El sitio de Raúl Trejo Delarbre

Chiapas

La comunicación
enmascarada

 

 

Raúl Trejo Delarbre

 
 
 
 
   

Capítulo III- TREGUA EN CHIAPAS, DESCONCIERTO EN LOS MEDIOS

 

Del 13 de enero al 22 de febrero de 1994

 

 

 

 


 
 

 


El camino hacia la paz estaba siendo empedrado, fundamentalmente con buenas intenciones. En ese trayecto las aclaraciones, ajustes de cuentas y revisiones de la guerra que había durado 11 días, comenzaban a sustituir a las informaciones sobre los combates abiertos. Aún había, eso sí, un clima belicista especialmente en un sector de la opinión editorial en la prensa de la ciudad de México. Los descubrimientos de posibles abusos de elementos del Ejército Mexicano, o por lo menos las denuncias que en tal sentido hacen diferentes Organizaciones No Gubernamentales, del país y del extranjero, exacerban los ánimos de una opinión pública, o de sectores de ella, exigente y en algunos casos movilizada. No era, necesariamente, una opinión pública bien enterada de lo que ocurría en Chiapas.


 

 

"Errores de comunicación". La NBC, rivaliza con Televisa

El jueves 13 de enero, el presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos reconoce que ese organismo no puede descartar a priori la posibilidad de que haya fosas comunes clandestinas, aunque hasta el momento no se ha encontrado evidencia. Ese mismo día, Excélsior consignaba que una fosa común, en donde fueron sepultadas 11 personas "desconocidas" y que "perecieron durante los enfrentamientos en Ocosingo", vuelve a llamar la atención sobre la posibilidad de que hubieran existido inhumaciones ilegales. La fosa, de acuerdo con el diario, se encontraba en el cementerio municipal. La noticia se vuelve denuncia. El 14 de enero, la conductora Patricia Jannot, en Latinoamérica al Día de la cadena Telemundo-CNN, informa que: "El periódico Excélsior de México, dijo que un grupo de campesinos en Chiapas enterraron a solicitud de soldados a 11 cadáveres en una fosa en Ocosingo". Esa misma tarde, en el Noticiero Univisión, de la cadena de ese mismo nombre, Jorge Ramos informa que "Testigos presenciales aseguran que el Ejército Mexicano enterró ahí (se refería a la fosa común en Ocosingo) a presuntos zapatistas y que algunos de los cadáveres parecían haber sido ejecutados. Esta nueva acusación se suma a otra hecha por un ex procurador estadounidense de que "el número de muertos en la rebelión es superior al reconocido por el gobierno mexicano".

También el jueves 13 Manuel Camacho señala, en San Cristóbal, que el EZLN "no ha respondido aún a la oferta de paz hecha por el gobierno". Anuncia que junto con Samuel Ruiz diseñará el procedimiento y la agenda que facilite la comunicación entre las dos partes cuyo diálogo se está buscando. El comisionado para la Paz, a diferencia del entusiasmo que muestran algunos medios de información (como se ha visto un poco antes) resulta cauteloso y admite que, en ese momento, cualquier error de negociación "echaría a perder la posibilidad de establecer una verdadera comunicación".

Lo que era un hecho, era el cese al fuego. Tras la suspensión de hostilidades dispuesta por Salinas, ese día no hay noticia de ningún enfrentamiento. La Defensa Nacional informa que sus efectivos realizan labores sociales. En las zonas rurales más afectadas por el conflicto, prosigue el éxodo de campesinos que buscan refugio. Y en la capital chiapaneca el gobernador interino, Elmar Setzer, afirma que en su estado "ya no existe el latifundio" y que los excedentes de tierra para reparto son muy limitados. Otra, sería la opinión de organizaciones campesinas de diversos signos.

Esa noche del jueves 13 de enero, la información sobre Chiapas aparece notablemente relegada en 24 Horas, del Canal 2. Tuvieron que pasar los deportes y las notas sobre las campañas presidenciales para que, hasta entonces, Jacobo Zabludovsky dijera que 36 horas después del anuncio presidencial del cese al fuego, "los grupos armados no han respondido al llamado al diálogo". Quizá la cautela del noticiero, que pudo advertirse en otros medios, tuviera explicaciones en la frase de Manuel Camacho que se escuchó poco después: "cualquier error de comunicación" podía echar a perder la posibilidad de establecer el diálogo, decía el comisionado para la Paz refiriéndose seguramente a los acercamientos informales que él estaba buscando con el EZLN, pero en una expresión que bien podía extenderse también a la información sobre los acontecimientos de Chiapas.

Más tarde, el noticiero menciona "otra manifestación en la ciudad de México" aunque se trataba de un mitin nada ordinario para la empresa televisora, pues era frente a sus propias instalaciones. Unas cien personas, según el reportero Eduardo Campos, pertenecientes a la Unión Popular Revolucionaria Emiliano Zapata, se concentraron frente al edificio de Televisa en Avenida Chapultepec para exigir "información veraz sobre el conflicto en Chiapas". No se dijo cuáles eran los motivos de los manifestantes para hacer tan infrecuente demanda, pero sí de dio cuenta de un pequeño incidente:

"Durante el plantón, una piedra cayó al parecer de la parte superior de uno de los edificios de la empresa, lesionando levemente a un hombre de aproximadamente 32 años".

Las instalaciones de Televisa se encuentran en obra desde hace varios meses, dijo el reportero.

Al día siguiente, en el Canal de Noticias NBC, de la cadena estadounidense de ese nombre, la conductora Ana Luisa Herrera leía el siguiente texto:

"Durante los levantamientos en el estado mexicano de Chiapas, muchos periodistas, tanto nacionales como extranjeros, se han quejado de la falta de libertad de acción para la cobertura de los acontecimientos".

Acto seguido, Herrera mencionaba el incidente que había ocurrido días antes, cuando un vehículo con reporteros recibió varios disparos (aunque no queda claro a cuál de varios incidentes parecidos, que como hemos visto ocurrieron en la primera quincena de enero, se refiere la conductora). Esa queja de periodistas, Herrera la relaciona con otro hecho:

"Hace un par de días en la misma ciudad de México, varias organizaciones populares realizaron una manifestación pacífica en protesta por lo que llamaron la manipulación y tergiversación de la información por parte del consorcio de la televisión privada, Televisa. Todo esto ha hecho que se ponga en duda el ejercicio de la libertad de prensa en México".

Las dos informaciones se referían, en efecto, a políticas de información. Pero una era alusiva a un incidente dentro de un conflicto de guerra y la otra, a la conducta de un medio específico de información. Al mezclarlas, la cadena de noticias en español de la NBC mostraba un panorama parcial, como si toda la libertad de prensa, para todos los periodistas o de manera indiscriminada, estuviera limitada con motivo del conflicto en Chiapas. Cabe recordar que esa cadena de noticias ha surgido como rival de Eco, que ofrece el mismo servicio en el plano internacional. Es decir, el interés de NBC Noticias en contra de Televisa no resultaba gratuito. En este episodio, la NBC en español se comportaba de manera singularmente tramposa, de tal suerte que no se distinguía en nada de los tratamientos informativos, a menudo discutibles, que suelen imputársele a Televisa.

La frase de Manuel Camacho que mencionamos unos párrafos antes y que 24 Horas recordaba el jueves 13 de enero, sobre los riesgos de una comunicación equivocada, es destacada al comenzar el noticiero nocturno de Canal 13. Pero además, ya en el cuerpo del telediario, se presentaba una singular exhortación del Comisionado para la Paz, en voz del reportero Francisco Rubio, "a los medios de comunicación, principalmente a los internacionales, a no hacer análisis simplistas de la situación que permea (sic) en la entidad". Esa preocupación por el sesgo que están ofreciendo los medios y que no necesariamente contribuyen a la causa de la paz, el comisionado no volvió a manifestarla, al menos de manera tan directa.

Como si se originara en tal recomendación, el canal de Televisión Azteca presentó, acto seguido, dos declaraciones en apoyo a una solución negociada del conflicto chiapaneco. Primero, el candidato presidencial panista Diego Fernández de Cevallos afirmaba que incluso estaba en favor de una amnistía general, si se trataba de buscar un arreglo. Luego, el analista político José Woldenberg reconocía que el cese unilateral al fuego abría la posibilidad de resolver la crisis de Chiapas con fórmulas políticas, al tiempo que alertaba sobre la necesidad de atender el caldo de cultivo que generó a la violencia.


 

 

Rumbo a las pláticas de paz. Interlocutores y nuevos actores

La paz estaba en camino, pero aún tardaría en consolidarse. Sobre la efectividad del alto al fuego, se presentan versiones contradictorias. Los lectores de cada diario se quedarían con una idea diferente de los resultados del alto al fuego, según el énfasis de cada editor.

El viernes 14 de enero, de esta manera, más que informaciones se conocen opiniones en los encabezados de la prensa capitalina.

La Jornada ofrece el panorama de mayor escepticismo: "En la selva aún no hay tregua", dando crédito a dos de sus reporteros, Ricardo Alemán y Elio Enríquez. Estos enviados, escriben cómo presenciaron cuando artillería del Ejército Mexicano atacaba durante diez minutos a presuntos miembros del EZLN cerca del poblado de San Miguel.

Excélsior proporciona un escenario distinto: "Chiapas, completa calma y reabren los comercios", refiriéndose más a las zonas urbanas que a las áreas específicamente en conflicto.

El Nacional coincide con el diario anterior y además ubica como fuente a las autoridades militares: "Completa calma en Chiapas; se concentra la tropa:SDN".

Mientras se realizan las gestiones a fin de que el comisionado para la Paz pueda entrevistarse con representantes fidedignos del EZLN, en los medios se conoce la secuela de distintos hechos de violencia en Chiapas. Especialmente, el asunto de los cadáveres descubiertos en Ocosingo será motivo de nuevas definiciones.

Ese viernes 14 de enero el presidente de la CNDH, Jorge Madrazo, admite la existencia de una fosa común en Ocosingo con 11 cuerpos aún no identificados a los que, dice, no se les practicó autopsia. Informa que la Comisión ha recibido 231 solicitudes de información sobre personas "ausentes" de las poblaciones de Ocosingo, Chanal, Altamirano, San Juan Chamula, Oxchuc, San Cristóbal, Huiztán y Las Margaritas. Al día siguiente Madrazo afirma que, de confirmarse las denuncias contra el Ejército sobre supuestas violaciones a derechos humanos, se presentarán recomendaciones al gobierno de la República. Asimismo su Comisión instala dos oficinas especiales en Chiapas para recibir y dar seguimiento a las denuncias. El presidente de la Comisión de los Derechos Humanos solicita al EZLN que libere a los rehenes, entre otros, al ex gobernador Absalón Castellanos.

Ante las frecuentes acusaciones que ha recibido el Ejército responde, el sábado 15, que las imputaciones de que ha violado derechos humanos, están respaldadas sólo por rumores y se deben a una actitud "amarillista". Pero no todo era hostilidad declarativa. El sábado, según también fuentes de la Sedena, un grupo de "transgresores" disparó contra un agrupamiento del Ejército cuando éste realizaba un reconocimiento cerca del municipio de Ocosingo.

En esa misma población, el viernes 14 había tenido lugar la primera demostración de apoyo local en favor del Ejército y al gobierno federal que es, de tal suerte, también en rechazo al Ejército Zapatista: convocados por la Secretaría de Participación de la Mujer del Frente de Organizaciones Ciudadanas del PRI, cerca de 500 personas participan en una marcha coreando consignas como: "Que viva el Ejército y que se vayan los derechos humanos" (sic). Sectores de la sociedad chiapaneca que habían estado desplazados por el conflicto, comienzan a manifestarse en busca de constituirse como nuevos y, desde luego, interesados interlocutores.

Pero la marcha de Ocosingo, significativamente, no es cubierta en los noticieros de la televisión del DF. La noche del viernes 14, es en realidad poco el espacio que los telediarios dedican al conflicto en Chiapas. Apenas unos 3 minutos en 24 Horas, donde simplemente se informa de una reunión en la casa presidencial de Los Pinos, donde Carlos Salinas recibe al comisionado para la Paz y a otros funcionarios. En Hechos de Canal 13, el vacío informativo le da espacio al conductor Javier Alatorre para expresar una reflexión:

"Desde nuestra perspectiva, la negociación que ahora se impulsa debe cuidar factores básicos. En lo político, considerar al grupo de alzados en armas como un grupo políticamente, pero no como un grupo paramilitar de dimensiones logísticas (sic). Debiera además, cuidarse que estas negociaciones no abran espacios indeterminados de tiempo que pudieran contaminar el próximo proceso electoral. En lo jurídico, deberán observarse las disposiciones constitucionales en materia de garantías individuales y en lo económico, deberá analizarse cómo, pese a los cuantiosos recursos vertidos en Chiapas, persisten todavía las desigualdades y la injusticia".

El comentario de Alatorre fue excesivamente críptico. Parece que quiso decir que en la negociación entre el gobierno y el EZLN, a éste debería reconocérsele como grupo político pero sin admitírsele beligerancia militar. También, posiblemente, quiso decir que era deseable que las negociaciones no se extendieran tanto tiempo que afectaran a las elecciones de agosto. Pero cuando hablaba de la observancia de la Constitución, en materia de garantías individuales, no se sabía si estaba sumándose a las críticas a los ejércitos contendientes por presuntas violaciones a los derechos humanos, o si estaba pensando que la amnistía para los alzados (que ya era mencionada por diversas fuerzas políticas como una decisión que facilitaría el arreglo) no debía ser otorgada. El afán de opinar, en ocasiones llega a ser motivo de mayores confusiones.

Enlace, de Canal 11, presenta esa noche escenas de militares en Chiapas, entregando víveres, proporcionando atención médica y auxiliando a la población. Se trataba, evidentemente, de ofrecer una imagen favorable del Ejército Mexicano, en contraste con las acusaciones que se hacían a esa corporación. También se trataba de subrayar la idea de que, a diferencia del EZLN, los miembros del Ejército Mexicano sí actuaban en beneficio de los chiapanecos. Escenas de ese tipo, se vuelven rutinarias, en los siguientes días, en los telenoticieros.

El sábado 15, los diarios ofrecen versiones contradictorias sobre la designación, o la aceptación, del obispo Samuel Ruiz como mediador en Chiapas. El comisionado Manuel Camacho Solís, había dicho en rueda de prensa que:

"Respecto a la mediación, el EZLN ha propuesto al obispo Samuel Ruiz en las tareas de mediación. Para el Comisionado su participación se considera importante, cualquier planteamiento o propuesta que a través de él se reciba, será de inmediato considerada".

El asunto parecía claro: el Ejército Zapatista propuso a Ruiz como mediador y el gobierno, a través de Camacho, aceptó que así fuera. Sólo que en algunos diarios la idea de que el obispo Ruiz fuera representante del EZLN aparentemente causó confusiones.

El Heraldo de México cabeceó que "Al negociar, no imitaremos a otros países: Camacho" junto a un titular, referido al comisionado, en donde se decía: "Designó a Ruiz como mediador con el EZLN".

El Universal, en su titular, decía: "Proponen los 'zapatistas' a Samuel Ruiz como mediador", sugiriendo que se trataba de una iniciativa aún sin beneplácito de la contraparte gubernamental.

La Jornada también le confería un carácter de incertidumbre al asunto, al cabecear "Samuel Ruiz, virtual mediador con el EZLN".

Reforma ofrecía mayor precisión: "Aceptan a obispo como mediador", especificando en su nota correspondiente que tal aquiescencia había estado a cargo del comisionado Manuel Camacho.


 

Paréntesis. Fantasías sobre la soledad del poder

El domingo 16 de enero, el diario El Financiero anunciaba en su primera plana una nota del periodista Rodolfo Rojas Zea que parecía ser sensacional: "Apresura la guerrilla la soledad presidencial", se indicaba. Allí se remitía al lector hasta la página 18 que, completa, estaba dedicada a un reportaje sobre el aislamiento en el que, se aseguraba, había quedado el Presidente Carlos Salinas de Gortari.

El reportero, sin precisar sus fuentes, aseguraba que su información provenía de gente allegada al Presidente ("algunos de sus más cercanos colaboradores", "fuentes fidedignas") y ofrecía tal lujo de detalles que las revelaciones parecían tener verosimilitud. Rojas Zea aseguraba que la familia del Presidente de la República había salido del país con motivo de la crisis de Chiapas; relataba cómo, en compañía del candidato presidencial del PRI, Salinas se había enterado, en Huatulco, del levantamiento neozapatista del primero de enero e incluso transcribía las conversaciones que esa madrugada el Presidente habría tenido con varios funcionarios.

Nada de eso, o casi nada, era verdad, según se estableció después.

Al día siguiente, un modesto recuadro, también en primera plana, ese diario indicó que:

"El Financiero lamenta las imprecisiones de la información publicada en primera plana el pasado domingo 16 de enero bajo el título 'Apresura la Guerrilla la Soledad Presidencial'.

A los afectados y a nuestros lectores ofrecemos disculpas"

Pero ¿cuáles eran las imprecisiones que motivaron tan escuetas disculpas? ¿Cuáles los afectados, y de qué forma? ¿Se trataba de una descalificación de toda la nota publicada por ese diario (y así, una descalificación de su propio reportero) o las "imprecisiones" aludidas, pero no mencionadas en la aclaración, eran unas cuantas?

No fue sino hasta dos días más tarde, el miércoles 19 de enero, cuando en la sección de correspondencia apareció en El Financiero una carta de Miguel Angel Sánchez de Armas, director de Difusión de la Presidencia de la República.

Viaje misterioso. En su reportaje del domingo 16, Rojas Zea y El Financiero habían publicado que el Presidente Salinas,

"el viernes siete del actual envió a su familia fuera de México para protegerla de la violencia que hacia entonces se generalizaba en el país y para preservarlam asimismo, de posibles atentados e intentos de secuestro".

Se decía que en el convivio para partir la Rosca de Reyes, Salinas "se despidió de su familia" y que el viaje de su esposa e hijos había sido confirmado en la escuela de la joven Cecilia Salinas Ocelli. También aseguraron el reportero, y su periódico, que además había viajado al extranjero el padre del Presidente de la República, don Raúl Salinas Lozano "y su actual esposa, la pintora Martha Chapa".

El funcionario de Difusión de la Presidencia aclaró que:

"La señora Salinas y sus hijos no 'abandonaron el país', como falsamente escribe el reportero. Desempeñan aquí mismo sus actividades normales e incluso, en el caso de la señora Salinas, algunas de ellas de carácter público, como se registra con frecuencia en los medios informativos".

(Las cursivas, en este como en los párrafos siguientes, aparecen así en la carta de Sánchez de Armas). Poco antes, en Excélsior, la pintora Martha Chapa había aclarado, con disgusto, que no se acababa de matrimoniar con nadie.

Cena inexistente. En la sólo en apariencia enterada nota que comentamos, se afirmaba que la noche del 31 de diciembre la familia Salinas estaba reunida "en un lujoso bungalow de Huatulco, Oaxaca", con Luis Donaldo Colosio y su familia. Allí, se dice, se enteraron de la insurrección en Chiapas. El reportero colma su texto de detalles sobre el convivio, desde afirmaciones nada imaginativas ("soplaba suave el viento, había aroma de mar, la terraza era bañada por una fresca brisa", todo lo cual era previsible si se trataba de una vivienda en la playa) hasta las bebidas que se consumieron ("bebieron un whiskey" --sic--, "un humeante consomé, por supuesto de pavo", "champagna Dom Perignon" de la que "había una cuarta botella enfriándose en la hilera, pero ésta ya no fue servida"). A la mitad de la cena, se dice, el Presidente recibió una llamada del secretario de la Defensa quien le avisó lo que sucedía en Chiapas. Incluso, se transcribe el diálogo que habrían sostenido Carlos Salinas y Antonio Riviello, como si el reportero Rojas Zea hubiera estado escuchándolo en una extensión telefónica.

Desde la Presidencia, Sánchez de Armas aclaró:

"El Presidente Salinas no pasó la noche vieja en Huatulco. Como informaron los noticieros del 31 de diciembre, el jefe del Ejecutivo transcurrió esa fecha con su familia en la residencia oficial de Los Pinos".

¿Un tercer hombre?. Otros presuntos diálogos de Salinas con los entonces secretario de Gobernación Patrocinio González Garrido y el jefe de la oficina de Cordinación de la Presidencia, José Córdoba Montoya, fueron transcritas por Rojas Zea. Las transcripciones de esas presuntas charlas aparecen entrecomilladas, somo si hubiera documentos o testigos de ellas. Además, Rojas Zea (y el periódico, en el balazo de la nota) aseguraban que era "Inminente (la) renuncia de José Córdoba".

Sánchez de Armas aclaró:

"Las 'conversaciones del presidente Salinas con los señores González Garrido y Córdoba que se 'transcriben' en la nota, no corresponden a la realidad".

Actividades ignoradas. El reportero escribió, y El Financiero publicó, que:

"la asonada indígena en Chiapas impidió no sólo el tradicional saludo de las fuerzas armadas del país a su comandante supremo, como se hace todos los primeros días de enero, sino que cortó de tajo sus habituales reuniones con José Córdoba Montoya..."

Luego se asegura, como si el reportero lo hubiera visto, que Salinas:

"Durante el apogeo de la crisis hubo días en que, ya sin familia, solía despachar, contra su costumbre, en mangas de camisa, la barba azulosa en sus mejillas, a veces hasta el mediodía habitualmente rosadas. Sólo se afeitaba y duchaba para recibir visitantes especiales. No se separó ni un minuto de sus oficinas..."

Sánchez de Armas desmintió:

"El tradicional saludo de las fuerzas armadas no se suspendió, cual consigna la nota. Tuvo lugar el 3 de enero en el Salón Carranza de Los Pinos y los medios recibieron información, imagen y audio del evento".

Se añade en la carta del funcionario de la Presidencia:

"Tampoco la 'asonada indígena' (así calificada en el texto de referencia) 'cortó de tajo' las actividades programadas del Presidente, como puede constatar cualquier lector de diarios. Y por supuesto no se suspendieron los acuerdos del primer mandatario con sus colaboradores, como lo atestiguan todos los días los reporteros de la fuente".

La información sobre "La soledad presidencial", era presentada con tantos detalles que parecía verosímil. Detalles de la vida privada de Salinas y su familia, el menú de la cena de año nuevo e incluso el tipo de música que escucharon esa noche, el contenido de conversaciones privadas y hasta la tonalidad que algunos encontraban en la barba mal rasurada del Presidente, constituían docenas de detalles que daban la impresión de que el reportero tenía fuentes tan enteradas como confiables. No era así. Nos hemos detenido en esa nota porque ejemplifica un tipo de periodismo que, en aras de ofrecer grandes revelaciones, acaba por ser mentiroso. No quedó claro si la imaginación excesiva del reportero Rojas Zea, o la intención difamadora de quien o quienes le habrían filtrado esas informaciones, fueron el origen de su desafortunada nota. Tampoco, quedó claro en qué medida El Financiero revisaría sus procedimientos internos para evitar nuevas notas plagadas de falsedades.

Situaciones como esa, por cierto, no ha sido la primera vez que se producen a partir de informaciones falsas publicadas por El Financiero. Los lectores de este diario se quedaron sin saber si había una sola revelación que fuera cierta en la nota del señor Rojas Zea. Pero sí fue claro que, en contraste con la información que las había propiciado, las rectificaciones tanto del diario como del funcionario de Presidencia aparecían en sitios muy disimulados. La nota del 16 de enero, anunciada en primera plana, había recibido toda una página. Las disculpas del editor, al día siguiente, apenas ocuparon un espacio equivalente al dos por ciento de la primera plana. La carta de Sánchez de Armas, apareció en la sección de Correspondencia, en la penúltima página del diario y de manera menos vistosa que la nota a la cual rectificaba. Aún para presentar aclaraciones, El Financiero, en una práctica que no se distingue de las que en tal sentido emplean otros diarios, era quisquilloso y tacaño.


 

 

Amnistía. Cuando la distensión sí es noticia

El domingo 16 de enero, el presidente Carlos Salinas anuncia una iniciativa de ley para otorgar amnistía general a todos los que participaron en los hechos violentos, desde el 1 de enero hasta las 11 horas del día en que se hacía este anuncio. "Cualquier acción delictuosa en contra de la población o del Ejército Mexicano posterior a este plazo no tendrá este beneficio", se aclaraba. Los partidos políticos y el gobierno de Chiapas apoyan esa medida. La Ley, es enviada al día siguiente al Congreso de la Unión. Mientras, el comisionado Manuel Camacho advierte que el conflicto se encuentra en "un momento riesgoso, porque puede haber provocaciones que busquen socavar el proceso de paz" y asegura que el EZLN es fundamentalmente mexicano y chiapaneco.

Por otro lado, en torno a los cadáveres exhumados en Ocosingo, la CNDH asegura que en ninguno de ellos hay indicios que permitan suponer ejecución sumaria o "tiro de gracia". La Defensa Nacional, por su parte, acusa a "transgresores" armados de saquear ranchos y amenazar de muerte a sus moradores e informa que las tropas federales desarrollan principalmente actividades de labor social y patrullaje.

La Amnistía, aún sujeta a la aprobación de la Ley que propone Salinas, es celebrada en todos los diarios del lunes 17. Los encabezados, por esta vez, son similares aunque no sin matices, como se muestra a continuación.

El Financiero es sintético: "Amnistía general a los rebeldes".

El Heraldo de México, emplea el mismo adjetivo para referirse a los miembros del EZLN: "Amnistía para los rebeldes, propone Salinas". Y en un balazo: "El Congreso tendrá que aprobar la iniciativa", con lo cual se sugería que la aprobación al texto enviado por el Presidente debería ser automática. No ocurrió así, porque incluso en ese tema el Poder Legislativo ejerció sus facultades para corregir iniciativas del Ejecutivo.

Ovaciones emplea casi la misma frase: "Amnistía general, ofrece Salinas".

Reforma, como El Heraldo, menciona la necesidad de que la amnistía sea aprobada por el Poder Legislativo pero es más preciso. En su encabezado principal este diario, proclama, como otros, "Anuncia CSG amnistía". Y en un balazo: "Convocarán al Congreso a período extraordinario".

unomásuno, da la noticia de la manera más escueta y directa posible: "Amnistía", en un enorme titular. En otro encabezado de portada, ubica los alcances políticos de tal medida: "Ningún pretexto contra la paz: CSG".

La Jornada también considera que la noticia se encuentra en una sola palabra y, en grandes caracteres, publica: "Amnistía". El balazo sobre ese encabezado, amplía la información: "Cubriría actos del 1 de enero a las 11 horas de ayer: CSG".

El Nacional, hace una pequeña editorialización al explicar en su encabezado: "Amnistía general para la conciliación, ofrece CSG". En realidad, el presidente Salinas dijo que el gobierno había tomado el camino de la conciliación y que una de las medidas que resultaban de esa actitud era la decisión de ofrecer la amnistía. Es decir, esta última resultaba de la vocación conciliadora y no al revés.

El Universal, se tomaba una licencia que aparentemente ayudaba para acotar la noticia pero que, en rigor, constituía un exceso respecto de las declaraciones presidenciales. Sus ocho columnas dicen: "Habrá amnistía general para los 'zapatistas': Salinas". Sin embargo, el Presidente nunca se refirió con ése término a los beneficiarios de tal medida. En su mensaje del domingo 16 habló de una amnistía para "todos los participantes en los hechos de violencia que afectaron varios municipios del estado de Chiapas, desde el día primero de enero de 1994", pero nunca dijo "zapatistas".

Excélsior también emplea comillas para, curiosamente, referirse a la medida anunciada por el Ejecutivo, como si ese diario no considerase que la amnistía fuera tal, o que tuviera los alcances que se ofrecían: " 'Amnistía General' en Chiapas, propondrá Salinas de G.", dicen sus ocho columnas.


 

 

Cae el gobernador. Al EZLN, se le denomina por su nombre

Los avances hacia la paz incluían compromisos para acciones futuras y, de inmediato, señales políticas. Una de ellas, es la renuncia del gobernador de Chiapas Eltmar Setzer ("solicitud de licencia indefinida", es el término técnico) a quien el Congreso del Estado sustituye con Javier López Moreno. Eso ocurre el martes 18 de enero.

Casi de manera simultánea, el comisionado Manuel Camacho responde a la comunicación del EZLN declarando las bases, formas y tiempos que contempla para las negociaciones. Promete el cese al fuego, la búsqueda del diálogo a través de Samuel Ruiz y garantías para el proceso de amnistía. Aunque no reconoce al EZLN como fuerza beligerante, sí respeta el nombre que le ha dado identidad a ese grupo. Asimismo, Camacho propone cambios inmediatos en la aplicación de la justicia y respuestas sociales serias a los problemas de las comunidades.

La aceptación de Camacho para decirle al EZLN por sus siglas y su nombre, era una señal para facilitar las negociaciones pero también (en un conflicto en donde cualquier símbolo puede ser entendido según las intenciones de cada informador, o casi) fue interpretada como síntoma de debilidad del gobierno. Ese martes 18 de enero, el enviado del Noticiero Telemundo, de la TV estadounidense, Raúl Peimbert, después de entrevistar a algunos miembros del EZLN, comentaba:

"En definitiva, son campesinos que tienen al mundo sorprendido y a un gobierno en jaque. Un gobierno que primero los calificó de transgresores y ahora los reconoce como un ejército".

Más allá de la evaluación sobre si el gobierno mexicano realmente estaba en jaque, faltaba una reflexión capaz de reconocer una intención negociadora, por encima de cualquier posición de endurecimiento, en la gana de Camacho para llamar al EZ por el nombre que ese grupo de había dado a sí mismo.

La otra vertiente en la perspectiva del arreglo en Chiapas, que aún demoraría varios meses, son los otros actores. Un papel nada menor en la vida social de esa entidad, aunque con poca presencia en los medios de información, son los refugiados, o desplazados, que tuvieron que salir de sus localidades ante la amenaza de la guerra, o las intimidaciones reales que ya recibían por alguna de las fuerzas en conflicto.

La atención a esos refugiados, también es motivo de demostraciones de propaganda. El 18 de enero, la entrega de despensas y la dotación de servicios médicos por parte de la Secretaría de la Defensa Nacional a 600 desplazados, en Las Margaritas, es motivo de una amplia cobertura en los medios electrónicos. Además, las autoridades militares indican que han recibido denuncias sobre actos vandálicos por parte de grupos armados.

Otros protagonistas de la crisis son los miembros de grupos indígenas y campesinos, no sólo de Chiapas, que se han organizado o cuyas organizaciones, cuando ya existían, se expresan como un sector distinto de los que se encuentran en el conflicto armado. En reunión con el titular de la Secretaría de Desarrollo Social, Carlos Rojas, dirigentes de campesinos indígenas de Oaxaca, Veracruz, Guerrero y desde luego Chiapas, agrupados en la Coordinadora Nacional de Pueblos Indios, piden se les incluya "como actores, no comparsas" en la Mesa de Atención Social que estudiará los problemas económicos y la marginación en esas entidades.

La renuncia de Setzer y la inmediata toma de protesta por parte de López Moreno, son reseñadas ampliamente en los noticieros nocturnos de ese martes 18 y compiten con la información sobre la respuesta de Camacho al EZLN. 24 Horas y Enlace, consideran más importantes las declaraciones del Comisionado para la Paz y dejan en un segundo término la asunción del nuevo gobernador de Chiapas, que en cambio en Hechos de Canal 13 es la nota principal.

Así también, los diarios de la mañana siguiente dividen sus preferencias entre ambos asuntos. Aunque la mayoría había otorgado un día antes el encabezado principal a las demandas del EZLN, la respuesta del enviado presidencial no les merece la misma atención.

La Jornada y Reforma destacan la sustitución del mandatario chiapaneco: "Cayo Setzer, López Moreno, a Chiapas" y "Cae gobernador de Chiapas".

El Nacional elige otro sesgo, "Ya hay nuevo gobernador; despachará en Ocosingo", a partir de una declaración de López Moreno que, luego, el mismo nuevo gobernador trató de matizar.

En cambio Excélsior ("Participación política, ofrece Camacho al EZLN"), El Heraldo de México ("Permitiría la paz realizar cambios que urgen") y El Universal ("Salida política o la violencia dividiría a los pueblos: MCS") dan el primer sitio a la contestación del comisionado para la Paz.

Ovaciones se inclina por enfatizar la exigencia formal del EZLN ("Primero nos reconocen y luego platicamos"), aunque ese día en ninguna nota de ese diario se encuentra un nuevo comunicado o declaración del Ejército Zapatista en tal sentido: aparentemente, las ganas de una cabeza espectacular se antepusieron a la información contenida en esa edición de Ovaciones. Lo que ocurrió, fue que la nota del reportero Moisés Ramírez mencionaba el mensaje del EZ al Comisionado Camacho, que los medios habían dado a conocer el día anterior.

Ese miércoles 19 de enero, se anuncia la creación, por acuerdo presidencial, de la Comisión Nacional de Desarrollo Integral y Justicia Social para los Pueblos Indígenas, que presidiría la hasta entonces embajadora en Cuba, Beatriz Paredes Rangel. Se dice que el objetivo del nuevo organismo, es coordinar las acciones y definir las políticas que, en el ámbito de la administración pública, se requieren para promover el mejoramiento de las condiciones de vida de esos grupos. Mientras, en San Cristóbal, Manuel Camacho declara que "es necesario pedir perdón a los indígenas, a las comunidades, por todo el sufrimiento que han vivido" y exhorta a los chiapanecos, principalmente en la zonas del conflicto, "a ya no molestarse unos a otros". Por su parte, Samuel Ruiz afirma que "el único signo que nos hace creíbles a los cristianos es el amor por nuestro prójimo y nuestro enemigo". También en Chiapas, los juzgados de distrito tercero y cuarto del fuero común de Tuxtla dictan auto de formal prisión a 31 miembros del EZLN que fueron detenidos el 1 de enero. Informan que el resto de los detenidos, un total de 89 indígenas que se encuentran en el penal de Cerro Hueco, podrán obtener la libertad con la ley de amnistía. Mientras, 17 indígenas tzeltales de Oxchuc son liberados pero solicitan a la comisión negociadora por la paz y la reconciliación que actúe legalmente contra las autoridades de su municipio por haberlos acusado "dolosamente" de pertenecer al EZLN. En Ocosingo, el gobernador Javier López Moreno determina no trasladar los poderes del estado a este municipio (medida que había sugerido al tomar posesión) toda vez "que no existen las condiciones físicas para ello".

La tregua se mantiene, pero aparentemente es muy frágil. Ese miércoles 19, la Secretaría de la Defensa informa que "los transgresores" planean atacar las poblaciones de Yajalón, Sabanillas y Venustiano Carranza. Asimismo, dice que ha recibido denuncias de habitantes de San Cristóbal en el sentido de que "un grupo de 20 individuos armados que se cubrían el rostro" robaron, el pasado 17, numerosas cabezas de ganado en un rancho denominado San Marcos.

En tanto 24 Horas otorga el primer sitio a la noticia de la instalación de las cámaras de Diputados y Senadores para discutir la iniciativa de amnistía y luego a la presencia de López Moreno en Ocosingo, el noticiero Hechos de Televisión Azteca considera como nota más importante la denuncia de la Sedena sobre posibles nuevos ataques del EZLN. Enlace, del 11, también destaca en primer término la apertura de los trabajos legislativos. La creación de la Comisión de Desarrollo Indígena ocupa un sitio secundario en los telediarios. La información comienza a escasear, conforme el centro del conflicto se dirime en acercamientos privados, entre el representante del gobierno y los voceros del EZLN. En varios momentos de este periodo, durante toda la segunda mitad de enero y la primera de febrero, la pobreza informativa desespera tanto a los periodistas que, en ocasiones, ellos mismos se presentan como protagonistas de los acontecimientos. Hay muestras de imaginación y talento, pero también de profesionalismo escaso, entre los centenares de enviados de prensa a San Cristóbal de Las Casas.

 

Del jueves 20 al domingo 23 de enero. Perdonadores, informadores y rehenes

La Ley de Amnistía cuya proposición había anunciado el domingo anterior el presidente Salinas, es aprobada jueves 20 de enero por la Cámara de Diputados, con modificaciones de fondo que la "flexibilizan" y precisan alcances, términos y plazos en su aplicación. Se pretende que con la Ley se beneficien todos los que participaron en el levantamiento armado entre el día 1 y las 15 horas del día 20 de enero. Se elimina el plazo de 30 días que se decían en el proyecto original para la deposición de armas, acción que se deja sin tiempo preestablecido. La ley de cuatro artículos y dos transitorios es aprobada por 351 votos del PRI, PAN, PPS, PFCRN y PARM y 31 abstenciones "razonadas", del PRD.

En el Senado de la República, el viernes 21, la mayoría rechaza otorgar reconocimiento de fuerza beligerante al EZLN y aprueba, con la abstención del PRD, la Ley de Amnistía. Al día siguiente, sábado 22, el presidente Carlos Salinas crea la Comisión de Amnistía y Reconciliación en Chiapas, integrada por los secretarios de Gobernación y Desarrollo Social, así como por los titulares de la Procuraduría Agraria y la Comisión Nacional de Desarrollo Integral y Justicia Social para los Pueblos Indígenas. esta nueva Comisión tiene el encargo de poner en práctica, precisamente, la Ley de Amnistía. En Chiapas el nuevo gobernador, Javier López Moreno, envía al Congreso del Estado una iniciativa de ley de amnistía local.

El viernes, también, el presidente Salinas había suscrito un decreto para condonar y eximir el pago de diversas contribuciones a 21 municipios del estado chiapaneco. Y allá mismo, el comisionado para la Paz hacía un amplio reconocimiento al Ejército Mexicano por su labor en Chiapas. Como se recordará, un día antes Manuel Camacho había hablado de pedir perdón a los campesinos indígenas de Chiapas.

Camacho, en un comunicado, fue reconocido por el EZLN como "interlocutor verdadero". El grupo alzado ratificaba su disposición al diálogo, aunque advertía que "podría reconsiderar" el cese al fuego de continuar los bombardeos a poblaciones y la detención de civiles por parte del Ejército.

En un paquete de tres comunicados y una carta enviados a La Jornada, El Financiero, Proceso y Tiempo de San Cristóbal y publicados el viernes 21, el EZLN les recordaba a Manuel Camacho y al obispo Samuel Ruiz que "las condiciones previas para el inicio de un diálogo encaminado a una solución política justa, no se han cumplido en su totalidad, pues el Ejército sigue violando el cese al fuego y permanece fuera de sus cuarteles". En otro comunicado, el EZLN indicaba que la amnistía propuesta por Carlos Salinas "es prematura en el actual proceso de diálogo, pues prevalecen las causas políticas y sociales que originaron el conflicto". Asimismo, como ya mencionamos antes, en una carta el subcomandante Marcos se preguntaba "¿Quién tiene que pedir perdón y quién puede otorgarlo?". Al día siguiente, Camacho responde o matiza: más que hablar de perdón, estamos ante una decisión política sobre el camino más eficaz para alcanzar la paz y dejar atrás abusos, violencia y marginación, expresa en una nueva comunicación al EZLN.

Las cosas no eran fáciles. Por un lado, preparar la negociación con el EZLN sin lacerar la desconfianza de los dirigentes de ese grupo, ocupaba toda la atención, o casi, de Camacho y su pequeño equipo de apoyo. Pero además había susceptibilidades en otros sectores de la sociedad mexicana, y de la sociedad en Chiapas, que consideraban que el gobierno debía acudir al diálogo con los neozapatistas en una posición de fuerza o que, en otros casos, se quejaban por estar marginados en una negociación que consideraban que les afectaba.

Estas tensiones se van manifestando en los medios de comunicación. El domingo 23 de enero, Camacho apunta que hay un "principio de empantanamiento de un proceso hacia la paz" que se refleja en tres actitudes: los alcances y posibles obstáculos que represente la aplicación de la Ley de Amnistía; la definición de una agenda para la solución de los problemas chiapanecos y las implicaciones e interpretaciones de su papel como Comisionado. Televisa transmite completo el preocupado y preocupante mensaje de Camacho pero, en la radio, ese domingo casi no se le da espacio. En los diarios del lunes, tales declaraciones desatan una reacción informativa que se comenta más adelante.

Mientras, en Los Pinos, representantes de 118 organizaciones campesinas e indígenas del estado de Chiapas presentan al Presidente de la República un documento en donde piden la desmilitarización de las zonas en conflicto, la amnistía para miembros del EZLN y el reconocimiento de ese grupo como fuerza política. Asimismo, sugieren a los zapatistas que acepten el diálogo y exigen una nueva revisión del artículo 27 constitucional y su ley reglamentaria. En otra de sus demandas, quieren un nuevo pacto constitucional que redefina la relación entre los indios y el Estado.

Otros actores, aparte del EZLN por un lado y el Ejército y el gobierno mexicanos por otro, se expresan así en el conflicto chiapaneco. Nuevas o no siempre atendidas voces, como las de aquellas 118 organizaciones cuyos líderes acudieron a Los Pinos, contribuirían a ponerle acentos y matices a un diferendo que no podía verse en blanco y en negro solamente. Otras posiciones, menos mencionadas en la prensa aunque con presencia real en la zona del conflicto, buscaban reconocimiento acudiendo incluso a recursos de manifestación pública que no estaban acostumbrados a emplear. El viernes 21, en Ocosingo, un grupo de ganaderos, comerciantes y pequeños propietarios realiza una marcha para demandar que regresen "la paz y la seguridad" a la región. "Que se acabe, se aniquile de una vez por todas a esos indios zapatistas", exigen, con más racismo que razones.

Y una posición más, que apenas hacia fines de enero comienza a encontrar algunos espacios en la prensa, es la de la ARIC Unión de Uniones, la coalición de varios millares de productores agrícolas en la zona de Las Cañadas chiapanecas y que llegan a ser los más sufridos rehenes de esta guerra pues, encontrándose en territorio ocupado por los neozapatistas, no están de acuerdo con la vía de las armas pero tampoco con la política agraria del gobierno y menos aún con la presencia del Ejército Mexicano. El sábado 22 de enero, los dirigentes de la ARIC-U de U piden al EZLN que permita el libre tránsito de campesinos en las comunidades de la región oriental de Chiapas. Una posición parecida en su origen, aunque nada demandante hacia el EZ, es la de representantes de 278 organizaciones que el domingo 23 asisten al Segundo Encuentro de Organizaciones Indígenas y Campesinas de Chiapas en San Cristóbal. Declaran que "apoyan a los zapatistas", pero "no con las armas sino con el diálogo" y solicitan la presencia, en la zona, del Presidente de la República.


 

 

Encabezados noticiosos y la cabeza del general

La reunión de representantes de 118 comunidades campesinas de Chiapas así como la ausencia de hostilidades militares, aunque con algunos motivos de incertidumbre, ocupaba los espacios de los tres noticieros de televisión que hemos analizado. Todavía, la noche del jueves 20, cuando estas emisiones se transmitían las cámaras legislativas se encontraban en sesión y la Ley de Amnistía no era aprobada aún. 24 Horas y su conductor, como siempre, son muy escrupulosos para dar a conocer con toda puntualidad las fuentes oficiales. Incluso, se da espacio a un boletín de la Secretaría de la Defensa sobre un asalto en la carretera a Palenque.

En Hechos, de TV Azteca (en contraste con ese cuidado a partir del cual es posible que Televisa pierda una exclusiva antes de ofrecer una información que contradiga las fuentes oficiales) se desliza una versión que poco ayudaba a la causa de la paz, o a la claridad noticiosa, cuando el corresponsal Mario Humberto Meneses dice, desde Chiapas:

"... También en otros municipios de la costa existen rumores del arribo de los insurrectos. Por una parte, en la región de la costa de Chiapas se ha corrido el rumor de la presencia de estos grupos insurrectos, los que según esto, pretenden posesionarse de la presidencia municipal de Acapetagua y Huixtla, sin que esto se confirme oficialmente".

Ese ataque no ocurrió. La televisión no fue ajena a la divulgación de presunciones sin confirmar, sobre acciones militares o sociales que no ocurrían. Hay que señalar, sin embargo, que este yerro no era frecuente. El noticiero Hechos, de Televisión Azteca, a diferencia de los informativos de las otras dos cadenas, menciona la noche del viernes 21 los nuevos comunicados del Ejército Zapatista. Una de cal, en abono de la diversidad comunicativa.

La Ley de Amnistía, aprobada por el Congreso con enmiendas respecto de la iniciativa presidencial, no mereció titulares principales en todos los diarios del viernes 21. Sólo El Nacional ("La amnistía, aprobada en la Cámara"), El Universal ("Será amplia, flexible y sin límite, la ley de amnistía") y La Jornada ("La amnistía, aprobada con ampliaciones"), se ocuparon de ella como noticia más importante. Reforma cabeceaba: "Faltan condiciones para dialogar: EZLN", en tanto que El Financiero y Excélsior destinaban su titular de primera plana al aumento en el gasto social. unomásuno y El Heraldo, se ocupaban del repliegue del Ejército Mexicano en Los Altos de Chiapas, por instrucciones presidenciales.

El sábado 22, en varios diarios hay un destello de optimismo, a partir de las declaraciones del comisionado para la Paz, cuando La Jornada y El Universal titulan "Inminente encuentro Camacho-EZLN" y "Todo listo para la negociación directa con rebeldes". A pesar del parecido, hay tratamientos informativos distintos: en tanto el primero de esos diarios le llama al Ejército Zapatista por sus siglas, el otro se refiere a él con un calificativo.

Otros diarios, se ocupan de la versión de que habría algún vínculo entre el EZ y el grupo terrorista ETA, de la zona vasca en España. Así, Reforma anuncia: "Investigan nexos entre ETA y EZLN", en tanto que Ovaciones, "Sospechan vínculos del EZLN con la ETA". En ambos casos, la fuente era el diario ABC de Madrid, cuya obsesión con las presuntas extensiones mexicanas de la ETA ya habían sido conocidas aquí a fines de 1993, cuando el noticiero 24 Horas, que suele dar abundantes espacio a las noticias de ese conservador diario madrileño, reprodujo algunas informaciones al respecto. En el caso de Ovaciones, el hecho se ser propiedad de la empresa Televisa y dirigido por el periodista Jacobo Zabludovsky, explica que en sus páginas se le diera continuidad a un asunto ya divulgado antes en el noticiero del Canal 2. Sin embargo no parece justificado, en un clima de confusión y de acercamientos a la paz, exacerbar el interés público con una noticia sustentada sólo en versiones de segunda mano. (24 Horas, la noche anterior, había adelantado que "Según el periódico ABC de Madrid, podría estar la ETA en México", aunque no menciona que Ovaciones llevará ese asunto como noticia destacada). En el caso de Reforma, hay todavía menos motivos para conferir tanta importancia a una versión que, posteriormente, no tuvo ningún seguimiento capaz de llegar al encabezado de la primera plana. Eran días de pocas noticias espectaculares y, en el río revuelto, cada quien pescaba asuntos según su vocación editorial.

El Heraldo de México, que en ningún momento de este conflicto se desdice de su fama de diario conservador, aprovecha el vacío informativo para darle un lleguecito a la iglesia de San Cristóbal. Su encabezado de ese sábado 22, reza: "Religiosos extranjeros alientan la insurrección" y es acompañado de una nota en donde se asegura que:

"De acuerdo con informes de Inteligencia de la Defensa Nacional, son varios los extranjeros avecindados en Chiapas --algunos ya retirados, incluso, de sus respectivos ministerios-- que han apoyado el movimiento de insurrección en aquella entidad".

La versión, sin embargo, no aparece, al menos con tal espectacularidad, en otros diarios de la capital mexicana. De ser cierta, sorprende que tales fuentes "de inteligencia de la Defensa Nacional" hubieran escogido a El Heraldo para ofrecer sus revelaciones. Por otro lado, no es lo mismo "religiosos", lo cual remite a sacerdotes o miembros del clero con responsabilidades específicas dentro de la estructura eclesiástica, que individuos "ya retirados" del ejercicio de tales atribuciones.

El Heraldo de México no espera mucho para continuar con una política de desinformación. El sábado, se había sabido en San Cristóbal que el Ejército Zapatista estaba dispuesto a liberar al ex gobernador chiapaneco, el general Absalón Castellanos, a cambio de los zapatistas que habían caído presos. Manuel Camacho hace el anuncio, sin dar fechas sobre esa posible liberación. El Heraldo, sin embargo, informa (o desinforma) el domingo 23: "Inminente reunión de Camacho Solís y el EZLN", como cabeza de una nota del reportero Miguel A. Mazariegos en la que se decía:

"Manuel Camacho Solís informó que en las próximas horas entablará reunión con la comandancia general del EZLN en algún lugar de la selva lacandona, donde le entregarán sano y salvo al general Absalón Castellanos Domínguez, de quien se dice extraoficialmente ya está en su hogar en Tuxtla Gutiérrez".

El general Castellanos sería liberado, en efecto, pero no pocas horas sino hasta 24 días después.

Otro manejo informativo, más responsable o quizá menos desenterado, es el de Excélsior que ese domingo 23 de enero anuncia con pulcritud: "Negociaciones; ofrece el EZLN intercambiar a Absalón".

El Financiero, dice en su primera plana: "Acepta el gobierno intercambiar prisioneros de guerra por Absalón".

En tanto, en El Universal: "Acepta EZLN canjear prisioneros" (quien leyera los encabezados de este diario y del anterior, se quedaría sin saber de quién era la iniciativa del canje, si del EZ y del gobierno).

Ovaciones, en busca del titular vendedor, casi casi publica una metáfora de su propia actitud informativa: "Zapatistas ponen precio a la cabeza de Absalón".

Reforma, algo adelantado a los hechos: "Acuerdan diálogo".

El Nacional, más preciso, dice: "Camacho y Samuel Ruiz se reunirán con el EZLN" y, en un encabezado secundario "Pactaron liberación del general Absalón Castellanos y de los guerrilleros que están detenidos".

unomásuno, en busca de la precisión: "Negociará el EZLN", junto a un titular de menores dimensiones que abunda: "Absalón a cambio de presos, pide". Dos días después, reiterando esa noticia, unomásuno dedica su cabeza principal a decir: "Ofrece el EZLN canjear a Absalón", aunque llamaba la atención que ese diario, tan cuidadoso en otras ocasiones, diera como noticia algo que no lo era.

Similar disparidad se aprecia en los titulares del lunes 24 de enero, cuando las ya mencionadas declaraciones de Manuel Camacho parecen significar un balde de agua fría sobre las esperanzas de una reunión inminente con el EZ.

El Heraldo, que otra vez pareciera complacerse con las dificultades para la paz, alerta en su encabezado: "Se empantanaron las negociaciones en Chiapas: Camacho". Una declaración que el ex regente del DF nunca hizo pero que El Heraldo de México le atribuía, en una cabeza secundaria, era la siguiente: "Lamentó el Comisionado que el EZLN no entendiera la amnistía".

El Nacional, en cambio, informa haciendo suya, pero sin exagerarla, aquella afirmación más contundente del representante presidencial: "Signos de empantanamiento en el proceso de paz: MCS". Otros diarios publicaron encabezados similares.


 

 

Del 24 al 26 de enero. Guerra de posiciones

Lunes 24 de enero: comunicados del EZLN, la CNDH y la SDN. En documentos enviados a Manuel Camacho y a Samuel Ruiz, el Comité Clandestino Revolucionario Indígena, Comandancia General, del EZLN, asegura que no impedirá el proceso electoral federal y considera que el horizonte se empieza a oscurecer. Señala que la Ley de Amnistía no dificultará el diálogo y propone que se establezca una agenda de discusión con cuatro puntos: demandas económicas; demandas sociales, demandas políticas y garantías a una y otra partes en conflicto. Agrega que dejará en libertad al ex gobernador Absalón Castellanos Domínguez. Al mismo tiempo, la Comision Nacional de Derechos Humanos informa que ha recibido un total de 170 quejas y denuncias y que los expedientes concluidos suman 106. En cuanto a la localización de las personas ausentes o presuntamente desaparecidas, se han recibido 400 reportes, habiéndose encontrado hasta la fecha a 273, dice la CNDH.

Al día siguiente, la Comisión de Derechos Humanos notifica que el total de detenidos que han sido notificados ante el organismo es de 131; también que hay 18 extranjeros de nacionalidades guatemalteca, salvadoreña y hondureña, quienes están a disposición de las autoridades migratorias de Tapachula. Todavía el lunes, en otra comunicación, la Secretaría de la Defensa Nacional informa que sigue recibiendo denuncias de organizaciones y ganaderos por la proliferación de asaltos cometidos por "grupos de individuos armados" y asegura que han sido robadas mil 500 cabezas de ganado en la zona de conflicto. El martes, la Defensa Nacional establece en San Cristóbal una oficina de quejas y atención a los ciudadanos con el fin de, según dice, hacer más transparente la actuación del personal militar hacia la población civil.

Martes 25 de enero: Salinas en Chiapas. El Presidente de la República acude por varias horas a Tuxtla Gutiérrez, en donde se reune con representantes de 280 organizaciones indígenas y campesinas a quienes asegura que la solución en Chiapas se seguirá buscando por la vía del diálogo, la razón y la concordia. El primer mandatario anuncia un paquete de medidas políticas y económicas: mecanismos más fluidos de abasto; dar atención a la salud; constituir un fideicomiso para viudas y huérfanos y dar facilidades para el retorno a las comunidades; no ocultar nada en relación con los derechos humanos, atender y resolver los planteamientos al respecto; instalar una ventanilla de atención a los asuntos agrarios; apoyar al Consejo Estatal de Organizaciones Indígenas y Campesinas; analizar implicaciones de la Ley de Amnistía; fortalecer el Programa de Acopio y Comercialización del Café y proceder con prudencia en el caso de los expulsados de sus comunidades.

En otro momento, en la ciudad de México, Salinas asegura que Manuel Camacho, "ha cumplido con la responsabilidad que asumió, con lealtad a las instituciones, al Presidente de la República y a México. Al mismo tiempo ese martes, en Chiapas, el Congreso estatal aprueba la ley local de Amnistía con la cual se pretende "abrir las rejas para cerrar las heridas siempre y cuando se den las condiciones mínimas que garanticen el establecimiento de la nueva concordia pública".

Pero la concordia está lejos. Ese martes, en San Cristóbal, un grupo de ciudadanos se vuelve a manifestar, reclamando: "Nosotros sí somos verdaderos coletos (como se conoce a los habitantes de esa localidad) que queremos la paz, no jipis vagos, greñudos y mugrosos que vienen a hacerse publicidad". Ese grupo asegura, en una marcha, que apoya al Presidente de la República, al Ejército Mexicano y que está en favor de la paz y la tranquilidad. No lo parece.

Miércoles 26 de enero: aclaraciones e invitaciones. Manuel Camacho critica a quienes, por ligereza, acusan a los miembros de la Iglesia, en particular al obispo Samuel Ruiz, de ser los responsables de la violencia. "Todos debemos tener la responsabilidad de ayudar a la paz y el obispo de San Cristóbal está contribuyendo de una forma muy clara", considera el Comisionado. En tanto, en una de las pocas aclaraciones que voceros del Ejército hacen sobre las imputaciones a presuntos excesos de su parte el subjefe de la 31a. zona militar, Pablo Ruiz, dice que: "En Chiapas no hay daño que reparar, pues no hubo bombardeos, sino sólo disparos con metralleta, sin vestigios de destrucción ni combates sobre viviendas y bosques".

En la televisión de esos días, el tema Chiapas pierde intensidad el lunes 24 (en el resumen de apertura de Enlace de Canal 11 ni siquiera se le menciona, en tanto que Televisa y el 13 aluden a los trabajos del Comisionado para la Paz). El martes, la atención es ocupada por el viaje del presidente Salinas a Tuxtla Gutiérrez: 24 Horas reproduce, completo, el mensaje de aproximadamente 5 minutos que el primer mandatario dirige en esa visita. Luego, el reportero Guillermo López comenta el diálogo con los dirigentees indígenas a quienes, dice:

"... el presidente Salinas escuchó sin matices, clara y directamente los reclamos de representantes de más de 280 organizaciones indígenas chiapanecas, que por primera vez se unieron en un consejo ejecutivo"

(Sin embargo el reportero López deja abierta una duda en los televidentes, ¿cómo se escucha sin matices?). Luego se reproduce, durante cerca de 12 minutos, parte de la sesión en donde el presidente Salinas aparecía atento, tomando nota, al escuchar a varios de los dirigentes campesinos. Allí, se daba voz a un sector poco reconocido hasta entonces en el transcurso del conflicto. Completa, y hasta didáctica por la cantidad de exigencias así manifestadas, esa información fue una de las más extensas que la televisión mexicana transmitió en esos días del conflicto en Chiapas. No puede asegurarse que el cumplimiento de las peticiones de esos dirigentes indígenas haya tenido el mismo seguimiento. El noticiero Hechos, del Canal 13, antes que la información sobre ese encuentro en Tuxtla Gutiérrez dio su espacio principal a declaraciones de Manuel Camacho sobre la aceptación del diálogo por parte del EZLN y hasta después, de manera menos extensa que Televisa, reprodujo partes de aquella reunión. Enlace, del 11, ubicó a la entrevista de Salinas como su nota principal y reprodujo palabras presidenciales, aunque no de forma tan amplia como el Canal 2.

Otra de las consecuencias a estas alturas del conflicto, es la personalidad que, más allá de las aceptaciones gubernamentales, se le adjudica ya al Ejército Zapatista incluso en los medios electrónicos, que los primeros días de enero se mostraban reacios a mencionarlo por su nombre. En su emisión del martes, el conductor de 24 Horas decía:

"Anoche, una hora después de que terminó este noticiero, se repartió en Chiapas un comunicado que se atribuye al EZLN. En él, el grupo armado fija una agenda de negociaciones con el gobierno".

El comunicado no fue leído, solamente apareció brevemente en pantalla. Pero las siglas del grupo armado habían dejado de ser tabú en la empresa más grande de la televisión privada.

Ese martes, además, se había realizado una nueva manifestación frente a las instalaciones de Televisa. Esta empresa, que antes ignoraba las demostraciones en su contra, ahora las cubre como parte de la nueva actitud informativa que tiene respecto de los ciudadanos que discrepan con ella. Así Televisa busca ganar o recuperar legitimidad o, en todo caso, demostrar que es capaz incluso de recuperar, en su beneficio, las demostraciones en contra cuya. Zabludovsky lee:

"Un grupo de personas se reunió esta tarde frente a la fachada de Televisa en la Avenida Chapultepec. Protestaban por lo que juzgan información distorsionada de Televisa en relación con Chiapas. Y después entre otras cosas pedían se reconozca a los grupos armados de Chiapas como fuerza beligerante. La agencia italiana ANSA, única agencia que reporta esta manifestación, calcula en mil los manifestantes".

Esa concentración también fue mencionada por Hechos de Canal 11, cuyo reportero evaluó en 3 mil el número de asistentes. La movilización, había sido convocada desde el viernes anterior en un desplegado a toda plana, aparecido en la página 48 de La Jornada. Un escueto pero vistoso llamado, opinaba e invitaba:

 

Si Todo Puede Cambiar, ¿Por qué la

Televisión No?

Por el derecho a la información

¡BASTA DE TELEVISA!

Mitin Martes 26 a las 16.30 O.M. Frente a Televisa Chapultepec

(Metro Balderas)

 

Aparecían las firmas de varios centenares de grupos y personas. Entre muchos otros: Grupo de Comunicación Plural, Estudiantes de Comunicación UAM X, Cencos, Canal 6 de Julio, COMPA, Coordinación e Información de la Mujer A.C., Frente por la Democracia y la Paz, Los Nakos, Botellita de Jerez, Consejo Estudiantil Univerasitario-CEU UNAM, Comisión de Solidaridad y Derechos Humanos de las Comunidades Eclesiales de Base, Frente del Pueblo, Unidad Obrera Socialista UNIOS, STUNAM... Mucho más abajo, aparecía la firma de los Partidos del Trabajo, Revolucionario de los Trabajadores y de la Revolución Democrática. Dos de los dirigentes en el DF de este último partido, Marcos Rascón y Javier Hidalgo, aparecían entre los responsables de esa publicación (además de Ana Lilia Cepeda, Priscila Pacheco, Adolfo Llubere, Alejandro Ordorica y Mariano Elías). Además se incluían las firmas de varias docenas de periodistas y estudiosos de la comunicación.

Protesta evidentemente importante ese mitin tuvo, a juzgar por el cálculo más optimista, una concurrencia muy pobre que contrastaba con la membresía y la representatividad de tantos grupos y tantas personas. Una protesta así se magra, en lugar de presión se convertía en tácito respaldo para Televisa: si tan pocos ciudadanos acudían a un llamado tan espectacular, podía pensarse que el reclamo contra esa empresa no formaba parte de la agenda de intereses de la mayoría de la sociedad. Televisa, de todos modos, seguiría siendo protagonista, indirecto o no, de la guerra en Chiapas.


 

 

Compromisos democráticos, iconografía pacifista

El miércoles 26, el organismo denominado Consejo para la Democracia, que integra gente de diversos partidos o sin militancia partidaria, entregó al candidato presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio, el documento "20 Compromisos por la Democracia". Ese prontuario de demandas muy variadas, que había sido elaborado el año anterior, antes de la crisis chiapaneca, estaba siendo entregado a todos los candidatos a la Presidencia de las República pero ninguna de tales ceremonias tuvo la difusión que recibió el encuentro con el candidato del PRI. Esa noche, el noticiero de Canal 13 lo destacó en su resumen de temas principales y al día siguiente, varios diarios le dieron su "ocho columnas".

Era la primera vez, en casi un mes de conflicto en Chiapas, que las declaraciones de un candidato presidencial recibían un encabezado principal en alguno de los diarios de la ciudad de México. Cinco de ellos, de entre los revisados para este estudio, lo hicieron en esta ocasión, destacando sobre todo la respuesta del candidato del PRI a quienes le llevaron el mencionado documento.

Excélsior publica, poniendo el énfasis en lo que dijo el candidato en vez del compromiso de quienes lo fueron a visitar: "Acuerdo para hacer efectivo el voto, propone Colosio Murrieta".

unomásuno, de manera similar: "Acuerdo político, pide Colosio".

El Universal, en un titular poco alusivo a los conflictos nacionales: "No son tiempos de derroches ni de despilfarros: LDC".

Ovaciones, el único que se refiere a la guerra en el sureste: "Chiapas, producto de la arbitrariedad".

El Nacional: "20 compromisos por la democracia, acepta LDC". Pero en realidad, a juzgar por las notas de la prensa, el candidato priista se comprometió a estudiar el documento pero no lo suscribió, como equivocadamente sugería este diario. Esto se debía, quizá, a que algunos de los promotores de los 20 Acuerdos dieron a entender que Colosio lo había firmado. Pero no se publicaron datos ciertos que apuntalaran esa versión.

Antes, las informaciones sobre las campañas electorales y otras actividades de los candidatos a la Presidencia habían quedado relegadas por la crisis chiapaneca. Esto no significa que no hubiera notas e imágenes, incluso intencionadas, sobre las tareas de proselitismo político.

En el mismo El Nacional, el 24 de enero había aparecido, muy destacada en primera plana --ocupando tres de las cinco columnas del diario-- una fotografía de Luis Donaldo Colosio detrás de un niño, al que ayuda a echar a volar una paloma blanca. La mirada de Colosio se encuentra sobre el avecilla, en gesto de aliento. La foto, de Miguel Angel Martínez, había sido tomada durante un recorrido de ese candidato por el Distrito Federal y no tenía encabezado; en el pie, escueto, no se hacía alusión a la alegoría pacifista representada en esa imagen.

Una fotografía casi idéntica, tomada en el poblado Adolfo López Mateos en Tamaulipas y publicada el viernes 21 de enero en El Universal, mostraba a Colosio detrás de dos niños que, igualmente, acababan de soltar una paloma blanca. La foto, del reportero gráfico Vicente Arteaga, ocupaba la parte superior del diario, en tres de las ocho columnas disponibles. El símbolo de la paz, que por lo visto fue utilizado varias ocasiones en la campaña del PRI, dejaba la sensación de un Colosio partidario de las libertades y de la esperanza: niños y palomas eran utilizados de manera claramente simbólica. Ese perfil del candidato del PRI se afirmaría después, incluso con el asesinato del que fue víctima el 23 de marzo en Tijuana.


 

Acuerdo de los partidos. Momento de la política

El compromiso de todos los partidos por la paz y para facilitar el tránsito democrático, ya estaba siendo procesado por la Secretaría de Gobernación cuando se conocieron las declaraciones de Colosio. El jueves 27 se anunció que ese, y otros siete candidatos presidenciales, junto con los dirigentes de sus partidos y al lado del promotor del documento, el secretario Jorge Carpizo, suscribieron varios acuerdos en un "Compromiso por la Paz, la Democracia y la Justicia". Allí se acuerda: a) tomar las decisiones que conduzcan a crear las condiciones de confianza y certidumbre en todas las instancias que intervienen en el proceso electoral; b) propiciar y mantener las condiciones políticas y sociales que garanticen un clima de confianza a la inversión productiva y al crecimiento económico; c) profundizar las políticas públicas de atención prioritaria a los grandes problemas y rezagos sociales del país; d) facilitar que quienes hayan optado por el enfrentamiento, se sumen al proceso de transformación de la vida política y e) conducir las decisiones políticas de tal manera que siempre se contribuya a fortalecer la capacidad de autodeterminación de México y a reafirmar la independencia y soberanía nacionales. De todos los partidos registrados, sólo se abstiene el Popular Socialista, alegando desacuerdos con el procedimiento que se siguió para recabar su opinión.

Ese jueves Carlos Salinas, en una reunión en Los Pinos con miembros del PRI, exhorta a "reafirmar nuestro compromiso con un proceso electoral apegado a la ley, limpio, transparente y convincente" y, según versiones no oficiales pero tampoco desmentidas, recomienda que "no se haga bolas nadie, el PRI tiene al candidato que lo llevará a la victoria democrática; el voto de los mexicanos hará triunfar democráticamente a Luis Donaldo Colosio". Para entonces, menudeaban las versiones sobre el propósito de Manuel Camacho Solís para buscar que el PRI rectificara y lo nombrara a él como candidato presidencial en vez de Colosio. El Presidente Salinas, buscando ubicar a cada quien en su sitio, dice de Camacho, que "es un miembro leal de nuestro partido (que) busca con su esfuerzo y trabajo colaborar con el gobierno para alcanzar la paz en Chiapas". Ese jueves, Camacho comenta públicamente que aún no puede dar a conocer la nueva respuesta del EZLN sobre el inicio de pláticas.

Los telediarios de esa noche, si bien dan amplia cabida a las palabras presidenciales, no mencionan la alusión a la candidatura presidencial del PRI. No se puede decir que no conocieran la nota, que ya circulaba en los vespertinos y que había sido comentada en varios noticieros radiofónicos, con el coloquial "no se hagan bolas" que habría pronunciado Salinas.

El Acuerdo de los partidos políticos, significativamente, recibe un tratamiento muy sobrio, con poco espacio. En cambio, en los diarios del viernes 28 se le da un tratamiento diverso a esas declaraciones.

"No funcionó en Chiapas el sistema de información: CSG", dice Excélsior, ubicando en otro encabezado la frase "No se hagan bolas, el voto hará triunfar a Colosio".

La intención presidencial, a veces con todo y la coloquial afirmación, es destacada por otros cinco diarios: "Colosio, único candidato del PRI, aclara Salinas" (El Heraldo); "Tiene el PRI el candidato que lo llevará al triunfo" (El Universal); "Salinas: el PRI tiene un candidato" (Ovaciones); "Colosio es el candidato" (unomásuno); "Que no se hagan bolas; Colosio es el candidato" (Reforma).

Para La Jornada y El Nacional, que en esta ocasión se encuentran menos supeditados a la política coyuntural y con miras en la política de largo plazo, el acuerdo de los partidos políticos es el hecho principal, si bien recogen en sus primeras planas las declaraciones presidenciales. El Financiero en cambio, da su encabezado principal a otro asunto ("Inexistente política industrial", sobre una declaración, nada novedosa, de voceros empresariales).




 

 

Los bombardeos siguen constituyendo noticia

Ese viernes 28, varios diarios reproducen declaraciones del general Miguel Angel Godínez Bravo, comandante de la Séptima Zona Militar, quien sale a la defensa del Ejército Mexicano ante las frecuentes acusaciones de bombardeos, ataques aáreos sobre civiles y violaciones a los derechos humanos.

"Nada tenemos que ocultar", considera el general, quien además y niega que miembros del Ejército Mexicano hayan violado derechos humanos:

"sólo se defendieron de agresiones; la aviación militar no bombardeó porque no tenemos bombas... el Ejército Mexicano está por una solución negociada".

Hay periodistas, dice el general Godínez Bravo,

"que emplean el término bombardear pero hasta el momento no han dicho dónde están las casas o las chozas incendiadas por los bombardeos del Ejército... yo quisiera que fueran precisos en ese sentido".

Varios diarios incluyen en sus ediciones esas declaraciones, o parte de ellas. Ese es el caso de Excélsior, El Heraldo, El Universal y La Jornada. Reforma lo hace, pero omitiendo el desmentido de Godínez sobre los presuntos bombardeos, en un silencio informativo que contrasta con la actitud de ese mismo diario que había sido, como se vio en el segundo capítulo de este libro, uno de los medios que durante la primera semana de enero más propalaron las versiones sobre el presunto lanzamiento de bombas.

El día anterior, varios de ésos diarios habían dado cuenta de una invitación de la Secretaría de la Defensa Nacional para que los reporteros constataran que en las comunidades de El Corralito, San Antonio de los Baños y San Isidro El Ocotal, el Ejército no había disparado contra asentamientos civiles ni empleado bombas. El teniente coronel Pablo Ruiz Martínez, subjefe de la 31a. zona militar, condujo la visita. Es interesante revisar el tratamiento que, el jueves 27 de enero, recibe esa información del Ejército.

El Financiero ubicó en páginas interiores y bajo el título "Ningún bombardeo en Chiapas, por lo cual 'no hay daños que reparar", la nota de su enviado Víctor Chávez. Allí se dice, entre otras cosas, que:

"Durante un recorrido con el Ejército por las montañas y poblaciones cercanas a la zona donde se registró la primera emboscada --evadiendo visitar zonas donde hubo mayores enfrentamientos, como Ocosingo y Rancho Nuevo-- el teniente coronel aseguró: 'El Ejército sólo respondió con G-3 (metralletas de alto alcance) y con rockets lanzados por las mismas. Pero nunca se pueden comparar con bombas o dinamitas, las cuales sí podrían haber causado muertes".

Sigue la nota de Chávez:

"En el breve recorrido por las montañas, donde los zapatistas se ocultaron para tomar por sorpresa a los militares, se observaron grandes porciones de tierra quemadas, con cenizas --presumiblemente con bombas--, árboles y barricadas con diversos impactos de bala. A todo ello, el teniente coronel de la Defensa, quien fue el guía del recorrido, aseguró que 'esas no fueron bombas, son campamentos de ellos'. Por parte del Ejército sólo hubo ametrallamientos, enfatizó".

El mismo recorrido es reseñado en La Jornada, también en páginas interiores --en la parte superior de su página 5-- pero con una llamada en primera plana ("Invitó la Sedena a periodistas a verificar que no hubo disparos en comunidades de la periferia") por el reportero Ricardo Alemán:

"Los periodistas constataron que durante los enfrentamientos las casas de la población civil no resultaron dañadas, y que durante los tres días posteriores a los ataques el Ejército Mexicano resguardó y apoyó el regreso de las familias a sus hogares".

Esta nota no da crédito a la presencia del teniente coronel Ruiz Martínez y, por lo tanto, no cita sus declaraciones. La información de La Jornada aparecía bajo el encabezado: "No hubo daños a la población civil en tres poblados chiapanecos", y bajo el balazo "Constatan reporteros".

Reforma publica una información de Clara Torres, "Niega ejército bombardeo", en la que se escribe:

"Para demostrar que el 4 de enero no hubo bombardeo sobre San Cristóbal de las Casas sino un ametrallamiento enmedio del bosque para liberar a unos cien soldados que fueron emboscados, la Sectetaría de la Defensa Nacional llevó ayer a un grupo de periodistas al lugar de los hechos. 'Si hubieran sido bombas', dijo un militar de alto rango que pidió ser identificado como Pablo, 'hubieran dejado boquetes'; lo que se usaron fueron metralletas y rockets, que son como misiles que miden unos 30 centímetros. Otro militar, llamado David, aseguró que no hay ninguna casa destruída ni quemada, y que las operaciones fueron contra los 'transgresores' y no contra la población civil".

El Heraldo de México, incluye la información sobre esa visita dentro del cuerpo una dos nota más amplia, las cuales aparecen bajo el titular "Persiste el riesgo de nuevos ataques del EZLN". La nota que nos interesa, aparece con el encabezado "No habrá otra sorpresa del EZLN". Los enviados José Luis Popo y Miguel A. Mazariegos M., dedican once de doce párrafos de esa información a relatar una emboscada y, hasta el final, escriben:

"El Ejército mexicano dio cuenta de que en esta región de Los Altos de Chiapas (Los Corralitos, San Cristóbal de las Casas) en ningún momento las fuerzas aéreas bombardearon a la población civil y que por el contrario, sólo ametrallaron los puntos boscosos de la zona, de donde los grupos rebeldes disparaban a los militares".

Ningún otro diario, de los revisados para este libro, hizo referencia a las aclaraciones del Ejército Mexicano.

La información de la Sedena, evidentemente pretendía aclarar (aunque, como hemos mencionado antes, un poco tarde) versiones como aquella de La Jornada del jueves 6 de enero ("Bombardeos, pánico, éxodo"). Ese intento queda relegado por otros acontecimientos. Pero además, puede advertirse un significativo interés de numerosos medios informativos para no publicar tales aclaraciones y, en el caso de aquellos que sí lo hacen, para conferirles sitios de menor importancia a los que habían ocupado las notas desmentidas por las autoridades militares.

La nota más completa, con todo y la intencionalidad del reportero Víctor Chávez, fue la de El Financiero. Sin embargo desde el comienzo se alerta al lector, propiciando su desconfianza, al apuntar que los guías militares eludieron visitar otras zonas en las que hubo enfrentamientos (no se dice si ese, y otros reporteros, insistieron en ir también a Ocosingo y Rancho Nuevo). Tampoco se recuerda que uno de los sitios en los que varios diarios habían dicho que ocurrieron bombardeos, era precisamente en las cercanías de San Cristóbal, que sí formaron parte de la visita. Dice también el reportero, a pesar de las indicaciones de los funcionarios del Ejército, que las porciones de tierra que vió habían sido quemadas "presumiblemente con bombas": ¿a partir de qué conocimiento, o de qué elementos, se formula esa presunción? ¿Cómo se distingue a una porción de terreno 'quemada con bombas' de una que no lo es?

Por su parte, la reportera de Reforma no alcanzó a escuchar completo el nombre del militar que los guió y, quizá familiarizada con el empleo de seudónimos en el otro ejército en combate, el EZLN, apunta que "pidió ser identificado como Pablo" y que otro más, es "llamado David". No recordó que las autoridades del Ejército Mexicano no usan sobrenombres. Pero no era ese el único error. Para los reporteros de El Heraldo, el militar que los condujo se llama Pablo Raúl, y no Pablo Ruiz como aparece en otros medios.

Mucho antes de estos días finales de enero, los diarios permitían que el lector se hiciera bolas con la información sobre Chiapas. A partir de aclaraciones tan disimuladas como las que hemos transcrito, es explicable que un significativo segmento de la sociedad continuara pensando que en Chiapas habían ocurrido bombardeos. La prensa no ayudó a esclarecer una confusión que ella misma había propalado.

 

El Ejército Mexicano, en busca de una nueva imagen

Y en tanto la prensa era reacia a publicar las aclaraciones del Ejército Mexicano, en la televisión un día sí, y otro casi siempre también, aparecían escenas de soldados mexicanos ayudando a la población chiapaneca. De esa manera se procuraba mostrar en actitudes amables a elementos del Ejército federal. Pero lo que por la noche se mostraba en televisión al día siguiente se contradecía, o se ignoraba, en la prensa escrita. En la televisión, también se propagaban expresiones de chiapanecos en favor del Ejército.

Así por ejemplo, en su emisión del viernes 28 de enero el noticiario 24 Horas, en reportaje de Alberto León, aseguraba que "En Chiapas es destacada la labor del Ejército Mexicano". Acto seguido, se apreciaban escenas del mitin de ese día en San Cristóbal, en donde uno de los oradores se refería elogiosamente a "nuestro glorioso Ejército Mexicano, a quienes les debemos gratitud y admiración de toda la vida". La noticia no era la realización del mitin, sino el que allí se hubieran expresado reconocimientos enfáticos al Ejército.

La Jornada, el 1 de febrero, incluye en páginas interiores una entrevista de Blanche Petrich y Epigmenio Ibarra al general Miguel Angel Godínez, bajo el encabezado "Injusta la acusación de violar derechos humanos: Godínez". En la nota, se decía que el militar aseguraba:

"Con la ayuda de los medios de comunicación y de algunos organismos no gubernamentales de derechos humanos la fuerza armada ha sido acusada de violar los derechos humanos".

Y aclaraba Godínez, en La Jornada, que había ofrecido versiones contrarias:

"No usamos ni una sola bomba porque las bombas que usas esos aviones no aparecieron en ningún lugar. Lo único que usamos fue ametralladora y rocket, que no es lo mismo que bomba".

Claro que no es lo mismo. Aunque el hecho de que como no se emplearon bombas no apareció ninguna, no es igual a señalar que, como no hay indicios de ellas, significa que ese armamamento no se utilizó en Chiapas. En sus explicaciones, tardías y ante reporteros desconfiados, el general Godínez se enredaba.

El Ejército Mexicano, a la vez que propiciaba la presentación de notas que le fueran favorables, denunciaba las actividades de gente armada que, decía, estaba acosando a la población de la zona en el conflicto. El último día de enero, un comunicado de la Sedena informa que cerca del rancho Miguel Hidalgo, en el municipio de Ocosingo, 500 personas armadas mantienen cercados a mil 460 habitantes, a quienes exigen víveres, pago de "impuestos de guerra" y tratan de obligarlos a unirse al movimiento bajo amenaza de muerte. Añadía la Defensa Nacional que tenía informes de desalojos violentos, saqueos de ranchos ganaderos e incendio y destrucción de casas, medidas de hostigamiento, todas ellas, contra indígenas que se negbaan a colaborar. Esta información aparece destacada en Hechos, del Canal 13, aunque no así en 24 Horas, ni en Enlace. Otro motivo de preocupación, y de notas en los medios, es la situación de varios millares de campesinos desplazados por el conflicto armado. El 31 de enero, en Las Margaritas, tres de seis mil de esos campesinos solicitan a los gobiernos federal y estatal que el Ejército Mexicano entre en la región afectada por la presencia del EZLN.


 

 

Agenda y condiciones: definiendo lo básico

El mismo lunes 31, legisladores que integran el grupo plural para atender los sucesos en Chiapas se reunían en la ciudad de México con el comisionado Manuel Camacho Solís, el cual les informa sobre aspectos de la agenda prevista, aunque aún no formal, para discutir con el EZLN: demandas económicas (referentes "a las graves condiciones materiales de los indígenas de Chiapas"), demandas sociales (referentes al racismo, marginación, falta de respeto, expulsiones, ataques a las culturas y tradiciones de los indígenas chiapanecos), demandas políticas (referentes a la falta de espacios legales de participación real de los indígenas en los asuntos políticos). Se aclara que la reforma política nacional, no estará incluida en la agenda de negociaciones.

La reunión de Camacho con los diputados y senadores es mencionada en la TV a partir, estrictamente, de la escueta información oficial. En 24 Horas y en Hechos, el asunto merece pocos segundos. No sucede lo mismo en los diarios de la mañana siguiente, el 1 de febrero. La Coordinación de Comunicación de la Cámara de Diputados emitió un breve comunicado, del cual toman su información los noticieros televisivos, pero reporteros de varias publicaciones insisten ante algunos de los asistentes que, pidiendo no ser identificados, filtran versiones que llegan a ser contradictorias, sobre la reunión. Camacho les había pedido a los legisladores que, "en un 'pacto de caballeros', se abstuvieran de difundir detalles del encuentro". Algunos diputados, o senadores quizá, no consideraron que tal pacto los involucrara.

Ovaciones publica en su encabezado: "Camacho: solución rápida en Chiapas o podría haber complicaciones" y en la información correspondiente, asegura que el Comisionado para la Paz advirtió a los integrantes de la Comisión Plural que:

"en Chiapas se tiene que dar 'rápido' una solución, o de lo contrario seguirán otras cuestiones que nada tienen que ver con el conflicto armado y que complicarán el asunto".

¿A qué 'otras cuestiones' se habría referido el Comisionado? Se decía que en la reunión surgió el tema de "las elecciones federales de agosto... que podrían 'contaminar' el clima de negociaciones para arribar a la paz en Chiapas", aunque no se explicaba esa posición, dejando abierta la posibilidad de nuevas especulaciones, siempre a partir de versiones sin fuentes identificadas.

La Jornada dice, al informar sobre el encuentro, en una cabeza de primera plana:

"No se negociará la reforma electoral: Camacho".

Y ya en la nota respectiva, en interiores, este diario publica que:

"Camacho Solís dijo que ya hay un acuerdo concreto sobre la agenda del diálogo pero no anticipó cuáles serían esos puntos".

Es decir, no se sustentaba la afirmación del encabezado.

unomásuno anuncia en su portada:

"La reforma política no será parte de la agenda de negociación con el EZLN, aclaró Camacho Solís a legisladores".

Y ya en la información de este diario se decía, con pulcritud, que:

"De acuerdo con las versiones de funcionarios presentes en el encuentro, Camacho Solís comentó que aún no existe una agenda concreta y específica para las negociaciones con el EZLN, ni tampoco una fecha para un acercamiento entre ambas partes, pero reconoció que ya hay condiciones para el diálogo. Aunque sí aclaró que el tema de la reforma política no estará presente".

En Reforma, el encabezado dice, en primera plana:

"Facilita acuerdo político negociación".

Ese, era el único de los medios impresos revisados que mencionaba una fuente:

"... el diputado perredista Jesús Martín del Campo, integrante del grupo plural, informó que Camacho Solís se comprometió a propiciar la máxima coordinación entre todas las comisiones que contribuyan a la solución del conflicto en Chiapas, e informó que está cerca el encuentro con el EZLN".

El Universal era el único diario que recogía, completo, el comunicado de la Cámara de Diputados. Sin embargo, en una nota de portada se inclina por favorecer las versiones extraoficiales:

"Nada se discutirá con el EZLN en torno a la reforma política: MCS".

La nota indicaba que:

"se logró saber que se trataron temas muy delicados y que cualquier indiscreción podría afectar el trabajo que se realiza para el diálogo y la reconciliación".

El Financiero, El Nacional, El Heraldo de México y Excélsior, no se sabe si por ser respetuosos con la petición de cautela que se hizo, o porque sus reporteros no hallaron indiscreciones suficientes, únicamente mencionan, en páginas interiores, la información del comunicado.

El martes primero de enero, los preparativos para el encuentro entre el representante presidencial y el EZLN marchan, aunque con lentitud y confusiones. Reforma del día 2 publica en su encabezado principal:

"Lo básico está definido".

Este diario, así, asegura que el encuentro será:

"... en una zona franca (neutral) aún no definida, utilizándose para ello, dos vehículos de la Cruz Roja Internacional quienes se encargarían de trasladar a miembros de uno y otro bando, informaron fuentes confidenciales".

Comenzaban las especulaciones y versiones, ya no sobre hechos de guerra sino respecto de los preparativos para la paz.


 

 

EL EZLN discrimina a la televisión privada

Mientras, en un comunicado dirigido "a la prensa nacional e internacional", el EZLN anuncia que en la entrevista que sostendrá con el Comisionado, no aceptará la presencia de algunos medios de información. Fechado el 29 de enero, aunque se dio a conocer en Chiapas hasta el primero de febrero, el documento del Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, sostenía: "Existen algunos medios informativos que se han negado rotundamente a informar con objetividad lo ocurrido en nuestro estado. Diversos medios se han ensañado particularmente en contra de nuestra causa y la del pueblo indígena chiapaneco, nosotros nunca hemos pedido a los medios de comunicación que se conviertan en 'portavoces' del EZLN, pero consideramos que es su deber, y derecho de la sociedad toda, el informar con objetividad".

A partir de esa consideración, el EZ admite la presencia en las pláticas con el gobierno, de "toda la prensa escrita, sin importar filiación política, partidaria, u orientación ideológica". Incluso, hace una invitación especial a los periódicos "La Jornada, El Financiero, Tiempo de San Cristóbal, El Norte de Monterrey, The New York Times, The Washington Post, Los Angeles Times, Le Monde, Houston Chronicle". Además menciona a las revistas Proceso, Siempre! y Mira.

Pero a la vez que invita, discrimina:

"en cuanto a los medios televisivos, el EZLN sólo vetaría la asistencia de las televisoras privadas nacionales Televisa y Televisión Azteca. La primera porque no necesita buscar noticias pues las inventa. La segunda porque sus reporteros han demostrado falta de profesionalismo al ofrecer dinero a nuestros combatientes para que hagan declaraciones. El resto de los medios televisivos nacionales y extranjeros serán acreditados sin problema por el EZLN".

Se mencionan, como especialmente invitadas, las siguientes "Televisoras: Canal 6 de Julio, Multivisión, Canal 11, CNN" (aunque el primero, el 6 de Julio, no es una estación de televisión sino un servicio privado de videos, afín al PRD). Además se hacía invitación expresa a varias agencias de prensa y estaciones de radio.

El veto del EZLN a las dos cadenas de televisión abierta, Televisa y Azteca, fue mencionado con discreción en 24 Horas y rebatido enfáticamente en el noticiero Hechos. Además, provocaría una reacción de rechazo en el diario La Jornada y, luego, en la Cámara de Diputados.

Jacobo Zabludovsky, la noche del martes 1 de febrero, simplemente dio paso a la declaración del comisionado Manuel Camacho que decía:

"Respecto a la decisión del EZLN de que no participen dos cadenas de televisión mexicanas, mi postura es la de no excluir a nadie, y sólo sujetar la acreditación y los accesos, a las medidas de seguridad que se consideren pertinentes".

Un poco antes, en el noticiero de Canal 13, se transcribieron las consideraciones del EZ para rechazar a las dos empresas, junto con la opinión de Camacho. Luego, el conductor Javier Alatorre dijo:

"Es una lástima que el EZLN pretenda excluir a Televisión Azteca de la cobertura del diálogo para la paz. Los reporteros de Televisión Azteca se han conducido con profesionalismo, con honorabilidad e imparcialidad. En ningún momento se buscó ofrecer dinero o recompensa alguna para obtener información. Sí, en cambio, recibieron peticiones de cuotas o comida de personas de las comunidades inmersas en el conflicto y vinculadas a los grupos insurrectos. Crónicas periodísticas documentan tales hechos..."

[En efecto, en varias notas de prensa, desde los primeros días del conflicto, se había mencionado, como un problema aislado, la exigencia de miembros del EZLN para sólo dar entrevistas a los reporteros que pagaran por ellas. También ocurrió que varias personas, en San Cristóbal de Las Casas, hicieron negocio al pretender que eran intermediarios (oficiales o no, nunca se supo con certeza) del EZLN y, así, pedir dinero a cambio de entrevistas o de visitas a la zona ocupada por ese grupo armado. En el primer capítulo de este libro, se ofrecen varios testimonios al respecto].

Alatorre, en Canal 13, mencionó por su nombre al EZLN, a diferencia de muchas ocasiones anteriores en las que se había referido a él como "alzados", o "grupo armado". La defensa de Televisión Azteca parecía especialmente necesaria, pues en su comunicado la dirección del Ejército Zapatista acusaba a enviados de esa empresa de haber querido corromper, o casi, a algunos de sus integrantes. Fue notable, sin embargo, el interés de Azteca para dar a conocer su alegato, a diferencia de Televisa que esa noche solamente presentó una alusión al veto del que estaba siendo víctima. Quienes se conformaron esa noche con la versión de Televisa, no entendieron la alusión de Camacho, que se refería al veto zapatista en contra de esa y de la otra empresas.

En Canal 11, la noche en que se conocen las preferencias informativas del EZLN, Enlace festina sin disimulo la invitación específica que se le hace. Se dice allí, que el comunicado firmado por el subcomandante Marcos señalaba que en el EZLN había:

"una política de puertas abiertas hacia aquellos medios que a su parecer se desempeñan con objetividad, sin tomar partido por uno u otro bando".

Sin embargo, tales términos no aparecen en documento del Ejército Zapatista. Para Canal 11, parecía haber especial motivo de satisfacción por el hecho de que la dirigencia zapatista le hubiera otorgado su aval. No se había sabido, hasta entonces, que ese Canal tomara como repetables las consideraciones de objetividad que dispensaba el Ejército Zapatista. La conductora Mayté Noriega mencionó, también, que Enlace había sido especialmente invitado por el EZ para cubrir el diálogo para la paz. Luego, se sintetizan las palabras de Manuel Camacho pero sin mencionar su desacuerdo con el veto a las otras dos empresas televisoras.

En las radiodifusoras beneficiadas con el permiso del EZLN, la noticia se da como reconocimiento a cada empresa. Era curioso cómo en muchos casos, de la crítica de comienzos de enero al Ejército Zapatista, se transitaba al júbilo cuando el EZ les deba permiso para cumplir con sus tareas informativas.

En otros casos, se hacen comentarios críticos. Entre los más cáusticos, porque no tomaban posición respecto del veto a la televisión privada sino que aprovechaban el viaje para cuestionar a un periódico, están los de Juan María Naveja y Francisco Prieto en Perfiles de la Noticia, de Radio Centro, la mañana del miércoles 2:

"(Naveja).- Ellos (el EZLN) han vetado a las dos televisoras principales de México: Televisa y Televisión Azteca. Ellos dicen que Televisa ha inventado informaciones falsas y que ha maquillado algunos hechos. De Televisión Azteca, señalan que le dio dinero a algunos miembros del EZLN para que hicieran ciertas declaraciones. Lo que no sabe nuestro auditorio es que los reporteros de Televisión Azteca tuvieron que enfrentar muchas dificultades para hacer su trabajo. Uno de los reporteros, incluso, estuvo a punto de ser masacrado. Y es que algunos reporteros, que se dicen 'compañeros', dijeron a los zapatistas que aquél era de Gobernación. Fue eso de pésimo gusto y de absoluta falta de compañerismo, porque se puso en riesgo la vida de una persona.

"(Prieto).- Yo no sabía eso. ¡Qué barbaridad!

"(Naveja).- Así es. Esos señores son reporteros de un diario, un diario que conocemos, pero no tenemos la autoridad para decir cuál es.

"(Prieto).- ¡Qué falta de ética tan tremenda!

"(Naveja): Lo que pasa es que hay quienes han tomado el problema de Chiapas como si fuera de ellos exclusivamente. Bueno, finalmente, el grupo que está coordinando a los medios de comunicación por parte de Camacho Solís se ha mostrado más abierto y ha invitado a otros medios. Esto quiere decir que el país estará bien informado."

(Lo que también parecía falta de ética era que el señor Naveja ocultara la identidad del diario cuyos reporteros presuntemente habían propiciado una agresión contra los enviados de Televisión Azteca. También era notoria la aparente conformidad de los comentaristas con el hecho de que el EZLN autorizara o vetara, según sus preferencias o su idea de la propaganda, a unos y otros medios. Un asunto de política de comunicación, lo volvían frívolo y fácilmente desdeñable. Otras voces, opinarían distinto).

En Para Empezar, de Stereorey, el enviado Mario Antonio Morales dio cuenta ése del 2 de febrero de los medios seleccionados por el EZLN --entre ellos el suyo--, en un contexto en el que, el día anterior, había sido "de anuncios y de enojos, de mensajes y de sonrisas en San Cristóbal de Las Casas". El conductor del noticiero, Pedro Ferriz de Con, comentó:

"Creo que los medios que el Ejército Zapatista está dejando fuera son medios que no los vamos a juzgar nosotros, los ha juzgado la gente y de ello ha habido manifestaciones sobradas de las que ni siquiera quisiera abundar. Los medios de comunicación tenemos un compromiso con la verdad".

Cabe preguntarse si Ferriz de Con hubiera sido tan complaciente con el EZLN en caso de que su radiodifusora hubiera sido vetada. La rivalidad con las cadenas de televisión abierta (Ferriz trabaja para otro sistema de televisión, Multivisión, que quiere competir con las grandes cadenas) parecía obnubilar, o condicionar, el juicio de ese y de otros informadores.

El 3 de febrero, volviendo al veto, el conductor de Televisión Azteca, Javier Alatorre, menciona que, en una carta al EZLN, esa empresa reconocía que uno de sus reporteros ofreció mil nuevos pesos a un joven que dijo ser el contacto para obtener una entrevista con el comandante "Mario", del Ejército Zapatista. A partir de esta aclaración y de un aparente intercambio epistolar, el EZ, más adelante, levanta la prohibición contra Azteca. Sin embargo, la mantiene respecto de Televisa.

Dos semanas más tarde, el 16 de febrero, un par de importantes declaraciones se oponen al veto que inicialmente afectaba a las dos televisoras privadas. La Comisión Permanente del Congreso de la Unión, aprobó por unanimidad una moción de rechazo al veto que, para esas alturas, era única y específicamente en contra de Televisa. El senador Gustavo Salinas, del PRI, leyó la propuesta que entre otras cosas decía que, tal actitud:

"... lesiona la libertad de expresión y el derecho a la información, que está consagrada en favor de los mexicanos como principio constitucional".

A partir de esa consideración, la Permanente se manifestaba en contra del veto que afectaba a Televisa, pero también contra los ataques que había sufrido el diario La Jornada (y de los que damos cuenta más adelante), las agresiones al Centro Nacional de Comunicación Social, Cencos y el Canal 6 de Julio (cuyas oficinas, compartidas por ambos grupos, habían sido allanadas en varias ocasiones) y contra las amenazas a periodistas de varios medios informativos.

La declaración de la Comisión Permanente ocurría mientras circulaba la edición de esa mañana, el 16 de febrero, del diario La Jornada. Este periódico, en un editorial con arranque en primera plana, intitulado "Por la Tolerancia y el Pluralismo", a partir de que "la aceptación y el ejercicio del pluralismo político (es) elemento indispensable para que la democracia no sea sólo una vacía expresión de deseos", consideraba que el veto del EZLN contra Televisa,

"no constituye una manifestación de tolerancia, atributo que debe ser alentado para alcanzar una democracia verdadera para nuestro país".

Seguía la posición editorial de ese diario, diciendo que el conflicto en Chiapas ha sido ampliamente tratado, y de maneras diversas, en los diferentes medios:

"Ello, a su vez, ha provocado reacciones orientadas a descalificar a ciertos medios, sea porque ofrecen una cobertura exhaustiva del conflicto chiapaneco, porque ignoran los graves hechos acaecidos en el estado, o porque interpretan la situación de un modo inaceptable para alguna de las partes en conflicto. En el caso de la empresa vetada, la dirigencia del EZLN debería recordar un conocido y noble principio volteriano: 'No estoy de acuerdo con lo que dice, pero defenderé hasta la muerte su derecho a decirlo".

Era por lo menos curioso que a un grupo en armas se le convocara a la tolerancia con un medio de información. Sobre todo, que se invocara la volteriana, aunque metafórica, disposición a morir en defensa del derecho de expresión de otros. Los editores de La Jornada, en su exhortación por la libertad informativa, aparte de defender a Televisa parecían estarse defendiendo ellos mismos de los cuestionamientos que, a esas alturas, ya habían comenzado a recibir por la simpatía mostrada en favor de la causa del Ejército Zapatista. En su propia defensa, con oportunidad, La Jornada aprovechaba el incidente respecto de Televisa para ubicar a todos los medios dentro de un interés común, corporativo si se quiere, pero eficaz. Concluía el editorial:

"Independientemente de los argumentos que se esgriman para aplicarla, la impugnación de los medios de comunicación no constituye un precedente sano para el conjunto de tales medios. En este sentido, el veto --o el ataque-- a una publicación, una estación de radio o una emisora de televisión afecta a todos los medios, más allá de la política informativa que lleven a cabo".

En 24 Horas de ese 16 de febrero, Zabludovsky da lectura, mostrándolo en pantalla, a un extenso fragmento del editorial. Y concluye:

"Esto es parte del editorial que publica hoy La Jornada, el periódico que dirige Carlos Payán. El periodista Payán no defiende a Televisa. Defiende un principio y una libertad por la que muchos mexicanos han perdido la vida o la libertad a lo largo de muchas generaciones en México. Y una vez más aprovechamos esta noche para reiterar nuestra posición en defensa de la ley y de las instituciones de México. No se pueden justificar el secuestro, ni la agresión a la libertad de expresarse, ni otros métodos violentos para defender cualquier causa, por justificada que sea. La violencia ilegal, lejos de fortalecer los motivos, agrede las razones que trata de defender".

De esa manera, el vicepresidente de Noticias de Televisa y director de 24 Horas, también aprovechaba la ocasión del veto del EZLN para establecer una posición editorial ya no sólo respecto del acceso informativo al conflicto en Chiapas, sino sobre el empleo de la violencia como recurso político. Esa tarde, como reseñamos más adelante, había sido liberado el ex gobernador Absalón Castellanos y estaban por comenzar las pláticas para la paz. La cobertura que Televisa hace de ese acontecimiento, transmitiéndolo en vivo, demostró que no había veto que valiera cuando esa empresa, con apoyo de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, tenía capacidad técnica suficiente, e incluso superior a otras, para conducir sus señales desde la selva chiapaneca.

24 Horas dedica varios minutos a transcribir fragmentos del editorial de La Jornada y a dar cuenta de la discusión de ese día en la Comisión Permanente. De manera significativa, aunque mencionan otros asuntos del debate legislativo, los noticieros de los canales 11 y 13 no recogen las alusiones a Televisa. Esta empresa, de manera paradójica, se había anotado un éxito informativo pocas horas antes, al presentar en directo la entrega del ex gobernador chiapaneco desde el poblado de Guadalupe Tepeyac. Las otras estaciones de televisión cuyos noticieros fueron revisados para este libro, guardan silencio sobre tales logros --o abusos, según otros puntos de vista-- de Televisa.

Precisamente, el hecho de que Televisa haya transmitido la liberación de Castellanos parece haber sido tomado como pretexto para que, de manera inopinada, dos días después el PRD se retractara de la condenar al Ejército Zapatista por querer restringir el derecho de aquella empresa a informar sobre el conflicto en Chiapas. El 18 de febrero, el grupo parlamentario del Partido de la Revolución Democrática retiró su adhesión al acuerdo de la Comisión Permanente, alegando que, luego de esa declaración:

"Televisa, lejos de mostrar un cambio en su política informativa, reincidió en sus prácticas habituales de parcialidad en el manejo de la información, tan rechazada por la sociedad".

Al parecer, a juzgar por sus nuevas declaraciones, los legisladores del PRD que habían compartido la defensa de la libertad de información esperaban que Televisa cambiara su política noticiosa y editorlal. Sin embargo lo que era cuestionado en el acuerdo de los partidos era el veto del EZLN contra una cadena televisora. Todo permite pensar que los legisladores del PRD se arrepintieron, no porque hayan descubierto que Televisa no se reformaba con una declaración, sino porque dentro de ese partido les reprocharon la que parecía defensa de una empresa tan impopular en algunos sectores del mundo político y de la sociedad crítica --en especial, de los sectores de esa sociedad que son clientela perredista--.

Pero lo que estaba siendo reprochado era la postura de intransigencia de los zapatistas. Este asunto vuelve a ser motivo de discusiones en la Comisión Permanente, el miércoles 23 de febrero, cuando en San Cristóbal de Las Casas ya se habían iniciado las pláticas para la paz. En esa nueva ocasión la senadora Laura Alicia Garza Galindo, del PRI, cuestionó la actitud de los perredistas que se habían retractado de su condena anterior por el veto a Televisa. A nombre del PRD contestó el diputado Alejandro Encinas, que subrayó el respeto de su partido a la libertad de información pero cuestionó a Televisa, que:

"ha crecido a imagen y semejanza del gobierno priista, desde el poder se ha cobijado y alentado a esta empresa, de tal forma que su perfil eminentemente mercantil, su funcionamiento mayoritariamente acrítico, su afinidad con la ideología oficial, le ha facilitado pasar de una empresa sin mensaje a un poder privado capaz de arrebatarle al Estado sus responsabilidades en materia de comunicación social, con el apoyo y beneplácito del gobierno".

Todo ello no parecía bastar para dar explicación al viraje del PRD, pues todas esas eran actitudes (o aptitudes) de Televisa que ya se conocían antes de que legisladores de ese partido hubieran estado de acuerdo en criticar el veto por parte del Ejército Zapatista. El diputado del PRD dijo que Televisa había violado el acuerdo de no transmitir en vivo la liberación del general Castellanos, aunque no hay evidencias de que un acuerdo así haya existido entre las empresas de televisión, o entre ellas y el gobierno federal.

En todo caso, el Canal 2 no hubiera podido presentar la ceremonia de liberación del ex gobernador chiapaneco si no hubiera sido con aquiescencia gubernamental, pues las señales del control remoto por televisión eran conducidas a través de un satélite que es propiedad y es manejado por dependencias del gobierno. Sin embargo, Encinas sostenía el 23 de febrero en la Comisión Permanente que "Televisa cosecha lo que sembró y esto sólo documenta un sentir social de carácter nacional". Le contestaron otros legisladores. Juan Ramiro Robledo, priista, manifestó que es contradictorio:

"apoyar la libertad de expresión de un medio de difusión escrita, como el periódico La Jornada que fue presa y destinataria de ataques anónimos y después hacer lo contrario con otro medio, porque sus opiniones o editoriales no nos gustan o no nos parecen, o son incompatibles con nuestro modo de interpretar nuestros propios actos o la realidad mexicana".

Hubo, en fin, opiniones diversas y, así, discrepantes sobre la actitud de discriminación que, respecto de Televisa, mantuvo el EZLN. Muchos, incluso más allá de diferencias y cuestionamientos respecto de ese políticamente impopular aunque en términos de rating indiscutiblemente poderoso consorcio privado, sostuvieron que por encima de diferencias, era cuestionable la decisión de censurarlo. Otros, consideraron que había una posición intrépida, o memorable incluso. Esa fue la posición, por ejemplo, del prestigiado comunicador Virgilio Caballero, que en diversas ocasiones ha experimentado represalias y aún persecuciones por su conducta democrática a cargo de diversos espacios de televisión en el país (ha trabajado lo mismo como productor de noticias en Canal 11, que como articulador de los sistemas de Radio y Televisión en Quintana Roo y luego en Oaxaca) y quien, no obstante, aplaudió la decisión de los neozapatistas en los siguientes términos:

"El veto insólito a Televisa, único en la historia de una cadena mundial informativa, trasciende la mera condena circunstancial, facciosa, al invertir los términos de poder colocando a los más jodidos entre los jodidos en posibilidad de dictar las condiciones" ("Chiapas, los jodidos y la televisión", en Signos núm. 2, Guadalajara, abril de 1994).

Caballero aludía a la grosera descripción que Emilio Azcárraga, el dueño de Televisa había formulado, en febrero de 1993, para referirse a los televidentes de su empresa ("México es un país de una clase modesta muy jodida... que no va a salir de jodida. Para la televisión es una obligación llevar diversión a esa gente". La transcripción de esas infortunadas declaraciones, con las que el dueño de Televisa no hacía más que describirse a sí mismo apareció, en un contexto crítico, en el número 7 (mayo-julio de 1993) de la revista Intermedios.

Amenazas contra varios medios. Numerosos apoyos a La Jornada

La declaración de la Comisión Permanente, así como numerosas protestas anteriores a ella, se referían a las amenazas que varios periodistas y publicaciones, pero especialmente La Jornada y sus directivos, recibieron al menos desde fines de enero. La política informativa de este diario, al parecer despertó animosidades en sectores de ánimo tan intolerante que llegaron a la amenaza directa, muy grave en cualquier circunstancia pero especialmente preocupante en momentos de tensión política como los que se habían experimentado en México desde que comenzaba el año. Los libelos no sólo llegaron a La Jornada, sino a otras publicaciones y personajes de la vida cultural y política.

En su edición del primero de febrero, La Jornada publicaba el texto de un anónimo (pues el grupo que lo firmaba era tan desconocido como cobarde), que decía:

 

Comunicado 1

¡LA GUERRA HA COMENZADO!

¡NO PASARA LA JAURIA DE COMUNISTAS Y SU VOCERO LA

JORNADA, APOLOGISTA DEL VITUPERIO ROJO!

¡MUERA EL PRD!

¡CASTIGO EJEMPLAR A SUBVERSIVOS!

¡FUERA RIGOBERTA MENCHU Y EXTRANJEROS!

¡NO AL CLERO POLITICO!

¡VIVA MEXICO!

 

FRENTE ANTICOMUNISTA MEXICANO

 

El diario respondió haciendo públicos tales ataques y explicando, en un editorial de primera plana, que tanto como empresa como en lo personal varios de sus directivos, en los días recientes habían recibido:

"diversos libelos anónimos... en esos documentos se acusa insidiosamente a nuestro diario de ser portavoz del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y se vierten calumnias política y personales contra Carlos Payán Velver, director general; Carmen Lira, subdirectora general; Blanche Petrich y Josetxo Zaldúa, reporteros; Elio Enríquez, corresponsal en Chiapas y Gaspar Morquecho, colaborador".

"Hasta ahora --decía más adelante el editorial--, la campaña se ha mantenido en una baja intensidad semiclandestina, y por fortuna no ha habido ningún medio de pensa tan indigno como para publicar estos libelos. Pero por la manera en que circulan, puede inferirse que no son obra de bromista alguno: obededen a un intento calculado de acallar nuestro diario y, en ese afán, podrían prefigurar ataques mucho más serios en contra del periódico y de sus integrantes".

Luego de apuntar que ante los sucesos en Chiapas ese diario había informado a sus lectores: "en una forma imparcial, verídica y objetiva", estimaba que en el mes transcurrido en la sociedad se había consolidado la "convicción de que la información es parte integrante de la participación cívica y que ésta, su vez, resulta imprescindible para la solución pacífica y legal de los problemas nacionales".

Para La Jornada, los ataques en su contra eran:

"parte de un intento para impedir o al menos obstaculizar las gestiones de paz que se realizan en torno al conflicto chiapaneco. Asimismo, consideramos que estos libelos no sólo atentan contra nuestro diario, sino también contra el conjunto de la opinión pública mexicana, contra la libertad de expresión y el derecho a la información".

El editorial exigía que "las autoridades judiciales y militarees indaguen y esclarezcan el origen de los ataques". No era del todo claro por qué se involucraba a las autoridades militares en un hecho que parecía susceptible de la indagación y la persecución a cargo del ministerio público, aunque sí eran evidentes la preocupación e indignación legítimas del cuerpo editor del diario. La Jornada, allí, hacía también un llamado a sus lectores y a otros medios para que estuvieran atentos "ante la posibilidad de que las agresiones continúen o se agraven".

La convocatoria fue ampliamente fue atendida. Al día siguiente apareció, también en portada, una carta del director general de Comunicación Social de la Presidencia de la República, José Carreño Carlón, en donde se manifestaba la solidaridad del presidente Carlos Salinas ante los hechos denunciados en aquél editorial, junto con:

"el rechazo del gobierno a toda pretensión de obstaculizar u hostigar la libertad de expresión".

El jueves 3 de febrero, Carlos Salinas recibe al director de La Jornada y de esa entrevista, al día siguiente, da cuenta una fotografía en la página 8 con un escueto pie:

"El director general de La Jornada, Carlos Payán Velver, sostuvo una plática de una hora con el presidente Carlos Salinas de Gortari, en la residencia oficial de Los Pinos".

No se informa del contenido de ese encuentro, aunque la foto es suficientemente explícita para reiterar el mensaje gubernamental del día anterior.

El jueves 3 de febrero, la cabeza principal del diario anuncia:

"Rechaza la Permanente todo ataque a los medios".

Allí se hace referencia a una declaración unánime de los legisladores miembros de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión. La nota iba acompañada por un cintillo en donde se leía:

"Exige que se esclarezcan las calumnias a La Jornada".

La preocupación de los legisladores, es mencionada en páginas interiores por Excélsior y El Financiero. Ningún otro diario se refiere, al menos informativamente, a los libelos, ni al respaldo de diputados y senadores a La Jornada.

Pero si faltó solidaridad explícita dentro otros medios impresos (varios comentaristas en radio sí manifiestan procupación por el asunto de La Jornada) no escasearon en cambio las expresiones a través de cartas que comienzan a ser publicadas en el diario amenazado. Entre otras, se conocen comunicaciones de Jorge Carpizo, secretario de Gobernación; Manuel Aguilera, jefe del Departamento del Distrito Federal; el Centro de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria OP; el candidato presidencial del PRI Luis Donaldo Colosio, el investigador Arnaldo Córdova, el director de El Día José Luis Camacho; el escritor Federico Reyes Heroles; el investigador Pablo González Casanova; el rector de la Universidad de Colima Fernando Moreno Peña; el escritor Carlos Fuentes; el dirigente nacional del PAN Castillo Peraza; el director de Notimex Rubén Alvarez Mendiola; el director de Macrópolis Juan Pablo Becerra Acosta; el suplemento cultural "El Búho", de Excelsior; el periodista Alberto Barranco Chavarría; el candidato presidencial del PRD Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano; el escritor Sergio Aguayo Quezada; el coordinador de la Unorca Luis Meneses Murillo; el escritor Enrique Krauze; la periodista Sara Moirón; el director de El Semanario Tabasqueño, Luis Pampillón y los trabajadores de La Jornada.

Muestra de esas expresiones de respaldo es, entre otras, la carta del director general de El Nacional y antiguo reportero de La Jornada, Pablo Hiriart Le Bert quien, en una carta aparecida el 2 de febrero, dice breve y fraternalmente:

"Estimado señor Payán: Ayer por la tarde, al regresar a la oficina, encontré sobre mi escritorio un sobre que llegó por correo ordinario con una carta anónima. Después de leerla, me pareció que es un buen momento para enviarle a usted y a la subdirectora, Carmen Lira, un solidario y cariñoso abrazo".

Las diferencias de adscripción institucional, e incluso de enfoques en el tratamiento informativo de los acontecimientos de esos difíciles días, no cancelaban las posibilidades, y obligaciones, de solidaridad personal y gremial.

En unomásuno, si bien no se hace explícito respaldo alguno al diario amenazado, el 4 de febrero el pequeño recuadro de primera plana titulado "En el llano", firmado con seudónimo pero que suele recoger opiniones del grupo editor de ese periódico, presenta la siguiente frase:

"Basura es el libelo. También lo es el rumor difamatorio y calumnioso".

El comentario de unomásuno, como es frecuente en ese tipo de espacios, podía ser sujeto de varias interpretaciones. Por un lado, había una descalificación a los libelos y los únicos que se habían conocido por aquellos días eran los que amenazaban a La Jornada. En ese sentido, había un cuestionamiento de los ataques contenidos en él. Pero no se aclaraba a qué rumores, calumniadores y difamadores, se refería al autor de la frase. unomásuno mismo, de acuerdo con denuncias aparecidas en sus páginas, fue objeto de algunas amenazas, días antes. El jueves 20 de enero, en una nota de primera plana bajo el logotipo del diario e intitulada "Amenaza al director", se notificaba:

"El director general de unomásuno, Luis Gutiérrez Rodríguez, recibió anoche en su oficina una amenaza telefónica: 'Le bajas a la pinche guerrilla o te carga la chingada'. Este acto de cobarde terrorismo, que se suma a la campaña de infamias a la que no es ajena un diario de circulación nacional, merece nuestra enérgica repulsa. unomásuno tiene un compromiso con la nación. Sin escándalo, sin amarillismo, sin desgarramiento de vestiduras y sin manipular la información, seguiremos cumpliendo indeclinablemente con nuestro deber. Así son los riesgos del periodismo profesional".

Podía llamar la atención que una voz anónima le reclamara a unomásuno su información sobre el conflicto en Chiapas, cuando ese diario, por decisión editorial de sus directivos, no estuvo entre aquellos que ofrecieron más espacio, con más simpatía, al EZLN. Pero la amenaza allí quedó registrada y mereció la condena de diversos personajes y sectores del mundo político y periodístico.

En el breve editorial que hemos transrito, no se explicaba a qué "diario de circulación nacional" se refería unomásuno como fuente de "una campaña de infamias", aunque sí establecía un contraste con otros (especialmente, creemos, con La Jornada) al definirse en contra de un periodismo amarillista y de vestimentas desgarradas. Por esas fechas, se publicó también en unomásuno que el director del suplemento político "página uno", Gregorio Ortega, había recibido una amenaza más vulgar, manifestada a una de sus pequeñas hijas cuando salía de la escuela. Se trataría del intento de intimidación más directo, entre los que, según se supo, recibieron periodistas durante esa fase del conflicto chiapaneco. Sin embargo no se dijo más al respecto.


 

El enigmático "Marcos" y los abusivos buscadores de primicias

La presión primero por la abundancia de noticias y luego debido a la ausencia de ellas, afectaba a los medios casi tanto como las amenazas anónimas o, en otro plano, la exigencia de sus públicos para saber qué sucedía en Chiapas. El enigma principal, más allá incluso que los motivos reales del alzamiento (si es que éstos no eran solamente las demandas sociales y económicas de los zapatistas) radicaba en la identidad del personaje autodenominado como subcomandante Marcos. Parecía claro que ese no era su nombre y, a juzgar por la autoridad que demostró durante las pláticas para la paz en San Cristóbal, que no tenía una posición subordinada a otros líderes del EZLN, como él insistía en decir.

El misterio en torno a Marcos trató de ser despejado por diversos medios, en informaciones una tras otra fallidas. En el transcurso de enero y febrero, se publicaron varias versiones sobre su identidad. Algunas de ellas, sobre el "subcomandante Marcos" y otros presuntos colaboradores o dirigentes del EZLN, son mencionadas en el primer capítulo de este libro. Otra, de las más destacadas, aparecía el domingo 30 de enero en la columna "Frentes Políticos" del diario Excélsior, en donde se aseguraba que Marcos en realidad era Roberto Meade Treviño, que diez años antes había sido procesado penalmente por su participación en un movimiento estudiantil en San Luis Potosí.

El diario publicaba viejas fotografías de Meade, cuando había sido fichado por autoridades judiciales y decía que es originario de la ciudad de Colima. Incluso aseguraba, repitiendo una versión que corrió por esos días, que el seudónimo Marcos había surgido de unir en un acróstico las iniclaes de las poblaciones ocupadas por el Ejército Zapatista: Margaritas, Altamirano, Rancho Nuevo, Comitán, Ocosingo y San Cristóbal (aunque Comitán no fue ocupada por los neozapatistas. En otras versiones parecidas, la C era adjudicada a la población de Chanal).

Excélsior únicamente atribuía esa revelación que involucraba a Roberto Meade, a "fuentes confiables", las cuales no precisaba. Una información idéntica, fue publicada ese día por La Prensa en la columna política del señor Juan Bustillos.

Pero resultó que Meade, lejos del fárrago chianapeco, era un tranquilo funcionario público, secretario particular del director de la empresa estatal Telecom. Además no se llama Roberto, sino Walter. El preocupado funcionario, acudió ese domingo a la redacción de La Jornada para aclarar que no era Marcos y que si bien tenía antecedentes judiciales, había quedado absuelto de las acusaciones que se le formularon diez años antes. Con notorio temor por las represalias que pudiera sufrir, Meade solicitaba la protección de las autoridades. No se informó si le fue otorgada, aunque lo que es cierto es que no recibió el beneficio de, al menos, disculpas en los medios en los que, con poco profesionalismo y sin mencionar las fuentes responsables de ese dato, se le había identificado con el enmascarado jefe del EZLN.


 

La Defensa Nacional vuelve a la carga... informativa

El interés de las autoridades militares para esclarecer las auténticas dimensiones de la participación del Ejército Mexicano en el conflicto, parecía avivarse conforme avanzaba el proceso de paz. Tardía, la respuesta a las versiones periodísticas de bombardeos y transgresión a los derechos humanos, para comienzos de febrero era por lo menos intensa y diversificada. Ya hemos mencionado la visita guiada que, en la última semana de enero, varios reporteros efectúan a varias zonas que fueron escenario de combates en los primeros días del año, así como las aclaraciones de jefes militares como el general Miguel Angel Godínez. Luego, el miércoles 2 de febrero, la Defensa Nacional vuelve a rechazar:

"categórica y enérgicamente, que en el conflicto en Chiapas hayan sido efectuados bombardeos, intensos movimientos de aviones, ataques en áreas pobladas o afectación a bienes de personas por parte de la Fuerza Aérea Mexicana".

La autoridad militar reconoce y reitera, eso sí, que:

"en los cercos y emboscadas que han tendido los transgresores ha apoyado a las tropas en despoblado mediante el ametrallamiento y lanzamiento de cohetes".

La nueva declaración, merece espacios destacados en los noticieros televisivos. 24 Horas presenta el boletín de la Sedena, del cual lee un resumen.

Hechos del Canal 13, ese Día de la Candelaria, destina casi cuatro minutos a un reportaje que comienza con la siguiente reflexión:

"Desde el inicio del conflicto en Chiapas se denunciaron presuntas violaciones a los derechos humanos por parte del Ejército. Aunque no hay evidencias y las denuncias se investigan, el hecho ha generado una polémica en torno a la función y la responsabilidad del Ejército".

Luego se veían varias escenas de los primeros días de enero en Chiapas y, a continuación, una pregunta del general Godínez:

"¿Quién es más criminal, el soldado que le disparó a un hombre que traía un fusil de madera y que lo vio de noche a 100 metros... o el que traía a esa persona con el fusil de madera?".

El reportero comenta, entonces:

"Sin embargo, se insiste en el desprestigio, sin que se pregunte siquiera cuál es la función constitucional del Ejército".

Luego, aparece el abogado Ignacio Burgoa Orihuela, al que se presenta como especialista en derecho constitucional, quien aclara que esa es precisamente la función del Ejército. El reportero continúa:

"Sobre las presuntas violaciones a los derechos humanos, habrá que esperar las evidencias. Y aquí cabría la pregunta: ¿De resultar ciertas, responsabilizarían a la institución armada como tal?".

Burgoa responde que, en tales casos, la responsabilidad sería de los soldados y sus jefes inmediatos.

El noticiero de Canal 13, al defender al Ejército, incursionaba en una veta sugerente pero que además podía ser desafiante: si habían ocurrido actos ilegales por parte de las fuerzas armadas, éstos no serían de la institución militar como tal, sino de individuos específicos. A esta línea de análisis, no se le da más juego, al menos en los medios electrónicos de mayor importancia.

Inmediatamente después del reportaje que mencionamos, en Canal 13, aparece el reportero Francisco Trejo "en una zona del conflicto", con un campesino hambriento, igual que su familia. "La ayuda no alcanza para todos", se escucha, luego de que se señala que la pequeña hijita del campesino tiene diarrea y vómito. Luego, la cámara muestra unos frascos de vidrio tirados sobre la tierra y se informa: "Este es el lugar donde murió un soldado". Una flecha blanca aparece en la pantalla, señalando el sitio. Se trata, aparentemente, de un refugio a donde el EZLN llevaba heridos y los frascos, posiblemente, habrían sido de alcohol empleado para las curaciones. Es decir, el soldado que se dice murió allí puede haber sido zapatista y no, como en un principio se sugería, miembro del Ejército Mexicano.

Las aclaraciones de la Defensa Nacional, ahora sí, son motivo de informaciones notorias en varios periódicos, el jueves 3 de febrero.

El Heraldo de México les da su encabezado principal: "Mienten quienes hablan de bombardeos en Chiapas", bajo un balazo que aclaraba "Sólo se han utillizado cohetes: la Defensa". Sin embargo, en la nota correspondiente no aparece la frase que da tema al encabezado principal; esa es, entonces, una apreciación del autor del titular y no una afirmación textual de los funcionarios militares.

Excélsior le da a este asunto el cintillo de primera plana: "Ni bombardeos aéreos ni afectaciones a bienes privados en Chiapas: SDN".

También en notas de primera plana, esta información la incluyen El Financiero, El Universal y Ovaciones. En su página 4, Reforma dice: "Desmiente Sedena bombardeos", aunque en la nota correspondiente no hay referencia expresa al boletín de la Defensa.

Con más precisión, unomásuno asigna a esta nota su encabezado más importante de ese día: "Rechaza Sedena que haya atacado en regiones pobladas".

La Jornada, dice en una cabeza (no la principal) de primera plana: "Reitera Sedena: no hubo bombardeos en zonas civiles"; pero en una de sus páginas interiores publica completo el comunicado de la Secretaría de la Defensa bajo el siguiente titular: "No hubo bombardeos en Chiapas, sostiene Sedena".

La discusión no ha sido si fueron bombardeadas poblaciones sino, simplemente, si hubo o no bombardeos. El encabezado de La Jornada de ese miércoles 2 de febrero sugería que sí cayeron bombas, aunque no sobre civiles. Luego, la información era rectificada en otro sitio de esa misma edición en donde sí se hablaba de bombardeos en general, no sólo en algun área específica.

La ofensiva informativa del Ejército es advertida por periodistas extranjeros. El 2 de febrero, el corresponsal David Clark Scott, de The Christian Science Monitor, en un despacho que distribuyó la agencia UPI, señalaba que:

"Ante las acusaciones de que violaron los derechos humanos en su intervención en el alzamiento de Chiapas, el ejército mexicano ha lanzado una inusual ofensiva de relaciones públicas... Pero la apertura está dejando al descubierto aparentes divisiones entre las autoridades militares y civiles sobre la forma en que se están llevando a cabo las gestiones de paz entre las partes en conflicto".

Relataba el enviado:

"En entrevistas con los medios informativos mexicanos y extranjeros en los últimos días, el general Miguel Angel Godínez Bravo hizo comentarios que indican cierto desacuerdo con la actitud blanda empleada por el gobierno con los guerrilleros. Pero el primer objetivo de Godínez al hablar con la prensa es defender la conducta de sus tropas, las que en su opinión no han violado los derechos humanos. Cuando se le preguntó sobre las denuncias de que el ejército había torturado, golpeado y ejecutado sumariamente a presuntos guerrilleros, el general de tres estrellas respondió: 'absolutamente nada de eso es verdad. Hace muchos años que dejamos de torturar gente'. Godínez, que fue enviado para reprimir la insurrección que comenzó el primero de enero, ofreció la conferencia de prensa en una sala dominada por un mapa de Chiapas. Puntos rojos marcaban los pueblos que habían ocupado los 'transgresores', según los llama él".

En su despacho, remitido desde Tuxtla Gutiérrez, el corresponsal estadounidense advertía que:

"Godínez hizo una oferta sin precedentes, para una institución famosa por rechazar la interferencia del exterior, aún de la rama ejecutiva, en sus asuntos internos. 'Estamos abiertos a cualquier investigación que organizaciones gubernamentales o no gubernamentales quieran hacer... No tenemos nada que ocultar', aseguró".

Y dice David Clark Scott más adelante, que según el general "las acusaciones e informaciones de prensa han sido parciales". Godínez afirmó:

"No he oído nada de organizaciones no gubernamentales sobre los asesinatos, los robos, los ranchos incendiados o el personal militar muerto por los transgresores. Tenemos 14 viudas cuyos esposos murieron defendiendo al pueblo mexicano de los transgresores".

El general Godínez, se dice también:

"apoya ciento por ciento la solución política al conflicto y prometió mantener a los aviones y soldados lejos del sitio todavía no escogido en el que se realicen las conversaciones de paz".

La información del corresponsal de The Christian Science Monitor, que por su singularidad hemos transcrito en extenso, era significativa de la sorpresa, pero al mismo tiempo de las dudas que provocaba la actitud del Ejército Mexicano. El hecho de que esa corporación aclarase que no se había comportado como numerosos medios habían sugerido, no parecía ser noticia suficiente. Por ello, el reportero además de dar cuenta de una campaña publicitaria que advertía como inusitada, decía en la entrada de su nota que había diferencias entre las autoridades militares y las autoridades civiles. Pero más adelante no respalda esa afirmación e incluso, cita al general Godínez cuando dice que está "ciento por ciento" de acuerdo en la negociación para encontrar remedio al conflicto. La única diferencia que David Clark Scott encuentra, entre Godínez y el negociador Manuel Camacho, es en la forma como se refieren a los insurrectos. El militar los llama "transgresores", repitiendo el calificativo que la Secretaría de la Defensa empleó desde el inicio del conflicto, en tanto que el Comisionado para la Paz ya había accedido a referirse al EZLN por sus siglas y su nombre.

En la información del también corresponsal de UPI se atribuye a Godínez, junto con su negativa a que en Chiapas los prisioneros hayan sido torturados, el implícito reconocimiento de que, en otras épocas, el Ejército sí fue responsable de tales violaciones a los derechos humanos ("hace muchos años que dejamos de torturar"). Sin embargo esa cruda declaración, que podía resultar incluso cínica, no apareció en los medios de comunicación mexicanos. Clark Scott se fija solamente en las aclaraciones sobre presunta torturas, pero no recoge las precisiones de Godínez sobre la otra gran acusación que se enderezó contra el Ejército y que se refería a los supuestos bombardeos aéreos. En el afán de darle espectacularidad a su información, el enviado asegura que hay "cierto desacuerdo" con la "actitud blanda" de las autoridades civiles, pese a que Godínez sostiene lo contrario. Y asegura que el Ejército fue enviado "para reprimir la insurrección", lo cual no ocurrió: las tropas mexicanas allí estaban y al comenzar enero fueron atacadas en uno de sus cuarteles, luego se limitaron a rodear la zona del conflicto, acción en la cual sostuvieron enfrentamientos pero hasta donde pudo apreciarse no con afán de exterminio. Gracias a ello es que se pudo desplegar la opción negociadora. Nada de ello se reconoce en la nota del mencionado corresponsal.


 

 

El Ejército, en el ojo de la polémica

Habría nuevos elementos para documentar el respeto o la transgresión a derechos humanos en el conflicto chiapaneco. El jueves 3 de febrero Jorge Madrazo, presidente de la CNDH, explica que hubo un error en las cinco necropsias que realizó la Procuraduría General de la República para determinar si hubo ejecuciones en los cuerpos sneontrados en Ocosingo: los investigadores, se equivocaron de cadáveres. La indagación, sin embargo, marcharía, aseguro Madrazo, quien además recordó que seguía abierto el expediente sobre presuntos bombardeos denunciados por los pobladores de los municipios en conflicto. Ese día también, se anuncia que el Ejército Mexicano ha pagado una indemnización de tres mil 500 nuevos pesos a los propietarios de un centro de cómputo en el municipio de Ocosingo, por daños causados por las tropas según informó el general Nicabardo Daniel Velázquez, coordinador de la oficina de quejas de la ciudadanía, instalada por la Sedena.

El 4 de febrero, unomásuno publicaba uno de los pocos editoriales en los que, explícitamente, se hacía una defensa de la conducta del Ejército Mexicano en esos días. unomásuno, consideró que:

"Los derechos humanos se han convertido en un punto toral del conflicto en Los Altos de Chiapas. Tras la presencia del Ejército Mexicano y el repliegue del autonombrado Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), los medios de comunicación extranjeros y algunos nacionales difundieron una serie de noticias alarmantes: supuestos cementerios clandestinos, hombres torturados, cadáveres con tiros de gracia y bombardeos fueron materia de grandes titulares y severos comentarios... Sin lugar a dudas el conflicto chiapaneco --como cualquier otro donde la violencia sea un rasgo distintivo-- puede traer consigo una serie de violaciones a los derechos humanos. Las armas --casi por definición-- son opuestas a ellos".

El diario señalaba entonces que es preciso tener dos actitudes. Una, de rechazo a las falsas denuncias ("no es posible dar crédito abierto a quienes, sirviéndose de los derechos humanos, buscan desprestigiar al Ejército como institución republicana; a quienes pretenden cimentar un prestigio y una presencia política mediante el usufructo del rumor y las tragedias del conflicto"). La otra, sería:

"una actitud que no busca el desprestigio del gobierno y el Ejército Mexicanos sino la garantía de una serie de prerrogativas inalienables. Aquí, la visión del botín no tiene cabida".

Esa sería, de acuerdo con el editorial de unomásuno, la postura de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos ("los verdaderos defensores de estos preceptos") y la Procuraduría General de Justicia Militar, encargadas de "llevar hasta sus últimas consecuencias los casos donde exista evidencia".

El diario encontraba que:

"si algún miembro del Ejército Mexicano --no importa aquí su grado o situación-- ha cometido una violación a los derechos humanos y ésta ha sido comprobada, la justicia militar tendrá que actuar en consecuencia y hacer valer todo el peso de la ley sobre el infractor. No se puede tolerar que una acción bélica se extralimite y pase por encima de las leyes. Esta actitud implica, asimismo, la existencia de una capacidad analítica que no confunda las faltas comprobadas de unos cuantos con la institución en su conjunto. Es inadmisible que los excesos de unos militares, cualquiera que sea su rango, sean magnificados para tratar de desprestigiar a una institución y promover acciones intervencionistas".

Si bien poco frecuente en la prensa mexicana de esos días, el reconocimiento de posibles abusos por parte de miembros del Ejército Mexicano, pero que no por ellos condenaba a la institución como tal, era una postura que ya había tenido expresión en medios como el Canal 13, en el noticiero comentado páginas atrás.

La posición del Ejército Mexicano es reiterada por el secretario de la Defensa Nacional, Antonio Riviello Bazán, el 9 de febrero en la ceremonia conmemorativa del 81 aniversario de la Marcha de la Lealtad. En un discurso, dice que:

"el Ejército fue llamado para intervenir en el conflicto de Chiapas... Su intervención es legal, legítima y necesaria. Actuamos para garantizar la seguridad interior, restituyendo el orden contra una violencia que, todos sabemos, no fue desatada por nosotros. Nadie debe olvidar, y debe repetirse cuantas veces sea necesario, que el Ejército Mexicano fue atacado por el grupo transgresor. Este le declaró la guerra y atacaron a sus miembros y sus instalaciones. Fuímos los agredidos".

Dijo además, el general Riviello:

"De lejos y de cerca se movieron las manos de la provocación. Encontraron la respuesta del diálogo, la concordia y la cohesión nacional. Nadie puede justificar que se use la violencia y se tomen las armas para reclamar soluciones".

Y en alusión a la imagen social que estaba favoreciendo a los neozapatistas, el secretario de la Defensa manifestó:

"No se debe pretender glorificar a quienes recurrieron a la violencia, pues si la confrontación se acercase a quienes la exaltan, lo primero que harán será solicitar a la autoridad su protección y abrigo... Cuando está de por medio la paz social, el fin no justifica los medios. Mucho menos los medios violentos".

Ese día, coincidentemente, Manuel Camacho informa que el Ejército Mexicano garantizará las condiciones específicas de seguridad que requiere la reunión con el EZLN, cuya agenda incluirá reformas políticas de fondo en la relación con los indígenas de Chiapas y que tendrán necesariamente repercusiones nacionales.

24 Horas asume como nota principal las palabras de Riviello, de las cuales presenta casi 4 minutos. Lo mismo ocurre en Hechos, del 13.

Enlace, de Canal 11, además de fragmentos de esa alocución ofrece un breve reportaje de Rubén Carrillo quien, en el Castillo de Chapultepec donde fue la ceremonia de la Marcha de la Lealtad, considera que "La mayor parte de la ciudadanía que asistió al evento, apoya al Ejército Mexicano en su labor en Chiapas". En su afán por presentar una opinión favorable al discurso del secretario, el reportero dejaba la impresión de que, entonces, una parte aunque fuera minoritaria de los asistentes no había estado de acuerdo con lo dicho en la ceremonia. Si así ocurrió, el reportero de Enlace no lo documentó. En cambio, presenta declaraciones de varios asistentes: un joven ("es una labor loable por parte de ellos..."), una señora ("si no hubiera Ejército no habría quién nos defendiera..." También aparece la opinión recelosa de un ciudadano, refiriéndose siempre al Ejército: "Debería haber una vigilancia más estrecha sobre las actitudes de ellos". No era esa una posición de rechazo al Ejército por su labor en Chiapas. De cualquier manera, a continuación, el reportero acotaba: "hubo también respuesta a esta opinión". Entonces aparecía de nuevo Riviello, en la parte de su discurso en donde dice que la intervención del Ejército en Chiapas "se ajusta rigurosamente a las normas jurídicas que rigen su funcionamiento".

El discurso del secretario de la Defensa recibe los encabezados principales de los diarios revisados para este estudio, a excepción de El Financiero. Casi todos, también, le dedican comentarios editoriales. Excélsior sostiene que el funcionario, "está en lo cierto" cuando afirma que la intervención del Ejército ha sido legal y necesaria e incluso acota: "sólo el estado de agitación y confusiones prevaleciente hoy en México puede hacer necesario que el jefe militar diga una obviedad así".

Para El Universal,

"las Fuerzas Armadas, en efecto, han desarrollado una labor de pacificación ajustada a las normas constitucionales".

El Nacional, en su posición editorial, sostiene que:

"desde los primeros momentos del conflicto en la entidad federativa del sureste, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) apoyó todas y cada una de las instancias de diálogo y acuerdo, a fin de lograr la más pronta reconciliación, y en los momentos en que intervino en acciones armadas fue en respuesta a una agresión en su contra".

En la radiodifusora Stereorey, el 10 de febrero, el comentarista Víctor Calderón se refiere a la intervención del secretario de la Defensa, en torno a la cual reflexiona sobre los riesgos y la ética en los medios de comunicación. Dice lo siguiente:

"Hay un libro muy famoso en periodismo estadounidense, sobre los avatares del periodismo. Y una de las frases famosas de ese libro es aquella que dice que cuando hay amagos de guerra o cuando hay una guerra, la primera víctima es la verdad. Yo no sé, esa es la experiencia de los periodistas estadounidenses y, por supuesto, hay cosas que no se pueden trasladar de un país a otro, de una cultura a otra. Pero sí me parece acertado decir que en situaciones de crisis muchas veces la información aparece un poquito desbocada y después, hay que ponderar las cosas con mucho cuidado. Lo importante del trabajo periodístico serio, es tratar de establecer la realidad de las cosas. Le digo todo esto por el asunto de Chiapas. En los primeros días de repente tuvimos tantas informaciones, acusaciones, desmentidos, dimes y diretes que ya no sabía uno a quién creerle, y por eso nosotros hemos tenido que enviar un equipo, como muchas otras instancias no sólo periodísticas, para tratar de establecer la verdadera dimensión de las cosas. Esto no está peleado con el rollo del análisis, de la evaluación, de la interpretación. En todo este marco, algo que se me hace importante es la puntualización que hacen las partes. En ese sentido, las Fuerzas Armadas mexicanas, desde un principio actuaron, después se les vilipendió y entonces, la Secretaría de la Defensa Nacional, en voz de su titular, Antonio Riviello, hace una serie de puntualizaciones muy importantes sobre lo que sucedió en Chiapas y su actuación, que es importante escuchar".

La primera víctima es la verdad, sostenía el periodista Calderón. Otra víctima, es la precisión conceptual. A diferencia de las ahdesiones que el discurso de Riviello encontró en las posiciones de diversos diarios, el comentario discrepante es ofrecido por La Jornada, en un editorial, ese jueves 10 de febrero, que comienza en portada y donde califica como "ominoso" el carácter de algunas afirmaciones del titular de la Defensa. Ese dierio reconoce como un hecho que:

"elementos del Ejército Mexicano fueron atacados por los guerrilleros chiapanecos, lo que dio lugar a la comprensible reacción de las fuerzas regulares en la zona del conflicto".

Sin embargo, más adelante, el editorial de La Jornada considera que:

"... no resultan ciertamente tranquilizadoras las expresiones vertidas por el general Riviello en el sentido de que amenazan al Ejecutivo intereses de origen extranjero y local, así como la identificación del orden interno del país con la soberanía nacional que realizó el máximo jefe militar. La soberanía de México sólo puede ser amenazada desde afuera, en cuyo caso las fuerzas armadas deben cumplir con su misión histórica, que consiste en defender la integridad territorial de la nación. Caracterizar una sublevación interna como una amenaza a la soberanía de México puede conducir al Ejército Mexicano a desviarse de las funciones institucionales que son la razón de su existencia y que le han dado el prestigio de que goza a escala continental, por su origen revolucionario y popular".

Respecto de las alusiones a los glorificadores de la violencia, La Jornada sostenía que podía "constituirse en un peligroso elemento de confusión para la ciudadanía", porque había el riesgo de ser aplicada a quienes no compartieran los puntos de vista del gobierno:

"De acuerdo con esta misma lógica, los medios de comunicación independientes, cuya obligación es informar libre y responsablemente en el ámbito de una sociedad cuya máxima aspiración es la democracia, podrían aparecer como 'glorificadores de la violencia' por el solo hecho de cumplir cabalmente con sus objetivos profesionales..."

Así, el diario encontraba en las palabras de Riviello,

"la amenazante posibilidad de que la autoridad eluda su responsabilidad de proteger a los mexicanos que ven en el caso de Chiapas un problema social, incluidos aquellos que simplemente se limitan a ejercer sin cortapisas la libertad de expresión, y pugnan de buena fe por una República donde la luz de la concordia erradique para siempre las sombras de la intolerancia".

Al día siguiente, también en sitio destacado, La Jornada publica un artículo del procurador General de la República, Diego Valadés, quien rebate la tesis sobre la soberanía y sus fuentes de vulnerabilidad, que había sostenido el editorial del diario. Soberanía es independencia frente a cualquier poder del exterior y también del interior, sostiene el Procurador, "de otra manera no podemos hablar de un Estado soberano". La misma Constitución del país, en su artículo 119, subraya Valadés, dispone que:

"los Poderes de la Unión tienen el deber de proteger a los estados contra toda invasión o violencia exterior --la independencia-- y agrega que igual protección también deberá prestarse en caso se sublevación o trastorno interior --la supremacía--".

Aparte de darle al periódico mencionado un repaso de derecho constitucional elemental, Valadés considera que el secretario de la Defensa, en su discurso, apeló a la conciencia de los mexicanos,

"para evitar imprimir un carácter romántico al uso de la violencia... Reprobar la violencia ha sido una constante de los mismos medios impresos, incluyendo algunos bien conocidos articulistas que han publicado en La Jornada el rechazo a hacer apología de los actos de violencia".

El procurador, en su recuento jurídico, se abstuvo de contestar a una de las preocupaciones del diario, cuando cuestionaba el hecho de que Riviello hubiera dicho que el Ejecutivo estaba amenazado por intereses extranjeros y locales. En realidad, el secretario de la Defensa no se refería al actual Presidente de la República sino al presidente Francisco I. Madero, con quien los cadetes que lo acompañaron el 9 de febrero de 1913 tuvieron una expresión de lealtad que es la que se conmemora cada año en esa fecha. Riviello había dicho, al respecto:

"No es la lealtad un valor privativo de los soldados de México; la celebramos hoy en recordación justa de la manera gallarda y firme con que la aplicaron soldados de la República acompañando a un Presidente valiente, amagado por intereses de toda laya, de genealogías externas y locales".

En esa expresión, el apurado editorialista de La Jornada pensó encontrar una alusión al Presidente Salinas de Gortari, presuntamente amagado desde el extranjero. Pero había leído mal.

También el 11 de febrero, unomásuno publica un nuevo editorial, que parece destinado a responder al de La Jornada:

"... las voces que fueron incapaces de asomarse hacia otros espacios no pudieron reconocer que las acciones de las fuerzas armadas nacionales eran necesarias y se encontraban amparadas por los dictados de la ley. No se envió a los efectivos para asesinar y torturar a la población, sino para combatir a un grupo armado que se había negado a la oportunidad del diálogo".

Si no era respuesta a La Jornada, ese editorial parecía escrito con tal propósito. Pero la posición de unomásuno, al repetir ese estilo que para polemizar, con tal de no darle crédito alguno al antagonista, deja de mencionar a quién o a qué se refiere, perdía eficacia y quedaba en el vacío, excepto para lectores muy enterados o, muy perspicaces (en caso de que, en efecto, se hubiera tratado de una respuesta intencionada).

 

Vísperas del diálogo. Enviados impacientes, quinielas desiertas

Las vísperas del diálogo entre el comisionado para la Paz y los delegados del EZLN, que ocurriría hasta el 21 de febrero, fueron de pocos hechos públicos, pues las condiciones de la negociación eran definidas con discreción por ambas partes. Este impasse, contrasta con la espectacularidad noticiosa de los primeros días del conflicto. Ahora, los enviados y corresponsales se encuentran a la caza de declaraciones que les permitan justificar su presencia en Chiapas pero, incluso, algunos medios resuelven retirar a sus reporteros hasta que se inicien las conversaciones.

Los periodistas inquieren a diario a Manuel Camacho y a sus colaboradores sobre el inicio de las pláticas. Las versiones corren y se contradicen, a menudo. La prensa capitalina del domingo 6 de febrero es ejemplo de esa tensión. Mientras Manuel Camacho aguardaba a que fueran precisados detalles de logística del encuentro con el EZ, los reporteros especulaban. Excélsior y La Jornada consignan que el comisionado estaba a la espera de una nueva comunicación del Ejército Zapatista, lo cual podía ocurrir entre el domingo y el lunes. "Hasta que no lo tenga yo por escrito no puedo proporcionar ninguna información adicional", insistía el representante preidencial. El Nacional, con cautela, decía que, de acuerdo con Camacho, a partir del comunicado siguiente del EZ se daría a conocer "probablemente, la fecha, la hora y el lugar del encuentro".

Pero la ausencia de noticias no era noticia. Esa premisa, lleva a los informadores a buscar, o crear, otros escenarios. unomásuno, haciendo otra lectura de las palabras del Comisionado, dice en su primera plana que "Prevé Camacho para lunes o martes un diálogo con el EZLN". El Financiero, aseguraba que "en cualquier momento de la próxima semana se iniciará el diálogo de paz" e incluso le ponía escenario: "podría realizarse, por razones de seguridad, en la ciudad de Tapachula", aunque aclaraba que "esta posibilidad no se sustenta en información de fuentes oficiales".

Ovaciones coincidía en que el encuentro "podría celebrarse en la ciudad de Tapachula". Reforma, con más audacia, publica en primera plana de ese domingo una nota titulada "Iniciarían hoy conversaciones". Sustentaba ese diario tal aseveración, en "fuentes confidenciales (que) afirmaron que habría un primer diálogo privado hoy mismo durante el transcurso de la tarde en algún lugar ubicado entre los municipios de Ocosingo y Las Margaritas". No sucedió así, o al menos nunca se informó de un encuentro, en esas fechas, del Comisionado con representantes del EZ. Entre Las Margaritas y Ocosingo, por lo demás, hay una gran distancia, ocupada por el enorme municipio de Altamirano.

El lunes 7, Ovaciones dice que el encuentro por la paz, será "en las próximas 48 horas". Coincide El Heraldo, que en su primera plana además publica que, el diálogo, "queda aplazado por lo menos 48 horas y se realizará en un centro urbano --puede ser Comitán--". El Nacional comparte esta versión y asegura, aunque protegiéndose con un modo verbal condicionante: "El diálogo, en una zona urbana; sería Comitán". Será "una ciudad ubicada en la zona del conflicto", dice El Universal. "Aplazan diálogo por seguridad. Esperan concretarlo entre mañana y el jueves", sostiene Reforma. En versión parecida, unomásuno explica "Por seguridad se han aplazado diálogos en Chiapas: Samuel Ruiz". La Jornada, en despacho desde San Cristóbal cita a la misma fuente pero además dice que versiones cercanas a Ruiz y Camacho, indicaban que el diálogo ocurriría "entre el miércoles o jueves próximos, e incluso se habla de esta ciudad como sede del encuentro".

Así, unos diarios aseguraban que no había fecha aún, otros sí establecían un día cercano; unos desconocían el sitio del encuentro y algunos más especulaban con tal lugar. La reunión tardaría aún dos semanas y sería, finalmente, en la catedral de San Cristóbal de Las Casas. Antes de saber esto, durante días singularmente largos, los medios se llenan de especulaciones, versiones pronto o tarde desmentidas, notas de color y de calor que los enviados a Chiapas tienen que improvisar, en tanto que aguardan y, así, desesperan.

El 10 de febrero Javier Solórzano, enviado de Stereorey, recuerda una frase de Amado Avendaño Figueroa, del sancristobalense Tiempo: "es más peligroso un ejército de periodistas sin expectativas de noticias, que el Ejército Zapatista con metralletas". El símil, obviamente exagarado, indicaba la tensión que se experimentaba precisamente en San Cristóbal. Cuatro días más tarde, el mismo Solórzano expresaba su molestia por la incertidumbre sobre el inicio de las conversaciones:

"Para nosotros, la empresa Multivisión-Stereorey, es un gasto que hay que saber aquilatar. Seguir aquí es un costo que de repente no encuentra una buena justificación en la información diaria, pero regresarse es otro costo, el costo de estar fuera, particularmente cuando han sido invitados" (se refería al hecho de que el medio de información que representaba era de los especialmente señalados como bienvenidos por el EZLN). "Esto no lo digo sólo por nosotros, sino por todos los medios de comunicación. Anoche, en la sala de prensa y en la calle, la gente se preguntaba ¿qué hacemos?, ¿nos quedamos o nos regresamos".

Por lo pronto, en demostración de su enojo, ese 14 de febrero, aunque era día de la amistad, Javier Solórzano consideraba que la alocución del comisionado para la Paz, el día anterior, cuando se reiteró que los preparativos continuaban, le había parecido una "desangelada y con vicios de absurda conferencia de prensa del señor Manuel Camacho". Aseguró que a diferencia de otras ruedas informativas, en ese caso cuando Camacho terminó de hablar "se hizo un silencio como nunca había visto en una conferencia de prensa". Los periodistas sin noticias seguramente no eran tan dañinos como alguien, neozapatista o no, con metralleta. Pero sí podían hacer mucho ruido.

La impaciencia de los reporteros, mientras, daba lugar a episodios como el que, relatado por Guillermo Ochoa, hemos recuperado en el primer capítulo de este libro, cuando los afanes para arreglar un micrófono descompuesto, por parte de un joven empleado del hotel en donde ocurrían las conferencias de prensa, se convierten en frenesí de informadores que piensan que está a punto de ocurrir una revelación sobre el conflicto. El 10 de febrero, por la noche, el enviado Daniel Ruiz dice en Enlace de Canal 11: "Los periodistas hacen quinielas para acertar el lugar y fecha del encuentro".


 

 

Absalón Castellanos, liberado en vivo, en directo y a todo furor

La espera de los reporteros, aún cuando no se inicie todavía el reiteradamente pospuesto encuentro por la paz en Chiapas, tiene una importante distensión cuando, el lunes 14 de febrero, Manuel Camacho anuncia que es inminente la liberación del general Absalón Castellanos. Los tres noticieros nocturnos destacan esa nota, casi festejando el desamodorramiento informativo. Los reporteros podrían presenciar la entrega del ex gobernador, capturado desde el comienzo del conflicto y para ello partirían en una caravana la mañana del miércoles 16 de febrero.

La noche anterior, 24 Horas ofrece una entrevista de Bruno López, de Univisión de Estados Unidos, con el ex gobernador Castellanos, todavía en cautiverio. "Esta sencilla choza terminó siendo la residencia del general Absalón Castellanos, ex gobernador de Chiapas", decía el reportero. Y a continuación:

"La guerrilla zapatista lo plagió al inicio del conflicto y a sólo unas horas de que sea liberado, Univisión obtuvo una entrevista exclusiva realizada en un lugar de la selva".

Luego se veía, y escuchaba, a Castellanos explicando cómo fue secuestrado aunque sin hacer ninguna revelación. Lo más descriptivo, aunque algo reiterativa frente a las imágenes, era la crónica de López:

"De rostro envejecido y voz humilde suavizada por los días de cautiverio, el ex gobernador dice ahora entender por qué estalló la violencia en Chiapas".

Castellanos decía, desde su cautiverio:

"Sí, estoy de acuerdo en que se vive realmente una injusticia social. Ellos están aquí, propiamente muy apartados de la civilización y hubo esta explosión, pero la explosión podía haber sido de otra manera, ya que el gobierno ha estado abierto para resolver todos estos problemas".

Presentada por López como "entrevista exclusiva" suya y de Univisión --la empresa filial de Televisa en Estados Unidos-- la entrevista luego resultó haber sido realizada por otros reporteros. El jueves 17, en La Jornada, apareció como carta una queja de Antonio Turok y Carlos Martínez, en donde consignaban que eran ellos los autores de la entrevista con el general Castellanos, de la cual habían publicado una parte el 11 de febrero en ese diario "y cuya versión en video vendimos en exclusiva al productor de Univisión, Bruno López, para su difusión en la misma cadena". Los tres acordaron verbalmente, aseguran en la carta, que López daría crédito a los entrevistadores Turok y Martínez y que la grabación sólo sería difundida por la cadena Univisión.

"Para nuestra sorpresa --escriben los reclamantes autores de ese documento--la empresa Televisa difundió ampliamente en sus noticieros del día 15 y 16 de febrero dicha entrevista, presentándola falsamente como que fue concedida a uno de sus reporteros y 'a escasas horas de su liberación'. Consideramos este hecho como una falta de ética profesional de Bruno López, que incumplió los acuerdos de honorabilidad que establecimos".

A decir verdad, por lo menos cuando la presentó en 24 Horas Zabludovsky aclaró que la entrevista era trabajo de un reportero de Univisión, no de Televisa y no fue él, sino Bruno López, quien dijo que la conversación hubiera sido grabada unas horas antes de la liberación de Castellanos. El mismo López, replicó en una carta que aparecería el viernes 18 de febrero en La Jornada. Allí, el corresponsal de Univisión se justificaba, deslindándose de un manejo presuntamente abusivo por parte de Televisa y que aseguraba no era culpa suya. López dice allí que nunca se comprometió a darle crédito a Turok y Martínez a quienes, admitió, había comprado el video de la entrevista después de regatear por el precio ("me pidieron tres mil dólares, solo conseguí mil de mi empresa y por comprarla incluso ofrecí poner de mi bolsa 300 dólares más"). Pero además de poner a su empresa como pichicata con un material tan atractivo que había sido tomado por Televisa, López decía que en su presentación en Univisión, el conductor aclaró que la entrevista había sido conseguida, no filmada por el corresponsal. En la grabación presentada por 24 Horas, a López se le escuchaba decir, con toda claridad: "Univisión obtuvo una entrevista exclusiva realizada en un lugar de la selva..." La frase era suficientemente ambigua para que los televidentes pensaran que había sido grabada directamente por el mismo López.

La entrevista, de cualquier manera, fue el material con que 24 Horas dio interés periodístico, y dramatismo, a la nota sobre la inminente libertad del ex gobernador. A continuación, Zabludovsky indicaba que en tanto al día siguiente Castellanos sería liberado, "algunos maestros eméritos de la UNAM creen que todavía hay leyes". No se ven algunos, sino sólo un profesor de Derecho de la Universidad Nacional, Ignacio Burgoa, quien responde a la reportera Rita Ganem que, en efecto, la pena por secuestro por parte de un grupo de captores puede ser de 40 años de prisión para cada uno. La pena sería mayor si hay agravantes, explica, "porque a Castellanos lo secuestraron en grupo, irrumpieron en su casa, lo sacaron con amenazas, con presiones, quizá hasta con golpes". Llamaba la atención que el jurisconsulto, tan conocedor y defensor de la ley, hiciera con tanta ligereza una acusación en público (podrían haberlo acusado por difamación, si no se comprobara que a Castellanos lo habían sacado a golpes de su casa). En todo caso, destacaba la intención de 24 Horas para señalar la ilegalidad del secuestro de Castellanos, episodio dramático ciertamente pero no el más grave de un conflicto que estuvo plagado de ilegalidades, sobre todo a cargo del Ejército Zapatista pero no sólo por parte de ese grupo. Hechos, del 13, había mencionado en el sumario inicial que se desconocía el sitio de la entrega del ex gobernador, pero casi al final del noticiero, un llamado telefónico del reportero Francisco Rubio da a conocer que Castellanos sería liberado, al día siguiente, en el poblado Guadalupe Tepeyac.

El escenario estaba dispuesto de esta manera, no sólo en Guadalupe Tepeyac sino además en el ánimo del público de los medios, para la liberación del ex gobernador. En días anteriores, algunos diarios habían publicado fotografías y en algún caso además declaraciones del general en cautiverio (la misma entrevista de Turok y Martínez, fue publicada por La Jornada el 11 de febrero). En la televisión, fuera de notas esporádicas, hasta entonces casi no se había mencionado el secuestro de Castellanos: había poca información disponible sobre su condición, pero además parecía mantenerse la intención de no otorgar demasiada relevancia a este asunto que, por lo demás, no era el más dramático dentro de un conflicto de guerra. Luego, igual que el inicio de las conversaciones para la paz, la liberación de Castellanos es pospuesta en varias ocasiones.

Quedó libre, por fin, el 16 de febrero, miércoles de ceniza. Incluso, la liberación de Castellanos ocurrió antes en los medios que en la realidad. La entrega del general fue aproximadamente a las 18.30 de la tarde. Sin embargo, dos horas antes (en un cable de las 16.18) la agencia United Press International daba a conocer al mundo que el ex gobernador ya no estaba en poder del EZLN. Madruguete o, más bien, apresuramiento informativo.

El acontecimiento, aunque no hay aviso previo, es transmitido en directo por el Canal 2 de televisión. La telenovela que estaba siendo presentada, a eso de las cinco y media de la tarde, es interrumpida para presentar un acontecimiento más dramático. Un representante de la Cruz Roja examina al ex gobernador antes de que éste sea formalmente entregado al comisionado Manuel Camacho. Este, corpulento como es, aparece de dimensiones desproporcionadas junto a los militantes zapatistas, de estatura notoriamente baja pero con el, a esas alturas, ya casi ritual pasamontañas o con un paliacate rojo que les cubre el rostro. La entrega ocurre con gran formalidad y los dirigentes del EZLN insisten en que se escuchen las palabras de un campesino indígena, simpatizante zapatista, que lee un largo texto de posiciones y exigencias, en donde además se presentaban acusaciones de enriquecimiento ilícito contra el recientemente liberado, prisionero de guerra. Hasta entonces, Castellanos puede tomar la palabra y abrazar con calma a sus familiares, después de 45 días secuestrado. También se aprecia cómo el obispo Samuel Ruiz, aprovechando el foro, las cámaras y la confusión, recuerda que es un día especial dentro de la liturgia católica e impone la ceniza sacramental, al ex gobernador y varias personas más.

Todo eso, desde la apartada comunidad de Guadalupe Tepeyac, aparecía en la televisión nacional. La transmisión de Televisa no ocurrió sin obstáculos, sobre todo cuando poco antes de la ceremonia gente de la comunidad, identificada con el EZLN, se opuso a la presencia de equipo para la transmisión de señales por satélite. "Televisa no debe estar aquí... o desconecta sus aparatos y se retira, o el pueblo los echará. O desconectan su instrumento tierra-aire, o nosotros lo hacemos", "preferimos a los medios internacionales y a otros nacionales, aquí no estamos en Tuxtla para que Televisa haga lo que quiera", decían habitantes del pequeño poblado, según las crónicas de Ricardo Alemán y Víctor Ballinas aparecidas al día siguiente en La Jornada. A los inconformes se les dijo que las antenas eran del Canal 11, aunque no era cierto. Al parecer se trataba de equipo que empleaban conjuntamente varias empresas, entre las que destacaba Televisa. El Canal 2 pudo tener, así, señal abierta para transmitir, de manera exclusiva, la singular ceremonia en Guadalupe Tepeyac. Por lo demás, esa no era una reunión sin testigos. 273 periodistas, que habían acudido en una treintena de camiones hasta esa aislada población --en la que habitualmente no hay más de 500 habitantes-- observaban e informarían sobre la entrega del general.

Zabludovsky recuerda esa noche, en 24 Horas, que su empresa "transmitió en directo la ceremonia completa durante más de 40 minutos". Luego de una breve descripción del reportero Juan Sebastián Solís, se escucha parte de la declaración del ex gobernador que agradece la intevención del Comisionado para la Paz y del obispo Ruiz pero que cuestiona el discurso que acababa de escuchar, en donde se documentaban las propiedades de las que supuestamente se apoderó durante su mandato. "Acabo de escuchar un documento que está totalmente fuera de la verdad, lo lamento", dice el general. Luego, en 24 Horas, Zabludovsky comenta que, Castellanos, "no explicó en estas palabras a qué documento se refiere cuando dice que está totalmente fuera de la verdad y que lo lamenta". Sin embargo, el discurso del campesino que habló severamente en contra del ex gobernador había sido conocido, aunque fuera en parte, en la transmisión que horas antes efectuaba el Canal 2.

La cobertura de 24 Horas en Canal 2, si bien extensa, había sido crítica del acontecimiento en Guadalupe Tepeyac, sobre todo si se recuerdan los señalamientos del abogado Burgoa, la noche anterior, cuando se advertía que los secuestradores del general podrían recibir más de 40 años de cárcel. En Hechos, del 13, se asume una posición más flexible e incluso optimista. El conductor presenta la nota respectiva con la siguiente entrada:

"Finalmente los secuestradores del general Absalón Castellanos Domínguez lo pusieron esta tarde en libertad. Los alzados neozapatistas en Chiapas cumplieron de esta manera un compromiso que dará paso al inicio del primer encuentro hacia la paz".

En donde Televisa encontraba una acción punible, Televisión Azteca hallaba motivos de esperanza en la perspectiva de la paz en Chiapas.

Similares discrepancias, aparecen en la prensa del jueves 17. Según el editorial de Excélsior, ese acto era:

"un hecho histórico, pues el sistema político logró abrir los espacios necesarios para, mediante el diálogo, buscar los acuerdos, afrontar y resolver las injusticias cometidas contra los indios".

El Nacional, consideraba que:

"parecen por fin encontrarse vías francas para el entendimiento y la conciliación... La disposición para dialogar se patentizó en las actitudes del gobierno federal, al determinar un cese al fuego, al crear un conjunto de instancias de trabajo concertado para resolver los problemas estructurales, económicos y sociales de Chiapas, así como en la designación de un comisionado para la Paz. La sociedad manifestó igualmente sus convicciones en favor de una salida negociada al conflicto. Esto tuvo eco en el denominado Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), que respetó el cese al fuego y expresó sus intenciones para la negociación".

En donde Excélsior encontraba mérito del sistema político, El Nacional lo veía, además, en la exigencia pacifista de la sociedad. Pero además, este diario sugería que esa convicción social presionó al EZLN para avanzar hacia la paz, con decisiones como la liberación de Castellanos. No se había tratado, en esa perspectiva, de una convicción de por sí conciliadora del Ejército Zapatista, sino de la presión en tal sentido por parte de la sociedad.

Sin discrepar con esas interpretaciones, La Jornada ponía sus matices: el hecho de que "los rebeldes" accedieran a liberar a Castellanos sin exigir a cambio que fueran excarcelados los zapatistas que permanecen en prisión, "pondría de manifiesto que entre los insurrectos priva la disposición al diálogo antes que la inflexibilidad". Este diario, también elogia el hecho de que Castellanos fuera devuelto en buena salud, "lo cual indica que los protagonistas del levantamiento armado en Chiapas respetaron en todo momento la integridad del secuestrado".

Sí, pero secuestrado estaba: esa era la primera falta de respeto a la integridad del ex gobernador que, como se sabía, fue amenazado de muerte y sometido a un juicio cuya legalidad era avalada únicamente por el EZLN.

Para El Universal, más enfático, la liberación del ex gobernador era un:

"encomiable gesto del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, es signo inequívoco de que, a pesar de todas las dificultades que haya que vencer en el futuro, será posible lograr que cesen la guerra y el estado de injusticia que (le) dio origen".

Así, un mismo hecho era evaluado de manera distinta, sobre todo adjudicando diversos valores a la actitud del Ejército Zapatista, en las posiciones editoriales. Pero lo mismo ocurre en el tratamiento informativo. Todos los diarios revisados, a excepción de uno, otorgaron sus cabezas principales a este acontecimiento.

Dos de ellos, destacaban el hecho sin más aderezo.

Reforma: "Libera EZLN a Absalón"

unomásuno: Absalón, libre"

Otros dos, dan la noticia y emplean el comentario del comisionado para la Paz con el propósito de poner el hecho en perspectiva:

Excélsior: "Absalón libre; paso firme a la paz y reconciliación: Camacho".

El Nacional: "Absalón, en libertad; un paso firme hacia la paz".

Otro, manifiesta un claro cuestionamiento al secuestro (a pesar del editorial antes citado, en donde se hablaba de un "encomiable gesto" del EZLN):

El Universal: "Armados y embozados, 5 'zapatistas' entregaron al rehén"

Y otro más, hace una descripción de la ceremonia como si hubiera sido mitin neozapatista:

La Jornada: "Entre vítores al EZLN fue liberado Absalón Castellanos".

(El Financiero dedicó su principal encabezado a otro asunto, pero en un titular secundario, en portada, reseñaba: "Absalón Castellanos, liberado; estoy físicamente bien, dijo").

De acuerdo con la versión más favorable al EZLN, la entrega de Castellanos había ocurrido entre aclamaciones de "cientos de indígenas, muchos de ellos mujeres".

Pero otro diario, El Financiero, describía las palabras del comisionado para la Paz y, luego, las reacciones que suscitó:

"Creo que todos los que estamos aquí presentes queremos una paz digna para los hombres y mujeres de Chiapas y de todo México... ¡Viva México!' Inmediatamente se registró el eco de las vivas entre la muchedumbre, cuya algarabía dejaba oír porras al comisionado y al mediador Samuel Ruiz".

Evidentemente, no eran lo mismo las aclamaciones a Camacho y Ruiz, que al EZLN. No es de dudarse que éstas hayan existido, pues la entrega de Castellanos ocurría en una zona que estuvo dominada por el Ejército Zapatista. Pero fue notable cómo, por encima de las declaraciones de Camacho o del propio Castellanos, lo que a La Jornada le interesó destacar en su encabezado de primera plana fueron los vítores al EZLN.

Otros diarios, ocultan e incluso buscan minimizar las exclamaciones de los zapatistas, de tal manera que lo que en un periódico es una concentración de campesinos eufóricos y definidos por el talante antigubernamental, en otro más, al extremo de la gama que aparece en las crónicas, resulta ser una reunión de indígenas nacionalistas y hasta patrioteros. Los aplausos, se van difuminando y hasta cambiando de signo conforme repasamos los relatos en diversos diarios.

Excélsior consigna los vítores al EZLN en una parte de su crónica, también emocionada:

"De pronto comenzaron los gritos de aquella gente que vestía de civil, de ese pueblo que hoy se mostraba sin armas, pero que vitoreaba: '¡Que viva el Ejército Zapatista!', '¡Mueran los explotadores!', '¡Que viva el Ejército Zapatista de Liberación Nacional!'".

Para el enviado de El Universal, cuando llegaron los delegados del EZLN que entregarían al ex gobernador se escucharon:

"habitantes de la población que gritaban '¡Viva el EZLN!', '¡Vivan los explotados!', 'Viva el ejército del pueblo!', '¡Vivan los indios!'..."

Pero según Reforma, cuyo reportero no escuchó o no consigmó exclamaciones tan notorias como las anteriormente transcritas, había:

"... decenas de habitantes, quienes aplaudieron cuando el 'Mayor Moisés' usó un micrófono para decir que entregaban a su rehén en perfectas condiciones de salud".

El Nacional, publica la descripción de la que parece ser otra reunión. Las exclamaciones antigobiernistas reseñadas por otros diarios resultan maquilladas hasta parecer casi las de cualquier 15 de septiembre en el Zócalo del DF. Los que para el enviado de Excélsior son nada menos que "el pueblo" y para el de El Universal son, en plural, "habitantes de la población", en el relato de El Nacional era nadamás un solitario simpatizante, cuyas exclamaciones son transcritas sin interjecciones:

"Al aparecer los miembros del EZLN, un joven vitoreaba: 'Viva el Ejército Zapatista', 'Viva México', 'Viva la democracia', 'Viva Chiapas', en tanto que la población aplaudía acaloradamente".

En donde había acaloramiento o frialdad, era en la intención con que se escribían las crónicas.

No menos intencionado era el mencionado titular de El Universal, que en nada contribuía al enriquecimiento de la información sobre el conflicto al recordar que los zapatistas estaban "armados y embozados", aunque evidentemente esa era una toma de posición crítica frente al secuestro del ex gobernador. De los titulares revisados, el de El Universal es el único que, en esa ocasión, describe la situación en la que se encontraba Castellanos, al recordar que había sido "rehén".

Pero quizá tan intencionada como la publicidad a los vítores neozapatistas que se hacía en varios diarios, resultó la descalificación de Reforma en contra del hasta entonces secuestrado ex gobernador. Este diario, junto a la nota principal en donde se relata la liberación, coloca un recuadro, sin firma, con el título "Personaje controvertido". Allí se dice que Castellanos Domínguez:

"... levantó el odio entre los indígenas y el aplauso entre otros sectores sociales chiapanecos. En sus inicios como gobernador del estado, fue ampliamente criticado por los partidos políticos opositores y por la prensa, debido a su 'inexperiencia política' y por emprender decisiones militares en vez de políticas para resolver los problemas del estado. Según los campesinos que hoy están alzados en armas, durante su gestión como gobernador se caracterizó por iniciar una agresiva campaña de represión contra los indígenas, y por su 'actitud nepotista, el desalojo de sus tierras a los indígenas y el haber llenado las cárceles locales de indígenas inocentes".

Las acusaciones que recogía Reforma, muy posiblemente eran ciertas. Pero aparte de ofrecer a sus lectores elementos del contexto en el que había ocurrido la liberación, esa nota podía ser considerada como explicatoria, si no es que también justificatoria del secuestro. Tal publicación bien podía ser tomada como definición del diario, sobre todo porque Reforma, a diferencia del resto de los matutinos de la ciudad de México, no acostumbra publicar editoriales con su opinión.

El mismo hecho, en fin, se podía presentar de maneras diferentes. El Nacional, en su nota informativa, lejos de recordar las acusaciones que a Castellanos se le han manifestado en la entidad que gobernó, destacaba las condiciones físicas y la edad del recién liberado rehén:

"Después de permanecer 45 días secuestrado por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), el ex gobernador Absalón Castellanos, con sus 66 años a cuestas, fue liberado esta tarde en medio de un fuerte dispositivo de seguridad y medios de comunicación".

Más adelante se escribía:

"A unos cuantos kilómetros del poblado de Guadalupe Tepeyac, lugar donde fue liberado el general Absalón Castellanos, cerca de 8 mil 700 personas permanecen en albergues, pues dicen sentirse intimidadas por miembros del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN)".

Todo lo informado en esas dos notas, una de Reforma y otra de El Nacional, podía ser verídico. Las imputaciones a Castellanos no eran recientes. Su edad, por otro lado, era conocida. El dilema podía ser qué informar. En los textos antes transcritos, puede apreciarse cómo un mismo hecho recibe tratamientos diferentes, en ambos casos con información real. Reforma no inventó los reclamos al ex gobernador, pero al ofrecerlos como única referencia, o como la más importante, parecía justificar el secuestro. El Nacional no imaginó las condiciones en que ese personaje fue liberado, ni el hecho de que en esa área de Chiapas había gente intimidada por el EZLN, aunque al relacionar tales datos presentaba un panorama desfavorable a los neozapatistas: así como secuestran a un sexagenario, hostilizan a millares de chiapanecos. Dos caras, de una misma realidad bastante más compleja.


 

Febrero 21: comienza el diálogo. Información en La Catedral

El lunes 21 de febrero, aunque desde el día anterior ocurrieron entrevistas informales, comienza en la catedral de San Cristóbal el Diálogo para la Paz. Por el gobierno federal, acude Manuel Camacho Solís. Por el EZLN, una comitiva encabezada por el "subcomandante Marcos". El obispo Samuel Ruiz es presentado como mediador. Delante del altar, semicubierto con una bandera mexicana, van apareciendo los protagonistas de este inusitado y esperado encuentro.

Sería la noticia principal en el país y una de las más destacadas, en el mundo, por esas fechas: después de una guerra de menos de dos semanas, tras las cuales se requirieron de otras cinco para acordar los detalles de su reunión, el grupo en armas se encontraba con el eviado del gobierno federal. La mañana anterior, el domingo 20, La Jornada anticipa el ánimo de los zapatistas en su encabezado:

"EZLN: no iremos a pedir perdón".

El lunes 21 de febrero, mientras en San Cristóbal se concluyen los preparativos del encuentro por la paz, en la ciudad de México empiezan a circular los diarios que informan de la llegada, la víspera, de la delegación zapatista al lugar del diálogo. Diecinueve personas integraban el grupo representante del EZLN. Todos ellos, estarían ante de Manuel Camacho, el representante del gobierno mexicano.

Todos los diarios relatan la llegada a la catedral sancristobalense y desde luego los esfuerzos para fotografiar al más alto y más buscado de los enmascarados, el "subcomandante Marcos". Se conocen las primeras declaraciones de los dirigentes del EZ, nada sorpresivas, ante las preguntas, nada imaginativas, de los reporteros, como este diálogo con un dirigente no identificado, que es noticia en todos los periódicos:

"-¿Van a ceder en sus demandas?

-De ninguna manera.

-Si quedan satisfechos con la negociación, ¿se van a desarmar?

-Por parte del EZLN no es posible. De ninguna manera".

Lo que no parecía posible era que el Ejército Zapatista, antes de comenzar las negociaciones, admitiera que fuese a entregar las armas. Pero entre obviedades y frivolidades (el subcomandante Marcos, ante los gritos de los reporteros gráficos, se detiene un momento y les enseña una parte de la pierna derecha) los periodistas son parte, muy vistosa, de la escenografía de las pláticas.

Ese lunes 21, El Financiero publica la segunda entrega de una entrevista que pocos días antes Marcos había concedido a Oscar Hinojosa, de ese diario, así como a Vicente Leñero de la revista Proceso y Tim Golden, de The New York Times. Esta es, junto con la que publica La Jornada (y a la que nos referimos en el siguiente capítulo) la entrevista más completa entre las que se le hacen al personaje más conocido del EZLN.

Otra nota destacada, aunque en sentido completamente contrario a la propaganda o la apología de los zapatistas, aparece ese lunes en El Universal. Bajo el encabezado, que es el principal de su primera plana, "Con el EZLN, cientos de 'catequistas' de San Cristóbal", y con una cabeza adicional que dice: "Antes, enviados por don Samuel alentaron la 'iglesia liberadora'", ese diario documenta la especie de que el zapatismo fue impulsado por la diócesis del obispo Ruiz. Tales versiones, circularon antes en diversas publicaciones pero nunca antes, de manera tan destacada, en un diario capitalino. No parecía casual que la denuncia de El Universal, suscrita por Blanca Martínez --que no es de los periodistas más conocidos de la planta de ese diario-- apareciera precisamente el día en que comenzaban las pláticas en San Cristóbal, auspiciadas por el obispo que era señalado como instigador del Ejército Zapatista. El debate sobre el surgimiento del EZLN y la responsabilidad de Ruiz en esos acontecimientos, seguiría, sin resolverse concluyentemente, durante mucho tiempo. Pero en ese día, en esa circunstancia del conflicto, más que proporcionar elementos nuevos para evaluar la situación chiapaneca, El Universal parecía ofrecer sus páginas para un intento por debilitar las conversaciones de paz. El periódico mantiene su interés por el tema, publicando reacciones más que nuevas revelaciones, durante todo el mes.

Ruiz, Camacho y Marcos (éste, acompañado por su larga corte de indígenas tan encapuchados como él) comparecen ante los medios de información al caer la tarde de ese lunes 21 de febrero. Era la primera vez que se veía juntos a los principales protagonistas de la crisis chiapaneca. Fotógrafos y camarógrafos, se dan vuelo registrando las imágenes en el altar de la catedral de San Cristóbal.

Pero los televidentes y radioescuchas que en todo el país esperaban una información directa, se quedaron con las ganas de saber, al momento, qué sucedía en esa primera comparecencia pública. A diferencia de la liberación del general Castellanos, cinco días antes y en condiciones técnicas de dificultad mucho mayor, la reunión en la catedral no se transmite directamente. Al día siguiente, en su página 5, bajo el encabezado "Sugiere Gobernación no transmitir en vivo", el diario Reforma ofrece la siguiente versión:

"La Secretaría de Gobernación sugirió ayer a los medios electrónicos no transmitir en vivo el diálogo público entre el Ejército Zapatista de Liberación Nacional y el Comisionado para la Paz y la Reconciliación en Chiapas, Manuel Camacho Solís, realizado a las 18 horas, según indicaron los enviados de varias radiodifusoras.

"De acuerdo a las versiones, los jefes de información explicaron a sus reporteros que no habría transmisión vía directa de las conversaciones.

"En primera instancia les informaron que cerca del mediodía, la secretaría de Gobernación sugirió a las distintas radiodifusoras que no transmitieran en vivo, y minutos más tarde les avisaron que la difusión no sería en directo...

"La antena dos ubicada en la Secretaría de Comunicaciones en la ciudad de México, dijeron, no recibió la señal, lo que impidió la transmisión a las diversas estaciones radiofónicas y televisoras. Las estaciones de radio Formato 21, Radio Red, Estéreo 100, Radio Educación, entre otras, transmitieron en forma diferida".

Sin mencionar fuentes, la nota de Reforma tenía una verosimilitud limitada, aunque fue la única explicación conocida para que el inicio formal de una reunión tan esperada no hubiera sido difundido de manera simultánea a como se realizaba. La nota no fue desmentida, igual que como ocurrió con las denuncias, a mediados de enero, sobre presuntas presiones para que en las estaciones de radio se omitiera la denominación del EZLN. Si hemos de dar crédito a tal información, hay que reparar en que se dice que alguna autoridad de Gobernación sugirió a los radiodifusores no difundir en directo ese acontecimiento.

No se sabe el tono de tal "sugerencia", aunque en todo caso, al acatarla, habría existido una responsabilidad compartida por los dueños de las estaciones de televisión y radio. También es cierto que luego, en los espacios de los medios electrónicos ese mismo día y en la prensa del día siguiente, el encuentro en la catedral se dio a conocer con todo detalle. No se puede decir que haya existido censura para dar cuenta de él, pero sí que hubo una decisión extraña, de origen incierto. Quizá se le quería quitar al encuentro la espectacularidad que siempre tiene la transmisión en vivo, o se quería aguardar hasta verificar si durante él no se cometían o se decían despropósitos, fuera de lo acordado por el EZLN y el Comisionado Camacho. Este fue el único momento, al menos en los dos primeros meses del conflicto, en que pareció existir algún intento gubernamental para frenar el libre flujo de la información, desde Chiapas y hacia el resto del país y del mundo.

Significativamente, esa noche el noticiero 24 Horas no comienza con la información de ese acontecimiento. Como si se quisiera quitarle relevancia, el encuentro de San Cristóbal aparece en segundo lugar, después de una nota de dos minutos (acerca del Sida y los esfuerzos que se hacen para encontrarle un remedio). A continuación, luego de un sobrio titular ("Terminó la primera ronda de negociaciones para la paz en Chiapas") Zabludovsky presenta la información de su enviado Juan Sebastián Solís. Manuel Camacho, Samuel Ruiz y el personaje Marcos, aparecen en diversos momentos de sus respectivas declaraciones a la prensa. La imagen más llamativa es, sin lugar a dudas, la que se registra cuando el comisionado para la Paz toma la bandera mexicana por un extremo y Marcos, por el otro. La información se transmite durante aproximadamente 6 minutos. Más tiempo, casi 10 minutos, le otorgó al mismo acontecimiento el noticiero de Canal 13.

En Canal 11, el enviado Sergio Uzeta, director de Noticias de esa televisora, además de las frases más destacadas de los protagonistas, ofrece su síntesis:

"Una cosa nos quedó muy clara: la violencia ya terminó... Todos quienes presenciamos lo que hoy ocurrió aquí en San Cristóbal de Las Casas estamos muy esperanzados. Con muchas ganas de que este proceso de negociación lleve a una solución satisfactoria".

La esperanza pacifista contaba con asideros reales, aunque el conflicto aún tardara en resolverse. Al día siguiente, y los demás, la información de los noticieros televisivos es muy parecida: frases de Camacho, de Ruiz, de Marcos, ofreciendo testimonios parciales de un proceso de negociaciones que no era concluyente. Pocas horas antes en el Noticiero Univisión, de la cadena estadounidense de ese nombre, la conductora María Elena Salinas había presentado como nota principal el diálogo en San Cristóbal y entre otras sorpresas, manifestaba la siguiente:

"El gobierno mexicano está sentado en una mesa de negociaciones con un grupo de indígenas descendientes de los mayas, para buscar no sólo la paz en Chiapas sino la reconciliación en un país dividido social y políticamente".

Sin duda las conversaciones en la catedral tenían una importancia fundamental, pero era discutible que fueran a servir para reunificar a la nación que, por lo demás, no podía asegurarse que estuviera escindida por la rebelión chiapaneca. Además, de la misma forma que se reconocía la ascendencia maya de buena parte de los miembros (no todos) de la dirección del EZLN, hubiera podido recordarse que del otro lado de la mesa, el representado por Camacho, había descendientes de los aztecas, como ocurre con otro enorme segmento de la población mexicana. Los medios extranjeros, nunca dejaron de ver al de Chiapas como un conflicto revestido de folclor.

Y si, como apuntamos antes, en el principal noticiero de la televisión mexicana y en la ausencia de transmisión directa la tarde del lunes 21 hubo un extraño intento para quitarle importancia a las pláticas en la catedral, en los diarios del martes 22 de febrero la noticia es ampliamente destacada. Todos los diarios revisados, excepto El Financiero, dedican sus encabezados principales al inicio de las conversaciones.

El Heraldo de México era el más optimista: "Buenos augurios al comenzar las negociaciones". Y en otro encabezado: "Ambas partes, dispuestas a escucharse".

El Nacional, de manera similar, destacando los aspectos positivos, o el vaso medio lleno, da cuenta del primer paso: "Agenda lista; presentará el EZLN su pliego petitorio".

Excélsior, más sobrio: "Comienza hoy la discusión del pliego petitorio del EZLN".

El Universal también toma como actor principal al zapatismo y señala un tema que otros diarios enfatizan más: "Vamos a plantear problemas locales y nacionales: Marcos".

unomásuno, manifiesta clara preocupación por el hecho de que en San Cristóbal no se ventilen solo asuntos locales: "Pretenden temas nacionales".

Reforma, en el mismo sentido pero sin el peyorativo "pretenden" del diario anterior, se limitaba a anunciar: "Proponen agenda nacional".

La Jornada, se interesa fundamentalmente en destacar el aspecto favorable para los zapatistas en las declaraciones del comisionado gubernamental: "Camacho: el EZLN, formado por mexicanos y con mayoría indígena".

La información de ese día presenta algunos contrastes y confusiones. La delegación neozapatista, por ejemplo, es apreciada de manera diversa. Para El Financiero, son 20 los delegados. Reforma dice que 17 y el resto de los diarios consultados coincide en que se trata de 19 representantes del grupo que 52 días antes se había levantado en armas. El Nacional, ofrece el servicio de publicar íntegros los discursos de Manuel Camacho y de Marcos. En otras ocasiones, con frecuencia, La Jornada es el diario que suele publicar transcripciones enteras de declaraciones y comunicados.

En algunos diarios, la posición editorial es de esperanza por el inicio de las conversaciones. En otros, hay un nada disimulado enojo por la negociación forzada. Reflejo de esta actitud es el minieditorial firmado con seudónimo, titulado "En el llano", de unomásuno:

"Hay 50 mil desplazados por la violencia en Chiapas; 22 mil refugiados en albergues. ¿Esta es la oferta de democracia y justicia del EZLN?".

Pero las pláticas habían comenzado. Esa noche, del martes 22 de febrero, otra vez 24 Horas ubicaría en segundo lugar la información sobre el encuentro Camacho-Ruiz-EZLN. Este asunto, al que si bien se adjudican casi 9 minutos, aparece en el noticiero después de una también larga nota (cerca de 5 minutos) para dar cuenta del informe sobre violaciones a los derechos humanos en Chiapas que ese día presentó el titular de la CNDH, Jorge Madrazo.

Había pláticas. El conflicto pasaba a una fase nueva, aunque no menos difícil. La noche del lunes 21 de febrero, el enviado Sergio Uzeta expresaba en Canal 11:

"Hoy se cerró un ciclo... el ciclo que inició con violencia y que termina con la mesa, todos sentados a ella para negociar. Hoy se inicia otro ciclo..."

La guerra no terminaba, pero al menos por entonces era el turno de las palabras. Los balances podían comenzar. Guillermo Ochoa había dicho, dos semanas antes, en su noticiero radiofónico:

"¿Qué podemos esperar de estas pláticas? Sinceramente yo no lo sé. Estoy seguro de que no será una sola, sino una serie. Quisiera creer que al final llegará la paz basada en la justicia. Mientras tanto, yo doy gracias a Dios de que la guerra se dé solamente en los medios informativos. Ya no es justo que sufra tanta gente".