El sitio de Raúl Trejo Delarbre

Entrevista publicada por APRO, la agencia de noticias de la revista Proceso.

Censura Trejo Delarbre “desdén” de Fox hacia la prensa
manuel robles/apro

9 de junio de 2003

* Compara la actitud del presidente con la de “un niño berrinchudo”

México, D.F.(apro).- Raúl Trejo Delarbre, miembro del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, censuró el “desdén” que ha mostrado el presidente Vicente Fox por la prensa escrita, y comparó la actitud de éste con la de un “niño berrinchudo”.

Afirmó: “Su modo de ser se asemeja mucho a la de un niño berrinchudo, que dice que no lee, que no se entera. La desdeña, cierra los ojos ante la realidad que enfrenta y, sin embargo, se queja con frecuencia de lo que publica la prensa.”

Para el especialista en medios de comunicación, la relación entre el Ejecutivo federal y los diarios y revistas “está sustentada en bases equívocas, debido a que no hay un auténtico ejercicio de interlocución. Hay exigencias mutuas, sobre todo del presidente hacia los periodistas y editores, que supone que no son interlocutores, sino subordinados”.

Añadió: “En ocasiones, la prensa también ve al presidente no como el titular del Ejecutivo federal, sino como el cotidiano proveedor de anécdotas, ocurrencias, tropiezos... Si ambas partes se reconocieran en la mutua función pública que desempeñan, habría una relación de mayor respeto. Sin embargo, no veo disposición de ambas partes.”

En un análisis sobre los medios de comunicación, Trejo Delarbre --autor de la columna “Sociedad y Poder”, que se publica en La Crónica de hoy--, cuestionó:

“En México tenemos una prensa que sigue siendo más resultado de declaraciones que de la investigación. Nuestro periodismo está muy habituado a los dichos. Todos los días vemos cómo se desatan auténticas tormentas políticas, climáticas, pero que, al día siguiente, se revelan como insustanciales o pasajeras, sólo a partir de lo que dicen unos de otros. No tenemos una prensa asentada fundamentalmente en los hechos.”

A su juicio, “un periodismo de investigación, que fuera más allá de la nota conocida de todos los días, aportaría un servicio relevante. No hay que olvidar que ésta ha sido la oferta, el propósito, de una decena de diarios surgidos en los últimos 15 años. Sin embargo, muy pocas veces han podido cumplir esa meta.

“Los periodistas que han tratado de renovar publicaciones –siguió--, han prometido: ‘Vamos a hacer mucha investigación; no hay que basarnos en dichos, sino en hechos’. Pero casi siempre han involucionado al periodismo de siempre.”

Sobre si el gobierno foxista ha privilegiado a los medios electrónicos, el especialista sostuvo que “es clarísima la proclividad del gobierno” por éstos, “sobre todo en el caso de la televisión. Sin embargo, no se puede generalizar. Y si no, que lo digan los amigos del Canal 40, por ejemplo”.

Trejo Delarbre dijo, además, que no tenía una estimación respecto de si había disminuido el gasto del gobierno en materia de publicidad, problema que, afirmó, se dio al final del sexenio del presidente Ernesto Zedillo.

“Lo que muchos medios han perdido por concepto de publicidad del gobierno federal, lo han recuperado o subsanado, aunque sea con cierto déficit, con la publicación de otras fuentes, en este caso de los gobiernos estatales, los cuales gastan mucho en publicidad en medios impresos, con el fin de mantener su imagen en la Ciudad de México”, señaló.

Explicó que “la existencia de muchos medios se explica a partir de la generosidad del gobierno en materia de publicidad, un término que no deja de ser una manera para describir una práctica viciada”.

Señaló: “No digo que toda la publicidad del gobierno padezca de esa falta de transparencia, pero hay zonas del Estado y de la prensa que se benefician de esta relación”.

Añadió que por eso “urge en México –hoy es más patente que nunca-- una legislación para regular la publicidad del gobierno en los medios de comunicación, con el fin de que sean claros los criterios de asignación y para que la publicidad, a diferencia de lo que parece ocurrir en algunas zonas de la administración pública federal, no sea asignada sólo a partir de la circulación de los diarios y revistas.

“Si el criterio de cuántos ejemplares vende una publicación fuera el único camino que prevaleciera en la asignación de la publicidad del gobierno federal, éste sólo se anunciaría en Tv-Novelas y Tv-Notas. Entonces, Proceso, Reforma, El Universal, La Cónica y Milenio, no recibirían ninguna publicidad.

“Debe haber una ponderación entre la venta real de ejemplares y la presencia y contenido específico de un medio y su calidad. Cantidad y calidad forman un binomio difícil de equilatar, pero para el cual se pueden establecer reglas, como la que, por ejemplo, acordó la Cámara de Diputados en la Legislatura anterior, para asignar con esos criterios los anuncios publicitarios.

“!Eso es un derroche, una dilapidación de nuestros impuestos! ¿Por qué el gobierno federal paga publicidad cuando dispone de tiempo fiscal, muy reducido, pero existente aún, para anunciase en los medios electrónicos concesionados? La contratación de publicidad en radio y televisión debe ser auditaba, supervisada y prohibida por el Congreso. Además, eso sigue siendo discrecional”, advirtió.

--¿A qué atribuye la crisis en los medios? –se le preguntó al autor de La prensa marginal y Las agencias de información en México.

--Tenemos un panorama de medios muy diversos. Hay medios con dificultades, otros que no. En Reforma y El Universal no veo crisis; son negocios espléndidos. Hay otros, sin conocer sus finanzas a detalle, que no sufren demasiado para obtener los recursos suficientes. No tenemos una prensa capaz de pagar los sueldos de The New York Times a sus reporteros y colaboradores. Pero sí tenemos una prensa capaz de contratar los servicios profesionales más elementales para hacer un periodismo decoroso.

“Hay otros medios en serias dificultades. La cooperativa de El Día no puede mantenerse más después de las tropelías que un grupo perpetró contra los legítimos representantes, ilegalmente expulsados, como se ha demostrado judicialmente. La cooperativa de Excélsior no pudo mantenerse más en la ficción, de que este era un negocio para los socios, cuando sólo lo era para algunos de sus directivos.

“Novedades no pudo sostener una presencia nacional, cuando su tiraje era cada vez más limitado y el periodismo que practicaba, menos trascendente. En suma, hay periódicos que, a pesar de sus brillantes etapas, fueron descuidados por sus dueños, y su época ya transcurrió. Como todo en la vida”, añadió.

--¿Por qué no se lee en México?

--¡Caray! Las respuestas tienden siempre a los lugares comunes. Es un problema cultural: no se lee porque no hay una tradición de lectura y al revés. Es un círculo vicioso.

--El presidente Fox felicitó a una analfabeta por el hecho de que no leyera...

--Yo diría que el presidente Fox es expresión de una cultura de la no lectura, que padeció gran parte de la sociedad mexicana. El es víctima de esta incultura y nosotros víctimas del hecho de que un presidente, con tan escasa cultura en términos generales, llegue a ocupar la responsabilidad que tiene.

“Se suele pensar que los productos impresos son tan caros y la carestía tan grande, que por eso le gente no lee. No lo creo, porque hay mucha gente que sigue comprando pasquines, tan caros como un periódico o una revista con otro contenido, y de todos modos hacen ese gasto. No tenemos en México una sociedad acostumbrada a la deliberación a partir de la prensa escrita. La tuvimos en la época de La Reforma y aun en los años 20 y 30 cuando había una prensa enjundiosa y representativa de posiciones políticas. A la prensa le hizo mucho daño su larguísima supeditación respecto del poder político y mucha gente dejó de leer”.09/06/03