutiérrez donde lo recibe el obispo Samuel Ruiz y de inmediato se traslada a San Cristóbal. Ahí, en referencia a los zapatistas, señala que está dispuesto al diálogo "en el momento que ellos lo consideren" y, de forma simbólica, encabeza una caravana por la paz.

Están creadas ya las condiciones para gestionar una negociación entre el gobierno y el EZ. El cese al fuego, con interrupciones poco significativas, es un hecho. Las hostilidades, iniciadas el primero de enero pero que el Ejército Mexicano respondió hasta el día siguiente, no duraron siquiera dos semanas.

Hay, entonces, la creación de un entramado institucional para facilitar las negociaciones que aún tardarían un mes, pero que ya desde entonces aparecen como posibles. La Secretaría de Gobernación designa a Héctor Morales Corrales como vocero oficial en Chiapas, en sustitución de Eloy Cantú. La Conferencia del Episcopado Mexicano integra una comisión con siete obispos, incluidos los tres de Chiapas quienes, se dice, servirán de enlace entre la población chiapaneca y el Vaticano. El Comisionado Manuel Camacho se rodea de un equipo de apoyo logístico que le permita auspiciar las conversaciones para la paz.

Ese miércoles por la tarde, en la ciudad de México se lleva a cabo la manifestación, del Monumento a la Revolución hasta el Zócalo, inicialmente convocada "Contra la Masacre" pero que tiene expresiones sobre todo de exigencia por la paz. El orador principal, el sacerdote Miguel Concha Malo, dice entre otras cosas que "Dialogar implica también reconocer la responsabilidad que todos tenemos en los hechos: gobierno, autoridades regionales, locales, sociedad civil, grupos armados" y agrega que es necesario suprimir las causas que dieron origen al conflicto, que se reconozca al EZLN como interlocutor legítimo y a los obispos de Chiapas como facilitadores del diálogo y testigos de calidad en las negociaciones. Además hace consideraciones que tienden a justificar el estallamiento de la guerra por parte del EZLN en Chiapas.

Es significativo que antes de esa marcha por calles del DF, el Presidente de la República hubiera anunciado el cese unilateral al fuego en Chiapas, de tal suerte que la demanda para que se suspendan las hostilidades, repetida por muchos asistentes a la manifestación, había perdido algo de su sentido original. De cualquier manera, luego diversos comentaristas llegarían a sugerir que la decisión gubernamental para el cese unilateral al fuego era resultado de la presión social expresada en la demostración del miércoles 12. Sin embargo primero fue la decisión de Salinas y, después, aquella manifestación.

La tregua dispuesta por Carlos Salinas, es tema de los titulares tanto en los noticieros del 12 por la noche, como en los diarios de la mañana siguiente. 24 Horas y Enlace presentan, completos, los cinco minutos del anuncio presidencial; Hechos ofrece un fragmento. Después de las palabras del Presidente, el noticiero de Televisa explica cómo funcionará la suspensión del fuego, de acuerdo con la Secretaría de la Defensa y, luego, las congratulaciones de Manuel Camacho por esa decisión. A continuación, Jacobo Zabludovsky anuncia que: "El domingo próximo se celebrará en la Basílica de Guadalupe una misa de reconciliación nacional".

[La promoción a un acto religioso y luego, la transmisión de esa misa en la Basílica, podrían llegar a ser consideradas como violatorias de las disposiciones legales sobre la presencia pública de las iglesias y el comportamiento de los medios electrónicos respecto de ellas. Nunca se dijo si, como exige la Ley de Asociaciones Religiosas y Cultos Públicos, la Secretaría de Gobernación había autorizado, expresamente y por escrito, la transmisión de esa y otras misas. Al difundir esos actos Televisa hacía un proselitismo religioso que, si bien con el pretexto de la paz en Chiapas, implicaba un papel marcadamente protagónico de la jerarquía de la iglesia católica. Pero no sería esa la única transgresión al distanciamiento que las leyes mexicanas establecen entre la religión y la política: las pláticas de paz, un mes más tarde, ocurrirían precisamente delante de un altar. En tiempos de crisis, los escenarios y las reglas experimentaban condiciones de excepción].

Pero volvamos a 24 Horas de la noche del miércoles 12. Después del reportero no identificado que habló de los preparativos para el acto religioso que tendría lugar cuatro días después en La Villa, citando para ello declaraciones del abad Guillermo Schulemburg, el conductor da paso a la información sobre la marcha que ya había ocurrido, esa tarde, en el centro de la ciudad de México. El reportero Francisco Patiño comenta que los asistentes fueron 15 mil "según la policía, aunque estimaciones de los reporteros que la cubrieron fueron entre 20 y 25 mil manifestantes". Patiño no aclara si emplea la tercera persona para deslindarse de esa estimación, o porque no cubrió él mismo ese evento. Luego, informa que en el mitin posterior a la manifestación, ya en el Zócalo, "participaron 7 oradores, entre los que destacaron el escritor Miguel Concha y Ramón D. Palomino, del Consejo Nacional de Organizaciones Campesinas". Miguel Concha, en efecto, fue el orador principal y por ello es extraño que en la información de 24 Horas no se le reconociera su responsabilidad principal, que es la de dirigente de la orden de los dominicos en México. Aparte de escritor político, Concha es un sacerdote muy activo. Llama la atención que en el noticiero de Canal 2 no se le atribuyera esa investidura siendo que, un minuto antes, se había dado espacio a las declaraciones de otro sacerdote, el abad de la Basílica de Guadalupe. De los contenidos de ese acto público, solamente se dice que fue "en pro de la paz".

Hechos, el noticiero de Canal 13, informa que la marcha en el DF reunió a "más de 20 mil personas" y es más preciso en torno a sus motivos: "fue convocada como una manifestación de protesta a las acciones militares en la zona del conflicto; sin embargo entre los oradores se reconoció la decisión presidencial de allanar el camino hacia el diálogo". Enlace de Canal 11, dice que los manifestantes fueron más de 10 mil. Este fue el noticiero más conservador en el cálculo de asistentes, frente a los 15, 20 0 25 mil que dijo Televisa y los más de 20 mil según Azteca.

La suspensión unilateral del fuego es el gran tema de la prensa del día siguiente. Todos los diarios revisados en este estudio, coinciden en destacar la decisión presidencial, ese jueves 13. Estos son sus encabezados.

unomásuno es el más directo, en un gran cabezal: "Cese al fuego".

El Financiero añade al autor de esa decisión: "Cese al fuego ordena Salinas".

Reforma, con el mismo criterio: "Ordena CSG alto al fuego" (en el cintillo: "Militares sólo responderán a ataques").

Excélsior, destaca también la responsabilidad presidencial y agrega el nombre de la entidad del conflicto para que la frase ajuste al tamaño de su encabezado: "Cese al fuego del Ejército en Chiapas, anuncia Salinas".

El Universal, prácticamente con las mismas palabras pero colocando al sujeto por delante: "Ordena Salinas al Ejército cese al fuego en Chiapas".

La Jornada destaca el hecho de que las hostilidades cesaban como resultado de la decisión de una sola de las dos partes en conflicto: "Cese unilateral del fuego en Chiapas" (debajo de un cintillo que reza: "Mensaje firme de reconciliación y paz: CSG").

Ovaciones le añade algo de mensaje político a la noticia: "Cese al fuego; conciliación y paz para nuevos espacios: Salinas" (y en el cintillo: "Todo quieto en la frontera sur").

El Nacional va más allá del anuncio del cese de hostilidades y dice que ya es efectivo: "Cumplen el cese al fuego".

En el interior del país, la noticia de la decisión gubernamental también parece concitar una nueva esperanza. Estos son unos cuantos ejemplos.

Diario de Chihuahua: "Cese al fuego ordena Salinas. El Ejército sólo responderá en caso de agresión".

A.M. en Guanajuato: "Alto al fuego".

Diario de Yucatán en uno de sus titulares es aún más optimista: "A punto de comenzar las pláticas con los rebeldes".

La marcha del miércoles por la tarde, es mencionada en sus primeras planas de manera muy destacada por Diario de Chihuahua y Diario de Yucatán y con más discreción, pero también en su portada, por El Porvenir y El Norte en Monterrey.

En la capital del país, La Jornada le concede a ese acto una fotografía en primera plana y, en interiores dice, con precaución pero ambigüedad, que acudieron "decenas de miles". El Financiero, que destaca vistosamente, en interiores, varias de las nada pacifistas consignas que coreaban algunos manifestantes ("¡gobierno asesino!", "¡los masacrados serán vengados!", "¡Absalón, Absalón, te toca paredón!") considera, en nota del reportero Javier Rodríguez, que éstos fueron estimados "en cien mil", si bien no menciona fuente alguna en la que se sustentara esa evaluación.

La marcha, difícil de evaluar cuantitativamente como ocurre en todas las concentraciones de esa índole, pero en la que parecía una competencia de cifras supeditadas a las subjetividades, había sido de varios miles en alguna televisora, de decenas de miles en otras estaciones y varios diarios y así, llega a cien mil en el periódico mencionado. También hay tratamientos informativos muy contrastantes en medios del extranjero. Para la Agencia France Presse, los manifestantes fueron 100 mil, en tanto que para la Agencia Reuters, 15 mil. Ninguna de las dos menciona sus fuentes. Los medios de difusión, y sus reporteros, que compartieron alguna de las visiones extremas sobre el tamaño de la manifestación podrían haber coreado, en parodia de una de las consignas que más se grita en esas marchas callejeras: "¡No que no, sí que sí, ya volvimos a mentir!".

Pero la noticia relevante, desde luego, era la tregua en los hechos. En los medios internacionales, la disposición negociadora del gobierno mexicano es ampliamente destacada aunque, en algunos casos, no sin voluntarismos en favor del EZLN. El 12 de enero, la corresponsal de CNN, relataba para el noticiero en español de esa cadena televisiva:

"El autodenominado Ejército Zapatista de Liberación Nacional, por su parte, ha exigido que el gobierno no sólo cese el fuego, sino que retire sus tropas de la zona y reconozca al movimiento como fuerza beligerante. Ambas peticiones difíciles de ser aceptadas. Sin embargo por primera vez desde que los zapatistas le declararon la guerra al Estado de México en nombre de los pobres indígenas de Chiapas, se vislumbra esperanza de una eventual salida pacífica al conflicto".

Entre el sustantivo y el adjetivo, hay lugar para confusiones o intenciones de la corresponsal. No es lo mismo indígenas pobres, que pobres indígenas.

Tampoco era lo mismo corresponsales de guerra, que la guerra de los corresponsales. En Chiapas, tuvimos varias realidades esa primera quincena de enero de 1994. Una, era la compleja situación del conflicto armado, con aristas a veces difíciles de mostrar por parte de los reporteros. Pero otra, fue la imagen no siempre ajustada a la verdad, matizada o de plano distorsionada por las emociomes, las simpatías y las improvisaciones de algunos de los enviados de prensa. Desde luego no todos: hubo quienes cumplieron con su trabajo, con menos protagonismo y más responsabilidad. Otros, mostraron una guerra que no necesariamente ocurría en el plano de la realidad. No fue lo mismo corresponsales de guerra, que la guerra de los corresponsales.