El sitio de Raúl Trejo Delarbre

 

Los medios en las elecciones de 2006

Capítulo del libro 2 de julio. Reflexiones y alternativas coordinado por Jacqueline Peschard (UNAM, 2007)

 

 

Raúl Trejo Delarbre

 

   Durante las campañas electorales, entre enero y junio de 2006, la televisión y la radio destinaron a Andrés Manuel López Obrador más espacio que a cualquier otro candidato presidencial. Tanto en la cobertura de actividades electorales y de los partidos, como en los espacios pagados en medios electrónicos, el candidato de la “Coalición por el Bien de Todos” tuvo una exposición mediática más intensa que cualquiera de sus rivales.

   Sin embargo buena parte del litigio postelectoral se concentró en la pretendida inequidad mediática que habrían padecido la Coalición y su candidato presidencial. En varias ocasiones, luego de las elecciones, López Obrador se quejó de haber recibido un tratamiento arbitrario en los medios de comunicación. Menos de una semana después de los comicios, presentaba así ese reclamo: “Hubo en la campaña de desprestigio, hubo de todo, hubo mucha guerra sucia. Compraron espacios en radio y televisión para difamarnos impunemente, se gastaron en la campaña miles de millones de pesos que rebasan, con mucho, lo permitido por la ley, utilizaron las instituciones y los recursos públicos para favorecer al candidato de la derecha” [2]. Al mismo tiempo, uno de los motivos de queja más reiterados en la extensa querella que la Coalición presentó ante el Tribunal Federal Electoral también una semana después de los comicios, se refería al desempeño de los medios de comunicación electrónica y particularmente a la abundancia de spots de carácter negativo contra López Obrador. El Juicio de Inconformidad promovido por la Coalición denunciaba: “Hubo en la campaña de desprestigio, hubo de todo, hubo mucha guerra sucia. Compraron espacios en radio y televisión para difamarnos impunemente, se gastaron en la campaña miles de millones de pesos que rebasan, con mucho, lo permitido por la ley, utilizaron las instituciones y los recursos públicos para favorecer al candidato de la derecha” [3].

 

Más espacio, a López Obrador

   Sin embargo, tanto en cantidad como calidad, es imposible asegurar que en la televisión y la radio se haya manifestado, durante la temporada de campañas, una cobertura informativa especialmente sesgada a favor de candidato alguno. Y por lo que toca a la propaganda pagada, se puede recordar que las campañas de los tres principales candidatos presidenciales difundieron abundantes spots de tono crecientemente agresivo. La publicidad negativa no fue patrimonio de ninguno de los candidatos principales.

   El candidato de la Coalición tuvo más presencia que ninguno de sus contendientes en la cobertura que los noticieros de televisión y radio le dieron a la competencia política de 2006. El monitoreo realizado por el Instituto Federal Electoral en 347 noticieros y programas de comentarios en radio y televisión de todo el país entre el 19 de enero y el 30 de junio, encontró que en 6 mil 256 horas de contenidos transmitidos en esos espacios y alusivos a las campañas presidenciales, el 24.43% fue para la campaña de López Obrador. El 20.73% se refirió a la campaña del candidato del PRI, Roberto Madrazo. Y el 16.57% de ese tiempo estuvo destinado a cubrir actividades de Felipe Calderón, candidato del PAN.

 

 

Fuente: Porcentajes calculados a partir del Monitoreo de Noticiarios de Radio y Televisión del Instituto Federal Electoral. El tiempo total medido fue de 25 millones 521 mil 123 segundos, equivalentes a 6256 horas.

   El rubro “Varios” incluye las notas en donde se hacía referencia a dos o más candidatos y/o partidos o las referencias genéricas. El rubro “Proceso electoral” incluye las menciones a la organización de las elecciones sin referencias específicas a candidatos o partidos.

 

 

   El monitoreo del IFE clasificó aparte las piezas informativas referidas a más de un partido o que aludían a ellos de forma genérica (las cuales recibieron el 20.1% del mencionado espacio) y aquellas que mencionaban el proceso electoral pero no a un candidato o partido de forma específica  y que tuvieron el 12.48%.

   De acuerdo con la misma medición la candidata del Partido Alternativa, Patricia Mercado, recibió el 2.53% de todo el espacio en noticieros de radio y televisión del país. El candidato de Nueva Alianza, Roberto Campa, alcanzó el 2.27%. Todos estos porcentajes y las horas que implican los hemos calculado a partir de los datos, expresados en segundos, que el IFE publicó en su sitio web: www.ife.org.mx.

   Tan solo en televisión, los noticieros de todo el país destinaron, entre el 19 de enero y el 30 de junio, casi mil 229 horas a los asuntos electorales. El más beneficiado con ese tiempo fue el candidato del PRI, que recibió el 36.11%. López Obrador tuvo el 29% y Calderón solamente 27.43% Mercado y Campa tuvieron 3.85% y 3.61%, respectivamente, de esas mil 229 horas.

   En radio, los noticieros transmitieron 5 mil 27 horas de contenidos informativos sobre ese tema. De ellas, el 38.7% fue para la campaña de López Obrador. 29.9%, para la campaña de Madrazo. Y 24.26% para la de Calderón. Los candidatos de Alternativa y Nueva Alianza ocuparon el 3.79% y el 3.36% de esos espacios radiofónicos.

   Es decir, tanto en televisión como en radio el candidato que menos espacio recibió en noticieros fue el que, a la postre, ganaría las elecciones. El caso de Roberto Madrazo parece especialmente emblemático de las paradojas que suele haber en la cobertura mediática de los procesos políticos. Por mucha atención que le dieron los medios, especialmente la televisión, la campaña del PRI no logró repuntar. Mayor exposición mediática no conduce, necesariamente, a lograr mejores resultados en las elecciones.

   Durante las campañas de 2006 los medios de comunicación reprodujeron, a menudo con una lamentable ausencia de contexto, la polarización que se fue acentuando entre los candidatos más competitivos. Los medios no crearon el antagonismo entre las campañas de López Obrador y Calderón pero la propagaron con tanto entusiasmo que casi podría decirse que la festejaban. En cierta medida eran beneficiarios directos de la exacerbación que había en las campañas. Conforme buscaban golpear con mayor contundencia los puntos débiles de su rival o incluso difundir acusaciones e impresiones que a la postre no pudieron comprobar [4], las campañas de la Coalición y del PAN tenían que contratar más espacio de propaganda política en la televisión y la radio.

 

Escaso contenido negativo

   En términos generales, como puede verse en los datos anteriores, los medios electrónicos ofrecieron una cobertura similar a las campañas presidenciales. Con cierta desventaja para Calderón, los tres candidatos más competitivos recibieron espacios superiores a la sexta parte de todo el tiempo de transmisión. En el conjunto de noticieros de televisión y radio, López Obrador y su campaña tuvieron una cobertura de 306 horas. Madrazo, 246 horas. Y Calderón, 233.

   Por supuesto, en la presentación de esas informaciones acerca de las campañas pueden haberse expresado comentarios, favorables o no, que matizaran o desvirtuaran esa equidad. Tales sesgos habrían sido especialmente tendenciosos de haberse manifestado dentro de la información sobre las campañas y no en espacios claramente destinados a la discusión como son las mesas de debate de los programas de televisión y radio. Por eso el monitoreo del IFE distingue entre los contenidos específicamente noticiosos y los de índole más subjetiva [5].

   Los espacios específicamente informativos –aunque en ellos se incluyeron notas de análisis incorporadas dentro de noticieros– sumaron 3 mil 941 horas, casi dos terceras partes de todo el universo analizado en el monitoreo. De esas 3 mil 941 horas, 649 estuvieron dedicadas a informaciones de la campaña del PAN, 954 a la campaña del PRD, 781 a la del PRI, 95 a la campaña de Nueva Alianza y 101 a la de Alternativa. El resto –1361 horas– fue para informaciones generales sobre el proceso electoral. La evaluación de notas positivas y negativas se realizó en ese universo de segmentos informativos.

   El primer dato que resalta en esa evaluación es la gran cantidad de notas en las que no se manifestaron antipatías o simpatías por candidato alguno. De las 3 mil 941 horas de noticias consideradas para su valoración por el monitoreo del IFE, en el 92.6% –3 mil 651 horas– se encontró que no había sesgos negativos o positivos.


 

Fuente: Cuadro elaborado a partir del Monitoreo de Noticiarios de Radio y Televisión del Instituto Federal Electoral. Se trata de porcentajes calculados sobre un universo de 14 millones 188 mil 329 segundos, que corresponde al tiempo destinado a noticias consideradas como susceptibles de valoración (“nota informativa, reportaje, análisis, editorial o crítica política y crónica” según la metodología del IFE.

   De esas casi 4 mil horas de noticias únicamente en el 6.3% –alrededor de 246 horas– se registraron alusiones o comentarios considerados como negativos para alguno de los candidatos. Las menciones explícitamente positivas alcanzaron solo 45 horas, que equivalen al 1.1% del espacio sujeto a valoración en los datos del IFE.

   Del tiempo considerado como negativo casi la mitad (alrededor de 121 horas) estuvo ocupado por comentarios adversos a López Obrador. En otros términos, de las 954 horas de exposición informativa del candidato de la coalición encabezada por el PRD sujeta a valoración en el monitoreo, el 12.7% fueron de informaciones con sesgos desfavorables. Los contenidos de esa índole en el tiempo destinado a la campaña de Calderón alcanzaron el 5.6%. Y fueron el 8% del tiempo total –sometido a valoración– que recibió Madrazo.

   El tiempo considerado como positivo en esa cobertura de la televisión y la radio fue casi marginal pero, también allí, López Obrador llevó la delantera: tuvo un total de 18 horas expresamente favorables en tanto que Madrazo recibió 11 y Calderón solamente 8 horas de contenido de esa índole. Se trató, respectivamente, del 1.9%, el 1.4% y el 1.2% respecto del tiempo que fue sometido a evaluación cualitativa en la indagación del IFE.

 

Equilibrio, a pesar de reproches

   Con esas cifras, se puede considerar que la cobertura que la televisión y la radio les dieron a las campañas electorales resultó, en términos generales, equilibrada. López Obrador recibió 121 horas de menciones desfavorables y Calderón únicamente 37 horas y media de esa índole. Pero no hay que olvidar que, en el conjunto de noticieros monitoreados, las menciones a la campaña del candidato de la Coalición superaron por 492 horas (1529 ante 1037) a las menciones a la campaña panista. Madrazo tuvo 1297 horas.

   Los tres principales candidatos recibieron, cada uno, entre el 17% y el 25% del total de espacios destinados, en televisión y radio, a la elección presidencial. Si hubo algún beneficiado en esa cobertura fue López Obrador que recibió, como hemos apuntado, un total de 1529 horas.

   Todos esos datos se refieren a la suma del tiempo que contabilizó la empresa Ibope por encargo del IFE y a partir de una metodología que conocieron y aprobaron los partidos políticos. Se trata de una evaluación en estaciones de radio y televisión en todo el país. Como es comprensible, tales cifras no reconocen los desiguales niveles de audiencia que hay entre las emisoras locales y las de alcance nacional. Por eso es útil asomarnos a datos más desagregados, que muestran el comportamiento de empresas y programas específicos.

   Después de las elecciones, la Coalición por el Bien de Todos se quejó especialmente de la cobertura que la campaña de su candidato presidencial recibió en las televisoras nacionales. Sin embargo, en los noticieros de Televisa López Obrador ocupó un total de 111 horas, en cifras redondas. Madrazo tuvo 107 horas y Calderón 104. En Televisión Azteca el candidato con más cobertura en el conjunto de los noticieros fue Madrazo, con 27 horas y media. Calderón tuvo 25 horas y López Obrador algo más de 22.

  

Propaganda pagada

   Además de la atención que recibió en noticieros, la de López Obrador fue la campaña que más tiempo compró en televisión. También con datos del IFE se puede decir que ese candidato adquirió el 35.28% de toda la publicidad pagada –medida en tiempo– en televisión de todo el país. Eso, sin contar el programa diario que contrató en Televisión Azteca a un costo 40 veces menor al que esa televisora tendría que haber cobrado si se hubiera ajustado a las tarifas que previamente a las elecciones, igual que el resto de las empresas de comunicación, le dio a conocer a la autoridad electoral [6].

   En la televisión de todo el país la Coalición compró para su candidato más de 88 horas de las 251 horas y media que sumaron los espacios de publicidad política contratados para difundir la imagen de los candidatos presidenciales. De ese tiempo la campaña del PRI compró cerca de 77 horas y la de Calderón casi la misma cantidad, con lo cual cada uno de esos candidatos adquirió algo más del 30% en esas contrataciones. La campaña de Roberto Campa contrató spots por una duración de 8 horas y la de Patricia Mercado únicamente una hora con 20 minutos.

 


Fuente: Porcentajes calculados a partir del monitoreo de “Promocionales por candidatos a Presidente de la República” del Instituto Federal Electoral. Se trata de un universo de 904 mil 607 segundos se spots identificados entre el 19 de enero y el 28 de junio de 2006 en estaciones de televisión y radio en todo el país.

 

   Sin embargo la campaña que más gastó en spots en horarios Triple A en televisoras nacionales fue la de Felipe Calderón. La indagación del IFE contabilizó 6 mil 704 anuncios en horarios y canales de esa índole, los cuales sumaron casi 46 horas. De ese tiempo, que desde luego es más costoso que el que se difunde en otros horarios y en canales locales, 19 horas estuvieron constituidas por spots del candidato presidencial del PAN. Otras 12 horas con 20 minutos fueron ocupadas por anuncios de la campaña de Roberto Madrazo. Y algo menos de 12 horas fueron de la campaña de López Obrador. Roberto Campa compró 2 horas en spots nacionales en horarios Triple A y la campaña de Patricia Mercado únicamente 23 minutos de anuncios de esa índole. Visto en términos relativos, en la contratación de los espacios más caros y de mayor audiencia, Calderón ocupó el 41%, Madrazo 27%, López Obrador 26%, Campa 4.7% y Mercado 0.8%.

   El dinero que cada campaña invirtió en la compra de medios solamente se conocerá conforme la autoridad electoral reciba y revise los informes financieros de cada uno de los partidos y coaliciones. Eso ocurrirá aproximadamente siete meses después de las elecciones, de acuerdo con los plazos que señala el artículo 49-A del Código Federal Electoral. Allí se podrá cotejar el gasto que los partidos hayan declarado para la compra de publicidad en medios electrónicos con los datos del monitoreo de promocionales que realizó el IFE. Pero sobre todo, se podrá saber qué descuentos recibieron los partidos en las empresas de comunicación al contratar espacios para la difusión de sus mensajes de campaña.

   Es altamente posible que en la elección de 2006, como en las anteriores, las empresas de televisión y radio más importantes hayan ofrecido rebajas de distintos montos a los partidos. Esa puede llegar a constituir una manera de transgredir la equidad en la competencia electoral porque algunos partidos pueden haber encontrado precios más accesibles que otros en la compra de spots para sus candidatos.

 

Persistente déficit profesional

   Ninguno de los candidatos más competitivos en la elección presidencial de 2006 podrá decir, con veracidad, que los medios de comunicación bloquearon o distorsionaron su campaña. A juzgar por el espacio que les otorgaban a sus dichos y hechos, el candidato ganador no fue más promovido que otros candidatos por la televisión y la radio. Y en la adquisición de espacios pagados, los candidatos del PRD, el PAN y el PRI dispusieron de recursos similares para la contratación de espacios parecidos.

   El efecto que tuvo esa propaganda política también ha sido discutido pero es imposible asegurar que haya sido un factor de distorsión en la equidad de las campañas electorales. Los tres principales candidatos impulsaron spots de mutua descalificación. Indudablemente en las campañas presidenciales de 2006 los mexicanos no asistieron a una auténtica confrontación de ideas y proyectos sino, fundamentalmente, a una competencia de creciente descrédito en donde los embustes menudearon más que los proyectos políticos. No fueron campañas de las que alguien se pueda sentir orgulloso, porque develaron los peores rasgos de nuestra imperfecta cultura política.

   Tampoco los medios de comunicación se pueden ufanar de haber cumplido con sus responsabilidades porque si bien informaron sin incurrir en excesivas parcialidades, se limitaron a registrar acciones y declaraciones sin esforzarse por discutirlas, cotejarlas y menos aun para ponerlas en contexto. Cada vez que podían, los medios incluso trataban de incentivar el intercambio de dicterios entre los candidatos. En los terrenos profesional, deontológico y posiblemente mercantil, las empresas de televisión y radio dejaron mucho que desear en la cobertura de estas campañas. Pero no hay elementos sólidos para considerar que las elecciones de 2006 se resolvieron debido a la mayor o menor atención que los medios ofrecieron a los candidatos presidenciales.

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[1] Investigador en el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.

rtrejo@servidor.unam.mx

http://raultrejo.tripod.com  

http://mediocracia.wordpress.com

 

[2] Andrés Manuel López Obrador, discurso en la “asamblea informativa” realizada en el Zócalo de la Ciudad de México el 8 de julio de 2006.

[3] Horacio Duarte Olivares, representante de la Coalición Electoral por el Bien de Todos. Juicio de Inconformidad ante la Sala Superior del TRIFE, 9 de julio de 2006, p. 159.

[4] La campaña de Calderón llegó a proclamar que a López Obrador habría que considerarlo como “una amenaza para México” y cuestionó acremente el desempeño del candidato de la Coalición cuando gobernó la capital del país. En tanto, la campaña de López Obrador enderezó contra Calderón imputaciones no comprobadas como cuando dijo, falsamente, que el ahora candidato del PAN había suscrito el discutido programa de ayuda a los deudores de la banca, Fobaproa, o cuando lo acusó de haber beneficiado ilegalmente, con contratos del gobierno, a un cuñado suyo.

[5] Para evaluar los contenidos “negativos” y “positivos” el monitoreo del IFE tomó en cuenta solamente notas informativas, reportajes, análisis editoriales o crítica política y crónicas. De esa evaluación quedaron excluidos mesas de análisis, entrevistas, encuestas, sondeos y estudios de opinión así como espacios de sátira política y debate. De las 6 mil 256 horas examinadas en el monitoreo el 63% (3 mil 941 horas) estuvieron integradas por notas de la primera categoría, es decir, cuyos sesgos a favor o en contra de algún candidato fueron contabilizados.

[6] Para difundir el programa “La otra verdad”, dedicado a la campaña de López Obrador, en enero de 2006 el PRD contrató con TV Azteca 115 programas de 28 minutos, que se transmitirían de 6 a 6.30 de la mañana y por cada uno de los cuales pagaría 155 mil pesos. Es decir, cada minuto le costó 5 mil 536 pesos a ese partido. Sin embargo las tarifas que TV Azteca entregó al IFE para normar la contratación de propaganda política en sus canales establecían que el minuto de publicidad para los partidos, en el horario considerado “no estelar” –de 6 a 17 horas– costaría 222 mil 500 pesos. Eso implicó que a la campaña de López Obrador TV Azteca cobró 40.7 veces menos. Si a otros partidos la televisora se rehusó a cobrarles esa tarifa, entonces habría una situación de inequidad en la competencia electoral. Raúl Trejo Delarbre, “El nuevo clientelismo. Partidos y medios, relación inequitativa”. Nexos número 339, marzo de 2006.