El camino hacia la paz estaba siendo empedrado, fundamentalmente con
buenas intenciones. En ese trayecto las aclaraciones, ajustes de cuentas
y revisiones de la guerra que había durado 11 días, comenzaban a
sustituir a las informaciones sobre los combates abiertos. Aún había,
eso sí, un clima belicista especialmente en un sector de la opinión
editorial en la prensa de la ciudad de México. Los descubrimientos de
posibles abusos de elementos del Ejército Mexicano, o por lo menos las
denuncias que en tal sentido hacen diferentes Organizaciones No
Gubernamentales, del país y del extranjero, exacerban los ánimos de una
opinión pública, o de sectores de ella, exigente y en algunos casos
movilizada. No era, necesariamente, una opinión pública bien enterada de
lo que ocurría en Chiapas.
"Errores de comunicación". La NBC, rivaliza con
Televisa
El jueves 13 de enero, el presidente de la Comisión
Nacional de los Derechos Humanos reconoce que ese organismo no puede
descartar a priori la posibilidad de que haya fosas comunes
clandestinas, aunque hasta el momento no se ha encontrado evidencia. Ese
mismo día, Excélsior consignaba que una fosa común, en donde
fueron sepultadas 11 personas "desconocidas" y que "perecieron durante
los enfrentamientos en Ocosingo", vuelve a llamar la atención sobre la
posibilidad de que hubieran existido inhumaciones ilegales. La fosa, de
acuerdo con el diario, se encontraba en el cementerio municipal. La
noticia se vuelve denuncia. El 14 de enero, la conductora Patricia
Jannot, en Latinoamérica al Día de la cadena Telemundo-CNN,
informa que: "El periódico Excélsior de México, dijo que un grupo
de campesinos en Chiapas enterraron a solicitud de soldados a 11
cadáveres en una fosa en Ocosingo". Esa misma tarde, en el Noticiero
Univisión, de la cadena de ese mismo nombre, Jorge Ramos informa que
"Testigos presenciales aseguran que el Ejército Mexicano enterró ahí (se
refería a la fosa común en Ocosingo) a presuntos zapatistas y que
algunos de los cadáveres parecían haber sido ejecutados. Esta nueva
acusación se suma a otra hecha por un ex procurador estadounidense de
que "el número de muertos en la rebelión es superior al reconocido por
el gobierno mexicano".
También el jueves 13 Manuel Camacho señala, en San
Cristóbal, que el EZLN "no ha respondido aún a la oferta de paz hecha
por el gobierno". Anuncia que junto con Samuel Ruiz diseñará el
procedimiento y la agenda que facilite la comunicación entre las dos
partes cuyo diálogo se está buscando. El comisionado para la Paz, a
diferencia del entusiasmo que muestran algunos medios de información
(como se ha visto un poco antes) resulta cauteloso y admite que, en ese
momento, cualquier error de negociación "echaría a perder la posibilidad
de establecer una verdadera comunicación".
Lo que era un hecho, era el cese al fuego. Tras la
suspensión de hostilidades dispuesta por Salinas, ese día no hay noticia
de ningún enfrentamiento. La Defensa Nacional informa que sus efectivos
realizan labores sociales. En las zonas rurales más afectadas por el
conflicto, prosigue el éxodo de campesinos que buscan refugio. Y en la
capital chiapaneca el gobernador interino, Elmar Setzer, afirma que en
su estado "ya no existe el latifundio" y que los excedentes de tierra
para reparto son muy limitados. Otra, sería la opinión de organizaciones
campesinas de diversos signos.
Esa noche del jueves 13 de enero, la información
sobre Chiapas aparece notablemente relegada en 24 Horas, del
Canal 2. Tuvieron que pasar los deportes y las notas sobre las campañas
presidenciales para que, hasta entonces, Jacobo Zabludovsky dijera que
36 horas después del anuncio presidencial del cese al fuego, "los grupos
armados no han respondido al llamado al diálogo". Quizá la cautela del
noticiero, que pudo advertirse en otros medios, tuviera explicaciones en
la frase de Manuel Camacho que se escuchó poco después: "cualquier error
de comunicación" podía echar a perder la posibilidad de establecer el
diálogo, decía el comisionado para la Paz refiriéndose seguramente a los
acercamientos informales que él estaba buscando con el EZLN, pero en una
expresión que bien podía extenderse también a la información sobre los
acontecimientos de Chiapas.
Más tarde, el noticiero menciona "otra manifestación
en la ciudad de México" aunque se trataba de un mitin nada ordinario
para la empresa televisora, pues era frente a sus propias instalaciones.
Unas cien personas, según el reportero Eduardo Campos, pertenecientes a
la Unión Popular Revolucionaria Emiliano Zapata, se concentraron frente
al edificio de Televisa en Avenida Chapultepec para exigir "información
veraz sobre el conflicto en Chiapas". No se dijo cuáles eran los motivos
de los manifestantes para hacer tan infrecuente demanda, pero sí de dio
cuenta de un pequeño incidente:
"Durante el plantón, una piedra cayó al parecer de la
parte superior de uno de los edificios de la empresa, lesionando
levemente a un hombre de aproximadamente 32 años".
Las instalaciones de Televisa se encuentran en obra
desde hace varios meses, dijo el reportero.
Al día siguiente, en el Canal de Noticias NBC, de la
cadena estadounidense de ese nombre, la conductora Ana Luisa Herrera
leía el siguiente texto:
"Durante los levantamientos en el estado mexicano de
Chiapas, muchos periodistas, tanto nacionales como extranjeros, se han
quejado de la falta de libertad de acción para la cobertura de los
acontecimientos".
Acto seguido, Herrera mencionaba el incidente que
había ocurrido días antes, cuando un vehículo con reporteros recibió
varios disparos (aunque no queda claro a cuál de varios incidentes
parecidos, que como hemos visto ocurrieron en la primera quincena de
enero, se refiere la conductora). Esa queja de periodistas, Herrera la
relaciona con otro hecho:
"Hace un par de días en la misma ciudad de México,
varias organizaciones populares realizaron una manifestación pacífica en
protesta por lo que llamaron la manipulación y tergiversación de la
información por parte del consorcio de la televisión privada, Televisa.
Todo esto ha hecho que se ponga en duda el ejercicio de la libertad de
prensa en México".
Las dos informaciones se referían, en efecto, a
políticas de información. Pero una era alusiva a un incidente dentro de
un conflicto de guerra y la otra, a la conducta de un medio específico
de información. Al mezclarlas, la cadena de noticias en español de la
NBC mostraba un panorama parcial, como si toda la libertad de prensa,
para todos los periodistas o de manera indiscriminada, estuviera
limitada con motivo del conflicto en Chiapas. Cabe recordar que esa
cadena de noticias ha surgido como rival de Eco, que ofrece el mismo
servicio en el plano internacional. Es decir, el interés de NBC Noticias
en contra de Televisa no resultaba gratuito. En este episodio, la NBC en
español se comportaba de manera singularmente tramposa, de tal suerte
que no se distinguía en nada de los tratamientos informativos, a menudo
discutibles, que suelen imputársele a Televisa.
La frase de Manuel Camacho que mencionamos unos
párrafos antes y que 24 Horas recordaba el jueves 13 de enero,
sobre los riesgos de una comunicación equivocada, es destacada al
comenzar el noticiero nocturno de Canal 13. Pero además, ya en el cuerpo
del telediario, se presentaba una singular exhortación del Comisionado
para la Paz, en voz del reportero Francisco Rubio, "a los medios de
comunicación, principalmente a los internacionales, a no hacer análisis
simplistas de la situación que permea (sic) en la entidad". Esa
preocupación por el sesgo que están ofreciendo los medios y que no
necesariamente contribuyen a la causa de la paz, el comisionado no
volvió a manifestarla, al menos de manera tan directa.
Como si se originara en tal recomendación, el canal
de Televisión Azteca presentó, acto seguido, dos declaraciones en apoyo
a una solución negociada del conflicto chiapaneco. Primero, el candidato
presidencial panista Diego Fernández de Cevallos afirmaba que incluso
estaba en favor de una amnistía general, si se trataba de buscar un
arreglo. Luego, el analista político José Woldenberg reconocía que el
cese unilateral al fuego abría la posibilidad de resolver la crisis de
Chiapas con fórmulas políticas, al tiempo que alertaba sobre la
necesidad de atender el caldo de cultivo que generó a la violencia.
Rumbo a las pláticas de paz. Interlocutores y nuevos
actores
La paz estaba en camino, pero aún tardaría en
consolidarse. Sobre la efectividad del alto al fuego, se presentan
versiones contradictorias. Los lectores de cada diario se quedarían con
una idea diferente de los resultados del alto al fuego, según el énfasis
de cada editor.
El viernes 14 de enero, de esta manera, más que
informaciones se conocen opiniones en los encabezados de la prensa
capitalina.
La Jornada ofrece el panorama de mayor
escepticismo: "En la selva aún no hay tregua", dando crédito a dos de
sus reporteros, Ricardo Alemán y Elio Enríquez. Estos enviados, escriben
cómo presenciaron cuando artillería del Ejército Mexicano atacaba
durante diez minutos a presuntos miembros del EZLN cerca del poblado de
San Miguel.
Excélsior proporciona un escenario distinto:
"Chiapas, completa calma y reabren los comercios", refiriéndose más a
las zonas urbanas que a las áreas específicamente en conflicto.
El Nacional coincide con el diario anterior y
además ubica como fuente a las autoridades militares: "Completa calma en
Chiapas; se concentra la tropa:SDN".
Mientras se realizan las gestiones a fin de que el
comisionado para la Paz pueda entrevistarse con representantes
fidedignos del EZLN, en los medios se conoce la secuela de distintos
hechos de violencia en Chiapas. Especialmente, el asunto de los
cadáveres descubiertos en Ocosingo será motivo de nuevas definiciones.
Ese viernes 14 de enero el presidente de la CNDH,
Jorge Madrazo, admite la existencia de una fosa común en Ocosingo con 11
cuerpos aún no identificados a los que, dice, no se les practicó
autopsia. Informa que la Comisión ha recibido 231 solicitudes de
información sobre personas "ausentes" de las poblaciones de Ocosingo,
Chanal, Altamirano, San Juan Chamula, Oxchuc, San Cristóbal, Huiztán y
Las Margaritas. Al día siguiente Madrazo afirma que, de confirmarse las
denuncias contra el Ejército sobre supuestas violaciones a derechos
humanos, se presentarán recomendaciones al gobierno de la República.
Asimismo su Comisión instala dos oficinas especiales en Chiapas para
recibir y dar seguimiento a las denuncias. El presidente de la Comisión
de los Derechos Humanos solicita al EZLN que libere a los rehenes, entre
otros, al ex gobernador Absalón Castellanos.
Ante las frecuentes acusaciones que ha recibido el
Ejército responde, el sábado 15, que las imputaciones de que ha violado
derechos humanos, están respaldadas sólo por rumores y se deben a una
actitud "amarillista". Pero no todo era hostilidad declarativa. El
sábado, según también fuentes de la Sedena, un grupo de "transgresores"
disparó contra un agrupamiento del Ejército cuando éste realizaba un
reconocimiento cerca del municipio de Ocosingo.
En esa misma población, el viernes 14 había tenido
lugar la primera demostración de apoyo local en favor del Ejército y al
gobierno federal que es, de tal suerte, también en rechazo al Ejército
Zapatista: convocados por la Secretaría de Participación de la Mujer del
Frente de Organizaciones Ciudadanas del PRI, cerca de 500 personas
participan en una marcha coreando consignas como: "Que viva el Ejército
y que se vayan los derechos humanos" (sic). Sectores de la
sociedad chiapaneca que habían estado desplazados por el conflicto,
comienzan a manifestarse en busca de constituirse como nuevos y, desde
luego, interesados interlocutores.
Pero la marcha de Ocosingo, significativamente, no es
cubierta en los noticieros de la televisión del DF. La noche del viernes
14, es en realidad poco el espacio que los telediarios dedican al
conflicto en Chiapas. Apenas unos 3 minutos en 24 Horas, donde
simplemente se informa de una reunión en la casa presidencial de Los
Pinos, donde Carlos Salinas recibe al comisionado para la Paz y a otros
funcionarios. En Hechos de Canal 13, el vacío informativo le da
espacio al conductor Javier Alatorre para expresar una reflexión:
"Desde nuestra perspectiva, la negociación que ahora
se impulsa debe cuidar factores básicos. En lo político, considerar al
grupo de alzados en armas como un grupo políticamente, pero no como un
grupo paramilitar de dimensiones logísticas (sic). Debiera
además, cuidarse que estas negociaciones no abran espacios
indeterminados de tiempo que pudieran contaminar el próximo proceso
electoral. En lo jurídico, deberán observarse las disposiciones
constitucionales en materia de garantías individuales y en lo económico,
deberá analizarse cómo, pese a los cuantiosos recursos vertidos en
Chiapas, persisten todavía las desigualdades y la injusticia".
El comentario de Alatorre fue excesivamente críptico.
Parece que quiso decir que en la negociación entre el gobierno y el
EZLN, a éste debería reconocérsele como grupo político pero sin
admitírsele beligerancia militar. También, posiblemente, quiso decir que
era deseable que las negociaciones no se extendieran tanto tiempo que
afectaran a las elecciones de agosto. Pero cuando hablaba de la
observancia de la Constitución, en materia de garantías individuales, no
se sabía si estaba sumándose a las críticas a los ejércitos
contendientes por presuntas violaciones a los derechos humanos, o si
estaba pensando que la amnistía para los alzados (que ya era mencionada
por diversas fuerzas políticas como una decisión que facilitaría el
arreglo) no debía ser otorgada. El afán de opinar, en ocasiones llega a
ser motivo de mayores confusiones.
Enlace, de Canal 11, presenta esa noche escenas
de militares en Chiapas, entregando víveres, proporcionando atención
médica y auxiliando a la población. Se trataba, evidentemente, de
ofrecer una imagen favorable del Ejército Mexicano, en contraste con las
acusaciones que se hacían a esa corporación. También se trataba de
subrayar la idea de que, a diferencia del EZLN, los miembros del
Ejército Mexicano sí actuaban en beneficio de los chiapanecos. Escenas
de ese tipo, se vuelven rutinarias, en los siguientes días, en los
telenoticieros.
El sábado 15, los diarios ofrecen versiones
contradictorias sobre la designación, o la aceptación, del obispo Samuel
Ruiz como mediador en Chiapas. El comisionado Manuel Camacho Solís,
había dicho en rueda de prensa que:
"Respecto a la mediación, el EZLN ha propuesto al
obispo Samuel Ruiz en las tareas de mediación. Para el Comisionado su
participación se considera importante, cualquier planteamiento o
propuesta que a través de él se reciba, será de inmediato considerada".
El asunto parecía claro: el Ejército Zapatista
propuso a Ruiz como mediador y el gobierno, a través de Camacho, aceptó
que así fuera. Sólo que en algunos diarios la idea de que el obispo Ruiz
fuera representante del EZLN aparentemente causó confusiones.
El Heraldo de México cabeceó que "Al negociar, no
imitaremos a otros países: Camacho" junto a un titular, referido al
comisionado, en donde se decía: "Designó a Ruiz como mediador con el
EZLN".
El Universal, en su titular, decía: "Proponen los
'zapatistas' a Samuel Ruiz como mediador", sugiriendo que se trataba de
una iniciativa aún sin beneplácito de la contraparte gubernamental.
La Jornada también le confería un carácter de
incertidumbre al asunto, al cabecear "Samuel Ruiz, virtual mediador con
el EZLN".
Reforma ofrecía mayor precisión: "Aceptan a
obispo como mediador", especificando en su nota correspondiente que tal
aquiescencia había estado a cargo del comisionado Manuel Camacho.
Paréntesis. Fantasías sobre la soledad del poder
El domingo 16 de enero, el diario El Financiero
anunciaba en su primera plana una nota del periodista Rodolfo Rojas
Zea que parecía ser sensacional: "Apresura la guerrilla la soledad
presidencial", se indicaba. Allí se remitía al lector hasta la página 18
que, completa, estaba dedicada a un reportaje sobre el aislamiento en el
que, se aseguraba, había quedado el Presidente Carlos Salinas de
Gortari.
El reportero, sin precisar sus fuentes, aseguraba que
su información provenía de gente allegada al Presidente ("algunos de sus
más cercanos colaboradores", "fuentes fidedignas") y ofrecía tal lujo de
detalles que las revelaciones parecían tener verosimilitud. Rojas Zea
aseguraba que la familia del Presidente de la República había salido del
país con motivo de la crisis de Chiapas; relataba cómo, en compañía del
candidato presidencial del PRI, Salinas se había enterado, en Huatulco,
del levantamiento neozapatista del primero de enero e incluso
transcribía las conversaciones que esa madrugada el Presidente habría
tenido con varios funcionarios.
Nada de eso, o casi nada, era verdad, según se
estableció después.
Al día siguiente, un modesto recuadro, también en
primera plana, ese diario indicó que:
"El Financiero lamenta las imprecisiones de la
información publicada en primera plana el pasado domingo 16 de enero
bajo el título 'Apresura la Guerrilla la Soledad Presidencial'.
A los afectados y a nuestros lectores ofrecemos
disculpas"
Pero ¿cuáles eran las imprecisiones que motivaron tan
escuetas disculpas? ¿Cuáles los afectados, y de qué forma? ¿Se trataba
de una descalificación de toda la nota publicada por ese diario (y así,
una descalificación de su propio reportero) o las "imprecisiones"
aludidas, pero no mencionadas en la aclaración, eran unas cuantas?
No fue sino hasta dos días más tarde, el miércoles 19
de enero, cuando en la sección de correspondencia apareció en El
Financiero una carta de Miguel Angel Sánchez de Armas, director de
Difusión de la Presidencia de la República.
Viaje misterioso. En su reportaje del domingo
16, Rojas Zea y El Financiero habían publicado que el Presidente
Salinas,
"el viernes siete del actual envió a su familia fuera
de México para protegerla de la violencia que hacia entonces se
generalizaba en el país y para preservarlam asimismo, de posibles
atentados e intentos de secuestro".
Se decía que en el convivio para partir la Rosca de
Reyes, Salinas "se despidió de su familia" y que el viaje de su esposa e
hijos había sido confirmado en la escuela de la joven Cecilia Salinas
Ocelli. También aseguraron el reportero, y su periódico, que además
había viajado al extranjero el padre del Presidente de la República, don
Raúl Salinas Lozano "y su actual esposa, la pintora Martha Chapa".
El funcionario de Difusión de la Presidencia aclaró
que:
"La señora Salinas y sus hijos no 'abandonaron el
país', como falsamente escribe el reportero. Desempeñan aquí mismo
sus actividades normales e incluso, en el caso de la señora Salinas,
algunas de ellas de carácter público, como se registra con frecuencia en
los medios informativos".
(Las cursivas, en este como en los párrafos
siguientes, aparecen así en la carta de Sánchez de Armas). Poco antes,
en Excélsior, la pintora Martha Chapa había aclarado, con
disgusto, que no se acababa de matrimoniar con nadie.
Cena inexistente. En la sólo en apariencia
enterada nota que comentamos, se afirmaba que la noche del 31 de
diciembre la familia Salinas estaba reunida "en un lujoso bungalow de
Huatulco, Oaxaca", con Luis Donaldo Colosio y su familia. Allí, se dice,
se enteraron de la insurrección en Chiapas. El reportero colma su texto
de detalles sobre el convivio, desde afirmaciones nada imaginativas
("soplaba suave el viento, había aroma de mar, la terraza era bañada por
una fresca brisa", todo lo cual era previsible si se trataba de una
vivienda en la playa) hasta las bebidas que se consumieron ("bebieron un
whiskey" --sic--, "un humeante consomé, por supuesto de pavo",
"champagna Dom Perignon" de la que "había una cuarta botella enfriándose
en la hilera, pero ésta ya no fue servida"). A la mitad de la cena, se
dice, el Presidente recibió una llamada del secretario de la Defensa
quien le avisó lo que sucedía en Chiapas. Incluso, se transcribe el
diálogo que habrían sostenido Carlos Salinas y Antonio Riviello, como si
el reportero Rojas Zea hubiera estado escuchándolo en una extensión
telefónica.
Desde la Presidencia, Sánchez de Armas aclaró:
"El Presidente Salinas no pasó la noche vieja en
Huatulco. Como informaron los noticieros del 31 de diciembre, el
jefe del Ejecutivo transcurrió esa fecha con su familia en la residencia
oficial de Los Pinos".
¿Un tercer hombre?. Otros presuntos diálogos
de Salinas con los entonces secretario de Gobernación Patrocinio
González Garrido y el jefe de la oficina de Cordinación de la
Presidencia, José Córdoba Montoya, fueron transcritas por Rojas Zea. Las
transcripciones de esas presuntas charlas aparecen entrecomilladas, somo
si hubiera documentos o testigos de ellas. Además, Rojas Zea (y el
periódico, en el balazo de la nota) aseguraban que era "Inminente (la)
renuncia de José Córdoba".
Sánchez de Armas aclaró:
"Las 'conversaciones del presidente Salinas con los
señores González Garrido y Córdoba que se 'transcriben' en la nota,
no corresponden a la realidad".
Actividades ignoradas. El reportero escribió,
y El Financiero publicó, que:
"la asonada indígena en Chiapas impidió no sólo el
tradicional saludo de las fuerzas armadas del país a su comandante
supremo, como se hace todos los primeros días de enero, sino que cortó
de tajo sus habituales reuniones con José Córdoba Montoya..."
Luego se asegura, como si el reportero lo hubiera
visto, que Salinas:
"Durante el apogeo de la crisis hubo días en que, ya
sin familia, solía despachar, contra su costumbre, en mangas de camisa,
la barba azulosa en sus mejillas, a veces hasta el mediodía
habitualmente rosadas. Sólo se afeitaba y duchaba para recibir
visitantes especiales. No se separó ni un minuto de sus oficinas..."
Sánchez de Armas desmintió:
"El tradicional saludo de las fuerzas armadas no
se suspendió, cual consigna la nota. Tuvo lugar el 3 de enero en el
Salón Carranza de Los Pinos y los medios recibieron información, imagen
y audio del evento".
Se añade en la carta del funcionario de la
Presidencia:
"Tampoco la 'asonada indígena' (así calificada en el
texto de referencia) 'cortó de tajo' las actividades programadas del
Presidente, como puede constatar cualquier lector de diarios. Y por
supuesto no se suspendieron los acuerdos del primer mandatario con sus
colaboradores, como lo atestiguan todos los días los reporteros de la
fuente".
La información sobre "La soledad presidencial", era
presentada con tantos detalles que parecía verosímil. Detalles de la
vida privada de Salinas y su familia, el menú de la cena de año nuevo e
incluso el tipo de música que escucharon esa noche, el contenido de
conversaciones privadas y hasta la tonalidad que algunos encontraban en
la barba mal rasurada del Presidente, constituían docenas de detalles
que daban la impresión de que el reportero tenía fuentes tan enteradas
como confiables. No era así. Nos hemos detenido en esa nota porque
ejemplifica un tipo de periodismo que, en aras de ofrecer grandes
revelaciones, acaba por ser mentiroso. No quedó claro si la imaginación
excesiva del reportero Rojas Zea, o la intención difamadora de quien o
quienes le habrían filtrado esas informaciones, fueron el origen de su
desafortunada nota. Tampoco, quedó claro en qué medida El Financiero
revisaría sus procedimientos internos para evitar nuevas notas plagadas
de falsedades.
Situaciones como esa, por cierto, no ha sido la
primera vez que se producen a partir de informaciones falsas publicadas
por El Financiero. Los lectores de este diario se quedaron sin
saber si había una sola revelación que fuera cierta en la nota del señor
Rojas Zea. Pero sí fue claro que, en contraste con la información que
las había propiciado, las rectificaciones tanto del diario como del
funcionario de Presidencia aparecían en sitios muy disimulados. La nota
del 16 de enero, anunciada en primera plana, había recibido toda una
página. Las disculpas del editor, al día siguiente, apenas ocuparon un
espacio equivalente al dos por ciento de la primera plana. La carta de
Sánchez de Armas, apareció en la sección de Correspondencia, en la
penúltima página del diario y de manera menos vistosa que la nota a la
cual rectificaba. Aún para presentar aclaraciones, El Financiero,
en una práctica que no se distingue de las que en tal sentido emplean
otros diarios, era quisquilloso y tacaño.
Amnistía. Cuando la distensión sí es noticia
El domingo 16 de enero, el presidente Carlos Salinas
anuncia una iniciativa de ley para otorgar amnistía general a todos los
que participaron en los hechos violentos, desde el 1 de enero hasta las
11 horas del día en que se hacía este anuncio. "Cualquier acción
delictuosa en contra de la población o del Ejército Mexicano posterior a
este plazo no tendrá este beneficio", se aclaraba. Los partidos
políticos y el gobierno de Chiapas apoyan esa medida. La Ley, es enviada
al día siguiente al Congreso de la Unión. Mientras, el comisionado
Manuel Camacho advierte que el conflicto se encuentra en "un momento
riesgoso, porque puede haber provocaciones que busquen socavar el
proceso de paz" y asegura que el EZLN es fundamentalmente mexicano y
chiapaneco.
Por otro lado, en torno a los cadáveres exhumados en
Ocosingo, la CNDH asegura que en ninguno de ellos hay indicios que
permitan suponer ejecución sumaria o "tiro de gracia". La Defensa
Nacional, por su parte, acusa a "transgresores" armados de saquear
ranchos y amenazar de muerte a sus moradores e informa que las tropas
federales desarrollan principalmente actividades de labor social y
patrullaje.
La Amnistía, aún sujeta a la aprobación de la Ley que
propone Salinas, es celebrada en todos los diarios del lunes 17. Los
encabezados, por esta vez, son similares aunque no sin matices, como se
muestra a continuación.
El Financiero es sintético: "Amnistía general a
los rebeldes".
El Heraldo de México, emplea el mismo adjetivo
para referirse a los miembros del EZLN: "Amnistía para los rebeldes,
propone Salinas". Y en un balazo: "El Congreso tendrá que aprobar la
iniciativa", con lo cual se sugería que la aprobación al texto enviado
por el Presidente debería ser automática. No ocurrió así, porque incluso
en ese tema el Poder Legislativo ejerció sus facultades para corregir
iniciativas del Ejecutivo.
Ovaciones emplea casi la misma frase: "Amnistía
general, ofrece Salinas".
Reforma, como El Heraldo, menciona la
necesidad de que la amnistía sea aprobada por el Poder Legislativo pero
es más preciso. En su encabezado principal este diario, proclama, como
otros, "Anuncia CSG amnistía". Y en un balazo: "Convocarán al Congreso a
período extraordinario".
unomásuno, da la noticia de la manera más escueta
y directa posible: "Amnistía", en un enorme titular. En otro encabezado
de portada, ubica los alcances políticos de tal medida: "Ningún pretexto
contra la paz: CSG".
La Jornada también considera que la noticia se
encuentra en una sola palabra y, en grandes caracteres, publica:
"Amnistía". El balazo sobre ese encabezado, amplía la información:
"Cubriría actos del 1 de enero a las 11 horas de ayer: CSG".
El Nacional, hace una pequeña editorialización al
explicar en su encabezado: "Amnistía general para la conciliación,
ofrece CSG". En realidad, el presidente Salinas dijo que el gobierno
había tomado el camino de la conciliación y que una de las medidas que
resultaban de esa actitud era la decisión de ofrecer la amnistía. Es
decir, esta última resultaba de la vocación conciliadora y no al revés.
El Universal, se tomaba una licencia que
aparentemente ayudaba para acotar la noticia pero que, en rigor,
constituía un exceso respecto de las declaraciones presidenciales. Sus
ocho columnas dicen: "Habrá amnistía general para los 'zapatistas':
Salinas". Sin embargo, el Presidente nunca se refirió con ése término a
los beneficiarios de tal medida. En su mensaje del domingo 16 habló de
una amnistía para "todos los participantes en los hechos de violencia
que afectaron varios municipios del estado de Chiapas, desde el día
primero de enero de 1994", pero nunca dijo "zapatistas".
Excélsior también emplea comillas para,
curiosamente, referirse a la medida anunciada por el Ejecutivo, como si
ese diario no considerase que la amnistía fuera tal, o que tuviera los
alcances que se ofrecían: " 'Amnistía General' en Chiapas, propondrá
Salinas de G.", dicen sus ocho columnas.
Cae el gobernador. Al EZLN, se le denomina por su
nombre
Los avances hacia la paz incluían compromisos para
acciones futuras y, de inmediato, señales políticas. Una de ellas, es la
renuncia del gobernador de Chiapas Eltmar Setzer ("solicitud de licencia
indefinida", es el término técnico) a quien el Congreso del Estado
sustituye con Javier López Moreno. Eso ocurre el martes 18 de enero.
Casi de manera simultánea, el comisionado Manuel
Camacho responde a la comunicación del EZLN declarando las bases, formas
y tiempos que contempla para las negociaciones. Promete el cese al
fuego, la búsqueda del diálogo a través de Samuel Ruiz y garantías para
el proceso de amnistía. Aunque no reconoce al EZLN como fuerza
beligerante, sí respeta el nombre que le ha dado identidad a ese grupo.
Asimismo, Camacho propone cambios inmediatos en la aplicación de la
justicia y respuestas sociales serias a los problemas de las
comunidades.
La aceptación de Camacho para decirle al EZLN por sus
siglas y su nombre, era una señal para facilitar las negociaciones pero
también (en un conflicto en donde cualquier símbolo puede ser entendido
según las intenciones de cada informador, o casi) fue interpretada como
síntoma de debilidad del gobierno. Ese martes 18 de enero, el enviado
del Noticiero Telemundo, de la TV estadounidense, Raúl Peimbert,
después de entrevistar a algunos miembros del EZLN, comentaba:
"En definitiva, son campesinos que tienen al mundo
sorprendido y a un gobierno en jaque. Un gobierno que primero los
calificó de transgresores y ahora los reconoce como un ejército".
Más allá de la evaluación sobre si el gobierno
mexicano realmente estaba en jaque, faltaba una reflexión capaz de
reconocer una intención negociadora, por encima de cualquier posición de
endurecimiento, en la gana de Camacho para llamar al EZ por el nombre
que ese grupo de había dado a sí mismo.
La otra vertiente en la perspectiva del arreglo en
Chiapas, que aún demoraría varios meses, son los otros actores. Un papel
nada menor en la vida social de esa entidad, aunque con poca presencia
en los medios de información, son los refugiados, o desplazados, que
tuvieron que salir de sus localidades ante la amenaza de la guerra, o
las intimidaciones reales que ya recibían por alguna de las fuerzas en
conflicto.
La atención a esos refugiados, también es motivo de
demostraciones de propaganda. El 18 de enero, la entrega de despensas y
la dotación de servicios médicos por parte de la Secretaría de la
Defensa Nacional a 600 desplazados, en Las Margaritas, es motivo de una
amplia cobertura en los medios electrónicos. Además, las autoridades
militares indican que han recibido denuncias sobre actos vandálicos por
parte de grupos armados.
Otros protagonistas de la crisis son los miembros de
grupos indígenas y campesinos, no sólo de Chiapas, que se han organizado
o cuyas organizaciones, cuando ya existían, se expresan como un sector
distinto de los que se encuentran en el conflicto armado. En reunión con
el titular de la Secretaría de Desarrollo Social, Carlos Rojas,
dirigentes de campesinos indígenas de Oaxaca, Veracruz, Guerrero y desde
luego Chiapas, agrupados en la Coordinadora Nacional de Pueblos Indios,
piden se les incluya "como actores, no comparsas" en la Mesa de Atención
Social que estudiará los problemas económicos y la marginación en esas
entidades.
La renuncia de Setzer y la inmediata toma de protesta
por parte de López Moreno, son reseñadas ampliamente en los noticieros
nocturnos de ese martes 18 y compiten con la información sobre la
respuesta de Camacho al EZLN. 24 Horas y Enlace,
consideran más importantes las declaraciones del Comisionado para la Paz
y dejan en un segundo término la asunción del nuevo gobernador de
Chiapas, que en cambio en Hechos de Canal 13 es la nota
principal.
Así también, los diarios de la mañana siguiente
dividen sus preferencias entre ambos asuntos. Aunque la mayoría había
otorgado un día antes el encabezado principal a las demandas del EZLN,
la respuesta del enviado presidencial no les merece la misma atención.
La Jornada y Reforma destacan la
sustitución del mandatario chiapaneco: "Cayo Setzer, López Moreno, a
Chiapas" y "Cae gobernador de Chiapas".
El Nacional elige otro sesgo, "Ya hay nuevo
gobernador; despachará en Ocosingo", a partir de una declaración de
López Moreno que, luego, el mismo nuevo gobernador trató de matizar.
En cambio Excélsior ("Participación política,
ofrece Camacho al EZLN"), El Heraldo de México ("Permitiría la
paz realizar cambios que urgen") y El Universal ("Salida política
o la violencia dividiría a los pueblos: MCS") dan el primer sitio a la
contestación del comisionado para la Paz.
Ovaciones se inclina por enfatizar la exigencia
formal del EZLN ("Primero nos reconocen y luego platicamos"), aunque ese
día en ninguna nota de ese diario se encuentra un nuevo comunicado o
declaración del Ejército Zapatista en tal sentido: aparentemente, las
ganas de una cabeza espectacular se antepusieron a la información
contenida en esa edición de Ovaciones. Lo que ocurrió, fue que la
nota del reportero Moisés Ramírez mencionaba el mensaje del EZ al
Comisionado Camacho, que los medios habían dado a conocer el día
anterior.
Ese miércoles 19 de enero, se anuncia la creación,
por acuerdo presidencial, de la Comisión Nacional de Desarrollo Integral
y Justicia Social para los Pueblos Indígenas, que presidiría la hasta
entonces embajadora en Cuba, Beatriz Paredes Rangel. Se dice que el
objetivo del nuevo organismo, es coordinar las acciones y definir las
políticas que, en el ámbito de la administración pública, se requieren
para promover el mejoramiento de las condiciones de vida de esos grupos.
Mientras, en San Cristóbal, Manuel Camacho declara que "es necesario
pedir perdón a los indígenas, a las comunidades, por todo el sufrimiento
que han vivido" y exhorta a los chiapanecos, principalmente en la zonas
del conflicto, "a ya no molestarse unos a otros". Por su parte, Samuel
Ruiz afirma que "el único signo que nos hace creíbles a los cristianos
es el amor por nuestro prójimo y nuestro enemigo". También en Chiapas,
los juzgados de distrito tercero y cuarto del fuero común de Tuxtla
dictan auto de formal prisión a 31 miembros del EZLN que fueron
detenidos el 1 de enero. Informan que el resto de los detenidos, un
total de 89 indígenas que se encuentran en el penal de Cerro Hueco,
podrán obtener la libertad con la ley de amnistía. Mientras, 17
indígenas tzeltales de Oxchuc son liberados pero solicitan a la comisión
negociadora por la paz y la reconciliación que actúe legalmente contra
las autoridades de su municipio por haberlos acusado "dolosamente" de
pertenecer al EZLN. En Ocosingo, el gobernador Javier López Moreno
determina no trasladar los poderes del estado a este municipio (medida
que había sugerido al tomar posesión) toda vez "que no existen las
condiciones físicas para ello".
La tregua se mantiene, pero aparentemente es muy
frágil. Ese miércoles 19, la Secretaría de la Defensa informa que "los
transgresores" planean atacar las poblaciones de Yajalón, Sabanillas y
Venustiano Carranza. Asimismo, dice que ha recibido denuncias de
habitantes de San Cristóbal en el sentido de que "un grupo de 20
individuos armados que se cubrían el rostro" robaron, el pasado 17,
numerosas cabezas de ganado en un rancho denominado San Marcos.
En tanto 24 Horas otorga el primer sitio a la
noticia de la instalación de las cámaras de Diputados y Senadores para
discutir la iniciativa de amnistía y luego a la presencia de López
Moreno en Ocosingo, el noticiero Hechos de Televisión Azteca
considera como nota más importante la denuncia de la Sedena sobre
posibles nuevos ataques del EZLN. Enlace, del 11, también destaca
en primer término la apertura de los trabajos legislativos. La creación
de la Comisión de Desarrollo Indígena ocupa un sitio secundario en los
telediarios. La información comienza a escasear, conforme el centro del
conflicto se dirime en acercamientos privados, entre el representante
del gobierno y los voceros del EZLN. En varios momentos de este periodo,
durante toda la segunda mitad de enero y la primera de febrero, la
pobreza informativa desespera tanto a los periodistas que, en ocasiones,
ellos mismos se presentan como protagonistas de los acontecimientos. Hay
muestras de imaginación y talento, pero también de profesionalismo
escaso, entre los centenares de enviados de prensa a San Cristóbal de
Las Casas.
Del jueves 20 al domingo 23 de enero. Perdonadores,
informadores y rehenes
La Ley de Amnistía cuya proposición había anunciado
el domingo anterior el presidente Salinas, es aprobada jueves 20 de
enero por la Cámara de Diputados, con modificaciones de fondo que la
"flexibilizan" y precisan alcances, términos y plazos en su aplicación.
Se pretende que con la Ley se beneficien todos los que participaron en
el levantamiento armado entre el día 1 y las 15 horas del día 20 de
enero. Se elimina el plazo de 30 días que se decían en el proyecto
original para la deposición de armas, acción que se deja sin tiempo
preestablecido. La ley de cuatro artículos y dos transitorios es
aprobada por 351 votos del PRI, PAN, PPS, PFCRN y PARM y 31 abstenciones
"razonadas", del PRD.
En el Senado de la República, el viernes 21, la
mayoría rechaza otorgar reconocimiento de fuerza beligerante al EZLN y
aprueba, con la abstención del PRD, la Ley de Amnistía. Al día
siguiente, sábado 22, el presidente Carlos Salinas crea la Comisión de
Amnistía y Reconciliación en Chiapas, integrada por los secretarios de
Gobernación y Desarrollo Social, así como por los titulares de la
Procuraduría Agraria y la Comisión Nacional de Desarrollo Integral y
Justicia Social para los Pueblos Indígenas. esta nueva Comisión tiene el
encargo de poner en práctica, precisamente, la Ley de Amnistía. En
Chiapas el nuevo gobernador, Javier López Moreno, envía al Congreso del
Estado una iniciativa de ley de amnistía local.
El viernes, también, el presidente Salinas había
suscrito un decreto para condonar y eximir el pago de diversas
contribuciones a 21 municipios del estado chiapaneco. Y allá mismo, el
comisionado para la Paz hacía un amplio reconocimiento al Ejército
Mexicano por su labor en Chiapas. Como se recordará, un día antes Manuel
Camacho había hablado de pedir perdón a los campesinos indígenas de
Chiapas.
Camacho, en un comunicado, fue reconocido por el EZLN
como "interlocutor verdadero". El grupo alzado ratificaba su disposición
al diálogo, aunque advertía que "podría reconsiderar" el cese al fuego
de continuar los bombardeos a poblaciones y la detención de civiles por
parte del Ejército.
En un paquete de tres comunicados y una carta
enviados a La Jornada, El Financiero, Proceso y
Tiempo de San Cristóbal y publicados el viernes 21, el EZLN les
recordaba a Manuel Camacho y al obispo Samuel Ruiz que "las condiciones
previas para el inicio de un diálogo encaminado a una solución política
justa, no se han cumplido en su totalidad, pues el Ejército sigue
violando el cese al fuego y permanece fuera de sus cuarteles". En otro
comunicado, el EZLN indicaba que la amnistía propuesta por Carlos
Salinas "es prematura en el actual proceso de diálogo, pues prevalecen
las causas políticas y sociales que originaron el conflicto". Asimismo,
como ya mencionamos antes, en una carta el subcomandante Marcos se
preguntaba "¿Quién tiene que pedir perdón y quién puede otorgarlo?". Al
día siguiente, Camacho responde o matiza: más que hablar de perdón,
estamos ante una decisión política sobre el camino más eficaz para
alcanzar la paz y dejar atrás abusos, violencia y marginación, expresa
en una nueva comunicación al EZLN.
Las cosas no eran fáciles. Por un lado, preparar la
negociación con el EZLN sin lacerar la desconfianza de los dirigentes de
ese grupo, ocupaba toda la atención, o casi, de Camacho y su pequeño
equipo de apoyo. Pero además había susceptibilidades en otros sectores
de la sociedad mexicana, y de la sociedad en Chiapas, que consideraban
que el gobierno debía acudir al diálogo con los neozapatistas en una
posición de fuerza o que, en otros casos, se quejaban por estar
marginados en una negociación que consideraban que les afectaba.
Estas tensiones se van manifestando en los medios de
comunicación. El domingo 23 de enero, Camacho apunta que hay un
"principio de empantanamiento de un proceso hacia la paz" que se refleja
en tres actitudes: los alcances y posibles obstáculos que represente la
aplicación de la Ley de Amnistía; la definición de una agenda para la
solución de los problemas chiapanecos y las implicaciones e
interpretaciones de su papel como Comisionado. Televisa transmite
completo el preocupado y preocupante mensaje de Camacho pero, en la
radio, ese domingo casi no se le da espacio. En los diarios del lunes,
tales declaraciones desatan una reacción informativa que se comenta más
adelante.
Mientras, en Los Pinos, representantes de 118
organizaciones campesinas e indígenas del estado de Chiapas presentan al
Presidente de la República un documento en donde piden la
desmilitarización de las zonas en conflicto, la amnistía para miembros
del EZLN y el reconocimiento de ese grupo como fuerza política.
Asimismo, sugieren a los zapatistas que acepten el diálogo y exigen una
nueva revisión del artículo 27 constitucional y su ley reglamentaria. En
otra de sus demandas, quieren un nuevo pacto constitucional que redefina
la relación entre los indios y el Estado.
Otros actores, aparte del EZLN por un lado y el
Ejército y el gobierno mexicanos por otro, se expresan así en el
conflicto chiapaneco. Nuevas o no siempre atendidas voces, como las de
aquellas 118 organizaciones cuyos líderes acudieron a Los Pinos,
contribuirían a ponerle acentos y matices a un diferendo que no podía
verse en blanco y en negro solamente. Otras posiciones, menos
mencionadas en la prensa aunque con presencia real en la zona del
conflicto, buscaban reconocimiento acudiendo incluso a recursos de
manifestación pública que no estaban acostumbrados a emplear. El viernes
21, en Ocosingo, un grupo de ganaderos, comerciantes y pequeños
propietarios realiza una marcha para demandar que regresen "la paz y la
seguridad" a la región. "Que se acabe, se aniquile de una vez por todas
a esos indios zapatistas", exigen, con más racismo que razones.
Y una posición más, que apenas hacia fines de enero
comienza a encontrar algunos espacios en la prensa, es la de la ARIC
Unión de Uniones, la coalición de varios millares de productores
agrícolas en la zona de Las Cañadas chiapanecas y que llegan a ser los
más sufridos rehenes de esta guerra pues, encontrándose en territorio
ocupado por los neozapatistas, no están de acuerdo con la vía de las
armas pero tampoco con la política agraria del gobierno y menos aún con
la presencia del Ejército Mexicano. El sábado 22 de enero, los
dirigentes de la ARIC-U de U piden al EZLN que permita el libre tránsito
de campesinos en las comunidades de la región oriental de Chiapas. Una
posición parecida en su origen, aunque nada demandante hacia el EZ, es
la de representantes de 278 organizaciones que el domingo 23 asisten al
Segundo Encuentro de Organizaciones Indígenas y Campesinas de Chiapas en
San Cristóbal. Declaran que "apoyan a los zapatistas", pero "no con las
armas sino con el diálogo" y solicitan la presencia, en la zona, del
Presidente de la República.
Encabezados noticiosos y la cabeza del general
La reunión de representantes de 118 comunidades
campesinas de Chiapas así como la ausencia de hostilidades militares,
aunque con algunos motivos de incertidumbre, ocupaba los espacios de los
tres noticieros de televisión que hemos analizado. Todavía, la noche del
jueves 20, cuando estas emisiones se transmitían las cámaras
legislativas se encontraban en sesión y la Ley de Amnistía no era
aprobada aún. 24 Horas y su conductor, como siempre, son muy
escrupulosos para dar a conocer con toda puntualidad las fuentes
oficiales. Incluso, se da espacio a un boletín de la Secretaría de la
Defensa sobre un asalto en la carretera a Palenque.
En Hechos, de TV Azteca (en contraste con ese
cuidado a partir del cual es posible que Televisa pierda una exclusiva
antes de ofrecer una información que contradiga las fuentes oficiales)
se desliza una versión que poco ayudaba a la causa de la paz, o a la
claridad noticiosa, cuando el corresponsal Mario Humberto Meneses dice,
desde Chiapas:
"... También en otros municipios de la costa existen
rumores del arribo de los insurrectos. Por una parte, en la región de la
costa de Chiapas se ha corrido el rumor de la presencia de estos grupos
insurrectos, los que según esto, pretenden posesionarse de la
presidencia municipal de Acapetagua y Huixtla, sin que esto se confirme
oficialmente".
Ese ataque no ocurrió. La televisión no fue ajena a
la divulgación de presunciones sin confirmar, sobre acciones militares o
sociales que no ocurrían. Hay que señalar, sin embargo, que este yerro
no era frecuente. El noticiero Hechos, de Televisión Azteca, a
diferencia de los informativos de las otras dos cadenas, menciona la
noche del viernes 21 los nuevos comunicados del Ejército Zapatista. Una
de cal, en abono de la diversidad comunicativa.
La Ley de Amnistía, aprobada por el Congreso con
enmiendas respecto de la iniciativa presidencial, no mereció titulares
principales en todos los diarios del viernes 21. Sólo El Nacional
("La amnistía, aprobada en la Cámara"), El Universal ("Será
amplia, flexible y sin límite, la ley de amnistía") y La Jornada
("La amnistía, aprobada con ampliaciones"), se ocuparon de ella como
noticia más importante. Reforma cabeceaba: "Faltan condiciones
para dialogar: EZLN", en tanto que El Financiero y Excélsior
destinaban su titular de primera plana al aumento en el gasto social.
unomásuno y El Heraldo, se ocupaban del repliegue del
Ejército Mexicano en Los Altos de Chiapas, por instrucciones
presidenciales.
El sábado 22, en varios diarios hay un destello de
optimismo, a partir de las declaraciones del comisionado para la Paz,
cuando La Jornada y El Universal titulan "Inminente
encuentro Camacho-EZLN" y "Todo listo para la negociación directa con
rebeldes". A pesar del parecido, hay tratamientos informativos
distintos: en tanto el primero de esos diarios le llama al Ejército
Zapatista por sus siglas, el otro se refiere a él con un calificativo.
Otros diarios, se ocupan de la versión de que habría
algún vínculo entre el EZ y el grupo terrorista ETA, de la zona vasca en
España. Así, Reforma anuncia: "Investigan nexos entre ETA y
EZLN", en tanto que Ovaciones, "Sospechan vínculos del EZLN con
la ETA". En ambos casos, la fuente era el diario ABC de Madrid,
cuya obsesión con las presuntas extensiones mexicanas de la ETA ya
habían sido conocidas aquí a fines de 1993, cuando el noticiero 24
Horas, que suele dar abundantes espacio a las noticias de ese
conservador diario madrileño, reprodujo algunas informaciones al
respecto. En el caso de Ovaciones, el hecho se ser propiedad de
la empresa Televisa y dirigido por el periodista Jacobo Zabludovsky,
explica que en sus páginas se le diera continuidad a un asunto ya
divulgado antes en el noticiero del Canal 2. Sin embargo no parece
justificado, en un clima de confusión y de acercamientos a la paz,
exacerbar el interés público con una noticia sustentada sólo en
versiones de segunda mano. (24 Horas, la noche anterior, había
adelantado que "Según el periódico ABC de Madrid, podría estar la
ETA en México", aunque no menciona que Ovaciones llevará ese
asunto como noticia destacada). En el caso de Reforma, hay
todavía menos motivos para conferir tanta importancia a una versión que,
posteriormente, no tuvo ningún seguimiento capaz de llegar al encabezado
de la primera plana. Eran días de pocas noticias espectaculares y, en el
río revuelto, cada quien pescaba asuntos según su vocación editorial.
El Heraldo de México, que en ningún momento de
este conflicto se desdice de su fama de diario conservador, aprovecha el
vacío informativo para darle un lleguecito a la iglesia de San
Cristóbal. Su encabezado de ese sábado 22, reza: "Religiosos extranjeros
alientan la insurrección" y es acompañado de una nota en donde se
asegura que:
"De acuerdo con informes de Inteligencia de la
Defensa Nacional, son varios los extranjeros avecindados en Chiapas
--algunos ya retirados, incluso, de sus respectivos ministerios-- que
han apoyado el movimiento de insurrección en aquella entidad".
La versión, sin embargo, no aparece, al menos con tal
espectacularidad, en otros diarios de la capital mexicana. De ser
cierta, sorprende que tales fuentes "de inteligencia de la Defensa
Nacional" hubieran escogido a El Heraldo para ofrecer sus
revelaciones. Por otro lado, no es lo mismo "religiosos", lo cual remite
a sacerdotes o miembros del clero con responsabilidades específicas
dentro de la estructura eclesiástica, que individuos "ya retirados" del
ejercicio de tales atribuciones.
El Heraldo de México no espera mucho para
continuar con una política de desinformación. El sábado, se había sabido
en San Cristóbal que el Ejército Zapatista estaba dispuesto a liberar al
ex gobernador chiapaneco, el general Absalón Castellanos, a cambio de
los zapatistas que habían caído presos. Manuel Camacho hace el anuncio,
sin dar fechas sobre esa posible liberación. El Heraldo, sin
embargo, informa (o desinforma) el domingo 23: "Inminente reunión de
Camacho Solís y el EZLN", como cabeza de una nota del reportero Miguel
A. Mazariegos en la que se decía:
"Manuel Camacho Solís informó que en las próximas
horas entablará reunión con la comandancia general del EZLN en algún
lugar de la selva lacandona, donde le entregarán sano y salvo al general
Absalón Castellanos Domínguez, de quien se dice extraoficialmente ya
está en su hogar en Tuxtla Gutiérrez".
El general Castellanos sería liberado, en efecto,
pero no pocas horas sino hasta 24 días después.
Otro manejo informativo, más responsable o quizá
menos desenterado, es el de Excélsior que ese domingo 23 de enero
anuncia con pulcritud: "Negociaciones; ofrece el EZLN intercambiar a
Absalón".
El Financiero, dice en su primera plana: "Acepta
el gobierno intercambiar prisioneros de guerra por Absalón".
En tanto, en El Universal: "Acepta EZLN
canjear prisioneros" (quien leyera los encabezados de este diario y del
anterior, se quedaría sin saber de quién era la iniciativa del canje, si
del EZ y del gobierno).
Ovaciones, en busca del titular vendedor, casi
casi publica una metáfora de su propia actitud informativa: "Zapatistas
ponen precio a la cabeza de Absalón".
Reforma, algo adelantado a los hechos: "Acuerdan
diálogo".
El Nacional, más preciso, dice: "Camacho y Samuel
Ruiz se reunirán con el EZLN" y, en un encabezado secundario "Pactaron
liberación del general Absalón Castellanos y de los guerrilleros que
están detenidos".
unomásuno, en busca de la precisión: "Negociará
el EZLN", junto a un titular de menores dimensiones que abunda: "Absalón
a cambio de presos, pide". Dos días después, reiterando esa noticia,
unomásuno dedica su cabeza principal a decir: "Ofrece el EZLN
canjear a Absalón", aunque llamaba la atención que ese diario, tan
cuidadoso en otras ocasiones, diera como noticia algo que no lo era.
Similar disparidad se aprecia en los titulares del
lunes 24 de enero, cuando las ya mencionadas declaraciones de Manuel
Camacho parecen significar un balde de agua fría sobre las esperanzas de
una reunión inminente con el EZ.
El Heraldo, que otra vez pareciera complacerse
con las dificultades para la paz, alerta en su encabezado: "Se
empantanaron las negociaciones en Chiapas: Camacho". Una declaración que
el ex regente del DF nunca hizo pero que El Heraldo de México le
atribuía, en una cabeza secundaria, era la siguiente: "Lamentó el
Comisionado que el EZLN no entendiera la amnistía".
El Nacional, en cambio, informa haciendo suya,
pero sin exagerarla, aquella afirmación más contundente del
representante presidencial: "Signos de empantanamiento en el proceso de
paz: MCS". Otros diarios publicaron encabezados similares.
Del 24 al 26 de enero. Guerra de posiciones
Lunes 24 de enero: comunicados del EZLN, la CNDH y la
SDN. En documentos enviados a Manuel Camacho y a Samuel Ruiz, el
Comité Clandestino Revolucionario Indígena, Comandancia General, del
EZLN, asegura que no impedirá el proceso electoral federal y considera
que el horizonte se empieza a oscurecer. Señala que la Ley de Amnistía
no dificultará el diálogo y propone que se establezca una agenda de
discusión con cuatro puntos: demandas económicas; demandas sociales,
demandas políticas y garantías a una y otra partes en conflicto. Agrega
que dejará en libertad al ex gobernador Absalón Castellanos Domínguez.
Al mismo tiempo, la Comision Nacional de Derechos Humanos informa que ha
recibido un total de 170 quejas y denuncias y que los expedientes
concluidos suman 106. En cuanto a la localización de las personas
ausentes o presuntamente desaparecidas, se han recibido 400 reportes,
habiéndose encontrado hasta la fecha a 273, dice la CNDH.
Al día siguiente, la Comisión de Derechos Humanos
notifica que el total de detenidos que han sido notificados ante el
organismo es de 131; también que hay 18 extranjeros de nacionalidades
guatemalteca, salvadoreña y hondureña, quienes están a disposición de
las autoridades migratorias de Tapachula. Todavía el lunes, en otra
comunicación, la Secretaría de la Defensa Nacional informa que sigue
recibiendo denuncias de organizaciones y ganaderos por la proliferación
de asaltos cometidos por "grupos de individuos armados" y asegura que
han sido robadas mil 500 cabezas de ganado en la zona de conflicto. El
martes, la Defensa Nacional establece en San Cristóbal una oficina de
quejas y atención a los ciudadanos con el fin de, según dice, hacer más
transparente la actuación del personal militar hacia la población civil.
Martes 25 de enero: Salinas en Chiapas. El
Presidente de la República acude por varias horas a Tuxtla Gutiérrez, en
donde se reune con representantes de 280 organizaciones indígenas y
campesinas a quienes asegura que la solución en Chiapas se seguirá
buscando por la vía del diálogo, la razón y la concordia. El primer
mandatario anuncia un paquete de medidas políticas y económicas:
mecanismos más fluidos de abasto; dar atención a la salud; constituir un
fideicomiso para viudas y huérfanos y dar facilidades para el retorno a
las comunidades; no ocultar nada en relación con los derechos humanos,
atender y resolver los planteamientos al respecto; instalar una
ventanilla de atención a los asuntos agrarios; apoyar al Consejo Estatal
de Organizaciones Indígenas y Campesinas; analizar implicaciones de la
Ley de Amnistía; fortalecer el Programa de Acopio y Comercialización del
Café y proceder con prudencia en el caso de los expulsados de sus
comunidades.
En otro momento, en la ciudad de México, Salinas
asegura que Manuel Camacho, "ha cumplido con la responsabilidad que
asumió, con lealtad a las instituciones, al Presidente de la República y
a México. Al mismo tiempo ese martes, en Chiapas, el Congreso estatal
aprueba la ley local de Amnistía con la cual se pretende "abrir las
rejas para cerrar las heridas siempre y cuando se den las condiciones
mínimas que garanticen el establecimiento de la nueva concordia
pública".
Pero la concordia está lejos. Ese martes, en San
Cristóbal, un grupo de ciudadanos se vuelve a manifestar, reclamando:
"Nosotros sí somos verdaderos coletos (como se conoce a los habitantes
de esa localidad) que queremos la paz, no jipis vagos, greñudos y
mugrosos que vienen a hacerse publicidad". Ese grupo asegura, en una
marcha, que apoya al Presidente de la República, al Ejército Mexicano y
que está en favor de la paz y la tranquilidad. No lo parece.
Miércoles 26 de enero: aclaraciones e invitaciones.
Manuel Camacho critica a quienes, por ligereza, acusan a los miembros de
la Iglesia, en particular al obispo Samuel Ruiz, de ser los responsables
de la violencia. "Todos debemos tener la responsabilidad de ayudar a la
paz y el obispo de San Cristóbal está contribuyendo de una forma muy
clara", considera el Comisionado. En tanto, en una de las pocas
aclaraciones que voceros del Ejército hacen sobre las imputaciones a
presuntos excesos de su parte el subjefe de la 31a. zona militar, Pablo
Ruiz, dice que: "En Chiapas no hay daño que reparar, pues no hubo
bombardeos, sino sólo disparos con metralleta, sin vestigios de
destrucción ni combates sobre viviendas y bosques".
En la televisión de esos días, el tema Chiapas pierde
intensidad el lunes 24 (en el resumen de apertura de Enlace de
Canal 11 ni siquiera se le menciona, en tanto que Televisa y el 13
aluden a los trabajos del Comisionado para la Paz). El martes, la
atención es ocupada por el viaje del presidente Salinas a Tuxtla
Gutiérrez: 24 Horas reproduce, completo, el mensaje de
aproximadamente 5 minutos que el primer mandatario dirige en esa visita.
Luego, el reportero Guillermo López comenta el diálogo con los
dirigentees indígenas a quienes, dice:
"... el presidente Salinas escuchó sin matices, clara
y directamente los reclamos de representantes de más de 280
organizaciones indígenas chiapanecas, que por primera vez se unieron en
un consejo ejecutivo"
(Sin embargo el reportero López deja abierta una duda
en los televidentes, ¿cómo se escucha sin matices?). Luego se reproduce,
durante cerca de 12 minutos, parte de la sesión en donde el presidente
Salinas aparecía atento, tomando nota, al escuchar a varios de los
dirigentes campesinos. Allí, se daba voz a un sector poco reconocido
hasta entonces en el transcurso del conflicto. Completa, y hasta
didáctica por la cantidad de exigencias así manifestadas, esa
información fue una de las más extensas que la televisión mexicana
transmitió en esos días del conflicto en Chiapas. No puede asegurarse
que el cumplimiento de las peticiones de esos dirigentes indígenas haya
tenido el mismo seguimiento. El noticiero Hechos, del Canal 13,
antes que la información sobre ese encuentro en Tuxtla Gutiérrez dio su
espacio principal a declaraciones de Manuel Camacho sobre la aceptación
del diálogo por parte del EZLN y hasta después, de manera menos extensa
que Televisa, reprodujo partes de aquella reunión. Enlace, del
11, ubicó a la entrevista de Salinas como su nota principal y reprodujo
palabras presidenciales, aunque no de forma tan amplia como el Canal 2.
Otra de las consecuencias a estas alturas del
conflicto, es la personalidad que, más allá de las aceptaciones
gubernamentales, se le adjudica ya al Ejército Zapatista incluso en los
medios electrónicos, que los primeros días de enero se mostraban reacios
a mencionarlo por su nombre. En su emisión del martes, el conductor de
24 Horas decía:
"Anoche, una hora después de que terminó este
noticiero, se repartió en Chiapas un comunicado que se atribuye al EZLN.
En él, el grupo armado fija una agenda de negociaciones con el
gobierno".
El comunicado no fue leído, solamente apareció
brevemente en pantalla. Pero las siglas del grupo armado habían dejado
de ser tabú en la empresa más grande de la televisión privada.
Ese martes, además, se había realizado una nueva
manifestación frente a las instalaciones de Televisa. Esta empresa, que
antes ignoraba las demostraciones en su contra, ahora las cubre como
parte de la nueva actitud informativa que tiene respecto de los
ciudadanos que discrepan con ella. Así Televisa busca ganar o recuperar
legitimidad o, en todo caso, demostrar que es capaz incluso de
recuperar, en su beneficio, las demostraciones en contra cuya.
Zabludovsky lee:
"Un grupo de personas se reunió esta tarde frente a
la fachada de Televisa en la Avenida Chapultepec. Protestaban por lo que
juzgan información distorsionada de Televisa en relación con Chiapas. Y
después entre otras cosas pedían se reconozca a los grupos armados de
Chiapas como fuerza beligerante. La agencia italiana ANSA, única agencia
que reporta esta manifestación, calcula en mil los manifestantes".
Esa concentración también fue mencionada por
Hechos de Canal 11, cuyo reportero evaluó en 3 mil el número de
asistentes. La movilización, había sido convocada desde el viernes
anterior en un desplegado a toda plana, aparecido en la página 48 de
La Jornada. Un escueto pero vistoso llamado, opinaba e invitaba:
Si Todo Puede Cambiar, ¿Por qué la
Televisión No?
Por el derecho a la información
¡BASTA DE TELEVISA!
Mitin Martes 26 a las 16.30 O.M. Frente a Televisa
Chapultepec
(Metro Balderas)
Aparecían las firmas de varios centenares de grupos y
personas. Entre muchos otros: Grupo de Comunicación Plural, Estudiantes
de Comunicación UAM X, Cencos, Canal 6 de Julio, COMPA, Coordinación e
Información de la Mujer A.C., Frente por la Democracia y la Paz, Los
Nakos, Botellita de Jerez, Consejo Estudiantil Univerasitario-CEU UNAM,
Comisión de Solidaridad y Derechos Humanos de las Comunidades Eclesiales
de Base, Frente del Pueblo, Unidad Obrera Socialista UNIOS, STUNAM...
Mucho más abajo, aparecía la firma de los Partidos del Trabajo,
Revolucionario de los Trabajadores y de la Revolución Democrática. Dos
de los dirigentes en el DF de este último partido, Marcos Rascón y
Javier Hidalgo, aparecían entre los responsables de esa publicación
(además de Ana Lilia Cepeda, Priscila Pacheco, Adolfo Llubere, Alejandro
Ordorica y Mariano Elías). Además se incluían las firmas de varias
docenas de periodistas y estudiosos de la comunicación.
Protesta evidentemente importante ese mitin tuvo, a
juzgar por el cálculo más optimista, una concurrencia muy pobre que
contrastaba con la membresía y la representatividad de tantos grupos y
tantas personas. Una protesta así se magra, en lugar de presión se
convertía en tácito respaldo para Televisa: si tan pocos ciudadanos
acudían a un llamado tan espectacular, podía pensarse que el reclamo
contra esa empresa no formaba parte de la agenda de intereses de la
mayoría de la sociedad. Televisa, de todos modos, seguiría siendo
protagonista, indirecto o no, de la guerra en Chiapas.
Compromisos democráticos, iconografía pacifista
El miércoles 26, el organismo denominado Consejo para
la Democracia, que integra gente de diversos partidos o sin militancia
partidaria, entregó al candidato presidencial del PRI, Luis Donaldo
Colosio, el documento "20 Compromisos por la Democracia". Ese prontuario
de demandas muy variadas, que había sido elaborado el año anterior,
antes de la crisis chiapaneca, estaba siendo entregado a todos los
candidatos a la Presidencia de las República pero ninguna de tales
ceremonias tuvo la difusión que recibió el encuentro con el candidato
del PRI. Esa noche, el noticiero de Canal 13 lo destacó en su resumen de
temas principales y al día siguiente, varios diarios le dieron su "ocho
columnas".
Era la primera vez, en casi un mes de conflicto en
Chiapas, que las declaraciones de un candidato presidencial recibían un
encabezado principal en alguno de los diarios de la ciudad de México.
Cinco de ellos, de entre los revisados para este estudio, lo hicieron en
esta ocasión, destacando sobre todo la respuesta del candidato del PRI a
quienes le llevaron el mencionado documento.
Excélsior publica, poniendo el énfasis en lo que
dijo el candidato en vez del compromiso de quienes lo fueron a visitar:
"Acuerdo para hacer efectivo el voto, propone Colosio Murrieta".
unomásuno, de manera similar: "Acuerdo político,
pide Colosio".
El Universal, en un titular poco alusivo a los
conflictos nacionales: "No son tiempos de derroches ni de despilfarros:
LDC".
Ovaciones, el único que se refiere a la guerra en
el sureste: "Chiapas, producto de la arbitrariedad".
El Nacional: "20 compromisos por la democracia,
acepta LDC". Pero en realidad, a juzgar por las notas de la prensa, el
candidato priista se comprometió a estudiar el documento pero no lo
suscribió, como equivocadamente sugería este diario. Esto se debía,
quizá, a que algunos de los promotores de los 20 Acuerdos dieron a
entender que Colosio lo había firmado. Pero no se publicaron datos
ciertos que apuntalaran esa versión.
Antes, las informaciones sobre las campañas
electorales y otras actividades de los candidatos a la Presidencia
habían quedado relegadas por la crisis chiapaneca. Esto no significa que
no hubiera notas e imágenes, incluso intencionadas, sobre las tareas de
proselitismo político.
En el mismo El Nacional, el 24 de enero había
aparecido, muy destacada en primera plana --ocupando tres de las cinco
columnas del diario-- una fotografía de Luis Donaldo Colosio detrás de
un niño, al que ayuda a echar a volar una paloma blanca. La mirada de
Colosio se encuentra sobre el avecilla, en gesto de aliento. La foto, de
Miguel Angel Martínez, había sido tomada durante un recorrido de ese
candidato por el Distrito Federal y no tenía encabezado; en el pie,
escueto, no se hacía alusión a la alegoría pacifista representada en esa
imagen.
Una fotografía casi idéntica, tomada en el poblado
Adolfo López Mateos en Tamaulipas y publicada el viernes 21 de enero en
El Universal, mostraba a Colosio detrás de dos niños que,
igualmente, acababan de soltar una paloma blanca. La foto, del reportero
gráfico Vicente Arteaga, ocupaba la parte superior del diario, en tres
de las ocho columnas disponibles. El símbolo de la paz, que por lo visto
fue utilizado varias ocasiones en la campaña del PRI, dejaba la
sensación de un Colosio partidario de las libertades y de la esperanza:
niños y palomas eran utilizados de manera claramente simbólica. Ese
perfil del candidato del PRI se afirmaría después, incluso con el
asesinato del que fue víctima el 23 de marzo en Tijuana.
Acuerdo de los partidos. Momento de la política
El compromiso de todos los partidos por la paz y para
facilitar el tránsito democrático, ya estaba siendo procesado por la
Secretaría de Gobernación cuando se conocieron las declaraciones de
Colosio. El jueves 27 se anunció que ese, y otros siete candidatos
presidenciales, junto con los dirigentes de sus partidos y al lado del
promotor del documento, el secretario Jorge Carpizo, suscribieron varios
acuerdos en un "Compromiso por la Paz, la Democracia y la Justicia".
Allí se acuerda: a) tomar las decisiones que conduzcan a crear las
condiciones de confianza y certidumbre en todas las instancias que
intervienen en el proceso electoral; b) propiciar y mantener las
condiciones políticas y sociales que garanticen un clima de confianza a
la inversión productiva y al crecimiento económico; c) profundizar las
políticas públicas de atención prioritaria a los grandes problemas y
rezagos sociales del país; d) facilitar que quienes hayan optado por el
enfrentamiento, se sumen al proceso de transformación de la vida
política y e) conducir las decisiones políticas de tal manera que
siempre se contribuya a fortalecer la capacidad de autodeterminación de
México y a reafirmar la independencia y soberanía nacionales. De todos
los partidos registrados, sólo se abstiene el Popular Socialista,
alegando desacuerdos con el procedimiento que se siguió para recabar su
opinión.
Ese jueves Carlos Salinas, en una reunión en Los
Pinos con miembros del PRI, exhorta a "reafirmar nuestro compromiso con
un proceso electoral apegado a la ley, limpio, transparente y
convincente" y, según versiones no oficiales pero tampoco desmentidas,
recomienda que "no se haga bolas nadie, el PRI tiene al candidato que lo
llevará a la victoria democrática; el voto de los mexicanos hará
triunfar democráticamente a Luis Donaldo Colosio". Para entonces,
menudeaban las versiones sobre el propósito de Manuel Camacho Solís para
buscar que el PRI rectificara y lo nombrara a él como candidato
presidencial en vez de Colosio. El Presidente Salinas, buscando ubicar a
cada quien en su sitio, dice de Camacho, que "es un miembro leal de
nuestro partido (que) busca con su esfuerzo y trabajo colaborar con el
gobierno para alcanzar la paz en Chiapas". Ese jueves, Camacho comenta
públicamente que aún no puede dar a conocer la nueva respuesta del EZLN
sobre el inicio de pláticas.
Los telediarios de esa noche, si bien dan amplia
cabida a las palabras presidenciales, no mencionan la alusión a la
candidatura presidencial del PRI. No se puede decir que no conocieran la
nota, que ya circulaba en los vespertinos y que había sido comentada en
varios noticieros radiofónicos, con el coloquial "no se hagan bolas" que
habría pronunciado Salinas.
El Acuerdo de los partidos políticos,
significativamente, recibe un tratamiento muy sobrio, con poco espacio.
En cambio, en los diarios del viernes 28 se le da un tratamiento diverso
a esas declaraciones.
"No funcionó en Chiapas el sistema de información:
CSG", dice Excélsior, ubicando en otro encabezado la frase "No se
hagan bolas, el voto hará triunfar a Colosio".
La intención presidencial, a veces con todo y la
coloquial afirmación, es destacada por otros cinco diarios: "Colosio,
único candidato del PRI, aclara Salinas" (El Heraldo); "Tiene el
PRI el candidato que lo llevará al triunfo" (El Universal);
"Salinas: el PRI tiene un candidato" (Ovaciones); "Colosio es el
candidato" (unomásuno); "Que no se hagan bolas; Colosio es el
candidato" (Reforma).
Para La Jornada y El Nacional, que en
esta ocasión se encuentran menos supeditados a la política coyuntural y
con miras en la política de largo plazo, el acuerdo de los partidos
políticos es el hecho principal, si bien recogen en sus primeras planas
las declaraciones presidenciales. El Financiero en cambio, da su
encabezado principal a otro asunto ("Inexistente política industrial",
sobre una declaración, nada novedosa, de voceros empresariales).
Los bombardeos siguen constituyendo noticia
Ese viernes 28, varios diarios reproducen
declaraciones del general Miguel Angel Godínez Bravo, comandante de la
Séptima Zona Militar, quien sale a la defensa del Ejército Mexicano ante
las frecuentes acusaciones de bombardeos, ataques aáreos sobre civiles y
violaciones a los derechos humanos.
"Nada tenemos que ocultar", considera el general,
quien además y niega que miembros del Ejército Mexicano hayan violado
derechos humanos:
"sólo se defendieron de agresiones; la aviación
militar no bombardeó porque no tenemos bombas... el Ejército Mexicano
está por una solución negociada".
Hay periodistas, dice el general Godínez Bravo,
"que emplean el término bombardear pero hasta
el momento no han dicho dónde están las casas o las chozas incendiadas
por los bombardeos del Ejército... yo quisiera que fueran precisos en
ese sentido".
Varios diarios incluyen en sus ediciones esas
declaraciones, o parte de ellas. Ese es el caso de Excélsior,
El Heraldo, El Universal y La Jornada. Reforma
lo hace, pero omitiendo el desmentido de Godínez sobre los presuntos
bombardeos, en un silencio informativo que contrasta con la actitud de
ese mismo diario que había sido, como se vio en el segundo capítulo de
este libro, uno de los medios que durante la primera semana de enero más
propalaron las versiones sobre el presunto lanzamiento de bombas.
El día anterior, varios de ésos diarios habían dado
cuenta de una invitación de la Secretaría de la Defensa Nacional para
que los reporteros constataran que en las comunidades de El Corralito,
San Antonio de los Baños y San Isidro El Ocotal, el Ejército no había
disparado contra asentamientos civiles ni empleado bombas. El teniente
coronel Pablo Ruiz Martínez, subjefe de la 31a. zona militar, condujo la
visita. Es interesante revisar el tratamiento que, el jueves 27 de
enero, recibe esa información del Ejército.
El Financiero ubicó en páginas interiores y bajo
el título "Ningún bombardeo en Chiapas, por lo cual 'no hay daños que
reparar", la nota de su enviado Víctor Chávez. Allí se dice, entre otras
cosas, que:
"Durante un recorrido con el Ejército por las
montañas y poblaciones cercanas a la zona donde se registró la primera
emboscada --evadiendo visitar zonas donde hubo mayores enfrentamientos,
como Ocosingo y Rancho Nuevo-- el teniente coronel aseguró: 'El Ejército
sólo respondió con G-3 (metralletas de alto alcance) y con rockets
lanzados por las mismas. Pero nunca se pueden comparar con bombas o
dinamitas, las cuales sí podrían haber causado muertes".
Sigue la nota de Chávez:
"En el breve recorrido por las montañas, donde los
zapatistas se ocultaron para tomar por sorpresa a los militares, se
observaron grandes porciones de tierra quemadas, con cenizas
--presumiblemente con bombas--, árboles y barricadas con diversos
impactos de bala. A todo ello, el teniente coronel de la Defensa, quien
fue el guía del recorrido, aseguró que 'esas no fueron bombas, son
campamentos de ellos'. Por parte del Ejército sólo hubo
ametrallamientos, enfatizó".
El mismo recorrido es reseñado en La Jornada,
también en páginas interiores --en la parte superior de su página 5--
pero con una llamada en primera plana ("Invitó la Sedena a periodistas a
verificar que no hubo disparos en comunidades de la periferia") por el
reportero Ricardo Alemán:
"Los periodistas constataron que durante los
enfrentamientos las casas de la población civil no resultaron dañadas, y
que durante los tres días posteriores a los ataques el Ejército Mexicano
resguardó y apoyó el regreso de las familias a sus hogares".
Esta nota no da crédito a la presencia del teniente
coronel Ruiz Martínez y, por lo tanto, no cita sus declaraciones. La
información de La Jornada aparecía bajo el encabezado: "No hubo
daños a la población civil en tres poblados chiapanecos", y bajo el
balazo "Constatan reporteros".
Reforma publica una información de Clara Torres,
"Niega ejército bombardeo", en la que se escribe:
"Para demostrar que el 4 de enero no hubo bombardeo
sobre San Cristóbal de las Casas sino un ametrallamiento enmedio del
bosque para liberar a unos cien soldados que fueron emboscados, la
Sectetaría de la Defensa Nacional llevó ayer a un grupo de periodistas
al lugar de los hechos. 'Si hubieran sido bombas', dijo un militar de
alto rango que pidió ser identificado como Pablo, 'hubieran dejado
boquetes'; lo que se usaron fueron metralletas y rockets, que son como
misiles que miden unos 30 centímetros. Otro militar, llamado David,
aseguró que no hay ninguna casa destruída ni quemada, y que las
operaciones fueron contra los 'transgresores' y no contra la población
civil".
El Heraldo de México, incluye la información
sobre esa visita dentro del cuerpo una dos nota más amplia, las cuales
aparecen bajo el titular "Persiste el riesgo de nuevos ataques del
EZLN". La nota que nos interesa, aparece con el encabezado "No habrá
otra sorpresa del EZLN". Los enviados José Luis Popo y Miguel A.
Mazariegos M., dedican once de doce párrafos de esa información a
relatar una emboscada y, hasta el final, escriben:
"El Ejército mexicano dio cuenta de que en esta
región de Los Altos de Chiapas (Los Corralitos, San Cristóbal de las
Casas) en ningún momento las fuerzas aéreas bombardearon a la población
civil y que por el contrario, sólo ametrallaron los puntos boscosos de
la zona, de donde los grupos rebeldes disparaban a los militares".
Ningún otro diario, de los revisados para este libro,
hizo referencia a las aclaraciones del Ejército Mexicano.
La información de la Sedena, evidentemente pretendía
aclarar (aunque, como hemos mencionado antes, un poco tarde) versiones
como aquella de La Jornada del jueves 6 de enero ("Bombardeos,
pánico, éxodo"). Ese intento queda relegado por otros acontecimientos.
Pero además, puede advertirse un significativo interés de numerosos
medios informativos para no publicar tales aclaraciones y, en el caso de
aquellos que sí lo hacen, para conferirles sitios de menor importancia a
los que habían ocupado las notas desmentidas por las autoridades
militares.
La nota más completa, con todo y la intencionalidad
del reportero Víctor Chávez, fue la de El Financiero. Sin embargo
desde el comienzo se alerta al lector, propiciando su desconfianza, al
apuntar que los guías militares eludieron visitar otras zonas en las que
hubo enfrentamientos (no se dice si ese, y otros reporteros, insistieron
en ir también a Ocosingo y Rancho Nuevo). Tampoco se recuerda que uno de
los sitios en los que varios diarios habían dicho que ocurrieron
bombardeos, era precisamente en las cercanías de San Cristóbal, que sí
formaron parte de la visita. Dice también el reportero, a pesar de las
indicaciones de los funcionarios del Ejército, que las porciones de
tierra que vió habían sido quemadas "presumiblemente con bombas": ¿a
partir de qué conocimiento, o de qué elementos, se formula esa
presunción? ¿Cómo se distingue a una porción de terreno 'quemada con
bombas' de una que no lo es?
Por su parte, la reportera de Reforma no
alcanzó a escuchar completo el nombre del militar que los guió y, quizá
familiarizada con el empleo de seudónimos en el otro ejército en
combate, el EZLN, apunta que "pidió ser identificado como Pablo" y que
otro más, es "llamado David". No recordó que las autoridades del
Ejército Mexicano no usan sobrenombres. Pero no era ese el único error.
Para los reporteros de El Heraldo, el militar que los condujo se
llama Pablo Raúl, y no Pablo Ruiz como aparece en otros medios.
Mucho antes de estos días finales de enero, los
diarios permitían que el lector se hiciera bolas con la información
sobre Chiapas. A partir de aclaraciones tan disimuladas como las que
hemos transcrito, es explicable que un significativo segmento de la
sociedad continuara pensando que en Chiapas habían ocurrido bombardeos.
La prensa no ayudó a esclarecer una confusión que ella misma había
propalado.
El Ejército Mexicano, en busca de una nueva imagen
Y en tanto la prensa era reacia a publicar las
aclaraciones del Ejército Mexicano, en la televisión un día sí, y otro
casi siempre también, aparecían escenas de soldados mexicanos ayudando a
la población chiapaneca. De esa manera se procuraba mostrar en actitudes
amables a elementos del Ejército federal. Pero lo que por la noche se
mostraba en televisión al día siguiente se contradecía, o se ignoraba,
en la prensa escrita. En la televisión, también se propagaban
expresiones de chiapanecos en favor del Ejército.
Así por ejemplo, en su emisión del viernes 28 de
enero el noticiario 24 Horas, en reportaje de Alberto León,
aseguraba que "En Chiapas es destacada la labor del Ejército Mexicano".
Acto seguido, se apreciaban escenas del mitin de ese día en San
Cristóbal, en donde uno de los oradores se refería elogiosamente a
"nuestro glorioso Ejército Mexicano, a quienes les debemos gratitud y
admiración de toda la vida". La noticia no era la realización del mitin,
sino el que allí se hubieran expresado reconocimientos enfáticos al
Ejército.
La Jornada, el 1 de febrero, incluye en páginas
interiores una entrevista de Blanche Petrich y Epigmenio Ibarra al
general Miguel Angel Godínez, bajo el encabezado "Injusta la acusación
de violar derechos humanos: Godínez". En la nota, se decía que el
militar aseguraba:
"Con la ayuda de los medios de comunicación y de
algunos organismos no gubernamentales de derechos humanos la fuerza
armada ha sido acusada de violar los derechos humanos".
Y aclaraba Godínez, en La Jornada, que había
ofrecido versiones contrarias:
"No usamos ni una sola bomba porque las bombas que
usas esos aviones no aparecieron en ningún lugar. Lo único que usamos
fue ametralladora y rocket, que no es lo mismo que bomba".
Claro que no es lo mismo. Aunque el hecho de que como
no se emplearon bombas no apareció ninguna, no es igual a señalar que,
como no hay indicios de ellas, significa que ese armamamento no se
utilizó en Chiapas. En sus explicaciones, tardías y ante reporteros
desconfiados, el general Godínez se enredaba.
El Ejército Mexicano, a la vez que propiciaba la
presentación de notas que le fueran favorables, denunciaba las
actividades de gente armada que, decía, estaba acosando a la población
de la zona en el conflicto. El último día de enero, un comunicado de la
Sedena informa que cerca del rancho Miguel Hidalgo, en el municipio de
Ocosingo, 500 personas armadas mantienen cercados a mil 460 habitantes,
a quienes exigen víveres, pago de "impuestos de guerra" y tratan de
obligarlos a unirse al movimiento bajo amenaza de muerte. Añadía la
Defensa Nacional que tenía informes de desalojos violentos, saqueos de
ranchos ganaderos e incendio y destrucción de casas, medidas de
hostigamiento, todas ellas, contra indígenas que se negbaan a colaborar.
Esta información aparece destacada en Hechos, del Canal 13,
aunque no así en 24 Horas, ni en Enlace. Otro motivo de
preocupación, y de notas en los medios, es la situación de varios
millares de campesinos desplazados por el conflicto armado. El 31 de
enero, en Las Margaritas, tres de seis mil de esos campesinos solicitan
a los gobiernos federal y estatal que el Ejército Mexicano entre en la
región afectada por la presencia del EZLN.
Agenda y condiciones: definiendo lo básico
El mismo lunes 31, legisladores que integran el grupo
plural para atender los sucesos en Chiapas se reunían en la ciudad de
México con el comisionado Manuel Camacho Solís, el cual les informa
sobre aspectos de la agenda prevista, aunque aún no formal, para
discutir con el EZLN: demandas económicas (referentes "a las graves
condiciones materiales de los indígenas de Chiapas"), demandas sociales
(referentes al racismo, marginación, falta de respeto, expulsiones,
ataques a las culturas y tradiciones de los indígenas chiapanecos),
demandas políticas (referentes a la falta de espacios legales de
participación real de los indígenas en los asuntos políticos). Se aclara
que la reforma política nacional, no estará incluida en la agenda de
negociaciones.
La reunión de Camacho con los diputados y senadores
es mencionada en la TV a partir, estrictamente, de la escueta
información oficial. En 24 Horas y en Hechos, el asunto
merece pocos segundos. No sucede lo mismo en los diarios de la mañana
siguiente, el 1 de febrero. La Coordinación de Comunicación de la Cámara
de Diputados emitió un breve comunicado, del cual toman su información
los noticieros televisivos, pero reporteros de varias publicaciones
insisten ante algunos de los asistentes que, pidiendo no ser
identificados, filtran versiones que llegan a ser contradictorias, sobre
la reunión. Camacho les había pedido a los legisladores que, "en un
'pacto de caballeros', se abstuvieran de difundir detalles del
encuentro". Algunos diputados, o senadores quizá, no consideraron que
tal pacto los involucrara.
Ovaciones publica en su encabezado: "Camacho:
solución rápida en Chiapas o podría haber complicaciones" y en la
información correspondiente, asegura que el Comisionado para la Paz
advirtió a los integrantes de la Comisión Plural que:
"en Chiapas se tiene que dar 'rápido' una solución, o
de lo contrario seguirán otras cuestiones que nada tienen que ver con el
conflicto armado y que complicarán el asunto".
¿A qué 'otras cuestiones' se habría referido el
Comisionado? Se decía que en la reunión surgió el tema de "las
elecciones federales de agosto... que podrían 'contaminar' el clima de
negociaciones para arribar a la paz en Chiapas", aunque no se explicaba
esa posición, dejando abierta la posibilidad de nuevas especulaciones,
siempre a partir de versiones sin fuentes identificadas.
La Jornada dice, al informar sobre el encuentro,
en una cabeza de primera plana:
"No se negociará la reforma electoral: Camacho".
Y ya en la nota respectiva, en interiores, este
diario publica que:
"Camacho Solís dijo que ya hay un acuerdo concreto
sobre la agenda del diálogo pero no anticipó cuáles serían esos puntos".
Es decir, no se sustentaba la afirmación del
encabezado.
unomásuno anuncia en su portada:
"La reforma política no será parte de la agenda de
negociación con el EZLN, aclaró Camacho Solís a legisladores".
Y ya en la información de este diario se decía, con
pulcritud, que:
"De acuerdo con las versiones de funcionarios
presentes en el encuentro, Camacho Solís comentó que aún no existe una
agenda concreta y específica para las negociaciones con el EZLN, ni
tampoco una fecha para un acercamiento entre ambas partes, pero
reconoció que ya hay condiciones para el diálogo. Aunque sí aclaró que
el tema de la reforma política no estará presente".
En Reforma, el encabezado dice, en primera
plana:
"Facilita acuerdo político negociación".
Ese, era el único de los medios impresos revisados
que mencionaba una fuente:
"... el diputado perredista Jesús Martín del Campo,
integrante del grupo plural, informó que Camacho Solís se comprometió a
propiciar la máxima coordinación entre todas las comisiones que
contribuyan a la solución del conflicto en Chiapas, e informó que está
cerca el encuentro con el EZLN".
El Universal era el único diario que recogía,
completo, el comunicado de la Cámara de Diputados. Sin embargo, en una
nota de portada se inclina por favorecer las versiones extraoficiales:
"Nada se discutirá con el EZLN en torno a la reforma
política: MCS".
La nota indicaba que:
"se logró saber que se trataron temas muy delicados y
que cualquier indiscreción podría afectar el trabajo que se realiza para
el diálogo y la reconciliación".
El Financiero, El Nacional, El Heraldo
de México y Excélsior, no se sabe si por ser respetuosos con
la petición de cautela que se hizo, o porque sus reporteros no hallaron
indiscreciones suficientes, únicamente mencionan, en páginas interiores,
la información del comunicado.
El martes primero de enero, los preparativos para el
encuentro entre el representante presidencial y el EZLN marchan, aunque
con lentitud y confusiones. Reforma del día 2 publica en su
encabezado principal:
"Lo básico está definido".
Este diario, así, asegura que el encuentro será:
"... en una zona franca (neutral) aún no definida,
utilizándose para ello, dos vehículos de la Cruz Roja Internacional
quienes se encargarían de trasladar a miembros de uno y otro bando,
informaron fuentes confidenciales".
Comenzaban las especulaciones y versiones, ya no
sobre hechos de guerra sino respecto de los preparativos para la paz.
EL EZLN discrimina a la televisión privada
Mientras, en un comunicado dirigido "a la prensa
nacional e internacional", el EZLN anuncia que en la entrevista que
sostendrá con el Comisionado, no aceptará la presencia de algunos medios
de información. Fechado el 29 de enero, aunque se dio a conocer en
Chiapas hasta el primero de febrero, el documento del Comité Clandestino
Revolucionario Indígena-Comandancia General del Ejército Zapatista de
Liberación Nacional, sostenía: "Existen algunos medios informativos que
se han negado rotundamente a informar con objetividad lo ocurrido en
nuestro estado. Diversos medios se han ensañado particularmente en
contra de nuestra causa y la del pueblo indígena chiapaneco, nosotros
nunca hemos pedido a los medios de comunicación que se conviertan en
'portavoces' del EZLN, pero consideramos que es su deber, y derecho de
la sociedad toda, el informar con objetividad".
A partir de esa consideración, el EZ admite la
presencia en las pláticas con el gobierno, de "toda la prensa escrita,
sin importar filiación política, partidaria, u orientación ideológica".
Incluso, hace una invitación especial a los periódicos "La Jornada,
El Financiero, Tiempo de San Cristóbal, El Norte de
Monterrey, The New York Times, The Washington Post, Los
Angeles Times, Le Monde, Houston Chronicle". Además
menciona a las revistas Proceso, Siempre! y Mira.
Pero a la vez que invita, discrimina:
"en cuanto a los medios televisivos, el EZLN sólo
vetaría la asistencia de las televisoras privadas nacionales Televisa y
Televisión Azteca. La primera porque no necesita buscar noticias pues
las inventa. La segunda porque sus reporteros han demostrado falta de
profesionalismo al ofrecer dinero a nuestros combatientes para que hagan
declaraciones. El resto de los medios televisivos nacionales y
extranjeros serán acreditados sin problema por el EZLN".
Se mencionan, como especialmente invitadas, las
siguientes "Televisoras: Canal 6 de Julio, Multivisión, Canal 11, CNN"
(aunque el primero, el 6 de Julio, no es una estación de televisión sino
un servicio privado de videos, afín al PRD). Además se hacía invitación
expresa a varias agencias de prensa y estaciones de radio.
El veto del EZLN a las dos cadenas de televisión
abierta, Televisa y Azteca, fue mencionado con discreción en 24 Horas
y rebatido enfáticamente en el noticiero Hechos. Además,
provocaría una reacción de rechazo en el diario La Jornada y,
luego, en la Cámara de Diputados.
Jacobo Zabludovsky, la noche del martes 1 de febrero,
simplemente dio paso a la declaración del comisionado Manuel Camacho que
decía:
"Respecto a la decisión del EZLN de que no participen
dos cadenas de televisión mexicanas, mi postura es la de no excluir a
nadie, y sólo sujetar la acreditación y los accesos, a las medidas de
seguridad que se consideren pertinentes".
Un poco antes, en el noticiero de Canal 13, se
transcribieron las consideraciones del EZ para rechazar a las dos
empresas, junto con la opinión de Camacho. Luego, el conductor Javier
Alatorre dijo:
"Es una lástima que el EZLN pretenda excluir a
Televisión Azteca de la cobertura del diálogo para la paz. Los
reporteros de Televisión Azteca se han conducido con profesionalismo,
con honorabilidad e imparcialidad. En ningún momento se buscó ofrecer
dinero o recompensa alguna para obtener información. Sí, en cambio,
recibieron peticiones de cuotas o comida de personas de las comunidades
inmersas en el conflicto y vinculadas a los grupos insurrectos. Crónicas
periodísticas documentan tales hechos..."
[En efecto, en varias notas de prensa, desde los
primeros días del conflicto, se había mencionado, como un problema
aislado, la exigencia de miembros del EZLN para sólo dar entrevistas a
los reporteros que pagaran por ellas. También ocurrió que varias
personas, en San Cristóbal de Las Casas, hicieron negocio al pretender
que eran intermediarios (oficiales o no, nunca se supo con certeza) del
EZLN y, así, pedir dinero a cambio de entrevistas o de visitas a la zona
ocupada por ese grupo armado. En el primer capítulo de este libro, se
ofrecen varios testimonios al respecto].
Alatorre, en Canal 13, mencionó por su nombre al
EZLN, a diferencia de muchas ocasiones anteriores en las que se había
referido a él como "alzados", o "grupo armado". La defensa de Televisión
Azteca parecía especialmente necesaria, pues en su comunicado la
dirección del Ejército Zapatista acusaba a enviados de esa empresa de
haber querido corromper, o casi, a algunos de sus integrantes. Fue
notable, sin embargo, el interés de Azteca para dar a conocer su
alegato, a diferencia de Televisa que esa noche solamente presentó una
alusión al veto del que estaba siendo víctima. Quienes se conformaron
esa noche con la versión de Televisa, no entendieron la alusión de
Camacho, que se refería al veto zapatista en contra de esa y de la otra
empresas.
En Canal 11, la noche en que se conocen las
preferencias informativas del EZLN, Enlace festina sin disimulo
la invitación específica que se le hace. Se dice allí, que el comunicado
firmado por el subcomandante Marcos señalaba que en el EZLN había:
"una política de puertas abiertas hacia aquellos
medios que a su parecer se desempeñan con objetividad, sin tomar partido
por uno u otro bando".
Sin embargo, tales términos no aparecen en documento
del Ejército Zapatista. Para Canal 11, parecía haber especial motivo de
satisfacción por el hecho de que la dirigencia zapatista le hubiera
otorgado su aval. No se había sabido, hasta entonces, que ese Canal
tomara como repetables las consideraciones de objetividad que dispensaba
el Ejército Zapatista. La conductora Mayté Noriega mencionó, también,
que Enlace había sido especialmente invitado por el EZ para
cubrir el diálogo para la paz. Luego, se sintetizan las palabras de
Manuel Camacho pero sin mencionar su desacuerdo con el veto a las otras
dos empresas televisoras.
En las radiodifusoras beneficiadas con el permiso del
EZLN, la noticia se da como reconocimiento a cada empresa. Era curioso
cómo en muchos casos, de la crítica de comienzos de enero al Ejército
Zapatista, se transitaba al júbilo cuando el EZ les deba permiso para
cumplir con sus tareas informativas.
En otros casos, se hacen comentarios críticos. Entre
los más cáusticos, porque no tomaban posición respecto del veto a la
televisión privada sino que aprovechaban el viaje para cuestionar a un
periódico, están los de Juan María Naveja y Francisco Prieto en
Perfiles de la Noticia, de Radio Centro, la mañana del miércoles 2:
"(Naveja).- Ellos (el EZLN) han vetado a las dos
televisoras principales de México: Televisa y Televisión Azteca. Ellos
dicen que Televisa ha inventado informaciones falsas y que ha maquillado
algunos hechos. De Televisión Azteca, señalan que le dio dinero a
algunos miembros del EZLN para que hicieran ciertas declaraciones. Lo
que no sabe nuestro auditorio es que los reporteros de Televisión Azteca
tuvieron que enfrentar muchas dificultades para hacer su trabajo. Uno de
los reporteros, incluso, estuvo a punto de ser masacrado. Y es que
algunos reporteros, que se dicen 'compañeros', dijeron a los zapatistas
que aquél era de Gobernación. Fue eso de pésimo gusto y de absoluta
falta de compañerismo, porque se puso en riesgo la vida de una persona.
"(Prieto).- Yo no sabía eso. ¡Qué barbaridad!
"(Naveja).- Así es. Esos señores son reporteros de un
diario, un diario que conocemos, pero no tenemos la autoridad para decir
cuál es.
"(Prieto).- ¡Qué falta de ética tan tremenda!
"(Naveja): Lo que pasa es que hay quienes han tomado
el problema de Chiapas como si fuera de ellos exclusivamente. Bueno,
finalmente, el grupo que está coordinando a los medios de comunicación
por parte de Camacho Solís se ha mostrado más abierto y ha invitado a
otros medios. Esto quiere decir que el país estará bien informado."
(Lo que también parecía falta de ética era que el
señor Naveja ocultara la identidad del diario cuyos reporteros
presuntemente habían propiciado una agresión contra los enviados de
Televisión Azteca. También era notoria la aparente conformidad de los
comentaristas con el hecho de que el EZLN autorizara o vetara, según sus
preferencias o su idea de la propaganda, a unos y otros medios. Un
asunto de política de comunicación, lo volvían frívolo y fácilmente
desdeñable. Otras voces, opinarían distinto).
En Para Empezar, de Stereorey, el enviado
Mario Antonio Morales dio cuenta ése del 2 de febrero de los medios
seleccionados por el EZLN --entre ellos el suyo--, en un contexto en el
que, el día anterior, había sido "de anuncios y de enojos, de mensajes y
de sonrisas en San Cristóbal de Las Casas". El conductor del noticiero,
Pedro Ferriz de Con, comentó:
"Creo que los medios que el Ejército Zapatista está
dejando fuera son medios que no los vamos a juzgar nosotros, los ha
juzgado la gente y de ello ha habido manifestaciones sobradas de las que
ni siquiera quisiera abundar. Los medios de comunicación tenemos un
compromiso con la verdad".
Cabe preguntarse si Ferriz de Con hubiera sido tan
complaciente con el EZLN en caso de que su radiodifusora hubiera sido
vetada. La rivalidad con las cadenas de televisión abierta (Ferriz
trabaja para otro sistema de televisión, Multivisión, que quiere
competir con las grandes cadenas) parecía obnubilar, o condicionar, el
juicio de ese y de otros informadores.
El 3 de febrero, volviendo al veto, el conductor de
Televisión Azteca, Javier Alatorre, menciona que, en una carta al EZLN,
esa empresa reconocía que uno de sus reporteros ofreció mil nuevos pesos
a un joven que dijo ser el contacto para obtener una entrevista con el
comandante "Mario", del Ejército Zapatista. A partir de esta aclaración
y de un aparente intercambio epistolar, el EZ, más adelante, levanta la
prohibición contra Azteca. Sin embargo, la mantiene respecto de
Televisa.
Dos semanas más tarde, el 16 de febrero, un par de
importantes declaraciones se oponen al veto que inicialmente afectaba a
las dos televisoras privadas. La Comisión Permanente del Congreso de la
Unión, aprobó por unanimidad una moción de rechazo al veto que, para
esas alturas, era única y específicamente en contra de Televisa. El
senador Gustavo Salinas, del PRI, leyó la propuesta que entre otras
cosas decía que, tal actitud:
"... lesiona la libertad de expresión y el derecho a
la información, que está consagrada en favor de los mexicanos como
principio constitucional".
A partir de esa consideración, la Permanente se
manifestaba en contra del veto que afectaba a Televisa, pero también
contra los ataques que había sufrido el diario La Jornada (y de
los que damos cuenta más adelante), las agresiones al Centro Nacional de
Comunicación Social, Cencos y el Canal 6 de Julio (cuyas oficinas,
compartidas por ambos grupos, habían sido allanadas en varias ocasiones)
y contra las amenazas a periodistas de varios medios informativos.
La declaración de la Comisión Permanente ocurría
mientras circulaba la edición de esa mañana, el 16 de febrero, del
diario La Jornada. Este periódico, en un editorial con arranque
en primera plana, intitulado "Por la Tolerancia y el Pluralismo", a
partir de que "la aceptación y el ejercicio del pluralismo político (es)
elemento indispensable para que la democracia no sea sólo una vacía
expresión de deseos", consideraba que el veto del EZLN contra Televisa,
"no constituye una manifestación de tolerancia,
atributo que debe ser alentado para alcanzar una democracia verdadera
para nuestro país".
Seguía la posición editorial de ese diario, diciendo
que el conflicto en Chiapas ha sido ampliamente tratado, y de maneras
diversas, en los diferentes medios:
"Ello, a su vez, ha provocado reacciones orientadas a
descalificar a ciertos medios, sea porque ofrecen una cobertura
exhaustiva del conflicto chiapaneco, porque ignoran los graves hechos
acaecidos en el estado, o porque interpretan la situación de un modo
inaceptable para alguna de las partes en conflicto. En el caso de la
empresa vetada, la dirigencia del EZLN debería recordar un conocido y
noble principio volteriano: 'No estoy de acuerdo con lo que dice, pero
defenderé hasta la muerte su derecho a decirlo".
Era por lo menos curioso que a un grupo en armas se
le convocara a la tolerancia con un medio de información. Sobre todo,
que se invocara la volteriana, aunque metafórica, disposición a morir en
defensa del derecho de expresión de otros. Los editores de La Jornada,
en su exhortación por la libertad informativa, aparte de defender a
Televisa parecían estarse defendiendo ellos mismos de los
cuestionamientos que, a esas alturas, ya habían comenzado a recibir por
la simpatía mostrada en favor de la causa del Ejército Zapatista. En su
propia defensa, con oportunidad, La Jornada aprovechaba el
incidente respecto de Televisa para ubicar a todos los medios dentro de
un interés común, corporativo si se quiere, pero eficaz. Concluía el
editorial:
"Independientemente de los argumentos que se esgriman
para aplicarla, la impugnación de los medios de comunicación no
constituye un precedente sano para el conjunto de tales medios. En este
sentido, el veto --o el ataque-- a una publicación, una estación de
radio o una emisora de televisión afecta a todos los medios, más allá de
la política informativa que lleven a cabo".
En 24 Horas de ese 16 de febrero, Zabludovsky
da lectura, mostrándolo en pantalla, a un extenso fragmento del
editorial. Y concluye:
"Esto es parte del editorial que publica hoy La
Jornada, el periódico que dirige Carlos Payán. El periodista Payán
no defiende a Televisa. Defiende un principio y una libertad por la que
muchos mexicanos han perdido la vida o la libertad a lo largo de muchas
generaciones en México. Y una vez más aprovechamos esta noche para
reiterar nuestra posición en defensa de la ley y de las instituciones de
México. No se pueden justificar el secuestro, ni la agresión a la
libertad de expresarse, ni otros métodos violentos para defender
cualquier causa, por justificada que sea. La violencia ilegal, lejos de
fortalecer los motivos, agrede las razones que trata de defender".
De esa manera, el vicepresidente de Noticias de
Televisa y director de 24 Horas, también aprovechaba la ocasión
del veto del EZLN para establecer una posición editorial ya no sólo
respecto del acceso informativo al conflicto en Chiapas, sino sobre el
empleo de la violencia como recurso político. Esa tarde, como reseñamos
más adelante, había sido liberado el ex gobernador Absalón Castellanos y
estaban por comenzar las pláticas para la paz. La cobertura que Televisa
hace de ese acontecimiento, transmitiéndolo en vivo, demostró que no
había veto que valiera cuando esa empresa, con apoyo de la Secretaría de
Comunicaciones y Transportes, tenía capacidad técnica suficiente, e
incluso superior a otras, para conducir sus señales desde la selva
chiapaneca.
24 Horas dedica varios minutos a transcribir
fragmentos del editorial de La Jornada y a dar cuenta de la
discusión de ese día en la Comisión Permanente. De manera significativa,
aunque mencionan otros asuntos del debate legislativo, los noticieros de
los canales 11 y 13 no recogen las alusiones a Televisa. Esta empresa,
de manera paradójica, se había anotado un éxito informativo pocas horas
antes, al presentar en directo la entrega del ex gobernador chiapaneco
desde el poblado de Guadalupe Tepeyac. Las otras estaciones de
televisión cuyos noticieros fueron revisados para este libro, guardan
silencio sobre tales logros --o abusos, según otros puntos de vista-- de
Televisa.
Precisamente, el hecho de que Televisa haya
transmitido la liberación de Castellanos parece haber sido tomado como
pretexto para que, de manera inopinada, dos días después el PRD se
retractara de la condenar al Ejército Zapatista por querer restringir el
derecho de aquella empresa a informar sobre el conflicto en Chiapas. El
18 de febrero, el grupo parlamentario del Partido de la Revolución
Democrática retiró su adhesión al acuerdo de la Comisión Permanente,
alegando que, luego de esa declaración:
"Televisa, lejos de mostrar un cambio en su política
informativa, reincidió en sus prácticas habituales de parcialidad en el
manejo de la información, tan rechazada por la sociedad".
Al parecer, a juzgar por sus nuevas declaraciones,
los legisladores del PRD que habían compartido la defensa de la libertad
de información esperaban que Televisa cambiara su política noticiosa y
editorlal. Sin embargo lo que era cuestionado en el acuerdo de los
partidos era el veto del EZLN contra una cadena televisora. Todo permite
pensar que los legisladores del PRD se arrepintieron, no porque hayan
descubierto que Televisa no se reformaba con una declaración, sino
porque dentro de ese partido les reprocharon la que parecía defensa de
una empresa tan impopular en algunos sectores del mundo político y de la
sociedad crítica --en especial, de los sectores de esa sociedad que son
clientela perredista--.
Pero lo que estaba siendo reprochado era la postura
de intransigencia de los zapatistas. Este asunto vuelve a ser motivo de
discusiones en la Comisión Permanente, el miércoles 23 de febrero,
cuando en San Cristóbal de Las Casas ya se habían iniciado las pláticas
para la paz. En esa nueva ocasión la senadora Laura Alicia Garza
Galindo, del PRI, cuestionó la actitud de los perredistas que se habían
retractado de su condena anterior por el veto a Televisa. A nombre del
PRD contestó el diputado Alejandro Encinas, que subrayó el respeto de su
partido a la libertad de información pero cuestionó a Televisa, que:
"ha crecido a imagen y semejanza del gobierno
priista, desde el poder se ha cobijado y alentado a esta empresa, de tal
forma que su perfil eminentemente mercantil, su funcionamiento
mayoritariamente acrítico, su afinidad con la ideología oficial, le ha
facilitado pasar de una empresa sin mensaje a un poder privado capaz de
arrebatarle al Estado sus responsabilidades en materia de comunicación
social, con el apoyo y beneplácito del gobierno".
Todo ello no parecía bastar para dar explicación al
viraje del PRD, pues todas esas eran actitudes (o aptitudes) de Televisa
que ya se conocían antes de que legisladores de ese partido hubieran
estado de acuerdo en criticar el veto por parte del Ejército Zapatista.
El diputado del PRD dijo que Televisa había violado el acuerdo de no
transmitir en vivo la liberación del general Castellanos, aunque no hay
evidencias de que un acuerdo así haya existido entre las empresas de
televisión, o entre ellas y el gobierno federal.
En todo caso, el Canal 2 no hubiera podido presentar
la ceremonia de liberación del ex gobernador chiapaneco si no hubiera
sido con aquiescencia gubernamental, pues las señales del control remoto
por televisión eran conducidas a través de un satélite que es propiedad
y es manejado por dependencias del gobierno. Sin embargo, Encinas
sostenía el 23 de febrero en la Comisión Permanente que "Televisa
cosecha lo que sembró y esto sólo documenta un sentir social de carácter
nacional". Le contestaron otros legisladores. Juan Ramiro Robledo,
priista, manifestó que es contradictorio:
"apoyar la libertad de expresión de un medio de
difusión escrita, como el periódico La Jornada que fue presa y
destinataria de ataques anónimos y después hacer lo contrario con otro
medio, porque sus opiniones o editoriales no nos gustan o no nos
parecen, o son incompatibles con nuestro modo de interpretar nuestros
propios actos o la realidad mexicana".
Hubo, en fin, opiniones diversas y, así, discrepantes
sobre la actitud de discriminación que, respecto de Televisa, mantuvo el
EZLN. Muchos, incluso más allá de diferencias y cuestionamientos
respecto de ese políticamente impopular aunque en términos de rating
indiscutiblemente poderoso consorcio privado, sostuvieron que por encima
de diferencias, era cuestionable la decisión de censurarlo. Otros,
consideraron que había una posición intrépida, o memorable incluso. Esa
fue la posición, por ejemplo, del prestigiado comunicador Virgilio
Caballero, que en diversas ocasiones ha experimentado represalias y aún
persecuciones por su conducta democrática a cargo de diversos espacios
de televisión en el país (ha trabajado lo mismo como productor de
noticias en Canal 11, que como articulador de los sistemas de Radio y
Televisión en Quintana Roo y luego en Oaxaca) y quien, no obstante,
aplaudió la decisión de los neozapatistas en los siguientes términos:
"El veto insólito a Televisa, único en la historia de
una cadena mundial informativa, trasciende la mera condena
circunstancial, facciosa, al invertir los términos de poder colocando a
los más jodidos entre los jodidos en posibilidad de dictar las
condiciones" ("Chiapas, los jodidos y la televisión", en Signos
núm. 2, Guadalajara, abril de 1994).
Caballero aludía a la grosera descripción que Emilio
Azcárraga, el dueño de Televisa había formulado, en febrero de 1993,
para referirse a los televidentes de su empresa ("México es un país de
una clase modesta muy jodida... que no va a salir de jodida. Para la
televisión es una obligación llevar diversión a esa gente". La
transcripción de esas infortunadas declaraciones, con las que el dueño
de Televisa no hacía más que describirse a sí mismo apareció, en un
contexto crítico, en el número 7 (mayo-julio de 1993) de la revista
Intermedios.
Amenazas contra varios medios. Numerosos apoyos a
La Jornada
La declaración de la Comisión Permanente, así como
numerosas protestas anteriores a ella, se referían a las amenazas que
varios periodistas y publicaciones, pero especialmente La Jornada
y sus directivos, recibieron al menos desde fines de enero. La política
informativa de este diario, al parecer despertó animosidades en sectores
de ánimo tan intolerante que llegaron a la amenaza directa, muy grave en
cualquier circunstancia pero especialmente preocupante en momentos de
tensión política como los que se habían experimentado en México desde
que comenzaba el año. Los libelos no sólo llegaron a La Jornada,
sino a otras publicaciones y personajes de la vida cultural y política.
En su edición del primero de febrero, La Jornada
publicaba el texto de un anónimo (pues el grupo que lo firmaba era
tan desconocido como cobarde), que decía:
Comunicado 1
¡LA GUERRA HA COMENZADO!
¡NO PASARA LA JAURIA DE COMUNISTAS Y SU VOCERO LA
JORNADA, APOLOGISTA DEL VITUPERIO ROJO!
¡MUERA EL PRD!
¡CASTIGO EJEMPLAR A SUBVERSIVOS!
¡FUERA RIGOBERTA MENCHU Y EXTRANJEROS!
¡NO AL CLERO POLITICO!
¡VIVA MEXICO!
FRENTE ANTICOMUNISTA MEXICANO
El diario respondió haciendo públicos tales ataques y
explicando, en un editorial de primera plana, que tanto como empresa
como en lo personal varios de sus directivos, en los días recientes
habían recibido:
"diversos libelos anónimos... en esos documentos se
acusa insidiosamente a nuestro diario de ser portavoz del Ejército
Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y se vierten calumnias política
y personales contra Carlos Payán Velver, director general; Carmen Lira,
subdirectora general; Blanche Petrich y Josetxo Zaldúa, reporteros; Elio
Enríquez, corresponsal en Chiapas y Gaspar Morquecho, colaborador".
"Hasta ahora --decía más adelante el editorial--, la
campaña se ha mantenido en una baja intensidad semiclandestina, y por
fortuna no ha habido ningún medio de pensa tan indigno como para
publicar estos libelos. Pero por la manera en que circulan, puede
inferirse que no son obra de bromista alguno: obededen a un intento
calculado de acallar nuestro diario y, en ese afán, podrían prefigurar
ataques mucho más serios en contra del periódico y de sus integrantes".
Luego de apuntar que ante los sucesos en Chiapas ese
diario había informado a sus lectores: "en una forma imparcial, verídica
y objetiva", estimaba que en el mes transcurrido en la sociedad se había
consolidado la "convicción de que la información es parte integrante de
la participación cívica y que ésta, su vez, resulta imprescindible para
la solución pacífica y legal de los problemas nacionales".
Para La Jornada, los ataques en su contra
eran:
"parte de un intento para impedir o al menos
obstaculizar las gestiones de paz que se realizan en torno al conflicto
chiapaneco. Asimismo, consideramos que estos libelos no sólo atentan
contra nuestro diario, sino también contra el conjunto de la opinión
pública mexicana, contra la libertad de expresión y el derecho a la
información".
El editorial exigía que "las autoridades judiciales y
militarees indaguen y esclarezcan el origen de los ataques". No era del
todo claro por qué se involucraba a las autoridades militares en un
hecho que parecía susceptible de la indagación y la persecución a cargo
del ministerio público, aunque sí eran evidentes la preocupación e
indignación legítimas del cuerpo editor del diario. La Jornada,
allí, hacía también un llamado a sus lectores y a otros medios para que
estuvieran atentos "ante la posibilidad de que las agresiones continúen
o se agraven".
La convocatoria fue ampliamente fue atendida. Al día
siguiente apareció, también en portada, una carta del director general
de Comunicación Social de la Presidencia de la República, José Carreño
Carlón, en donde se manifestaba la solidaridad del presidente Carlos
Salinas ante los hechos denunciados en aquél editorial, junto con:
"el rechazo del gobierno a toda pretensión de
obstaculizar u hostigar la libertad de expresión".
El jueves 3 de febrero, Carlos Salinas recibe al
director de La Jornada y de esa entrevista, al día siguiente, da
cuenta una fotografía en la página 8 con un escueto pie:
"El director general de La Jornada, Carlos
Payán Velver, sostuvo una plática de una hora con el presidente Carlos
Salinas de Gortari, en la residencia oficial de Los Pinos".
No se informa del contenido de ese encuentro, aunque
la foto es suficientemente explícita para reiterar el mensaje
gubernamental del día anterior.
El jueves 3 de febrero, la cabeza principal del
diario anuncia:
"Rechaza la Permanente todo ataque a los medios".
Allí se hace referencia a una declaración unánime de
los legisladores miembros de la Comisión Permanente del Congreso de la
Unión. La nota iba acompañada por un cintillo en donde se leía:
"Exige que se esclarezcan las calumnias a La
Jornada".
La preocupación de los legisladores, es mencionada en
páginas interiores por Excélsior y El Financiero. Ningún
otro diario se refiere, al menos informativamente, a los libelos, ni al
respaldo de diputados y senadores a La Jornada.
Pero si faltó solidaridad explícita dentro otros
medios impresos (varios comentaristas en radio sí manifiestan
procupación por el asunto de La Jornada) no escasearon en cambio
las expresiones a través de cartas que comienzan a ser publicadas en el
diario amenazado. Entre otras, se conocen comunicaciones de Jorge
Carpizo, secretario de Gobernación; Manuel Aguilera, jefe del
Departamento del Distrito Federal; el Centro de Defensa y Promoción de
los Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria OP; el candidato
presidencial del PRI Luis Donaldo Colosio, el investigador Arnaldo
Córdova, el director de El Día José Luis Camacho; el escritor
Federico Reyes Heroles; el investigador Pablo González Casanova; el
rector de la Universidad de Colima Fernando Moreno Peña; el escritor
Carlos Fuentes; el dirigente nacional del PAN Castillo Peraza; el
director de Notimex Rubén Alvarez Mendiola; el director de Macrópolis
Juan Pablo Becerra Acosta; el suplemento cultural "El Búho", de
Excelsior; el periodista Alberto Barranco Chavarría; el candidato
presidencial del PRD Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano; el escritor Sergio
Aguayo Quezada; el coordinador de la Unorca Luis Meneses Murillo; el
escritor Enrique Krauze; la periodista Sara Moirón; el director de El
Semanario Tabasqueño, Luis Pampillón y los trabajadores de La
Jornada.
Muestra de esas expresiones de respaldo es, entre
otras, la carta del director general de El Nacional y antiguo
reportero de La Jornada, Pablo Hiriart Le Bert quien, en una
carta aparecida el 2 de febrero, dice breve y fraternalmente:
"Estimado señor Payán: Ayer por la tarde, al regresar
a la oficina, encontré sobre mi escritorio un sobre que llegó por correo
ordinario con una carta anónima. Después de leerla, me pareció que es un
buen momento para enviarle a usted y a la subdirectora, Carmen Lira, un
solidario y cariñoso abrazo".
Las diferencias de adscripción institucional, e
incluso de enfoques en el tratamiento informativo de los acontecimientos
de esos difíciles días, no cancelaban las posibilidades, y obligaciones,
de solidaridad personal y gremial.
En unomásuno, si bien no se hace explícito
respaldo alguno al diario amenazado, el 4 de febrero el pequeño recuadro
de primera plana titulado "En el llano", firmado con seudónimo pero que
suele recoger opiniones del grupo editor de ese periódico, presenta la
siguiente frase:
"Basura es el libelo. También lo es el rumor
difamatorio y calumnioso".
El comentario de unomásuno, como es frecuente
en ese tipo de espacios, podía ser sujeto de varias interpretaciones.
Por un lado, había una descalificación a los libelos y los únicos que se
habían conocido por aquellos días eran los que amenazaban a La
Jornada. En ese sentido, había un cuestionamiento de los ataques
contenidos en él. Pero no se aclaraba a qué rumores, calumniadores y
difamadores, se refería al autor de la frase. unomásuno mismo, de
acuerdo con denuncias aparecidas en sus páginas, fue objeto de algunas
amenazas, días antes. El jueves 20 de enero, en una nota de primera
plana bajo el logotipo del diario e intitulada "Amenaza al director", se
notificaba:
"El director general de unomásuno, Luis
Gutiérrez Rodríguez, recibió anoche en su oficina una amenaza
telefónica: 'Le bajas a la pinche guerrilla o te carga la chingada'.
Este acto de cobarde terrorismo, que se suma a la campaña de infamias a
la que no es ajena un diario de circulación nacional, merece nuestra
enérgica repulsa. unomásuno tiene un compromiso con la nación.
Sin escándalo, sin amarillismo, sin desgarramiento de vestiduras y sin
manipular la información, seguiremos cumpliendo indeclinablemente con
nuestro deber. Así son los riesgos del periodismo profesional".
Podía llamar la atención que una voz anónima le
reclamara a unomásuno su información sobre el conflicto en
Chiapas, cuando ese diario, por decisión editorial de sus directivos, no
estuvo entre aquellos que ofrecieron más espacio, con más simpatía, al
EZLN. Pero la amenaza allí quedó registrada y mereció la condena de
diversos personajes y sectores del mundo político y periodístico.
En el breve editorial que hemos transrito, no se
explicaba a qué "diario de circulación nacional" se refería unomásuno
como fuente de "una campaña de infamias", aunque sí establecía un
contraste con otros (especialmente, creemos, con La Jornada) al
definirse en contra de un periodismo amarillista y de vestimentas
desgarradas. Por esas fechas, se publicó también en unomásuno que
el director del suplemento político "página uno", Gregorio Ortega, había
recibido una amenaza más vulgar, manifestada a una de sus pequeñas hijas
cuando salía de la escuela. Se trataría del intento de intimidación más
directo, entre los que, según se supo, recibieron periodistas durante
esa fase del conflicto chiapaneco. Sin embargo no se dijo más al
respecto.
El enigmático "Marcos" y los abusivos buscadores
de primicias
La presión primero por la abundancia de noticias y
luego debido a la ausencia de ellas, afectaba a los medios casi tanto
como las amenazas anónimas o, en otro plano, la exigencia de sus
públicos para saber qué sucedía en Chiapas. El enigma principal, más
allá incluso que los motivos reales del alzamiento (si es que éstos no
eran solamente las demandas sociales y económicas de los zapatistas)
radicaba en la identidad del personaje autodenominado como subcomandante
Marcos. Parecía claro que ese no era su nombre y, a juzgar por la
autoridad que demostró durante las pláticas para la paz en San
Cristóbal, que no tenía una posición subordinada a otros líderes del
EZLN, como él insistía en decir.
El misterio en torno a Marcos trató de ser despejado
por diversos medios, en informaciones una tras otra fallidas. En el
transcurso de enero y febrero, se publicaron varias versiones sobre su
identidad. Algunas de ellas, sobre el "subcomandante Marcos" y otros
presuntos colaboradores o dirigentes del EZLN, son mencionadas en el
primer capítulo de este libro. Otra, de las más destacadas, aparecía el
domingo 30 de enero en la columna "Frentes Políticos" del diario
Excélsior, en donde se aseguraba que Marcos en realidad era Roberto
Meade Treviño, que diez años antes había sido procesado penalmente por
su participación en un movimiento estudiantil en San Luis Potosí.
El diario publicaba viejas fotografías de Meade,
cuando había sido fichado por autoridades judiciales y decía que es
originario de la ciudad de Colima. Incluso aseguraba, repitiendo una
versión que corrió por esos días, que el seudónimo Marcos había
surgido de unir en un acróstico las iniclaes de las poblaciones ocupadas
por el Ejército Zapatista: Margaritas, Altamirano, Rancho
Nuevo, Comitán, Ocosingo y San Cristóbal (aunque
Comitán no fue ocupada por los neozapatistas. En otras versiones
parecidas, la C era adjudicada a la población de Chanal).
Excélsior únicamente atribuía esa revelación que
involucraba a Roberto Meade, a "fuentes confiables", las cuales no
precisaba. Una información idéntica, fue publicada ese día por La
Prensa en la columna política del señor Juan Bustillos.
Pero resultó que Meade, lejos del fárrago chianapeco,
era un tranquilo funcionario público, secretario particular del director
de la empresa estatal Telecom. Además no se llama Roberto, sino Walter.
El preocupado funcionario, acudió ese domingo a la redacción de La
Jornada para aclarar que no era Marcos y que si bien tenía
antecedentes judiciales, había quedado absuelto de las acusaciones que
se le formularon diez años antes. Con notorio temor por las represalias
que pudiera sufrir, Meade solicitaba la protección de las autoridades.
No se informó si le fue otorgada, aunque lo que es cierto es que no
recibió el beneficio de, al menos, disculpas en los medios en los que,
con poco profesionalismo y sin mencionar las fuentes responsables de ese
dato, se le había identificado con el enmascarado jefe del EZLN.
La Defensa Nacional vuelve a la carga... informativa
El interés de las autoridades militares para
esclarecer las auténticas dimensiones de la participación del Ejército
Mexicano en el conflicto, parecía avivarse conforme avanzaba el proceso
de paz. Tardía, la respuesta a las versiones periodísticas de bombardeos
y transgresión a los derechos humanos, para comienzos de febrero era por
lo menos intensa y diversificada. Ya hemos mencionado la visita guiada
que, en la última semana de enero, varios reporteros efectúan a varias
zonas que fueron escenario de combates en los primeros días del año, así
como las aclaraciones de jefes militares como el general Miguel Angel
Godínez. Luego, el miércoles 2 de febrero, la Defensa Nacional vuelve a
rechazar:
"categórica y enérgicamente, que en el conflicto en
Chiapas hayan sido efectuados bombardeos, intensos movimientos de
aviones, ataques en áreas pobladas o afectación a bienes de personas por
parte de la Fuerza Aérea Mexicana".
La autoridad militar reconoce y reitera, eso sí, que:
"en los cercos y emboscadas que han tendido los
transgresores ha apoyado a las tropas en despoblado mediante el
ametrallamiento y lanzamiento de cohetes".
La nueva declaración, merece espacios destacados en
los noticieros televisivos. 24 Horas presenta el boletín de la
Sedena, del cual lee un resumen.
Hechos del Canal 13, ese Día de la Candelaria,
destina casi cuatro minutos a un reportaje que comienza con la siguiente
reflexión:
"Desde el inicio del conflicto en Chiapas se
denunciaron presuntas violaciones a los derechos humanos por parte del
Ejército. Aunque no hay evidencias y las denuncias se investigan, el
hecho ha generado una polémica en torno a la función y la
responsabilidad del Ejército".
Luego se veían varias escenas de los primeros días de
enero en Chiapas y, a continuación, una pregunta del general Godínez:
"¿Quién es más criminal, el soldado que le disparó a
un hombre que traía un fusil de madera y que lo vio de noche a 100
metros... o el que traía a esa persona con el fusil de madera?".
El reportero comenta, entonces:
"Sin embargo, se insiste en el desprestigio, sin que
se pregunte siquiera cuál es la función constitucional del Ejército".
Luego, aparece el abogado Ignacio Burgoa Orihuela, al
que se presenta como especialista en derecho constitucional, quien
aclara que esa es precisamente la función del Ejército. El reportero
continúa:
"Sobre las presuntas violaciones a los derechos
humanos, habrá que esperar las evidencias. Y aquí cabría la pregunta:
¿De resultar ciertas, responsabilizarían a la institución armada como
tal?".
Burgoa responde que, en tales casos, la
responsabilidad sería de los soldados y sus jefes inmediatos.
El noticiero de Canal 13, al defender al Ejército,
incursionaba en una veta sugerente pero que además podía ser desafiante:
si habían ocurrido actos ilegales por parte de las fuerzas armadas,
éstos no serían de la institución militar como tal, sino de individuos
específicos. A esta línea de análisis, no se le da más juego, al menos
en los medios electrónicos de mayor importancia.
Inmediatamente después del reportaje que mencionamos,
en Canal 13, aparece el reportero Francisco Trejo "en una zona del
conflicto", con un campesino hambriento, igual que su familia. "La ayuda
no alcanza para todos", se escucha, luego de que se señala que la
pequeña hijita del campesino tiene diarrea y vómito. Luego, la cámara
muestra unos frascos de vidrio tirados sobre la tierra y se informa:
"Este es el lugar donde murió un soldado". Una flecha blanca aparece en
la pantalla, señalando el sitio. Se trata, aparentemente, de un refugio
a donde el EZLN llevaba heridos y los frascos, posiblemente, habrían
sido de alcohol empleado para las curaciones. Es decir, el soldado que
se dice murió allí puede haber sido zapatista y no, como en un principio
se sugería, miembro del Ejército Mexicano.
Las aclaraciones de la Defensa Nacional, ahora sí,
son motivo de informaciones notorias en varios periódicos, el jueves 3
de febrero.
El Heraldo de México les da su encabezado
principal: "Mienten quienes hablan de bombardeos en Chiapas", bajo un
balazo que aclaraba "Sólo se han utillizado cohetes: la Defensa". Sin
embargo, en la nota correspondiente no aparece la frase que da tema al
encabezado principal; esa es, entonces, una apreciación del autor del
titular y no una afirmación textual de los funcionarios militares.
Excélsior le da a este asunto el cintillo de
primera plana: "Ni bombardeos aéreos ni afectaciones a bienes privados
en Chiapas: SDN".
También en notas de primera plana, esta información
la incluyen El Financiero, El Universal y Ovaciones.
En su página 4, Reforma dice: "Desmiente Sedena bombardeos",
aunque en la nota correspondiente no hay referencia expresa al boletín
de la Defensa.
Con más precisión, unomásuno asigna a esta
nota su encabezado más importante de ese día: "Rechaza Sedena que haya
atacado en regiones pobladas".
La Jornada, dice en una cabeza (no la principal)
de primera plana: "Reitera Sedena: no hubo bombardeos en zonas civiles";
pero en una de sus páginas interiores publica completo el comunicado de
la Secretaría de la Defensa bajo el siguiente titular: "No hubo
bombardeos en Chiapas, sostiene Sedena".
La discusión no ha sido si fueron bombardeadas
poblaciones sino, simplemente, si hubo o no bombardeos. El encabezado de
La Jornada de ese miércoles 2 de febrero sugería que sí cayeron
bombas, aunque no sobre civiles. Luego, la información era rectificada
en otro sitio de esa misma edición en donde sí se hablaba de bombardeos
en general, no sólo en algun área específica.
La ofensiva informativa del Ejército es advertida por
periodistas extranjeros. El 2 de febrero, el corresponsal David Clark
Scott, de The Christian Science Monitor, en un despacho que
distribuyó la agencia UPI, señalaba que:
"Ante las acusaciones de que violaron los derechos
humanos en su intervención en el alzamiento de Chiapas, el ejército
mexicano ha lanzado una inusual ofensiva de relaciones públicas... Pero
la apertura está dejando al descubierto aparentes divisiones entre las
autoridades militares y civiles sobre la forma en que se están llevando
a cabo las gestiones de paz entre las partes en conflicto".
Relataba el enviado:
"En entrevistas con los medios informativos mexicanos
y extranjeros en los últimos días, el general Miguel Angel Godínez Bravo
hizo comentarios que indican cierto desacuerdo con la actitud blanda
empleada por el gobierno con los guerrilleros. Pero el primer objetivo
de Godínez al hablar con la prensa es defender la conducta de sus
tropas, las que en su opinión no han violado los derechos humanos.
Cuando se le preguntó sobre las denuncias de que el ejército había
torturado, golpeado y ejecutado sumariamente a presuntos guerrilleros,
el general de tres estrellas respondió: 'absolutamente nada de eso es
verdad. Hace muchos años que dejamos de torturar gente'. Godínez, que
fue enviado para reprimir la insurrección que comenzó el primero de
enero, ofreció la conferencia de prensa en una sala dominada por un mapa
de Chiapas. Puntos rojos marcaban los pueblos que habían ocupado los
'transgresores', según los llama él".
En su despacho, remitido desde Tuxtla Gutiérrez, el
corresponsal estadounidense advertía que:
"Godínez hizo una oferta sin precedentes, para una
institución famosa por rechazar la interferencia del exterior, aún de la
rama ejecutiva, en sus asuntos internos. 'Estamos abiertos a cualquier
investigación que organizaciones gubernamentales o no gubernamentales
quieran hacer... No tenemos nada que ocultar', aseguró".
Y dice David Clark Scott más adelante, que según el
general "las acusaciones e informaciones de prensa han sido parciales".
Godínez afirmó:
"No he oído nada de organizaciones no gubernamentales
sobre los asesinatos, los robos, los ranchos incendiados o el personal
militar muerto por los transgresores. Tenemos 14 viudas cuyos esposos
murieron defendiendo al pueblo mexicano de los transgresores".
El general Godínez, se dice también:
"apoya ciento por ciento la solución política al
conflicto y prometió mantener a los aviones y soldados lejos del sitio
todavía no escogido en el que se realicen las conversaciones de paz".
La información del corresponsal de The Christian
Science Monitor, que por su singularidad hemos transcrito en
extenso, era significativa de la sorpresa, pero al mismo tiempo de las
dudas que provocaba la actitud del Ejército Mexicano. El hecho de que
esa corporación aclarase que no se había comportado como numerosos
medios habían sugerido, no parecía ser noticia suficiente. Por ello, el
reportero además de dar cuenta de una campaña publicitaria que advertía
como inusitada, decía en la entrada de su nota que había diferencias
entre las autoridades militares y las autoridades civiles. Pero más
adelante no respalda esa afirmación e incluso, cita al general Godínez
cuando dice que está "ciento por ciento" de acuerdo en la negociación
para encontrar remedio al conflicto. La única diferencia que David Clark
Scott encuentra, entre Godínez y el negociador Manuel Camacho, es en la
forma como se refieren a los insurrectos. El militar los llama
"transgresores", repitiendo el calificativo que la Secretaría de la
Defensa empleó desde el inicio del conflicto, en tanto que el
Comisionado para la Paz ya había accedido a referirse al EZLN por sus
siglas y su nombre.
En la información del también corresponsal de UPI se
atribuye a Godínez, junto con su negativa a que en Chiapas los
prisioneros hayan sido torturados, el implícito reconocimiento de que,
en otras épocas, el Ejército sí fue responsable de tales violaciones a
los derechos humanos ("hace muchos años que dejamos de torturar"). Sin
embargo esa cruda declaración, que podía resultar incluso cínica, no
apareció en los medios de comunicación mexicanos. Clark Scott se fija
solamente en las aclaraciones sobre presunta torturas, pero no recoge
las precisiones de Godínez sobre la otra gran acusación que se enderezó
contra el Ejército y que se refería a los supuestos bombardeos aéreos.
En el afán de darle espectacularidad a su información, el enviado
asegura que hay "cierto desacuerdo" con la "actitud blanda" de las
autoridades civiles, pese a que Godínez sostiene lo contrario. Y asegura
que el Ejército fue enviado "para reprimir la insurrección", lo cual no
ocurrió: las tropas mexicanas allí estaban y al comenzar enero fueron
atacadas en uno de sus cuarteles, luego se limitaron a rodear la zona
del conflicto, acción en la cual sostuvieron enfrentamientos pero hasta
donde pudo apreciarse no con afán de exterminio. Gracias a ello es que
se pudo desplegar la opción negociadora. Nada de ello se reconoce en la
nota del mencionado corresponsal.
El Ejército, en el ojo de la polémica
Habría nuevos elementos para documentar el respeto o
la transgresión a derechos humanos en el conflicto chiapaneco. El jueves
3 de febrero Jorge Madrazo, presidente de la CNDH, explica que hubo un
error en las cinco necropsias que realizó la Procuraduría General de la
República para determinar si hubo ejecuciones en los cuerpos sneontrados
en Ocosingo: los investigadores, se equivocaron de cadáveres. La
indagación, sin embargo, marcharía, aseguro Madrazo, quien además
recordó que seguía abierto el expediente sobre presuntos bombardeos
denunciados por los pobladores de los municipios en conflicto. Ese día
también, se anuncia que el Ejército Mexicano ha pagado una indemnización
de tres mil 500 nuevos pesos a los propietarios de un centro de cómputo
en el municipio de Ocosingo, por daños causados por las tropas según
informó el general Nicabardo Daniel Velázquez, coordinador de la oficina
de quejas de la ciudadanía, instalada por la Sedena.
El 4 de febrero, unomásuno publicaba uno de
los pocos editoriales en los que, explícitamente, se hacía una defensa
de la conducta del Ejército Mexicano en esos días. unomásuno,
consideró que:
"Los derechos humanos se han convertido en un punto
toral del conflicto en Los Altos de Chiapas. Tras la presencia del
Ejército Mexicano y el repliegue del autonombrado Ejército Zapatista de
Liberación Nacional (EZLN), los medios de comunicación extranjeros y
algunos nacionales difundieron una serie de noticias alarmantes:
supuestos cementerios clandestinos, hombres torturados, cadáveres con
tiros de gracia y bombardeos fueron materia de grandes titulares y
severos comentarios... Sin lugar a dudas el conflicto chiapaneco --como
cualquier otro donde la violencia sea un rasgo distintivo-- puede traer
consigo una serie de violaciones a los derechos humanos. Las armas
--casi por definición-- son opuestas a ellos".
El diario señalaba entonces que es preciso tener dos
actitudes. Una, de rechazo a las falsas denuncias ("no es posible dar
crédito abierto a quienes, sirviéndose de los derechos humanos, buscan
desprestigiar al Ejército como institución republicana; a quienes
pretenden cimentar un prestigio y una presencia política mediante el
usufructo del rumor y las tragedias del conflicto"). La otra, sería:
"una actitud que no busca el desprestigio del
gobierno y el Ejército Mexicanos sino la garantía de una serie de
prerrogativas inalienables. Aquí, la visión del botín no tiene cabida".
Esa sería, de acuerdo con el editorial de
unomásuno, la postura de la Comisión Nacional de los Derechos
Humanos ("los verdaderos defensores de estos preceptos") y la
Procuraduría General de Justicia Militar, encargadas de "llevar hasta
sus últimas consecuencias los casos donde exista evidencia".
El diario encontraba que:
"si algún miembro del Ejército Mexicano --no importa
aquí su grado o situación-- ha cometido una violación a los derechos
humanos y ésta ha sido comprobada, la justicia militar tendrá que actuar
en consecuencia y hacer valer todo el peso de la ley sobre el infractor.
No se puede tolerar que una acción bélica se extralimite y pase por
encima de las leyes. Esta actitud implica, asimismo, la existencia de
una capacidad analítica que no confunda las faltas comprobadas de unos
cuantos con la institución en su conjunto. Es inadmisible que los
excesos de unos militares, cualquiera que sea su rango, sean
magnificados para tratar de desprestigiar a una institución y promover
acciones intervencionistas".
Si bien poco frecuente en la prensa mexicana de esos
días, el reconocimiento de posibles abusos por parte de miembros del
Ejército Mexicano, pero que no por ellos condenaba a la institución como
tal, era una postura que ya había tenido expresión en medios como el
Canal 13, en el noticiero comentado páginas atrás.
La posición del Ejército Mexicano es reiterada por el
secretario de la Defensa Nacional, Antonio Riviello Bazán, el 9 de
febrero en la ceremonia conmemorativa del 81 aniversario de la Marcha de
la Lealtad. En un discurso, dice que:
"el Ejército fue llamado para intervenir en el
conflicto de Chiapas... Su intervención es legal, legítima y necesaria.
Actuamos para garantizar la seguridad interior, restituyendo el orden
contra una violencia que, todos sabemos, no fue desatada por nosotros.
Nadie debe olvidar, y debe repetirse cuantas veces sea necesario, que el
Ejército Mexicano fue atacado por el grupo transgresor. Este le declaró
la guerra y atacaron a sus miembros y sus instalaciones. Fuímos los
agredidos".
Dijo además, el general Riviello:
"De lejos y de cerca se movieron las manos de la
provocación. Encontraron la respuesta del diálogo, la concordia y la
cohesión nacional. Nadie puede justificar que se use la violencia y se
tomen las armas para reclamar soluciones".
Y en alusión a la imagen social que estaba
favoreciendo a los neozapatistas, el secretario de la Defensa manifestó:
"No se debe pretender glorificar a quienes
recurrieron a la violencia, pues si la confrontación se acercase a
quienes la exaltan, lo primero que harán será solicitar a la autoridad
su protección y abrigo... Cuando está de por medio la paz social, el fin
no justifica los medios. Mucho menos los medios violentos".
Ese día, coincidentemente, Manuel Camacho informa que
el Ejército Mexicano garantizará las condiciones específicas de
seguridad que requiere la reunión con el EZLN, cuya agenda incluirá
reformas políticas de fondo en la relación con los indígenas de Chiapas
y que tendrán necesariamente repercusiones nacionales.
24 Horas asume como nota principal las palabras
de Riviello, de las cuales presenta casi 4 minutos. Lo mismo ocurre en
Hechos, del 13.
Enlace, de Canal 11, además de fragmentos de esa
alocución ofrece un breve reportaje de Rubén Carrillo quien, en el
Castillo de Chapultepec donde fue la ceremonia de la Marcha de la
Lealtad, considera que "La mayor parte de la ciudadanía que asistió al
evento, apoya al Ejército Mexicano en su labor en Chiapas". En su afán
por presentar una opinión favorable al discurso del secretario, el
reportero dejaba la impresión de que, entonces, una parte aunque fuera
minoritaria de los asistentes no había estado de acuerdo con lo dicho en
la ceremonia. Si así ocurrió, el reportero de Enlace no lo
documentó. En cambio, presenta declaraciones de varios asistentes: un
joven ("es una labor loable por parte de ellos..."), una señora ("si no
hubiera Ejército no habría quién nos defendiera..." También aparece la
opinión recelosa de un ciudadano, refiriéndose siempre al Ejército:
"Debería haber una vigilancia más estrecha sobre las actitudes de
ellos". No era esa una posición de rechazo al Ejército por su labor en
Chiapas. De cualquier manera, a continuación, el reportero acotaba:
"hubo también respuesta a esta opinión". Entonces aparecía de nuevo
Riviello, en la parte de su discurso en donde dice que la intervención
del Ejército en Chiapas "se ajusta rigurosamente a las normas jurídicas
que rigen su funcionamiento".
El discurso del secretario de la Defensa recibe los
encabezados principales de los diarios revisados para este estudio, a
excepción de El Financiero. Casi todos, también, le dedican
comentarios editoriales. Excélsior sostiene que el funcionario,
"está en lo cierto" cuando afirma que la intervención del Ejército ha
sido legal y necesaria e incluso acota: "sólo el estado de agitación y
confusiones prevaleciente hoy en México puede hacer necesario que el
jefe militar diga una obviedad así".
Para El Universal,
"las Fuerzas Armadas, en efecto, han desarrollado una
labor de pacificación ajustada a las normas constitucionales".
El Nacional, en su posición editorial, sostiene
que:
"desde los primeros momentos del conflicto en la
entidad federativa del sureste, la Secretaría de la Defensa Nacional
(Sedena) apoyó todas y cada una de las instancias de diálogo y acuerdo,
a fin de lograr la más pronta reconciliación, y en los momentos en que
intervino en acciones armadas fue en respuesta a una agresión en su
contra".
En la radiodifusora Stereorey, el 10 de febrero, el
comentarista Víctor Calderón se refiere a la intervención del secretario
de la Defensa, en torno a la cual reflexiona sobre los riesgos y la
ética en los medios de comunicación. Dice lo siguiente:
"Hay un libro muy famoso en periodismo
estadounidense, sobre los avatares del periodismo. Y una de las frases
famosas de ese libro es aquella que dice que cuando hay amagos de guerra
o cuando hay una guerra, la primera víctima es la verdad. Yo no sé, esa
es la experiencia de los periodistas estadounidenses y, por supuesto,
hay cosas que no se pueden trasladar de un país a otro, de una cultura a
otra. Pero sí me parece acertado decir que en situaciones de crisis
muchas veces la información aparece un poquito desbocada y después, hay
que ponderar las cosas con mucho cuidado. Lo importante del trabajo
periodístico serio, es tratar de establecer la realidad de las cosas. Le
digo todo esto por el asunto de Chiapas. En los primeros días de repente
tuvimos tantas informaciones, acusaciones, desmentidos, dimes y diretes
que ya no sabía uno a quién creerle, y por eso nosotros hemos tenido que
enviar un equipo, como muchas otras instancias no sólo periodísticas,
para tratar de establecer la verdadera dimensión de las cosas. Esto no
está peleado con el rollo del análisis, de la evaluación, de la
interpretación. En todo este marco, algo que se me hace importante es la
puntualización que hacen las partes. En ese sentido, las Fuerzas Armadas
mexicanas, desde un principio actuaron, después se les vilipendió y
entonces, la Secretaría de la Defensa Nacional, en voz de su titular,
Antonio Riviello, hace una serie de puntualizaciones muy importantes
sobre lo que sucedió en Chiapas y su actuación, que es importante
escuchar".
La primera víctima es la verdad, sostenía el
periodista Calderón. Otra víctima, es la precisión conceptual. A
diferencia de las ahdesiones que el discurso de Riviello encontró en las
posiciones de diversos diarios, el comentario discrepante es ofrecido
por La Jornada, en un editorial, ese jueves 10 de febrero, que
comienza en portada y donde califica como "ominoso" el carácter de
algunas afirmaciones del titular de la Defensa. Ese dierio reconoce como
un hecho que:
"elementos del Ejército Mexicano fueron atacados por
los guerrilleros chiapanecos, lo que dio lugar a la comprensible
reacción de las fuerzas regulares en la zona del conflicto".
Sin embargo, más adelante, el editorial de La
Jornada considera que:
"... no resultan ciertamente tranquilizadoras las
expresiones vertidas por el general Riviello en el sentido de que
amenazan al Ejecutivo intereses de origen extranjero y local, así como
la identificación del orden interno del país con la soberanía nacional
que realizó el máximo jefe militar. La soberanía de México sólo puede
ser amenazada desde afuera, en cuyo caso las fuerzas armadas deben
cumplir con su misión histórica, que consiste en defender la integridad
territorial de la nación. Caracterizar una sublevación interna como una
amenaza a la soberanía de México puede conducir al Ejército Mexicano a
desviarse de las funciones institucionales que son la razón de su
existencia y que le han dado el prestigio de que goza a escala
continental, por su origen revolucionario y popular".
Respecto de las alusiones a los glorificadores de la
violencia, La Jornada sostenía que podía "constituirse en un
peligroso elemento de confusión para la ciudadanía", porque había el
riesgo de ser aplicada a quienes no compartieran los puntos de vista del
gobierno:
"De acuerdo con esta misma lógica, los medios de
comunicación independientes, cuya obligación es informar libre y
responsablemente en el ámbito de una sociedad cuya máxima aspiración es
la democracia, podrían aparecer como 'glorificadores de la violencia'
por el solo hecho de cumplir cabalmente con sus objetivos
profesionales..."
Así, el diario encontraba en las palabras de
Riviello,
"la amenazante posibilidad de que la autoridad eluda
su responsabilidad de proteger a los mexicanos que ven en el caso de
Chiapas un problema social, incluidos aquellos que simplemente se
limitan a ejercer sin cortapisas la libertad de expresión, y pugnan de
buena fe por una República donde la luz de la concordia erradique para
siempre las sombras de la intolerancia".
Al día siguiente, también en sitio destacado, La
Jornada publica un artículo del procurador General de la República,
Diego Valadés, quien rebate la tesis sobre la soberanía y sus fuentes de
vulnerabilidad, que había sostenido el editorial del diario. Soberanía
es independencia frente a cualquier poder del exterior y también del
interior, sostiene el Procurador, "de otra manera no podemos hablar de
un Estado soberano". La misma Constitución del país, en su artículo 119,
subraya Valadés, dispone que:
"los Poderes de la Unión tienen el deber de proteger
a los estados contra toda invasión o violencia exterior --la
independencia-- y agrega que igual protección también deberá prestarse
en caso se sublevación o trastorno interior --la supremacía--".
Aparte de darle al periódico mencionado un repaso de
derecho constitucional elemental, Valadés considera que el secretario de
la Defensa, en su discurso, apeló a la conciencia de los mexicanos,
"para evitar imprimir un carácter romántico al uso de
la violencia... Reprobar la violencia ha sido una constante de los
mismos medios impresos, incluyendo algunos bien conocidos articulistas
que han publicado en La Jornada el rechazo a hacer apología de
los actos de violencia".
El procurador, en su recuento jurídico, se abstuvo de
contestar a una de las preocupaciones del diario, cuando cuestionaba el
hecho de que Riviello hubiera dicho que el Ejecutivo estaba amenazado
por intereses extranjeros y locales. En realidad, el secretario de la
Defensa no se refería al actual Presidente de la República sino al
presidente Francisco I. Madero, con quien los cadetes que lo acompañaron
el 9 de febrero de 1913 tuvieron una expresión de lealtad que es la que
se conmemora cada año en esa fecha. Riviello había dicho, al respecto:
"No es la lealtad un valor privativo de los soldados
de México; la celebramos hoy en recordación justa de la manera gallarda
y firme con que la aplicaron soldados de la República acompañando a un
Presidente valiente, amagado por intereses de toda laya, de genealogías
externas y locales".
En esa expresión, el apurado editorialista de La
Jornada pensó encontrar una alusión al Presidente Salinas de
Gortari, presuntamente amagado desde el extranjero. Pero había leído
mal.
También el 11 de febrero, unomásuno publica un
nuevo editorial, que parece destinado a responder al de La Jornada:
"... las voces que fueron incapaces de asomarse hacia
otros espacios no pudieron reconocer que las acciones de las fuerzas
armadas nacionales eran necesarias y se encontraban amparadas por los
dictados de la ley. No se envió a los efectivos para asesinar y torturar
a la población, sino para combatir a un grupo armado que se había negado
a la oportunidad del diálogo".
Si no era respuesta a La Jornada, ese
editorial parecía escrito con tal propósito. Pero la posición de
unomásuno, al repetir ese estilo que para polemizar, con tal de no
darle crédito alguno al antagonista, deja de mencionar a quién o a qué
se refiere, perdía eficacia y quedaba en el vacío, excepto para lectores
muy enterados o, muy perspicaces (en caso de que, en efecto, se hubiera
tratado de una respuesta intencionada).
Vísperas del diálogo. Enviados impacientes, quinielas
desiertas
Las vísperas del diálogo entre el comisionado para la
Paz y los delegados del EZLN, que ocurriría hasta el 21 de febrero,
fueron de pocos hechos públicos, pues las condiciones de la negociación
eran definidas con discreción por ambas partes. Este impasse,
contrasta con la espectacularidad noticiosa de los primeros días del
conflicto. Ahora, los enviados y corresponsales se encuentran a la caza
de declaraciones que les permitan justificar su presencia en Chiapas
pero, incluso, algunos medios resuelven retirar a sus reporteros hasta
que se inicien las conversaciones.
Los periodistas inquieren a diario a Manuel Camacho y
a sus colaboradores sobre el inicio de las pláticas. Las versiones
corren y se contradicen, a menudo. La prensa capitalina del domingo 6 de
febrero es ejemplo de esa tensión. Mientras Manuel Camacho aguardaba a
que fueran precisados detalles de logística del encuentro con el EZ, los
reporteros especulaban. Excélsior y La Jornada consignan
que el comisionado estaba a la espera de una nueva comunicación del
Ejército Zapatista, lo cual podía ocurrir entre el domingo y el lunes.
"Hasta que no lo tenga yo por escrito no puedo proporcionar ninguna
información adicional", insistía el representante preidencial. El
Nacional, con cautela, decía que, de acuerdo con Camacho, a partir
del comunicado siguiente del EZ se daría a conocer "probablemente, la
fecha, la hora y el lugar del encuentro".
Pero la ausencia de noticias no era noticia. Esa
premisa, lleva a los informadores a buscar, o crear, otros escenarios.
unomásuno, haciendo otra lectura de las palabras del Comisionado,
dice en su primera plana que "Prevé Camacho para lunes o martes un
diálogo con el EZLN". El Financiero, aseguraba que "en cualquier
momento de la próxima semana se iniciará el diálogo de paz" e incluso le
ponía escenario: "podría realizarse, por razones de seguridad, en la
ciudad de Tapachula", aunque aclaraba que "esta posibilidad no se
sustenta en información de fuentes oficiales".
Ovaciones coincidía en que el encuentro "podría
celebrarse en la ciudad de Tapachula". Reforma, con más audacia,
publica en primera plana de ese domingo una nota titulada "Iniciarían
hoy conversaciones". Sustentaba ese diario tal aseveración, en "fuentes
confidenciales (que) afirmaron que habría un primer diálogo privado hoy
mismo durante el transcurso de la tarde en algún lugar ubicado entre los
municipios de Ocosingo y Las Margaritas". No sucedió así, o al menos
nunca se informó de un encuentro, en esas fechas, del Comisionado con
representantes del EZ. Entre Las Margaritas y Ocosingo, por lo demás,
hay una gran distancia, ocupada por el enorme municipio de Altamirano.
El lunes 7, Ovaciones dice que el encuentro
por la paz, será "en las próximas 48 horas". Coincide El Heraldo,
que en su primera plana además publica que, el diálogo, "queda aplazado
por lo menos 48 horas y se realizará en un centro urbano --puede ser
Comitán--". El Nacional comparte esta versión y asegura, aunque
protegiéndose con un modo verbal condicionante: "El diálogo, en una zona
urbana; sería Comitán". Será "una ciudad ubicada en la zona del
conflicto", dice El Universal. "Aplazan diálogo por seguridad.
Esperan concretarlo entre mañana y el jueves", sostiene Reforma.
En versión parecida, unomásuno explica "Por seguridad se han
aplazado diálogos en Chiapas: Samuel Ruiz". La Jornada, en
despacho desde San Cristóbal cita a la misma fuente pero además dice que
versiones cercanas a Ruiz y Camacho, indicaban que el diálogo ocurriría
"entre el miércoles o jueves próximos, e incluso se habla de esta ciudad
como sede del encuentro".
Así, unos diarios aseguraban que no había fecha aún,
otros sí establecían un día cercano; unos desconocían el sitio del
encuentro y algunos más especulaban con tal lugar. La reunión tardaría
aún dos semanas y sería, finalmente, en la catedral de San Cristóbal de
Las Casas. Antes de saber esto, durante días singularmente largos, los
medios se llenan de especulaciones, versiones pronto o tarde
desmentidas, notas de color y de calor que los enviados a Chiapas tienen
que improvisar, en tanto que aguardan y, así, desesperan.
El 10 de febrero Javier Solórzano, enviado de
Stereorey, recuerda una frase de Amado Avendaño Figueroa, del
sancristobalense Tiempo: "es más peligroso un ejército de
periodistas sin expectativas de noticias, que el Ejército Zapatista con
metralletas". El símil, obviamente exagarado, indicaba la tensión que se
experimentaba precisamente en San Cristóbal. Cuatro días más tarde, el
mismo Solórzano expresaba su molestia por la incertidumbre sobre el
inicio de las conversaciones:
"Para nosotros, la empresa Multivisión-Stereorey, es
un gasto que hay que saber aquilatar. Seguir aquí es un costo que de
repente no encuentra una buena justificación en la información diaria,
pero regresarse es otro costo, el costo de estar fuera, particularmente
cuando han sido invitados" (se refería al hecho de que el medio de
información que representaba era de los especialmente señalados como
bienvenidos por el EZLN). "Esto no lo digo sólo por nosotros, sino por
todos los medios de comunicación. Anoche, en la sala de prensa y en la
calle, la gente se preguntaba ¿qué hacemos?, ¿nos quedamos o nos
regresamos".
Por lo pronto, en demostración de su enojo, ese 14 de
febrero, aunque era día de la amistad, Javier Solórzano consideraba que
la alocución del comisionado para la Paz, el día anterior, cuando se
reiteró que los preparativos continuaban, le había parecido una
"desangelada y con vicios de absurda conferencia de prensa del señor
Manuel Camacho". Aseguró que a diferencia de otras ruedas informativas,
en ese caso cuando Camacho terminó de hablar "se hizo un silencio como
nunca había visto en una conferencia de prensa". Los periodistas sin
noticias seguramente no eran tan dañinos como alguien, neozapatista o
no, con metralleta. Pero sí podían hacer mucho ruido.
La impaciencia de los reporteros, mientras, daba
lugar a episodios como el que, relatado por Guillermo Ochoa, hemos
recuperado en el primer capítulo de este libro, cuando los afanes para
arreglar un micrófono descompuesto, por parte de un joven empleado del
hotel en donde ocurrían las conferencias de prensa, se convierten en
frenesí de informadores que piensan que está a punto de ocurrir una
revelación sobre el conflicto. El 10 de febrero, por la noche, el
enviado Daniel Ruiz dice en Enlace de Canal 11: "Los periodistas
hacen quinielas para acertar el lugar y fecha del encuentro".
Absalón Castellanos, liberado en vivo, en directo y a
todo furor
La espera de los reporteros, aún cuando no se inicie
todavía el reiteradamente pospuesto encuentro por la paz en Chiapas,
tiene una importante distensión cuando, el lunes 14 de febrero, Manuel
Camacho anuncia que es inminente la liberación del general Absalón
Castellanos. Los tres noticieros nocturnos destacan esa nota, casi
festejando el desamodorramiento informativo. Los reporteros podrían
presenciar la entrega del ex gobernador, capturado desde el comienzo del
conflicto y para ello partirían en una caravana la mañana del miércoles
16 de febrero.
La noche anterior, 24 Horas ofrece una
entrevista de Bruno López, de Univisión de Estados Unidos, con el ex
gobernador Castellanos, todavía en cautiverio. "Esta sencilla choza
terminó siendo la residencia del general Absalón Castellanos, ex
gobernador de Chiapas", decía el reportero. Y a continuación:
"La guerrilla zapatista lo plagió al inicio del
conflicto y a sólo unas horas de que sea liberado, Univisión obtuvo una
entrevista exclusiva realizada en un lugar de la selva".
Luego se veía, y escuchaba, a Castellanos explicando
cómo fue secuestrado aunque sin hacer ninguna revelación. Lo más
descriptivo, aunque algo reiterativa frente a las imágenes, era la
crónica de López:
"De rostro envejecido y voz humilde suavizada por los
días de cautiverio, el ex gobernador dice ahora entender por qué estalló
la violencia en Chiapas".
Castellanos decía, desde su cautiverio:
"Sí, estoy de acuerdo en que se vive realmente una
injusticia social. Ellos están aquí, propiamente muy apartados de la
civilización y hubo esta explosión, pero la explosión podía haber sido
de otra manera, ya que el gobierno ha estado abierto para resolver todos
estos problemas".
Presentada por López como "entrevista exclusiva" suya
y de Univisión --la empresa filial de Televisa en Estados Unidos-- la
entrevista luego resultó haber sido realizada por otros reporteros. El
jueves 17, en La Jornada, apareció como carta una queja de
Antonio Turok y Carlos Martínez, en donde consignaban que eran ellos los
autores de la entrevista con el general Castellanos, de la cual habían
publicado una parte el 11 de febrero en ese diario "y cuya versión en
video vendimos en exclusiva al productor de Univisión, Bruno López, para
su difusión en la misma cadena". Los tres acordaron verbalmente,
aseguran en la carta, que López daría crédito a los entrevistadores
Turok y Martínez y que la grabación sólo sería difundida por la cadena
Univisión.
"Para nuestra sorpresa --escriben los reclamantes
autores de ese documento--la empresa Televisa difundió ampliamente en
sus noticieros del día 15 y 16 de febrero dicha entrevista,
presentándola falsamente como que fue concedida a uno de sus reporteros
y 'a escasas horas de su liberación'. Consideramos este hecho como una
falta de ética profesional de Bruno López, que incumplió los acuerdos de
honorabilidad que establecimos".
A decir verdad, por lo menos cuando la presentó en
24 Horas Zabludovsky aclaró que la entrevista era trabajo de un
reportero de Univisión, no de Televisa y no fue él, sino Bruno López,
quien dijo que la conversación hubiera sido grabada unas horas antes de
la liberación de Castellanos. El mismo López, replicó en una carta que
aparecería el viernes 18 de febrero en La Jornada. Allí, el
corresponsal de Univisión se justificaba, deslindándose de un manejo
presuntamente abusivo por parte de Televisa y que aseguraba no era culpa
suya. López dice allí que nunca se comprometió a darle crédito a Turok y
Martínez a quienes, admitió, había comprado el video de la entrevista
después de regatear por el precio ("me pidieron tres mil dólares, solo
conseguí mil de mi empresa y por comprarla incluso ofrecí poner de mi
bolsa 300 dólares más"). Pero además de poner a su empresa como
pichicata con un material tan atractivo que había sido tomado por
Televisa, López decía que en su presentación en Univisión, el conductor
aclaró que la entrevista había sido conseguida, no filmada por el
corresponsal. En la grabación presentada por 24 Horas, a López se
le escuchaba decir, con toda claridad: "Univisión obtuvo una entrevista
exclusiva realizada en un lugar de la selva..." La frase era
suficientemente ambigua para que los televidentes pensaran que había
sido grabada directamente por el mismo López.
La entrevista, de cualquier manera, fue el material
con que 24 Horas dio interés periodístico, y dramatismo, a la
nota sobre la inminente libertad del ex gobernador. A continuación,
Zabludovsky indicaba que en tanto al día siguiente Castellanos sería
liberado, "algunos maestros eméritos de la UNAM creen que todavía hay
leyes". No se ven algunos, sino sólo un profesor de Derecho de la
Universidad Nacional, Ignacio Burgoa, quien responde a la reportera Rita
Ganem que, en efecto, la pena por secuestro por parte de un grupo de
captores puede ser de 40 años de prisión para cada uno. La pena sería
mayor si hay agravantes, explica, "porque a Castellanos lo secuestraron
en grupo, irrumpieron en su casa, lo sacaron con amenazas, con
presiones, quizá hasta con golpes". Llamaba la atención que el
jurisconsulto, tan conocedor y defensor de la ley, hiciera con tanta
ligereza una acusación en público (podrían haberlo acusado por
difamación, si no se comprobara que a Castellanos lo habían sacado a
golpes de su casa). En todo caso, destacaba la intención de 24 Horas
para señalar la ilegalidad del secuestro de Castellanos, episodio
dramático ciertamente pero no el más grave de un conflicto que estuvo
plagado de ilegalidades, sobre todo a cargo del Ejército Zapatista pero
no sólo por parte de ese grupo. Hechos, del 13, había mencionado
en el sumario inicial que se desconocía el sitio de la entrega del ex
gobernador, pero casi al final del noticiero, un llamado telefónico del
reportero Francisco Rubio da a conocer que Castellanos sería liberado,
al día siguiente, en el poblado Guadalupe Tepeyac.
El escenario estaba dispuesto de esta manera, no sólo
en Guadalupe Tepeyac sino además en el ánimo del público de los medios,
para la liberación del ex gobernador. En días anteriores, algunos
diarios habían publicado fotografías y en algún caso además
declaraciones del general en cautiverio (la misma entrevista de Turok y
Martínez, fue publicada por La Jornada el 11 de febrero). En la
televisión, fuera de notas esporádicas, hasta entonces casi no se había
mencionado el secuestro de Castellanos: había poca información
disponible sobre su condición, pero además parecía mantenerse la
intención de no otorgar demasiada relevancia a este asunto que, por lo
demás, no era el más dramático dentro de un conflicto de guerra. Luego,
igual que el inicio de las conversaciones para la paz, la liberación de
Castellanos es pospuesta en varias ocasiones.
Quedó libre, por fin, el 16 de febrero, miércoles de
ceniza. Incluso, la liberación de Castellanos ocurrió antes en los
medios que en la realidad. La entrega del general fue aproximadamente a
las 18.30 de la tarde. Sin embargo, dos horas antes (en un cable de las
16.18) la agencia United Press International daba a conocer al mundo que
el ex gobernador ya no estaba en poder del EZLN. Madruguete o,
más bien, apresuramiento informativo.
El acontecimiento, aunque no hay aviso previo, es
transmitido en directo por el Canal 2 de televisión. La telenovela que
estaba siendo presentada, a eso de las cinco y media de la tarde, es
interrumpida para presentar un acontecimiento más dramático. Un
representante de la Cruz Roja examina al ex gobernador antes de que éste
sea formalmente entregado al comisionado Manuel Camacho. Este,
corpulento como es, aparece de dimensiones desproporcionadas junto a los
militantes zapatistas, de estatura notoriamente baja pero con el, a esas
alturas, ya casi ritual pasamontañas o con un paliacate rojo que les
cubre el rostro. La entrega ocurre con gran formalidad y los dirigentes
del EZLN insisten en que se escuchen las palabras de un campesino
indígena, simpatizante zapatista, que lee un largo texto de posiciones y
exigencias, en donde además se presentaban acusaciones de
enriquecimiento ilícito contra el recientemente liberado, prisionero de
guerra. Hasta entonces, Castellanos puede tomar la palabra y abrazar con
calma a sus familiares, después de 45 días secuestrado. También se
aprecia cómo el obispo Samuel Ruiz, aprovechando el foro, las cámaras y
la confusión, recuerda que es un día especial dentro de la liturgia
católica e impone la ceniza sacramental, al ex gobernador y varias
personas más.
Todo eso, desde la apartada comunidad de Guadalupe
Tepeyac, aparecía en la televisión nacional. La transmisión de Televisa
no ocurrió sin obstáculos, sobre todo cuando poco antes de la ceremonia
gente de la comunidad, identificada con el EZLN, se opuso a la presencia
de equipo para la transmisión de señales por satélite. "Televisa no debe
estar aquí... o desconecta sus aparatos y se retira, o el pueblo los
echará. O desconectan su instrumento tierra-aire, o nosotros lo
hacemos", "preferimos a los medios internacionales y a otros nacionales,
aquí no estamos en Tuxtla para que Televisa haga lo que quiera", decían
habitantes del pequeño poblado, según las crónicas de Ricardo Alemán y
Víctor Ballinas aparecidas al día siguiente en La Jornada. A los
inconformes se les dijo que las antenas eran del Canal 11, aunque no era
cierto. Al parecer se trataba de equipo que empleaban conjuntamente
varias empresas, entre las que destacaba Televisa. El Canal 2 pudo
tener, así, señal abierta para transmitir, de manera exclusiva, la
singular ceremonia en Guadalupe Tepeyac. Por lo demás, esa no era una
reunión sin testigos. 273 periodistas, que habían acudido en una
treintena de camiones hasta esa aislada población --en la que
habitualmente no hay más de 500 habitantes-- observaban e informarían
sobre la entrega del general.
Zabludovsky recuerda esa noche, en 24 Horas,
que su empresa "transmitió en directo la ceremonia completa durante más
de 40 minutos". Luego de una breve descripción del reportero Juan
Sebastián Solís, se escucha parte de la declaración del ex gobernador
que agradece la intevención del Comisionado para la Paz y del obispo
Ruiz pero que cuestiona el discurso que acababa de escuchar, en donde se
documentaban las propiedades de las que supuestamente se apoderó durante
su mandato. "Acabo de escuchar un documento que está totalmente fuera de
la verdad, lo lamento", dice el general. Luego, en 24 Horas,
Zabludovsky comenta que, Castellanos, "no explicó en estas palabras a
qué documento se refiere cuando dice que está totalmente fuera de la
verdad y que lo lamenta". Sin embargo, el discurso del campesino que
habló severamente en contra del ex gobernador había sido conocido,
aunque fuera en parte, en la transmisión que horas antes efectuaba el
Canal 2.
La cobertura de 24 Horas en Canal 2, si bien
extensa, había sido crítica del acontecimiento en Guadalupe Tepeyac,
sobre todo si se recuerdan los señalamientos del abogado Burgoa, la
noche anterior, cuando se advertía que los secuestradores del general
podrían recibir más de 40 años de cárcel. En Hechos, del 13, se
asume una posición más flexible e incluso optimista. El conductor
presenta la nota respectiva con la siguiente entrada:
"Finalmente los secuestradores del general Absalón
Castellanos Domínguez lo pusieron esta tarde en libertad. Los alzados
neozapatistas en Chiapas cumplieron de esta manera un compromiso que
dará paso al inicio del primer encuentro hacia la paz".
En donde Televisa encontraba una acción punible,
Televisión Azteca hallaba motivos de esperanza en la perspectiva de la
paz en Chiapas.
Similares discrepancias, aparecen en la prensa del
jueves 17. Según el editorial de Excélsior, ese acto era:
"un hecho histórico, pues el sistema político logró
abrir los espacios necesarios para, mediante el diálogo, buscar los
acuerdos, afrontar y resolver las injusticias cometidas contra los
indios".
El Nacional, consideraba que:
"parecen por fin encontrarse vías francas para el
entendimiento y la conciliación... La disposición para dialogar se
patentizó en las actitudes del gobierno federal, al determinar un cese
al fuego, al crear un conjunto de instancias de trabajo concertado para
resolver los problemas estructurales, económicos y sociales de Chiapas,
así como en la designación de un comisionado para la Paz. La sociedad
manifestó igualmente sus convicciones en favor de una salida negociada
al conflicto. Esto tuvo eco en el denominado Ejército Zapatista de
Liberación Nacional (EZLN), que respetó el cese al fuego y expresó sus
intenciones para la negociación".
En donde Excélsior encontraba mérito del
sistema político, El Nacional lo veía, además, en la exigencia
pacifista de la sociedad. Pero además, este diario sugería que esa
convicción social presionó al EZLN para avanzar hacia la paz, con
decisiones como la liberación de Castellanos. No se había tratado, en
esa perspectiva, de una convicción de por sí conciliadora del Ejército
Zapatista, sino de la presión en tal sentido por parte de la sociedad.
Sin discrepar con esas interpretaciones, La
Jornada ponía sus matices: el hecho de que "los rebeldes" accedieran
a liberar a Castellanos sin exigir a cambio que fueran excarcelados los
zapatistas que permanecen en prisión, "pondría de manifiesto que entre
los insurrectos priva la disposición al diálogo antes que la
inflexibilidad". Este diario, también elogia el hecho de que Castellanos
fuera devuelto en buena salud, "lo cual indica que los protagonistas del
levantamiento armado en Chiapas respetaron en todo momento la integridad
del secuestrado".
Sí, pero secuestrado estaba: esa era la primera falta
de respeto a la integridad del ex gobernador que, como se sabía, fue
amenazado de muerte y sometido a un juicio cuya legalidad era avalada
únicamente por el EZLN.
Para El Universal, más enfático, la liberación
del ex gobernador era un:
"encomiable gesto del Ejército Zapatista de
Liberación Nacional, es signo inequívoco de que, a pesar de todas las
dificultades que haya que vencer en el futuro, será posible lograr que
cesen la guerra y el estado de injusticia que (le) dio origen".
Así, un mismo hecho era evaluado de manera distinta,
sobre todo adjudicando diversos valores a la actitud del Ejército
Zapatista, en las posiciones editoriales. Pero lo mismo ocurre en el
tratamiento informativo. Todos los diarios revisados, a excepción de
uno, otorgaron sus cabezas principales a este acontecimiento.
Dos de ellos, destacaban el hecho sin más aderezo.
Reforma: "Libera EZLN a Absalón"
unomásuno: Absalón, libre"
Otros dos, dan la noticia y emplean el comentario del
comisionado para la Paz con el propósito de poner el hecho en
perspectiva:
Excélsior: "Absalón libre; paso firme a la paz y
reconciliación: Camacho".
El Nacional: "Absalón, en libertad; un paso firme
hacia la paz".
Otro, manifiesta un claro cuestionamiento al
secuestro (a pesar del editorial antes citado, en donde se hablaba de un
"encomiable gesto" del EZLN):
El Universal: "Armados y embozados, 5
'zapatistas' entregaron al rehén"
Y otro más, hace una descripción de la ceremonia como
si hubiera sido mitin neozapatista:
La Jornada: "Entre vítores al EZLN fue liberado
Absalón Castellanos".
(El Financiero dedicó su principal encabezado
a otro asunto, pero en un titular secundario, en portada, reseñaba:
"Absalón Castellanos, liberado; estoy físicamente bien, dijo").
De acuerdo con la versión más favorable al EZLN, la
entrega de Castellanos había ocurrido entre aclamaciones de "cientos de
indígenas, muchos de ellos mujeres".
Pero otro diario, El Financiero, describía las
palabras del comisionado para la Paz y, luego, las reacciones que
suscitó:
"Creo que todos los que estamos aquí presentes
queremos una paz digna para los hombres y mujeres de Chiapas y de todo
México... ¡Viva México!' Inmediatamente se registró el eco de las vivas
entre la muchedumbre, cuya algarabía dejaba oír porras al comisionado y
al mediador Samuel Ruiz".
Evidentemente, no eran lo mismo las aclamaciones a
Camacho y Ruiz, que al EZLN. No es de dudarse que éstas hayan existido,
pues la entrega de Castellanos ocurría en una zona que estuvo dominada
por el Ejército Zapatista. Pero fue notable cómo, por encima de las
declaraciones de Camacho o del propio Castellanos, lo que a La
Jornada le interesó destacar en su encabezado de primera plana
fueron los vítores al EZLN.
Otros diarios, ocultan e incluso buscan minimizar las
exclamaciones de los zapatistas, de tal manera que lo que en un
periódico es una concentración de campesinos eufóricos y definidos por
el talante antigubernamental, en otro más, al extremo de la gama que
aparece en las crónicas, resulta ser una reunión de indígenas
nacionalistas y hasta patrioteros. Los aplausos, se van difuminando y
hasta cambiando de signo conforme repasamos los relatos en diversos
diarios.
Excélsior consigna los vítores al EZLN en una
parte de su crónica, también emocionada:
"De pronto comenzaron los gritos de aquella gente que
vestía de civil, de ese pueblo que hoy se mostraba sin armas, pero que
vitoreaba: '¡Que viva el Ejército Zapatista!', '¡Mueran los
explotadores!', '¡Que viva el Ejército Zapatista de Liberación
Nacional!'".
Para el enviado de El Universal, cuando
llegaron los delegados del EZLN que entregarían al ex gobernador se
escucharon:
"habitantes de la población que gritaban '¡Viva el
EZLN!', '¡Vivan los explotados!', 'Viva el ejército del pueblo!',
'¡Vivan los indios!'..."
Pero según Reforma, cuyo reportero no escuchó
o no consigmó exclamaciones tan notorias como las anteriormente
transcritas, había:
"... decenas de habitantes, quienes aplaudieron
cuando el 'Mayor Moisés' usó un micrófono para decir que entregaban a su
rehén en perfectas condiciones de salud".
El Nacional, publica la descripción de la que
parece ser otra reunión. Las exclamaciones antigobiernistas reseñadas
por otros diarios resultan maquilladas hasta parecer casi las de
cualquier 15 de septiembre en el Zócalo del DF. Los que para el enviado
de Excélsior son nada menos que "el pueblo" y para el de El
Universal son, en plural, "habitantes de la población", en el relato
de El Nacional era nadamás un solitario simpatizante, cuyas
exclamaciones son transcritas sin interjecciones:
"Al aparecer los miembros del EZLN, un joven
vitoreaba: 'Viva el Ejército Zapatista', 'Viva México', 'Viva la
democracia', 'Viva Chiapas', en tanto que la población aplaudía
acaloradamente".
En donde había acaloramiento o frialdad, era en la
intención con que se escribían las crónicas.
No menos intencionado era el mencionado titular de
El Universal, que en nada contribuía al enriquecimiento de la
información sobre el conflicto al recordar que los zapatistas estaban
"armados y embozados", aunque evidentemente esa era una toma de posición
crítica frente al secuestro del ex gobernador. De los titulares
revisados, el de El Universal es el único que, en esa ocasión,
describe la situación en la que se encontraba Castellanos, al recordar
que había sido "rehén".
Pero quizá tan intencionada como la publicidad a los
vítores neozapatistas que se hacía en varios diarios, resultó la
descalificación de Reforma en contra del hasta entonces
secuestrado ex gobernador. Este diario, junto a la nota principal en
donde se relata la liberación, coloca un recuadro, sin firma, con el
título "Personaje controvertido". Allí se dice que Castellanos
Domínguez:
"... levantó el odio entre los indígenas y el aplauso
entre otros sectores sociales chiapanecos. En sus inicios como
gobernador del estado, fue ampliamente criticado por los partidos
políticos opositores y por la prensa, debido a su 'inexperiencia
política' y por emprender decisiones militares en vez de políticas para
resolver los problemas del estado. Según los campesinos que hoy están
alzados en armas, durante su gestión como gobernador se caracterizó por
iniciar una agresiva campaña de represión contra los indígenas, y por su
'actitud nepotista, el desalojo de sus tierras a los indígenas y el
haber llenado las cárceles locales de indígenas inocentes".
Las acusaciones que recogía Reforma, muy
posiblemente eran ciertas. Pero aparte de ofrecer a sus lectores
elementos del contexto en el que había ocurrido la liberación, esa nota
podía ser considerada como explicatoria, si no es que también
justificatoria del secuestro. Tal publicación bien podía ser tomada como
definición del diario, sobre todo porque Reforma, a diferencia
del resto de los matutinos de la ciudad de México, no acostumbra
publicar editoriales con su opinión.
El mismo hecho, en fin, se podía presentar de maneras
diferentes. El Nacional, en su nota informativa, lejos de
recordar las acusaciones que a Castellanos se le han manifestado en la
entidad que gobernó, destacaba las condiciones físicas y la edad del
recién liberado rehén:
"Después de permanecer 45 días secuestrado por el
Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), el ex gobernador
Absalón Castellanos, con sus 66 años a cuestas, fue liberado esta tarde
en medio de un fuerte dispositivo de seguridad y medios de
comunicación".
Más adelante se escribía:
"A unos cuantos kilómetros del poblado de Guadalupe
Tepeyac, lugar donde fue liberado el general Absalón Castellanos, cerca
de 8 mil 700 personas permanecen en albergues, pues dicen sentirse
intimidadas por miembros del Ejército Zapatista de Liberación Nacional
(EZLN)".
Todo lo informado en esas dos notas, una de
Reforma y otra de El Nacional, podía ser verídico. Las
imputaciones a Castellanos no eran recientes. Su edad, por otro lado,
era conocida. El dilema podía ser qué informar. En los textos antes
transcritos, puede apreciarse cómo un mismo hecho recibe tratamientos
diferentes, en ambos casos con información real. Reforma no
inventó los reclamos al ex gobernador, pero al ofrecerlos como única
referencia, o como la más importante, parecía justificar el secuestro.
El Nacional no imaginó las condiciones en que ese personaje fue
liberado, ni el hecho de que en esa área de Chiapas había gente
intimidada por el EZLN, aunque al relacionar tales datos presentaba un
panorama desfavorable a los neozapatistas: así como secuestran a un
sexagenario, hostilizan a millares de chiapanecos. Dos caras, de una
misma realidad bastante más compleja.
Febrero 21: comienza el diálogo. Información en La
Catedral
El lunes 21 de febrero, aunque desde el día anterior
ocurrieron entrevistas informales, comienza en la catedral de San
Cristóbal el Diálogo para la Paz. Por el gobierno federal, acude Manuel
Camacho Solís. Por el EZLN, una comitiva encabezada por el
"subcomandante Marcos". El obispo Samuel Ruiz es presentado como
mediador. Delante del altar, semicubierto con una bandera mexicana, van
apareciendo los protagonistas de este inusitado y esperado encuentro.
Sería la noticia principal en el país y una de las
más destacadas, en el mundo, por esas fechas: después de una guerra de
menos de dos semanas, tras las cuales se requirieron de otras cinco para
acordar los detalles de su reunión, el grupo en armas se encontraba con
el eviado del gobierno federal. La mañana anterior, el domingo 20, La
Jornada anticipa el ánimo de los zapatistas en su encabezado:
"EZLN: no iremos a pedir perdón".
El lunes 21 de febrero, mientras en San Cristóbal se
concluyen los preparativos del encuentro por la paz, en la ciudad de
México empiezan a circular los diarios que informan de la llegada, la
víspera, de la delegación zapatista al lugar del diálogo. Diecinueve
personas integraban el grupo representante del EZLN. Todos ellos,
estarían ante de Manuel Camacho, el representante del gobierno mexicano.
Todos los diarios relatan la llegada a la catedral
sancristobalense y desde luego los esfuerzos para fotografiar al más
alto y más buscado de los enmascarados, el "subcomandante Marcos". Se
conocen las primeras declaraciones de los dirigentes del EZ, nada
sorpresivas, ante las preguntas, nada imaginativas, de los reporteros,
como este diálogo con un dirigente no identificado, que es noticia en
todos los periódicos:
"-¿Van a ceder en sus demandas?
-De ninguna manera.
-Si quedan satisfechos con la negociación, ¿se van a
desarmar?
-Por parte del EZLN no es posible. De ninguna
manera".
Lo que no parecía posible era que el Ejército
Zapatista, antes de comenzar las negociaciones, admitiera que fuese a
entregar las armas. Pero entre obviedades y frivolidades (el
subcomandante Marcos, ante los gritos de los reporteros gráficos, se
detiene un momento y les enseña una parte de la pierna derecha) los
periodistas son parte, muy vistosa, de la escenografía de las pláticas.
Ese lunes 21, El Financiero publica la segunda
entrega de una entrevista que pocos días antes Marcos había concedido a
Oscar Hinojosa, de ese diario, así como a Vicente Leñero de la revista
Proceso y Tim Golden, de The New York Times. Esta es,
junto con la que publica La Jornada (y a la que nos referimos en
el siguiente capítulo) la entrevista más completa entre las que se le
hacen al personaje más conocido del EZLN.
Otra nota destacada, aunque en sentido completamente
contrario a la propaganda o la apología de los zapatistas, aparece ese
lunes en El Universal. Bajo el encabezado, que es el principal de
su primera plana, "Con el EZLN, cientos de 'catequistas' de San
Cristóbal", y con una cabeza adicional que dice: "Antes, enviados por
don Samuel alentaron la 'iglesia liberadora'", ese diario documenta la
especie de que el zapatismo fue impulsado por la diócesis del obispo
Ruiz. Tales versiones, circularon antes en diversas publicaciones pero
nunca antes, de manera tan destacada, en un diario capitalino. No
parecía casual que la denuncia de El Universal, suscrita por
Blanca Martínez --que no es de los periodistas más conocidos de la
planta de ese diario-- apareciera precisamente el día en que comenzaban
las pláticas en San Cristóbal, auspiciadas por el obispo que era
señalado como instigador del Ejército Zapatista. El debate sobre el
surgimiento del EZLN y la responsabilidad de Ruiz en esos
acontecimientos, seguiría, sin resolverse concluyentemente, durante
mucho tiempo. Pero en ese día, en esa circunstancia del conflicto, más
que proporcionar elementos nuevos para evaluar la situación chiapaneca,
El Universal parecía ofrecer sus páginas para un intento por
debilitar las conversaciones de paz. El periódico mantiene su interés
por el tema, publicando reacciones más que nuevas revelaciones, durante
todo el mes.
Ruiz, Camacho y Marcos (éste, acompañado por su larga
corte de indígenas tan encapuchados como él) comparecen ante los medios
de información al caer la tarde de ese lunes 21 de febrero. Era la
primera vez que se veía juntos a los principales protagonistas de la
crisis chiapaneca. Fotógrafos y camarógrafos, se dan vuelo registrando
las imágenes en el altar de la catedral de San Cristóbal.
Pero los televidentes y radioescuchas que en todo el
país esperaban una información directa, se quedaron con las ganas de
saber, al momento, qué sucedía en esa primera comparecencia pública. A
diferencia de la liberación del general Castellanos, cinco días antes y
en condiciones técnicas de dificultad mucho mayor, la reunión en la
catedral no se transmite directamente. Al día siguiente, en su página 5,
bajo el encabezado "Sugiere Gobernación no transmitir en vivo", el
diario Reforma ofrece la siguiente versión:
"La Secretaría de Gobernación sugirió ayer a los
medios electrónicos no transmitir en vivo el diálogo público entre el
Ejército Zapatista de Liberación Nacional y el Comisionado para la Paz y
la Reconciliación en Chiapas, Manuel Camacho Solís, realizado a las 18
horas, según indicaron los enviados de varias radiodifusoras.
"De acuerdo a las versiones, los jefes de información
explicaron a sus reporteros que no habría transmisión vía directa de las
conversaciones.
"En primera instancia les informaron que cerca del
mediodía, la secretaría de Gobernación sugirió a las distintas
radiodifusoras que no transmitieran en vivo, y minutos más tarde les
avisaron que la difusión no sería en directo...
"La antena dos ubicada en la Secretaría de
Comunicaciones en la ciudad de México, dijeron, no recibió la señal, lo
que impidió la transmisión a las diversas estaciones radiofónicas y
televisoras. Las estaciones de radio Formato 21, Radio Red, Estéreo 100,
Radio Educación, entre otras, transmitieron en forma diferida".
Sin mencionar fuentes, la nota de Reforma
tenía una verosimilitud limitada, aunque fue la única explicación
conocida para que el inicio formal de una reunión tan esperada no
hubiera sido difundido de manera simultánea a como se realizaba. La nota
no fue desmentida, igual que como ocurrió con las denuncias, a mediados
de enero, sobre presuntas presiones para que en las estaciones de radio
se omitiera la denominación del EZLN. Si hemos de dar crédito a tal
información, hay que reparar en que se dice que alguna autoridad de
Gobernación sugirió a los radiodifusores no difundir en directo
ese acontecimiento.
No se sabe el tono de tal "sugerencia", aunque en
todo caso, al acatarla, habría existido una responsabilidad compartida
por los dueños de las estaciones de televisión y radio. También es
cierto que luego, en los espacios de los medios electrónicos ese mismo
día y en la prensa del día siguiente, el encuentro en la catedral se dio
a conocer con todo detalle. No se puede decir que haya existido censura
para dar cuenta de él, pero sí que hubo una decisión extraña, de origen
incierto. Quizá se le quería quitar al encuentro la espectacularidad que
siempre tiene la transmisión en vivo, o se quería aguardar hasta
verificar si durante él no se cometían o se decían despropósitos, fuera
de lo acordado por el EZLN y el Comisionado Camacho. Este fue el único
momento, al menos en los dos primeros meses del conflicto, en que
pareció existir algún intento gubernamental para frenar el libre flujo
de la información, desde Chiapas y hacia el resto del país y del mundo.
Significativamente, esa noche el noticiero 24
Horas no comienza con la información de ese acontecimiento. Como si
se quisiera quitarle relevancia, el encuentro de San Cristóbal aparece
en segundo lugar, después de una nota de dos minutos (acerca del Sida y
los esfuerzos que se hacen para encontrarle un remedio). A continuación,
luego de un sobrio titular ("Terminó la primera ronda de negociaciones
para la paz en Chiapas") Zabludovsky presenta la información de su
enviado Juan Sebastián Solís. Manuel Camacho, Samuel Ruiz y el personaje
Marcos, aparecen en diversos momentos de sus respectivas declaraciones a
la prensa. La imagen más llamativa es, sin lugar a dudas, la que se
registra cuando el comisionado para la Paz toma la bandera mexicana por
un extremo y Marcos, por el otro. La información se transmite durante
aproximadamente 6 minutos. Más tiempo, casi 10 minutos, le otorgó al
mismo acontecimiento el noticiero de Canal 13.
En Canal 11, el enviado Sergio Uzeta, director de
Noticias de esa televisora, además de las frases más destacadas de los
protagonistas, ofrece su síntesis:
"Una cosa nos quedó muy clara: la violencia ya
terminó... Todos quienes presenciamos lo que hoy ocurrió aquí en San
Cristóbal de Las Casas estamos muy esperanzados. Con muchas ganas de que
este proceso de negociación lleve a una solución satisfactoria".
La esperanza pacifista contaba con asideros reales,
aunque el conflicto aún tardara en resolverse. Al día siguiente, y los
demás, la información de los noticieros televisivos es muy parecida:
frases de Camacho, de Ruiz, de Marcos, ofreciendo testimonios parciales
de un proceso de negociaciones que no era concluyente. Pocas horas antes
en el Noticiero Univisión, de la cadena estadounidense de ese
nombre, la conductora María Elena Salinas había presentado como nota
principal el diálogo en San Cristóbal y entre otras sorpresas,
manifestaba la siguiente:
"El gobierno mexicano está sentado en una mesa de
negociaciones con un grupo de indígenas descendientes de los mayas, para
buscar no sólo la paz en Chiapas sino la reconciliación en un país
dividido social y políticamente".
Sin duda las conversaciones en la catedral tenían una
importancia fundamental, pero era discutible que fueran a servir para
reunificar a la nación que, por lo demás, no podía asegurarse que
estuviera escindida por la rebelión chiapaneca. Además, de la misma
forma que se reconocía la ascendencia maya de buena parte de los
miembros (no todos) de la dirección del EZLN, hubiera podido recordarse
que del otro lado de la mesa, el representado por Camacho, había
descendientes de los aztecas, como ocurre con otro enorme segmento de la
población mexicana. Los medios extranjeros, nunca dejaron de ver al de
Chiapas como un conflicto revestido de folclor.
Y si, como apuntamos antes, en el principal noticiero
de la televisión mexicana y en la ausencia de transmisión directa la
tarde del lunes 21 hubo un extraño intento para quitarle importancia a
las pláticas en la catedral, en los diarios del martes 22 de febrero la
noticia es ampliamente destacada. Todos los diarios revisados, excepto
El Financiero, dedican sus encabezados principales al inicio de
las conversaciones.
El Heraldo de México era el más optimista:
"Buenos augurios al comenzar las negociaciones". Y en otro encabezado:
"Ambas partes, dispuestas a escucharse".
El Nacional, de manera similar, destacando los
aspectos positivos, o el vaso medio lleno, da cuenta del primer paso:
"Agenda lista; presentará el EZLN su pliego petitorio".
Excélsior, más sobrio: "Comienza hoy la discusión
del pliego petitorio del EZLN".
El Universal también toma como actor principal al
zapatismo y señala un tema que otros diarios enfatizan más: "Vamos a
plantear problemas locales y nacionales: Marcos".
unomásuno, manifiesta clara preocupación por el
hecho de que en San Cristóbal no se ventilen solo asuntos locales:
"Pretenden temas nacionales".
Reforma, en el mismo sentido pero sin el
peyorativo "pretenden" del diario anterior, se limitaba a anunciar:
"Proponen agenda nacional".
La Jornada, se interesa fundamentalmente en
destacar el aspecto favorable para los zapatistas en las declaraciones
del comisionado gubernamental: "Camacho: el EZLN, formado por mexicanos
y con mayoría indígena".
La información de ese día presenta algunos contrastes
y confusiones. La delegación neozapatista, por ejemplo, es apreciada de
manera diversa. Para El Financiero, son 20 los delegados.
Reforma dice que 17 y el resto de los diarios consultados coincide
en que se trata de 19 representantes del grupo que 52 días antes se
había levantado en armas. El Nacional, ofrece el servicio de
publicar íntegros los discursos de Manuel Camacho y de Marcos. En otras
ocasiones, con frecuencia, La Jornada es el diario que suele
publicar transcripciones enteras de declaraciones y comunicados.
En algunos diarios, la posición editorial es de
esperanza por el inicio de las conversaciones. En otros, hay un nada
disimulado enojo por la negociación forzada. Reflejo de esta actitud es
el minieditorial firmado con seudónimo, titulado "En el llano", de
unomásuno:
"Hay 50 mil desplazados por la violencia en Chiapas;
22 mil refugiados en albergues. ¿Esta es la oferta de democracia y
justicia del EZLN?".
Pero las pláticas habían comenzado. Esa noche, del
martes 22 de febrero, otra vez 24 Horas ubicaría en segundo lugar
la información sobre el encuentro Camacho-Ruiz-EZLN. Este asunto, al que
si bien se adjudican casi 9 minutos, aparece en el noticiero después de
una también larga nota (cerca de 5 minutos) para dar cuenta del informe
sobre violaciones a los derechos humanos en Chiapas que ese día presentó
el titular de la CNDH, Jorge Madrazo.
Había pláticas. El conflicto pasaba a una fase nueva,
aunque no menos difícil. La noche del lunes 21 de febrero, el enviado
Sergio Uzeta expresaba en Canal 11:
"Hoy se cerró un ciclo... el ciclo que inició con
violencia y que termina con la mesa, todos sentados a ella para
negociar. Hoy se inicia otro ciclo..."
La guerra no terminaba, pero al menos por entonces
era el turno de las palabras. Los balances podían comenzar. Guillermo
Ochoa había dicho, dos semanas antes, en su noticiero radiofónico:
"¿Qué podemos esperar de estas pláticas? Sinceramente
yo no lo sé. Estoy seguro de que no será una sola, sino una serie.
Quisiera creer que al final llegará la paz basada en la justicia.
Mientras tanto, yo doy gracias a Dios de que la guerra se dé solamente
en los medios informativos. Ya no es justo que sufra tanta gente".