El año nuevo, recién nacido, apenas balbuceaba cuando, cerca de la una
de la mañana del primero de enero, una amiga tocó la puerta de la
familia Avendaño en San Cristóbal. "¡Están entrando unos hombres armados
por el barrio de San Ramón!", le dijeron a Amado Avendaño Figueroa,
director de Tiempo, el único diario de la localidad. Allí comenzó
la historia, al menos para los medios de comunicación, en torno al
conflicto en Chiapas. Centenares de periodistas de todo el mundo
llegarían, algunos con sorprendente rapidez, hasta la apartada San
Cristóbal. Las modestas oficinas de Tiempo, un diario cuyo tiraje
habitual es de 600 ejemplares, estarían repletas de enviados y
corresponsales.
Una vez comprobado el alzamiento del Ejército
Zapatista de Liberación Nacional, la primera reacción del periodista y
abogado fue informar a quienes encabezan a las dos corporaciones de
vieja presencia en el lugar: el ejército y la iglesia. Se comunicó con
el general Gastón Menchaca de la 31 zona militar, quien no se mostró
sorprendido por la noticia y luego con el obispo Samuel Ruiz, que ya
estaba en cónclave con otros sacerdotes dominicos. La coeditora de
Tiempo, Concepción Villafuerte, una vez cumplidas las formalidades
para verificar la noticia, tuvo un reflejo más periodístico y comenzó a
telefonear a las redacciones de la ciudad de México.
El adormecimiento por la nochevieja todavía no se
disipaba y no había reporteros de guardia, sobre todo porque en la
capital del país los diarios no circulan el primero de enero.
Villafuerte envió faxes a donde pudo, dando noticia de la rebelión y
transmitiendo el primer Manifiesto del EZLN. (Todos estos datos, de
acuerdo con la nota publicada en Proceso núm. 808, del 17 de
enero). De esa manera los primeros periodistas en saber del asunto se
convertían, sintomáticamente, en oportunos propagandistas de las
proclamas del Ejército Zapatista. Aun no amanecía, cuando los editores
de Tiempo ya habían transmitido la información que conmocionaría
en México y el mundo.
Primicia disputada, pero sorpresiva al fin
A las 11.30 de la mañana del primero de enero, el
servicio Eco, de Televisa, presentaba una llamada telefónica de Juan
Sebastián Solís, desde la redacción en la ciudad de México:
"Las presidencias municipales de Ocosingo, San
Cristóbal de las Casas y Las Margaritas, en el estado mexicano de
Chiapas, fueron tomadas este sábado por grupos de indígenas al parecer
agrupados en el llamado Ejército Zapatista de Liberación Nacional. De
acuerdo con versiones recibidas en la Dirección de Información de
Televisa, desde las 11 de la noche de este 31 de diciembre, grupos de
aproximadamente 400 indígenas ataviados con ropa de color militar
llegaron a las poblaciones de San Cristóbal, Las Margaritas y Ocosingo.
En los tres sitios tomaron con violencia las presidencias municipales.
Hubo incendios y quema de archivos en agentas del Ministerio Público así
como varias instalaciones de los gobiernos municipales".
El reportero citaba informaciones del director del
periódico La Noticia de San Cristóbal, Francisco Flores Estrada,
que relataba el contenido de la Declaración de Guerra que, poco antes,
el EZLN había difundido por una estación de radio local. Añadía Solís:
"Los líderes de este grupo se cubren el rostro con pasamontañas y portan
armas de alto poder, así como machetes y palos en su mayoría. Se
identifican entre sí con nombres claves del tipo Ovidio, Miriam y Uno.
Hacen revisiones a los pocos vehículos que circulan por las calles de
San Cristóbal y según versiones de los habitantes de la zona, han
sobrevolado ya aeronaves del Ejército Mexicano en San Cristóbal de Las
Casas..."
Se ha dicho que la de Televisa-Eco, fue la primera
noticia sobre el levantamiento en Chiapas. De ello se ufanaron, con la
machacona vanidad con que suelen recordar sus exclusivas, los noticieros
de ese consorcio. Sin embargo luego, otra versión sostuvo que la
primicia fue de Organización Radio-Centro. La estación de noticias
continuas Formato 21, dio la información a las 8.30 de la mañana de
aquél día primero, según aseguran conductores de esa empresa. [El 24 de
enero Juan María Naveja, en Perfiles de la Noticia, de esa
cadena, refutaba a Televisa ("ha dicho una gran mentira") por asegurar
que fue en ella en donde se dio la primera información de la crisis
armada en Chiapas. "Es una falsedad, lo que pasa es que como es un super
aparato de la comunicación, piensan que ellos son los primeros en todo.
Sin embargo los primeros que dimos la nota fuímos Organización Radio
Centro: Noticentro y Formato 21 para ser exactos, porque éramos los
únicos que trabajamos el primero de enero y los 365 días del año, las 24
horas del día... Por eso decir que el país se enteró a las 11 de
la mañana de lo que en Chiapas ocurría, es una gran mentira... sólo
buscan adornarse o venderse". En lo que no tenía razón el conductor
Naveja, es en que su estación de radio es el único medio que transmite
todo el día, todos los días, pues otras radiodifusoras y la propia
cadena Eco de Televisa, también lo hacen].
En todo caso, la noticia del levantamiento armado en
Chiapas no sería patrimonio de nadie. Ese acontecimiento corrió como
reguero de asombros a partir de que comenzó a ser presentado en
televisión. Y la primera nota en TV, como puede apreciarse en la
descripción anterior, era bastante completa aunque fuese elaborada a
distancia, sobre la ocupación de San Cristóbal y, hasta donde podía
saberse, de otras dos cabeceras municipales. Había imprecisiones en el
relato, como cuando no se especifica si hay un grupo de 400 indígenas en
cada presidencia municipal tomada o si, entre todos, suman esa cantidad.
Tampoco se mencionan las demandas iniciales del EZLN, aunque sí se
indica que, en su Declaración inicial, "en contra del Ejército Federal
Mexicano, piden un enfrentamiento en la zona serrana de Chiapas". La
primera información televisiva sobre el levantamiento, contiene ya la
descripción, aunque sea superficial, sobre la doble composición del EZ:
líderes embozados tras el pasamontañas y que portan armas de alto poder,
junto a indígenas sin máscara y pertrechados sólo con palos y machetes.
También se manifiesta allí la actitud retadora, en un desplante de
autoconfianza en su propia capacidad militar, que el EZLN sostenía, en
el momento de su presentación, delante del Ejército Mexicano. Era,
todavía, una guerra de palabras.
Media hora más tarde, Eco --que en México se veía
entonces sólo a través de Cablevisión-- ofrece en una llamada telefónica
del conductor Amador Narcia, el primer comunicado del gobierno de
Chiapas ("Diversos grupos de campesinos chiapanecos que ascienden a un
total de cerca de 200 individuos, en su mayoría monolingües..."). Cada
hora, en el transcurso del día, se repiten las primeras informaciones.
Por un lado, se encuentran las noticias que Televisa
rescata por teléfono desde San Cristóbal y que dan cuenta de un
levantamiento armado muy extraño. Las transmisiones que los nuevos
zapatistas hacen a través de estaciones de radio de las poblaciones
ocupadas, sirven para tener algunas de las primeras referencias de ese
grupo.
Por otro, está la version del gobierno chiapaneco,
que infructuosamente trata de quitarle gravedad al asunto. Al comenzar
la tarde, el conductor Rubén González Luengas sostenía en Radio Mil de
la ciudad de México, esta conversación telefónica con la directora de
Comunicación Social del gobierno de Chiapas:
"-Licenciada Ruiz Narváez, entonces usted nos dice
que se trata de un grupo guerrillero de reciente creación que está
declarando la guerra contra el Ejército Mexicano.
-Así es, se trata de un grupo que se llama EZLN,
aunque tenemos también nuestras reservas de la identidad del grupo, ya
que el acento que se oye a través de la emisora, no es un acento que se
pudiera decir local, más bien parece de origen centroamericano...
-¿Podría hablarse del más cercano país que es
Guatemala?
-Así es señor...
-¿Pero no hay ningú indicio al respecto?
-No, no podemos hacer una aseveración oficial..."
A las nueve de la noche, por el sistema Eco, se
difunde la primera grabación en video de un dirigente del EZLN que,
"cubierto con un pasamontañas, dio a conocer las causas que motivaron el
levantamiento de este grupo". El dirigente, enmascarado, explica, en una
declaración entrecortada: "Nosotros decidimos hacer un movimiento que
valga la pena y que se vea la necesidad del pueblo que tiene que tomar
otra línea para que... a ver si así se les hace caso". Más adelante se
presenta a otra persona, el que luego sería celebérrimo subcomandante
Marcos pero a quien en esa primera aparición ante las cámaras se
identifica sólo como "otro, que dijo que quiere que el gobierno resuelva
sus demandas". Marcos, dice entonces que el EZLN "pide que los poderes
de la Unión, o sea la Cámara de Diputados y la Cámara de Senadores,
desconozcan al Poder Ejecutivo y al gabinete en pleno, se forme un
gobierno de coalición, de transición, y sobre esta base convoque a
nuevas elecciones".
Marcos añade que espera que: "sus cámaras lo hayan
tomado, la población mayoritariamente indígena que compone este
movimiento y si pudieran, pero no creo que los deje el Ejército, estar
ahorita en la cabecera de Ocosingo donde tomamos la emisora XEOCH y en
el municipio de Altamirano y en el municipio de Las Margaritas verían lo
mismo: si aquí hay tzotziles, allá van a ver tzetzales, en otro lado
tojolabales, en otro choles, zoques, es un movimiento muy amplio que se
estuvo probando y estuvo tocando puertas hasta que no tuvo más que esta
alternativa". Desde los primeros momentos, el dirigente del EZLN insitía
en la composición fundamentalmente indígena de su grupo. También
mostraba una insistente inclinación por comparecer ante los periodistas.
Esas escenas, son transmitidas una y otra vez en los segmentos de
Televisa-Eco.
El mismo día del levantamiento, aunque no todos los
medios lo registraron así, quedaban establecidas las coordenadas del
conflicto. El EZLN se reivindicaba como un movimiento pluriétnico pero
de dirección no solamente indígena, que proponía un cambio de gobierno a
nivel nacional y un enfrentamiento directo con el Ejército Mexicano.
Habían tenido que llegar a ese extremo, decían, después de buscar otras
opciones (que no mencionaban) para su lucha política. Desde entonces
también, aunque tampoco se le identificaba, podía apreciarse el
protagonismo de quien más tarde sería conocido como Marcos y que era el
vocero visible, desde el primer día en San Cristóbal, del sorprendente
EZLN. La imagen de los enmascarados con sus pasamontañas, se volvería
familiar en los medios de comunicación mexicanos, junto con las
expresiones de adhesión o temor, según fuese el caso, de los campesinos
indígenas. Esa misma noche, a las 10, también dentro del servicio Eco,
una conductora presentaba a "un indígena (que) habló de los objetivos de
la lucha en la que está participando". Acto seguido, se veía a un
miembro del EZLN ante periodistas: "Hoy se inició la guerra, la
revolución, aquí en la ciudad de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas".
Comenzaba, así, la guerra en los medios.
Después del primer día. Confusión y
desinformación
La televisión, aunque como señalamos hay otras
versiones, ha dicho que fue la primera en propagar el levantamiento
neozapatista. El personaje Marcos, cuyo rango dentro del EZLN todavía no
se identificaba, seguía ofreciendo declaraciones a diestra y siniestra,
lo mismo a turistas acorralados tras la ocupación de San Cristóbal, que
a los primeros corresponsales que llegaban a esa localidad entre el
sábado primero y el domingo 2 de enero. La radio de la ciudad de México,
empezó a repetir la noticia, muy escuetamente, en sus noticieros del
primer día del año, aunque todos los medios tenían audiencias escasas.
Los diarios del DF perdieron la nota porque, como ya
se apuntó, no circulaban el primero de enero. El único de ellos que sí
apareció, Reforma, fue impreso la noche del 31 de diciembre,
cuando aún no se propalaba el levantamiento. Varios matutinos de la
capital, todavía el domingo 2 no consideraban al levantamiento en
Chiapas suficientemente interesante para ser noticia principal. El
Financiero y El Universal, privilegiaron otros asuntos. El
primero de ellos, cabeceaba "Condicionan acceso de la banca extranjera"
y sólo en una nota de importancia secundaria, aunque en primera plana,
se podía leer "Indígenas armados toman cinco poblaciones en Chiapas".
El Universal, dedicaba sus ocho columnas a una curiosa profecía de
la jearquía de la iglesia católica: "Será 94 un año difícil en lo
político y lo económico" y, pese al lugar común allí recogido, de
acuerdo con una declaración del arzobispo Ernesto Corripio, pareciera
referirse, indirectamente, a los acontecimientos del sureste mexicano.
En su cintillo de portada, este diario informa: "Ocupan grupos indígenas
armados ocho poblaciones en Chiapas". Una fotografía muestra a miembros
del EZLN en San Cristóbal.
El Nacional, en su primera plana, muestra una
fotografía del Papa Juan Pablo II, referida a otro asunto, abajo de la
cabeza principal, que dice: "Rechazan sociedad, iglesia y gobierno uso
de violencia"; además, informa de las primeras reacciones sobre la
insurrección. Otras cabezas, son similares, aunque con algunas
diferencias entre ellas. Excélsior: "Toma el EZLN 4 poblados en
Chiapas; cordura, pide la SG". Ovaciones, en la portada de su
sección azul rompía la costumbre de ocuparse de temas deportivos para
decir: "Rebelión armada en Chiapas" y, en un balazo, "Cuatro municipios
ocupados". unomásuno, por su parte, informaba: "Violenta toma de
5 alcaldías por un grupo armado en Chiapas; 11 muertos". La Jornada:
Sublevación en Chiapas", debajo de un balazo que rezaba: "Cuatro
municipios ocupados".
Con mayor o menor detalle (desde ese día La
Jornada se distingue por transcribir completos los documentos del
Ejército Zapatista) se dan a conocer las demandas de la "Declaración de
la Selva Lacandona" en donde se declara la guerra al Ejército Mexicano,
se solicita "a los otros poderes de la Unión (que) se aboquen a
restaurar la legalidad y la estabilidad de la nación" y se llama a
deponer al Presidente de la República. El EZLN, presentándose como un
ejército suficientemente consolidado para ofrecer un desafío ambicioso
pero también buscando, desde entonces, efectos públicos de gran
intensidad, asegura que avanzará hasta la ciudad de México y manifiesta
que su lucha es por "trabajo, tierra, techo, alimentación, salud,
educación, independencia, libertad, democracia, justicia y paz".
A unas horas de que el EZLN había declarado la guerra
al gobierno, el panorama no era muy claro. La madrugada del día primero,
ese grupo armado había ocupado cuatro municipios --San Cristóbal de las
Casas, Ocosingo, Altamirano y Las Margaritas-- que pocas horas después
fueron cercados por el Ejército Mexicano. Las dimensiones del
levantamiento, se difuminaban entre la sorpresa y la confusión
iniciales. Así, para Excélsior, El Nacional y Ovaciones,
como hemos visto en algunos de sus encabezados, los municipios ocupados
por el EZ eran cuatro. Para El Financiero y unomásuno,
cinco. El Universal decía que se trataba de ocho. Más tarde, el
subcomandante Marcos aseguró, en una carta al periódico El Sur
de Oaxaca, que las cabeceras municipales tomadas por el EZLN fueron
siete. La variedad de versiones, en torno a datos difíciles de confirmar
pero a propósito de los cuales se levantan reiteradas confusiones y
contradicciones, es desde entonces una de las constantes en la
información que llega desde Chiapas.
De acuerdo con un comunicado del gobierno chiapaneco,
los alzados eran "cerca de 200 individuos, en su mayoría monolingües"
--luego se daría abundante publicidad al contraste entre los indígenas y
sus dirigentes a los que, identificados con Marcos, se atribuyen
capacidades plurilingüísticas poco frecuentes--. A través de los medios
locales, el gobierno del estado exhorta a los insurrectos para que dejen
las armas y "vuelvan al cauce legal y participen en la construcción de
soluciones para sus demandas".
Desde el primer día que se ocupan del levantamiento,
los diarios de la ciudad de México ofrecen datos distintos de la versión
oficial. En contraste con los 200 que dice la oficina de prensa del
gobierno de Chiapas, El Financiero se refiere a "centenares de
indígenas armados" sin mencionar ninguna fuente; El Heraldo de México
también dice que se trata de "centenares de campesinos fuertemente
armados"; Ovaciones anuncia que se trata de "800 campesinos
armados, en su mayoría monolingües vestidos con pantalones verdes,
camisas color plomo y pasamontañas". Excélsior publica que los
miembros activos del EZLN serían mil 500. La nota de El Universal,
más amplia en este aspecto aunque también imprecisa, apunta: "se estima
que existen al menos 1,000 personas involucradas en las filas
'insurgentes', aunque algunos calculan que el número de rebeldes podría
superar a los 3,000 o 4,000". unomásuno dice que, según testigos,
son cerca de 2 mil indígenas. El Nacional, se queda con la
versión de los 200. Todavía tres meses después del levantamiento, el
número de efectivos del EZLN sigue en la oscuridad, en congruencia con
el carácter clandestino de las actividades de ese grupo.
Por lo demás, es infrecuente que algún ejército, de
cualquier tipo, en el mundo, de a conocer cifras sobre cuánta gente lo
integra, de la misma forma que es de esperarse que no muestre a todos
sus efectivos en la primera oportunidad. Pero es significativo constatar
cómo, desde el primer momento, hay versiones de lo más distintas sobre
el tamaño de la crisis de Chiapas, empezando por el tamaño del EZLN.
En algunos casos, la versión del gobierno local
trataba de minimizar el asunto. En otros, había una tentación pocas
veces eludida para sobreestimar los alcances del conflicto a tal grado
que, como se verá más adelante, los enfrentamientos armados adquieren en
varios medios dimensiones mucho mayores a las que en realidad tuvieron.
También, desde entonces, hay una danza, entre macabra y diversa, de
cifras sobre las víctimas del levantamiento. El Universal recoge,
en su edición de ese domingo, las versiones del gobierno local sobre la
muerte de seis agentes de seguridad, aunque dice, sin especificar el
origen de la versión, que "se habla de mayores víctimas". El Nacional
publica que según la agencia EFE hay 11 muertos. La Jornada
precisa que hay dos policías muertos en Ocosigno y tres de Las
Margaritas.
La noticia en el mundo. El rojo es un color llamativo
Las agencias de prensa, como era natural, hicieron
repicar los teletipos desde la mañana del día primero. Su información
fue inicialmente cautelosa, en vista de la extravagancia que parecía
revestir la noticia del levantamiento pero también, debido a la
prácticamente nula información entonces disponible sobre el EZLN. San
Cristóbal de las Casas está lejos de la ciudad de México, que es en
donde se encuentran las corresponsalías de las agencias y otros medios
de información internacionales. Las principales fuentes de todas las
agencias extranjeras, el primer día, son Televisa y Radio Red. Luego se
referirán a los diarios matutinos del día 2, aunque sin precisar de
cuáles se trata.
Más tarde, conforme logran trasladar a sus
corresponsales, agencias como Associated Press (AP), Reuters, France
Press (AFP), United Press International (UPI) y, en menor medida, la
alemana DPA, la china Xinhua e International Press Service, IPS, se
valen de sus propios ojos y oídos para recoger testimonios de gente de
San Cristóbal. Sin embargo, conforme el conflicto se diversifica y
crece, las alusiones a sus fuentes son equívocas por parte de las
agencias --que, a su vez, serán entonces fuentes para muchos de los
medios mexicanos--. Aluden a "versiones no confirmadas", "trascendidos"
y "testigos", si bien algunas reconocen el carácter confuso y prvisional
de los datos así recogidos.
Las primeras informaciones y todavía hasta el tercer
día del conflicto, son poco editorializadas, limitándose a transmitir
hechos. Poco a poco, cuando ofrecen más contexto y sobre todo al
arriesgarse a transmitir "color" sobre lo que sucede en Chiapas, la
prensa extranjera en muchos casos se orienta hacia las visiones
folclóricas, o en otras ocasiones poco rigurosas en términos
informativos. En los medios internacionales había abundante información
sobre el inicio del conflicto, pero mucho menos, más adelante, acerca de
las negociaciones para la paz. El rojo es un color, periodísticamente,
más llamativo que el blanco.
Editoriales: primero, condenas a la violencia
Sólo tres diarios de la ciudad de México ofrecen
definiciones editoriales el primer día que informan del levantamiento.
El Nacional, el diario del gobierno federal, hace "un llamado a
la cordura" y considera que "la violencia no es el camino adecuado para
superar carencias ni para resolver conflictos"; también sugiere que
habrá una "pronta y prudente respuesta del gobierno de la República para
contribuir a la rápida normalización de la situación".
La Jornada, comparte en esa primera posición
editorial, que al comienzo parecía unánime en la prensa mexicana: "No a
los violentos", proclama el mensaje de esa casa periodística, en un
notorio sitio de su primera plana. Allí se reconoce que "La situación es
condenable, entendible y delicadísima, todo al mismo tiempo, y para
explicarla es preciso deslindar cuidadosamente los acontecimientos".
Continúa: "Cualquier violencia contra el estado de derecho, venga de
donde viniere, tiene que ser en principio algo para condenar. Pero si
quienes encabezan el alzamiento chiapaneco se proponen, entre diversos
objetivos, la remoción del Presidente de la República, vencer al
Ejército mexicano y avanzar triunfalmente hacia esta capital, ya no se
sabe dónde empieza el mito milenarista, dónde el delirio y dónde la
provocación política calculada y deliberada. Sin que conozcamos todavía
quiénes componen la avanzada ideológica y militar del grupo, es evidente
que sus miembros se han incrustado en las comunidades indígenas y
enarbolan un lenguaje no sólo condenable por encarnar sin matices la
violencia, sino porque sus propósitos son irracionales. Y la
irracionalidad le hace enorme daño a las colectividades, a las naciones
y a los pueblos".
El editorial de La Jornada, ese 2 de enero,
admitía que en Chiapas ha existido un contexto propicio para el
estallamiento social. "El aspecto delicadísimo del asunto reside en que
las autoridades deben medir con extremo cuidado los pasos a dar. Por
ejemplo, hay que deslindar entre los aventureros y profesionales de la
muerte, hay que separarlos a ellos muy bien de las comunidades indígenas
empobrecidas y desesperadas. Estas, ahora menos que nunca, pueden ser
objeto de la represión indiscriminada, sino de políticas efectivas
efectivas que resuelvan un rezago social que lleva siglos..."
Es notable cómo, de la caracterización de
violentos, milenaristas, delirantes, condenables en su lenguaje,
irracionales en sus propósitos, dañinos a las colectividades e incluso
potencialmente provocadores, calificativos todos ellos articulados en
una concepción de repudio a la violencia en su primera posición
editorial sobre este asunto, La Jornada irá transitando con gran
rapidez hacia otra actitud, que llega a ser de abierta simpatía al EZLN,
sus integrantes y dirigentes. Más tarde, en un comunicado en donde
explica su política de prensa, el subcomandante Marcos encuentra
que, La Jornada, experimentó un "paulatino paso de la condena
lapidaria contra el EZLN (remember el editorial del 2 de enero de 1994)
al análisis crítico de lo que ocurría" (documento aparecido en La
Jornada del 14 de febrero e incluído como Anexo en este libro). Y
luego, entrevistado por ese mismo diario, el personaje Marcos
reconocería que "se enojó por el editorial de Payán del 2 de febrero" (La
Jornada, martes 8 de febrero). Carlos Payán Velver es el director de
La Jornada.
Pero todavía en el inicio de la crisis, el reflejo
inmediato fue la condena a las armas. Ovaciones, el diario de la
empresa Televisa, también expresa desacuerdos con el uso de "la
violencia como camino para solucionar nuestros problemas" y,
significativamente, se refiere a la necesidad de "aclarar el
protagonismo de la jerarquía católica en el inicio del conflicto".
Los funcionarios de la iglesia católica, adquirieron
una presencia notoria desde el momento inicial del conflicto. Felipe
Aguirre, obispo en Tuxtla Gutiérrez y presidente de la Comisión
Episcopal para los Indígenas, dijo desde el día primero que "la iglesia
no puede ser promotora de actos que llevan a la violencia, a la
destrucción y al enfrentamiento" y desautorizó a personas del clero que
pudieran estar involucradas en los hechos de Chiapas. Casi al mismo
tiempo Samuel Ruiz, obispo en San Cristóbal y desde entonces
protagonista central en esta crisis, ofrecía la mediación eclesiástica.
Los dos prelados mencionados, junto con el obispo de Tapachula,
propusieron un plan de tres puntos: cese al fuego y respeto a la vida,
liberación de los secuestrados y deposición de las armas, respeto a la
legalidad y a los derechos humenos y, por último, diálogo para la
atención de los problemas sociales. Todos los diarios consignaron la
petición de, según se dijo, diversos sectores de la sociedad chiapaneca
para que la iglesia intercediera a fin de buscar una solución pacífica.
Para entonces el gobierno federal, a través del
subsecretario de Gobernación Ricardo García Villalobos, había dicho en
la ciudad de México que no era posible justificar que las demandas
sociales se esgrimieran como pretexto para "violentar el orden jurídico,
confrontar a la autoridad, violar derechos humanos y privar de la vida a
ciudadanos chiapanecos", al tiempo que convocaba al grupo armado para
cambiar de actitud y establecer negociaciones. Por su lado, los partidos
y candidatos presidenciales comienzan a reaccionar, ciertamente muy
pronto aunque con definiciones que no en todos los casos sostendrían.
Desde la noche del primero de enero, en declaraciones que los diarios
del domingo 2 recogen con amplitud, Cuauhtémoc Cárdenas, candidato
presidencial del Partido de la Revolución Democrática, PRD, considera
que: "No es recurriendo a las armas como pueden resolverse los grandes
problemas del pueblo". Diego Fernández de Cevallos, candidato del
Partido Acción Nacional, PAN, llama a una solución rápida que evite la
pérdida de vidas. Rafael Aguilar Talamantes, del Partido del Frente
Cardenista de Reconstrucción Nacional, PFCRN, se propone como mediador
en el conflicto. Otros candidatos y partidos rechazan la violencia como
recurso político.
Domingo dos de enero. ¿De qué tamaño es el conflicto?
El domingo dos de enero, el EZLN abandona San
Cristóbal, población que más tarde es ocupada por el Ejército Mexicano.
El hecho es anunciado por el conductor Jorge Berry en su programa
Este Domingo, del Canal 2 de Televisa, apenas a las 10 de la mañana
("a eso de las 5 de la mañana abandonaron los subversivos San Cristóbal
de las Casas"). Sin embargo la crisis chiapaneca apenas comenzaba.
En Ocosingo, ese día 2, el grupo rebelde mantiene el
combate con las fuerzas armadas. En Altamirano, destruye la Presidencia
Municipal y en Guadalupe Tepeyac, secuestra a Absalón Castellanos
Domínguez, (quien gobernó Chiapas entre 1982 y 1988) para, asegura,
seguirle juicio sumario y fusilarlo. Además, el EZ abandona las
cabeceras municipales de Oxchuc, Las Margaritas y Abasolo y se repliega
en la zona boscosa, vuela los puentes La Florida en la carretera a
Palenque y el de La Virgen, camino a San Cristóbal y en su huída de esta
última población, libera a presos del Centro de Readaptación Social a
quienes entrega armas e invita a unírsele. Hay testigos que aseguran que
durante el tiroteo a la zona militar, el EZLN atacó una ambulancia de la
Cruz Roja. Sobre este hecho, curiosamente, no se insistió más aunque, al
contrario, a los acontecimientos en los que aparentemente había
responsabilidad del Ejército Mexicano se hizo notoria insistencia en los
medios de comunicación.
No para todo había testigos y, en el atropellamiento
informativo que comienzan a padecer casi todos los medios electrónicos,
aparecen versiones confusas, o no ciertas. El 2 de enero en Formato 21,
de Organización Radio Centro, se decía: "En Ocosingo, autoridades
municipales indicaron que los guerrilleros se retiraron en la mañana del
domingo, tras matar a cuatro policías, entre ellos al comandante
judicial José Luis Morales y a los miembros de la familia Solórzano y a
saquear varias tiendas". Sin embargo más adelante, en un flash
informativo, se dio a conocer que la muerte de la familia Solórzano "ha
sido desmentida telefónicamente por el señor Arnulfo Urrutia, cuñado de
Solórzano, quien habló a Formato 21 para decir que está vivo pero
detenido en dicho municipio". La velocidad para transmitir
informaciones, pero sobre todo la falta de meticulosidad para verificar
sus datos, se les van imponiendo a diversos medios electrónicos que,
así, acaban por ser víctimas de su propia compulsión informativa. Y con
ellos, son víctimas de desinformación sus auditorios.
Tantos acontecimientos, que eran apenas los destellos
desordenados de un conflicto de gran complejidad, en su sola enumeración
daban la sensación de gravedad. No era para menos. Aparte de inédito, el
conflicto en Chiapas tenía dimensiones desconocidas en aquellas primeras
horas de enero. Los medios electrónicos tienen dificultad para poner
orden en su información. Más bien, el relato atropellado de los hechos,
una nota después de otra, como en un rompecabezas cuyas piezas no acaban
de ser colocadas en el sitio preciso, e incluso de tamaño que no se
alcanza a advertir, es el método con el que los mexicanos vamos
conociendo incidentes de esta guerra.
La radio sería, después de la sorpresa inicial, el
medio más oportuno, pero también en virtud de la cantidad de notas, el
que más suscita esa sensación de atropellamiento. Radio Red, una de las
empresas de información que se han distinguido por su afán de
escrupulosidad, presentaba así un panorama de lo que acontecía, el
domingo 2 de enero:
"Las fuerzas del Ejército Zapatista de Liberación
Nacional derribaron un puente internacional de la carretera en el tramo
Ocosingo... el jefe del Cuerpo de Bomberos refirió que les cortaron las
líneas telefónicas y que amenazan con incendiar las instalaciones de la
emisora XEOCH, del gobierno del estado y que fue tomada el día de ayer
en Ocosingo... Hay una especie de sicosis en la población, pues hace
unos 40 minutos se aparecieron grupos armados y tuvieron un
enfrentamiento... En San Cristóbal de las Casas se ha cortado el
suministro de gasolina en las tres gasolinerías de la ciudad..."
Esa "especie de sicosis" llega a contagiarse a los
informadores que, en todos los tramos del conflicto, no son ajenos al
temor ni a los rumores. La misma transmisión de testimonios, que era
virtualmente instantánea, no siempre resultaba jerarquizada ni puesta en
contexto, de tal manera que el auditorio tenía retazos que inducían a
una gran alarma. La misma emisora, en su espacio Red-Acción dominical,
presentaba esta queja desgarradora pero que no se sabía si era expresión
generalizada de lo que estaba ocurriendo en Chiapas: "...Yo fui con mi
hermano en la ambulancia de la Cruz Roja. No hacia Rancho Nuevo sino
hacia el otro lado y de pronto escuchamos disparos. Mi hermano tiene la
bala adentro y debajo de un ocotal vimos que hay cuerpos heridos, con
sangre. Nadie nos avisó que no podíamos ir hacia allá. No hay quien
informe..."
Y no había quien informara con precisión, enmedio del
tumulto de notas dispersas. Al día siguiente, 3 de enero, el enviado de
Radio Red, Víctor Manuel Suberza, desmintía "categóricamente" que se
libraran combates a 6 kilómetros de la capital chiapaneca. Sin embargo,
ese mismo día, su compañero Enrique Muñoz advertía, en un tono y con
datos que indudablemente causaban inquietud (a la postre, según se
sabría, gratuita): "Pues ya van avanzando. Ahora están en Chiapa de
Corzo. A 10 minutos. A unos cuantos kilómetros de la capital... Ya hay
información de que han asaltado, de que han arrasado con los alimentos
de algunas negociaciones y establecimientos." Más adelante se supo que
el origen de todos estos temores era un asalto que había tenido lugar en
un centro comercial en la mencionada Chiapa de Corzo, lo cual
naturalmente "obviamente acrecentó el miedo de la población", como decía
el mismo reportero. Unos tras otras, desmentidos e informaciones se
suceden en estos primeros días del conflicto, especialmente en la radio.
Pero no siempre se aclara cuándo una noticia rectifica a otra que ha
sido propagada con anterioridad.
Con razón, en una declaración que puede ser tomada
como autocrítica, en uno de los primeros días del conflicto el director
de Radio Red, José Gutiérrez Vivó, decía ante sus micrófonos: "De por sí
que la materia informativa es bastante complicada, y cuando de pronto
surgen este tipo de circunstancias como el levantamiento, la presencia
del Ejército Zapatista, se nos plantea una situación difícil. Por
supuesto, que en la información. En cuanto al origen del problema y en
cuanto a la forma en que se esta conteniendo o resolviendo el problema,
ambas son informaciones casi confidenciales. Entonces, lógicamente la
opinión pública demanda y requiere de la mayor veracidad, y nosotros nos
encontramos en un dilema entre estar tratando de buscar información en
un escenario muy difícil y, por otra parte, donde los operativos, por
razones lógicas, no pueden estarse divulgando. Por tanto, tenemos que
recibir información y evaluarla para emitir la verdadera".
Esa labor de evaluación, que siempre es indispensable
en los medios, resultaba más difícil, pero al mismo tiempo más
necesaria, ante el conflicto chiapaneco. Entre dar a conocer una
exclusiva sin confirmación, o transmitir tarde una noticia verificada,
podía pasar tiempo que en los medios electrónicos (y, en general, en
todos) es muy valioso. Los públicos aprecian la oportunidad y ese es uno
de los valores que buscan en la televisión y sobre todo en la radio.
Pero estos medios, para que el auditorio entendiera su cautela e incluso
sus tropiezos --para curarse en salud incluso-- tenían que explicar las
dificultades que enfrentaban en la búsqueda de información. No todos lo
hacían. Otros, se conformaban con las noticias oficiales: allí no se
equivocaban porque en todo caso la responsabilidad era de sus fuentes,
pero corrían el riesgo de ofrecer un panorama que, de tan unilateral,
resultase anodino.
La noche, todavía del domingo 2, a las 10, Jacobo
Zabludovsky presenta en Televisa un programa especial en donde lee en
extenso dos comunicados de la Secretaría de la Defensa Nacional. Allí se
destaca que desde el inicio de hostilidades por parte del EZLN el
personal militar recibió órdenes de permanecer dentro de las
instalaciones de la VII Zona, "esperando un posible diálogo a cargo del
gobierno estatal, que permitiera que los integrantes de los grupos
agresores armados retornaran a la legalidad". No obstante, se dijo, el
mismo día 2 por la mañana el campo de la XXXI zona militar fue atacado
y, tal agresión, "rechazada con éxito". La guerra había comenzado.
El gobierno de Chiapas, a través del presidente
municipal de San Cristóbal, declaraba ese domingo que la seriedad de la
situación "no permite morbosidad, rumores y actos de imprudencia" y
exhortaba a los ciudadanos para que enviaran telegramas al presidente
Salinas, agradeciéndole la prersencia del Ejército Mexicano. Carlos
Rojas Gutiérrez, titular de la Secretaría de Desarrollo Social, proponía
la mediación de la iglesia católica. Gerónimo Prigione, embajador del
Vaticano, conminaba al EZLN a deponer las armas e "iniciar un diálogo de
altura" con el gobierno y decía ignorar si en las filas de ese grupo hay
ministros católicos o de otras religiones. El obispo Samuel Ruiz y sus
dos colegas chiapanecos, reiteraban su disposición para mediar. Desde el
campo de los partidos el dirigente del PFCRN, Rafael Aguilar Talamantes
insistía en ser intermediario él mismo y advertía que cualquier
participación de la iglesia, incluso como medidadora, sería
anticonstitucional. No le hicieron caso.
Luis Donaldo Colosio, candidato presidencial del
Partido Revolucionario Institucional, PRI, consideraba también el 2 de
enero que los rezagos históricos y las carencias de Chiapas, "no son
razones válidas para optar por la violencia... Ningún motivo justifica
poner en riesgo la vida o amenazar la convivencia". A su vez Diego
Fernández de Cevallos, del PAN, sostenía que "detrás de estos
movimientos armados están grupos de delincuentes internacionales". Pablo
Emilio Madero, candidato de la Unión Nacional Opositora, UNO, dijo que
el país necesita una revolución, pero no violenta sino con la credencial
de elector", en una declaración que repetiría una vez y otra también,
entonces ya con poca originalidad, en el transcurso de las siguuientes
semanas. Desde el terreno de las organizaciones sociales, el Consejo
Agrario Permanente sostuvo que era necesario establecer comunicación con
el EZ para llegar a un arreglo. Por su parte Hugo Andrés Araujo,
dirigente de la Confederación Nacional Campesina, CNC, pensaba que las
acciones del EZ "son muy localistas, no deben ser exageradas" y menos
aún aprovecharse para caracterizar las condiciones del campo, o alterar
la presencia internacional del país.
Enfoques y errores. La guerra rebasa a los medios
Todos estos episodios comienzan a conformar un
panorama de múltiples temas informativos, al cual los medios
responderán, ahora sí, con inflexiones diversas. La privación de la
libertad del ex gobernador Castellanos, encuentra sitios en casi todas
las primeras planas de los diarios del DF y todos, excepto Ovaciones
y La Jornada, emplean el término "secuestro". unomásuno
señala que Castellanos fue mandatario chiapaneco entre 1972 y 78 cuando,
en realidad, lo fue de 1982 a 1988. Reforma, en su edición del
jueves 17 de febrero, dirá que Castellanos fue gobernador entre 1986 y
1992.
En torno al secuestro de ese personaje, en la prensa
y otros medios aparecen opiniones diversas, casi todas de preocupación
aunque también se manifiestan justificaciones, aludiendo al desempeño de
Castellanos cuando fue gobernador de Chiapas. Pero casi nunca, el
tratamiento informativo se confunde con el editorial. Es decir, a pesar
de la poca simpatía que Castellanos despierta en los reporteros, éstos
no suelen traslucir sus animadversiones cuando dan cuenta del secuestro.
Una excepción, se pudo escuchar en el despacho
Armando Contreras, enviado de Para Empezar, de Stereorey quien,
apenas el 3 de enero por la tarde, quiso relacionar la nula estima que
le merecía el gobernador con un intento para justificar la rebelión
chiapaneca. Primero, en su relato telefónico transmitido al aire, el
reportero Contreras citaba, sin decir sus nombres, a "agrupaciones
agrarias, civiles, religiosas, de intelectuales, obreras, de derechos
humanos (que) clamaron por una actitud de mesura del gobierno federal en
el caso de la violencia de Chiapas". Luego de decir que esas
agrupaciones, a las que nunca menciona específicamente, habían repudiado
"lo que consideraron tergiversación y manoseo informativo de Televisa en
el asunto" decía que además, "aseguraron que debe criticarse la postura
del EZLN, pero no en forma unilateral, porque los conatos violentos son
sólo el resultado del abandono, la represión, el saqueo y las matanzas
de que han sido víctimas los indígenas chiapanecos".
Al parecer, Contreras compartía esa justificación de
la violencia en Chiapas e incluso le añadía su experiencia personal
porque, aunque no tuviera relación directa con aquellas consideraciones
de carácter general, a continuación dijo: "Recuerdo que hace algunos
años le pregunté al entonces gobernador Castellanos (el que ahora está
secuestrado) que cuál era su opinión acerca de las versiones que decían
que él era precisamente uno de los principales represores de los
indígenas. El, con un aliento alcohólico, decía: 'contra mis hermanos
chiapanecos nunca atentaré'. Vale decir que esta frase la tuve que
descifrar durante minutos, porque estaba tan borracho que no hablaba
precisamente claro. Ahora se sabe que sus hermanos chiapanecos lo han
puesto a buen resguardo. Y es que esos hermanos, en lugar de diálogo y
apoyo, sólo encontraron bayonetas".
El que ofrecía el reportero Armando Contreras, es uno
de los mejores ejemplos de manejo informativo en donde no sólo estuvo
ausente la ética, sino el respeto a un ser humano (que se encontraba
secuestrado y no podía replicar) respecto del cual estaba contribuyendo
a crear una imagen desfavorable, que podía empeorar su situación. No
sería este el único caso de manejos noticiosos en donde, para aprovechar
una circunstancia llamativa, más de un reportero mezclaba su juicio con
la información, en demérito de la fama pública de terceros.
Todavía el 3 de enero la respuesta del gobierno, ya
sea política o militar, recibe la atención principal de varios diarios.
En su encabezado principal, El Nacional es el único diario de la
ciudad de México que destaca como nota principal el ánimo del gobierno
para que la interlocución sustituya a las balas: "Diálogo político para
cesar violencia". Excélsior consigna: "Asume el Ejército el
control de San Cristóbal de las Casas". El Universal destaca en
su primera plana que hay "cruentos combates" y la cabeza principal de
La Jornada reseña: "Chocan alzados y militares". De manera similar,
El Financiero publica: "Choques armados en Chiapas". "Combates en
Chiapas", es la cabeza de unomásuno. Más preciso, Ovaciones
anuncia en la portada de su edición azul, haciendo otra excepción a la
índole deportiva de ese espacio, "Dos ataques al Ejército" y, en su
edición de información general, que iba encartada dentro del diario
deportivo (hasta que esa sección desapareció, pocas semanas después) le
daba continuidad a la primera información: "Repele el ejército a
rebeldes".
En el interior del país, la prensa se hace eco de la
conmoción chiapaneca. El 3 de enero, el encabezado principal de El
Norte, de Monterrey, Nuevo León, en su acostumbrado estilo
telegráfico, sintetiza "Guerrilla ataca Chiapas". (Este diario, debido
al descanso obligatorio del primero de enero, no se publicó el 2).
Luego, en un recuadro sintetiza la Declaración de la Selva Lacandona y
en otro, da cuenta del secuestro de Castellanos. En su segunda página,
el periódico regiomontano publica un recuento del desarrollo de diversas
guerrillas mexicanas, desde el levantamiento del Cuartel Madera, en la
Chihuahua de mediados de los años sesenta. Según El Norte, las
alcaldías ocupadas eran nueve.
El Imparcial, de Hermosillo, Sonora, como otros
diarios importantes del interior del país, tampoco apareció el 2, de tal
suerte que hasta el lunes 3 cabecea de la siguiente manera:
"Ataque rebelde en Chiapas" y dice que los municipios tomados son
cuatro. Para el jalisciense Siglo 21, en su edición del día 3,
apoyado en informaciones de agencias de prensa, las alcaldías tomadas
son nueve.
El hecho de que el Ejército no haya intervenido en
San Cristóbal hasta la retirada del EZLN debido a que, como indicaría la
Secretaría de Gobernación, el gobierno privilegió la protección de vidas
humanas antes que el enfrentamiento armado, fue mencionado pero, como
dato político, quedó desplazado por otros acontecimientos. Sin embargo,
La Jornada del lunes 3 de enero reconoce en su editorial, "la
contención mostrada por el Ejército al abstenerse de tomar por asalto la
plaza de San Cristóbal de las Casas y de las otras poblaciones ocupadas
por los efectivos del llamado Ejército Zapatista de Liberación
Nacional".
De manera similar, Ovaciones toma posición
así, en su respectivo editorial: "La actuación del ejército regular en
las primeras horas del conflicto, da cuenta de una conducta congruente
con su carácter de institución republicana responsable de guardar la
soberanía nacional" y recuerda cómo, desde la madrugada del día primero,
la Secretaría de la Defensa nacional "ordenó al personal asignado a la
VII Región Militar, ubicada en San Cristóbal de las Casas, permaneciera
en el interior de las instalaciones esperando un posible diálogo del
gobierno estatal para permitir que los integrantes de los grupos
agresores armados retornaran a la legalidad".
Menos enfático, Excélsior, en uno de los dos
comentarios de esa casa editorial aparecidos el mismo 2 de enero, se
refiere a la disposición de la iglesia para mediar en el conflicto: "Es
conveniente aceptar, y cuanto antes, el ofrecimiento". El Financiero
se queda en la línea de la ambigüedad y, en su postura editorial, apenas
alcanza a decir: "Los hechos de violencia que con el arranque de 1994 se
iniciaron en diversas poblaciones del estado de Chiapas, son un anticipo
de que el presente es un año difícil, no sólo por ese tipo de
acontecimientos que seguramente encontrarán una solución en el diálogo,
sino por constituir un año de transición para el país". Nada más.
El Norte va más allá y sugiere, en contraste con
otros diarios del país, que podría haber justificaciones para el empleo
de las armas; en su editorial, distingue entre varios tipos de violencia
y reconoce a aquella "que viene de la desesperación y la "que viene de
la injusticia", si bien llama a la paz "que sólo la justicia puede
crear". Lo más importante, apunta ése diario de Monterrey, es no dar un
tratamiento puramente militar al conflicto y argumenta en favor de "una
salida sin represión".
En Hermosillo, El Imparcial resalta el que a
su juicio es un carácter "suicida e irresponsable" del grupo armado y se
apoya en una entrevista con un ex miembro de la guerrilla de Lucio
Cabañas (uno de los grupos armados que actuó en el estado de Guerrero en
los años setenta) para sostener que "será masacrada la sublevación",
pues los rebeldes "son inconscientes del poderío del ejército mexicano"
y porque las guerrillas "son totalmente anacrónicas en este tiempo". A
diferencia de la cautela de los diarios de la ciudad de México, el
editor de El Imparcial adopta una posición sin matices y
abiertamente condenatoria del EZLN que, dice, desde su denominación
"delata su origen", su parentesco "con las guerrillas centroamericanas"
y que, considera, es parte de "una organización internacional que tiene
la mano metida en Chiapas" cuyo fin sería "desestabilizar al país". Se
trata, para ese diario sonorense, de una "provocación" por lo que el
Ejército Mexicano no debería "ocasionar una masacre buscada por los
dirigentes, con la que conseguirían publicidad a nivel mundial".
Menos drástico, también en su editorial, el Diario
de Chihuahua recuerda que ya había conocimiento de la existencia de
grupos armados en Chiapas, lo cual "fue sin embargo sistemáticamente
negado tanto por autoridades locales como por el propio ejército". Pero
también reconoce que la violencia, "sean cual fueren sus causas, debe
ser evitada y provenga de donde provenga... el país entero perdería si
se cede a la tentación de la violencia y se sustituye... el diálogo y la
concertación por... las armas y la intolerancia". "Chiapas --dice este
periódico de Chihuahua-- es una muestra fehaciente de los grandes
rezagos sociales y de los altos índices de marginación política" aunque,
quizá, quería referirse a la marginación social. Este diario, además,
reproduce un recuento de La Jornada sobre "Las cifras de la
miseria en Chiapas" y, por cuenta propia, elabora un "Reporte Especial"
cuyo título es suficientemente explícito: "De la cruz, al fusil", en
donde destaca que "La guerrilla chiapaneca se montó en las estructuras
de comunidades cristianas".
En Guadalajara Siglo 21 intenta, desde el día
3, proporcionar un cuadro más complejo del que resulta de la enumeración
de víctimas y la adjetivación a uno u otro de los bandos de la crisis
chiapaneca. En notas firmadas, incluso de su subdirector Diego Petersen,
recuerda ángulos como las carencias de la política social en Chiapas y,
ya en sus notas informativas, es el primero de los diarios del interior
del país, entre aquellos que revisamos, que le da voz al grupo en armas,
publicando la Declaración de la Selva Lacandona. Además, Siglo 21
incorpora un sesgo infrecuente, al dar a conocer también excesos del
Ejército Zapatista cuando informa que miembros de ese grupo asesinaron
al empresario Enrique Solórzano, "que secuestraron desde dl día sábado".
El "llamado Ejército Zapatista" decía, todavía el 3
de enero, la posición editorial de La Jornada. Más tarde, la
familiaridad con el EZLN lleva a que a ese grupo, en ese diario, se le
trate con menos distancia. Los principales matutinos de la ciudad de
México, ese día emplean denominaciones o calificativos como "rebeldes",
"alzados", "guerrilla", "grupos armados", "transgresores", "agresores",
"profesionales de la violencia".
Violencia había, ciertamente, aunque todavía de
alcances imprecisos. El mismo 2 de enero, de acuerdo con los diarios de
la mañana siguiente, el Procurador de Justicia de Chiapas da cuenta de
11 muertos y 15 heridos. Pero tales datos son tomados como
insuficientes, de tal manera que diversos diarios ofrecen cifras
contradictorias sobre los muertos, hasta entonces. La Jornada
informa que van 56; El Heraldo se refiere a 55. El Nacional,
Ovaciones y Excélsior, infornman de 57 muertos (aunque
este último, en su editorial dice que son 51). El Financiero
consigna que son por lo menos 74 en un solo día los cuales, sumados a
los del día primero, ascenderían a más de un centenar. Diario de
Chihuahua y Diario de Yucatán publican, el 3 de enero, que
los muertos son 57. El Imparcial, de Hermosillo, asegura que son
65. Para El Norte, de Monterrey, 60. Según Siglo 21, de
Guadalajara, los muertos son 107.
Lunes 3 de enero. La paciencia y la prudencia
Si bien desde el primer día del desafío del EZLN se
conocieron llamados gubernamentales al diálogo, la primera definición
del Presidente Carlos Salinas se produce el lunes 3 de enero cuando,
ante una comisión de legisladores, asegura que "en ninguna región de
México existe diferencia superior a nuestra capacidad de diálogo, ni
distancia capaz de afectar nuestra unidad fundamental". Ese mismo lunes
Socorro Díaz, subsecretaria de Protección Civil y Readaptación Social de
la Secretaría de Gobernación, dice que los grupos alzados en Chiapas son
afines a otros que operan en Centroamérica y admite que el gobierno
federal sabía desde meses antes de tales actividades pero que "las
circunstancias particulares de un ancestral atraso en la región,
obligaron a actuar con especial cuidado y prudencia".
Prudencia, sí, y también paciencia. Todo ello hacía
falta, incluso para digerir la cantidad de hechos informativos y, luego,
de interpretaciones posibles que se van presentando, ya no sólo en los
medios impresos sino también, con insistencias y con ausencias, en los
medios electrónicos.
Otros acontecimientos del lunes 3 habían sido un
mensaje televisado (reproducido en 24 Horas del Canal 2 y
sintetizado en el Canal 13 y el Canal 11) donde el gobernador de
Chiapas, Elmar Setzer, lamentaba los hechos de violencia y decía que los
esfuerzos del gobierno no encontraban eco para alcanzar el diálogo, lo
cual debía, en su opinión, interpretarse como una actitud de menosprecio
a las instituciones. Además informaba que en consideración a los
artículos 42 y 122 de la Constitución chiapaneca, había solicitado la
intervención del Ejército. Setzer negaba que fuese a dejar el cargo y
anunciaba una iniciativa de ley para que las elecciones estatales se
realizaran este mismo año y no en 1995, como estaba previsto.
También el lunes 3 de enero, el Ejército Mexicano es
atacado de nuevo en la zona militar de San Cristóbal. En Ocosingo seguía
el enfrentamiento. En la ciudad de México, la Comisión Nacional de
Derechos Humanos, CNDH, lamentaba los acontecimientos en Chiapas y
expresaba su disposición para intervenir si lo solicitaban las dos
partes en conflicto. En Washington, el presidente William Clinton
instruía a su asesor en Seguridad Nacional, Anthony Lake, para que
siguiera de cerca el desarrollo de los hechos en Chiapas. Mike McCurry,
vocero del Departamento de Estado, consideraba que el conflicto no
estaba relacionado con el Tratado de Libre Comercio.
La noche de un día difícil. Los desórdenes
en 24 Horas
Con esas dos declaraciones, comienza la edición de
24 Horas, el noticiero del Canal 2 de Televisa, la noche del lunes 3
de enero. Era la primera ocasión que ese espacio informativo, que no se
transmite los fines de semana, se refería a la crisis chiapaneca. Luego,
el director y conductor del programa, el periodista Jacobo Zabludovsky,
sintetizaba en los siguientes términos la jornada de enfrentamientos en
Chiapas:
"El Ejército Mexicano sigue repeliendo a los grupos
armados que desde el sábado tomaron en forma violenta las cabeceras
municipales de San Cristóbal de las Casas, Ocosingo, Altamirano y Las
Margaritas, en Chiapas... Dos de estas cabeceras ya fueron desocupadas
por el grupo armado, son San Cristóbal y Las Margaritas, que están
funcionando normalmente con sus autoridades civiles".
El propósito de ese noticiero, a diferencia de la
mayor parte de la prensa escrita y de los espacios en la radio, era
presentar el de Chiapas como un asunto ciertamente grave, pero en vías
de solución. Además se insistiría, esa y las siguientes noches, en que
se trataba de un conflicto muy localizado, en una pequeña región de
Chiapas. Las imágenes del Presidente de la República primero y luego de
la subsecretaria Díaz, tendían a recalcar que las autoridades ya habían
tomado cartas en la crisis, luego del confuso e intenso fin de semana.
Estas definiciones, 24 Horas las reforzaba con un control remoto
desde Tuxtla Gutiérrez, donde el reportero Daniel Flores Meneses
aparecía diciendo que en aquella capital chiapaneca:
"... todo es tranquilidad, las clases de todos los
niños en edad escolar y de todas las demás, las carreras, secundaria,
preparatoria y profesionales se han iniciado normalmente; las
actividades comerciales también se realizan de manera normal".
Continuó: "Las corridas de los autobuses para todos
los municipios del estado también están en forma normal..."
"Muchas gracias Daniel --respondió el conductor del
noticiero--. Quiere decir que los desórdenes siguen muy localizados en
dos de los municipios".
La presentación informativa de 24 Horas era
contradictoria. Por un lado, se insistía en que los problemas
chiapanecos se restringían a pocos ayuntamientos (dos, dijo
Zabludovsky). Sin embargo, las pruebas de tranquilidad que se mostraban
ocurrían en otro municipio, en Tuxtla. Y por otro lado, si aunque sólo
en dos municipios había problemas, no se podía decir que los autobuses
cubrían sus itinerarios de manera regular. El conflicto en Chiapas, que
rebasó a todos los medios, llegó a ser tomado al menos en sus inicios
como una algarada más, sin reconocerse en todos los casos que se trataba
de una declaración de guerra, por parte de un grupo conformado, y
autoconsiderado, como ejército.
Más que la observación de sus reporteros, la
principal fuente de 24 Horas es, desde ese lunes, la información
que proporciona en sus boletines la Secretaría de la Defensa Nacional.
Indudablemente se trataba de una fuente primordial (aunque con reflejos
tardíos y con dificultades para tener verosimilitud, como se indica más
adelante) pero el hecho de que llegue a ocupar abundantes minutos
convirtió a ése noticiero de Televisa en un espacio, más que plural, de
comportamientos informativos rígidos. De la observación de sus
reporteros, por lo demás, 24 Horas ofrece más descripciones
subjetivas que noticias.
Esa misma noche, se presenta el relato de la
reportera Susana Solís la cual, después de un recorido por la carretera
San Cristóbal-Altamirano, insiste en que hay tranquilidad, si bien:
"... se aprecian vehículos de todo tipo con impactos
de bala... Una fuerte tensión se respira en esta zona... La población
civil se muestra asustada. Rostros de incertidumbre y temor cuando
escuchan el transitar de vehículos... hombres armados en las montañas se
mantenían en algunos tramos de la carrertera. Al parecer eran miembros
de este grupo" (el EZLN).
No había datos, sino impresiones personales. Del
secuestro de Absalón Castellanos, no se menciona nada. Más tarde, se
daría paso al reportero Enrique Rodríguez quien comenta que logró
presenciar un enfrentamiento entre el Ejército Mexicano y grupos
armados, cerca de San Cristóbal. Pero las imágenes que ofrece, si bien
dramáticas, muestran evoluciones de soldados mexicanos en actitud de
espera, nunca se ve o se escucha un solo disparo.
Lo que sí se enfatiza, igual que en otros programas
de Televisa, es una suerte de omniprescencia de esta empresa incluso en
los episodios más críticos del conflicto, como si fuera un actor más en
la guerra chiapaneca. La conocida muletilla de don Jacobo que suele
presumir de las exclusivas que consiguen él o su equipo de trabajo y de
la cobertura de sus noticieros, volvieron a ser motivo de espacios
destacados en 24 Horas, sólo que de maneras más bien forzadas.
Esa noche del lunes 3, cuando se informa del incidente en donde varios
reporteros --uno de ellos resultando herido-- fueron víctimas de un
ataque a balazos, Zabludovsky reseñó: "Un periodista del diario La
Jornada sufrió heridas hoy... cuando cubría la información junto a
nuestros enviados". Las escenas de Ismael Romero, herido y ya en un
hospital, son mostradas durante un rato. Ciertamente muy grave y por eso
denunciable, el episodio no era explicado y no se mencionaba con
claridad de dónde, o de quiénes, habían provenido los balazos que
hirieron, por fortuna levemente, al periodista Romero. En ese
tratamiento, más sensacionalista que contextualizado, 24 Horas no
fue la excepción. A la mañana siguiente La Jornada, como se
detalla más adelante, mostraba el asunto como si se hubiera tratado de
un atentado deliberado en contra de informadores de medios específicos.
Subversivos, transgresores, ¿por qué no
simplemente zapatistas?
Seguimos con la televisión del 3 por la noche. En
Canal 13, en el noticiero Hechos, el conductor Javier Alatorre se
complicaba al confundir las siglas del EZLN con las de un partido
político. Poco después de que se presentaban declaraciones del dirigente
del Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional, PFCRN,
Alatorre dijo esa denominación en vez de la del EZLN. Por lo demás,
siempre que lo menciona antepone al nombre del Ejército Zapatista la
advertencia "autodenominado", en tanto que los reporteros se refieren a
él como "grupo armado", o "subversivos".
Alatorre preguntaba, haciéndose eco de la duda que
recorría a todo el país: "¿Quiénes son los integrantes del
autodenominado Ejército Zapatista de Liberación Nacional?" y sin
embargo, no había respuesta. En lugar de ello, el noticiero de Canal 13
mostró al reportero Samuel Prieto, en Ocosingo, junto a un miembro del
EZ que afirmaba que su ejército no es de la burguesía. De lo anterior se
deduce, decía Prieto, "que las fuerzas de Ejército son burguesas".
Luego, el reportero sentenciaba: "Y claro está, se niegan al diálogo con
el gobierno o algún mediador". Inmediatamente después se daba paso a la
información sobre los periodistas atacados y se precisaba que el
reportero Ismael Romero había recibido tres impactos en el hombro. Pocos
minutos antes, en la presentación del noticiero, Alatorre había dicho
que el reportero de La Jornada había sido herido "en diversas
partes del cuerpo".
A diferencia del noticiero de Televisa, el de Canal
13 sí dio cuenta del secuestro del ex gobernador Absalón Castellanos,
aunque para decir que no había confirmación, ni desmentido, sobre ese
acontecimiento. "Se dice que fue asaltado y plagiado por un grupo de
subversivos en su rancho de Las Margaritas", dijo el conductor, sin
identificar explícitamente a los posibles secuestradores de ese
personaje. Pero la principal originalidad del telediario Hechos
fue, contradiciendo su nombre, la reproducción de una columna del
periodista Miguel Angel Granados Chapa, aparecida ese día en Reforma,
en donde se acusaba como "los generadores del radicalismo" en Chiapas al
asesor de la Confederación Nacional Campesina Adolfo Orive y al
dirigente de esa organización, el diputado Hugo Andrés Araujo. De entre
docenas de comentarios que ese día habían aparecido en la prensa, los
responsables de noticias de Canal 13 eligieron precisamente ése, en
donde se presentaban alusiones, sin pruebas, sobre una presunta
complicidad, o ligazón originaria, de los mencionados miembros del
movimiento campesino del país con la insurrección chiapaneca. La manera
fragmentaria como se mostraba esa nota, sin los matices de la columna
original de Granados Chapa, hacían más maniqueas y persecutorias las
imputaciones contra Orive y Araujo.
El noticiero del otro sistema de televisión abierta
en la capital del país, Enlace de Canal 11, más breve que los
anteriores, se limita a proporcionar una lista de acontecimientos, menos
adjetivada y, así, menos intencionada que en las televisoras privadas.
La información es sobria, en contraste con la de otros noticieros. La
conductora Mayté Noriega se limitaba a presentar hechos, sin
editorializar, y las opiniones de respaldo fueron buscadas en
conversaciones con tres miembros del "sector intelectual" (los
escritores Federico Campbell, Salvador Castañeda y Carlos Montemayor).
Medios extranjeros. Del color, al folclor
Para entonces, la noticia de la crisis en Chiapas
había dado la vuelta al mundo. Desde el mismo 1. de enero, la CNN
transmitió el hecho. Como casi no hay noticias por televisión el fin de
semana, la mayor parte de los espectadores en países como Estados Unidos
se enteraron de este conflicto hasta el lunes 3 de enero. Los más
inquisitivos, como hubiera sido de esperarse, fueron los noticieros de
la televisión estadounidense en español. Allí, a diferencia de los
noticieros de las tres grandes cadenas (ABC, CBS y NBC) y de la misma
CNN que se especializa en la transmisión de noticias, el tema Chiapas
sólo fue el más destacado en los espacios informativos del domingo 2. Ya
para el lunes, otros asuntos eran los más relevantes en la agenda de los
noticieros internacionales.
La televisión estadounidense en español, en cambio,
mantuvo enviados e incluso transmisiones directas desde Chiapas y la
ciudad de México a lo largo de las primeras semanas del conflicto. En
términos generales, esos espacios informativos tuvieron un desempeño que
puede considerarse como profesional. La necesidad de decir en pocos
segundos qué estaba ocurriendo, los llevaba a presentar hechos más que
especulaciones, aunque existieron momentos de excepción respecto de esa
conducta.
Cuando los enviados de los medios extranjeros que
acudieron a San Cristóbal ofrecían algo más que noticias escuetas,
entonces las visiones folcloristas, que destacaban más los aspectos
exóticos de la política mexicana y del alzamiento indígena, solían
prevalecer por encima de la explicación de qué estaba ocurriendo en
Chiapas. La búsqueda de contrastes (los campesinos pobres ante el México
de la modernidad, el EZLN en contra del TLC, etcétera) fueron muy
socorridos. Por ejemplo, el lunes 3 el conductor del Noticiero
Internacional de Telemundo (transmitido en colaboración con CNN
Internacional) Jorge Gestosso, explicaba: "El país azteca esperaba
celebrar el primer día hábil con un salto al primer mundo a través del
Tratado de Libre Comercio norteamericano, pero en cambio, fue conmovido
por una rebelión de campesinos indígenas en el sur, que ha cobrado por
lo menos 86 vidas..."
El enviado de esa cadena, Harris Whitebeck, destacaba
que la organización del EZLN, "están utilizando tácticas clásicas de la
guerrilla, de una guerra de guerrillas, están utilizando tácticas como
las de quemar registros civiles en los pueblos, utilizar sistemas que
han estado en vigencia desde los años 70". Sin embargo, pronto se vería
que más que como un agrupamiento guerrillero, el EZLN se manifestaba
como un ejército, a diferencia de otros grupos parecidos en diversas
experiencias latinoamericanas de las últimas décadas.
En los medios mexicanos, hubo quienes se
inconformaron con ese tipo de apreciaciones. La prudencia instintiva, o
resultado de decisiones corporativas que habrían sido tomadas después de
la sorpresa inicial a partir del primero de enero, se combinaba en
varios medios de nuestro país con una reacción nacionalista frente al
escándalo, incluso con gusto nada disimulado, con que la crisis
chiapaneca estaba siendo abordada en la prensa escrita y electrónica de
todo el mundo. Ofrecemos algunos ejemplos de tales respuestas en México.
El 3 de enero poco después del mediodía, en Para Empezar de
Stereorey, Carmen Aristegui conversaba con el reportero Jorge Andrés
Gómez Pineda, en los siguientes términos:
"-Fuera del aire, Jorge, me comentaste lo preocupante
que es el hecho de que aparezcan, en la cadena de televisión CNN
imágenes tan profusas de lo que esta sucediendo en Chiapas.
-Así es, Carmen. Hay muchas fotos en las primeras
planas de los diarios de circulación nacional que pueden dar una imagen
equivocada de lo que son los combates.
-Estoy de acuerdo contigo, porque en el extranjero
pudieran pensar que las acciones violentas se manifiestan en todo el
país. Debe quedar claro que Ocosingo no es todo el país, ni Rancho Nuevo
es toda la República. La información debe ser manejada fríamente para no
caer en errores de interpretación. Sí, hay inestabilidad en una parte
del estado de Chiapas, pero es necesaria una estricta pulcritud para que
estos hechos no se contaminen de intenciones o tendencias".
La mañana siguiente, en Antena Radio de XEB, el
periodista Carlos Ramos Padilla editorializaba: "Nosotros hemos notado 4
puntos importantes en el manejo informativo del caso Chiapas. Primero,
no hay que perder la dimensión de los hechos. Chiapas merece la atención
de lo que ahí ocurre pero esto no refleja lo que sucede en todo el
territorio nacional. Segundo, el llamado a la cordura debe imponerse de
forma inmediata. Tercero, se tiene que encontrar nuevamente el respeto
no sólo a la legalidad, sino a los articulados constitucionales. Cuarto,
los acontecimientos inesperados en Chiapas no han concluido y por ello
debemos ser prudentes en la información y en la formación de la opinión
pública, considerando que es una enorme responsabilidad el manejo de la
información".
Casi al mismo tiempo, en Stereorey, Pedro Ferriz de
Con indicaba: "Quiero comentarle que el día de ayer me sentí
profundamente lastimado e indignado por un comentario que hizo el
conductor de un noticiario de televisión estaduonidense. Este señor
dijo, refiriéndose al TLC y al conflicto armado en Chiapas: 'México ha
comenzado 1994 con sueños de primer mundo, que han chocado con sus
problemas reales del tercer mundo'. Qué miopía más triste de esta
persona. México no necesita permiso para ingresar al primer mundo, nos
hemos ganado esa posibilidad con esfuerzo, con trabajo. México ingresará
al primer mundo, ya lo verán. De hecho, ya estamos en el umbral y eso es
reconocido por todo el mundo. Lo de Chiapas seguramente se arreglará,
sólo hace falta un poco de trabajo conjunto. Por último, sólo reiterar
que es triste que un conductor de un programa tan importante haga
declaraciones tan superficiales, tan torpes y carentes del más mínimo
sentido de la realidad".
También en Para Empezar de Stereorey, pero en
otro horario, Javier Solórzano comentó: "La información derivada de los
acontecimientos violentos en Chiapas requiere de una objetividad a toda
prueba. Es imperiosa la necesidad de que los corresponsales extranjeros,
quienes hoy tienen la gran responsabilidad de informar sobre lo que pasa
en México, actúen con seriedad. La objetividad es necesaria a la hora de
que digan a sus países lo que aquí está pasando. Deben, pues, evitar
todo tipo de excesos porque no benefician a nadie. Si bien nosotros
hemos reiterado al interior del país la importancia de la objetividad
informativa, así también pedimos a los colegas extranjeros que actúen en
el mismo sentido. En estos momentos en que todos los mexicanos estamos
preocupados por lo que en Chiapas está ocurriendo, debemos ser
responsables y serios, porque estos elementos junto con la voluntad de
diálogo seguramente nos conducirá a una solución positiva".
En La Ciudad, de Radio Mil, Mayté Noriega
decía el 7 de enero: "Hemos visto cómo las agencias informativas
extranjeras han empezado a manejar información que no concuerda con la
responsabilidad. En este sentido, cabe destacar que estamos recibiendo
información de una agencia internacional que señala que hay un estado de
alerta máxima en el aeropuerto y que se está trabajando de manera
normal. No ha habido llamadas extrañas o algún signo que pudiera causar
alerta. Si en Radio Mil nos retrasamos un poco para darles información
es porque nos aseguramos de que esta información sea verídica. Los
sucesos de Chiapas sin duda se prestan para que se dé una avalancha de
informaciones en uno y otro sentido. Y ante este panorama yo le quiero
decir que no leeré más cables de agencias que no hayan sido previamente
verificados. No daremos, nadie de los que en Radio Mil trabajamos,
informaciones falsas".
Pero las informaciones, aunque no fueran verificadas,
eran más atractivas que la ausencia de ellas. Y las informaciones
catastrofistas, aún lo eran más. La televisión internacional se hizo
eco, muy pronto, de las denuncias en contra del Ejército Mexicano que,
como se verá más adelante, llegaron a configurar un clima de opinión
singularmente adverso a las fuerzas armadas de nuestro país. Desde el 3
de enero el corresponsal de Univisión, Bruno López, decía mientras su
camarógrafo mostraba los resultados de uno de los primeros
enfrentamientos: "Son imágenes macabras. En una solitaria carretera
amanecieron estos cadáveres, aquí murieron 24 rebeldes y 5 militares.
Algunos insurgentes mostraban huellas de haber sido muertos a costa
distancia. Según la guerrilla, fueron ultimados". Luego se veía a un
miembro del EZLN, declarando: "Así es, así es (el Ejército Mexicano)
toma prisioneros a los heridos y ahí los asesina". Había otras
versiones, pero ese y otros medios informativos las ignoraron.
Tampoco era afortunadas, en todos los casos, las
versiones que sobre el tamaño y la influencia del EZLN se ofrecían en
los comentarios a cargo de especialistas en la situación de Chiapas o en
el desarrollo de las guerrillas en México. El lunes 3 de enero en el
segmento que conduce en Para Empezar, de Stereorey, Carmen
Aristegui sostenía el siguiente diálogo con el escritor Carlos
Montemayor.
"-¿De dónde crees que saquen (los miembros del EZLN)
el dinero para las armas y cómo es que están tan bien preparados
militarmente?
-Esta información no puedo dártela porque para ello
tendría que ser un especialista en inteligencia militar, ser judicial o
del grupo guerrillero. No sé de dónde provengan esas armas. Lo que sí
puedo decir es que la estructura, la forma y la manera en que se
desarrolla este levantamiento implica una acción absolutamente popular.
Lo que también puedo asegurar, es que ese movimiento cuenta con todo el
apoyo de todas las comunidades indígenas del estado de Chiapas y, por lo
tanto, se trata de un movimiento de descontento popular generalizado en
la zona indígena..."
Pero el diagnóstico extrarrápido tenía la desventaja
de la desinformación, o del voluntarismo. Nadie podía precisar, apenas
48 horas después de iniciada la insurrección, cuáles eran sus alcances
políticos y ni siquiera territoriales. Pero a todas luces era aventurado
decir, como hacía Montemayor, que el Ejército Zapatista tuviera
adhesiones de todas las comunidades indígenas de Chiapas. Más
tarde, se podría constatar que incluso en la zona del conflicto militar,
en Los Altos chiapanecos, el EZLN no contaba con unanimidad entre los
campesinos indígenas, muchos de los cuales eran víctimas de la guerra y
se inconformaban por ello.
Periodistas en la línea de fuego
De los diarios del martes 4 de enero en la ciudad de
México, únicamente El Nacional destaca como su información
principal las declaraciones del Presidente Carlos Salinas: "Sólo con
diálogo tendrá solución todo reclamo: CSG". Para El Financiero,
continuando con el tono escéptico de su editorial de la mañana anterior,
merecía más importancia la siguiente revelación, llevada a encabezado
principal: "Gobernación sabía de la guerrilla", a partir de las
afirmaciones de la subsecretaria de Protección Civil y Readaptación
Social de la Secretaría de Gobernación, Socorro Díaz. De las mismas
declaraciones, Ovaciones y El Heraldo de México destacan
que hay presencia de extranjeros en el grupo armado.
El Heraldo, en su editorial, procura explotar esa
vertiente, tan sencilla cuando se trata de explicar asuntos complejos
pero tan necesaria de comprobar en el estallamiento de un conflicto
armado en un estado mexicano vecino con la hasta hace muy poco
incendiaria Centroamérica. Sin embargo, de la especulación que era
posible en las páginas de análisis, limitadas por la falta de
información suficiente y clara, El Heraldo transita,
facilonamente, a la certeza condenatoria: "...es indudable que son
grupos que obtienen recursos de secuestros y del narcotráfico y de
organismos extranjeros que pretenden crearle problemas al país, aunque
sin duda hay que descartar a Rusia, Cuba y Nicaragua". En páginas
interiores, ese diario presenta un reportaje de Luis Martín González
Guadarrama en donde a partir de señalar que Chiapas es el estado
mexicano en el que habitan, proporcionalmente, más extranjeros, se
apuntalan las tesis del comentario editorial. De ocho párrafos y medio
de esa nota, sólo uno está destinado al asunto de los extranjeros, a
pesar de lo cual ese compendio de informaciones estadísticas es
intitulado "Chiapas, el estado con más extranjeros".
En otras cabezas, todas las primeras planas de los
diarios analizados destacan los enfrentamientos, ya para entonces
generalizados en la zona del conflicto. Sin embargo la profusión
informativa no siempre es garantía de claridad. El Nacional
asegura que el Ejército Mexicano liberó dos municipios, Las Margaritas y
Ocosingo, en tanto que unomásuno dice que los municipios
recuperados por tropas federales son cuatro (los dos anteriores, además
de San Cristóbal y Oxchuc). Pero de este último, ningún diario, excepto
El Universal, había mencionado que hubiera estado bajo control
del EZLN. Para El Heraldo, sólo Ocosingo había sido desocupado
por los rebeldes.
El ataque a periodistas en Rancho Nuevo, es
consignado por El Financiero y La Jornada, diarios ambos
cuyos corresponsales se encontraban en el grupo agredido. No se menciona
que con ellos, además de otro corresponsal, de la Agencia Lemus,
estuvieran presentes enviados de Televisa, como Jacobo Zabludovsky había
asegurado la noche anterior. En su primera página La Jornada,
bajo el encabezado "Combaten a 16 km de Tuxtla", mostraba al reportero
Ismael Romero, con el brazo derecho en cabestrillo y auxiliado por el
periodista Francisco Gómez Maza de El Financiero, pero caminando
por su propio pie, cuando llegaba a San Cristóbal en busca de auxilio
médico.
Nunca se aclaró quiénes habían sido responsables de
esos disparos. De cualquier manera reporteros locales, así como
corresponsales nacionales y extranjeros, dieron a conocer una carta en
la que solicitaban:
"... a las autoridades mexicanas en general y
especialmente a las policías, al ejército mexicano, asi como al
denominado Ejército Zapatista de Liberación Nacional actualmente en
conflicto en diversos municipios y localidades del estado de Chiapas,
México, su comprensión a efecto de que nos permitan ejercer nuestro
oficio en todas y cada una de las áreas en combate y en sus
instalaciones respectivas".
Es interesante cómo, todavía el día 3 cuando fue
escrita esa justamente preocupada nota, los periodistas comisionados en
Chiapas se referían, con respeto pero con distancia, al denominado
Ejército Zapatista. Otros diarios, a pesar de que la noticia había sido
ampliamente difundida en los medios electrónicos, no mencionaron la
herida a Ismael Romero. Aparte de la natural competencia por las
primicias, se podía advertir la rivalidad que, en una idea algo
primitiva de la exclusividad, todavía implica que en algunos medios
informativos no se mencione lo que ocurre en otros, o con sus
trabajadores. Pero por encima de ella, comenzó a manifestarse un
espíritu de autorreivindicación mutua, primero física y luego
corporativa, entre los reporteros. La necesidad de solidaridad, entre
unos y otros, fue convirtiéndose en defensa de intereses y privilegios:
su derecho a transitar por las zonas en conflicto, a informar con
libertad, a tener garantías de salvaguarda de su integridad física y sus
materiales de trabajo. Esa solidaridad compartida por muchos de los
enviados, aparentemente se tradujo luego en un sentimiento primero
antiautoritario, y poco después antigubernamental, por parte de muchos
de ellos. Nuevos ataques cerca de donde se encuentran periodistas,
aunque por fortuna no provocan más heridos, sí afianzan el sentimiento
de los reporteros, y junto con ellos de algunas casas informativas, en
contra del Ejército Mexicano. Al margen de sus éxitos en el terreno
militar, el Ejército comenzaba a perder la batalla en los medios de
comunicación.
Martes 4 de enero. ¿De dónde vino el EZLN?
El 4 de enero, mientras las denuncias de La
Jornada y El Financiero eran conocidas por sus lectores,
estos eran los principales acontecimientos que se producían en torno a
la crisis chiapaneca. En Tuxtla, por instrucciones presidenciales se
instalaba una Mesa de Atención Social, encabezada por el titular de la
Secretaría de Desarrollo Social, Sedesol, Carlos Rojas, con el propósito
de recibir demandas de la población de Chiapas. La Mesa tenía recursos
iniciales de tres mil millones de nuevos pesos.
Al mismo tiempo, la Secretaría de Gobernación
designaba como portavoz único del gobierno federal, en Chiapas, al
oficial mayor de esa dependencia, Eloy Cantú Segovia. Este funcionario,
en sus primeras declaraciones, sostiene que en el "movimiento
subversivo" participan "profesionales de la violencia" salvadoreños y
guatemaltecos. Cantú contribuye, entonces, a documentar el
posteriormente abundante caudal de especulaciones y mitos en torno al
subcomandante Marcos, al cual describe como rubio, alto, de ojos
verdes y hablante de cuatro idiomas. El día anterior, en Radio Mil de la
ciudad de México, la conductora Mayté Noriega consideraba: "Me llama
particularmente la atención el hecho de que el autodenominado comandante
Marcos sea rubio, de ojos azules y hable diferentes idiomas, lo que nos
habla de infiltraciones de no sé qué tipo". Y el 5 de enero, Cantú
Segovia contestaba así a Guillermo Ochoa, que en el Informativo
Panorama de Radio Acir, le preguntaba si Marcos podría ser de
nacionalidad española: "No se puede precisar. No se reconoce un acento
que lo identificase con alguna nacionalidad, pero de lo que se tiene
absoluta certeza es de que no se trata de un mexicano".
También el 4 de enero, en La Ciudad de Radio
Mil, conducido entonces por Gina Espinoza, se decía: "Algo más que llamó
la atención fue que algunos de los sujetos del grupo armado usaban
gorras con el escudo guatemalteco, e inclusive, nosotros pudimos
escuchar a una mujer con un acento extraño. Finalmente, quiero señalar
que hemos comprobado la versión de que en los días 28, 29 y 39 en la
población Frontera Corasol, que se sitúa justo en la frontera de
Guatemala, se encuentran 30 lanchas, las cuales fueron utilizadas para
traer a territorio mexicano a guatemaltecos. Esto fue corroborado por
diferentes agencias turísticas de esa ciudad de San Cristóbal de las
Casas". Aparte del reconocimiento de que un agente de viajes podía estar
mejor enterado del tránsito migratorio que la Secretaría de Gobernación,
era notable la insistencia en que el origen del conflicto no se
encontraba dentro del territorio mexicano. Antes, el 3 de enero en Radio
Red, los reporteros José Luis Reyes y Ramón Hernández habían sostenido
el siguiente diálogo:
"-Por la forma de actuar de los guerrilleros
mexicanos de este autodenominado EZLN, ¿se puede establecer algún
paralelismo con la actuación de los guerrilleros guatemaltecos?
-Así es, esa es la preocupación que existe en la
institución armada, de que puede haber un vínculo directo con la URNG,
porque tienen la misma forma de actuar ambos grupos.
-¿Ya se tenía alguna evidencia de que existiera algún
tipo de intercambio entre los guerrilleros de ambas naciones?
-La sospecha que según dio a conocer el Ejército en
Guatemala es que algunos mexicanos estaban colaborando con la URNG, y
que podría haber algún vínculo, ya que la institución armada en su
oportunidad dio a conocer la muerte de un mexicano en combate, cuando
las fuerzas armadas guatemaltecas detectaron un reducto subversivo...
-¿Debemos entender entonces que al momento de
producirse esta salida deGuatemala entrarían en contacto con personas en
México que les brindarían auxilio?
-Exacto. Deben de tener una logística para poder
sobrevivir en territorio mexicano cuando se dan las operaciones en el
territorio guatemalteco. La institución armada fue clara al indicar que
cómo es posible que esté haciendo esto la guerrilla guatemalteca cuando
el pueblo y el gobierno de MÚxico le está abriendo los brazos, le están
dando todas las facilidades para que permanezcan en su territorio".
Los reporteros desplegaban su diálogo,
pretendidamente a partir de noticias, pero bordando en el riesgoso
terreno de la especulación. De una versión, además interesada (pues
provenía de fuentes militares guatemaltecas muy posiblemente con deseos
de desprestigiar a la guerrilla de ese país que ha ganado su derecho a
la institucionalización) construían y legitimaban realidades ficticias,
pero conmovedoras para muchos radioescuchas desprevenidos, o poco
enterados del asunto. Debido a versiones de ese tipo, el 4 de enero la
Secretaría de Relaciones Exteriores descartaba que la Unión
Revolucionaria Nacional Guatemalteca, URNG, estuviera involucrada en
Chiapas. Sin embargo la hipótesis del origen guatemalteco del EZLN es
tan atractiva para Radio Red, que esa emisora destina a un enviado
especial, Víctor Carreón, por varios días al vecino país al sur de
México.
Ese mismo martes 4 de enero, el conductor José
Gutiérrez Vivó comentaba, también dentro de Monitor de Radio Red:
"No descarte usted que en todo el proceso de lo que ha venido ocurriendo
en Chiapas, pudieran existir intereses económicos, entre otros, del
narcotráfico. Recuerde que para poder organizar a un grupo de
paramilitares, como les llamó el gobernador de Chiapas, cuesta dinero.
Las armas no son regaladas, los uniformes, la manutención, el
entrenamiento, los campos, la intercomunicación, todo esto cuesta y
cuesta mucho. ¿Cuántos son? Yo no los he contado; solamente repetimos
las cifras que se dan; que ni son mil, que ni son 2 mil, pero mientras
tanto, los que sean, cuesta. No solamente le veamos el cariz aparente.
Ahí le dejo como tarea el que a lo mejor, en un futuro, surge dentro del
patrocinio que en esto se pudo haber presentado, interés económico del
narcotráfico. La pregunta es quién está poniendo todo ese dinero, porque
no son solamente personas desposeídas las cuales se lanzan a la calle a
robarse la mercancía de la tienda, estamos hablando de una
organización".
Esa seguía siendo una interrogante abierta, todavía
varios meses después de que estalló la insurrección. Llama la atención,
de cualquier forma, cómo la ausencia de información confiable y
suficiente daba lugar a especulaciones, junto con la presentación de las
noticias o, incluso, a veces en lugar de ellas.
Por lo pronto, el martes 4, sigue el combate en
Ocosingo. En Oxchuc, gente de la comunidad aprehende a cinco miembros
del EZLN a quienes toma como rehenes y luego entrega, golpeados, a las
autoridades. Se mantiene también el hostigamiento a la 31a. zona
militar.
En Ocosingo, se conoce la voz de un tercer actor,
distinto del EZLN pero también equidistante del gobierno, la Asociación
Regional de Interés Colectivo Unión de Uniones (ARIC-U de U), la cual
señala que no está vinculada con el EZLN y condena el empleo de la
violencia. La ARIC U de U solicita a los gobiernos federal y local mayor
atención a las zonas más empobrecidas. Pero ese llamado, si bien
desesperado, no era tan espectacular como el desafío de las armas y de
los fotogénicos combatientes indígenas del paliacate rojo y cuyos
dirigentes se dejaban ver sólo con el pasamontañas puesto. Durante dos
semanas, la existencia de la ARIC U de U pasa desapercibida en
prácticamente todos los medios, a excepción de brevísimas y a veces
crípticas alusiones en algunas notas de prensa. Más adelante mencionamos
la presencia periodística de esa coalición de productores campesinos,
tardía en comparación con su presencia de muchos años en la zona del
conflicto chiapaneco.
En la búsqueda de puentes para comenzar a resolver la
crisis, la dirigente del Partido Auténtico de la Revolución Mexicana,
PARM, Rosa María Martínez Denegri, se sumaba a quienes consideraban que
las iglesias podían ser mediadoras. A ese respecto el embajador del
Vaticano, Gerónimo Prigione, daba a conocer que el presidente Salinas
había pedido a la jerarquía de la iglesia católica que buscase "la
manera de evitar el derramamiento de sangre". También en el DF, el
secretario de Protección y Vialidad de esta metrópoli, René Monterrubio,
decía que no había un dispositivo especial de seguridad adicional; "los
hechos de Chiapas están todavía muy lejos de la capital", sostenía,
aunque nuevos acontecimientos lo desmentirían muy pronto.
C. Cárdenas, El Nacional y Chiapas como
pretexto
También el martes, Cuauhtémoc Cárdenas exigía que el
gobierno desplegase una solución política, capaz de evitar una masacre
de indígenas y campesinos en Chiapas. Que no se cargue a la institución
militar con responsabilidades que corresponden a los más altos
funcionarios civiles, demandaba el candidato del PRD. A partir de esta
declaración se suscita un conflicto entre Cárdenas y el periódico El
Nacional. Sin haber sido, estrictamente, una de las noticias sobre
la crisis chiapaneca, este episodio forma parte del entorno, mezcla de
intereses soliviantados en la confusión y desorden como resultado de la
falta de asideros informativos claros, que se despliega en los primeros
días de enero.
El Nacional del miércoles 5, al dar cuenta de
esas declaraciones, destaca en su encabezado un sesgo que compromete y
denuncia a ese candidato presidencial del PRD. Cárdenas, entre otros
conceptos en un largo documento, aseguraba que él y su partido ganarían
las elecciones presidenciales de agosto y, además, había declarado lo
siguiente:
"Estamos seguros de que agosto de 1994 será el mes de
la victoria de la demcracia en México y, una vez más, decimos al pueblo
y advertimos al gobierno: no vamos a retroceder ni un paso. No
permitiremos que se repita la burla de 1988, cuando aún no existía
organización suficiente para defender nuestro triunfo y el gobierno
buscaba un enfrentamiento trágico... No vamos a permitir que se imponga
el fraude porque el precio de esta imposición, como se está viendo, es
que se cubra de sangre nuestra tierra".
Esa afirmación, fue tomada por los editores del
diario estatal para presentarla en primera plana y con el siguiente
encabezado: "Cuauhtémoc: se cubrirá de sangre el país si no reconocen
nuestro triunfo". El encabezado es motivo para una protesta, inusitada
en las relaciones entre prensa y partidos en México. Dos días más tarde,
el viernes 7, Cárdenas acude a la Procuraduría General de la República a
presentar una denuncia por difamación en contra del presidente Carlos
Salinas de Gortari, el secretario de Gobernación Patrocinio González
Garrido y el director de El Nacional Pablo Hiriart Le Bert. Los
cargos, según se dijo, eran manejo ilícito de información, vejación y
difamación.
Pero en realidad, lo que El Nacional había
hecho era destacar uno de los rasgos más escandalosos (y que desde el
análisis político podían ser considerados como irresponsables) en el
mensaje de Cuuahtémoc Cárdenas. A diferencia de su declaración del mismo
primero de enero, formulada unas horas después de que se conoció el
estallamiento de Chiapas y en la cual se manifestaba en contra de
cualquier forma de violencia, independientemente de su origen, con su
mensaje de tres días después (publicado en la prensa del miércoles 5) el
candidato presidencial del PRD efectuaba un viraje. Luego de asegurar
que él ganaría las elecciones, sugería que si el resultado oficial era
otro habría nueva violencia. En el párrafo alusivo a un derramamiento de
sangre si no se respetaban los resultados electorales, Cárdenas no
aseguraba que él era quien iba a ganar, pero sí lo sugería en otros
apartados de ese documento.
El Nacional no hizo mas que enfatizar las
intenciones anunciadas por el ingeniero Cárdenas en su documento. En
respuesta a la demanda penal, ese diario publicó el sábado 8 un
editorial en donde señala que "cualquier lector puede comprobar
fácilmente que la versión publicada en El Nacional corresponde
fielmente al original del que procedió".
El incidente, aparentemente allí quedó. La PGR no
informó, o no se publicó tal información, si la denuncia de Cárdenas
había prosperado, por lo cual puede suponerse que fue más bien un
recurso del candidato perredista para, al mismo tiempo, lograr algo de
publicidad y emprender una leve rectificación respecto de su drástico
mensaje del día 4. Aclaraba, demandando: si estaba en contra de un
encabezado periodístico que destacaba la amenaza de llenar de sangre al
país en caso de un resultado electoral desfavorable, entonces Cárdenas
indicaba, aunque de una manera oblicua y críptica, que su intención no
era contribuir a la inestabilidad.
La noche del martes 4 por TV: simplificar no es
informar
Las informaciones del martes 4 son presentadas ya con
menos desconcierto, a diferencia de los días anteriores, por los
principales noticieros, aunque no por ello deja de haber
contradicciones. Ese día, en Radio Red se dice que: "finalmente, se supo
que el número de muertos por las hostilidades llegó a 110, de acuerdo a
reportes proporcionados por la autoridad militar y por la Procuraduría
estatal". En televisión Hechos, del Canal 13, sigue enredado en
el manejo de cifras: hay "oficialmente" 96 muertos, anuncia el conductor
Javier Alatorre en el resumen inicial, pero luego dice 93, en tanto que
el enviado Samuel Prieto informa que tan sólo en Ocosingo hay 64 caídos
del "grupo armado". Más tarde, la conductora Marisa Escribano lee un
boletín de la Secretaría de la Defensa en donde se alude a 35 muertos
del EZLN y, más adelante, del mismo grupo, a 59. Lo que sí hace este
noticiero, es referirse al secuestro de Absalón Castellanos, asunto que
el noticiero de Televisa, todavía esa noche, sigue ignorando; el
noticiero Hechos, incluso presenta una conversación por teléfono
con el hijo del ex gobernador.
Las imágenes de los neozapatistas golpeados por gente
de Oxchuc, son terriblemente patéticas de los estragos que causa la
guerra y en el noticiero 24 Horas fueron aprovechadas para
subrayar la inconformidad que en la población de Chiapas suscitaba el
EZLN. Generalizar a partir de ese episodio una conducta de rechazo de la
mayoría al Ejército Zapatista era, al menos a esas alturas, tan
aventurado como decir que todo el estado simpatizaba con los alzados. Si
de algo había evidencia, era de una polarización social por lo menos en
la zona del conflicto. De haber tomado como indicativas reacciones como
las de la ARIC Unión de Uniones, quizá los editores e informadores
hubieran asumido una actitud menos maniquea. En el caso de los golpeados
de Oxchuc, Jacobo Zabludovsky presentó la siguiente versión, respaldada
por imágenes de los presuntos guerrilleros amarrados y ya con la sangre
seca, curtidos de moretones: "Los vecinos de Oxchuc decidieron actuar
por su cuenta, aunque según la versión de uno de los habitantes de esta
población, sólo fue una caída accidental". Uno de los capturados
sostiene: "Sí, nos golpearon", y luego el reportero le insiste: "¿No se
cayeron?".
Entre la ironía y la noticia, en la presentación de
24 Horas había, aunque fuese de manera indirecta, una
justificación de la violencia, como respuesta a la actitud también
agresiva del EZLN. Los argumentos del noticiero, podrían equipararse con
los de aquellos que, a raíz del levantamiento en Chiapas, dijeron que
frente a la violencia del Estado, demostrada en el rezago social de
aquella entidad, había una "violencia de respuesta" que era, entonces
sí, justificable.
En el incidente de Oxchuc, para Zabludovsky, se
mostraba que los pobladores estaban "indignados contra los individuos
que invadieron su pueblo el domingo". Se había tratado, así, de un hecho
"que revela las consecuencias que puede tener el desatar la violencia".
Pero, de manera explítica, ni el conductor ni el reportero de 24
Horas dijeron, como se aseguraría al día siguiente en la prensa
escrita, que los aprehendidos en Oxchuc habían sido golpeados. Sólo se
presentó, para quienes quisieran creer o entender, la versión de la
"caída accidental".
Zabludovsky sentenció entonces:
"A muchas de estas personas que integraron el llamado
Ejército Zapatista, los cabecillas los engañaron, les dieron rifles de
palo, les dieron palos disfrazados de armas y les dieron dinero para
envolverlos en esta aventura".
En cambio, el noticiero del Canal 13 no menciona la
versión de la "caída accidental" excepto para desmentirla: "Pura mentira
que nos caímos, nos golpearon bastante y con varillas, con palos", dice
uno de los tundidos. Después de las imágenes de los casi linchados de
Oxchuc, se muestran tres testimonios. El primero, de uno de los
maltratados, que cuando el reportero le pregunta cómo llegaron al
pueblo, apenas alcanza a decir: "Pues nadamás entramos así... pero ya
queremos salirnos, no queremos problemas". Más tarde, se ve a un
ciudadano que declara: "Es algo erróneo porque, al menos aquí, en el
estado de Chiapas, el problema de lo que está sucediendo en Ocosingo y
otros municipios, es lamentable porque nos estamos poniendo en contra de
nuestros propios, o sea de nuestra propia raza..." Inmediatamente
después, aparece una niñita indígena a la que se le escucha, llorosa:
"Tuvieron mucho miedo mis mamá".
El conductor Alatorre, en ese momento, reflexiona:
"Estos hechos son definitivamente testimonios de tres
víctimas de los hechos violentos que hoy sacuden nuestras conciencias.
Uno, es el desposeído, convertido en carne de cañón. No puede ser
llamado integrante de un ejército de liberación que ni siquiera conoce
bien a bien, que ignora quién está detrás de esto y que ahora, postrado,
invita a justificar por qué el llamado de algunos grupos, de dar
amnistía a quienes fueron involucrados en el conflicto. El otro, es el
maestro chiapaneco que, con cierto grado de preparación, sabe que la
violencia sólo está llevando a la destrucción entre hermanos. Y otro
más, la víctima de todo y de todos... Los hechos en Los Altos de Chiapas
ameritan un análisis profundo. Y primero que nada, obligan a determinar
con claridad la identidad y los verdaderos móviles de quienes promueven
y patrocinan este baño de sangre condenado por todos los sectores de
nuestro país".
Alatorre y el informativo Hechos, así,
presentaban varios enfoques singulares. Ofrecían una versión que
alertaba sobre el riesgo de profundizar la división entre los
chiapanecos, recordaban aunque fuese indirectamente las causas sociales
que concurrieron a la crisis chiapaneca e incorporaba la propuesta --que
más tarde compartiría el gobierno federal-- para ofrecer una Ley de
Amnistía a los alzados.
Las primeras frases de 24 Horas, esa noche,
anunciaban:
"Comienza a regresar la normalidad a Chiapas. El
Ejército Mexicano libera a los cuatro municipios que estuvieron en poder
de transgresores armados en Chiapas. Los grupos se retiraron a las
montañas y a la selva dejando muertos, heridos y detenidos, y lanzando
ataques contra los soldados mexicanos. El Papa invita a deponer las
armas y buscar soluciones pacíficas en Chiapas. El obispo de Tapachula
dice que el gobierno está dispuesto al diálogo, pero que el
autodenominado Ejército Zapatista no ha respondido al llamado. Carlos
Rojas, secretario de Desarrollo Social, instaló hoy en San Cristóbal de
las Casas una mesa de atención social; se entrevistó con representantes
de organizaciones chiapanecas".
Esos eran los encabezados del noticiero. Se buscaba
presentar una imagen de retorno a la tranquilidad, de invocaciones que
podrían traducirse en puentes para el diálogo y, de paso, se recordaba
la intransigencia que todavía aquel martes sostenía el EZLN (al que casi
no se le menciona por su nombre) y que seguía rechazando la discusión
con el gobierno. Sin embargo, el panorama que en esa edición presenta
24 Horas es todo, menos de normalidad. Además de las escenas de los
golpeados en Oxchuc, se muestran escenas de destrozos causados en los
primeros días de la insurrección, de gente con miedo, reporteros
inseguros. Esa no es normalidad.
Pero si alguna de las ediciones de 24 Horas es
paradigmática de un manejo informativo oblicuo, donde a pesar de la
abundancia de notas y escenas el espectador se queda sin un panorama de
qué había ocurrido realmente durante tal jornada, es precisamente la del
martes 4 de enero. Allí hay muestras de justificación a la violencia
como en el ya comentado episodio de Oxchuc, confusión en el desastre,
manejo periodístico sensacionalista e incluso antiético y algo de
contribución, aunque involuntaria, a versiones no comprobadas. Veamos.
Devastación y simplificación. "Nuestros
enviados entraron hoy a Ocosingo", anunciaba el conductor como si la
noticia fuera la presencia de las cámaras de Televisa y no lo que
registraban. Susana Solís, reportera, aparecía describiendo: "En esta
ciudad hay una aparente calma, aunque persiste la tensión por algunos
tiroteos que se suscitan en el mercado principal". La cámara apuntalaba
las descripciones, mientras la reportera se refería a "las carreteras
bloqueadas por el Ejército... (a que) hay troncos y ramas de árboles en
la carretera..." Luego, en la ciudad, se mostraba cómo "Los muertos, al
parecer, cayeron hace varios días cuando fueron los constantes
enfrentamientos, Ninguna autoridad o institución los ha levantado. Unos
cayeron en las trincheras que improvisaron".
Ya dentro de un recinto cerrado, en donde se dice que
había un grupo armado acuartelado, se mencionan "chamarras... hay
algunas bolsas... que dan cuenta del uniforme del grupo", aunque
solamente se ve una bolsa de plástico tirada en el suelo. Durante tres
minutos, la descripción es tan poco coherente como las escenas que se
muestran. Si todavía existían balaceras en Ocosingo, de ellas no hay
evidencia en este reportaje de 24 Horas. Lo que sí era claro, y
seguramente con razón aunque ese estado de ánimo no era noticia, era el
nerviosismo de la joven Solís.
Sensacionalismo, ¿y la ética?. A
continuación, en menos de dos minutos, Zabludovsky ofreció una nota del
reportero Bruno López, de Univisión, que es una de las más
sinificativas, y cuestionables, en toda la cobertura de la guerra en
Chiapas. López no es reportero de Televisa, sino de la cadena de la TV
estadounidense en español, de la que el dueño de Televisa es
copropietario. Es decir, esta no era una información del equipo de 24
Horas.
En la grabación, se podían ver varios cadáveres
tirados en la calle, como los que había mencionado la reportera Solís.
El enviado Bruno López describe:
"Por doquier había cuerpos, se podían contar en las
calles del pueblo más de 20, que habían transformado el lugar en el
reino de los buitres".
Acto seguido, se ven volando lo que parecen ser unos
zopilotes. Sigue López:
"De los ahí tirados, uno estaba vivo".
El reportero se acerca, micrófono en mano, a un
muchacho malherido, tendido en la calle:
"Llevas mucho tirado aquí?"
La primera respuesta es inaudible. Luego se alcanza a
escuchar:
"No sé nada, me trajeron a morir. Yo siempre dije que
estaría aquí, yo voy a morir".
Sigue López, aunque esta parece ser su interpretación
y no la declaración precisa del muchacho:
"Agonizante, aseguró que fue engañado y forzado a ir
con los rebeldes, desarmado a un matadero".
El malherido, otra vez, incoherente y casi susurros:
"... Ya vamos a empezar la guerra, le dije, de ahí me
agarraron..."
"A su alrededor --complementa, aunque no explica, el
reportero-- se sentía la desesperación por sacar amigos y familiares
heridos".
Luego, las palabras de un ciudadano:
"... Es que cayó una bomba adentro de la casa y a una
señora le rompió los pies y a una niña le agarró los sesos..."
"Para los vivos --termina el enviado-- fue el momento
de salir a la calle por primera vez y ver lo que encerrados se
imaginaron".
Allí termina la nota. El pobre joven tirado en una
calle de Ocosingo, había pasado a la fama televisiva gracias a la
oportunidad del reportero de Univisión que descubrió que, en contra de
lo que podría suponerse, enmedio de una veintena de cadáveres, estaba
vivo.
Pero no le sirvió de mucho. El dramáticamente
fotografiable, para provecho del espíritu sensacionalista confundido con
noticia, pero desgraciado muchacho, allí se quedó.
Sí, en contra de lo que ya no solo principios de
ética profesional sino de elemental sentimiento humanitario hubieran
sugerido, el reportero López y otros corresponsales que lo acompañaban
se contentaron con entrevistar al joven moribundo, acercarle el
micrófono, tomar las que serían sus impresiones postreras, hacer negocio
con ellas... y se retiraron del lugar.
No procuraron atención médica para él, ni lo
acompañaron hasta que llegara alguna ayuda, ni avisaron a los servicios
médicos que entre los cadáveres había una persona aún con vida. Allí lo
dejaron. Tirado. Pero salió en televisión.
[Más tarde el reportero Jaime Avilés informó, en
El Financiero, que al día siguiente el moribundo de Ocosingo había
aparecido, ya difunto pero con un tiro de bala expansiva en la cabeza,
en la planta baja de una casa en construcción. Ese reportero, asegura
haber visto las paredes de la habitación salpicadas de masa encefálica,
como evidencias de que el muchacho había sido asesinado allí, después de
haber sido recogido en la calle. Aunque Avilés iba con un fotógrafo que
intentó tomar gráficas de la escena, dice que la falta de luz impidió
que salieran con claridad. Sorprende, al menos, que el fotógrafo no
llevara flash. Pero en todo caso, esta versión indicaría que al
efímeramente célebre muchacho de Ocosingo, después de que los primeros
periodistas lo dejaron tirado en la calle, alguien lo recogió y le ayudó
a mal morir, dándole un balazo en la cabeza. ("El dolor de volver a
Ococingo" (sic), en El Financiero, sábado 5 de marzo)].
Sobre las ejecuciones, la misma noche del 4 de enero,
Enlace de Canal 11 incluía una breve nota del reportero Daniel
Ruiz en la que, teniendo como fondo las calles, aparentemente de
Ocosingo, aunque la información se originaba en San Cristóbal, se
escuchaba que, entre los cuerpos que allí permanecían, "hay cuando menos
5 cadáveres que tienen señales de haber estado amarrados y el tiro de
gracia".
Guerra aérea, al aire. También la noche del 4
de enero, 24 Horas daba cuenta del empleo de artillería aérea
para cercar, o para sacar de sus escondites, a miembros del EZLN.
Anunció Zabludovsky:
"En San Cristóbal de las Casas, aviones del Ejército
Mexicano atacaron desde el aire a los hombres armados que huían a las
montañas y que disparaban contra soldados mexicanos".
Se veían escenas de aviones en vuelo. Y el reportero
Daniel Flores Meseses, consignaba:
"El Ejército Mexicano, en su tercer día de
enfrentamientos con grupos armados, bombardeó este martes por la tarde
la sierra conocida como Zacualpa en el municipio de Acala, Chiapas, en
donde se encontraban grupos armados".
Seguía:
"Ví desde la parte alta de San Cristóbal cómo los
aviones, tres de ellos, dejaban caer sus proyectiles contra esta sierra
en forma escalonada. 25 minutos duró este ataque, cuyos estallidos eran
apenas perceptibles desde donde yo me encontraba. Los resultados de ese
ataque aún se desconocen".
Ni Flores Meneses, ni el conductor del noticiero,
hablaron de "bombas", aunque sí de "bombardeos", como se haría en varios
diarios a la mañana siguiente. A pesar de la contradicción sobre el
escenario de las hostilidades aéreas (el reportero dijo que ocurrieron
en el municipio de Alcalá, en tanto que Zabludovsky se refirió a San
Cristóbal) la nota era clara: Flores Meneses a lo lejos vió cómo caían
proyectiles, a tal distancia que el estruendo apenas se escuchaba y
consignando que no conocía las consecuencias de ese ataque.
En el Canal 13, muy brevemente, así se dio la
información:
"Esta tarde en San Cristóbal de las Casas, se realizó
un operativo militar en los alrededores de la ciudad. Aviones
sobrevolaron las localidades de El Corralito y El Ocotal, desde donde
focos de alzados les lanzaron fuego de metralla. Una hora duró el
operativo".
Así se sugería, sin abundar en ello, que el fuego de
los aviones militares había sido en respuesta a un ataque desde tierra.
Era un tratamiento informativo, en ese sentido, escrupuloso. Pero había
contradicción, con otras versiones, incluso respecto del sitio exacto de
esas operaciones. Pocas horas antes, en Monitor de Radio Red, el
conductor Enrique Muñoz presentaba al editor de El Tiempo de San
Cristóbal, Amado Avendaño, quien decía que alrededor de las cinco de la
tarde varios helicópteros sobrevolaron la zona al sur de esa ciudad:
"Una hora después vimos cuatro aviones que comenzaron
a lanzar misiles. Yo, desde la azotea de mi casa, ví cómo cayeron unos
25 por ese rumbo de la ciudad. También oímos los estallidos".
Avendaño primero habló de "misiles". Pero a
continuación, decía:
"El bombardeo terminó como a las 17.45 horas. Las
gentes que viven en el sur comenaron a huir hacia el centro de la
ciudad... Vimos cómo los aviones bajaban en picada y lanzaban las
bombas. Cada avión lanzaba dos bombas al mismo tiempo".
Aparentemente, el cuatro de enero fue el primer día
en que se emplearon los recursos de fuego aéreo de los que dispone el
Ejército Mexicano. Quizá antes hubo algún otro ataque desde el aire, del
que hubo poca evidencia en los medios. La mañana del 3 de enero el
enviado de Radio Mil, Rubén González Luengas, decía que el suyo, "fue el
único medio de comunicación que estuvo presente durante el bombardeo y
en otros acontecimientos", pero no daba más detalles.
Las noticias dijeron bombas, aunque nadie las haya
visto
Los proyectiles disparados ese martes 4 de enero,
según otras versiones por cinco aviones y tres helicópteros del Ejército
Mexicano y sobre una zona montañosa al sur de San Cristóbal, estaban
dirigidos a un escondite donde se presumía había miembros del EZ. Allí
se inició una de las grandes confusiones de la crisis en Chiapas, en
donde los medios de información, en este caso (especialmente, aunque no
sólo) la prensa escrita, contribuyeron no sólo a propalar, sino incluso
a magnificar versiones no confirmadas.
Las agencias de prensa internacionales, el martes 4 y
el miércoles 5 de enero no hablan explícitamente de bombardeos. Los
despachos más precisos, mencionan a "helicópteros artillados y aviones
que lanzaron cohetes". Agencias como UPI e IPS, sólo en una ocasión se
refieren a tales hechos como bombardeos. Otras, como AFP, AP,
DPA, Reuters y Ansa sí ofrecen, horas después de los incidentes, la
versión de que el Ejército Mexicano habría bombardeado una montaña al
sur de San Cristóbal. Ninguna de ellas señala que hubieran sido atacados
objetivos civiles. SIn embargo, la especie del bombardeo comenzaría a
correr, hasta ser publicitariamente legitimada en tinta y papel.
Son bombas, escucharon decir algunos
corresponsales y así lo consignaron en sus notas. Son bombas,
replicaron los titulares de varios diarios. Son contra gente
indefensa, circularon versiones en Chiapas. Están masacrando
civiles fue el comentario, vuelto denuncia, en numerosos espacios de
prensa.
La mañana del 5 de enero, muy temprano, el enviado de
Radio Red, Víctor Manuel Suberza, presentaba en Monitor de José
Gutiérrez Vivó un recento de los acontecimientos del día anterior. Entre
ellos, aunque no en el sitio más destacado de su información, decía que:
"... al atardecer, en las cercanías de San Cristóbal
de Las Casas, cuatro aviones del Ejército Mexicano bombardearon los
ejidos de San José Porvenir, San Antonio de los Baños y Corralito".
Nada más. Poco después, Ciro Pérez Silva, en Para
Empezar de Pedro Ferriz de Con (a través de Stereorey) decía que:
"por la tarde, hubo un bombardeo en los alrededores
de San Cristóbal de Las Casas, en un cerro".
Era todo. En estos, que son dos de los noticieros
radiofónicos más influyentes y escuchados en el país, se mencionaba como
un hecho la existencia de bombardeos, aunque sin considerarlo grave. Ni
siquiera se le destacaba entre los sucesos más importantes del día
anterior.
Otra cosa ocurre en la prensa escrita. Ese miércoles
5, La Jornada anuncia, y denuncia, en su encabezado principal:
"Bombardeo al sur de San Cristóbal".
La información, de los reporteros Rosa Rojas y Gaspar
Morquecho --este, del diario El Tiempo de San Cristóbal--
indicaba que había un nuevo frente de batalla al sur de esa ciudad,
"en las comunidades del sur, zona densamente poblada
que, de acuerdo con testigos, habría sido bombardeada por helicópteros
del Ejército Mexicano".
Los testigos, no son identificados. Tampoco se dice
que a los reporteros les conste el bombardeo. Sin embargo, ese diario le
dio su encabezado principal y corrió así la versión de que estaba
ocurriendo una agresión a gran escala en contra de civiles. En la misma
nota se aludía, sin presentar declaraciones textuales, al obispo Samuel
Ruiz quien, en conferencia de prensa:
"Subrayó la desproporción entre las fuerzas del EZLN
y los medios que se están empleando para combatirlas, como bombardeos y
acción aérea. Dijo que hay rumores de que se bombardeó también la Cañada
de Patihuitz".
"Bombardean a guerrilla" fue, también calificando el
tipo de proyectiles pero encontrándoles otros destinatarios, la portada
de Reforma. Los enviados de ese diario escribieron al comienzo de
su nota:
"El Ejército Mexicano inició ayer el bombardeo contra
columnas de zapatistas en la parte Sur de esta ciudad, provocando la
huída de 500 personas que habitaban el rumbo".
Pero aunque la acción estuviera dirigida contra
neozapatistas, se reconoció que:
"Socorristas de la Cruz Roja afirmaron que el
operativo causó al menos dos muertos y dos heridos civiles".
En la misma primera plana, se mostraba, en grandes
dimensiones, la fotografía de un avión bajo el cual se apreciaba un
proyectil que acababa de ser disparado. Esta foto, de Miguel Velasco,
sería el primer testimonio gráfico, y prácticamente el único, en donde
se podía apreciar una acción armada desde el aire.
Ovaciones, de acuerdo con su estilo deportivo
pero como si de tratara de un nuevo triunfo de Julio César Chávez,
publicó una concisa pero estruendosa cabeza en la portada del segmento
azul:
"¡Bombardeos! Gana terreno el Ejército".
Este diario, aparte de consignar las operaciones
cerca de San Cristóbal, decía que:
"se sabe que unas horas antes los mismos aviones
habían bombardeado la zona boscosa de Los Altos de Chiapas, a un costado
de Ocosingo..."
Para El Financiero, que en el balazo de la
nota respectiva decía "Bombardeo aéreo cerca de comunidades indígenas",
el asunto no fue de unos cuantos proyectiles, como se había dicho en los
noticieros de la noche anterior, ni se trataba de una acción contra el
EZLN. La cabeza principal de esa edición, apuntaba en la primera página:
"Arrecian los combates en Chiapas". Luego, en interiores, bajo el
titular antes citado se destacaba: "Bombardeos sobre rebeldes; cese al
fuego, exhorta la iglesia". En dicha nota, El Financiero
publicaba:
"Indiscriminados e intensos bombardeos efectuaron
casi al caer la tarde aviones y helicópteros sobre una zona montañosa
que limita por el sur el valle de San Cristóbal, en los linderos de esta
ciudad donde están asentadas unas 13 paupérrimas comunidades indígenas.
Los bombardeos eran dirigidos, al parecer, sobre fuerzas insurgentes que
se replegaron".
Con menos dramatismo, pero también aludiendo a
proyectiles pesados en contra de civiles, El Universal cabeceó:
"Bombardea el Ejército a 14 colonias de San
Cristóbal".
Allí, ni siquiera se decía que los objetivos del
ataque aéreo estuvieran fuera, sino en plena ciudad.
En contraste con esos tratamientos informativos,
unomásuno publicó en su cabeza principal:
"Ataque aéreo contra alzados en Chiapas".
En el interior del país, los diarios muestran
parecidas tendencias en su información. "Bombardean a Guerrilla" dice
El Norte, en titular idéntico al de su socio capitalino, Reforma,
con todo y la misma foto. También en Monterrey, El Porvenir da
cuenta de los ataques y establece un contraste: "Bombardea Ejército zona
civil", dicen las ocho columnas y, junto a ellas, una nota bajo el
encabezado "Ataca fuerza comunidades tzotziles, hay informes de víctimas
civiles; pide obispo tregua y subraya desproporción del ataque". A una
amplia información de esos hechos, El Porvenir incorpora una
versión que no fue frecuente en los diarios del país: "Según el
sacerdote local Gustavo Ituarte Verduzco, el fuego aéreo fue respondido
por grupos armados del EZLN". En Hermosillo, El Imparcial
destaca: "Ataque aéreo a rebeldes". El Diario de Juárez, de la
fronteriza población chihuahuense, incorpora un sesgo también novedoso:
"Con bombardeo rescatan pueblos", admitiendo que hubo lanzamiento de
bombas pero con propósitos plausibles. Pocos diarios, en el transcurso
de este conflicto, publicaron una cabeza que fuera al mismo tiempo, tan
reveladora y tan intencionada. Lástima que la información, como se
apunta en el siguiente párrafo, muy posiblemente fuera falsa. El mismo
Diario de Juárez, a pesar del mencionado titular consignaba el
testimonio de mujeres campesinas que se quejaban de los bombardeos que,
aseguraban, estaban afectando a la población civil. "Bombardea FAM
Posiciones Rebeldes", dice Ocho Columnas de Guadalajara y, la
nota bajo tal encabezado, está destinada a justificar esa presunta
acción militar: "La fuerza aérea lanzó hoy una acción en una zona
montañosa cercana (a San Cristóbal) sobre grupos armados que rechazan el
diálogo con el gobierno".
Cuatro aspectos contradictorios se manifiestan desde
entonces, en relación con los ataques aéreos. Dos de ellos, el sitio
exacto y la intensidad de la operación (cuántos proyectiles, cuánto
tiempo, a cargo de cuántas aeronaves) pueden ser de detalle pero las
distintas versiones al respecto dan cuenta de la confusión entre los
informadores, ninguno de los cuales había sido testigo cercano de tales
hechos. Los otros dos aspectos seguirían sin ser aclarados
fehacientemente, al menos por varios días, y las discrepancias en torno
a ellos fueron de las más enconadas, tanto a propósito del manejo de
medios como respecto del manejo militar que el gobierno habría
autorizado, o permitido, en esa primera semana del combate en Chiapas.
Uno, es el objetivo de los ataques aéreos: las autoridades militares,
mucho más tarde, sostuvieron que se trataba de trincheras del EZLN,
aunque diversos grupos compartieron la versión, dentro y fuera de
México, de que habían ocurrido embates aéreos en contra de poblaciones
civiles. El otro tema es el del tipo de proyectiles que se habrían
disparado. Varios periodistas y medios de información aseguraron que se
trataba de bombas. La Secretaría de la Defensa y otros voceros oficiales
dirían que eran cohetes, o rockets, que tienen un alcance mucho
más definido y que no poseen la capacidad devastadora de las bombas,
propiamente dichas.
Tales confusiones y contradicciones, se mantienen en
la prensa del jueves 6 de enero. "Huyen alzados a la selva; siguen los
ataques aéreos", dice Excélsior en una de sus notas destacadas en
primera plana. La Jornada es menos precisa pero más escandalosa,
ofreciendo una imagen de devastación e incluso de posibles abusos, con
esta cabeza en grandes tipos:
"Bombardeos, pánico, éxodo".
En la contraportada de ése diario, una foto de Carlos
Cisneros muestra, a la distancia, un pequeño avión que se presume es
militar. "En pleno bombardeo", dice el pie de esa ilustración. En
interiores, la información relativa a los ataques aéreos señela que:
"Aviones de la Fuerza Aérea Mexicana dispararon ayer
14 proyectiles cerca de Peña María, una de las comunidades de la zona
sur de San Cristóbal de Las Casas. Voceros militares informaron que
allí, sobre una región alta, estaba apostada una ametralladora del
Ejército Zapatista de Liberación Nacional, desde la cual se repelía a
los helicópteros que sobrevolaban el área. Todo el lugar fue objeto,
desde las 9 a las 12 horas, de fuertes ataques de artillería".
El Universal, también anuncia en su cabeza
principal: "Avanza bajo intenso bombardeo el EZLN hacia San Cristóbal".
Tal encabezado, en una interpretación posible, sugería que en caso de
ser cierto, el bombardeo no era desproporcionado puesto que, a pesar de
él, las fuerzas del EZ continuaban su marcha. El Universal, en
interiores, ofrece su información sobre esos hechos bajo el encabezado
"Bombardeos que no cesan". Allí se presenta la que, junto con la de
Reforma el miércoles 5 y la que apareció en La Jornada el
mismo jueves 6, eran las únicas tres fotografías, publicadas en la
prensa mexicana, aparentemente relacionadas con presuntos bombardeos. La
gráfica de Reforma, como ya se comentó, mostraba un proyectil
después de haber sido disparado por un avión. En La Jornada, sólo
se veía una aeronave a la distancia en una foto de Carlos Cisneros. En
El Universal, una gráfica de Manuel Navarrete presentaba un
paraje con árboles y humo saliendo de entre ellos y bajo ella, el
siguiente pie de foto:
"En la sierra, en las cercanías de Rancho Nuevo,
siguen los bombardeos para acabar con los subversivos que se ocultan en
la región".
Igual que en el encabezado principal, El Universal
mostraba en ese pie de foto la noticia junto con la disculpa: había
bombardeos, aseguraba, pero con propósitos que parecieran entendibles
pues se trataba de perseguir a "subversivos".
En Excélsior, se dice que el Ejército Mexicano
ha proseguido sus bombardeos a través de dos ataques aéreos. Para El
Financiero, los bombardeos se intensificaron hacia el mediodía y
"fueron justificados por el vocero gubernamental, Eloy Cantú Segovia",
aunque no se presenta ninguna declaración textual de ese funcionario.
El Heraldo de México asegura que aviones Pilatus de la fuerza aérea,
bombardearon durante media hora. El Nacional en cambio, no emplea
el término "bombardeos" pero informa que el ejército realizó ataques
desde el aire en contra de enclaves del autodenominado Ejército
Zapatista.
El Diario de Juárez, destaca "Mueren civiles
en bombardeos" aunque en el cuerpo de la nota respectiva, si bien
menciona que durante la acción militar de aviones y helicópteros había
pánico a las orillas de San Cristóbal, nunca explica cuáles civiles, o
dónde, habrían resultado muertos. Casi idéntico es el enfoque de
Diario de Chihuahua ("Civiles, víctimas de bombardeos"). El
Imparcial sonorense destaca "Arrecian ataques a rebeldes" en tanto
que El Porvenir regiomontano, sintetiza "Exigen rendición, sigue
bombardeo". El Norte, también en Monterrey, a diferencia del día
anterior ahora concede escasa importancia a la guerra desde el aire
pero, en ese afán minimizador relega a una pequeña nota, en su página
11, las aclaraciones de la Secretaría de la Defensa Nacional que dice
que en Chiapas:
"se están empleando granadas de mortero y de mano
para amedrentar a los grupos de transgresores, descartando el uso de
bombas, como se ha reportado".
Con todo, El Norte es el único de los diarios
del interior del país, revisados para este trabajo, en donde se consigna
el boletín de la Sedena. La nota ofrecía la explicación del mayor Pedro
Almazán, del grupo de prensa del Ejército: "Se han manejado versiones en
el sentido de que son bombas, pero son falsas" (las versiones,
seguramente). Y aclaraba: "si en realidad se tratara de bombas, el poder
destructivo sería muy grande, lo que ocasionaría serias bajas aún entre
la población civil".
Miércoles 5. Quejas, versiones y abusos
La guerra desde el aire cobró pronto sus primeras
quejas. Un grupo de escritores y periodistas, exije en un desplegado de
prensa, "el cese inmediato de los bombardeos que lleva a cabo el
ejército mexicano sobre zonas densamente pobladas por civiles en
territorio chiapaneco", así como respeto a los derechos humanos en la
zona e "información veraz y profesional, pues todos los intentos de
manipulación informativa contribuyen a la profundización del conflicto.
Encabezan la lista de firmantes Jesusa Rodríguez, José Emilio Pacheco,
Rodolfo F. Peña, Carlos Monsiváis, Carlos Fuentes, Cristina Pacheco,
Elena Poniatowska, Sergio Pitol, Rolando Cordera y Carlos Montemayor.
Ese documento aparece publicado en varios diarios la mañana del 5 de
enero y es fiel reflejo del ánimo que se extendió en un segmento de la
opinión pública, ante informaciones que aseguraban la existencia de
bombardeos en contra de población civil y la falta de aclaraciones por
parte de las autoridades militares. En Guadalajara, el caricaturista
Falcón propone, en un cartón aparecido en Siglo 21, que Jacobo
Zabludovsky haga correr al revés la cinta de los bombardeos, "para que
se vea a los aviones recogiendo y no tirando bombas".
Entre otras versiones que apoyan la especie del
lanzamiento de proyectiles pesados, estaba la del enviado Víctor Manuel
Suberza, que en la influyente Radio Red aseguraba la mañana del 6 de
enero:
"En esta zona, sitiada a sólo 4 kilómetros de San
Cristóbal de las Casas, viven 200 personas, quienes desde la tarde del
martes y hasta las 11 horas de ayer, atestiguaron con temor el ataque
con bombas emprendido por el Ejército Mexicano que ha destacado para tal
efecto cuatro aviones y dos helicópteros que refuerzan la acción con
descargas intermitentes y ametralladoras. Es una zona ejidal, en donde a
las 9 de la mañana de este miércoles comenzó el bombardeo por parte de
aviones del Ejército Mexicano. Se puede escuchar a lo lejos el ruido de
los aviones y cómo dejan caer las bombas".
Tal profusión de detalles (200 testigos, 4 aviones,
la hora precisa, el ruido identificado) refuerza la apariencia de que el
reportero estaba enterado de lo que decía. Sin embargo, una revisión
cuidadosa indicaba que Suberza nunca presenció los supuestos bombardeos,
solamente los escuchó. La impresión de que se trataba de una agresión en
contra de civiles, se acentúa por el paisaje que el reportero describe:
la gente que vive allí, el hecho de que se trata de un ejido lo cual,
siendo el acontecimiento en Chiapas, remite a una población pobre y, por
ello, doblemente maltratada.
Otros actores: campesinos y miembros de base del EZLN
Mientras esas versiones y quejas eran escuchadas y
leídas, en Chiapas, el mismo miércoles 5, el vocero gubernamental Eloy
Cantú anuncia cuatro puntos para iniciar el diálogo: cese de
hostilidades, deposición y entrega de armas, devolución de rehenes y
secuestrados e identificación de los interlocutores y dirigentes del
grupo armado. El gobierno, "tendrá las consideraciones que la ley
permite frente a aquellos que acepten esta invitación al diálogo", dice.
En tanto, siguen los combates cerca de la 31a. zona militar, así como el
lanzamiento de proyectiles, por parte del Ejército, en la zona sur de
San Cristóbal. Un grupo de fusileros es emboscado por el EZ cerca de
María Auxiliadora. Guadalupe Tepeyac aún está en poder del Ejército
Zapatista, en tanto que el Ejército Mexicano anuncia que ha recuperado
Ocosingo, aunque todavía hay miembros del EZ ocultos en distintos
sitios.
Las secretarías de Gobernación, Defensa y Desarrollo
Social, así como la Procuraduría General de la República, declaran
conjuntamente que lo sucedido en Chiapas no es un levantamiento
indígena, sino la acción de profesionales con una dirección de origen
nacional y extranjero, experta en conducir actos de violencia y
terrorismo. Un extenso documento, es presentado por la subsecretaria de
Gobernación, Socorro Díaz. Por otro lado pero ese mismo día 5 de enero,
la PGR da a conocer un retrato hablado del subcomandante Marcos: 1.75 ms.
de estatura, complexión atlética, tez morena clara, 25 años, habla dos
idiomas, es cacarizo y lampiño. Eso dicen.
Jorge Madrazo, presidente de la CNDH, considera que
la contención al EZLN se realiza con pleno respeto a los derechos
humanos. El Presidente Salinas pide a la CNDH su intervención para
"garantizar el trabajo de periodistas". Por su parte, el obispo Samuel
Ruiz solicita al Comisionado de los Derechos Humanos, Madrazo, que
comente "en las esferas oficiales" que a las condiciones que ya hay para
el cese al fuego, será conveniente añadir una decisión para amnistiar a
los miembros del EZ. El obispo de San Cristóbal insiste en que su
postura es de mediador, no promotor del Ejército Zapatista. Felipe
Arizmendi, obispo de Tuxtla, dice que la mediación debe correr a cargo
de la iglesia, no de los partidos.
Otras reacciones: el Consejo de Organizaciones
Agrarias demanda cese al fuego como condición para el diálogo, ley de
amnistía, reconocimiento del EZLN, castigo a los responsable de
bombardeos y liberación de presos políticos en Chiapas. Cinco miembros
de la Central Independiente de Obreros Agrícolas y campesinos, CIOAC,
integrante del COA, son aprehendidos por el Ejército Mexicano en Las
Margaritas. Por su parte, el Congreso Agrario Permanente considera que
la Mesa de Concertación instalada por la Sedesol debe atender a todas
las instituciones involucradas en el conflicto.
Las organizaciones campesinas de Chiapas trataban de
recuperar terreno, desde luego entre sus agremiados pero también delante
de los medios de información. Más tarde, un sector que adquiriría gran
protagonismo sería el de los grandes ganaderos de Chiapas, a cuyos
excesos en el trato con los campesinos indígenas se llegó a atrubuir una
de las causas de la rebelión del primero de enero. Por lo pronto, uno de
los grupos cuya voz se conoció menos, casi sólo por excepción, era el de
los campesinos que, habiendo formado parte del Ejército Zapatista,
desertaron de él o fueron capturados en los primeros días de
hostilidades. Diversos medios ofrecieron amplios espacios al comandante
Marcos y a los comunicados de la dirección del EZ, pero casi nada a los
miembros, por así decirlo, de base de ese ejército. Una de las ocasiones
en que se conoció un testimonio de ese origen, fue el 5 de enero en
Perfiles de la Noticia, de Organización Radio Centro, cuando el
enviado Rafael Flores presentó el siguiente diálogo con un zapatista:
"-Señor, ¿cuánto tiempo hace que pertenece al EZLN?
-Tres años.
-¿Qué tipo de entrenamiento militar recibían?
-No lo entiendo, ¿cómo dice, que qué?
-Los enseñaban a usar explosivos, granadas, armas de
fuego?
-Nomás sé usar arma
-¿Lo obligaron a pelear?
-No, todo fue voluntario
-¿Alguien los ayudaba?
-No, nadie.
-¿Por qué decidió alzarse en armas?
-Porque tenía mucha necesidad, porque ha visto mucha
pobreza sobre mis hermanos campesinos, porque el gobierno nunca nos hace
caso.
-¿Cómo fue que los agarraron?
-Nos dijeron que viniéramos para acá para reunirnos
con unos compañeros. Nosotros pensábamos que los que nos estaban
esperando eran buenos, pero nos agarraron con trampas".
Para entonces, 5 de enero, La Comisión Permanente del
Congreso de la Unión, convoca al EZLN a propiciar el cese de
hostilidades, aceptar formas de mediación y contribuir, junto con las
autoridades y la sociedad, al diálogo y la negociación. Esta moción es
suscrita por todos los partidos con representación legislativa, a
excepción del PFCRN que considera que el EZLN protagoniza un
levantamiento insurgente. Se acuerda formar una Comisión Plural que se
traslade a Chiapas.
Fernando Ortiz Arana, a nombre del PRI, considera
"inadmisible la actitud de quien pretende emitir un juicio definitivo
sobre los hechos de Chiapas y de quien intenta manipular la
interpretación de estos acontecimientos para acusar y amenazar al
gobierno de la República". Los presidentes de El Salvador, Nicaragua y
Argentina, expresan ese día 5 su solidaridad con Carlos Salinas por los
acontecimientos de Chiapas. Lo que ocurre allí, "es una voz de alarma
para los gobiernos de América Latina", manifiesta el ministro boliviano
de Desarrollo Social, Fernando Romero. Roy Mc Laren, ministro de
Comercio Internacional de Canadá, considera que la situación en Chiapas
será manejada con sensibilidad por el gobierno mexicano y sostiene que
el conflicto no se relaciona con el TLC.
La televisión toma piso, pero los televidentes no
Ya en la noche del miércoles 5, la televisión ofrece
una información más seleccionada, menos abundante incluso, que en la
jornada anterior. Se da cuenta de las declaraciones del vocero en la
zona del conflicto Eloy Cantú y del mensaje de la subsecretaria Socorro
Díaz. Esos dos materiales, ocupan 16 de los 25 minutos que esa noche el
noticiero 24 Horas dedica al tema chiapaneco.
Además, Jacobo Zabludovsky presenta un retrato
hablado y otros datos sobre el "subcomandante Marcos", que aprovecha
para subrayar, de nuevo, el carácter presuntamente exclusivo de la
información que ofrece. Así presentó el conductor de 24 Horas ese
material:
"El sábado 1 de enero, cuando el Canal 2 dio la
primera noticia, prácticamente dio a conocer a México y al mundo lo que
ocurría en Chipas y luego Eco, donde dimos la más completa información
continua de los hechos violentos. Ese mismo día, muy temprano,
entrevistamos a varios dirigentes del grupo armado. Uno de ellos dijo
ser el comandante Marcos".
El retrato hablado también lo presentó el noticiero
nocturno del Canal 13.
Luego, 24 Horas incluía una nota de su
reportera Susana Solís sobre la ayuda que la Cruz Roja estaba ofreciendo
a los heridos en Chiapas, aunque en las escenas correspondientes no se
veía a socorristas de esa institución sino a soldados. A pesar de que en
la presentación de esa nota el conductor se refirió a "los grupos
armados transgresores de la ley (que) continuaron hoy huyendo hacia la
selva y escondiéndose en las montañas de los Altos de Chiapas", la
reportera no dijo nada de tales huídas.
El noticiero Hechos, del Canal 13, dijo:
"La ofensiva del Ejército ha sido constante. Los
rebeldes tratan de atrincherarse en la selva, pero al acoso militar se
suma ya el hambre, el cansancio y sobre todo el desaliento. Algunos
insurrectos quieren dejar las armas..." Luego, el reportero Juan Manuel
Pereyra narraba: "La persecución de los alzados se está dando sin
tregua. desde muy temprano se vio la parte espectacular de esta lucha
antiguerrillera", para agregar que había continuado "el bombardeo de
aviones de la Fuerza Aérea sobre nidos guerrilleros... Durante más de
media hora los aviones de la Fuerza Aérea dejaron caer sus bombas muy
cerca de las comunidades de Manzanilla y Carrizales".
El reportero no decía si había presenciado esos
acontecimientos (en todo caso no registrados por la cámara) o si apoyaba
su información en versiones indirectas. De cualquier manera, después de
insistir en que el conflicto bélico se estaba resolviendo en contra del
EZLN, cuyos elementos estarían escapando e incluso en algunos casos
desertando, el noticiero de Canal 13 apoya la versión de los bombardeos
sobre áreas habitadas por población civil. Antes, en el resumen de
entrada, se había dicho que "El número de muertos... ya no fue
precisado, pero el conflicto ha cobrado por lo menos 100 vidas, aunque
fuentes eclesiásticas calculan la cifra en 400".
El malabarismo con las cifras de víctimas seguía
presente. Otros segmentos de este noticiero dan cuenta de las
declaraciones de funcionarios gubernamentales, así como del desmentido
del dirigente de la CNC, Hugo Andrés Araujo, quien negó que él o su
organización tuvieran vínculos con el grupo armado en Chiapas --el
noticiero no recordó que esa, era una aclaración a versiones propaladas
en ese mismo espacio televisivo--.
Javier Alatorre, el conductor del noticiero, después
de presentar declaraciones de la subsecretaria Socorro Díaz, en las que
se sugería que el EZLN tenía influencia extranjera, hizo la siguiente
reflexión:
"Los hechos van definiéndose y en ellos podemos
apreciar dos vertientes de este asunto: los grupos levantados parecen
estar dirigidos por profesionales de la violencia y arrastrados por
ellos, campesinos e indígenas que hoy se descubren engañados... Pero
queda en el aire quiénes son esos profesionales de la violencia de los
que hablamos, perros de guerra (sic) que tienen un precio. Y aquí la
pregunta: ¿Quién los paga? Y también la interrogante: ¿Qué provocan con
sus actos?... En el fondo hay rezagos sociales que deben atenderse.
Sería pertinente recordar ejemplos cercanos; vecinas naciones
centroamericanas que en décadas de violencia sólo han visto deteriorado
más sus niveles de vida... Es preciso hacer un llamado a la cordura y a
la reflexión serena".
Riesgos de guerra. Los enviados como protagonistas
Pero la serenidad era avasallada por el dramatismo de
la guerra y de los riesgos que implica. Un percance en el que resultan
involucrados varios corresponsales y que sería muy mencionado en la
prensa internacional, es relatado por 24 Horas en los siguientes
términos:
"Reporteros de la agencia francesa de noticias France
Presse y Univisión de los Estados Unidos, se encontraban en unos cerros
en El Corralito, a 10 kilómetros de San Cristóbal de las Casas y aviones
del ejército dispararon y lanzaron cohetes. Los reporteros dijeron que
cerca había una zona habitada. En ese incidente no hubo heridos".
El hecho estaba consignado, pero no así sus motivos
ni consecuencias. No se decía hacia dónde fueron lanzados los cohetes
mencionados, ni el motivo posible de ese ataque. (Esa noche, Zabludovsky
sí menciona el secuestro del general Castellanos, de cuyo paradero
incierto se había ocupado el día 3, sin reconocer que el ex gobernador
estaba plagiado).
En Canal 11, el noticiero Enlace brinda un
sitio relevante al incidente de los reporteros que, sin haber sido
heridos, denunciaron haber sido atacados por una aeronave militar. El
enviado César Martínez decía que, esa mañana, periodistas de la revista
Mira y de la cadena de televisión Univisión, sufrieron un ataque
de aviones del Ejército mexicano. "Los tirotearon con ametralladoras y
les arrojaron bombas. Nadie resultó lesionado".
El reportero de Canal 11 no mencionó a la AFP entre
los medios cuyos enviados habían protagonizado aquel percance aunque, a
diferencia de Zabludovsky en Canal 2, sí incluyó a la revista Mira.
El director de esa publicación, Miguel Angel Granados Chapa, consideró
mezquina la omisión en el noticiero de Televisa del nombre de su
revista, según escribió para su columna en el diario Reforma.
Zabludovsky aclaró al día siguiente que en el momento de presentar la
nota no sabía que entre los presuntamente agredidos estaba un reportero
de Mira. Hubo intercambio de exigencias entre esos personajes del
periodismo, pero ningún intento para aclarar la naturaleza del
incidente.
El reportero Martínez, de Canal 11, ayudó poco a
entender las dimensiones del ataque aparentemente dirigido contra los
periodistas. Al decir que se había tratado de un bombardeo, le dio al
hecho, de por sí grave, una dimensión que no había tenido (no es lo
mismo un ataque con bombas, que devasta todo en su objetivo y sus
alrededores, al fuego de metralla). Decir que aviones de la Fuerza Aérea
habían arrojado bombas contra un objetivo específico y que nadie había
resultado herido, por lo menos abría grandes dudas sobre la puntería de
los artilleros mexicanos.
Los medios internacionales desplegaron esta noticia
con gran interés. La primera información que se tuvo del hecho, había
sido gracias a un oportuno pero parcialmente falso cable de la agencia
France Presse. Metropolitano, el espacio informativo de cada hora
en Radio Red, consignó ese mediodía que de acuerdo con dicha agencia:
"Bombardeó el Ejército Mexicano durante media hora a
periodistas de Univisión, France Presse y la Revista Mira".
Y se añadía, en voz de la locutora María Teresa
Aviña:
"Explicó que uno de sus enviados reportó desde el
lugar de los hechos que varios vehículos identificados como prensa
sufrieron el ataque en el cerro María Auxiliadora, al igual que una casa
humilde de campesinos".
La versión de que el Ejército bombardeara de
manera intencional a periodistas, como según esa y otras informaciones
aseguraban, motivaría gran revuelo. Adicionalmente, se decía que junto
con los informadores, una casa "humilde, de campesinos" había sido
blanco de los ataques. La noticia era tan grave que los conductores de
radio, más adelante, la tomaron con cuidado. José Luis Reyes, en la
misma emisora, dijo que ese cable de France Presse era "por supuesto,
información por confirmar". Pero abundó: "no había gente de la guerrilla
en los alrededores, pero sí una casa humilde, donde vivía una familia de
campesinos que no sabemos qué suerte corrieron", según decía en un nuevo
despacho el reportero de AFP Gerardo Tena.
"Los ataques fueron realizados con metralleta desde
un aviión que lanzaba bombas", se indicaba, en la versión de dicha
agencia leída en Radio Red. Desde el comienzo la información sobre ese
incidente presentaba contradicciones. Nunca pudo demostrarse que había
una vivienda campesina agredida. Tampoco se explicaba si la agresión era
con metralla o con bombas. En todo caso, no hubo reporteros lesionados.
Con más precaución, una información de la agencia Reuters, presentada
por la conductora Katya V. Buerón en Vector XXI de Radio Acir,
decía poco antes de las dos de la tarde de ese 5 de enero que:
"Un grupo de periodistas se encontraba entrevistando
testigos cuando ocurrió el bombardeo. Las personas presentes se
refugiaron bajo algunos autos para cubrirse, pero no quedó claro de
inmediato si hubo víctimas".
Y con un sentido de responsabilidad profesional y
política, más o menos a la misma hora el conductor Enrique Quintana
decía en Enfoque de Estéreo Cien:
"Ojalá muy pronto se fijen reglas, Sabemos que esta
situación es tensa, pero esta es una llamada de atención para evitar lo
que hoy pudo haber sido una auténtica tragedia".
La tarde de ese 5 de enero María Elena Salinas, la
conductora mexicana del noticiero Univisión, que se produce en Miami,
decía lo siguiente:
"El Ejército Mexicano intensificó sus ataques contra
los campesinos que desde el sábado pasado se alzaron en armas en el
estado de Chiapas, lanzando bombas y cohetes contra supuestos bastiones
de los rebeldes. Sin embargo los campesinos armados no fueron el único
blanco. El equipo del Noticiero Univisión quedó atrapado en eun
pequeño asentamiento conocido como El Corralito, Nuestro corresponsal
Bruno López, quien vivió en carne propia el ataque, nos muestra las
imágenes".
Entonces se veía, en el sitio de los hechos, al
reportero, aparentemente protegiéndose entre los árboles.
López asegura que el Ejército les arrojó una bomba,
pero después habla de cohetes, "como mostró esta toma simultánea desde
otra cámara" (entonces se ve a un avión disparando).
En el grupo de periodistas estaba Elia Baltazar, de
la revista Mira, quien dice para Univisión:
"Nunca sentí la muerte tan cerca, carajo".
Y comenta López:
"El modo de operar del Ejército es lo que tiene
preocupada a la Iglesia".
A continuación, se ve a Gonzalo Ituarte, vicario de
San Cristóbal y uno de los hombres más cercanos a Samuel Ruiz,
denunciando:
"A mí me parece que (por) el hecho de que haya
bombardeos tan cerca de aquí y con ese tipo de instrumentos,
difícilmente puede tenerse un margen de garantía de que realmente es
sólo sobre combatientes".
El corresponsal López termina su nota:
"El gobierno no cree que se esté afectando a la
población civil y aseguró que incidentes como el ataque sobre Univisión
y otros reporteros seguramente fue una confusión".
Unos minutos después, en Para Empezar de
Stereorey, Javier Solórzano comentó aquellas escenas, luego de informar
que en una declaración muy reciente, la Secreraría de la Defensa
Nacional afirmaba que un grupo de 40 periodistas entró al poblado de
María Auxiliadora a pesar de la advertencia de un coronel de infantería
que les dijo que era peligroso internarse en ese lugar. Solórzano,
aparte de preocupación, expresaba reservas sobre la versión del
corresponsal de la cadena estadunidense:
"Personalmente, quiero decir que para mí la voz de
Bruno López es una voz muy autorizada. Pero si hubo una advertencia
habrá que investigar qué fue lo que pasó, y sobre todo habrá que tomar
en cuenta la amplia voluntad de Ejecutivo mexicano de mandar al señor
Jorge Madrazo para que haya un irrestricto respeto a los derechos
humanos y a las actividades de carácter periodístico".
Otros informadores, desmienten que hayan desatendido
indicaciones militares. Alberto Valderrábano, en Al Salir el Sol
de Patricia Flores, en Radio ABC, aseguraba muy temprano, el 6 de enero:
"Ayer por la mañana un convoy de reporteros que se
dirigía a la comunidad del Corralito, a cinco minutos de San Cristóbal,
fue materialmente bombardeado por dos aviones de la fuerza aérea".
Cabe insistir en que si los hubieran bombardeado
materialmente, tendrían que haber ocurrido desgracias personales.
Valderrábano proseguía:
"Esto, hasta el momento, causó mucha inquietud y
condena por parte de los reporteros que están cubriendo los
acontecimientos aquí en Chiapas".
Y más adelante:
"En ningún momento se desobedeció a las órdenes del
retén militar".
Poco después, en El Fonógrafo 790, el enviado Rafael
Flores Martínez reiteraba:
"Me atrevo a negar que los compañeros reporteros
hayan burlado el cerco militar. Tenían ya la autorización de avanzar,
pero cuando se internaron en la zona tres kilómetros, los helicópteros
del Ejército los empezaron a bombardear. En tierra, los informadores
agitaban banderas blancas... Los reporteros que fueron casi blanco de
estos disparos, afortunadamente no sufrieron daños, ni ellos ni sus
vehículos".
Otra, el 7 de enero, era la interpretación de Rubén
González Luengas quien, para Radio Mil, añadía una reflexión sobre los
deberes del informador en conflictos militares:
"La Secretaría de la Defensa Nacional ha reiterado en
varias ocasiones que ha advertido al grupo de reporteros que cubren las
acciones en Chiapas que no incursionen en las zonas de conflicto, y que
si lo hacen, esto será bajo su propio riesgo. Hubo algunos reporteros
que se metieron en un cerro en donde estaban bombardeando las fuerzas
aéreas mexicanas y es evidente que si se meten ahí, los del aire no van
a saber de quién se trata. Hay que tener mucho cuidado, porque después
no se valdría estar echando responsabilidades".
Los medios de información reaccionaron de forma no
homogénea ante lo que parecía una agresión deliberada, por parte del
Ejército Mexicano, para coartar la libertad de información. Unos,
reconocieron que un oficial advirtió a los periodistas que no se
internaran en una zona en donde había tiroteos, pero que la advertencia
fue desatendida. Otros, insistieron en que se trataba de una
intimidación explítica. Otros más, sin abundar en el incidente, a partir
de él parecieron mudar su actitud respecto del conflicto y sus actores.
Tal es el caso de la Agencia France Presse, AFP, uno
de cuyos corresponsales estaba, ese 5 de enero junto con fotógrafos de
la revista Mira y de la cadena Univisión, en una de las
camionetas de prensa que fue atacada. Desde entonces, la información de
AFP adquirió un sesgo notoriamente contrario a las fuerzas armadas. El
tono de sus despachos, aunque atenuado poco después, se mantendría
frecuentemente hostil en sus acusaciones al Ejército y, por ejemplo, sin
recoger las disculpas del vocero oficial, Eloy Cantú, por aquella acción
militar que, según dijo, había sido accidental.
No obstante, el 7 de enero Siglo 21, de
Guadalajara, publicaba en primera plana la foto de un grupo de
periodistas, enviados a Chiapas de diversos medios, que posaban con la
boca cubierta para reclamar por las limitaciones que, según
consideraban, el Ejército estaba imponiendo a su trabajo. "Un grupo de
periodistas protesta en Chiapas por el ataque sufrido el miércoles",
rezaba el texto al pie.
La misma foto, le permite a El Noroeste, de
Sinaloa, hacer la siguiente consideración: "Ante el atosigamiento y el
afán de coartar la información por parte del Ejército mexicano y en
contra de la labor periodística, muchos corresponsales protestan".
Incluso, este diario publica denuncias que recibieron poca atención, o
no fueron formuladas en el mismo tono, en la prensa de la ciudad de
México.
Bajo el encabezado "Peligroso trabajo periodístico en
el conflicto lacandón", El Noroeste sostenía que el ataque del 5
de enero había sido deliberado:
"Ayer por la mañana aviones militares abrieron fuego
contra corresponsales televisivos que viajaban por un camino de tierra
conducente a las colinas donde el Ejército había emprendido una
ofensiva".
Los periodistas, se dijo allí, consideraron que el
ataque había sido "intencional... ellos --los militares-- sabían que
éramos periodistas... nos estaban apuntando a nosotros".
No hace falta tener algo de cinismo para pensar que,
en esa acción militar, si se hubiera tratado de un ataque deliberado los
soldados a cargo de él tuvieron muy mal tino, o no querían dañar sino
únicamente amedrentar a los informadores. Y en esta segunda hipótesis,
sigue abierta la duda sobre la necesidad que el Ejército Mexicano tenía
para andar asustando periodistas, enmedio de un conflicto tan complejo
en donde nuestros militares lo menos que buscaban era mayor
impopularidad.
En el caso del periódico que hemos citado, el asunto
de los periodistas que se quejaron de haber sido acosados en Chiapas,
además, fue utilizado como pretexto para recordar otros conflictos. En
esa misma edición, El Noroeste incluía una entrevista con el
diputado local Salvador López Brito, del Partido Acción Nacional, quien
a propósito de la crisis en Chiapas declaraba: "Pongo en tela de duda la
honorabilidad y lo glorioso del Ejército" y recordaba la muerte de dos
personas, ocurrida antes, en Ahome, Sinaloa.
La foto de los reporteros autoamordazados aparece en
Diario de Yucatán con el siguiente texto:
"En señal de protesta por las restricciones que
impuso a su labor el Ejército mexicano en las poblaciones recuperadas en
Chiapas, un grupo de corresponsales de prensa se colocó en la boca una
identificación que deben portar en el brazo, durante un acto que se
llevó a cabo ayer en Rancho Nuevo".
En efecto, las autoridades militares sugirieron que
los reporteros estén identificados con claridad y el mismo 5 de enero,
según el relato de Rafael Flores el día 6 en la radiodifusora El
Fonógrafo 790:
"Los informadores contamos con camisetas y gorras
blancas que las autoridades nos han proporcionado a fin de que no se
vuelvan a repetir los hechos del día de ayer. Cabe señalar que las
playeras ostentan de manera visible la palabra prensa. También nos
dieron brazaletes".
Las limitaciones que van encontrando para desempeñar
sus tareas y que eran prácticamente consustanciales al conflicto bélico,
muchos periodistas las atribuyen al Ejército Mexicano. Es con oficiales
de ese Ejército con quienes los reporteros tropiezan cuando buscan
informaciones fuera de las salas de prensa o de las zonas autorizadas
para ellos. Cuando se les impide salir de tales áreas, entonces suelen
culpar al Ejército. Esa circunstancia, junto con la idea de que las
tropas mexicanas están cometiendo abusos, va configurando una reacción
desfavorable por parte de los informadores.
La presión y las posteriores quejas de los
corresponsales extranjeros, entre quienes no es infrecuente la
animosidad previa hacia las autoridades mexicanas, incluyendo las
militares, se conjuga con ese malestar de los periodistas de nuestro
país. Por ejemplo, el viernes 7 de enero, El Norte publica la
queja de un fotógrafo catalán, disgustado porque no lo han dejado llegar
a la zona de las hostilidades militares:
"El Ejército pensaba que porque siempre había tenido
un control arrogante sobre la población, puede continuar de la misma
manera. Pero se han dado cuenta de que eso les puede causar muchos
problemas y han limitado la acción de los periodistas, entreteniéndolos
y confundiéndolos".
La brecha entre reporteros y militares ya se
encontraba establecida. Desconfiados unos y otros --desconfiados
mutuamente--, no parecía que hubiera puntos de contacto abundantes que
favorecieran el trabajo de informadores y funcionarios del Ejército. No
por ello no existían voces que reconocían, desde el campo de los medios,
el desempeño del Ejército, aunque eran pocas. La mañana del 7 de enero,
después de la referencia a los reporteros que estuvieron en una zona de
ataque aéreo y que hemos transcrito un poco antes, el periodista Rubén
Gonzáles Luengas decía en La Ciudad, de Radio Mil:
"Yo quisiera señalar que el Ejército Mexicano ha
enviado a la zona del conflicto a personal altamente calificado. Por
ejemplo, los militares que tienen bajo control San Cristóbal de Las
Casas, cuando uno platica con ellos, lo tratan perfectamente bien y con
mucha educación. Nos dice 'señor, una recomendación, no haga esto, por
favor; no haga lo otro, pero siempre se lo piden a uno por favor. Son
hombres altos, fuertes, muy bien preparados. Los hombres que pudimos ver
en combate siempre trataron a la prensa con la propiedad del caso. Sin
prepotencia, muy conscientes de su trabajo y muy profesionales. Uno de
los capitanes de San Cristóbal de Las Casas nos decía que a ellos les
dolía mucho la situación, pero que tenían que actuar y que estaban
buscando que los llamados al diálogo tuvieran una respuesta favorable,
porque querían evitar hacer una matanza de indígenas manipulados".
Y más tarde, González Luengas añadía:
"Pues creo que esta es una postura que compartimos
muchas personas. Es totalmente condenable la manipulación que algunos
grupos están haciendo en estas comunidades, pero sobre todo, creo que
esto nos dice: ¡Hey!, cuidado con todos estos rezagos, con todos estos
problemas".
Varios informadores insisten en sus reclamos contra
el Ejército y los funcionarios del gobierno mexicano. El 10 de enero, el
titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Jorge Madrazo,
declara que entre los hechos que investiga de manera especial se
encuentra la agresión aérea de la que se quejaron varios reporteros.
Pero el 11 de enero en Rancho Nuevo, como se relata más adelante, tiene
lugar un nuevo incidente que afecta a periodistas. Por todo ello, se
mantuvieron quejas como la de miembros de la Unión de Periodistas
Democráticos la cual, por esas fechas, denunciaba que habían sido
"víctimas de múltiples hostigamientos y agresiones físicas de parte de
elementos del Ejército Mexicano y sin poder desarrollar nuestro trabajo
con objetividad, limitándonos únicamente a lo que la parte oficial
quiera informar".
Estas quejas ocurren en todos los conflictos
militares. Hay que recordar tan sólo las inconformidades de los
reporteros estadunidenses enviados a cubrir la guerra en el Golfo
Pérsico a comienzos de 1991. La guerra siempre es un asunto
espectacular, que los periodistas buscan cubrir en extenso pero
enfrentándose a las restricciones que imponen diversas fuerzas
militares. Sólo que un conflicto de esa magnitud, con todo y sus
secuelas de restricción a la recolección de noticias, nunca había
ocurrido en el México contemporáneo.
Algunos reporteros y comunicadores reconocen las
limitaciones que tuvieron en los primeros días para informar sobre la
guerra. La enviada Rosaura Ruz, en conversación con Pedro Ferriz de Con,
en Para Empezar de Stereorey, apuntaba el 10 de enero:
"Los periodistas nos retroalimentamos de los propios
periodistas, todos intentan penetrar a esa zona y todos estamos
inquietos, inconformes y ávidos de informacion, pero por todos lados hay
retenes. Sin embargo no podemos ser testigos, existe un hermetismo total
de las autoridades y solo tenemos versiones de segunda, tercera o cuarta
mano".
Aun con eso esa necesario, y era posible, decir qué
pasaba en Chiapas.
¡Viva Zapata!, proclaman diarios en el extranjero
La prensa extranjera, cinco días después de la
sorpresa chiapaneca, se dividía entre aquella que proporcionaba una
información que pretendía eludir las exageraciones y la que traficaba,
sin pena, con la explotación de una imagen folclórica, exótica, de los
acontecimientos en México. Los grandes diarios en los Estados Unidos
ofrecieron un tratamiento en términos generales sobrio, dando a conocer
hechos primero y, días más tarde, ofreciendo declaraciones que pudieran
ubicarlos en un contexto hasta entonces poco conocido: la pobreza en
Chiapas, los antecedentes de violencia en ese estado mexicano, la
política social y sus vaivenes, entre otros factores. En varios diarios
de Europa, en cambio, prevalece una visión colorida pero no
necesariamente fiel a la actual realidad chiapaneca.
"Viva Zapata! Mexikos indianer ziehen wieder aut den
kregsptad" ("¡Viva Zapata! Los indios de México otra vez en pie de
guerra") exclamaba, el 3 de enero, la nota alusiva a este conflicto en
el Berliner Morgenpost. La información estaba ilustrada con la
conocida foto que muestra a Pancho Villa y Emiliano Zapata, en 1913,
cuando rodeados de una docena de sus correligionarios se sientan en la
silla presidencial. Para cuando ese diario organizó su información, las
fotos de los nuevos zapatistas, con sus pasamontañas y paliacates, ya
recorrían el mundo entero. Sin embargo, los editores de ese periódico
berlinés prefirieron la foto de archivo, con Zapata y Villa.
El mismo 3 de enero, el madrileño Diario 16
anunciaba, con una foto y un mapa, que "El desconocido EZLN toma el
estado de Chiapas", estableciendo así un tono de exageración. En Italia,
los diarios destacan la presencia de turistas de ese país en San
Cristóbal, los cuales se convierten en fuente de información telefónica
y luego personal, a través de los enviados. Pero el espíritu de
confrontación que implica el desafío del EZLN también aparece en la
prensa italiana. Il Corriere della Sera titula su información del
3 de enero: "Viva Zapata, guerra a Salinas".
El espíritu de Zapata recorrió toda Europa. La imagen
de los guerrileros mexicanos era demasiado cautivadora para ser ignorada
por la prensa del viejo continente. Al mismo tiempo, los dirigentes o el
dirigente del EZLN supieron explotar esa sensibilidad despertada por el
alzamiento indígena, con sus singulares campesinos armados. Le Figaro
del 3 de enero cabecea: "Mexique: les indiens ressucitent Zapata", en
tanto que ese mismo día Le Quotidien publica "Le fantom de
Zapata". El 5 de enero, el parisino Liberation titulaba su
información sobre México: "Los 'zapateros' (sic) han entrado a
Ocosingo". Luego se sabría que en realidad, los alzados no entraron,
sino que siempre estuvieron en esa zona de Chiapas.
Pero de los zapateros, como les decía el
matutino fundado por Jean Paul Sartre, no importaban tanto las
precisiones geográficas como las descripciones míticas. El 6 de enero,
en Italia, el Il Corriere della Sera cabeceaba así la información
de su enviado a Chiapas: "Un viento de muerte sobre México", debajo de
un "balazo" que denunciaba: "Salinas de Gortari elige la vía de la
justicia sumaria para reprimir la revuelta en Chiapas". En ninguna parte
de la nota, firmada por un "enviado" cuyo nombre no se publica, hay
elementos para asegurar que el gobierno mexicano se hubiese decidido por
la represión contra el EZLN. Al contrario, para cuando esa nota fue
enviada ya existían iniciativas de paz por parte del gobierno.
El 7 de enero, El País de Madrid ofrece una
nota del cronista de La Jornada Hermann Bellighausen, titulada
"Bombas contra machetes"; sin embargo el autor, aunque comenta como
ironía de la desigual confrontación bélica que en Chiapas se enfrentaban
"machetes y escopetas contra bombas y balas", no ofrece evidencias de
bombardeos.
Hay un dejo de romanticismo, en parte vendedor de
ejemplares pero también quizá resultado de un síndrome autoritario, en
la prensa internacional que en esos días se ocupa de los asuntos
mexicanos. Las imágenes de los zapatistas sombrerudos y bigotones de
comienzos de siglo, no es en balde que sustituyan a las primeras
fotografías de los miembros del EZLN en varios diarios europeos. Parece
seguir habiendo una resistencia a dejar de considerar a México como un
país moderno, de tal suerte que las imágenes que mejor representan esa
visión, entre idílica y atrasada sobre este país, son las de la
revolución de hace ochenta años.
También, puede encontrarse una suerte de espíritu
revanchista: México y especialmente el gobierno de Carlos Salinas,
habían resultado notablemente exitosos en el escenario internacional.
Los analistas no acertaban a explicar, del todo, los triunfos de un
Presidente y de un país que habían sido capaces de sacudirse muchos de
los atavismos de una economía en crisis, que habían capoteado las
dificultades políticas internas y que se aprestaban a una
internacionalización comprometida y desafiante, justamente el primero de
enero con la incorporación al Libre Comercio en América del Norte.
El éxito mexicano ya no era noticia. Los tropiezos
del país, sí. México volvió a las primeras planas con el nuevo año,
merced a la crisis chiapaneca. En el tratamiento informativo de algunos
de los diarios europeos, pareciera que a este país se le quería cobrar,
con desprecio disimulado de asombro, su intención para competir
internacionalmente. Así, igual que un segmento de la prensa mexicana, la
prensa en Europa se deja llevar por informaciones sin comprobar pero que
son, a menudo, las que con más facilidad llaman la atención de los
lectores.
En términos generales, puede decirse que, conforme
pasan los primeros días, la prensa española expresa una preocupación más
sostenida por los problemas mexicanos. Los diarios de Francia, Italia y
Alemania, en cambio, en esta crisis suelen inclinarse por un tratamiento
más frívolo, capaz de interesar a lectores no necesariamente atentos a
los temas latinoamericanos. Si acaso, algunos diarios franceses
manifiestan alguna inquietud por la descripción de los problemas
sociales en Chiapas. Alemanes e italianos, insisten en la presencia de
turistas de esas nacionalidades cuando el conflicto apareció en San
Cristóbal.
No toda la prensa extranjera se comportó con tal
ligereza. Entre las agencias, hay contrastes de importancia. Algunas, se
orientan hacia la descripción costumbrista y más que en los hechos
bélicos, abundan en las imágenes que puedan resultar extravagantes entre
sus suscriptores. Reuters, por ejemplo, en un par de comentarios
editoriales sostiene que los miembros del EZLN son hijos de los antiguos
mayas. En cambio, en otro ejemplo, el 7 de enero, un enviado de la
agencia alemana DPA recorre que las zonas que se dijo en días anteriores
habían sido atacadas por la Fuerza Aérea. El corresponsal consigna que
"no hay evidencias de bombardeos ni daños por ese medio a la población
civil".
Otras agencias, ofrecen testimonios de habitantes de
San Antonio de los Baños y de El Corralito, que denuncian no bombardeos
sino que la entrada del Ejército Mexicano a esas poblaciones ocurrió
enmedio de extrema violencia. Los ataques aéreos, en diversos despachos
de las agencias internacionales, que son el punto de partida para las
notas en los diarios extranjeros, llegan a ser calificados como
"bombardeos", aunque con frecuencia se aclara que se trata del disparo
de "rockets". En este sentido, salvo diarios que tienen como fuente a
periódicos mexicanos (es el caso, especialmente, de La Opinión de
Los Angeles, El País de Madrid y el italiano Il mensaggiero
que reciben servicios de La Jornada) la prensa internacional
no muestra preocupación por las versiones de bombardeos, que no
parecen llamar especialmente la atención, sino por violaciones
específicas a los derechos humanos. El 5 de enero, una nota del
corresponsal John Rice, de Prensa Asociada, le da la vuelta al mundo con
la descripción de los cadáveres encontrados en Ocosingo con un orificio
de bala en la nuca y con las manos atadas. Il Corriere della Sera
publica esa crónica el día 6, bajo el encabezado "Un vento di morte sul
Messico".
Una camioneta balaceada, una prensa indignada
De la violencia en Chiapas sin embargo, más que
docenas de testimonios y con mayor efecto que las fotografías de aviones
retratados a la lejanía o de los retenes vigilados por alguno de los
ejércitos en conflicto, dio cuenta, con extremo dramatismo, el incidente
en donde una camioneta "combi" fue balaceada cuando su conductor trataba
de cruzar, al parecer sin permiso, una barrera militar. Los hechos
ocurrieron el martes 4 por la tarde, pero de ellos se dio cuenta hasta
el 5 en medios electrónicos y al día siguiente, en diversos diarios del
país.
Aparentemente, durante los ataques aéreos en la zona
de El Corralito, esa camioneta cruzó un retén del Ejército Mexicano sin
que sus ocupantes se identificaran o, en otra versión, fueron tomados
por miembros del EZLN. No quedó claro si algunos, o todos los pasajeros,
eran zapatistas. Algunas informaciones señalaron que el vehículo fue
atrapado enmedio del fuego entre los dos bandos. En todo caso, los
reporteros gráficos que al día siguiente vieron (y fotografiaron) a las
víctimas, se encontraron con que el conductor de la camioneta tenía en
la mano derecha una pistola calibre .38 con cartuchos gastados. Atrás,
en versión de la reportera Jessica Kreirmerman, de El Norte y
Reforma, "estaban dos hombres con impactos de bala en todo el cuerpo
y atrás, una niña de aproximadamente 8 años".
Un oficial, de apellido Escalante, declaró que los
ocupantes de la camioneta eran miembros del EZ pues se había encontrado
una maleta con uniformes de ese grupo. Sin embargo, el mismo El Norte,
en páginas interiores, publicaba la fotografía de un individuo
acribillado, pero aún con la pistola en la mano y con el siguiente pie:
"Un civil aparece ultimado en un vehículo, abatido supuestamente por el
Ejército mexicano junto con otros familiares cuando rechazó una
revisión".
La noche del día 5, en Monitor de Radio Red,
el enviado Víctor Manuel Suberza había informado del hallazgo de la
camioneta, con un hombre de 45 años y una niña de 7, ambos muertos.
Evidentemente, el reportero no tenía información directa y el número de
víctimas que conocía era menor al que finalmente se comprobó. "Hasta el
momento no se ha dado una explicación a este hecho a pesar de que
ocurrió en las cercanías de la zona militar", consignó Suberza. El
periodista radiofónico, relataba que:
"Algunos reporteros gráficos comentan, y hay que
tomarlo con reservas, que justo cuando se tuvo conocimiento de que este
vehículo se encontraba en una cuneta en el jardín principal de esta
instalación militar, no se les permitió el acceso para tomar sus
gráficas, sino que fue hasta media hora después cuando pudieron ver el
cadáver que tenía muy cerca una pistola, así como a la niña en el
interior del vehículo".
La versión corrió por medios de información de todo
el país. En Guadalajara, Siglo 21 decía que:
"otro caso de abuso... es el ataque a una camioneta
combi que transportaba cuatro civiles, entre ellos una niña de ocho años
y que resultaron muertos luego de ser ametrallados por soldados... Los
soldados del lugar dijeron a reporteros que se ordenó disparar contra el
vehículo en movimiento porque 'no respetó el alto' que le marcaron los
militares. Otra versión, difundida más tarde, indica que la combi fue
secuestrada por un presunto miembro del EZLN, quien pretendió pasar el
cerco militar disparando a discreción..."
Junto con la nota, en su página 4 de ese 6 de enero,
el diario tapatío publicaba la foto de un militar junto a la camioneta
balaceada, con este pie:
"Huían de los combates; no llegaron a su destino".
"Masacran soldados a una familia", rezaba la nota de
Alejandro Páez en el Diario de Juárez. Una fotografía con el pie
"el cadáver del conductor asoma por la puerta lateral, bajo la mirada de
un militar" acompañaba a un breve texto, en realidad sin mayor
información. La misma fotografía, pero con un pie más intencionado, era
publicada por A.M. de Guanajuato:
"Inocentes. Un soldado observa uno de los cuerpos
dentro de una combi, luego de que el Ejército abrió fuego contra un
vehículo por no obedecer una señal de alto; en el incidente murieron dos
hombres, una mujer y una niña. Luego del hecho se ordenó a la prensa
mantenerse alejados del lugar".
En el Diario de Yucatán, la fotografía del
militar ante el vehículo tenía un pie más completo y menos prejuiciado:
"Un soldado vigila una camioneta en cuyo interior
permanecían los cadáveres de dos hombres, una mujer y una niña. Soldados
de una base en las afueras de San Cristóbal dijeron que abrieron fuego
contra la camioneta porque el conductor se rehusó a detenerse en un
retén militar en la carretera. El conductor del vehículo yacía en el
asiento delantero con un revólver en la mano, pero no había otras
señales de armas o de algún vínculo con los guerrilleros".
Un tratamiento informativo así de completo a pesar de
su brevedad, resultaba poco frecuente enmedio de tantas confusiones. El
Diario de Yucatán, como hemos visto, en pocas líneas describe la
imagen, ofrece citando su fuente la versión de la negativa del chofer a
detenerse y menciona la condición en que esa persona fue encontrada, con
un arma de fuego pero sin otras señales de pertenencia al EZLN. No había
juicios, sino datos, en esa descripción.
A diferencia del diario yucateco, la mayoría de los
medios aceptó únicamente la versión más dramática sobre la balacera
sobre la combi: aquella que sugería un abuso por parte de tropas
del Ejército Mexicano. Se trataba de "un caso de abuso", juzgaba en
Guadalajara Siglo 21 aunque más adelante reconocía la existencia
de otras interpretaciones sobre ese terrible incidente. Se trataba de
gentes que "huían de los combates", aseguraban ese y otros diarios,
desdeñando la hipótesis de que en la camioneta iban soldados zapatistas
que habrían sido quienes iniciaron el fuego.
En la ciudad de México, también hay un tratamiento
informativo diverso, y hasta contradictorio. unomásuno publica
ese día, en su página 7, un par de fotos que muestran a dos cadáveres,
acompañadas del texto siguiente:
"Miembros del EZLN que intentaban hiir en una combi
del servicio colectivo fueron abatidos por elementos del Ejército".
Ninguna nota ampliaba esa información.
Reforma, en su primera plana, presenta la
fotografía del conductor muerto, con el pie:
"Soldados ametrallaron a civiles frente a la sede de
la 31a. zona militar".
Junto, una nota titulada: "Matan soldados a civiles".
En El Universal, el asunto queda relegado a la
página 17, en la que dos fotografías, la del conductor con la pistola en
la mano y la de otro cadáver, aparecen con los siguientes pies:
"En las afueras de las instalaciones de la XXXI zona
militar, elementos del Ejército dieron muerte a un miembro del EZLN que
no atendió la orden de detener el vehículo en que viajaba".
El pie de la otra foto, relataba:
"En la parte trasera de una camioneta combi quedó el
cadáver de un subversivo que, acompañado de otros sublevados, intentó
llegar a la XXXI zona militar".
El mismo asunto, en El Financiero, merece una
nota en la página 35. El Heraldo, en la página 3, publica
fotografía y una breve información. En contraste con ellos La Jornada,
junto con Reforma, es el diario que más destaca el asunto. En su
primera plana, publica entre otras la siguiente cabeza:
"Vehículo tiroteado frente a una base militar; al
menos cinco muertos".
La nota correspondiente, en la página 3, señalaba
que:
"En horas de la madrugada, sobre las proximidades del
cuartel de Rancho Nuevo, trigésima primera zona, fue atacada una combi
de color blanco; se supo que allí fallecieron por lo menos cinco
civiles, entre los que había una menor de ocho años. El vehículo
provenía originalmente de Comitán; sin embargo las versiones sobre los
motivos de su circulación por tal lugar y hora son todavía
contradictorias".
Meses después del incidente en El Corralito, lo único
que se sabía con exactitud es que en la balacera sobre la camioneta de
pasajeros murieron varios miembros de una familia, entre ellos al menos
una mujer y una niña. Si los pasajeros eran o no miembros del EZLN o si
el fuego se inició desde la camioneta o en torno a ella, son datos sobre
los cuales existieron varias versiones y, así, varias interpretaciones.
Muchos medios de información, dictaminaron pronto y se quedaron con sólo
una de las versiones posibles.
Jueves 6 de enero: el mundo político reacciona
Jueves 6: El presidente Carlos Salinas, en un mensaje
a la nación, ofrece su primera interpretación sobre los acontecimientos
de Chiapas. Profesionales de la violencia nacionales y un grupo
extranjero, ajenos a los esfuerzos de la sociedad chiapaneca, "asestaron
un doloroso golpe a una zona de Chiapas y al corazón de todos los
mexicanos", dice Salinas. En ese conflicto, asegura, "avanzamos
firmemente", aunque la situación es todavía delicada. El gobierno ha
buscado proteger a la población civil y restablecer el estado de
derecho, dice el mandatario.
Ese mismo día, comienzan a producirse los primeros
hechos de violencia, fuera de Chiapas, aparentemente relacionados con el
alzamiento del EZ. En Michoacán, a 10 kilómetros de Uruapan, son
derribadas dos torres de alta tensión. Otra más, a 20 kms. de Esperanza,
Puebla. Los hechos se atribuyen, al menos inicialmente, al Ejército
Zapatista. El suministro de energía se mantiene en todo el país, asegura
la Comisión Federal de Electricidad. Mientras, en Chiapas, hay
enfrentamientos aislados en Ocosingo y San Cristóbal. El Ejército
Mexicano refuerza sus retenes. En San Felipe Ecatepec, al oeste de San
Cristóbal, un grupo de 400 miembros del EZ abre fuego contra tres
aviones y dos helicópteros, que resultan dañados.
La Secretaría de la Defensa Nacional expresa sus
primeras reacciones ante las acusaciones sobre ataques a la población
civil. Asegura que en ningún momento el Ejército Mexicano ha actuado, ni
lo hará, sobre poblaciones y comunidades civiles. La Fuerza Aérea,
aclara, ha tomado parte en apoyo de un batallón que se encontraba en
inferioridad numérica.
Los combates prosiguen y se inician las primeras
acciones judiciales, aunque no siempre legítimas y que expresan la
confusión que hay tanto sobre la identidad de los nuevos zapatistas,
como a propósito de los delitos que han cometido. Ocho miembros del EZLN
son consignados y enviados al penal de Cerro Hueco y otro más, menor de
edad, queda a disposición del Consejo Tutelar. Ese día, se anuncia que
el Ejército Mexicano detiene a Peter Pitcher, biólogo venezolano, al que
confunden con el subcomandante Marcos. Poco después, el venezolano es
dejado en libertad por falta de pruebas.
También ese día, jueves 6, en las redacciones y
corresponsalías de varios medios informativos en la ciudad de México es
recibido El Despertador Mexicano, periódico del EZLN impreso con
profesionalismo, en offset, a dos tintas y en 20 páginas. Allí se
reiteran las aspiraciones del EZ por trabajo, techo, alimentación,
etcétera y se dice que habrá "ley de impuesto de guerra".
El Chiapas, el Congreso estatal aprueba las reformas
constitucionales para que la elección de gobernador sea en agosto
próximo. Y en la ciudad de México, el priísta Luis Donaldo Colosio
propone una declaración de todos los candidatos presidenciales en contra
de la violencia. Cuauhtémoc Cárdenas hace un llamado similar para
convocar al cese de hostilidades, entre otras medidas. Durante varios
días, hay una disputa por la paternidad de esa iniciativa (que fue
Colosio quien la propuso en primer término) y los candidatos no llegan a
ningún acuerdo sino hasta casi concluído el mes de enero.
Del jueves 6 al viernes 7, en televisión y prensa
Todos los espacios informativos, como es natural, dan
prioridad al mensaje del presidente Salinas. Los noticieros principales
de los canales 2 y 13, la noche de ése jueves 6, lo destacan como la
nota principal y lo transmiten completo, durante siete minutos. En
cambio, para Enlace de Canal 11 la noticia principal fue otra
declaración de Salinas y solamente ofrece un resumen del mensaje
originado en Los Pinos.
La declinación en las ofensivas del EZLN, son el tema
que, en orden de importancia, ocupa luego al noticiero 24 Horas.
Dice el reportero Daniel Flores Meneses, que:
"El Ejército, que ocupa Ocosingo, espera que los
elementos del grupo armado que aún permanecen en casas con familias
enteras como rehenes, se rindan".
Sin embargo no se ofrece ejemplo alguno de familia
secuestrada por miembros del EZ. Más adelante, se presenta la opinión de
un indígena de Oxchuc que repudia a los que considera "traidores a la
patria" y a quienes quiere "que se castigue con todo el peso de la ley".
La imagen es impresionante, porque sugiere que el EZLN no tiene el apoyo
de los indígenas de Chiapas, como se ha llegado a pretender en otros
medios. Jacobo Zabludovsky había presentado a ese individuo, al comienzo
del noticiero, como uno de varios "representantes de diversas etnias de
Los Altos de Chiapas". Pero, al parecer esa opinión, aunque posiblemente
significativa, no era la de un delegado sino de indígena sin
representación.
En el noticiero del Canal 13, el conductor Javier
Alatorre deja de hacer las "reflexiones" que había venido presentando
durante toda la semana. Se ofrece, así, un panorama menos editorializado
de los acontecimientos en Chiapas, por parte del conductor. Ello no
impide que se manifieste la queja de uno de los reporteros, por las
dificultades que les ha impuesto el Ejército para llegar a la zona del
conflicto.
"Los representantes de la prensa ya no tenemos acceso
a la zona dinde aparentemente la fuerza armada lleva a cabo una
operación de limpieza de los rebeldes", dice un enviado del Canal 13, lo
cual sugiere que crecerá la suspicacia sobre violaciones a los derechos
humanos. Incluso, se asegura: "Hay evidencias de ejecuciones y tiros de
gracia a rebeldes detenidos". Más adelante se informa que Jorge Madrazo,
el presidente de la CNDH, atiende quejas por violaciones a los derechos
humanos. La información es completa pero algo parcial: primero, como
queja personal, el reportero dice aunque sin evidencias, que hay recelo
sobre el respeto a los derechos humanos y que los informadores no pueden
atestiguar sobre presuntas arbitrariedades. Luego, se comenta que
Madrazo está presente para recibir denuncias.
En la prensa escrita, casi toda, las cabezas
principales se asignan al mensaje del presidente Salinas. Unicamente
El Financiero y La Jornada son la excepción. El primero,
publica: "Ajustes en lo social: empresarios", refiriéndose a una
declaración de dirigentes patronales. La cabeza principal de La
Jornada se dedica a los atentados en Michoacán y Puebla: "Derriban
rebeldes 2 torres de la CFE". Esa información no aparece en Excélsior,
ni en El Universal.
Viernes 7. El EZLN adquiere densidad informativa
Así, llegamos al viernes 7 de enero. Ese día, en un
nuevo comunicado que presenta la subsecretaria de Gobernación Socorro
Díaz, se dice que el EZLN tiene una vasta estructura militar y logística
que incluye varios centros de adiestramiento. En Ocosingo, Las
Margaritas, Comitán, Altamirano y Chanal, las actividades del EZ eran
conocidas desde 1993, admite en un extenso y detallado informe sobre ese
grupo y su organización militar. El gobierno mantiene la voluntad para
"tratar con benevolencia o incluso lograr el perdón" para quienes fueron
incorporados bajo presión a las filas del EZLN. Por su parte, en la
única declaración que formulará en el curso de esta crisis, el
secretario de Gobernación, Patrocinio González Garrido, dice que la
violencia es negación de la política.
Ese mismo día, el Ejército Mexicano cerca el área
comprendida por los municipios de Oxchuc, Altamirano, Ocosingo y
Huixtlán. Además, penetra en las comunidades de Chanal y Morelia. Hay 2
oficiales y 3 elementos de tropa muertos, así como 61 muertos de los
"transgresores", informa la Sedena. Por su parte, la PGR anuncia que en
los exámenes de criminalística practicados en 30 cadáveres encontrados
en Ocosingo, sólo cuatro personas presentan tiro de gracia, producido
por armas que no son reglamentarias del Ejército Mexicano.
El Ejército Zapatista, en un comunicado, se atribuye
el atentado contra las torres de electricidad. Mientras, una oleada de
rumores y llamadas telefónicas ocasiona el desalojo de numerosos
edificios públicos en la ciudad de México y, en menor medida, en otras
ciudades del país. En el DF, el edificio de la Bolsa de Valores es
desalojado con la versión de que se trata de un simulacro. Allí mismo,
la jornada bursátil cierra con un avance de 22 puntos, luego de una
caída de 100 unidades al comienzo de la semana. Y en otro documento,
firmado por el "Comité Clandestino de los Pueblos Indígenas en Lucha",
presuntamente a nombre del EZLN, se solicita la mediación de la
guatemalteca y Premio Nobel Rigoberta Menchú, del periodista Julio
Scherer y del obispo Samuel Ruiz. Sólo este último aceptará dicho
encargo.
En vivo desde San Cristóbal. Dimensión de los ataques
aéreos
El tema de los ataques aéreos sigue ocupando espacios
en la televisión de esa noche. 24 Horas adelanta, en su resumen
del viernes 7, que:
"Aviones del Ejército Mexicano bombardearon durante 2
horas a grupos armados en el cerro de Tzonzehuitz".
Más tarde, en nota del reportero Enrique Hernández,
se repite esa información. En la pantalla se aprecia un avión en vuelo
y, desde él, ráfagas de disparos. Al darse lectura a un boletín de la
Defensa Nacional, se dice que "un grupo de aproximadamente 400
transgresores armados abrieron fuego contra tres aviones y dos
helicópteros..."
Poco antes, en el noticiero de Televisión Azteca, se
decía que:
"Por tercer día consecutivo aviones y helicópteros
disparan cohetes contra los insurrectos replegados en la montaña..."
Aparentemente, una de las consecuencias de esos
disparos fueron daños en una torre repetidora del Canal 13, aunque la
información al respecto no fue clara. La locutora Marisa Escribano dijo
que cuando los "rebeldes emboscaron en la montaña a un comando militar",
había sido afectada "la zona del enfrentamiento donde estaban
trabajadores... todos los trabajadores del Canal 13". Luego se escuchó
al reportero Samuel Prieto, quien explicó que dicho canal, en aquella
zona chiapaneca, "salió del aire durante el medio día, las transmisiones
se restablecieron más tarde". El mismo enviado, se dio espacio para
formular:
"un cuestionamiento más sobre el respeto a los
derechos humanos; no sólo por Marco Antonio Díaz (trabajador de Canal
13) que al menos en el momento era el único que se encontraba en la
repetidora, sino por los habitantes que permanecieron en Tenejapa, donde
el riesgo es también grande".
Los televidentes se quedaron, así, con dos versiones.
Una, señalaba que en la estación afectada se hallaban todos los
trabajadores del Canal 13. La otra, aludía solamente a uno. Pero además,
las dimensiones del problema quedaron oscurecidas por la preocupación
que los conductores y el reportero manifestaban por sus compañeros en
aquella estación repetidora.
Esa noche, 24 Horas informa que sus enviados
han logrado transmitir en vivo desde San Cristóbal. Daniel Flores
Meneses y Enrique Rodríguez aparecen en una calle del centro de esa
población pero en realidad su esfuerzo para llegar e instalarse con todo
y su voluminoso equipo de transmisiones es improductivo, al menos esa
noche, porque no informan ni un solo dato sobre el conflicto bélico. "El
gobierno no dio ninguna información", "Las clases en las escuelas siguen
paralizadas", "La situación sigue siendo tensa", "Es una ciudad muy
fría", "Gracias al Ejército que nos dejó meter el tráiler que transporta
la unidad terrena de Televisa", son algunas de las principales
expresiones en 6 minutos de transmisión.
El informe de la subsecretaria Socorro Díaz sobre el
EZLN, presentado esa misma noche, fue mencionado en la segunda mitad de
24 Horas y por espacio de tres minutos. El reportero Raúl René
Trujillo destacó la preparación profesional del Ejército Zapatista, cuya
"estrategia operativa en 1993 consistió en propiciar la invasión de
propiedades y generalizar la violencia". Desde ese año tiene presencia
en cinco municipios y cuenta con 15 centros de adiestramiento y "ya se
tiene identificados a muchos de sus dirigentes".
Acto seguido, Zabludovsky hace un comentario tan
breve como contundente:
"Nos estamos enterando ahora de lo que se sabía desde
hace mucho tiempo. Una enorme organización, de vieja preparación y un
intenso entrenamiento en una amplia zona de Chiapas".
Niega con la cabeza y encoge los hombros para
rematar: "Se sabía".
La preocupación de Zabludovsky fue compartida por
numerosos comentaristas que, en la prensa escrita, se preguntaron una
vez y otra por qué el gobierno federal, sabiendo de la existencia del
EZLN, había negado antes que existiera un grupo armado y, sobre todo, no
había actuado en congruencia con ese conocimiento. Una de las
consecuencias, sería el cambio de autoridades, especialmente de la
Secretaría de Gobernación, que tendría lugar cuatro días más tarde. Por
lo pronto, la descripción del EZLN ofrecido por la subsecretaria Socorro
Díaz permitió conocer el perfil de un grupo bien armado, preparado, con
tareas de proselitismo, con rangos y organización militates. No se
trataba, según quedaba claro para entonces, de un grupo de improvisados,
sino de un ejército entrenado durante largo tiempo y dispuesto, como en
su desafío del día primero había quedado de manifiesto, a una guerra
larga.
Así parecía, al menos, casi a punto de terminar la
primera semana del conflicto. Esa noche del 7 de enero, el noticiero
Hechos de Canal 13 presentó, sin comentarios, un extenso fragmento
de 7 minutos del mensaje de Socorro Díaz. En cambio otro asunto, la
posibilidad de que los candidatos presidenciales formulasen una
declaración conjunta en favor de la paz, era presentado en Canal 13 como
un hecho trivial, o trivializable. Dice el reportero Francisco Rubio,
queriendo ser imaginativo:
"Como si fuera un tórrido romance de telenovela, los
candidatos a la Presidencia de la República del PRI, PAN y PRD,
intercambiaron misivas tendientes a restablecer una declaración
conjunta".
Esa idea exclusivamente romántica que el reportero
tiene de los intercambios epistolares, le quitaba importancia al hecho
de que personajes de signos políticos muy distintos estuvieran casi
dispuestos a firmar un mismo documento. Tal noticia, 24 Horas la
presentaba con mayor sobriedad, explicando quiénes habían aceptado las
iniciativas que, de manera casi simultánea, el día anterior habían
expresado Luis Donaldo Colosio y Cuauhtémoc Cárdenas. "Poco a poco
parece que se ponen de acuerdo para condenar unánimemente los candidatos
a la Presidencia lo que está ocurriendo allá en Chiapas", finalizaba
Zabludovsky.
Atentados, especulaciones, titulares y conspiraciones
La madrugada del sábado 8 de enero, un coche-bomba
estalla en el estacionamiento del centro comercial Plaza Universidad, en
la ciudad de México. Sólo hay un herido leve aunque se registran daños
materiales cuantiosos y sobre todo, una enorme conmoción. Hasta
entonces, la guerra y su cauda de violencia le habían parecido lejanas a
muchos habitantes de la ciudad de México, especialmente para quienes
habían experimentado simpatía por el EZLN. De pronto, la cercanía del
conflicto provoca que esa certeza, de que la guerra es algo distantes,
comience a desmoronarse. El atentado fue reivindicado por el Partido
Revolucionario Campesino Unión del Pueblo, PROCUP, y sus consecuencias
fueron sobre todo propagandísticas.
En el curso del día, otros atentados ocurren en
diversos sitios del país. En Acapulco, una granada estalla en el palacio
municipal. Por la noche, cerca del Campo Militar Número Uno, al norte de
la ciudad de México, detona otro coche-bomba. En Tula, Hidalgo, se
notifica una explosión en un oleoducto petrolero pero no se logra
establecer si se trata de un atentado o de un accidente.
Ese mismo sábado, el antropólogo Andrés Fábregas, el
senador Eduardo Robledo y el escritor y director de Radio UNAM Eraclio
Zepeda, son designados por el Presidente de la República para integrar
una Comisión Especial que busque la participación de la sociedad en las
soluciones al conflicto chiapaneco. Mientras, el EZLN ataca de nuevo la
31a. zona militar. Varios municipios en Chiapas quedan sin electricidad
y, por otro lado, condiciones climatológicas adversas (densa neblina y
lluvia) obligan a una virtual tregua.
La primera de esas noticias, la explosión de Plaza
Universidad, alcanza a ser registrada en algunos diarios de la ciudad de
México. La Jornada la destaca como su nota principal, a pesar de
que en interiores le dedica ocho pequeños párrafos, pues el coche-bomba
estalló cuando la edición de ese, como de todos los diarios, ya estaba a
punto del cierre.
En esa misma plana, La Jornada dice que
"Sacude una extraña explosión ocho poblados de Chihuahua". Ese mismo
día, en interiores, unomásuno dice que "Se sintieron dos
temblores en Guadalupe y Calvo: daños en 63 viviendas". Es decir,
mientras un diario habla de explosiones extrañas, que en el contexto de
violencia que preocupaba al país parecían ser consecuencia de algún
atentado, en otro era posible dar la información correcta: se trataba de
temblores. Una semana después, en la sección de correspondencia de La
Jornada, apareció una carta del jefe del Servicio Sismológico
Nacional, Carlos Valdés González, quien aclaró que, en efecto, a 18
kilómetros de Guadalupe y Calvo, en Chihuahua, el 5 de enero había
ocurrido un sismo de 3.8 grados Richter.
Ese día, como todos los fines de semana, se reducen
los noticieros de televisión, que apenas en breves cápsulas alcanzan a
dar cuenta de los hechos más relevantes del conflicto, especialmente el
atentado en Plaza Universidad. Ese, y los días siguientes, abundan las
versiones de presuntas bombas en numerosos edificios de la ciudad de
México y en otras ciudades del país. Escuelas, universidades, oficinas
públicas, bancos e incluso hospitales, reciben llamadas falsas, como
parte de un clima de terror ya fuera inducido por quienes colocaron los
explosivos en Plaza Universidad, o por ocurrentes que querían
entretenerse alimentando la sicosis que durante más de una semana vivió
el Distrito Federal. Mucho más tarde, el 19 de enero, por ejemplo, los
heridos y enfermos que estaban en el Hospital de Xoco, un hospital
público, tuvieron que ser desalojados debido a una amenaza anónima. Las
estaciones de radio y televisión eran destinatarias de numerosos
telefonemas sin acreditación pero que se sumaban a los amagos o a los
rumores. La mañana del 11 de enero, entre otras varias ocasiones, José
Gutiérrez Vivó aseguró en Monitor de Radio Red:
"Todas las llamadas que tomamos de los lugares en
donde se recibieron amenazas de bomba no vamos a manifestarlas al aire.
Así que quiero señalar a los radioescuchas que tan amablamente nos han
llamado para darnos estos datos que en Monitor vamos a continuar
con la política que hemos seguido durante muchos años. Esta política es
no informar de falsas alarmas, porque lo que estaríamos haciendo es
ayudar a aquellos que diseminan las falsas alarmas. Nos parece
irresponsable usar un medio para esto. Sólo cuando una bomba sea
encontrada físicamente, o cuando una bomba llegue a explotar, entonces
sí informaremos al respecto. Mientras no".
Más tarde, en Para Empezar de Stereorey,
Carmen Aristegui se refería al mismo problema mencionando incluso el
número de casos, de los que se tenía noticia, de amenazas falsas:
"Quizá de esas 42 llamadas que se mencionaron,
algunas sí podrían tener que ver con la estrategia del grupo guerrillero
del estado de Chiapas. Pero, también, cuántas de esas llamadas no son de
gente a la que se le ocurrió hacer una broma estúpida en este marco de
incertidumbre que se genera en el país".
Por bromas estúpidas como ésas, varios jóvenes fueron
aprehendidos pocos días después. Ninguno de ellos tenía intenciones
políticas. Simplemente querían pasar el rato.
Pero regresemos a la información del atentado en
Plaza Universidad, al que seguirían algunos más en diversos sitios del
país. En los diarios del domingo 9 de enero, los bombazos son la noticia
más relevante. "Explosiones en 4 entidades", destaca La Jornada,
con tanta espectacularidad que quien solamente se conformara con ese
titular podría haber pensado que se trataba de artefactos de gran
capacidad explosiva. Afortunadamente no fue así. Tampoco eran cuatro los
estados del país afectados por hechos deliberados, al menos de acuerdo
con la información de ese mismo diario: en oficinas gubernamentales en
Acapulco había estallado una granada o un petardo, en Naucalpan se
registró en intento de ataque al Campo Militar Número Uno y estaba la
bomba en el estacionamiento de Plaza Universidad. La explosión en el
oleoducto que llega a la refinería de Tula, en Hidalgo, se había debido
a una falla técnica según Petróleos Mexicanos cuya versión es la única
que proporciona ese diario. Sin embargo, días más tarde el PROCUP
reivindica como propio ese atentado.
El regente de la ciudad de México, Manuel Aguilera,
había indicado el sábado que se estaban haciendo serios esfuerzos para
evitar, en lo posible, mayores atentados. No había alarma gratuita, pero
tampoco certezas absolutas, en esas precavidas declaraciones. Sin
embargo El Universal titula su nota principal: "Garantizada la
seguridad de los capitalinos: Aguilera".
Ese domingo, Excélsior publica con gran
despliegue una nota de cinco reporteros (Rafael Medina, Andrés Becerril,
L. Hernández, R. Victorio y M. González) en la que aparentemente se
descubre la composición interna del EZLN y la identidad de algunos de
sus dirigentes. Para entonces, a una semana de haberse conocido la
crisis en Chiapas, todos los sectores de opinión en el país se
preguntaban cómo había surgido y quiénes encabezaban al Ejército
Zapatista. Quizá más que la magnitud del conflicto bélico, inquietaban
el carácter y hasta la personalidad del EZ y sus comandantes. En ese
contexto, la información de "El Periódico de la Vida Nacional" parecía
constituir una auténtica revelación, bajo el siguiente encabezado en
primera plana:
"Identificados, presuntos líderes del EZLN; curas,
legisladores, maestros y perredistas: PGR".
Se aseguraba allí que un documento de la Procuraduría
General de la República conocido en Tuxtla Gutiérrez y enviado al
procurador Jorge Carpizo, incluía nombres de supuestos dirigentes del EZ
y de otras personas que se decía estaban sujetas a investigación, entre
ellas el obispo Samuel Ruiz. La aparente conspiración de religiosos,
activistas de izquierda y profesores chiapanecos, no aparecía demostrada
con pruebas y parecía ser, más bien, un intento para explicar de alguna
manera el surgimiento del EZLN y quizá, de paso, perseguir militantes
sociales en esa entidad.
Al día siguiente, el mismo diario tuvo que publicar
en su primera plana la aclaración del titular de la PGR, quien desmentía
que esa Procuraduría hubiera formulado el Informe al que Excélsior
hacía tan enfática referencia. "Declaraciones y falacias constituyen
el ataque más serio que se nos podría hacer ahora", consideraba Jorge
Carpizo al reconocer y precisar: "es obvio que ese documento sí existe
pero no es de la PGR".
Ese domingo, mientras se conocía el documento
erróneamente atribuído a la PGR, la misma dependencia anunciaba la
consignación en Chiapas de treinta personas, por homicidio y asociación
delictuosa. Simultáneamente, en Chiapas, una vez despejados los
problemas climatológicos se reanudaban los combates. Por octava ocasión,
el EZLN ataca la 31a. zona militar. A Tuxtla, llegan refuerzos para el
Ejército Mexicano.En la ciudad de México, la Procuraduría de Justicia
del DF informa que la dinamita empleada en el coche-bomba de Plaza
Universidad, aparentemente fue robada pocos días antes en Ocosingo,
Chiapas, a una brigada de trabajadores de Pemex. Por otro lado, en
Guatemala estallan dos pequeñas bombas, una en el consulado de México y
la otra, en un restaurante mexicano en esa capital.
Esos acontecimientos dan el tema principal a varios
diarios del DF, la mañana del lunes 10. "Estallido en un consulado;
dinamitan otra torre de la CFE", dice Excélsior en su cabeza
principal. Otros diarios, evalúan de manera distinta tales
informaciones. El Financiero y El Nacional ubican en
páginas interiores las notas sobre los bombazos en Guatemala. La
Jornada, Ovaciones y unomásuno, simplemente no
consignan tales hechos. Sin embargo, La Jornada sí informa que ha
recibido amenazas telefónicas. Ese y otros diarios, recogen el rumor de
la posible renuncia del secretario de Gobernación, Patrocinio González
Garrido, que ocurriría pocas horas después.
Abundando en el tema de los presuntos bombardeos
sobre población civil en Chiapas, La Jornada incluye el lunes 10
una nota de su reportera Matilde Pérez bajo el titular:
"Bombardea el Ejército desde hace dos días
poblaciones de la Lacandona".
Sin embargo, la reportera escribió lo siguiente:
"Según versiones de trabajadores temporales de
Petróleos Mexicanos (PEMEX) en Najá, desde hace dos días el ejército
mexicano inició bombardeos en regiones cercanas a los ejidos de El
Carmen, Estrella y poblaciones aledañas a Monte Líbano, localizados en
la selva Lacandona".
La información era indirecta, atribuída a
trabajadores que ni siquiera son identificados. Pero, además, esa
versión decía que los presuntos bombardeos estarían ocurriendo "cerca
de" y no "en" ni "sobre" las poblaciones mencionadas. Manejos
informativos como ése, que en aras de la espectacularidad noticiosa o de
la concisión necesaria en los encabezados magnificaban o simplificaban
el asunto de los bombardeos, tuvieron consecuencias en el ánimo de un
significativo sector de opinión.
Ese mismo lunes, en La Jornada se publica a
una plana un desplegado de distintas organizaciones sociales y
ciudadanos que convocan a una manifestación en la ciudad de México bajo
la consigna "¡ALTO A LA MASACRE!". Esa preocupación, movilizó a muchos
mexicanos que, de buena fe o con ganas de pensar que el conflicto en
Chiapas era más grave de lo que para entonces había resultado,
estuvieron persuadidos de que había una agresión masiva contra la
población civil. Sin embargo, como hemos visto, en los medios de
comunicación no se presentó una sola prueba, una sola imagen, un solo
testimonio documentado, de que así hubiera ocurrido. La imaginación,
estuvo por encima de la información.
Lunes 10 de enero. Cambios en las alturas. Lo que no
funcionó
El lunes 10 de enero, el Presidente de la República
dispone una serie de cambios que abrirían la posibilidad para una
negociación con el EZLN, al mismo tiempo que para una recomposición
política en el país. En reconocimiento, según dice, de "lo que no
funcionó", Carlos Salinas de Gortari designa a Jorge Carpizo como
secretario de Gobernación --en sustitución de Patrocinio González
Garrido-- y a Manuel Camacho Solís lo nombra Comisionado para la Paz y
la Reconciliación en Chiapas. En lugar del hasta entonces Procurador
General de la República es designado Diego Valadés y en el sitio que por
poco tiempo ocupó Camacho, como titular de la Secretaría de Relaciones
Exteriores, queda el diplomático Manuel Tello Macías.
Ese día, el EZLN propone cinco condiciones para el
inicio del diálogo: 1) Reconocimiento como fuerza beligerante; 2) Cese
al fuego de ambas partes; 3) Retiro de las tropas de todas las
comunidades; 4) Cese al bombardeo indiscriminado y 5) Formación de una
comisión nacional de intermediación. Al mismo tiempo, la Comisión
Permanente del Congreso de la Unión crea un grupo plural de 13
legisladores para sugerir una solución política al conflicto chiapaneco.
Y también en la capital del país, agentes de la Procuraduría General de
Justicia del DF, detienen a ocho integrantes del PROCUP, como supuestos
responsables de los atentados de los días anteriores.
Había, ya, un nuevo marco para resolver la crisis
chiapaneca. Un secretario de Gobernación conocido por su aptitud
conciliadora (y que pronto sorprendería al declararse no miembro del
PRI), junto con un comisionado para la Paz, figura de excepción para
atender una situación inédita el cual, sin ser formalmente funcionario
del gobierno fungiría como representante personal del Presidente de la
República, encabezarían respectivamente la negociación nacional con
otras fuerzas políticas y la negociación en Chiapas con el EZLN. Carpizo
y Camacho se convierten en los nuevos conductores de un proceso que
sería largo y difícil, incierto en algunos tramos, pero indispensable.
Esa noche del lunes 10 de enero, los cambios en el
gabinete presidencial y la designación de un político profesional para
hacerse cargo de la negociación en Chiapas, ocupan los principales
espacios en los noticieros televisivos. Curiosamente, sólo Hechos
de Canal 13, y en un espacio muy secundario dentro de su emisión
nocturna, da cabida a las propuestas del EZLN para iniciar el diálogo
con el gobierno.
24 Horas presenta completo el mensaje de seis
minutos del presidente Carlos Salinas y luego el conductor menciona una
declaración que, tres horas antes, había formulado Patrocinio González
Garrido: "dijo que se retira de la política y dijo que el Presidente
acordó, usó esta palabra, su renuncia".
De esta manera, se sugería que la decisión no había
sido del renunciante, sino del Presidente. La reportera Ana Cristina
Peláez le puso color, y emoción, a la salida del funcionario chipananeco
al relatar que la había comunicado "con la voz entrecortada y los ojos
llorosos", anunciando su retiro después de 42 años de servicios. Una
descripción parecida fue hecha por el reportero de Canal 13, Francisco
Rubio.
Los cambios en el equipo gobernante, fueron tomados
de varias maneras en la prensa diaria. Para unos, la nota principal era
la destitución de González Garrido: "Sale Patrocinio, asume Carpizo"
destacaba Reforma. Para unomásuno, el enfoque principal
era: "Carpizo a Gobernación y Diego Valadés a PGR". El Heraldo
cabeceaba: "Camacho buscará la paz en Chiapas; sale Patrocinio". El
Universal: "Camacho comisionado para la paz; Carpizo a Gobernación".
Otros matutinos privilegian la interpretación, ya sea
citando las palabras presidenciales u ofreciendo su propia síntesis:
"Fin a lo que no funcionó: Salinas", publica El Financiero. "Los
cambios, para evitar más violencia y restaurar la paz", consigna El
Nacional. En Ovaciones: "Cambios en el gabinete para buscar
la conciliación". El Diario de Yucatán diagnostica: "Impacto de
la rebelión de Chiapas en el Gabinete Presidencial".
El comunicado en donde del Ejército Zapatista propone
sus condiciones para avanzar hacia una tregua, recibe un tratamiento
pesimista y optimista, según el diario de que se trate. Para
Excélsior, en una nota de primera plana, la situación puede ser
descrita así: "Rechaza el EZLN las condiciones de concertación del
gobierno". Pero más que rechazo, habían existido posiciones peculiares
del Ejército Zapatista. El Nacional, también en portada, ofrece
una síntesis completa y a la vez breve: "Condiciones del EZLN:
reconocerlos como fuerza beligerante y el retiro de los militares de la
región". Reforma, con más optimismo aún, publica: "Propone
guerrilla cese al fuego". Ovaciones, indica: "Cese al fuego,
propone el EZLN". unomásuno se queda con la versión del avance
relativo, al cabecear: "Condicionan el diálogo jefes del EZLN".
Esa mañana, en Para Empezar de Stereorey, se
escucha uno de los comentarios más drásticos, de entre los que se
formularon en los medios electrónicos, sobre los cambios en el gabinete.
Pedro Ferriz de Con, asegura:
"A lo largo de todos estos años he tenido la
oportunidad de conocer muy bien lo que quiere decir entre líneas el
Presidente de la República cuando habla, y cuando dice: acepté la
renuncia de Patrocinio González Garrido como Secretario de Gobernación,
y nada más, sin hacer un elogio a su persona, ninguna acotación de
agradecimiento. Eso, para mi gusto, es el mayor reconocimiento a todas
las personas que de alguna manera, directa o indirecta, sufrieron algo
de este señor a lo largo de este período en la Secretaría de
Gobernación. Afortunadamente este señor, a partir de hoy, se dedica a
actividades privadas que espero sean muy restringidas en su actuar. El
hombre, hace daño".
Los reconocimientos a lo que no funcionó ahora
parecían unánimes, cuando antes los cuestionamientos a González Garrido,
en la mayoría de los medios, fueron inexistentes o notablemente
disimulados. Hasta entonces, el conductor Ferriz de Con no había tenido
una actitud así de agresiva sobre el desempeño de González Garrido, cuya
desgracia política aguardó para hablar mal de él.
Por lo demás, resulta significativo cómo Ferriz
sugiere que el Presidente de la República dice las cosas a medias (pues
no puede entenderse de otra manera su reconocimiento de que el
mandatario hablaba "entre líneas"). Pero además, llama la atención que
se considere que la posibilidad de saber qué es lo que realmente dice
ése gobernante es un valor periodístico cuando, de ser cierta esa
extraordinaria habilidad, no mostraría mas que uno de los rasgos de
mayor atraso en nuestra cultura política, en donde los funcionarios
todavía, de acuerdo con esa versión, siguen hablando a medias, para que
los ciudadanos tengamos que interpretarlos o aguardar a que los
personajes de los medios de comunicación nos expliquen qué quisieron
decir.
Los medios extranjeros, ahora que empezaba a
perfilarse una solución negociada, fueron tan omisos en reseñarla como,
antes, insistentes en ocuparse de los enfrentamientos armados. Esa
circunstancia no pasó desapercibida en medios mexicanos. El 12 de enero,
en Radio Red, el conductor José Luis Reyes le preguntaba al corresponsal
en Washington, Rodolfo Medina, cuál era la reacción en los círculos
gubernamentales y en los medios de los Estados Unidos ante los cambios
en el gabinete presidencial mexicano. Medina consideraba:
"Ha sido muy curioso el seguimiento que se le ha dado
a la cuestión. Francamente, ha habido mucho amarillismo en los medios de
comunicación. Tradicionalmente, como ocurre en estos casos, cuando hubo
sangre, violencia en los primeros días, ésta fue una nota de primera
plana, destacada profusamente en la televisión con imágenes que llenan
el cuadro de muertos en barrancas, de personas ajusticiadas, de sangre.
Sin embargo, ahora que ha comenzado el proceso político de negociación,
que eventualmente se ha declarado un cese al fuego, la cuestión de
Chiapas ha perdido su sex appeal, porque prácticamente ha salido
de la televisión, del radio y de los periódicos".
Suposiciones y rectificaciones. De Camacho a Fidel
Velázquez
La especulación aparece casi cada uno de los días en
el tratamiento informativo de esta fase del conflicto chiapaneco. La
nueva responsabilidad pública de Manuel Camacho Solís, es destacada en
varios medios como una nueva posibilidad para que ese personaje vuelva a
aspirar a la candidatura presidencial, opción que aparentemente había
perdido cuando, en noviembre de 1993, el PRI no lo designó a él sino a
Luis Donaldo Colosio. El 11 de enero, el cintillo de la primera plana de
Ovaciones, como si se tratase de una noticia, remite a la columna
política de Ubaldo Díaz con el siguiente llamado: "¿Resurge Camacho como
opción inesperada?". En El Financiero de ese día, la columnista
Miryam Hazán Béjar apunta la, aunque remota, posibilidad de que el ex
regente capitalino sustituya a Colosio como candidato presidencial del
PRI.
A partir de entonces, no habrá día sin que algún
espacio periodístico mencione las oportunidades, o las aspiraciones, de
Manuel Camacho para ocupar la candidatura presidencial de su partido o,
incluso, competir fuera de él por la primera magistratura. Semanas
después se vería que, en efecto, el Comisionado para la Paz tenía serios
propósitos para buscar la Presidencia de la República. Pero cabe
preguntarse en qué medida los medios de información, en especulaciones
al margen de sus tareas informativas, contribuyeron a moldear, aún quizá
antes de que existiera como tal, esa intención de Manuel Camacho Solís.
Esas versiones nunca afianzadas en fuentes claras,
pero presentes en prácticamente todos los diarios de la ciudad de México
y en algunos espacios radiofónicos, forman parte de un periodismo de
especulación, que no de información, que se ha extendido logrando cierto
éxito en nuestro país. El estilo de las columnas políticas más
tradicionales, que se benefician de la costumbre del secreto que por
largo tiempo ha padecido la política mexicana, se ha extendido a otros
espacios periodísticos. Ese estilo, aparentemente ofrece primicias, que
en realidad suelen ser rumores, y le dan a sus lectores la sensación de
que se están asomando a espacios del poder político a los que de otra
manera tendrían el acceso vedado. Se trata de un periodismo, por
llamarlo de alguna manera, que no ofrece noticias sino verdades a medias
y en ocasiones auténticas mentiras, que no informa sino deforma. Esa
forma de periodismo, ha tenido auge como espejo de la feria de
especulaciones y contradicciones que, en coyunturas de crisis como la
que se abrió con la guerra en Chiapas, se desatan en una sociedad que
apenas se encuentra en proceso de maduración. Ante una sociedad
confundida, hemos tenido en parte, un periodismo que acicatea las
confusiones. Pero también, ese segmento de la prensa mexicana a menudo
ha sido instrumento de personajes o fuerzas políticas que apuestan a
aprovechar el revoltijo entre informaciones y rumores, enmedio de los
cuales buscan filtrar las versiones que a ellos les convengan.
Las especulaciones también ocurrieron en torno a las
declaraciones de distintos personajes públicos, a veces como resultado
del ánimo sensacionalista de algunos reporteros pero, también, debido a
los retruécanos de quienes declaraban sobre el tema chiapaneco. Las
palmas por su tortuosidad, en este como en tantos otros casos, se las
llevaba el dirigente de la Confederación de Trabajadores de México,
Fidel Velázquez. El 11 de enero aparecieron declaraciones suyas con la
demanda para que el EZLN fuera exterminado. Tanto El Heraldo
de México, como El Universal, Ovaciones, Reforma
y unomásuno, publican esta nota en su primera plana y todos
coinciden en destacar la demanda de línea dura expresada por el
nonagenario líder sindical.
En esta ocasión El Nacional es muestra de
confusión: en tanto su encabezado señala "Exterminar alzados del EZLN a
través del diálogo: Fidel", la nota respectiva indica que el dirigente
obrero había dicho que "no es partidario del diálogo, sino del
'exterminio' del autodenominado Ejército Zapatista de Liberación
Nacional". Era complicado precisar cómo es posible el exterminio a
través del diálogo. Pero en la información ya desarrollada, se
recuperaba la contradicción de Velázquez entre interlocución y
exterminación. En cambio, El Financiero dió la siguiente versión:
"Yo no soy gobierno ni soy alzado. En consecuencia, soy partidario del
diálogo, no del exterminio al que está conduciendo el llamado
Ejército Zapatista de Liberación Nacional".
Los subrayados son nuestros para destacar que,
aparentemente, los reporteros de esos diarios habían conferido una
entonación distinta a las habitualmente susurrantes palabras de don
Fidel. En donde uno entendió que no habría diálogo sino exterminio, otro
pareció escuchar sí al diálogo y no al exterminio. Ese 11 de enero, en
el programa radiofónico Perfiles de la Noticia, Francisco Prieto
comentaba que las declaraciones del "vetusto líder de la CTM" sobre
Chiapas, eran "el argumento más cruel y brutal que he escuchado desde
que se dio el levantamiento armado en aquella entidad".
La versión que prevaleció fue la de la convocatoria
al aniquilamiento. Velázquez se quejó de que sus palabras habían sido
distorsionadas pero, diez días después, el 21 de enero, la CTM publicó a
plana entera, en varios periódicos, un desplegado en el que trataba de
matizar las palabras de su dirigente para insistir en que estaba por el
diálogo por encima de una solución de fuerza. Pero la transcripción que
se presenta en ese documento, es suficiente para avalar las versiones
sobre la intención exterminadora de Velázquez. Vale la pena citar en
extenso las declaraciones que don Fidel, de acuerdo con la misma CTM,
hizo a periodistas el 10 de enero. El subrayado aparece así en el
desplegado:
"Pregunta: 'Ya ha habido muchos exhortos para que
cese el fuego e inicie el diálogo, ¿usted se pronunciará también en ese
sentido... de que cese el fuego para que se inicie el diálogo en
Chiapas?'
"Respuesta de don Fidel: '...yo ni soy gobierno ni
soy alzado, así es que no soy partidario en consecuencia del diálogo
sino del exterminio de este llamado ejército zapatista, porque en México
sólo hay un ejército que es el ejército mexicano formado por gente del
pueblo y al servicio del pueblo.'
"P. '¿el exterminio del ejército zapatista significa
que tiene que haber un mayor derramamiento de sangre?'
"R. Don Fidel: 'No podría decírselo a usted, puede
disolverse mediante otros procedimientos.'
"P. '¿Cómo cuáles?'
"R. Don Fidel: 'Como los de convencer a estas
gentes que deben deponer las armas'".
Los reporteros buscaban --y obtuvieron-- una
declaración escandalosa. Fidel Velázquez, aunque luego quisiera quitarle
importancia a su expresión, había hablado de exterminio del EZLN. La
vocación de diálogo no existía en todas las áreas de la sociedad
mexicana, ni en toda la prensa. Pero confusión, había por todas partes.
Martes 11 de enero. Dándole una oportunidad a la paz
El martes 11 de enero, el comisionado Manuel Camacho
dice que en la paz, "no se puede fracasar porque fracasaremos todos".
Agrega que pese a diferir con los métodos que emplea el EZLN, "para mí
es un hecho que existe", si bien aclara que esa no es la posición del
gobierno. En otro momento, en la sede del Episcopado Mexicano, Camacho
se reúne con obispos chiapanecos y dice que "la Iglesia y sus obispos
son un factor de conciliación". Camacho, diferenciándose así de otros
actores políticos, al mismo tiempo acentuaba la singularidad de sus
posiciones y obtenía un perfil público de mayor definición. Pero
también, desde luego, al adquirir una definición más conciliadora se
acercaba a las posiciones del EZLN, lo cual era su tarea prioritaria.
Ese día, la Secretaría de la Defensa informa que hay
una disminución "notable" de enfrentamientos en Chiapas, al "no ocurrir
ningún nuevo ataque". Se insiste en que el Ejército mantiene bajo
resguardo varias localidades. La dependencia, además, de nuevo rechaza
que el personal castrense, a bordo de aeronaves, haya afectado en forma
alguna a los habitantes con supuestos ataques efectuados. "El material
aéreo ha sido utilizado para el transporte de tropa y abastecimientos",
asegura la Sedena. Sin embargo, para entonces casi nadie estaba
dispuesto a creer, en la sociedad atenta a los medios de comunicación,
que no hubieran existido ataques aéreos en este conflicto. El bombardeo
publicitario, no concertado sino consecuencia de las ganas de
sensacionalismo de algunos medios y la desconfianza de algunos
reporteros respecto del Ejército, había quedado como hecho sin pruebas,
pero apuntalado en la convicción de numerosos ciudadanos.
Pero la guerra menguaba. Los telediarios del martes
11, propagan la distensión que parece comenzar a lograrse en Chiapas en
donde, como se dice al comienzo de 24 Horas, "los enfrentamientos
han disminuido notablemente". Las declaraciones del Comisionado para la
Paz sobre la tregua que busca el gobierno, son destacadas en todos los
noticieros. Sin embargo, hay matices en la presentación de ese panorama.
Según Jacobo Zabludovsky, "hoy se cumplen 11 días de que un grupo de
individuos armados declaró la guerra al Ejército Mexicano", se decía
para dar pie a un reportaje de Rocío González Trápaga. Allí se
presentaba una imagen poco divulgada del Ejército Mexicano, al
entrevistar, por espacio de cuatro minutos, a varios de los 22 soldados
heridos que se encontraban encamados en el Hospital Central Militar y de
los cuales, se destacaba su juventud.
La imagen favorable al Ejército Mexicano y que
resultaba de esos soldados, jovencitos casi todos, heridos por el EZLN,
era complementada con los testimonios de habitantes de Ocosinso,
recogidos por el enviado Juan Manuel Ramírez, que debido a la guerra
tuvieron que abandonar ese municipio pero que reconocían la ayuda de los
militares. En contraste, se presentaba a continuación una visión adversa
al EZLN con una nota sobre el personal médico adscrito a la clínica del
Seguro Social en Guadalupe Tepeyac y que, desde el inicio del conflicto,
quedó prácticamente secuestrado por los neozapatistas. La segunda nota
en importancia en ese noticiero, después de que se insistió en la
disminución de los enfrentamientos, daba cuenta de la consignación de
los ocho presuntos responsables del estallido del sábado anterior; en
esta, como en tantas otras ocasiones, parecía que el acontecimiento
fuera la presencia de las cámaras de Televisa: "el sábado le informamos
en 24 Horas que explotó un coche bomba en el estacionamiento de
Plaza Universidad en la ciudad de México", se iniciaba la nota. La
noticia no parecía ser el estallido de la bomba, sino el que hubiera
sido divulgada a través de ese protagónico noticiero.
Distinta, era la aproximación, esa noche, del
noticiero de Canal 13: "Camacho Solís propone una tregua en Chiapas.
Disminuyen los enfrentamientos en la entidad", se decía, antes de pasar
a las declaraciones del Comisionado y a los partes militares del día. En
Canal 11, Enlace presenta un sesgo interesante cuando anuncia:
"Llama Manuel Camacho Solís a construir el proceso político en
Chiapas..." (El Comisionado había hablado de reconstruir el
entramado político en aquella entidad, pero en todo caso en este
noticiero se daba la idea de un proceso de avances paulatinos y no, como
en otros espacios, de un acto súbito, al describir el método de Camacho
para la pacificación chiapaneca).
Las declaraciones del Comisionado acaparan los
titulares del miércoles 12 de enero. "Camacho: Tregua, no al
exterminio", proclama La Jornada, con este cintillo: "Nacie
quiere más muertos ni terrorismo".
"Si fracasa la paz, fracasaremos todos", destaca
unomásuno, junto con la significativa frase del Comisionado: "Es un
hecho que existe el EZLN".
El Heraldo, de manera similar: "Si no logramos la
paz, fracasaríamos todos: Camacho".
El Universal elige la posición conciliadora:
"Necesaria una salida digna para todas las partes: MCS".
Reforma, abrevia: "Propone Camacho tregua".
Ovaciones elige el sesgo más político:
"Reconocimiento al EZLN; tregua y diálogo: Camacho".
El Nacional asume una veta interpretativa:
"Tregua y diálogo, tareas prioritarias de Camacho".
Sólo Excélsior adjudica un sitio secundario a
las declaraciones del Comisionado y prefiere una información de las
autoridades militares: "Disminución notable de enfrentamientos en
Chiapas: SDN"; en el cintillo, ese diario se refiere a una frase del
representante de la Casa Blanca: "EU no debe intervenir en el sudeste.
Si se lo pide trataría de ayudar: Jones".
11 de enero en Nuevo Momón. Oscuro ataque a
periodistas
Las dificultades de los informadores para cubrir la
guerra en Chiapas continuaban. Pero junto con ellas, prosigue el afán de
sensacionalismo buscado a partir de la exageración de hechos si bien
graves, pero de dimensiones que son exacerbadas por la preocupación de
los editores para proteger a sus reporteros, o por un protagonismo capaz
de vender ejemplares pero no necesariamente de explicar la situación del
conflicto.
La mañana del martes 11 de enero en Nuevo Momón,
Chiapas, un grupo de reporteros rebasó a una columna del Ejército
Mexicano que se dirigía a Guadalupe Tepeyac, ocupada por el EZLN. En
algún momento de ese trayecto, cuando los periodistas ya se encuentran
distantes de los vehículos militares, son vistos por la tripulación de
un helicóptero, desde el cual se disparan ráfagas de metralla. Ninguno
es alcanzado por las balas, aunque les pegan un susto que seguramente
nunca olvidarán.
El enviado de La Jornada, Salvador Guerrero
Chiprés, escribe una crónica confusa, en la que no quedan claras las
circunstancias en las que ocurrió la balacera, pero en donde se admite
que los reporteros consideraron inútil ondear la bandera blanca que
llevaban porque estaban seguros de que desde el helicóptero ya los
habían identificado. Poco antes, un general que encabezaba la columna
militar, después de ofrecerles café, les había pedido que no tomaran
fotografías. Los reporteros luego consideraron que los balazos fueron
para atemorizarlos, "que si no hicieron blanco, tan cerca, era sólo un
aviso para ahuyentarlos". Ellos mismos, decidieron no reclamar en ese
momento: "Acordaron no comentar nada con el general que les invitó el
café de la mañana".
El incidente, La Jornada lo presentó en
primera plana, con una fotografía de grandes dimensiones, obra de Omar
Meneses, en la que se veía a dos personas agachadas y con el pie:
"Momento en que un grupo de periodistas es atacado por un helicóptero
militar". Un llamativo encabezado anunciaba: "Ametrallan a periodistas".
En rigor, el titular no era correcto. Cerca de varios
periodistas se habían disparado balas de metralla, pero ninguna
directamente contra ellos, de acuerdo con la versión de Guerrero
Chiprés. No era la única distorsión en ese manejo informativo. Una
cabeza secundaria indicaba ese 12 de enero, que: "Un helicóptero del
Ejército atacó a reporteros de La Jornada, Reforma, de El
Salvador y de la tv alemana". Sin embargo la nota correspondiente, en la
página 8, rezaba: "Atacan dos helicópteros a un grupo de
reporteros en Nuevo Momón". El subrayado es nuestro; de la nota se
infiere que solamente había un helicóptero, aunque también se menciona
que luego de los disparos pasaron "dos aviones de reconocimiento" a los
que, a continuación, se califica como "dos bombarderos Pilatos" (sin
aclarar si una aeronave de reconocimiento puede ser considerada, al
mismo tiempo, como de ataque).
Ese miércoles 12, aunque en el otro diario se decía
que había un reportero suyo, Darío López, Reforma no menciona el
incidente. Hasta el viernes 14, en una nota de otro informador, Juan
José Coello, bajo el encabezado "Sigue el ejército vigilando poblados"
se dice, como de paso, que: "El miércoles por la tarde cuatro reporteros
gráficos fueron balaceados desde un helicóptero de la PGR, para evitar
que llegaran a la zona de conflictos. Ayer fue colocado un retén que
impidió el acceso a por lo menos quince vehículos de reporteros, con el
argumento de que podrían resultar heridos". La nota de Reforma,
muy disimulada y atrasada en comparación con la de La Jornada,
era evidentemente menos alarmista y, a juzgar por su información, tenía
motivos para ello. Para Reforma, la balacera tuvo efectos
preventivos, en el intento por detener a los reporteros. En La
Jornada, ese probable propósito se menciona de manera muy
disimulada. Para Reforma, la balacera tuvo lugar el miércoles 12
(cuando en el otro diario la información ya había sido noticia de
primera plana) y se originó en un helicóptero de la Procuraduría, no del
Ejército. A menos que se trate de dos hechos diferentes, aunque
parecidos, hay una enorme confusión en las dos notas.
Pero solamente hay dos notas, comparables, al
respecto. Ni El Heraldo de México, ni El Universal, ni
Ovaciones, ni unomásuno, entre otros diarios revisados,
mencionan algún ataque aéreo a periodistas. No queda claro si se trata
de un ocultamiento informativo, resultado de la ausencia de enviados de
esos diarios en el incidente, o del rechazo a informar sobre lo que les
sucedía a los reporteros de otros medios --lo cual, en ese caso, además
de rivalidad mostraría alguna mezquindad-- o si, únicamente, los
reporteros o editores de esos periódicos consideraron irrelevante la
noticia. En cambio Diario de Yucatán, reproduciendo la nota que
aparecería en La Jornada, destaca el mismo 12 de enero: "Relato
de una nueva agresión aérea contra un grupo de periodistas". Diario
de Chihuahua, también en primera página, titula "Otro ataque a la
prensa" antes de describir que, en su camino rumbo a Altamirano (aunque
la versión de Guerrero Chiprés en La Jornada decía que se
encontraban en dirección a Guadalupe Tepeyac) "A los periodistas no se
les permitió entrar. Los soldados federales dispararon ráfagas de
ametralladora para impedir que siguieran avanzando... reporteros de los
periódicos capitalinos 'Reforma', 'La Jornada', de la televisión
alemana, de El Salvador y de Perú que se dirigían hacia la zona de
combate fueron ametrallados por un helicóptero del Ejército".
Pero esa información, destacada en la ciudad de
México por La Jornada y a la que dieron cabida varias
publicaciones del interior, fue desmentida en parte y no precisamente
por autoridades militares. El 13 de enero, en su sección de
correspondencia, ese diario incluye una aclaración de Beatriz Oetling,
productora de la empresa de televisión alemana ARD, la cual dice que sus
reporteros que han cubierto los acontecimientos de Chiapas "salieron los
días domingo, lunes y martes de esa zona y no fueron jamás atacados por
el Ejército Mexicano". La productora expresó malestar porque, a raíz de
la nota de La Jornada, colegas y familiares de los periodistas de
la TV alemana se inquietaron innecesariamente. Además, advirtió una
contradicción entre el encabezado de primera plana, en donde se aludía a
corresponsales de esa televisión y la nota de Guerrero Chiprés, donde no
se les menciona en absoluto. Tampoco hay referencias, en la información
de ese reportero, a periodistas salvadoreños, como apunta la primera
plana del miércoles 12.
Radio y TV: quejas de censura, pero libertades en
ejercicio
Otro aparente amago a la libre información, se
encontraba en sendas notas, en Reforma y La Jornada que,
también el miércoles 12, decían que en diversas estaciones de radio se
había prohibido mencionar el nombre del Ejército Zapatista. En primera
plana, Reforma reproducía una circular, sin fecha, del licenciado
José Luis Chavero Reséndiz, director general del Grupo Radiorama de
Jalisco, que habría sido dirigida desde la ciudad de México a los
miembros de la Asociación de Radiodifusoras y Televisoras de Occidente.
Allí, se decía que a petición del director general de Radio, Televisión
y Cinematografía de la Secretaría de Gobernación, Alejandro Montaño
Martínez, se establecían los siguientes criterios para la información
sobre Chiapas:
"1.- No transmitir testimoniales, toda vez que crean
o fortalecen rumores.
"2.- Referirse a los rebeldes exclusivamentee como
'grupo armado', no darles ninguna otra denominación.
"3. Evitar, sin embargo, los vacíos informativos, la
desinformación. A tal efecto, se solicita transmitir prioritariamente la
información gubernamental.
"4. Proporcionar exclusivamente información
confirmada por fuentes oficiales.
"5. En el caso de que su (s) emisora (s) hayan
suspendido o disminuído los espacios informativos, se solicita se
incluyan con normalidad en la programaciónm observando los criterios ya
mencionados".
La nota en Reforma, firmada por Cayetano Frías
desde Guadalajara, estaba titulada "Dan línea a estaciones de radio" y
añadía que "fuentes de Radio Mil y Stereorey confirmaron haber recibido
estas instrucciones verbalmente". La misma carta, bajo el encabezado "Da
RTC línea a radio y TV sobre cobertura en Chiapas", aparecía en la
primera plana de El Norte de Monterrey.
En La Jornada, ese mismo día 12, una nota en
páginas interiores, sin firma, bajo el encabezado "El término Ejército
Zapatista, prohibido en radio y televisión", decía que:
"Los reporteros de radio y televisión habrían
recibido órdenes de sus jefes inmediatos de no pronunciar en sus notas
informativas el nombre del Ejército Zapatista de Liberación Nacional
(EZLN). En casos como el Núcleo Radio Mil y Canal 11, los encargados de
los noticiarios sólo permiten las palabras 'transgresores de la ley',
'grupo armado' y 'delincuentes', según testimonio de los reporteros que
laboran para esos medios. Incluso a los enviados a la zona de Los Altos
de Chiapas se les pidió que trabajaran 'notitas de color' y se sujetaran
a los boletines oficiales, a los partes de la Secretaría de la Defensa
Nacional".
Añadía La Jornada en su información sobre
aparentes prohibiciones a informadores, aunque no precisaba fuentes ni
aparecía el nombre del reportero autor de tal nota:
"Hacia finales de la semana pasada, Amado Avendaño,
del diario Tiempo de San Cristóbal de Las Casas, dejó de enviar
información a Radio Red porque le prohibieron manejar cifras de muertos
y heridos. Ahora, resultado del nombramiento presidencial a Manuel
Camacho Solís como comisionado para la paz y la reconciliación de
Chiapas, algunas estaciones de radio, entre ellas Radio Centro,
iniciaron la transmisión de editoriales en los que se aclara que el ex
canciller tiene una 'tarea muy importante' pero alejada de la cuestión
partidista, según se pudo monitorear en las emisiones de este martes. En
los cortes informativos, los conductores y locutores señalaron con
insistencia que el PRI ya tiene su candidato a la Presidencia de la
República y que Luis Donaldo Colosio será el representante priísta en
las próximas elecciones. Además, explicaron que la designación de
Camacho nada tiene que ver con el inicio de la campaña electoral de
Colosio Murrieta. Por si esto no fuera suficiente, en Radio Centro
precisaron que el PRI no va a tener dos candidatos".
El Porvenir, en Monterrey, reproducía esa
información en una página interior y bajo el título "Prohíben en radio y
TV mencionar a zapatistas". En Guanajuato, A.M. se refiere al
memorándum con el encabezado "Aplican censura a radio y TV". El
Diario de Chihuahua, lo hace en primera plana: "Controla Gobernación
emisiones de radio y TV". En Mérida el Diario de Yucatán
considera, también en su primera página: "Cambio de táctica sobre el
caso Chiapas en radio y TV".
La extraña nota de La Jornada, tan reproducida
en el interior del país aunque sin responsable específico, mezclaba
aparentes instrucciones que habrían recibido "los reporteros de radio y
televisión" (no se decía de quién, ni cuáles reporteros, de qué
empresas) aunque, luego, se citaba a Radio Mil y Canal 11. Más tarde, se
involucraba a Radio Red y luego, sin una sola cita concreta, a Radio
Centro. Por otro lado, en la información de Reforma, con sustento
documental (incluso se reproduce el facsímil de la carta firmada por
Chavero Reséndiz) se hacía referencia precisa a una indicación del
directivo de una asociación de radiodifusores. Allí se mencionaba
también a Radio MIl y, además, a Stereorey.
Había prueba de la carta, aunque no así de que la
instrucción para no mencionar por su nombre al EZLN proviniera del
titular de la Dirección de Radio, Televisión y Cinematografía de la
Secretaría de Gobernación. No obstante, el funcionario gubernamental
aludido no hizo aclaración alguna. La acusación a Montaño era
especialmente delicada, porque unos meses antes su antecesor en la
dirección de RTC, Manuel Villa Aguilera, había sido destituído luego de
una fuerte polémica (nunca del todo clara) sobre presuntas presiones en
contra de varios informadores en la radio comercial. El hecho de que, de
nueva cuenta, el director de esa oficina gubernamental encargada de la
regulación legal de los medios electrónicos ejerciera presiones
ilegítimas para condicionar u ocultar la información, aparentemente
ponía de manifiesto que en RTC seguían existiendo actitudes de censura a
la libertad de expresión. Esa conducta, de haber existido, parecía
todavía más contradictoria debido a la presencia, ahora, de un nuevo
secretario de Gobernación que se había comprometido con el derecho a la
información. Por todo ello, llamó la atención que Montaño no aclarase si
los radiodifusores que decían ser voceros de sus instrucciones tenían
razón, o si lo estaban tomando como pretexto para amagar a los
concesionarios de Jalisco que quisieran desplegar una política de
pluralidad y profesionalismo informativos.
Lo que sí pudo constarse es que, a pesar de
indicaciones expresas como las contenidas en la carta reproducida por
Reforma, o en sugerencias no comprobadas como las que fueron
aludidas en La Jornada, en los medios electrónicos, tanto como en
los impresos, hubo abundante información, y además opinión, sobre el
conflicto en Chiapas. Lo mismo en Radio Red, que en Stereorey y en
muchas otras radiodifusoras, las menciones explícitas al EZLN fueron
cotidianas. Incluso en la radio estatal, dependiente de la Secretaría de
Gobernación, como fue el caso del noticiero Antena Radio transmitido por
una red nacional encabezada en la ciudad de México por XEB, las
menciones al Ejército Zapatista eran constantes y sin censura alguna,
tanto en la información como en el análisis. El conductor de ese
espacio, Carlos Ramos Padilla, sostuvo frecuentes diálogos con actores
del conflicto y con analistas políticos que no tuvieron limitaciones
para decirle zapatistas a los zapatistas y ejército al EZLN.
Los reporteros de Canal 11 se inconformaron con la
sugerencia de que padecían censura. En carta publicada el 14 de enero y
enviada al director de La Jornada, expresan:
"nuestra molestia e inconformidad por la nota
publicada en el rotativo a su cargo... tal información es completamente
falsa, ya que nadie en la plana de reporteros de Canal 11, incluídos
corresponsales y enviados especiales, ha hecho declaración alguna sobre
el particular a ningún medio, y además, si el autor de ese texto
(curiosamente la nota no está firmada) tuviera la precaución de revisar
las emisiones informativas de Enlace, se podría percatar de que
en este noticiero se ha mencionado con mucha frecuencia y en múltiples
reportajes el nombre del 'ejército zapatista' como tal, a la vez que
sinónimos como 'guerrilleros', 'grupo insurgente' etcétera".
Los reporteros Aura María Vidales, Laura Simón
Ugalde, Daniel Ruiz Delgadillo, Mariano Cruz, Rubén Carrillo, Adrián
Capula, Rhual Silva y Luis del Valle, manifestaban preocupación porque
notas como aquella con la que se inconformaban,
"afectan la credibilidad de nuestro medio, el cual
mucho se ha esforzado por brindar a los televidentes una nueva opción de
auténtico periodismo electrónico crítico y plural".
Sobraba tensión y faltaba precisión. Reconociendo ese
panorama el 11 de enero, en su noticiario vespertino de Stereorey,
Javier Solórzano había sintetizado, y opinado:
"Creo que está bien que la sociedad se manifieste en
la calle en su óptica, que los periodistas busquemos la información,
pero me parece que el exceso en una circunstancia de esta manera, es
delicado. Es decir, los periodistas no podemos jugar a lo que sucede en
Chiapas, esperando la sangre por la sangre misma. Creo que tenemos que
apelar de nuevo a los viejos cánones de la información y batallar muy en
serio por lo que es la información de lo que sucede, además de ser muy
puntuales. No se trata, evidentemente, de defender al Ejército Mexicano
--sería un error--, pero tampoco se trata de defender por antonomasia al
EZLN".
Cese al fuego, decisión política y también militar
Miércoles 12 de enero. El Presidente Carlos Salinas
de Gortari determina el cese al fuego, de manera unilateral, por parte
del Ejército Mexicano y precisa que el instituto armado sólo responderá
si es atacado. Por su parte, el EZLN saluda la iniciativa del cese al
fuego y suspende toda operación defensiva, pero no entrega las armas.
Habpia tregua. Había un espacio para buscar la paz.
Ese miércoles, Manuel Camacho llega a Tuxtla
Gutiérrez donde lo recibe el obispo Samuel Ruiz y de inmediato se
traslada a San Cristóbal. Ahí, en referencia a los zapatistas, señala
que está dispuesto al diálogo "en el momento que ellos lo consideren" y,
de forma simbólica, encabeza una caravana por la paz.
Están creadas ya las condiciones para gestionar una
negociación entre el gobierno y el EZ. El cese al fuego, con
interrupciones poco significativas, es un hecho. Las hostilidades,
iniciadas el primero de enero pero que el Ejército Mexicano respondió
hasta el día siguiente, no duraron siquiera dos semanas.
Hay, entonces, la creación de un entramado
institucional para facilitar las negociaciones que aún tardarían un mes,
pero que ya desde entonces aparecen como posibles. La Secretaría de
Gobernación designa a Héctor Morales Corrales como vocero oficial en
Chiapas, en sustitución de Eloy Cantú. La Conferencia del Episcopado
Mexicano integra una comisión con siete obispos, incluidos los tres de
Chiapas quienes, se dice, servirán de enlace entre la población
chiapaneca y el Vaticano. El Comisionado Manuel Camacho se rodea de un
equipo de apoyo logístico que le permita auspiciar las conversaciones
para la paz.
Ese miércoles por la tarde, en la ciudad de México se
lleva a cabo la manifestación, del Monumento a la Revolución hasta el
Zócalo, inicialmente convocada "Contra la Masacre" pero que tiene
expresiones sobre todo de exigencia por la paz. El orador principal, el
sacerdote Miguel Concha Malo, dice entre otras cosas que "Dialogar
implica también reconocer la responsabilidad que todos tenemos en los
hechos: gobierno, autoridades regionales, locales, sociedad civil,
grupos armados" y agrega que es necesario suprimir las causas que dieron
origen al conflicto, que se reconozca al EZLN como interlocutor legítimo
y a los obispos de Chiapas como facilitadores del diálogo y testigos de
calidad en las negociaciones. Además hace consideraciones que tienden a
justificar el estallamiento de la guerra por parte del EZLN en Chiapas.
Es significativo que antes de esa marcha por calles
del DF, el Presidente de la República hubiera anunciado el cese
unilateral al fuego en Chiapas, de tal suerte que la demanda para que se
suspendan las hostilidades, repetida por muchos asistentes a la
manifestación, había perdido algo de su sentido original. De cualquier
manera, luego diversos comentaristas llegarían a sugerir que la decisión
gubernamental para el cese unilateral al fuego era resultado de la
presión social expresada en la demostración del miércoles 12. Sin
embargo primero fue la decisión de Salinas y, después, aquella
manifestación.
La tregua dispuesta por Carlos Salinas, es tema de
los titulares tanto en los noticieros del 12 por la noche, como en los
diarios de la mañana siguiente. 24 Horas y Enlace
presentan, completos, los cinco minutos del anuncio presidencial;
Hechos ofrece un fragmento. Después de las palabras del Presidente,
el noticiero de Televisa explica cómo funcionará la suspensión del
fuego, de acuerdo con la Secretaría de la Defensa y, luego, las
congratulaciones de Manuel Camacho por esa decisión. A continuación,
Jacobo Zabludovsky anuncia que: "El domingo próximo se celebrará en la
Basílica de Guadalupe una misa de reconciliación nacional".
[La promoción a un acto religioso y luego, la
transmisión de esa misa en la Basílica, podrían llegar a ser
consideradas como violatorias de las disposiciones legales sobre la
presencia pública de las iglesias y el comportamiento de los medios
electrónicos respecto de ellas. Nunca se dijo si, como exige la Ley de
Asociaciones Religiosas y Cultos Públicos, la Secretaría de Gobernación
había autorizado, expresamente y por escrito, la transmisión de esa y
otras misas. Al difundir esos actos Televisa hacía un proselitismo
religioso que, si bien con el pretexto de la paz en Chiapas, implicaba
un papel marcadamente protagónico de la jerarquía de la iglesia
católica. Pero no sería esa la única transgresión al distanciamiento que
las leyes mexicanas establecen entre la religión y la política: las
pláticas de paz, un mes más tarde, ocurrirían precisamente delante de un
altar. En tiempos de crisis, los escenarios y las reglas experimentaban
condiciones de excepción].
Pero volvamos a 24 Horas de la noche del
miércoles 12. Después del reportero no identificado que habló de los
preparativos para el acto religioso que tendría lugar cuatro días
después en La Villa, citando para ello declaraciones del abad Guillermo
Schulemburg, el conductor da paso a la información sobre la marcha que
ya había ocurrido, esa tarde, en el centro de la ciudad de México. El
reportero Francisco Patiño comenta que los asistentes fueron 15 mil
"según la policía, aunque estimaciones de los reporteros que la
cubrieron fueron entre 20 y 25 mil manifestantes". Patiño no aclara si
emplea la tercera persona para deslindarse de esa estimación, o porque
no cubrió él mismo ese evento. Luego, informa que en el mitin posterior
a la manifestación, ya en el Zócalo, "participaron 7 oradores, entre los
que destacaron el escritor Miguel Concha y Ramón D. Palomino, del
Consejo Nacional de Organizaciones Campesinas". Miguel Concha, en
efecto, fue el orador principal y por ello es extraño que en la
información de 24 Horas no se le reconociera su responsabilidad
principal, que es la de dirigente de la orden de los dominicos en
México. Aparte de escritor político, Concha es un sacerdote muy activo.
Llama la atención que en el noticiero de Canal 2 no se le atribuyera esa
investidura siendo que, un minuto antes, se había dado espacio a las
declaraciones de otro sacerdote, el abad de la Basílica de Guadalupe. De
los contenidos de ese acto público, solamente se dice que fue "en pro de
la paz".
Hechos, el noticiero de Canal 13, informa que la
marcha en el DF reunió a "más de 20 mil personas" y es más preciso en
torno a sus motivos: "fue convocada como una manifestación de protesta a
las acciones militares en la zona del conflicto; sin embargo entre los
oradores se reconoció la decisión presidencial de allanar el camino
hacia el diálogo". Enlace de Canal 11, dice que los manifestantes
fueron más de 10 mil. Este fue el noticiero más conservador en el
cálculo de asistentes, frente a los 15, 20 0 25 mil que dijo Televisa y
los más de 20 mil según Azteca.
La suspensión unilateral del fuego es el gran tema de
la prensa del día siguiente. Todos los diarios revisados en este
estudio, coinciden en destacar la decisión presidencial, ese jueves 13.
Estos son sus encabezados.
unomásuno es el más directo, en un gran cabezal:
"Cese al fuego".
El Financiero añade al autor de esa decisión:
"Cese al fuego ordena Salinas".
Reforma, con el mismo criterio: "Ordena CSG alto
al fuego" (en el cintillo: "Militares sólo responderán a ataques").
Excélsior, destaca también la responsabilidad
presidencial y agrega el nombre de la entidad del conflicto para que la
frase ajuste al tamaño de su encabezado: "Cese al fuego del Ejército en
Chiapas, anuncia Salinas".
El Universal, prácticamente con las mismas
palabras pero colocando al sujeto por delante: "Ordena Salinas al
Ejército cese al fuego en Chiapas".
La Jornada destaca el hecho de que las
hostilidades cesaban como resultado de la decisión de una sola de las
dos partes en conflicto: "Cese unilateral del fuego en Chiapas" (debajo
de un cintillo que reza: "Mensaje firme de reconciliación y paz: CSG").
Ovaciones le añade algo de mensaje político a la
noticia: "Cese al fuego; conciliación y paz para nuevos espacios:
Salinas" (y en el cintillo: "Todo quieto en la frontera sur").
El Nacional va más allá del anuncio del cese de
hostilidades y dice que ya es efectivo: "Cumplen el cese al fuego".
En el interior del país, la noticia de la decisión
gubernamental también parece concitar una nueva esperanza. Estos son
unos cuantos ejemplos.
Diario de Chihuahua: "Cese al fuego ordena
Salinas. El Ejército sólo responderá en caso de agresión".
A.M. en Guanajuato: "Alto al fuego".
Diario de Yucatán en uno de sus titulares es aún
más optimista: "A punto de comenzar las pláticas con los rebeldes".
La marcha del miércoles por la tarde, es mencionada
en sus primeras planas de manera muy destacada por Diario de
Chihuahua y Diario de Yucatán y con más discreción, pero
también en su portada, por El Porvenir y El Norte en
Monterrey.
En la capital del país, La Jornada le concede
a ese acto una fotografía en primera plana y, en interiores dice, con
precaución pero ambigüedad, que acudieron "decenas de miles". El
Financiero, que destaca vistosamente, en interiores, varias de las
nada pacifistas consignas que coreaban algunos manifestantes ("¡gobierno
asesino!", "¡los masacrados serán vengados!", "¡Absalón, Absalón, te
toca paredón!") considera, en nota del reportero Javier Rodríguez, que
éstos fueron estimados "en cien mil", si bien no menciona fuente alguna
en la que se sustentara esa evaluación.
La marcha, difícil de evaluar cuantitativamente como
ocurre en todas las concentraciones de esa índole, pero en la que
parecía una competencia de cifras supeditadas a las subjetividades,
había sido de varios miles en alguna televisora, de decenas de miles en
otras estaciones y varios diarios y así, llega a cien mil en el
periódico mencionado. También hay tratamientos informativos muy
contrastantes en medios del extranjero. Para la Agencia France Presse,
los manifestantes fueron 100 mil, en tanto que para la Agencia Reuters,
15 mil. Ninguna de las dos menciona sus fuentes. Los medios de difusión,
y sus reporteros, que compartieron alguna de las visiones extremas sobre
el tamaño de la manifestación podrían haber coreado, en parodia de una
de las consignas que más se grita en esas marchas callejeras: "¡No que
no, sí que sí, ya volvimos a mentir!".
Pero la noticia relevante, desde luego, era la tregua
en los hechos. En los medios internacionales, la disposición negociadora
del gobierno mexicano es ampliamente destacada aunque, en algunos casos,
no sin voluntarismos en favor del EZLN. El 12 de enero, la corresponsal
de CNN, relataba para el noticiero en español de esa cadena televisiva:
"El autodenominado Ejército Zapatista de Liberación
Nacional, por su parte, ha exigido que el gobierno no sólo cese el
fuego, sino que retire sus tropas de la zona y reconozca al movimiento
como fuerza beligerante. Ambas peticiones difíciles de ser aceptadas.
Sin embargo por primera vez desde que los zapatistas le declararon la
guerra al Estado de México en nombre de los pobres indígenas de
Chiapas, se vislumbra esperanza de una eventual salida pacífica al
conflicto".
Entre el sustantivo y el adjetivo, hay lugar para
confusiones o intenciones de la corresponsal. No es lo mismo indígenas
pobres, que pobres indígenas.
Tampoco era lo mismo corresponsales de guerra, que la
guerra de los corresponsales. En Chiapas, tuvimos varias realidades esa
primera quincena de enero de 1994. Una, era la compleja situación del
conflicto armado, con aristas a veces difíciles de mostrar por parte de
los reporteros. Pero otra, fue la imagen no siempre ajustada a la
verdad, matizada o de plano distorsionada por las emociomes, las
simpatías y las improvisaciones de algunos de los enviados de prensa.
Desde luego no todos: hubo quienes cumplieron con su trabajo, con menos
protagonismo y más responsabilidad. Otros, mostraron una guerra que no
necesariamente ocurría en el plano de la realidad. No fue lo mismo
corresponsales de guerra, que la guerra de los corresponsales.