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Nuevos
medios,
misma sociedad
1. Mi tesis trata
de vincular las reformas económicas que se han llevado a cabo en México en los
últimos 10 años, con el comportamiento de los medios de comunicación. Yo
quisiera preguntarle qué cambios observa usted en los medios como resultado de
la reforma económica. ¿Cree usted que la reforma ha contribuido a que haya mayor
apertura? -Esencialmente,
advierto tres cambios. Uno: el
establecimiento de una competencia que antes no existía entre los medios
mexicanos. En el caso de la televisión, Televisa no tenía contrapesos delante
suyo. En la prensa, todos los periódicos publicaban lo mismo (o casi) porque
dependían de una sola fuente informativa que era el gobierno. No había
alicientes para que los medios disputaran audiencias, porque el número de
lectores era secundario y en el caso de los medios electrónicos (la radio quizá
tenga rasgos más específicos) las audiencias eran cautivas. Eso comenzó a
terminar recientemente y ahora, para subsistir, los medios necesitan pelear por
los públicos aunque se trata de un proceso contradictorio y que no ha terminado. Por ello, Dos: hay
un mayor profesionalismo y no me refiero sólo a que los periodistas tengan
preparación universitaria, sino a que el cuidado en la búsqueda de noticias, la
acuciosidad en el comentario y el respeto por los públicos comienza a constituir
--sin que esto sea aún generalizado—una tendencia que refresca el ambiente en
los medios.
Y Tres: en la
sociedad mexicana, también de manera incipiente, empieza a haber mayor atención
crítica --y algo de exigencia-- respecto de los medios. Estas son apenas
tendencias y no necesariamente obedecen a la reforma económica. De hecho, no
encuentro un solo cambio significativo que se pueda decir haya surgido
directamente como resultado de la modernización de la economía. Más bien, se
trata de procesos que han sido simultáneos y que se han influido
mutuamente. 2. En varios de sus
libros, usted ha dado pautas para creer que la transición política abre espacios
en los medios para la sociedad civil y los partidos políticos. Me gustaría saber
cuál es su evaluación de las ultimas elecciones a este respecto, así como las
elecciones de 1994. -La transición no ha
evolucionado al margen de la renovación y extensión de la sociedad mexicana. Una
y otra, han estado interrelacionadas. Así, más que haber espacios para la
sociedad en los medios que ya existían, tenemos: a) medios nuevos que obedecen a
grupos y/o intereses menos estrechos, aunque no por ello "de la sociedad" en
general y b) apertura de medios tradicionales a intereses que antes no aparecían
representados en ellos (por ejemplo, los noticieros de Televisa que ahora dan al
PRD un espacio antes impensable).
No creo que las
elecciones recientes hayan sido el parteaguas de la transición mexicana
como algunos comentaristas, muy dados a buscar momentos fundacionales a cada
rato, han venido insistiendo. Creo que en julio pasado tuvimos elecciones
limpias porque todos los actores políticos institucionales estaban interesados
en ello y además, con una competitividad mayor
que en otras ocasiones porque las nuevas reglas electorales
restringieron, en efecto, la capacidad de acopio financiero del PRI y dotaron de
mayores recursos a los partidos de la oposición. Pero limpieza electoral, ya
habíamos tenido desde 1994, cuando las elecciones fueron tan claras que no
recibieron impugnaciones significativas. Unas palabras sobre
la "sociedad civil". Yo recurría mucho a ese término, en el sentido gramsciano,
para distinguir a la sociedad emergente de la "sociedad política". Pero desde
hace doce años ha sido tan maltratado, que ya no quiere decir lo mismo. Me
explico: en rigor, la sociedad civil es la sociedad toda. Pero para quienes
utilizan con mayor asiduidad ese término, la sociedad civil es solo la sociedad
activa o, incluso, la que tiene posiciones contestatarias respecto del sistema
político y ese empleo no es precisamente riguroso. La sociedad civil, en sentido
estricto, está compuesta mayoritariamente por la gente que aplaude los programas
de Televisa, lee el periódico La Prensa y vota por el PRI. Para quienes
han mitificado el término, la sociedad civil es sólo aquella que simpatiza con
el neozapatismo, ve las telenovelas del canal 13 y/o lee La Jornada. Y
pues no es lo mismo. 3. Me gustaría
también preguntarle cuáles son los cambios (si es que los hay) más importantes
que han tenido lugar como consecuencia de la apertura del mercado a la
importación de papel. En otras palabras, me refiero al hecho de que el monopolio
de PIPSA se abolió. -De hecho, antes de
los cambios que PIPSA experimentó el sexenio pasado ya había editores que
compraban papel directamente en el extranjero: eso nunca ha estado prohibido.
PIPSA era un monopolio porque la enorme mayoría de usuarios de papel periódico,
cuando no todos, preferían comprarle a ella. Y lo siguen haciendo, no sólo por
el precio del papel mexicano sino por las dificultades para transportarlo y
almacenarlo cuando se adquiere en otros sitios.
Hay periódicos que
han elegido papel de otra calidad (por ejemplo El Economista) y que han
tenido dificultades serias para abastecerse fuera del país, sobre todo cuando el
peso se ha devaluado. Y por otro lado, no parece haber un mercado
suficientemente amplio para que los productores extranjeros quieran vender en
México. (Yo soy, como
quizá sabes, director del semanario etcétera, que se ha impreso en un
papel fabricado en México por una empresa privada, aunque también PIPSA hace un
producto similar. En un par de ocasiones nos han ofrecido papel de importación,
una vez de Canadá y otra ¡de Rusia! En ambos casos, aunque el precio puesto en
planta resultaba atractivo, el problema era el traslado a México. Sólo una
publicación con gran tiraje, dinero líquido para invertir en esa materia prima y
grandes bodegas para almacenarla, puede interesarse en el papel fabricado fuera
del país). 4. Aparentemente,
como resultado de la reforma económica se está construyendo una nueva relación
prensa-gobierno. ¿Cómo caracteriza usted esta nueva relación? -Insisto: creo que la
reforma económica no determina los cambios en los medios. Espero no estar
contraviniendo la idea central de tu trabajo. Imaginemos, por ejemplo, que no
hubiéramos tenido cambios en la economía, que la apertura no hubiese ocurrido y
que en el mundo no se hubieran caído muros, bloques e ideologías. Aún en esa
hipótesis, creo que es indudable que los medios de comunicación hubieran
experimentado los cambios que ahora vemos y que, reitero, son insuficientes.
Tales cambios se han debido a la necesidad de modernización del sistema
político, al empuje de nuevos actores políticos (que ha incluido una renovación
de las élites con pero más allá del PRI) y a las exigencias de los segmentos más
activos de la sociedad mexicana. Ya encarrerado, me
animo a proponer una hipótesis reaccionaria: quizá la reforma económica no
estimula, sino contiene a los cambios políticos y entre ellos, la modernización
de los medios. Si la reforma funciona, se traduciría entre otras cosas en una
mejoría en las condiciones de vida o al menos, en las expectativas de
mejoramiento de la gente. Y con bonanza económica, quizá algunos de los
ciudadanos que propugnan por cambios políticos estarían dedicados a aprovechar
esa prosperidad en vez de querer modernizar al sistema. Es, claro, una
hipótesis. Sobre la relación
prensa-gobierno: hace algunos años la califiqué como perversa. Y lo sigue
siendo. En todo el mundo el trato entre periodistas y políticos es tortuoso,
difícil y tenso. Pero en México además, arrastra las consecuencias de la
subordinación forzosa pero a veces gustosa, que muchos periodistas tenían
respecto del poder político. En amplias áreas de la prensa, ese trato no ha
cambiado o no ha cambiado del todo. En otras, hay una suerte de revancha por
parte de periodistas que habiendo sido partícipes del trato tradicional ahora
toman desquite de los funcionarios a quienes antes les pedían favores y
prebendas. Esa relación, sobre todo, sigue siendo poco clara porque se mantiene
la publicidad de algunas zonas del gobierno en revistas y periódicos que no
tienen lectores, porque se mantienen las carpetas de recortes que en cada
secretaría de Estado logran para algunos columnistas una audiencia entre
funcionarios que de otra manera no existiría y porque no pocos periodistas
siguen participando de los juegos de presiones y extorsiones a veces de maneras
muy imaginativas. Es, en todo caso,
una relación que como todo, está cambiando. Pero despacio. 5. Por último, me
interesa qué tan importante cree usted que es establecer un nuevo marco legal
para el funcionamiento de los medios de comunicación.
-Es indispensable. Las
leyes que tenemos son atrasadas y/o no se aplican. No puede haber nuevo trato
entre los medios y la sociedad o entre ellos y el poder, sin cambios legales.
Por ejemplo: para renovar el régimen de concesiones de radio y TV, para
establecer derechos y medios de defensa de la sociedad ante los medios y para
dotar de certezas jurídicas a los empresarios de la radiodifusión que a menudo
se quejan de la discrecionalidad que prevalece en su trato con el gobierno (pese
a lo cual, no quieren que las leyes cambien).
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